La organización del cerebro humano moderno evolucionó hace menos de 100.000 años

Evolución de la forma del cerebro en el Homo sapiens: la forma cerebral de uno de los miembros conocidos más antiguos de nuestra especie, de un cráneo de 300.000 años de antigüedad de Jebel Irhoud, Marruecos (izquierda). La forma cerebral y posiblemente la función cerebral han evolucionado gradualmente hasta alcanzar la típica forma globular presente en los humanos actuales (derecha). Imagen: MPI EVA / S. Neubauer, Ph. Gunz (License: CC-BY-SA 4.0)

El anuncio, el pasado mes de junio, del hallazgo de los fósiles más antiguos de Homo sapiens, nuestra especie, de unos 300.000 años de antigüedad y excavados en Jebel Irhoud (Marruecos), fue considerado recientemente por National Geographic como uno de los 10 grandes acontecimientos científicos de 2017. Estos restos fósiles, además del cráneo de Florisbad (Sudáfrica), de unos 259.000 años de antigüedad, y los fósiles del sitio arqueológico de Omo Kibish (Etiopía), de unos 195.000 años de antigüedad, revelan la fase evolutiva temprana del Homo sapiens en el continente africano.

El rostro y los dientes de estos fósiles parecen modernos, pero las cavidades craneales alargadas parecen más arcaicas, como las de otras especies humanas más antiguas o como las de los neandertales. Sin embargo tienen unas cavidades craneales globulares, una característica del cráneo de los humanos modernos junto con los rostros pequeños y gráciles.

En un estudio publicado en Science Advances, un equipo de investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig, revela nuevos y sorprendentes hallazgos sobre la evolución cerebral del Homo sapiens, según anuncia hoy dicho instituto alemán.

El paleoantropólogo Simon Neubauer (izquierda) y sus colegas han documentado un cambio gradual en el Homo sapiens, desde una forma alargada del endocráneo hasta una más globular. Sólo los fósiles con fechas más recientes a 35.000 años de antigüedad muestran la misma forma globular que la de los humanos modernos, lo que sugiere que la organización del cerebro moderno evolucionó en algún momento hace entre 100.000 y 35.000 años.

Pero los científicos han destacado algo realmente importante: esos cambios en la forma del cráneo evolucionaron independientemente del tamaño del cerebro.

"Ya sabíamos que la forma del cerebro debió de evolucionar en nuestra propia especie, pero nos ha sorprendido descubrir lo recientemente que ocurrieron esos cambios en la organización cerebral", expresa Neubauer.

Los nuevos hallazgos concuerdan con los estudios genéticos recientes que muestran cambios en genes relacionados con el desarrollo cerebral en nuestro linaje desde que la población se dividió en Homo sapiens y neandertales.

"El cerebro es un órgano que es realmente importante para lo que nos hace humanos", aduce Simon Neubauer. "Nuestros hallazgos se suman a la acumulación de evidencia arqueológica y paleoantropológica que demuestra que el Homo sapiens es una especie en evolución con profundas raíces africanas y cambios graduales de larga duración en la modernidad del comportamiento, la organización del cerebro y la función cerebral potencial".


El comportamiento moderno, en este contexto, se refiere a acciones como la creación de herramientas y realizaciones artísticas, las cuales representan la posesión de un pensamiento abstracto. Los científicos llaman al período de su aparición la "revolución humana", y la datan a mediados del Paleolítico Superior, hace aproximadamente 500,000 años. El trabajo de investigación argumenta que esta vez no fue una reacción a algún evento evolutivo rápido, como los científicos lo habían pensado antes, sino que fue "simplemente un punto en el tiempo donde los cambios graduales respaldaban el conjunto completo de comportamientos modernos".

Según el nuevo documento, el tamaño del cerebro del Homo sapiens temprano entró en el rango del tamaño del cerebro humano moderno hace 300.000 años, pero sus características globulares y redondas surgieron hace solo 40.000 años. Esta revelación inesperada significa que el cerebro alcanzó su forma actual mucho más tarde de lo esperado durante la evolución.

Comparación de un cerebro humano con uno de neandertal, con su típica cavidad craneal alargada. Imagen: MPI EVA / S. Neubauer, Ph. Gunz (License: CC-BY-SA 4.0).

Para llegar a esta conclusión, el equipo utilizó escaneos tomográficos y análisis 3-D para crear moldes endocraneales virtuales de 20 fósiles diferentes de Homo sapiens. Estos fósiles se dividieron en tres grupos: los más antiguos provenían de África del Norte y del Este y representaban a los primeros representantes humanos conocidos después de dividir a la población con Neandertales, otros vivían en África Oriental y las regiones del Mediterráneo Oriental entre 130.000 a 100.000 grupos, y el final grupo vivió entre 35.000 a 10.000 años atrás.

También crearon endocastos virtuales (moldes internos del cerebro que se aproximan a su tamaño y morfología) de muestras humanas modernas para comparar. Debido a que los cerebros no se conservan en el registro fósil, la única evidencia directa que los investigadores tienen provienen de los endocastos.

Los análisis y la comparación de estas variaciones de la conformación endocraneal revelaron que las formas humanas actuales se superponen con los especímenes de la era del Paleolítico superior, lo que significa que los cerebros se redondearon entre 100.000 a 35.000 años atrás. Esto es, más tarde que cuando el Homo sapiens evolucionó para tener el tamaño cerebral más grande que todavía tenemos hoy.


La globularidad en sí misma probablemente no nos dio ventajas, dice Neubauer, pero las características que contribuyeron al redondeo probablemente sí lo hicieron, es decir, el abultamiento de las áreas parietales y el abultamiento del cerebelo. El lóbulo parietal es un centro importante en la conexión de las regiones cerebrales y está involucrado en funciones como la orientación, la atención y las transformaciones sensitivo-motoras que subyacen en la planificación y la integración viso-espacial. Al mismo tiempo, el cerebelo se relaciona con las funciones motrices, como el equilibrio, así como con las funciones integrales, tales como la memoria, el lenguaje, el procesamiento afectivo y la cognición social. Es probable que la aparición de estas habilidades provocó la "revolución humana".

"También es interesante señalar que, en los humanos actuales, la globularidad del cerebro emerge y se desarrolla durante unos meses alrededor del momento del nacimiento. Por lo tanto, nuestros datos sugieren cambios evolutivos en el desarrollo temprano del cerebro en un período crítico y vulnerable para el cableado neuronal y el desarrollo cognitivo".

Fuentes: National Geographic | inverse.com | 24 de enero de 2018

¿Qué dicen los textos de uno de los Rollos del Mar Muerto finalmente descifrados 70 años después?

Han pasado 70 años hasta que ha sido posible descifrar los mensajes de uno de los dos últimos Rollos del Mar Muerto, considerados como uno de los textos bíblicos más antiguos.

Un grupo de investigadores de Israel se dedicó durante un año a unir sesenta pequeños fragmentos que estaban escritos en código y algunos tenían dimensiones de un centímetro cuadrado.
La mayoría de los cerca de 900 manuscritos del Mar Muerto estaban muy dañados y se estima que había unos 15.000 fragmentos, lo que siempre dificultó la tarea de interpretarlos. Los rollos estaban escritos en tres idiomas: mayormente hebreo pero también arameo, con algunos en griego. Uno de estos pergaminos se escribió en hebreo codificado que es el ahora ha sido descifrado.
Los científicos encontraron que el texto codificado se refiere a una serie de festividades que celebraban la antigua secta judía de los esenios. Se cree que dicha secta escribió los manuscritos hace unos dos mil años.
Una parte del pergamino reconstruido en la Universidad de Haifa. Universidad de Haifa.

Novedad

Los investigadores que lograron descifrar el fragmento, Eshbal Ratson y Jonathan Ben-Dov de la Universidad de Haifa, encontraron en él un calendario de 364 días utilizado por la secta del desierto de Judea.

El calendario también contiene el nombre que la secta le dio a los días especiales que denotan la transición entre las cuatro estaciones: tekufah, que en hebreo moderno significa 'periodo'. Los resultados de su trabajo, que fue financiado por la Israel Science Foundation, se han publicado en el Journal of Biblical Literature.

Según Ratzon, el calendario de 364 días, que ya era conocido por los investigadores, difiere del utilizado por otros judíos en ese momento. "La mayoría de los judíos usaban un calendario similar al que se usa hoy en día. La secta usó un calendario que se basa casi en un año solar, que comprende 364 días. Hay meses con 30 o 31 días en cada temporada", explica. "364 se divide por 7, por lo que cada fecha corresponde a un día específico de la semana y cada día festivo tiene una fecha fija. Sabemos que en el Templo hubo disputas entre diferentes sectas sobre lo que sucedería si la Pascua caía en Shabat. ¿Qué reemplazaba a qué, el Shabat o el ocio? Esta secta resolvió el problema, ya que no hubo ocio en Shabat".

Ratzon dice que cuando había en el Templo eventos importantes, como el Sumo Sacerdote oficiando un sacrificio el día del Iom Kipur, solo se podía usar un calendario. "Pero este calendario fue disputado, lo cual puede ser una de las razones por las que esta secta abandonó el Templo y se fue al desierto. Tuvieron muchas disputas y esta fue una de ellas, no pudieron celebrar los días de ocio juntos".

Los rollos fueron descubiertos en cuevas de la costa occidental del Mar Muerto por pastores beduinos.

Ratson y Jonathan Ben-Dov revelaron que lograron interpretar el texto con ayuda de unas anotaciones que fueron descubiertas en los márgenes del manuscrito. Eran correcciones realizadas por un escriba que enmendaban omisiones hechas por el autor.
"Lo bueno es que estos comentarios me sirvieron como pistas que ayudaban a desvelar el rompecabezas y mostraban cómo armar el manuscrito", señaló Ratzon al diario Haaretz.

Los investigadores observan que "mientras el pergamino está escrito en código, el contenido era una cuestión conocida y simple que no había razón para ocultar". Esta era una costumbre bien conocida en aquellos días, incluso fuera de Israel, en la cual un líder [de un grupo] escribía en código, incluso respecto a asuntos conocidos por todos, a fin de mantener su elevado estatus. Esto tenía la intención de mostrar que él conocía el código, mientras que otros no.

Los llamados Rollos del Mar Muerto han fascinado al mundo desde que fueron descubiertos por pastores entre 1947 y 1956 en cuevas al este de Jerusalén. Los investigadores están ahora tratando de desvelar el contenido del último rollo.

Fuentes: BBC Mundo |Haaretz | 22 de enero de 2018

El uso preferente de la mano derecha es una característica ancestral de los primeros homínidos

Homo sapiens se ha considerado como la única especie que manifiesta una clara preferencia por el uso de la mano derecha con respecto a la izquierda, en una proporción bien determinada de 9 personas diestras por una de zurda. Pero lo que aún no está bien establecido es el momento de la evolución humana en que apareció esta lateralidad manual tan marcada.

Un estudio internacional que se acaba de publicar, y que ha liderado el IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) con la investigadora Marina Lozano, demuestra que este comportamiento es más antiguo de lo que se pensaba. Se ha podido concluir que, a nivel de población, los neandertales hace sobre 130.000 años ya tenían una lateralidad manual como la nuestra, pero aun así es una práctica que se remonta, aunque en menor proporción, hasta la primera especie de Homo, Homo habilis, y, por tanto, es una característica ancestral en nuestro género.

Marina Lozano, investigadora del IPHES que ha liderado el estudio, en los yacimientos de Atapuerca la pasada campaña. Xosé-Pedro Rodríguez.


La comunidad científica ha efectuado muchos estudios sobre lateralidad manual y cerebral de homininos, pero es la primera vez que se reúne una muestra tan grande, tanto por lo que se refiere al número de especímenes analizados (120 individuos) siguiendo la misma metodología y de cinco tipos de especies diferentes (Homo habilis, Homo antecessor, preneandertales de la Sima de los Huesos de Atapuerca, neandertales europeos, y Homo sapiens), como por el ámbito cronológico (1,8 millones de años hasta la actualidad).
Marcas observadas en: A. Un incisivo de Homo antecessor (Gran Dolina-Atapuerca) i B. Un incisivo de preneandertal de la Sima de los Huesos (Atapuerca) - IPHES


En esta investigación han participado los principales equipos que trabajan en esta materia, y ​​es fruto de una colaboración internacional con investigadores de España, EEUU e Italia. Gracias a este trabajo conjunto "podemos afirmar que la tendencia a tener una preferencia manual es una característica intrínseca a nuestro género que se ha ido estableciendo lentamente en cada una de las especies que nos han precedido. A partir de ahí se pueden hacer otras inferencias: lateralidad manual implica lateralidad cerebral que está estrechamente relacionada con la capacidad de lenguaje articulado", comenta la investigadora Marina Lozano.

El equipo ha estudiado el desgaste cultural presente en los dientes anteriores, específicamente las marcas de corte que quedan en ellos como resultado de su uso como tercera mano para sujetar materiales mientras son cortados con una herramienta lítica. Estas marcas se han observado con la aplicación del microscopio electrónico de barrido.

Dibujo mostrando a un hominino, que retiene comida entre sus incisivos, al tiempo que corta un trozo con la mano derecha. Fuente: Journal of Human Evolution.

Fuente: IPHES | 23 de enero de 2018

Descubren pinturas rupestres en la Peña de la Torga de Villafranca (El Bierzo, León)

Santiago Castelao, en una de las visitas a la cueva, señala una de las pinturas. DL -

La lista del patrimonio arqueológico conocido del Bierzo se amplía. En una pequeña cueva escondida y de muy difícil acceso, situada en la zona de la Peña de la Torga, en el municipio de Villafranca del Bierzo, León, acaban de ser descubiertas unas pinturas rupestres sin catalogar. Se trata de unos signos primitivos de color rojizo, que bien podrían tener miles de años y fecharse en la época de la Prehistoria.

La persona que realizó este hallazgo se llama Santiago Castelao, un villafranquino estudioso de la naturaleza, trotamundos de la montaña y amante multidisciplinar de los árboles, la pintura o la fotografía.

Los signos y la pigmentación es primitiva y se conserva bien. DL

Castelao contaba a este periódico que hay que mantener la máxima prudencia con este hallazgo y él ha tratado de ser riguroso en el trámite. Así, ayer mismo registró un escrito oficial con destino al área de Medio Ambiente, Patrimonio y Cultura de la Junta, para que sus técnicos estudien lo que aparece en esta pequeña concavidad, situada no muy lejos del yacimiento aurífero de La Leitosa y en las inmediaciones del canal de agua que procede de Burbia y que los romanos excavaron para explotar el oro.
En principio, cree que las pinturas tienen su importancia histórica. De hecho, Castelao cita a Casimiro Martinferre, un berciano que ha escrito un libro titulado «Manuscrito de los brujos. Pinturas rupestres de la provincia de León», quien visitó la cueva de la Peña de la Torga y estima que son relevantes.

A partir de ahora, una vez que la Administración autonómica tiene constancia de este descubrimiento, el siguiente paso podría ser la visita del arqueólogo de la Junta al lugar para estudiar estas manifestaciones ancestrales y catalogar su valor real. Se sabe que los romanos que trabajaron La Laitosa o Las Médulas eran respetuosos con los símbolos antiguos que aparecían en las calicatas, y éstos de la Peña de la Torga podría ser un ejemplo.
Las pinturas presentan una buena conservación, pero se encuentran en un lugar húmedo. En función del agua de la cueva se ven más claras o difuminadas.

Fuente: diariodeleon.es | 24 de enero de 2018

Carmen Aranegui desmonta el mito de que Sagunt fue una colonia griega

Aranegui, al entrar en la sala junto al alcalde. Daniel Tortajada

La catedrática de Arqueología de la Universitat de València, Carmen Aranegui, desmontó el mito de que Sagunt era una colonia griega y apuntó que «la creencia se mantuvo para justificar la Guerra Púnica», afirmó.

Ésta fue una de las afirmaciones más llamativas que Aranegui realizó durante su ponencia «El Comerç d´Arse», en el centro cultural Mario Monreal de Sagunt dentro del ciclo de conferencias «La Ciutat Ibèrica», en el marco de la candidatura de Sagunt a Patrimonio de la Humanidad.

En su intervención, la catedrática explicó que «el comercio propició un cambio cultural de forma mucho más efectiva que la colonización» y que «los lugares con puerto son lugares donde hay tráfico de gente de sitios muy distintos, como fue el caso de Arse», argumento que utilizó para reforzar su teoría sobre el mito romano, que pidió no seguir alimentando.

«Éste era un puerto abierto y no hay base documental de su origen colonial. Se navegaba desde el mes de marzo hasta el mes de septiembre, y por lo tanto había veces que las tripulaciones de los comerciantes hibernaban en un determinado lugar. Por lo tanto, allí se establecían una serie de convivencias que daban lugar a cambios culturales», expuso Aranegui.

Tras esta explicación matizó que «los edetanos de Arse forjaron su historia mirando al mar», ya que el mar fue en la antigüedad la principal via de comunicación, añadió.

La conferencia de Aranegui, que estuvo coorganizada por el Centro Arqueológico Saguntino y el Ayuntamiento de Sagunt, como el resto del ciclo de ponencias, se centró en dar a conocer cómo era el comercio en Arse durante la época íbera, un comercio que vino marcado por un enclave importante: el Grau Vell (izquierda), «el puerto documentado más antiguo del litoral valenciano», dijo.
Según los estudios realizados, fue un puerto con un comercio de larga distancia y de distintas mercancías, desde cereal, vino, aceite, a manufacturas y metales, apuntó la catedrática.
«Esto demuestra que Arse también fue un importante centro productor que incentivaría todas las posibilidades de producción que le permitía la tierra». En definitiva, un centro de distribución al que llegaban y del que salía mercancía.

Los restos arqueológicos encontrados en el Grau Vell demuestran la participación del puerto en un tráfico internacional, como «bienes que proceden de Grecia, Cartago, Roma o Ibiza», además de la la existencia de envases para almacenar.

Epigrafía mercantil

Aranegui insistió en que el Grau Vell «no fue un puerto menor», y justificó su aseveración en varios puntos. Uno de ellos en la epigrafía íbera, con un claro carácter mercantil. A esto suma la existencia de un torreón (torre de vigilancia), «importante y bien construido», que no tenían todos los puertos, o la conservación de estructuras en tierra firmes como las construcciones que datan del 500 A.C. en las que el 50% del material encontrado era de importación, aseguró.
La excavaciones subacuáticas también corroboran la importancia del Grau Vell, dada la detección de naufragios, que ponen de manifiesto la presencia de grandes buques, lo que descarta que fuera un fondeadero.

Precisamente en este punto, la catedrática tuvo unas palabras de recuerdo para el cronista Bru i Vidal del que dijo que «gracias a él se clarificaron muchas cuestiones del puerto de Sagunt» que, en un principio, algunos estudiosos situaban en Almenara.

Fuente: levante-emv.com | 19 de enero de 2018