‘La Rebelión de los Bárbaros’: Empezó la batalla por la libertad

La Rebelión de los Bárbaros es un docudrama con el que Canal Historia mostrará, en ocho capítulos desde el próximo lunes 12 de septiembre, el surgimiento y la caída del Imperio Romano.
Desde el punto de vista de los bárbaros, –como fueron llamadas las tribus más allá del centro del Imperio–, será contada la historia no de Roma, sino de aquellos que se levantan y luchan por su libertad y la de los suyos. Los pueblos que se levantarán cuentan con los guerreros más feroces. Su lucha los hace combatir vehementemente para derribar el imperio que los tiene oprimidos.
Estos hombres se niegan a ser sometidos a una dominación déspota. Vivir bajo condiciones despiadas es el detonante para que algunos de los luchadores más aguerridos de la historia desaten una pelea épica, en busca de la caída de Roma, y dando forma a su porvenir.


La Batalla de los Bárbaros dejará que la audiencia entre en el mundo de lucha en la que están presentes algunos célebres combatientes: Aníbal, que desde temprana edad juró un pacto de sangre; Espartaco, el esclavo que se hizo rebelde y que inclusive lideró un levantamiento de bárbaras; Boudica, el guerrero celta; Arminius, conocido como el hijo robado de Alemania; y Atila.
También se verán algunas de las unidades de pelea, como fueron los godos, quienes se dieron a conocer por ser muy violentos a raíz del temor que el imperio les sembró; y los vándalos, guerreros que se encargaron del golpe final de Roma.

La superproducción de History mostrará cuándo el mundo antiguo se divide en dos, romanos y bárbaros. Serán ocho capítulos de una hora que los televidentes podrán ver a las nueve de la noche, y que recrearán batallas legendarias, pero mostradas bajo una nueva perspectiva, pensando especialmente en una generación contemporánea de televidentes.

“Quisimos hacer algo completamente nuevo. Atrapar y agarrar a la audiencia del cuello y arrastrarlos a través de la mayor lucha contra la tiranía que el mundo haya visto. Queríamos que se sintieran como si realmente estuvieran allí. ‘La rebelión de los bárbaros’ va a hacer un cambio en el género. Revitalizará la forma en la que contamos y entendemos las luchas épicas que han definido nuestro mundo” dijo Simon George, Director Ejecutivo de la serie.



Fuentes: nacion.com | publimetro.co | 9 de septiembre de 2016

APOCALIPSIS DEL EGEO


La ciudad perdida de Herodes


Los años transcurridos entre el 25 y el 13 a. de C. fueron los más prósperos del reinado de Herodes el Grande, uno de los personajes más controvertidos de la historia.

El fundador de la ciudad de Cesarea, reflejo de su creador por su esplendor y también por su carácter, cruel y sangriento. En esta ciudad, Poncio Pilatos ocupó el cargo de gobernador, San Pablo fue encarcelado y san Pedro ayudó a un centurión romano a descubrir su fe.

Pero el final de Cesarea se perdió en el tiempo, y sus tesoros terminaron sepultados bajo la arena y el mar de la costa mediterránea de Israel. Ésta es la fascinante historia de la ciudad perdida del rey Herodes.

El debate que viene: el Homo heildelbergensis

El Cráneo 5 de la Sima de los Huesos (Burgos, Atapuerca) es el mejor conservado de todo el registro fósil. Se asigna a la especie 'Homo heidelbergensis'

En el post anterior comenté la escasez de hallazgos de fósiles humanos en yacimientos del Pleistoceno de Europa. No es buena noticia, porque seguimos atascados con un montón de interrogantes sobre lo que pudo suceder en nuestro continente durante el Pleistoceno Inferior. También seguimos en un mar de dudas acerca de la primera mitad del Pleistoceno Medio. Este verano ha sido muy interesante el debate en la red protagonizado por Chris Stringer y John Hawks acerca de la especie Homo heidelbergensis. Yo diría que ha sido lo más interesante a falta de hallazgos de entidad en yacimientos de este período, si exceptuamos los realizados en la sierra de Atapuerca.

Desde que el nombre específico Homo heidelbergensis se recuperó para la genealogía humana, hace ahora más de treinta años, su credibilidad como especie paleontológica ha perdido enteros. Cierto es que en los años 1980s se hacía necesario dar un sentido a un buen puñado de fósiles datados entre unos 600.000 y alrededor de 150.000 años. Estos fósiles parecían haber avanzado desde el punto de vista evolutivo con respecto a Homo erectus, pero para muchos expertos (no para todos) no cabían en nuestra especie. Los restos de este período mostraban ciertas similitudes entre ellos, aunque se habían recuperado de yacimientos muy alejados entre sí tanto de África como de Eurasia. De haber pertenecido a cualquier otro grupo de mamíferos jamás se hubieran agrupado. Pero en evolución humana nos manejamos en un “universo paleontológico” diferente. Para nombrar a estos fósiles se tomó el nombre de Homo heidelbergensis, que Otto Schoetensack otorgó en 1908 a la mandíbula encontrada en los arenales del río Neckar, en la aldea de Mauer y a pocos kilómetros de la ciudad alemana de Heidelberg. Schoetensack nunca publicó una diagnosis de la especie, sencillamente porque no le era posible hacerlo a partir de un único espécimen. Aquí tenemos el primer hándicap.

Esa diagnosis, tan esperada en las últimas décadas, nunca se ha publicado. Entre los restos añadidos de manera formal a la especie no había mandíbulas. Ciertamente, podríamos citar las mandíbulas de la cueva de Arago, en el sur de Francia. Pero los responsables de este yacimiento, el matrimonio Henry y Marie Antoinette de Lumley, siempre se han mostrado remisos a incluir los restos de la cueva de Arago en Homo heidelbergensis. Ellos han preferido siempre asignar los fósiles humanos a la especie Homo erectus. En 1999 llegó un balón de oxígeno para la especie de Schoetensack, cuando los fósiles de la Sima de los Huesos (SH) de la sierra de Atapuerca fueron incluidos en Homo heidelbergensis. Era la oportunidad esperada para realizar una diagnosis formal, que pusiera a la especie en la genealogía humana con todos los honores. Pero una cosa era incluir con 6.000 fósiles de SH en esta especie y otra cosa admitir que podían juntarse con sus contemporáneos de África y Asia. Era más que evidente que los humanos de la Sima de los Huesos estaban estrechamente emparentados con los Neandertales. Su posible relación con otros fósiles africanos y asiáticos de la misma época parecía más remota.

El debate estaba servido hasta que llegó el ADN de los fósiles de SH y quedó totalmente confirmado que los humanos recuperados de este yacimiento de la sierra de Atapuerca son “neandertales primitivos” de unos 400.000 años de antigüedad. Su posible cercana relación con otras poblaciones contemporáneas de África y Asia no se puede mantener en ningún caso. De haberlo hecho, hubiéramos contribuido a sostener una especie paleontológica artificial. Es más, en 2014 y a raíz de la publicación de los datos sobre el ADN de los homininos de SH se decidió retirar formalmente los ya casi 7.000 restos fósiles de este yacimiento de la especie Homo heidelbergensis. De nuevo, y ante la falta de hallazgos relevantes, la especie se quedó huérfana.


Reconstrucción de un cráneo completo de la cueva de Arago, a partir de restos fósiles de diferentes individuos.

Era como volver a la casilla de partida. Es por ello que los más firmes defensores de esta especie empiezan a dudar. De ahí el “careo informático” entre Hawks y Stringer. La mandíbula de Mauer es muy particular y no representa necesariamente al promedio de su especie. Es más, ya somos muchos los que vemos algunas características neandertales en esta mandíbula (600.000 años). Lo mismo sucede con los fósiles de la cueva de Arago. Aunque su aspecto sea primitivo, los rasgos neandertales ya estaban claramente presentes en estos fósiles (450.000 años). Según todas las evidencias, Europa fue el hogar de diferentes ramas relacionadas entre sí y pertenecientes a la familia (“clado”, en términos más científicos) de los neandertales: Mauer, Arago, Sima de los Huesos…. Mientras, los fósiles africanos y asiáticos contemporáneos posiblemente dirigían sus pasos evolutivos hacia otro destino. En definitiva y en mi opinión, la siguiente generación de jóvenes paleoantropólogos se atreverá a reformular los principios que han regido el escenario evolutivo del Pleistoceno Medio. 

Sería muy deseable el hallazgo de nuevos fósiles en África y Eurasia, con buenas dataciones y suficiente entidad para ayudar al debate que se avecina.

Fuente: quo.es | 8 de septiembre de 2016

Los últimos cazadores-recolectores británicos


Una selección de fragmentos óseos de la colección de Cnoc Coig utilizada en esta investigación y que ilustra la diversidad de tamaños, elementos y conservación. Desde arriba, restos de foca, cerdo y humano. (Fotos: Charlton et al/Journal of Archaeological Science)

Han sido identificados, gracias a arqueólogos de varias universidades del Reino Unido, unos raros huesos humanos del Reino Unido que datan de alrededor del año 4000 a. C., justo antes de la llegada de la agricultura a la región. La identificación se ha hecho mediante una nueva técnica de análisis del colágeno.

Apenas existen restos humanos de este período en Gran Bretaña. Una excepción la constituye Oronsay, una pequeña isla en las Hébridas Interiores, que es única en cuanto a que posee los restos de seis personas de esa época.

El equipo de Tamsin O’Connell (izquierda), de la División de Arqueología en la Universidad de Cambridge en el Reino Unido, analizó los diminutos fragmentos de hueso del yacimiento de Cnoc Coig en Oronsay. Para ello se sirvieron de secuencias de colágeno óseo (una proteína) para determinar las especies de 20 fragmentos de hueso previamente no identificados. De estos, 14 fueron confirmados como humanos: un hallazgo destacado dada la escasez de restos humanos de esta era.

Los autores del estudio se valieron también del colágeno para llevar a cabo una datación por radiocarbono y un análisis de isótopos estables en las muestras de hueso, a fin de obtener nuevos y reveladores datos sobre la dieta de los últimos grupos de cazadores-recolectores británicos y sobre el alcance de su relación con las primeras señales de la aparición de la agricultura.

Con arreglo a hallazgos anteriores, se asumía que la caza-recolección fue reemplazada de forma bastante rápida con la llegada de la agricultura a Gran Bretaña, dando lugar a un súbito cambio de dieta. Sin embargo, los resultados del nuevo estudio apuntan a lo contrario, aportando pruebas de que en algunas partes del Reino Unido las dietas estaban basadas principalmente en alimentos de origen marino incluso después de la llegada de la agricultura.

Ahora parece que ambos estilos de vida (el de los cazadores-recolectores-pescadores y el de los agricultores) coexistieron potencialmente en la costa occidental de Escocia durante varios cientos de años.

Fuente: noticiasdelaciencia.com | 5 de septiembre de 2016