Una estalagmita permite datar el Arte Parietal de La Garma en 30.000 años



La estalagmita analizada es la que cruza sobre el trazo del lomo de la cabra situada la parte superior.
Nuevos sistemas de datación doblan la antigüedad de algunas pinturas de esta cavidad, que hasta ahora se las fechaba en el periodo de las de Altamira
Teodoro San José / El Diario Montañés

Los artistas rupestres que mostraron su inspiración sobre las paredes de la cueva de La Garma (Omoño, Ribamontán al Mar) frecuentaron aquella cavidad muchos miles de años antes de lo que venía señalándose en los libros de Historia. Se aceptaba que las pinturas eran coetáneas a las de Altamira, realizadas algo así como hace unos 15.000 años, pero las últimas investigaciones científicas han doblado la antigüedad. Ahora se tiene la certeza de que algunas imágenes de La Garma datan de hace entre 25.000 y 30.000 años. Y si se sabe es gracias a una minúscula estalagmita. O también estalactita, pues no crece en el suelo o en el techo, sino que surge sobre la pared.

Resulta curioso, pero ha sido lo que en términos científicos se conoce como una concreción calcárea la que ha permitido retroceder el reloj y el calendario para situar en el tiempo a los autores de aquellas pinturas. Los investigadores se percataron de que en el lienzo de una de las paredes de La Garma, donde aparecen un uro y dos cabras, un depósito de cal atravesaba uno de los trazos, lo que les permitió analizar la referida estalagmita mediante el empleo de técnicas de datación. Manejaron la termoluminiscencia (basado en calor y luz a base de haces de iones) y, especialmente, la técnica denominada de series de uranio, un complejo método que compara las cantidades de uranio y torio presentes en la muestra.

Y lo aplicaron a la estalagmita y a la roca que sirve de lienzo. No a la pintura. «Se analizó lo que estaba por encima y por debajo del trazo», explica Pablo Arias, catedrático de Prehistoria y uno de los directores de las excavaciones en aquella cavidad. «Un método indirecto», dice, «y aunque el del Carbono 14 hubiera sido más preciso, no se puede emplear para su datación dado que las pinturas que utilizaron aquellos artistas no tiene elementos orgánicos». Se trata de mezcla de óxido de hierro disuelto en agua y, en algún caso, calcita. Pero ningún resto biológico.
La Garma tiene inventariadas más de medio millar de pinturas y grabados paleolíticos, sobre todo de animales, desde bisontes o caballos a uros o toros salvajes y ciervos, aunque también aparece el hombre, manos y signos primitivos. Pertenecen a distintos autores y periodos, si bien el reloj cronológico de los investigadores se había parado al fijar una antigüedad estimada de unos 15.000 años, la misma que para los artistas que pintaron Altamira.

«Había cierto despiste en cuanto a su datación, pero el Magdaleniense era el límite aceptado para las pinturas de La Garma», indica Arias. «Ahora la medición geofísica es más precisa y se demuestra que pertenecen al estilo Gravetiense». Vamos, que se realizaron unos 150 siglos antes. Más o menos.

De modo que aquellos artistas rupestres que dieron rienda suelta a sus creencias o a sus inquietudes artísticas y pintaron aquel conjunto con un uro y dos cabras sobre un panel de roca dentro de La Garma lo hicieron hace unos 30.000 años.

«Esa datación y esos grabados, su expresión gráfica, dicen más del pensamiento individual y de la complejidad social y de pensamiento de las comunidades de entonces», a la que hasta ahora se la consideraba más primitiva. «Ayuda a dar otra imagen de cómo pensaban y se organizaban en esas sociedades», sostiene Arias.

Una Misión en busca de vida en Marte

La NASA ha lanzado su fantástico rover «Curiosity», que inicia un viaje sin retorno de 570 millones de kilómetros

Marte puede parecer un lugar inhóspito para la vida. Su superficie es en extremo hostil, prácticamente desprotegida de las radiaciones solares por una atmósfera demasiado delgada; su suelo es un infierno de productos químicos y el agua líquida, esencial para la existencia de cualquier criatura, hierve o se congela rápidamente. Sin embargo, este paisaje desolador pudo ser mucho más amable en el pasado, quizá tanto como para albergar vida e incluso para que algún tipo de organismo haya logrado sobrevivir hasta hoy.
Esclarecer este punto será el objetivo de la Mars Science Laboratory (MSL), la nueva misión de la NASA a Marte que se ha lanzado hoy desde Cabo Cañaveral (Florida), a bordo de un cohete Atlas V, después de un aplazamiento de 24 horas para sustituir una batería. La nave, que contiene el sofisticado rover «Curiosity», el mayor vehículo que jamás haya pisado el planeta rojo, realizará un asombroso viaje sin retorno de 570 millones de kilómetros y casi nueve meses hasta llegar a Marte en agosto de 2012.
El «Curiosity» es la auténtica joya de la misión. Potente y robusto, del tamaño de un utilitario y 900 kilos de peso, posee una tecnología muy superior a la de sus predecesores, el «Spirit» y el «Opportunity» —que llegaron a Marte en 2004 en busca de agua—, y un sistema «antitrampas» de arena que mejora la suspensión de sus seis ruedas capaces de recorrer los terrenos más abruptos y avanzar a 90 metros/hora. Lleva a bordo equipos españoles: una antena y una estación meteorológica aportada por el Centro de Astrobiología, que proporcionarán datos vitales. La compleja estación pesa poco más de un kilo y consume en un día la energía de una bombilla de 20 vatios en una hora. Su mayor dificultad serán las «oscilaciones de temperatura diarias de cien grados, lo que puede provocar un estrés mecánico y térmico muy fuerte y romper los materiales», explica José Moreno, director técnico de Crisa, fabricante del ingenio.
El destino del laboratorio con ruedas será el cráter Gale, una depresión escogida cuidadosamente por un centenar de científicos entre decenas de lugares posibles por su prometedor potencial biológico. Los investigadores creen que este cráter pudo haber estado cubierto de agua en el pasado. El rover buscará indicios de carbono, un componente esencial para todas las formas de vida que conocemos, con la esperanza de encontrar trazas biológicas del pasado o de algún microorganismo que pueda subsistir. Para ello, desplegará un arsenal de diez instrumentos científicos, como cámaras de alta definición, un láser para llegar al interior de las rocas o un brazo articulado de dos metros para recoger fragmentos y después analizarlos en el rover. «Es la máquina que cualquier científico especialista hubiera soñado», dicen los responsables del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA que participan en el proyecto.

Un aterrizaje delicado

Debido a las especiales características del rover, que es demasiado pesado, se utilizará por primera vez una original técnica de aterrizaje. Un módulo auxiliar de descenso con un cohete descolgará suavemente el vehículo sujeto con correas. Deberá ser muy certero, ya que la zona prevista para el descenso apenas mide 20 kilómetros de largo por 15 de ancho.
La misión durará un año marciano, casi dos años terrestres, pero todo está validado para funcionar tres veces más, así que es posible, como sus viejos compañeros, que el «Curiosity» envíe datos desde Marte durante mucho más tiempo del previsto.

Vía: www.abc.es

Homenaje a Fernando Jiménez del Oso

Reportaje dedicado al desaparecido divulgador de misterios F. Jiménez del Oso. Con J.J. Benítez y Javier Sierra. Emitido el 12 de octubre 2008 en Canal Andalucía, presentado por Paco Lobatón.
www.historiayciencia.es

Los homínidos de Atapuerca podrían ser una especie “hermana” de los neandertales


Algunos ejemplares de los dientes encontrados en la Sima de los Huesos de Atapuerca. Imagen: CENIEH

Vía: CENIEH/SINC|


El Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) ha publicado un estudio detallado de los más de 500 dientes fósiles hallados en la Sima de los Huesos de la Sierra de Atapuerca. Este estudio revela que los homínidos hallados en este yacimiento burgalés podrían representar una especie "hermana" de los neandertales, aunque diferente a éstos.
El artículo "Morphological description and comparison of the dental remains from Atapuerca-Sima de los Huesos site (Spain)", liderado por los investigadores del CENIEH, María Martinón-Torres y José María Bermúdez de Castro, publicado en la revista Journal of Human Evolution, afirma que, a pesar de su antigüedad, en torno al medio millón de años, la morfología de los dientes de la Sima de los Huesos es completamente neandertal, incluso, como afirma María Martinón Torres “más neandertal”, que la de algunas poblaciones clásicas de Homo neanderthalensis del Pleistoceno Superior.


Foto: El director del Centro Nacional de Investigación Humana y codirector de Atapuerca, José María Bermúdez de Castro, y la investigadora María Martinón-Torres, durante la presentación, en abril de 2011, de dos artículos que cuestionan que la mandíbula de la Sima del Elefante encontrada en 2007 no sea de Homo antecesor. EFE/Santi Otero


Según José María Bermúdez de Castro, hasta ahora, la idea generalizada de la comunidad científica es que las poblaciones que habitaron Europa durante el Pleistoceno Medio, generalmente asignadas a la especie Homo heidelbergensis, eran antecesoras directas de Homo neanderthalensis, y que debido a las duras condiciones glaciares de Europa en este periodo, estos homínidos habrían evolucionado en aislamiento, acumulando de forma progresiva características típicamente neandertales a través de frecuentes cuellos de botella y extinciones locales.

En este esquema, acuñado técnicamente como “proceso de acreción”, las poblaciones más antiguas serían menos neandertales que las poblaciones más recientes. Sin embargo, el hecho de que una población tan antigua como la de la Sima de los Huesos presente morfologías tan neandertales obliga a considerar otros escenarios evolutivos. “Podría ser que la población de la Sima de los Huesos represente la madre de todos los neandertales y que por un cuello de botella, a partir de este grupo, y no de otras poblaciones del Pleistoceno Medio, haya surgido la especie H. neanderthalensis”, señala Martinón Torres.

Varios linajes humanos
El trabajo señala asimismo que otra posibilidad es que los homínidos de la Sima de los Huesos estén relacionados con los neandertales, pero representen en realidad un linaje diferente. Las condiciones de aislamiento climático habrían favorecido procesos como la deriva genética, provocando que los homínidos de Atapuerca hubiesen evolucionado hacia otro linaje cuya variabilidad morfológica no encaja con la de los demás especímenes del Pleistoceno Europeo.

Según el estudio, en el que también han participado los investigadores Aida Gómez Robles, Leyre Prado Simón y Juan Luis Arsuaga, cabe la posibilidad de que durante el Pleistoceno Medio en Europa, hubieran coexistido varios linajes humanos diferentes, lo que obligaría a redefinir la especie de H. heidelbergensis.

La agresividad del Hombre del Pleistoceno

La lesión en el cráneo del hombre de Maba, en el cuadrado rojo.  Universidad de Witwatersrand
Vía: ELMUNDO.es | Rosa M. Tristán| 21 de noviembre de 2011

La especie humana, desde sus más tempranos orígenes, no ha podido reprimir su agresividad. El estudio de un cráneo de hace 126.000 años, encontrado en un yacimiento de la provincia china de Guangdong, así lo confirma. Según el nuevo análisis del fósil, el boquete de 14 centímetros que tenía aquel individuo en su cráneo no es fruto de un accidente, sino de una pelea con un congénere en la que recibió un fuerte golpe con un objeto pesado.

Los investigadores apuntan, en un trabajo publicado en la revista 'Proceedings of National Academy of Science' (PNAS), que la herida fue realizada con un arma roma. "Es un pequeño ejemplo de cómo los humanos de la Edad de Hielo se pegaban, posiblemente el ejemplo más antiguo de agresión documentada en nuestra especie", afirma Lynne Schepartz, de la Universidad del Witwatersrand (Sudáfrica), uno de los comentarios de autores del artículo.

Los paleontólogos reconocen que no es posible tener la certeza absoluta de si la agresión fue accidental o intencionada, ni si fue fruto de un desacuerdo coyuntural o fue planificada y premeditada. Sin embargo, como reconoce Schepartz, identificar una lesión traumática es de gran interés para ayudar a conocer el comportamiento humano en aquellos tiempos y, además, aporta datos sobre la capacidad que tenían de sobrevivir con una grave herida en la cabeza.

Cuatro posiciones del mismo cráneo, en el que se observa la fractura. | PNAS

Ayuda del grupo social

"El herido de Maba tuvo que necesitar ayuda de su grupo social, y eso quiere decir que alguien tuvo que cuidarle y proporcionarle comida hasta que se curó su herida", señala el investigador, que ha trabajado con el chino Xiu-Jie Wu y con Erik Trinkaus, de la Universidad de Washington.
Cuando se encontró el cráneo de Maba, en 1958, también se descubrieron restos de otros mamíferos en la misma cueva. Fueron unos campesinos quienes se toparon con los huesos cuando quitaban sedimentos dentro de la cavidad para echar fertilizante. El cráneo se encontraba partido en varias piezas, que fueron ensambladas por los paleontólogos de hace medio siglo.

Sin embargo, aquellos investigadores no supieron determinar a qué se debía la lesión curada que se apreciaba (foto a la izquierda), si había sido causada por una infección, un tumor, quemaduras o golpes. Es por ello que ahora se retomó su estudio. Los investigadores utilizaron técnicas de estereomicroscopía y un escáner topográfico de alta resolución para analizar la estructura interna del hueso.

La conclusión fue que el golpe en la parte derecha frontal se debía a un impacto localizado, suficientemente fuerte como para producir ir un agujero. "Con anterioridad, se han encontrado heridas en restos de neandertales y otros homínidos, pero no se sabe si fueron accidentes de caza o agresiones. También se sabe que los neandertales practicaban el canibalismo, así que agredían a otros individuos para comérselos, pero en este caso es la guerra por la guerra y eso marca la diferencia", explica el paleontólogo Jordi Agustí, del Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES).