Cae otro mito nacionalista. Hasta el siglo XX la bandera de San Jorge era la que representaba al Principado.
El nacionalisme s’ho inventa tot.
El 11 de septiembre de 1714 la cuatribarrada no salía por ningún lado, y otra bandera representaba a Cataluña. Así lo explica Francisco de Castellví, capitán de la Coronela en las fechas del asedio tan mitificado por el nacionalismo:
“Mandó el duque que los conselleres entregasen todas las banderas de la Coronela, en número de 42, y la tan nombrada bandera de Santa Eulalia. (…) El día 15 fueron entregadas todas las banderas de los gremios y la antiquísima bandera de Santa Eulalia, que tantas veces había pasado el mar con los barceloneses a diferentes expediciones, como refieren las historias. El mismo día entregaron los diputados la bandera de San Jorge, que es la que representaba el Principado. Esparcida la noticia en la ciudad, se conocía la tristeza de todos los semblantes (…) se advirtió más sentimiento que en haber quedado la ciudad superada por la fuerza”(Francisco Castellví: Narraciones históricas, tomo IV, p.312).
El historiador Jordi Canal, natural de Olot, explica en su exitoso libro Historia mínima de Cataluña (2015) que la cuatribarrada sólo era una señal familiar de los condes, y que ni Barcelona la adoptó como emblema oficial:
“El blasón era un emblema familiar o dinástico, no territorial. (…) Pujades, a principios del siglo XVII, hacía mención de los 4 palos como ‘armas o insignias de nuestros invictos condes de Barcelona’. Coexistió con otros, como la bandera de San Jorge -una cruz griega roja sobre fondo blanco o plateado-, que fue adoptada como propia por las instituciones barcelonesas o por la Diputación del General. (…) En el siglo XIX, con el hambre de pasado que implicó la Renaixença, las 4 barras constituían, fundamentalmente, un recuerdo histórico. No fue hasta la década de 1880 cuando adquirieron un tono reivindicativo. El surgimiento del nacionalismo, a fines de la centuria, intensificó esta tendencia. Otras opciones quedaron por el camino, en especial la cruz de San Jorge. El éxito de los impulsores fue trocar un emblema partidario en el de un territorio y una comunidad. En el siglo XX la insignia de las 4 barras se convierte en la bandera de Cataluña” (p.42).
Pues ya lo ven: la senyera es un blasón de una casa condal que los catalanes no utilizaron nunca para representarles como conjunto, hasta que el nacionalismo lo escogió como emblema ideológico a finales del siglo XIX.
Dolça i fabricada Catalunya…
Gozón reivindica su patrimonio cultural
La Lliga Celta d'Asturies y El Corbiru reclaman medidas de protección para frenar el deterioro del castro El Castiellu
«Año tras año la Administración puede comprobar el deterioro existente en el yacimiento del castro El Castiellu en San Martín de Podes». Con estas palabras, el portavoz de la Lliga Celta d'Asturies, Fernán Morán, incidió ayer en la responsabilidad que tiene la Consejería de Cultura a la hora de tomar medidas urgentes para la protección de este enclave arqueológico, considerado el segundo castro más importante de Asturias.
En el mismo sentido se pronunciaron los representantes de la Asociación Cultural El Corbiru, colectivo que se viene significando en la defensa del patrimonio histórico y cultural del concejo de Gozón. A esta jornada de protesta se sumó la Asociación Cultural Castrillón para Todos, que demanda también la intervención del Principado en los restos del castro Armada. Según señaló su portavoz, José Ramón López Valdés, «este yacimiento quedó afectado por las obras de la autovía del Cantábrico sin que la consejería haya tomado medidas para efectuar, al menos, un estudio de la situación». «Mientras, se desvían millones a otras excavaciones buscando castillos donde no los hay», lamentó.
Durante la marcha, los asistentes efectuaron una visita guiada por el arqueólogo Alfonso Fanjul a los restos del castro de San Martín de Podes. En la misma, este experto en cultura castreña, que denunció recientemente a la Consejería de Medio Ambiente la destrucción de patrimonio cultural en este yacimiento, mostró algunas de las zonas que presentan mayor deterioro.
Así las cosas, los participantes criticaron que la Administración regional no autorice los proyectos presentados por Fanjul, quien planteaba recoger materiales para su catalogación antes de que se pierdan por la acción de los vientos y las mareas. «Y todo este trabajo ser haría de manera gratuita para el Principado sin más actuaciones anexas en otros sectores que pudieran sobreentenderse como una investigación y no como de emergencia», señaló Fernán Morán.
Vía judicial
La queja presentada por este arqueólogo será un paso previo a la vía judicial en caso de que no obtenga respuesta alguna por parte de la Administración regional. En los últimos días, como muestra del riesgo de que el yacimiento pierda materiales de interés histórico, recogió algunas muestras óseas que adjuntó al dossier de la denuncia. Estos restos fueron extraídos de la margen oeste del castro, que es la más dañada por la acción de los agentes naturales.
Mientras tanto, en defensa de este importante patrimonio, las entidades organizadoras apelarán a la Universidad de Oviedo a través de su rector, el gozoniego Santiago García Granda. El objetivo seguirá siendo obtener las correspondientes autorizaciones para que el equipo de arqueólogos que encabeza Alfonso Fanjul pueda actuar de emergencia en el yacimiento.
DIARIO EL COMERCIO DE GIJÓN
Denuncian la destrucción de patrimonio histórico en el castro de Podes
El arqueólogo Alfonso Fanjul presentó esta semana una denuncia ante la Consejería de Medio Ambiente por la destrucción de patrimonio histórico del castro costero de San Martín de Podes. Unos restos que la Consejería de Cultura impide al director del proyecto arqueológico, Alfonso Fanjul, recoger, estudiar y trasladar al museo.
Según detalla en la denuncia, como paso previo a la vía judicial, se están produciendo nuevas destrucciones de estratos y caída de materiales, que a partir de ese momento quedan descontextualizados, y sin valor de información arqueológica. Y todos estos daños «se centran en el técnico del servicio de Patrimonio Cultural, encargado de impedir el desarrollo del proyecto de rescate».
Fanjul critica la, a su juicio, «incorrecta tramitación de un proyecto de emergencia arqueológica por parte de dicho técnico e informado de igual manera como proyecto de investigación», afirmó.
Ante estas «incoherencias» de la Administración regional, mañana, se llevará a cabo una jornada reivindicativa organizada por la Lliga Celta de Asturies, secundada por varias entidades del concejo. En la misma, que se iniciará las 11 horas, partiendo de Molín del Puerto, se reivindicará medidas urgentes de protección.
En la imagen el prestigioso doctor en arqueología Don Alfonso Fanjul Peraza, primero de la izda, junto a la asociación Cultural el Curbiru Bañugues y la Lliga Celta d´Asturies en una concentración reciente en defensa del castro celta de Podes en Gozón.
La edil de Cultura, en el centro, durante la deliberación del jurado del premio "Fierro Botas
El arqueólogo Alfonso Fanjul Peraza gana el premio "Fierro Botas"
El vencedor es uno de los más destacados investigadores de la cultura castreña
El arqueólogo Alfonso Fanjul Peraza ha resultado ganador de la novena edición del premio "Fierro Botas" de ensayo, decisión que comunicó ayer el jurado calificador, presidido por la concejala de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Gijón, Montserrat López Moro.
Alfonso Fanjul, licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo, es un reputado arqueólogo que ha centrado la mayor parte de su carrera investigadora en los últimos años en la arqueología castreña asturiana. Fanjul es autor de un trabajo que lleva por título "Los castros de Asturias" , en el que recopila en torno a 250 yacimientos castreños desperdigados por toda la región. Participó en algunas de las campañas más destacadas de excavaciones en la Campa Torres y dirigido los trabajos realizados en los últimos años en el castro de Faro, donde con su equipo logró documentar los orígenes de la alfarería de esta localidad, en la Edad Media, con el hallazgo de un recinto para la cocción de barro. También estuvo al frente de los trabajos en el castro de Podes, en el concejo de Gozón. Durante un tiempo también fue asesor de Patrimonio Histórico del Partido Popular en Asturias.
Este premio de ensayo y trabajos de investigación en asturiano está dotado con un premio en metálico de 3.000 euros y supone también la publicación de la obra ganadora. El Ayuntamiento de Gijón lo instituyó en recuerdo de la figura del fallecido sacerdote jesuita Federico González-Fierro Botas (Oviedo, 1942-Vladivostok, 2002), incansable defensor de la lengua asturiana.
Mandíbula de Mala Balänitza (Serbia): Fuente: Journal of Human Evolution.
Durante el Pleistoceno la península europea experimentó cambios climáticos de gran intensidad y duración milenaria. Durante las glaciaciones la mayor parte del territorio Europeo perdía capacidad para albergar su biodiversidad, que quedaba relegada a los paraísos de las penínsulas del sur. Tales paraísos incrementaban su extensión por el descenso del nivel del mar, pero quedaban aislados de otras regiones. Los humanos y otras muchas especies animales y vegetales encontraron allí su refugio y se preservaron, bien en sus formas originales o evolucionaron en los nuevos ecosistemas. La llegada de nuevas poblaciones humanas en las épocas cálidas propició la hibridación y la diversidad que nos muestra el registro fósil. La Europa de entonces era un verdadero laboratorio evolutivo.
Hace unos años, durante el transcurso del primer congreso de la Sociedad Europea de Evolución Humana celebrado el Leipzig, conocimos a la investigadora serbia Mirjana Roksandic. Tuvimos una conversación muy interesante sobre el hallazgo que presentó en el congreso. Se trataba de un fragmento de mandíbula humana encontrado en una cueva de las muchas que existen en los Balcanes (Velika Balanica), y que forma parte de un complejo kársico de gran desarrollo (Complejo de Balanica [en serbio Balänitza]).
La mandíbula fue hallada junto a otros restos fósiles de macro-y microvertebrados y a una industria de Modo 3 (izquierda), asimilable al musteriense desarrollado por los neandertales. La cronología, determinada mediante el método de las series del uranio, es acorde con los hallazgos. Pero el posible error es demasiado amplio: 113.000 + 72.000 -43.000. Por ese se han realizado nuevas dataciones, que apuntan a una edad entre 400.000 y 500.000 años. Las diferencias son muy grandes entre uno y otro análisis y requieren nuevas investigaciones con métodos diversos.
El equipo liderado por Roksandic tardó mucho tiempo en conseguir la publicación de esta mandíbula en una revista de prestigio, como el
Journal of Human Evolution. Carecían de una datación precisa y los caracteres de la mandíbula no encajaban con lo que se podía esperar para la supuesta cronología del yacimiento. Cuando esto sucede, los datos se ponen en cuarentena y resulta muy complicado convencer a algunos revisores anónimos. Finalmente, la descripción del ejemplar vio la luz en 2011. Su aspecto no recuerda en nada al de los neandertales, sino que más bien podría pasar por una mandíbula como la de Mauer (600.000 años). Si la mandíbula estuviera completa o se encontraran ejemplares adicionales, estoy convencido de que el conjunto encajaría bien en el clado Neandertal, pero conservando muchas de las características primitivas de un grupo que, en mi opinión, tiene raíces muy profundas en Europa.
Si la primera datación de finales del Pleistoceno Medio es correcta, la mandíbula de Mala Balanica pudo pertenecer a un individuo de una de esas poblaciones que consiguieron refugiarse en las penínsulas europeas y no entraron en contacto con nuevos colonizadores durante miles de años. La historia de nuestro continente pudo ser mucho más compleja de lo que somos capaces de comprender en nuestro contexto actual de masificación y globalización, donde el territorio europeo se nos queda pequeño.
Seguimos expectantes las investigaciones en la península de los Balcanes, deseando que el karst de Mala Balanica siga proporcionando hallazgos importantes y podamos comprender lo que sucedió en ese laboratorio evolutivo del sur de Europa durante la épocas glaciales.
Fuente:
quo.es | 24 de noviembre de 2016