El portal Mundo Historia en crisis

La conocida web Mundo Historia, con más de 6 años dedicando su tiempo a la divulgación de la Historia Universal, dirigido por José Manuel Requena, ha puesto un post solicitando ayudas urgentes para su financiación.

El artículo viene a decir lo siguiente:

Problema de sostenimiento Mundo Historia
Enviado por Admin MH el Dom, 02/10/2016 - 20:09.
Debido al tiempo que ha pasado desde la ultima vez y a mi imposibilidad de seguir pagando el total del importe del servidor donde alojamos Mundo Historia desde hace seis años, tenemos un deficid de 56, 30 euros. En estos momentos.  Yo he puesto 18 euros.

Quiero por ello solicitar a aquellos que aprecian este lugar que entre todos vayamos aportando un poco de dinero para asi poder pagar los 38,30 euros restantes.


José Manuel Requena (izquierda), fundador de Mundo Historia. Foto Mundo Historia

Mundo Historia es un lugar en internet que comenzó siendo un simple foro y que poco a poco se ha ganado la reputación y el aprecio tanto de personas del medio académico y cultural como de personas aficionadas a la historia, donde cuenta también con una revista digital publicada en formato electrónico (PDF).

Como ya pasó con esta web, Historia y Arqueología tuvo que pasar del formato Red Social al de Diario Digital debido a los altos costes de mantenimiento que ha aplicado la empresa de hosting y la falta de participación y donaciones por parte de los usuarios.

La mayoría de los portales de internet que nos dedicamos a la divulgación cultural, no somos empresas que ganen grandes cantidades de dinero para poder innovar y ofrecer buenos contenidos a sus lectores sino que dependemos de todos sus usuarios y de la incomoda publicidad que hacen ralentizar el uso de la página y merman la experiencia de usuario.

Por Aníbal Clemente Cristóbal
www.historiayarqueologia.com

Inmaculadas. Donación Plácido Arango Arias

Foto © Museo Nacional del Prado

El Museo del Prado quiere continuar haciendo partícipe al visitante de la generosa donación que realizó Plácido Arango el pasado año, en esta ocasión, con una selección de obras que reúne diferentes representaciones de un mismo tema: la Inmaculada Concepción, uno de los asuntos más habituales entre los artistas españoles del Siglo de Oro.

Foto © Museo Nacional del Prado

Esta presentación, que podrá contemplarse en la sala 10 A del edificio Villanueva hasta el 19 de febrero, incluye las cuatro Inmaculadas procedentes de la donación Arango en 2015 -dos de Zurbarán, una de Mateo Cerezo y otra de Valdés Leal-; otra Inmaculada de Zurbarán que ingresó en el Museo del Prado en 1956, y que se expone junto a su radiografía; y, una nueva incorporación a la donación inicial, una Inmaculada de Herrera el Mozo, que constituye un aporte significativo a la colección de obras de este autor, cuyo catálogo es relativamente escaso.

Foto © Museo Nacional del Prado

Coincidiendo con esta muestra, se ha editado una publicación en la que se estudia de manera individualizada cada una de las 26 obras que forman la donación Arango.

Madrid, 3 de octubre de 2016.- Tras la generosa donación que realizó el pasado año Plácido Arango Arias, el Museo del Prado organiza una nueva presentación especial que, en esta ocasión, reúne el conjunto de obras donadas con una personalidad temática más acusada, el formado por las Inmaculadas, uno de los temas más habituales entre los artistas españoles del Siglo de Oro para expresar los sucesivos ideales de belleza femenina.

Foto © Museo Nacional del Prado

La selección de estas obras, fechadas entre las décadas de 1630 y 1680, permite comprobar cómo la representación del tema de la Inmaculada Concepción osciló entre dos versiones: la que subraya la intimidad, el recogimiento y la concentración, y la que presenta fórmulas barrocas mediante composiciones dinámicas y coloristas. En exposición se reunirán la Inmaculada más temprana de la donación y la que custodia el Prado, ambas de Zurbarán, cuya comparación permite conocer las distintas alternativas iconográficas y compositivas que se planteó el pintor al principio de su carrera: frente a la concentración formal y la introspección emotiva de la que ingresó en el museo en 1956, la procedente de la donación Arango es expansiva y destaca por el amplio vuelo de su túnica.

Foto © Museo Nacional del Prado

La segunda Inmaculada de Zurbarán de la donación, fechada en 1656, constituye un puente con la rica tradición de representaciones concepcionistas sevillanas de la segunda mitad del siglo XVII y puede compararse con la Inmaculada de uno de los grandes representantes de esta escuela, Juan Valdés Leal, que en su obra, fechada en 1682, evita el dinamismo compositivo y la expansión comunicativa que le son característicos, y compone una obra introspectiva y delicada, en la que la joven María se encuentra rodeada por un elaborado contexto teológico.

Foto © Museo Nacional del Prado

Otro foco importante de producción de imágenes concepcionistas fue en Madrid que se encuentra representado en la donación una Inmaculada de Mateo Cerezo fechable en torno a 1660 cuyo dinamismo y amplia gama cromática son características que contribuyeron a que la pintura madrileña avanzase en una dirección plenamente barroca.

Foto © Museo Nacional del Prado

Además, esta muestra presenta una nueva incorporación a la donación inicial de Plácido Arango. Se trata de una Inmaculada de Francisco de Herrera el Mozo, uno de los nombres fundamentales en Sevilla y Madrid a mediados del siglo XVII aunque con un catálogo relativamente escaso, y que se integra, en usufructo, como un aporte significativo a las colecciones del Prado.

Coincidiendo con esta presentación, el Museo del Prado ha editado una publicación en la que se estudian de manera individualizada el total de 26 obras que forman la donación Plácido Arango y en la que se incluye un texto en el que se valora la aportación del conjunto a las colecciones del Prado.

Inmaculada Concepción de Francisco Herrera el Mozo. Foto © Museo Nacional del Prado

La Inmaculada Concepción de Francisco Herrera el Mozo.
Nueva incorporación a la donación Plácido Arango

La incorporación de esta Inmaculada de Francisco Herrera el Mozo, autor de una de las obras maestras de la donación (El sueño de san José), supone una aportación relevante a la colección del Prado ya que no se conoce ninguna otra obra de Herrera con tema concepcionista, un asunto de los más frecuentados por los pintores españoles de su generación.

En esta obra, Herrera ofrece una alternativa a los modelos más habituales de iconografía mariana española en la segunda mitad del siglo XVII planteando una contención formal y emotiva no habitual en la época, pero que también aparece en algunas Inmaculadas contemporáneas como la de Valdés Leal procedente de esta donación.

Javier Portús, Jefe de Departamento de Pintura Española (hasta 1700) del Museo Nacional del Prado en la sala 10A. Foto © Museo Nacional del Prado.

Destacan en ella tanto la nitidez cromática, resuelta a base de la combinación de los tonos marfil de la túnica y el azul profundo del manto, como el esmero descriptivo y el cuidado con el que se ha concebido la composición.

El caballo perdido de la cueva de Santimamiñe (Vizcaya)

Un espeleólogo del grupo ADES observa el caballo rojo, cuya datación aún no se ha decidido. / ADES

Hasta el año 2014 los arqueólogos no se percataron de que faltaba un caballo entre las pinturas de Santimamiñe. Se había escondido a 440 metros de distancia, en la cueva vecina de Morgota, situada en el municipio de Arteaga, corazón de la Reserva de Urdaibai (Vizcaya).

Durante una visita rutinaria dos espeleólogos del ADES descubrieron este animal rojo de 70 centímetros sin cabeza (acéfalo) que, a pesar de la discreción mediática, se convirtió en un símbolo de los nuevos descubrimientos de arte rupestre en Euskadi. La revista Kobie, especializada en temas arqueológicos, publica ahora una serie de estudios que verifican su autenticidad.

Curiosamente, el día del hallazgo, los espeleólogos Antonio García y Gotzon Aranzabal no imaginaron que se tratara de una pintura de hace miles de años y quisieron gastar una broma al arqueólogo Juan Carlos López Quintana. Sacaron una foto del manchón rojo y escribieron «delirios» en el espacio dedicado al ‘asunto’ del correo electrónico. Quintana activó la alarma.

«¿Dónde habéis hecho las fotos?». A pesar del escepticismo de los espeleólogos, los arqueólogos no dudaban: era arte rupestre. «El ADES habrá entrado en Morgota 60 o 70 veces en 30 años. Siempre soñamos con encontrar pinturas y nunca nos fijamos en esta», lamenta Aranzabal.



Manchas rojas, tizonazos de carbón, puntos, signos rectangulares, un caballo... Un total de quince restos pictóricos y algunos materiales -como un jarrón de cerámica de otra época- que conforman el testimonio silencioso de estos antepasados. Los caballos acéfalos son inusuales entre las representaciones del Cantábrico. Los expertos en arte parietal Diego Garate y César González Sainz situaron el animal a más de 20.000 años de distancia. En cambio, los hallazgos arqueológicos apuntaban a ‘sólo’ 15.000 años.

Mientras los especialistas discutían sobre la edad del caballo, el geólogo Javier Maeztu y Aranzabal afirmaron que en tiempos aún más lejanos el río de Omaerreka (que ahora recorre los valles de alrededor) circuló por Santimamiñe y se sumió en Morgota. Con los siglos, el río fue enterrándose hasta llegar a la altura de los caseríos actuales y dejar ambas cuevas suspendidas a 75 metros sobre el nivel del mar. Dos esqueletos geológicos que guarecieron a los cromañones muchos milenios después.

Fuente: El Correo

Investigan dos nuevos posibles campamentos romanos en la Mesa (Asturias)

Subida desde el pueblo leonés de Torrestío hacia el puerto de La Mesa, en Asturias. Wikipedia.

Un equipo científico investiga la cronología y la adscripción romana de dos importantes recintos militares, en los concejos de Teverga y Somiedo, dentro de la vía de la Mesa, uno de las principales itinerarios de entrada a Asturias desde hace miles de años.

Se trata de los recintos de El Xuegu la Bola (Arvechales, Somiedo) y Cueiru (Taxa,Teverga), ubicados a 1.700 y a 1.440 metros de altitud, siendo los yacimientos militares romanos a más altitud de la Mesa.

De confirmarse que estos campamentos son romanos y pertenecen a la cronología de las Guerras Asturcántabras (26-16 a.C.), permitirían confirmar la importancia de la vía de la Mesa como itinerario de penetración del ejército romano durante la conquista del territorio actualmente asturiano.
Esta vía de penetración no figura de manera clara en las fuentes romanas y pone en evidencia la importancia de la arqueología para entender las claves del conflicto y su desarrollo.
Se trata de dos áreas arqueológicas que componen un total de quince hectáreas y que los arqueólogos definen provisionalmente como "castra aestiva", es decir, yacimientos ocupados durante un breve periodo de tiempo por las legiones en el transcurso de sus maniobras de ocupación y conquista del territorio.

Este el principal objetivo de la campaña de prospección que se inicia este domingo y durará hasta el lunes 10 de octubre, en el que participan un grupo de formado por arqueólogos del Instituto de Ciencias del Patrimonio (INCIPIT) del CSIC, de las Universidades de Oviedo y Santiago de Compostela, así como de las universidades de Durham y Exeter (Reino Unido) y Amsterdam (Holanda).

Este equipo se encuentra ya sobre el terreno realizando las tareas de prospección arqueológica bajo la dirección del proyecto se lleva a cabo por los arqueólogos Andrés Menéndez Blanco, José Manuel Costa y David González.



Ver vídeo en este enlace

Una de las principales novedades de la campaña arqueológica es la voluntad de difusión y retransmisión en tiempo real de los trabajos arqueológicos, aproximando de esta manera la metodología y la práctica científica a los ciudadanos.

La comunicación se realizará en las redes sociales, en el facebook de Roman Army (www.facebook.com/romanarmynw) y en la web corporativa del grupo: www.romanarmy.eu y facilitará a todos los interesados seguir los avances en cuanto al reconocimiento de los yacimientos y a su interpretación.

A través de formatos didácticos, se ensayarán nuevos procedimientos y estrategias de comunicación científica dirigida al público general.

En la vía de la Mesa ya se han localizado otros yacimientos de época romana de los cuales se ha podido confirmar su levantamiento por parte de las legiones.

En concreto, los investigadores están trabajando en dos yacimientos. El Xuegu la Bola (Arvechales, Somiedo) se encuentra al este de la vía de la mesa, y su máxima altitud es de 1709 metros. Fue localizado a través del procesado de datos LIDAR de la zona y se trata de un recinto de plan trapezoidal que ocupa unas 10 hectáreas.

El castra aestiva de Cueiro, localizado en Taxa (Teverga) está controlando un paso estrecho de la vía de la Mesa y consta de dos recintos.

El mayor, de cinco hectáreas, contiene un recinto más pequeño, de 1,5 hectáreas, que presenta un característico acceso en clavícula, muy habitual en estos yacimientos.

El grupo de investigación romanarmy.eu está conformado por investigadores de diferentes disciplinas del conocimiento interesados en explorar y difundir las novedades relativas a la presencia militar romana en el noroeste ibérico.

Fuente: La Nueva España

El nuevo centro de conservación de El Cairo revela sus secretos mejor guardados

A sus pies. Una sandalia de Tutankamón, de 1.300 antes de Cristo.

Como cirujanos, 160 expertos restauran tesoros milenarios que se exhibirán en 2018.

Mohammed Safwat mete la nariz en las sandalias de Tutankamón. Con los ojos casi pegados a la suela, reconstruye con pinza y precisión de cirujano ese tesoro que por ahora no fue exhibido al público. Cuando esté listo formará parte del ajuar funerario del faraón en el Nuevo Museo de El Cairo que se está construyendo frente a las Pirámides de Giza.

Sueño de eternidad. Un sarcófago espera su turno para la restauración.

Dos meses le llevó a Mohammed armar el rompecabezas de piezas minúsculas que le dan forma a la mitad trasera del calzado izquierdo. Y calcula otros dos meses para completar la parte de adelante. Luego seguirá con el derecho. Con ellos, el faraón más famoso de Egipto supo arrastrar sus pasos por la arena caliente del desierto en el año 1.300 antes de Cristo. Nunca antes habían recibido tratamiento de conservación, hasta que se pusieron en las pacientes manos de Mohammed: “Estas sandalias valen oro”, dice envuelto en su guardapolvo blanco, y vuelca su pecho ante ellas como quien hace una reverencia.

Figura. En la sala de madera.

Este mes, otros 300 objetos de Tutankamón (todos hallados en su tumba, en 1922) fueron trasladados de los almacenes del viejo y caótico Museo Egipcio de El Cairo a la que será la nueva casa “Tut”, como le dicen acá al niño rey que murió a los 18 años. Se estima que la primera sala, dedicada enteramente a su vida y a su muerte, abrirá en enero de 2018. Y con ella se espera también volver a abrirle la puerta al turismo internacional, que se desplomó en 2011 con las revueltas políticas y la posterior sombra del terrorismo en la región.

Entrar al centro de conservación más grande del mundo, pegado a la Gran Esfinge de Giza, es como meterse en un quirófano. O en un sueño de eternidad. Hay decenas de momias que con caras arrugadas y uñas largas esperan turno para ser atendidas en camillas de acero. “Estaban en los almacenes del Museo Egipcio y creemos que nueve de cada diez están infectadas, hay que curarlas antes de exhibirlas”, precisa el conservacionista Islam Mustafá. Con los achaques de tres milenios y varios decenios encima, las momias “duermen” envueltas en un nylon transparente. “Lo primero que tenemos que hacer cuando recibimos una momia es documentar su estado: es clave saber si se trata de un noble o de un rey, y la época en que vivió”, sigue Mustafá, mientras pasea su mirada por los sarcófagos donde todavía es posible ver dibujos y restos de pinturas originales.

Joya. Un papiro y su curador.

El centro de conservación tiene 17 salas, con 80 arqueólogos y 80 conservacionistas. En la de los objetos pesados asoman las esculturas de piedra que vistieron los monumentos de todas las épocas de Egipto. Por lo general, llegaron desde Luxor, donde los faraones construyeron la mayoría de sus tumbas del lado oeste del Nilo.

Para Mustafá, el objeto más valioso que atesora el centro de conservación es el enorme papiro que se despliega a lo largo de una mesa blanca. Tiene 3.000 años y les llevó a los expertos tres meses de trabajo unir las siete partes de la pieza en un rollo de jeroglíficos. Fue encontrado en una tumba y contiene una oración de despedida al difunto. La restauración está casi terminada y pronto pasará al almacén del nuevo museo, que ya acumulan 16.000 piezas listas para la futura exhibición.

Con buen pulso. Mohammed Safwat repara una sandalia de “Tut”.

Nadie acá, en este increíble hospital de faraones, piensa que está escribiendo el último capítulo de la interminable historia de Egipto, atravesada por una cultura obsesionada con la muerte y la inmortalidad. A su manera, todos acarician la idea de que es posible encontrar aún hoy más tesoros escondidos bajo la arena del desierto, como las tumbas de Cleopatra y Nefertiti, legendarias y auténticas reinas del Nilo.


Fuente: Clarín