Los primeros agricultores de Anatolia fueron cazadores-recolectores locales que adoptaron la agricultura

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El entierro de un cazador-recolector de Anatolia de hace 15.000 años. Crédito: Douglas Baird.

Un equipo internacional liderado por científicos del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, en colaboración con científicos del Reino Unido, Turquía e Israel, ha analizado ocho individuos prehistóricos, entre los que se incluye el genoma de un cazador-recolector de Anatolia de hace 15.000 años, y han hallado que los primeros granjeros anatolios eran descendientes directos de cazadores-recolectores locales.

Esta conclusión proporciona apoyo a la evidencia arqueológica de que la agricultura fue adoptada y desarrollada por cazadores-recolectores locales que cambiaron sus estrategias de subsistencia, en lugar de ser introducida por un gran movimiento de personas de otra área. Curiosamente, si bien el estudio muestra la persistencia a largo plazo del acervo genético de cazadores-recolectores de Anatolia durante más de 7.000 años, también indica un patrón de interacciones genéticas con grupos vecinos.

La agricultura se desarrolló hace aproximadamente 11.000 años en el Creciente Fértil, una región que incluye el actual Irak, Siria, Israel, Líbano, Egipto y Jordania, así como las franjas del sur de Anatolia y el oeste de Irán. Alrededor del 8.300 a.C., ya se había extendido a Anatolia central, en la actual Turquía. Estos primeros agricultores anatolios emigraron posteriormente a toda Europa, llevando consigo esta nueva estrategia de subsistencia y sus genes. Hoy en día, el componente más grande de la ascendencia de los europeos actuales proviene de estos agricultores de Anatolia. Sin embargo, durante mucho tiempo se ha debatido si la agricultura fue llevada a Anatolia de manera similar por un grupo de agricultores provenientes del Creciente Fértil, o si los cazadores-recolectores locales de Anatolia adoptaron las prácticas agrícolas de sus vecinos.

Una curva ancha del río Danubio, vista desde el lado serbio que mira hacia Rumanía, es el hogar de Lepenski Vir (a la izquierda) y de varios otros sitios arqueológicos que datan de hace más de 8.000 años y que trazan la llegada de la agricultura. Zarko Djokic / Shutterstock.

El nuevo estudio, publicado en Nature Communications, confirma, pues, la evidencia arqueológica existente de que los cazadores-recolectores de Anatolia adoptaron la agricultura por sí mismos, y los agricultores posteriores fueron descendientes directos de un conjunto genético que se mantuvo relativamente estable durante más de 7.000 años.

Los cazadores-recolectores locales adoptaron un estilo de vida agrícola

Taal como se informa más arriba, para este estudio los investigadores analizaron el ADN de 8 antiguos individuos y lograron recuperar por primera vez los datos del genoma completo de un cazador-recolector de Anatolia de 15.000 años de antigüedad. Esto permitió que el equipo pudiera comparar el ADN de este individuo con los agricultores de Anatolia posteriores, así como con los individuos de las regiones vecinas, a fin de determinar cómo se relacionaban. También los compararon con los datos existentes de otros 587 individuos antiguos y con 254 poblaciones actuales.

Los investigadores descubrieron que los primeros agricultores de Anatolia derivaban en su mayoría de sus ancestros (alrededor del 90 por ciento), es decir, de una población relacionada con el cazador-recolector de Anatolia de hace 15.000 años analizado en el estudio. "Esto sugiere que hubo una estabilidad genética a largo plazo en Anatolia central durante más de cinco milenios, a pesar de los cambios en el clima y en las estrategias de subsistencia", explica Michal Feldman (izquierda), del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana.

"Nuestros resultados proporcionan apoyo genético adicional a las evidencias arqueológicas anteriores que sugieren que Anatolia no fue simplemente un escalón en el movimiento de los primeros agricultores del Creciente Fértil hacia Europa", afirma Choongwon Jeong (derecha), también del Instituto Max Planck y co-autor del estudio. "Más bien, fue un lugar donde los cazadores-recolectores locales adoptaron las ideas, las plantas y la tecnología que llevaron a la subsistencia agrícola".

Las interacciones genéticas con los vecinos merecen un estudio adicional
Además de la estabilidad a largo plazo del componente principal de la ascentralidad de los anatolios, los investigadores también encontraron un patrón de interacciones con sus vecinos. Para cuando la agricultura se había afianzado en Anatolia, entre 8.300 y 7.800 a.C., los investigadores descubrieron que la población local tenía una contribución genética de alrededor del 10 por ciento de las poblaciones relacionadas con las que viven en lo que hoy es Irán y el vecino Cáucaso, siendo todo el 90 por ciento restante de los cazadores-recolectores de Anatolia. Sin embargo, alrededor del 7.000-6.000 a.C., los agricultores de Anatolia derivaron aproximadamente el 20 por ciento de su ascendencia de las poblaciones relacionadas con gentes que vivían en la región del Levante.

"Hay algunos grandes vacíos, tanto en el tiempo como en la geografía, en los genomas que actualmente tenemos disponibles en estudio", explica Johannes Krause (izquierda), uno de los directores del Instituto Max Planck y autor principal del estudio. "Esto provoca que sea difícil decir cómo tuvieron lugar estas interacciones genéticas más sutiles, si fue a través de grandes movimientos de gentes a corto plazo, o debido a interacciones más frecuentes pero de bajo nivel".

Los investigadores esperan que una mayor investigación en esta y en las regiones vecinas pueda ayudar a responder estas preguntas.

Fuente: phys.org | lefigaro.fr | 19 de marzo de 2019

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