Un reciente estudio arroja nueva luz sobre las gentes que construyeron Stonehenge

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El equipo de excavación alrededor del Aubrey Hole 7 después de las excavaciones realizadas en 2008 Crédito: Adam Stanford, Aerial-Cam Ltd.

A pesar de pasar más de un siglo de intenso estudio, todavía sabemos muy poco sobre las personas enterradas en Stonehenge o cómo llegaron hasta allí. Ahora, una nueva colaboración de investigación de la Universidad de Oxford, publicada en Scientific Reports, sugiere que varios de los individuos que fueron enterrados en el monumento de Wessex habían emigrado hasta allí, y posiblemente también transportaron las piedras azules utilizadas en las primeras etapas de construcción de Stonhenge, provenientes de las montañas Preseli, al oeste de Gales.

Realizado conjuntamente con colegas de la UCL, la Université Libre de Bruxelles / Vrije Universiteit Brussel, y el Museo Nacional de Historia Natural de París, la investigación combinó dataciones mediante radiocarbono con los nuevos desarrollos sobre análisis arqueológico iniciados por el autor principal, Christophe Snoeck (izquierda) durante su investigación doctoral en la Escuela de Arqueología de Oxford.

Si bien se ha especulado mucho sobre cómo y por qué se construyó Stonehenge, la cuestión sobre "quiénes" fueron los artífices ha recibido mucha menos atención. Parte de la razón de este descuido es que muchos de los restos humanos encontrados en el lugar fueron incinerados, por lo que era difícil extraer información útil de ellos. Sin embargo, Snoeck pudo demostrar que los huesos cremados conservaban fielmente su composición de isótopos de estroncio, lo que abrió el camino para investigar en qué lugar habían vivido tales personas durante la última década de sus vidas.

Con el permiso de Historic England y English Heritage, el equipo analizó huesos del cráneo de 25 individuos, a fin de comprender mejor las vidas de aquellos que fueron enterrados en el emblemático monumento. Estos restos fueron excavados originalmente en una red de 56 pozos en la década de 1920, los cuales estaban colocados alrededor de la circunferencia interior y la denominada zanja de Stonehenge, y que son conocidos como "Aubrey Holes".

Tres de los fragmentos craneales cremados utilizados en el estudio. Crédito: Christie Willis, UCL

El análisis de pequeños fragmentos de huesos humanos cremados, pertenecientes a una fase temprana de la historia del enclave de Stonehenge, alrededor del 3.000 a.C., cuando se usaba principalmente como un cementerio, mostró que al menos 10 de 25 personas enterradas no habían vivido cerca de Stonehenge antes de su muerte. Al contrario, encontraron que las proporciones más altas de isótopos de estroncio en sus restos eran consistentes con una residencia en el oeste de Gran Bretaña, una región que incluye el oeste de Gales, el lugar de origen de las piedras azules de Stonehenge. Aunque las proporciones de isótopos de estroncio por sí solas no pueden distinguir entre lugares con valores similares, esta conexión sugiere que Gales occidental es el origen más probable de al menos algunos de estos individuos.

Afloramiento de Piedras Azules en una de las canteras identificadas recientemente en Carn Goedog, Pembrokeshore, oeste de Gales. Crédito: Adam Stanford, Aerial-Cam Ltd

Si bien la conexión con Gales de las piedras azules era conocida, el estudio muestra que tales gentes también se habían movido entre el oeste de Gales y Wessex en el Neolítico tardío, y que algunos fueron enterrados en Stonehenge. Los resultados del estudio enfatizan, en este sentido, la importancia de las conexiones interregionales, las cuales involucran el movimiento de materiales y personas en la construcción y uso de Stonehenge, proporcionando una visión poco común de la gran escala de contactos e intercambios acontecidos durante el periodo Neolítico, esto es, hace 5000 años.

El 'Aubrey Hole' número 7 durante la excavación realizada en 2008. Crédito: Christie Willis, UCL.

El autor principal, Christophe Snoeck, dice al respecto: "El reciente descubrimiento de que cierta información biológica había sobrevivido a las altas temperaturas alcanzadas durante la cremación de los restos óseos (hasta 1000 grados Celsius), nos ofreció la emocionante posibilidad de estudiar el origen de los individuos enterrados en Stonehenge".

John Pouncett (izquierda), autor igualmente del artículo y Oficial de Tecnología Espacial de la Escuela de Arqueología de Oxford, dijo: "La poderosa combinación de isótopos estables y la tecnología espacial nos da una nueva visión sobre las comunidades que construyeron Stonehenge. Los restos cremados de los enigmáticos "Aubrey Holes", así como el mapeo actualizado de la biosfera, nos sugieren que las gentes de las montañas Preseli no solo suministraron las piedras azules utilizadas para construir el monumental círculo de piedra, sino que se movieron junto con ellas y también fueron enterradas allí".

Rick Schulting (derecha), autor también de la investigación y profesor asociado en el Departamento de Arqueología Científica y Prehistórica de Oxford, afirma: "Para mí, lo realmente notable de nuestro estudio es la capacidad que demuestran los nuevos desarrollos en ciencia arqueológica para extraer tanta información nueva de los pequeños -y poco prometedores- fragmentos de huesos quemados. Algunos de estos restos humanos mostraron señales de isótopos de estroncio consistentes con el oeste de Gales, la fuente de las piedras azules que ahora se consideran que marcan la primera fase monumental del lugar".

Al comentar sobre cómo llegaron a desarrollar semejante técnica innovadora de análisis, la profesora Julia Lee-Thorp (izquierda), directora de la Escuela de Arqueología de Oxford y autora también del artículo, dijo: "Este nuevo desarrollo se ha producido como consecuencia de una serendipia, es decir, gracias al interés del Dr. Snoeck en estudiar los efectos del calor intenso sobre los huesos, y nuestra constatación de que ese calentamiento efectivamente 'selló' algunas firmas isotópicas".

Dicha técnica podrá usarse en el futuro para mejorar nuestra comprensión del pasado utilizando antiguas colecciones óseas previamente excavadas, afirma el Dr. Schulting: "Nuestros resultados resaltan la importancia de volver a visitar estas antiguas colecciones óseas. Los restos cremados de Stonehenge fueron excavados por primera vez por el coronel William Hawley en la década de 1920, y aunque no fueron trasladados a un museo, el coronel Hawley tuvo la precaución de volver a enterrarlos en un lugar conocido del monumento de Stonhenge, circunstancia por la cual les fue posible a Mike Parker Pearson (del UCL Institute of Archaeology) y a su equipo volver a recuperarlos y aplicarles varias métodologías analítícas".

Fuente: phys.org.com| 2 de agosto de 2018

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Divulgando la Historia desde 1998. Bienvenidos a la Cultura.

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