Un nuevo estudio afirma que los neandertales estaban condenados por la entrada constante de humanos modernos desde África

Foto: Un grupo de visitantes toman fotos de modelos femeninos que representan al Homo floresiensis (Hobbit), al Homo neandertalensis y Homo sapiens en el "Musée des Confluences", un nuevo museo de ciencia y antropología abierto en Lyon, Francia, en 2014.

¿Qué causó la desaparición del Hombre de Neandertal? Es una gran discusión, pero un estudio nuevo dice que, cualquiera que fuese la causa, estaba condenado a desaparecer. Nuestros primos cercanos en la escala evolutiva habitaron Europa y Asia durante mucho tiempo, pero desaparecieron hace unos 40.000 años cuando arribaron los seres humanos modernos desde África.

La búsqueda de una explicación ha generado numerosas teorías, como el cambio climático, las epidemias o la incapacidad de competir con el ser humano moderno, que los aventajaba mental o culturalmente. El nuevo estudio no discute esos factores, sino que intenta demostrar que no son necesarios para explicar la extinción, dijo Oren Kolodny (izquierda), de la Universidad de Stanford.

Kolodny y su colega Marcus Feldman (derecha) presentan su posición en un estudio publicado el pasado martes en la revista Nature Communications.
Basan sus conclusiones en una simulación informática que representa a pequeños grupos de neandertales y humanos modernos en Europa y Asia. Esas poblaciones locales fueron escogidas al azar para su extinción y su reemplazo por otra población escogida al azar, sin tener en cuenta si representaba a la misma especie.

En la simulación matemática a ninguna especie se le otorgó una ventaja inherente, pero sí se estableció una diferencia crucial: al contrario que los neandertales, los seres humanos modernos recibían refuerzos provenientes de África. No en una gran oleada, sino como “un goteo de pequeñas bandas”, dijo Kolodny.

Esto fue suficiente para inclinar la balanza contra los neandertales. Generalmente acababan por extinguirse tras más de un millón de simulaciones bajo una serie de hipótesis. "Si la supervivencia era un juego de azar, estaba amañado por el hecho de la migración recurrente”, afirma Kolodny. “El juego estaba condenado a finalizar con la derrota de los neandertales".


Kolodny dijo que hay indicios, más que pruebas concretas, de que hubo tales migraciones, las cuales difícilmente dhabrían dejado un rastro arqueológico.

Expertos en el origen de los humanos dijeron que el estudio ayudaría a los científicos a precisar los diversos factores que condujeron a la extinción de los neandertales, y es congruente con otros intentos de explicar dicha extinción sin dar por sentado que existían diferencias de conducta entre los neandertales y nuestros antepasados, dijo Wil Roebroeks (izquierda), de la Universidad de Leiden en Holanda. La existencia de tales diferencias ha sido en gran medida refutada, añadió.
Katerina Harvati (derecha), de la Universidad de Tubinga en Alemania, dijo que si bien el estudio puede ser útil para explicar la extinción, no intenta responder por qué los seres humanos se dispersaron desde África hacia Europa y Asia. Es importante descubrir el motivo de ese fenómeno, dijo.

Fuentes: 20minutos.com | AJC.com | 31 de octubre de 2017

El Museo Arqueológico Nacional y Wikimedia España organizan una jornada de edición en Wikipedia el 4 de noviembre de 2017

Próxima jornada de edición colaborativa en Wikipedia para mejorar los contenidos sobre termas romanas en Hispania

Museo Arqueológico Nacional y Wikimedia España promueven un evento participativo donde las termas romanas podrán ser documentadas y puestas en valor a través de la aportación de todos los participantes. 
La jornada tendrá lugar el sábado 4 de noviembre de 2017, entre las 10 y las 18 horas ininterrumpidamente, en la biblioteca del Museo Arqueológico Nacional, situado en la Calle Serrano, 13 (Madrid).

30 de octubre de 2017.-  El baño, las prácticas deportivas, la curación, la limpieza o la relajación, serán algunos de los protagonistas del editatón dedicado a las termas romanas en Hispania que Wikimedia España, junto con el Museo Arqueológico Nacional, celebrarán de forma virtual y presencial en la sede del museo este sábado 4 de noviembre, con el objetivo de mejorar los contenidos sobre termas romanas en Wikipedia y de poner en valor el patrimonio histórico y cultural.

#EditatónTermas permitirá la participación ciudadana en la construcción del conocimiento y en la visibilidad a través de Wikipedia de los conjuntos termales, institución básica del mundo romano, tanto para la higiene como las relaciones sociales, y fundamentales testimonios de nuestro patrimonio cultural dada la monumentalidad de muchas de las construcciones. La actividad pretende aportar nuevos contenidos o mejorar la escasa información ya existente en los artículos dedicados a las termas dentro de la enciclopedia virtual.

En este próximo editatón pueden participar de manera gratuita, tanto personas que conozcan la edición en la enciclopedia libre online, como las que nunca hayan tenido oportunidad de hacerlo, ya que se proporcionará ayuda durante todo el proceso de forma presencial. El Museo Arqueológico Nacional facilitará recursos y bibliografía para redactar los artículos a los participantes y el equipo de Wikimedia España les  ayudará a dar sus primeros pasos en la edición de la enciclopedia libre. Tan solo será necesario inscribirse, abrir una cuenta en Wikipedia previamente, y llevar su propio equipo informático.

400 millones de personas de todo el mundo aportan su granito de arena a la difusión de conocimiento a través de la enciclopedia colaborativa. Esta será una ocasión excepcional, a través del Museo Arqueológico Nacional y Wikimedia España, para unirse a esta gran comunidad y contribuir en el tema de los conjuntos termales, ayudando a poner en valor estos importantísimos testimonios de la civilización romana.

Página del evento en Wikipedia: 
https://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Encuentros/Editat%C3%B3n_termas_romanas

La nariz de los neandertales revela cómo respiraban

Reconstrucción en 3D de cráneos de neandertales. / A. Balzeau (Musée de l'Homme, Paris, France). Los neandertales poseían narices distintas a las de los humanos modernos por su forma y tamaño, pero su capacidad de adaptarse a climas fríos y secos no era tan diferente. Así lo demuestra la primera reconstrucción en 3D de la cavidad nasal interna de nuestros 'primos' ya extintos, que ha permitido comparar con simulaciones la dinámica de la respiración en ambas especies.

Heladas profundas, climas hostiles. ¿Cómo sobrevivieron los humanos a la última glaciación? Respirando. Si bien la respuesta parece obvia, un estudio publicado por la prestigiosa revista científica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences), asegura que la anatomía interna de la nariz de los humanos y de los neandertales, especies que ocuparon paisajes extremadamente fríos y secos, les permitió calentar y humedecer el aire inspirado. Estos resultados son la clave para comenzar a entender cómo nuestro linaje humano pudo resistir duras condiciones climáticas durante su dispersión a través de Eurasia, al final de la era pleistocénica.

Según indica el estudio, esta aclimatación nasal garantizó el buen funcionamiento del aparato respiratorio y protegió al organismo de infecciones.

“Comprender las adaptaciones que pudieran haber ocurrido en la morfología nasal nos permite descubrir qué mecanismos evolutivos ocurrieron en el momento en que nuestros primos cercanos (Homo neanderthalensis) y algunas poblaciones de nuestra especie (Homo sapiens) ocuparon los climas más fríos del continente euroasiático durante la última glaciación”, asegura Soledad de Azevedo, investigadora asistente del CONICET del Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH CONICET-CENPAT).

Para realizar esta investigación se cooperó con el Dr. Osvaldo Velán, especialista en diagnóstico por imágenes del Hospital Italiano de Buenos Aires. Se reunió una colección de imágenes de tomografías computarizadas de seres humanos actuales, que incluía tanto inmigrantes de China y Corea como argentinos con antepasados que vivieron en el sur de Europa.

Las imágenes permitieron entender cómo varía la forma de la mucosa nasal y la estructura ósea que la contiene, según se trate de poblaciones que evolucionaron en climas fríos (los del norte de Asia) o en climas templados (los del sur de Europa). A partir de esta colección se reconstruyó cómo habría sido la mucosa en los neandertales, específicamente en los restos de La Chapelle-aux-Saints (de 60.000 años de antigüedad) y La Ferrassie (entre 68.000 y 74.000 años de antigüedad). Estos fósiles fueron hallados en Francia, en 1908 y 1909 respectivamente.

Foto: recreación de un rostro neandertal. Museo de Historia Natural de Londres.

“Nuestro objetivo fue comparar cómo funcionan los tres modelos de narices, el sureuropeo, el norasiático y el neandertal, utilizando técnicas de Dinámica Computacional de Fluidos, una suerte de túnel de viento generado por computadora y que simula la respiración de esas tres narices virtuales en distintas condiciones climáticas”, explica de Azevedo.

Gracias a las simulaciones de las respiraciones de neandertales, asiáticos y europeos, los investigadores detectaron algunas diferencias entre las muestras. Los modelos asiático y neandertal acondicionan el aire más rápidamente que el europeo, y lo hacen en el tracto respiratorio inferior (tráquea, bronquios, bronquiolos y alvéolos). Sin embargo, el modelo europeo lo hace en el tracto respiratorio superior (nariz, boca, faringe y laringe).

El hecho de que la humidificación y calentamiento del aire fueran más rápidos en los neandertales y asiáticos que en los europeos demuestra que ambas especies desarrollaron diferentes adaptaciones al frío y que la morfología nasal evolucionó de manera independiente en neandertales y humanos modernos.

Los grupos asiáticos actuales del Ártico poseen un rendimiento respiratorio que mejora en climas fríos y secos, como los neandertales; sin embargo, sus narices han evolucionado hasta asemejarse más a la forma de los europeos.

Los resultados indicaron que el modelo humano del norte de Asia es el que mejor se desempeña en bajas temperaturas, ya que al inspirar calienta rápidamente el aire en la parte delantera. A pesar de las grandes diferencias óseas, la nariz neandertal también funciona de manera eficaz en climas fríos.

Reconstrucción de la anatomía nasal interna de asiáticos nororientales (izquierda), europeos suroccidentales (centro) y neandertales (derecha) donde se aprecia el intercambio de temperatura a través de la parte vestibular de la nariz. / PNAS

“Desde el punto de vista evolutivo, esto sugiere que los neandertales y los humanos “resolvieron” adaptativamente el problema del acondicionamiento de aire frío y seco a partir de cambios convergentes en la mucosa: aun cuando la 'caja ósea' sea diferente entre ambas especies, es la anatomía interna y la mucosa lo que permite un buen desempeño al respirar. Cada especie desarrolló su 'radiador' óptimo de manera independiente, pero ambos con eficacia termodinámica”, concluye la científica.

Este trabajo interdisciplinario, que realizaron investigadores, ingenieros, antropólogos, paleontólogos, biólogos y médicos, no solo permitió reconstruir y entender el funcionamiento de la mucosa nasal de los neandertales, sino que también abre una línea de posibles aplicaciones en la salud.

“La simulación respiratoria desarrollada por el equipo será adaptada para su uso en la práctica clínica, con el fin de estudiar con métodos no invasivos el impacto de fármacos o cirugías tendentes a mejorar la respiración (y por ende la calidad de vida) en pacientes con patologías vinculadas al funcionamiento del tracto nasal (apneas, ronquidos, inflamaciones, traumas, etc.)”, afirma Rolando González-José, investigador Principal y Director del Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH CONICET-CENPAT).

Fuentes: adnsur.com.ar | SINC | 30 de octubre de 2017

Peñas de Cabrera (Málaga): vida figurada entre las piedras

La sierra de Casabermeja contiene la mayor colección de pinturas rupestres esquemáticas de la provincia.

Leídos en serie, como si formaran parte de un libro y no de un paisaje, podrían parecerse a los poemas visuales de Henri Michaux. Una serie de símbolos, de figuras mínimas, recorriendo la piedra, descubriendo líneas tan aparentemente impenetrables como atractivas, posibles muestras de un alfabeto olvidado, de un grafismo misterioso, más cerca de los cánones actuales del arte contemporáneo que de lo que muchas veces se presume acerca del hombre primitivo.
En 1974, cuando un grupo de pastores que paseaban por la sierra los descubrieron no tuvieron ninguna duda; aquello, fuese lo que fuese, era algo de lo que había que dar la voz de alerta, valioso en un sentido museístico, destinado acaso a perdurar entre los elementos del bosque.

Remiforme situado en el abrigo nº 12.

A diferencia de otros grandes enclaves arqueológicos de la provincia, los abrigos montañosos de Peñas de Cabrera no precisan de aval científico alguno para remarcar el entorno. Aunque ligeramente resguardados por la naturaleza, su belleza es de adjudicación instantánea. Cuesta creer que durante tantos siglos nadie, ningún cabrero, ningún centinela despistado, reparase en su existencia, ni siquiera al modo destructor y de sustitución radical con el que los grupos de poder suelen despachar sus relaciones con el pasado.

Casi seis mil años después las pinturas y grabados de Casabermeja se encuentran en un estado de conservación admirable. Se siguen distinguiendo sin interferencias sus variaciones líquidas en rojo, el idioma parcialmente codificado con el que los pueblos del Neolítico, hábiles en el uso del óxido de hierro, embadurnaban las paredes. La colección es inmensa. Una de las más importantes y singulares de Andalucía. Dotada, además, de una suficiencia estética que impresiona por partida doble: por un lado, las ondulaciones del monte, las garitas naturales, pero también las señales, las geometrías melladas y sugerentes.


Toda esa impecable combinación tuvo que impresionar a la fuerza a los primeros investigadores. Y más en el periodo en el que se produjo el descubrimiento, justo cuando la arqueología recuperaba su esplendor, tras las largas décadas de interrupción franquista. El de Peñas de Cabrera fue el primer gran yacimiento aportado por la provincia a la regeneración académica de España. Arqueólogos como Cecilio Barroso, Bartolomé Ruiz, Francisca Medina Lara o Rafael Maura se lanzaron con entusiasmo a una carrera sucesiva y complementaria de catas, calcos, prospecciones, hipótesis teóricas. Sin dejar en ningún momento de tener presente el valor de lo que estaban viendo: un conjunto de una treintena de abrigos con centenares de pinturas esquemáticas. Figuras que representan ritos, escenas de la vida cotidiana. Incluso signos que a fuerza de repetirse señalan hacia la existencia de una versión atávica de algo parecido a la escritura, al lenguaje.

El arqueólogo Pedro Cantalejo traza una panorámica que, por el paso del tiempo y la irregularidad del terreno, resulta actualmente imposible de captar con una cámara fotográfica. El dolmen del Tajillo (izquierda), localizado en la zona, con los esqueletos desperdigados de tres personas. Y el resto del paisaje sazonado por más de 70 estructuras de refugio, con casi la mitad tiznadas por los grabados y las pinturas rupestres. Los investigadores advirtieron incluso un semicírculo hecho con grandes piedras. Una especie de aforo para reuniones, quizá provisto de un sentido folclórico. Está claro que Peñas de Cabrera no era un lugar al que se acudía a dormir o a guarecerse del frío y de las bestias. Su papel era otro. Cantalejo está convencido de que tanto las pinturas como los cercanos dólmenes de Antequera fueron concebidos con una intención monumental, que se escapaba de las urgencias de las funciones básicas y de lo provisorio. Había un interés en construir algo que perdurase, no tanto por una clara conciencia del futuro como por el hecho de que se trataba de la única manera de aleccionar a las nuevas generaciones en el oficio de la supervivencia y sus relaciones con la vida y con la muerte.

Durante muchos años las pinturas de Peñas de Cabrera se consideraron parte de un espacio mayoritariamente sagrado. La aureola misteriosa todavía sigue vigente, si bien en una acepción de la religiosidad que tiene menos que ver con el misticismo chamánico y los aquelarres que con las ceremonias folclóricas ligadas a los dioses que todavía hoy continúan formando parte de la cultura mediterránea. Pedro Cantalejo se apoya para explicarlo en Julio Caro Baroja, que situaba el origen de la romería, su importancia para la cohesión de la comunidad, para el establecimiento de la paz y de las nuevas parejas, en época prehistórica. «Las escenas cotidianas indican que era un lugar, sobre todo, de encuentro social un núcleo de la vida comunitaria», indica.
No es ningún secreto. La pintura esquemática tiende a lo narrativo. Y en los abrigos de Casabermeja, situados a pocos kilómetros del Guadalmedina, junto a figuras de jinetes, de árboles y hasta una mujer de parto, se dan también relatos. «Nos falta encontrar nuestra piedra roseta», exclama el arqueólogo.

Peñas de Cabrera, con su semidescubierto bosque, su proximidad al río, ofrecía todo lo que necesitaban las comunidades de alrededor para convertirse en un sitio fijo de peregrinaje. El hombre del Neolítico aumentaba sus necesidades, se hacía sedentario, comenzaba a talar la misma vegetación que poco antes le había servido de cobijo para responder a sus nuevas intenciones agrícolas. En esos tiempos, ahora tan remotos, comenzó la transformación. Con su factura de sedimentos y sus consecuencias en el dibujo de la línea del mar. Los seres humanos abandonaban la huida permanente y empezaban a contar su vida, a juntarse par dejar de temer a la muerte, para dejar de temer a los otros.

El recuento en Peñas de Cabrera, según el inventario, supera las doscientas figuras. Toda una enciclopedia bosquejada de lo que fuimos, a poca distancia de donde rugen los coches hambrientos de ciudad, de luces, de comodidades. En Casabermeja, en tantos siglos, nadie pintó encima de los dibujos. Pero sí hubo quién los remarcó. No querían que se borraran.

Fuente: laopiniondemalaga.es | 28 de octubre de 2017

Montoro (Córdoba) refuerza su pasado íbero con el nuevo hallazgo de una espada de hace 2.500 años

Punta de la espada íbera hallada en Montoro - A. O.

Montoro sigue siendo un importante foco arqueológico de la provincia de Córdoba. Gracias a la colaboración ciudadana y la generosidad del dueño de una finca del término municipal montoreño, hace unos días el Museo Arqueológico municipal ha recibido una nueva pieza para su colección.
En concreto, se trata de una espada corta, cuya primera datación realizada correspondería al periodo entre finales de siglo V y la primera mitad del siglo IV antes de Cristo. La pieza ya está en manos de expertos como el arqueólogo provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Alejandro Ibáñez Castro, y cuenta con un primer estudio preliminar de la pieza realizado por Fernando Quesada Sanz, director del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, que próximamente se hará público.

La estela de Montoro apareció en esta localidad cordobesa, en superficie - US

No es el único hallazgo de importancia en la zona. La estela de Montoro (piedras de gran tamaño grabadas o pintadas con diversos motivos gráficos) sigue siendo protagonista en este museo, convirtiéndose en la escritura más antigua de Iberia, según un estudio realizado por expertos de las universidades de Sevilla, Granada, Cardiff y Southampton y del CSIC.

Según estos estudios, se ha establecido que los signos descubiertos en la estela de Montoro podrían corresponder con la escritura más antigua conocida en Iberia, que son compatibles con las escrituras ibéricas referencia como la levantina, la tartésica, y la meridional. Y también con otras orientales, como la fenicia, la proto-sinaítica, la proto-cananao y la sudarábiga.

Fuente: ABC.es | 29 de octubre de 2017