Los osos pardos ibéricos no descienden de los huidos del norte en la Edad de Hielo

Tras la última glaciación en Europa Occidental, el sur de Europa pudo ser un refugio para algunas especies de osos llegados del norte, según una hipótesis científica ampliamente aceptada. Sin embargo, estudios recientes han matizado esta idea. Ahora, un equipo de científicos de la Universidad de A Coruña ha reconstruido la dinámica de las poblaciones de úrsidos en la península ibérica.

“Hemos investigado el ADN de las mitocondrias [las ‘fábricas’ de energía celular] de un importante número de muestras de osos actuales, holocenos y pleistocenos, en el contexto europeo, y hemos visto que la teoría de los refugios glaciares, comúnmente aceptada, no funciona para esta especie”, explica a Sinc Aurora Grandal Danglade (izquierda), investigadora de la Universidad de A Coruña y coautora del estudio que publica la revista Historical Biology.

En su trabajo recogieron datos sobre la cronología y el genoma mitocondrial de osos pardos (Ursus arctos) de Europa occidental, añadiendo nuevas secuencias de los actuales del Cantábrico.
“Mediante el estudio de osos actuales, se había visto que los osos pardos del sur de Escandinavia eran del mismo linaje que los ibéricos actuales. Esto dio pie a formular la hipótesis de que la Península habría servido como refugio glaciar a los osos pardos, que al finalizar el último máximo glacial, habrían recolonizado el oeste de Europa desde aquí”, explica Ana García Vázquez, coautora de la investigación.

En el norte de la península ibérica existían tres linajes maternos durante el Pleistoceno: uno más numeroso y otros dos de los que solo se conservan restos de un único individuo de cada grupo. La coexistencia de tres linajes distintos de osos es algo que ocurre, por ejemplo, en Rusia en la actualidad. Sin embargo, en la Península solo existe uno, lo que significa que los otros dos linajes llegaron de zonas muy distantes y no tuvieron continuidad en el tiempo.

Fósil de oso pardo (Ursus arctos) / Ana García Vázquez

Esto implica que el linaje pleistoceno se perdió, y los osos holocenos, después del último máximo glacial, entraron en la península desde alguna zona no identificada –probablemente Francia– y lo hicieron 5.000 años después de haber recolonizado las islas británicas.

“Sería necesario obtener más secuencias mitocondriales de osos de otras regiones de Europa occidental para aclarar si la presencia de estos linajes maternos es casual o, por el contrario, no se encontraron otros representantes debido a la escasez de datos”, puntualiza la científica.

El retraso en la recolonización de la península ibérica podría deberse a las características orográficas de los Pirineos y a la abundante presencia de seres humanos en la entrada natural de la Península. Sin embargo, como no hay continuidad de ninguno de los linajes pleistocenos en el Holoceno, Grandal y su equipo proponen la existencia de un refugio críptico en la Europa continental del Atlántico, “desde donde los osos se expandieron a medida que el hielo retrocedió”, concluye.

Fuente: SINC | 26 de diciembre de 2017

Descubren una extensa red de fortificaciones militares de hace 4.000 años en Siria

Vista, hacia el este, del grosor del muro norte de Qal'at al-Rahiyya. Foto: M.-O. Rousset mission Marges arides

Hace unos 4.000-3.500 años, durante la Edad del Bronce, se levantó un extenso sistema de fortificaciones en una región situada al este de Hama (Siria), de unos 7.000 km². Esta estructura, excepcional en cuanto a su extensión, fue erigida con el fin de proteger las zonas urbanas y sus territorios circundantes.
Las fortificaciones fueron construidas con grandes bloques de basalto en bruto que formaban muros de varios metros de anchura y altura. El sistema defensivo incluía fortalezas, fortines, torres y recintos que corrían a lo largo de las regiones montañosas que dominan las estepas del centro de Siria. Los sitios fortificados estaban ubicados de tal forma que se pudiera establecer un contacto visual entre los mismos, por ejemplo con señales de luz o de humo.

Vista hacia el noroeste que muestra la rampa de acceso situada en Qal'at al-Rahiyya. Foto: M.-O. Rousset mission Marges arides.

Esta extensa red de fortificaciones militares ha sido descubierta por primera vez en el territorio sirio tras el análisis de imágenes aéreas y satelitales por parte de unos investigadores franceses del Laboratoire Archéorient (Environnements et sociétés de l’Orient ancien-CNRS/Université Lumière Lyon 2) y de la Dirección General de Antigüedades y Museos de Siria, según informó ayer el CNRS de Francia.

La fortificación de Rubba.Foto: B. Geyer mission Marges arides.

Esta red regional probablemente fue construida para defender el territorio, para vigilar y proteger los corredores de transporte y, sobre todo, para proteger las tierras más atractivas. "El acceso a las observaciones aéreas y satelitales, desde 1960 hasta la actualidad, ha hecho posible reconstruir la red más allá de los límites de la zona que se estaba explorando. Así se ha podido detectar una red que se extiende de norte a sur y a lo largo de unos 150 kilómetros", concluye el comunicado del CNRS.

Fuente: National Geographic | 22 de diciembre de 2017

Kozarnika (Bulgaria)

Entrada de la cueva de Kozarnika (Bulgaria). Fuente: Wikipedia.

Hace algunos años tuve la oportunidad de visitar el yacimiento localizado en la cueva de Kozarnika, situada al noroeste de Bulgaria, no lejos de la frontera con Serbia. La ocasión surgió con motivo de dos conferencias en el Instituto Cervantes de Sofía, que nos permitió contactar con los dos únicos equipos de arqueólogos que trabajaban en sendos yacimientos de ese país. Como suele ocurrir entre vecinos muy próximos, los miembros de los dos equipos no tenían una relación fluida. Así que no quedó más remedio que quedar con ellos en días diferentes.

El arqueólogo Nikolay Sirakov lideraba las excavaciones en la cueva de Kozarnika junto con un colega francés. Sus medios eran muy limitados, en un país donde una gran parte de la población había tenido que emigrar. Durante nuestro viaje por carretera (algo más de 200 kilómetros) desde la capital y la pequeña aldea cercana a la cueva fue imposible encontrar un solo lugar para detenernos a tomar un café. Es más, atravesamos una ciudad fantasma, totalmente abandonada tras la desmembración de la Unión Soviética y que en su día fue un lugar próspero dedicado a la minería. Al menos disfrutamos de un paisaje espectacular de montes y bosques vírgenes.


En un valle idílico se abría la entrada, alta y estrecha, de la cueva de Kozarnika. Sirakov nos relató que tiempo atrás había sido utilizada para guardar material bélico. Pero la cueva fue abandonada por los militares y pudieron iniciarse excavaciones. Varios sondeos de pocos metros cuadrados habían permitido llegar hasta los niveles más profundos, que habían proporcionado varias herramientas de piedra de manufactura muy arcaica. Su datación se ha fijado entre 1,4 y 1,6 millones de años por lo que esas esas herramientas representan la evidencia más antigua conocida de la primera ocupación del continente europeo desde la península de Anatolia a través del Bósforo. Si los humanos ya estaban en la República de Georgia, a las puertas de Europa, hace al menos 1,8 millones de años, la ocupación del continente tuvo que suceder muy poco después de esa fecha. Será fascinante conocer algún día el aspecto de aquellos primeros europeos.

Hace más de diez años de aquel viaje y Sirakov ha conseguido algunos logros junto al equipo francés con el que colabora. Se han realizado sondeos escalonados para obtener datos de épocas distintas. En uno de los sondeos, datado entre 128.000±13.000 y 183.000±14.000 años mediante el método de luminiscencia (OSL) se localizó en 2013 un húmero infantil junto a una abundante industria musteriense. Su estudio se publicado en la revista Journal of Human Evolution, en un trabajo liderado por la paleoantropóloga francesa Anne-Marie Tillier. La edad del individuo al que perteneció este húmero, que apenas mide 69 milímetros, se ha estimado entre tres y seis meses después del nacimiento. A pesar de ello, este fósil muestra ya algunos de los caracteres diagnósticos de los neandertales. No es una sorpresa que los neandertales ocuparan el noreste de la península balcánica, pero resulta interesante encontrar restos de la especie en una zona muy poco explorada por falta de recursos.


Radio infantil recuperado en la cueva de Kozarnika. Fuente: Journal of Human Evolution

Esta región fue lugar de paso de todas las poblaciones que colonizaron Europa, y la cueva de Kozarnika se encuentra en el lugar oportuno. Quizá tengamos ocasión de escuchar con más frecuencia este nombre por futuros hallazgos, y cabe desear que se lleve a cabo una exploración arqueológica intensa de todo este territorio, que tiene muchas claves para conocer la naturaleza de las diferentes entradas de grupos humanos en Europa occidental.

Fuente: quo.es | 19 de diciembre de 2017

Incógnitas sobre la expansión de Homo sapiens

Restos humanos de la cueva de Zhiren, sur de China. Fuente: PNAS.

La cueva de Zhiren (Zhirendong) se encuentra situada en las montañas de Mulan, cerca de la ciudad de Chongzuo, en la provincia de Guangxi (sur de China). En uno de los niveles estratigráficos del yacimiento que rellena la cueva se obtuvieron en 2007 un fragmento de mandíbula y dos dientes humanos, junto a restos de elefantes (Elephas kiangnanensis y Elephas maximus) y un número indeterminado de restos de pequeños mamíferos. El 25% de las especies de estos mamíferos (la mayoría roedores) ya están extinguidas. En la sección estratigráfica se localizaron tres depósitos secundarios de carbonato cálcico (espeleotemas). El hecho de que en esta región la concentración de uranio sea elevada permitió datar con notable precisión los tres espeleotemas mediante el método de las series del uranio. Los datos obtenidos sugieren que los restos fósiles tienen más de 100.000 años de antigüedad.

En 2010, y con el apoyo del profesor estadounidense Erik Trinkaus, nuestro colega Liu Wu y otros investigadores del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología de Pekín, publicaron los datos de la cueva de Zhiren en la revista PNAS de la Academia de USA.

La simple imagen de los dientes, que reproducimos en este post, permite asignarlos a nuestra especie. En mi opinión, la mandíbula de Zhiren también perteneció a un miembro de Homo sapiens. Su mentón no está muy pronunciado, pero tiene todos los caracteres que definen este rasgo. En ciertos fósiles del Pleistoceno se observa un leve abultamiento en la región anterior de la mandíbula, que tal vez anuncia lo que mucho más tarde terminaría por transformarse en una característica exclusiva de nuestra especie.

Sin embargo, la discusión y las conclusiones de Liu Wu y sus colegas fueron increíblemente enrevesadas. Presentaron dos alternativas: la primera defendía el surgimiento de una población con rasgos “sapiens” a partir de las antiguas poblaciones de Homo erectus, como sucedió en otras partes de África y Eurasia (Teoría multirregional). La segunda hipótesis proponía la hibridación de grupos de Homo sapiens en su expansión por África y Eurasia.

La primera hipótesis era la preferida por nuestros colegas de China, entre los que se encontraba el profesor Wu Xin-Zhi. Tuve el honor de conocer al profesor Wu en 1992. Ya está retirado, pero a sus 91 años sigue activo y trabaja en su despacho al menos una vez por semana. Hace un par de años tuve la suerte de volver a coincidir con él en Pekín y su lucidez a la hora de debatir sobre evolución humana es asombrosa. Wu Xin-Zhi ha sido uno de los mayores defensores del origen multirregional de Homo sapiens, junto al estadounidense Milford Wolpoff y el australiano Alan Thorne. Wu Xin-Zhi ha tenido una influencia enorme en la paleoantropología de China y solo los científicos más jóvenes se han decantado definitivamente por la teoría del origen africano de Homo sapiens. Pero la influencia y el respeto por los ancianos forma parte de la cultura oriental. No es pues de extrañar que aquel artículo de PNAS se discutiera una vez más la interpretación multirregional a partir de los fósiles de la cueva de Zhiren.

La segunda interpretación defiende que los restos humanos de Zhiren pertenecieron a individuos mestizos, resultantes de la hibridación de poblaciones autóctonas con miembros de nuestra especie. En esta segunda interpretación se nota la influencia de Erik Trinkaus en las investigaciones de la cueva de Zhiren, que durante años ha defendido la Teoría de la Asimilación (ver post de 2 de noviembre en este mismo blog). Para este investigador, la población humana actual es el resultado de una mezcla a gran escala entre todas las poblaciones del Pleistoceno y los miembros de Homo sapiens. Aunque Erik Trinkaus no acepta que los restos de la cueva de Zhiren pertenecieran a nuestra especie, de manera implícita está reconociendo la presencia de Homo sapiens en China hace más de 100.000 años.

Ahora ya sabemos que ciertamente hibridamos con las poblaciones autóctonas en nuestra expansión por Eurasia, pero el porcentaje de ADN de esas poblaciones en nuestro genoma es muy bajo (2-4%). Los restos de Zhiren demuestran que Homo sapiens ya estaba en el sur de China hace más de 100.000 años, y sabemos que el viaje hacia Australia pudo suceder hace unos 70.000 años. En cambio, la entrada definitiva en Europa se demoró hasta fechas en torno a los 40.000 años antes del presente, que coinciden con las evidencias en la regiones centrales y septentrionales de China. Esa misma antigüedad se ha obtenido en yacimientos como los de las cuevas de Tianyuan o Zhoukoudian, situadas aproximadamente a una latitud de 40º N.

Antes estos datos podemos plantear dos escenarios: 1) los miembros de nuestra especie colonizaron rápidamente las regiones más templadas y cálidas del planeta, tras su salida del continente africano. La posible presencia de otros grupos humanos en esas regiones no fue un obstáculo para su expansión. El clima más frío de las regiones del centro-norte de Eurasia fue el verdadero impedimento para demorar su colonización de las tierras situadas en latitudes septentrionales; 2) los miembros de nuestra especie no encontraron resistencia de las poblaciones autóctonas que vivían en el sur de Eurasia, pero no pudieron romper la barrera demográfica de los neandertales en Europa y de los Homo erectus del norte en el resto de Eurasia.

En mi opinión, el primer escenario es más sencillo que el segundo. Los grupos de neandertales o de Homo erectus que vivían en el sur de Eurasia seguramente opusieron tanta resistencia al avance de nuestra especie como los del norte. Pero Homo sapiens, que se había gestado en los climas cálidos de África, tardó muchos milenios en adaptarse a las condiciones climáticas del norte de Eurasia. Solo entonces, y apoyados en nuestros progresos culturales, pudimos colonizar la regiones templadas y frías de este continente.

Fuente: quo.es| 21 de diciembre de 2017

El Museo Arqueológico de Granada saca pecho con una exposición sobre su propia historia

Una exposición repasa el siglo de historia del Museo Arqueológico de Granada en la patrimonial Casa de Castril, un edificio en rehabilitación que volverá a abrir como espacio museístico en el primer trimestre del próximo año aunque solo con tres de sus salas para ofrecer sus principales piezas.

El Museo Casa de los Tiros acoge esta muestra dedicada a recordar la historia del Museo Arqueológico de Granada, ubicado en la casa renacentista de Castril, en el entorno del conocido Paseo de los Tristes y a las faldas de la Alhambra.

Lo hará con una veintena de paneles ideados para recorrer la historia de este espacio museístico y las vicisitudes por las que ha pasado en sus casi 140 años de vida.

El Arqueológico alberga fondos del paleolítico, el neolítico y la Edad de Bronce, salas destinadas a las colonizaciones, el arte andalusí o el mundo íbero, entre otros.
Esta infraestructura cultural se fundó en 1842 aunque hasta 1879, cuando se registró como museo, se articulaba como un Gabinete de Antigüedades dependiente de la Comisión de Monumentos de Granada.
El delegado de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta en Granada, Guillermo Quero, acompañado del director del Museo Arqueológico, Isidro Toro, inauguraron ayer la muestra Domus Antiqua. 100 años de la adquisición de la Casa de Castril para museo, que estará abierta al público hasta el 31 de enero de 2018.

Quero señaló que la iniciativa responde al objetivo de dar a conocer el museo y su contenido, pese a que esté cerrado, como ya se hizo hace unos meses con las piezas significativas que se exhibieron en el Cuarto Real de Santo Domingo.

El delegado anunció además que "si no surge ningún problema" el Arqueológico, cerrado por las deficiencias del edificio desde 2010, reabrirá en el primer trimestre del próximo año con tres salas para ofrecer las piezas más significativas de su gran colección.

Esta reapertura parcial permitirá ver el diente del primer homínido de Europa encontrado en Orce o las sandalias y las diademas de la Cueva de la Carigüela, entre otras piezas.

La compra de la Casa de Castril, sede del Arqueológico, tuvo como protagonistas a los herederos del catedrático de la Universidad de Granada, Leopoldo Eguilaz, último propietario de la casa, y al granadino Natalio Rivas, que desde sus responsabilidades en el Gobierno de España estuvo atento a las necesidades de su provincia.

Tras la adquisición de la Casa el Estado se vio obligado a realizar diferentes obras para adecuarlo a museo entre 1917 a 1941, proyectos dirigidos por el arquitecto Fernando Wilhelmi, que realizó una importante reforma del edificio principal y otras estancias.

En 2017 se cumplen además 150 años de la aprobación en marzo de 1867 del Real Decreto de creación el Museo Arqueológico Nacional y de una red de museos arqueológicos provinciales, así como un cuerpo especializado de funcionarios para su gestión.

Fuente: granadahoy.com | 22 de diciembre de 2017