Hallan otra representación femenina labrada en hueso en La Alcudia (Elche, Alicante)

Con el inicio de la segunda fase del Proyecto Domus-La Alcudia "Vivir en Ilici", La Alcudia nos vuelve a hablar en femenino. El estudio de los materiales exhumados en la excavación arqueológica del sector 4F, situado entre dos grandes viviendas aristocráticas romanas, ha permitido identificar una nueva representación femenina labrada en hueso.

Los detalles de su anatomía y vestimenta se realizaron mediante incisiones con objeto punzante y el acabado final es un pulido que todavía se aprecia. Se trata de una figura de cinco centímetros y medio de altura, que representa a una mujer con un tocado sobre el pelo y un vestido ajustado, cuyos pliegues se marcan sobre las piernas mediante trazos incisos paralelos y oblicuos. Los brazos están cruzados sobre el pecho, el derecho sobre el izquierdo y, a juzgar por los pequeños apéndices alargados existentes en el extremo de los brazos, parece portar sendos objetos en las manos, según informan en una nota de prensa desde la Universidad de Alicante.


Por su tamaño y por la perforación de su parte superior, parece claro que es un colgante, con toda seguridad un amuleto. Sus rasgos egiptizantes son característicos de los amuletos de tipo púnico, donde se considera un gesto característico relacionado con el mundo de ultratumba. Estos amuletos femeninos, de los que conocemos otro similar procedente de la necrópolis púnica ibicenca de Puig d´es Molins, tienen un marcado carácter apotropaico y protector, simbolizando la importancia del imaginario femenino en la antigüedad. Así pues, aunque la pieza se halla todavía en proceso de estudio, se trabaja sobre la hipótesis de que represente una figura femenina protectora ante las enfermedades y la muerte.


Este es uno de los poderes de la todopoderosa diosa-madre mediterránea, la que rige los ciclos anuales de la naturaleza, la curótrofa (protectora de los jóvenes) que amamanta y es dadora de vida, pero que también tiene la llave del inframundo, sea Deméter, Juno, Tánit o esa gran diosa ibera cuyo nombre es desconocido.

"De nuevo, los hallazgos arqueológicos nos sirven para visibilizar lo femenino y para reivindicar el papel de la mujer tanto en la historia como en el trabajo de investigación. Por eso, en una semana tan comprometida como esta, hemos preparado un cartel conmemorativo que servirá de llamada de atención, porque La Alcudia se escribe también en femenino", ha explicado Sonia Gutiérrez (izquierda), directora del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico de la UA y coordinadora del proyecto Domus.



Domus-La Alcudia se inició en 2017, en el marco del Programa Propio para el Fomento de la I+D+i del Vicerrectorado de Investigación y Transferencia del Conocimiento de la UA, y sus resultados preliminares pueden ya consultarse en RUA. La segunda fase, iniciada a fines de febrero, cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Elche y la colaboración de numerosos estudiantes de los grados de Historia, Humanidades y del Master de Arqueología Profesional y Gestión Integral del Patrimonio. Los trabajos de excavación tienen una duración prevista de un mes, que se continuará con los estudios de laboratorio de materiales y muestras bioarqueológicas, y se inscriben en el Plan Director del yacimiento, según siempre la misma nota.


Al equipo de investigación universitario, conformado por una quincena investigadores e investigadoras del INAPH y de otros centros como la UMU, la UCLM o del CSIC, se incorpora la investigadora ilicitana Trinidad Tortosa, del Instituto de Arqueología de Mérida, como reconocida especialista en iconografía y grupos pictóricos de la cerámica ibérica figurada del estilo Elche I.

Fuente: diariodeinformcion.com| 6 de marzo de 2018

El temporal destapa en Cádiz restos del acueducto romano

Moisés Camacho y Antonio de la Cruz, de Adip, junto a uno de los restos del acueducto en Cortadura. Innumerables piezas como esta (denominadas ostioneras) se ensamblaban de tal forma que el agua corría por el conducto interior. / ASOCIACIÓN DE DIFUSIÓN E INVESTIGACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL DE LA PROVINCIA DE CÁDIZ


Restos del acueducto de Gades, la impresionante obra civil que transportaba el agua a la ciudad desde los manantiales del Tempul, han salido a la luz en Cortadura tras el temporal Emma. No sólo destrozos ha causado la temible borrasca que ha sacudido la costa gaditana. Así, en la extensa playa gaditana se podían ver durante el domingo algunos vestigios del quinto acueducto más grande de todo el Imperio Romano, además de secciones nunca antes vistas de la calzada utilizada entre los siglos XVI y XVIII que se tragó el maremoto de 1755 y que seguía el trazado de la antigua calzada romana.

Desde el Ayuntamiento de Cádiz y desde la Asociación para la Difusión e Investigación del Patrimonio Cultural de la provincia de Cádiz (Adip) confirmaron la noticia que celebramos desde el pasado domingo gracias a algunos ciudadanos comprometidos con el patrimonio de la ciudad que no dudaron en dar la alerta a Moisés Camacho y a Antonio de la Cruz, de Adip, tanto de la aparición del hallazgo como de la actitud imprudente de algunos curiosos que se pusieron a escarbar en la arena alrededor de los restos, haciendo inevitable el paralelismo con el popular tanguillo de los Duros Antiguos. Y, sí, también estaba la playa igual que una feria...

De esta forma, tanto Camacho como De la Cruz se personaron rápidamente en la playa de Cortadura e informaron a los ciudadanos de la inconveniencia de trastear entre los vestigios. "En cuanto llegamos avisamos a la Policía y al Ayuntamiento y nos quedamos allí vigilando hasta que vinieron tanto los efectivos, como el teniente de alcalde Martín Vila y el arqueólogo municipal", explica Camacho, presidente de Adip, que valora este hallazgo ya que "aunque sabíamos que el trazado del acueducto pasaba por ahí, nunca lo habíamos visto y han aparecido como 5 o 6 restos pero se presume que hay más".

El agua potable corría antiguamente por el conducto interior de este bloque de piedra.

"También, desde el sábado estamos viendo nuevos tramos de la calzada que se llevó el maremoto y que este temporal ha sacado a la luz y esperamos que se valore y se proteja", desea Camacho que recuerda que esta calzada se utilizaba entre los siglos XVI-XVII y que estaba construida reutilizando material romano, de la antigua calzada romana. "Lo que se conserva son los muros laterales. El muro más cercano al mar está totalmente derribado como consecuencia del maremoto del 1 de noviembre de 1755 quedando en pie parte del muro más lejano al mar en algunos lugares", añade.
Foto: La calzada de Época Moderna que el temporal "Emma" ha dejado visible en Cádiz. Foto: Silvia Manito Velázquez‎.

Por su parte, fuentes municipales confirman que "tanto el edil Martín Vila como el arqueólogo municipal han estado en la zona en la que han aparecido los restos de acueducto y dieron aviso a la Policía Local para que vigilara el área".

Al mismo tiempo, desde el Consistorio "se ha contactado con la Junta de Andalucía y la Guardia Civil para que estén al tanto de los hallazgos y realicen sus labores de seguridad y vigilancia" y en estos días se va a pedir a Costas que, dentro de los arreglos que tienen que efectuar por el temporal, "realicen las labores oportunas de conservación del acueducto y la vía romana". Asimismo, estas mismas fuentes municipales aseguran que "durante este tiempo el Ayuntamiento va a aprovechar para estudiar el yacimiento y catalogarlo".

Hay que recordar que en el pasado mes de septiembre, Paco Carrillo, un ciudadano aficionado al patrimonio, alertaba de la aparición de un pequeño resto del acueducto en la zona de El Chato. El miembro del grupo de Patrimonio de la Isla avisó a la Policía Local que le indicó que desenterrara la pieza, le hiciera una fotografía, la volviera a enterrar y enviara su ubicación.

Tramo del acueducto, con bloques de piedra ostionera machi-hembrados reconstruido en la Plaza Asdrúbal, en Cádiz.

Otros restos del acueducto de más de 80 kilómetros, la obra más ambiciosa que los romanos legaron a la provincia de Cádiz, procedentes de su recorrido por la playa de Cortadura se pueden contemplar en la plaza Asdrúbal desde su traslado en los años 80.

Fuente: granadahoy.com | 6 de marzo de 2018

Descubren un posible enterramiento de la Edad de Bronce en la Cueva del Copillo de Noja (Cantabria)

Mandíbula humana de la Cueva del Copillo. / ALERTA

La Cueva del Copillo de Noja pudo haber sido un lugar de enterramiento en la Edad del Bronce, según plantea un estudio financiado por el Ayuntamiento y realizado por Ana María Cueto con el visto bueno de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte.

Si esto se confirma, se trataría del primer yacimiento arqueológico de cronología prehistórica que se localiza en el Monte Mijedo, ha informado en un comunicado el Ayuntamiento.
Los resultados de un estudio confirman la existencia de una estratigrafía arqueológica que demuestra la ocupación humana en el pasado en la cueva del Copillo 1, una cavidad de pequeñas dimensiones descubierta por un grupo de aficionados que se encuentra en la ladera Sur del Alto del Copillo, en el extremo occidental del monte Mijedo.

La cavidad se abre a unos 70 metros de altitud y en la actualidad su acceso es dificultoso debido a la vegetación cerrada que existe en la ladera del monte.

Según el estudio, lo que hoy está cubierto de eucaliptos fue en época prehistórica un encinar cantábrico compuesto por la encina y acompañado de otras especies más minoritarias como el laurel, el labiérnago o el brusco.

Los trabajos que recoge el documento firmado por Cueto Rapado tuvieron lugar entre agosto y noviembre de 2017, cuando se procedió a lavar el sedimento que se excavó en el trabajo de campo realizado en julio del mismo año.

El lavado con agua ha permitido reconocer y recuperar restos arqueológicos, como huesos, instrumentos líticos y de hueso, conchas de moluscos marinos, objetos de adorno.
Así, durante la excavación se extrajeron un total de 86 cubos y entre los materiales extraídos en esta cavidad se encuentra una mandíbula humana y una punta de bronce con pedúnculo y aletas que se adscribe a la Edad de Bronce y procedente del material entregado por los descubridores del yacimiento.

Punta de bronce encontrada en la Cueva del Copillo.

Tras el análisis antropológico se ha constatado que, al menos durante uno de los momentos de ocupación de la cueva, ésta se utilizó como lugar de enterramiento, un uso sepulcral de este tipo de cavidades durante la Edad de Bronce que está "ampliamente documentado en el Cantábrico", según se señala en el informe.

El estudio desprende que tanto humanos como animales contribuyeron a la formación y modificación del paquete sedimentario del Copillo y que, aunque la excavación no ha llegado hasta el fondo de la cavidad, y a falta de dataciones concluyentes, algunos resultados apuntan a una ocupación humana prolongada en el tiempo, según ha informado el Ayuntamiento.

A la espera de las dataciones de C14, se parte de la hipótesis de que existe un primer nivel mesolítico (nivel 4) muy rico en conchas e industria lítica. Esta ocupación estaría restringida a la zona de la entrada y posiblemente se extendería al exterior de la cueva, que aún está sin excavar.
Por su parte, en el nivel 3 han aparecido restos humanos, así como moluscos marinos, aunque en número mucho más reducido.

Entrada a la cueva.

En la parte más cercana a la boca, los ocupantes que llegaron tras la formación del nivel 3, llevaron a cabo la excavación de una fosa que cortaba completamente el nivel, llegando hasta el nivel 4.
Tanto la fosa como el nivel 3 estarían rellenos/cubiertos por el nivel 2, en el que aparecen un elevado número de restos humanos, según ha informado en un comunicado el Consistorio.
De esta manera, y según la hipótesis del equipo de trabajo, el nivel mencionado podría ser un enterramiento, posiblemente de la Edad del Bronce. Esta teoría vendría apoyada por la punta de bronce entregada por los descubridores.

Por su parte, el estudio antropológico de los restos humanos, a cargo del Doctor Edgard Camarós, confirma que se ha hallado un incisivo, un premolar y un molar, y que la morfología de la mandíbula y el estudio biométrico permiten saber que pertenecía a un individuo masculino con una edad comprendida entre los 45 y 55 años.

El estudio de los demás restos recuperados será fundamental permitirá saber más acerca de las prácticas funerarias de estos grupos humanos. Actualmente, se están realizando labores de limpieza y catalogación del material procedente del sedimento de la cueva con el fin de obtener un inventario. Además, el análisis del metal ya está en curso.
Esta actuación arqueológica que ha contado con la financiación del Ayuntamiento de Noja se ha realizado bajo la dirección de María Ana Cueto y ha contado con la participación de Edgard Camarós, Miriam Cubas, Jesús Tapia, Inés López, Esteban Álvarez, Pau Sureda, Marián Cueto y Sara Núñez.

Fuente: diariolerta.com | 4 de marzo de 2018

Campamentos romanos en el País Vasco y Navarra

Karakate. Campamento descubierto por Martínez en 2016

Cuando los romanos aparecieron por las tierras de las actuales Euskadi y Navarra, en el primer siglo antes de Cristo, los habitantes de estas zonas vivían en los poblados de la llamada Edad de Hierro. La pregunta que se hacen los historiadores y arqueólogos es: ¿hubo conflicto, guerra y conquista? El arqueólogo vizcaíno Antxoka Martínez Velasco (izquierda), especializado en esa época, cree que sí, y que prueba de ello son los vestigios de campamentos militares romanos que han aparecido en las últimas décadas. En algunos casos, esos emplazamientos habían sido confundidos con restos de poblados de la Edad de Hierro.

Hace unos días Antxoka Martínez ofreció una conferencia sobre el tema, que sirvió para dar comienzo a la edición número 16 de la Jornadas de Arqueología de Aranzadi. Sobre todo se refirió a campamentos romanos situados en Álava y Navarra, y remató la charla con el caso del monte Karakate, en cuya cima localizó en 2016 un campamento de pequeñas dimensiones, con solamente una línea de defensa. Los trabajos se llevaron a cabo mediante la ayuda de los ayuntamientos de Soraluze y Elgoibar. Martínez dirige las excavaciones del poblado de Munoaundi, entre Azkoitia y Azpeitia, de la Edad de Hierro.

«En los poblados de la Edad de Hierro de Gipuzkoa no se han encontrado signos de batalla, de destrucción. Pero eso no significa que no hubiera ataques por parte de las tropas romanas. Yo creo que sí hubo conquista, y los campamentos que hemos hallado son prueba de ello. Pero todavía nos faltan datos. Lo más lógico es que los indígenas se resistieran ante aquellas gentes que venían a cambiarles sus modos de vida», manifestó Martínez.

Los restos hallados en Karakate, en una cima que domina el valle del Deba, fueron encontrados por Martínez en unos trabajos del año 2016. Se trataría de un campamento básico de las tropas romanas, con una línea de defensa consistente en un talud de tierra y su foso. «Si hubiera sido una construcción de la Edad de Hierro, tendría estructura de piedra. En cambio, los romanos, al edificar sus campamentos, construían defensas de tierra».

El campamento de Karakate está en cuesta y la línea de defensa tiene una entrada, como es habitual en el ejército romano. A estas tropas les bastaba una defensa básica. «No necesitaban muros, lo más importante para ellos era tener al enemigo a la vista, para así utilizar enseguida su artillería y sus hondas con proyectiles de plomo», comentó el arqueólogo.

El arqueólogo cree que este campamento es de los llamados 'castra aestiva'. «Principalmente, los ejércitos romanos batallaban en verano, de ahí el nombre de ese tipo de campamentos. Eran estructuras que podían valer para pasar un noche o un mes. Los topógrafos iban en plan avanzadilla y escogían un lugar adecuado. Luego, al llegar las tropas, cada miembro del ejército ya sabía cual era su cometido a la hora de crear el campamento».

Illunzar, en Bizkaia

Otro campamento romano es el de Illunzar, en el municipio de Nabarniz, a media distancia entre Gernika y Lekeitio. Corresponde al tipo 'castra aestiva in monte' y no se ha podido establecer su cronología exacta.

«Estaba identificado desde hace mucho, desde comienzos del siglo XIX. Se pensaba que era un poblado de la Edad de Hierro, y así estaba catalogado en la Carta Arqueológica de Bizkaia, pero claramente es un campamento romano. Debería responder a la presencia, justo en frente, y a menos de un kilómetro en línea recta, del poblado de Marueleza o Arrola. Las fuentes históricas no se ponen de acuerdo sobre si en ese poblado de vivían carietes o várdulos», comentó el arqueólogo.
Antxoka Martínez presentó su teoría sobre ese recinto fortificado de Illunzar en el año 2006, en el transcurso del II Congreso de Arqueología Militar Romana en Hispania.

Ni en Karakate ni en Illunzar han aparecido vestigios que permitan datarlos con precisión. Martínez baraja la teoría de que ambos campamentos son de las primeras décadas antes de nuestra era. Estarían entre los años 49 y 44 a.C. -cuando se desarrollaron las guerras Bellum Civile y la época de las Guerras Cántabras -entre los años 29 y 19-. «Estos territorios no han sido la Cantabria histórica, y por eso no hubo batallas correspondientes a ese conflicto», precisó.

Illunzar se encuentra en una cima de 727 metros. El recinto fortificado se ajusta a la cumbre, a modo de corona, con un perímetro que bruscamente se vuelve muy pendiente. «La defensa se articula mediante terraplenes ('aggeri'), sobre los que posiblemente de levantaría una empalizada ('vallum') con anchura suficiente para poder disponer de un paso de ronda ('verma'). Es curioso cómo el diseño obvia una arista natural que facilitaría la defensa, pero que a su vez estrangularía el recinto hacia el sur dándole una planta triangular», dejó escrito Martínez en un artículo.
En ese recinto hay terraplenes de tierra, como es habitual, pero no así foso, debido a que en esa cumbre enseguida aflora la roca madre. Las puertas de acceso eran cuatro, y una de ellas del tipo 'clavicula'. Los ingenieros romanos eran extremadamente hábiles, tal como los describe el arqueólogo vizcaíno: «La 'clavicula' es un diseño de puerta a modo de cuarto de circulo, que obliga al atacante a girar a la izquierda cuando entra en el campamento, dejando al descubierto y desprotegido su flanco derecho, al llevarse el escudo en la mano izquierda».

Andagoste, en Álava

Otro yacimiento arqueológico relacionado con la actividad bélica de los romanos es el de Andagoste, en la comarca alavesa de Kuartango. Fue localizado a finales de los 90, a raíz de las obras realizadas para la traída de aguas al municipio. Se encontraron varios proyectiles de plomo para hondas en el terreno, y entonces José Antonio Ocharan decidió pasar por la zona un detector de metales y se topó con una gran cantidad de balas de plomo y tachuelas de calzado.

En este caso nos encontramos ante una fortificación a medio hacer y los signos de una gran batalla. Se ha pensado que se produjo un enfrentamiento entre los indígenas de la zona y las legiones romanas, en la década de los años 40 del primer siglo antes de Cristo, pero Antxoka Martínez tiene otra opinión: «Vista la distribución de las balas de plomo y los clavos de las sandalias, lo que allí se produjo fue una batalla entre dos facciones romanas».

Andagoste constituye uno de los vestigios más antiguos de la presencia romana en el País Vasco. Hasta la fecha se había encontrado una única bala de plomo -de las usadas con las hondas-, la que localizó José Miguel de Barandiarán; en Andagoste se encontraron 114. Tampoco se había hallado ningún clavo de caliga de tipo antiguo -anterior al 22 a. C.-, y en ese lugar de Álava se hallaron más de 600.​
Son más abundantes en Navarra
Los vestigios de campamentos romanos más espectaculares se encuentran posiblemente en Palencia, en lugares como el monte Bernorio (municipio Villarés de Valdibia) y La Loma (Santibáñez de la Peña). Ambos sitios son testigos de cuando, en el siglo I antes de Cristo, el emperador romano César Augusto comenzó su asalto definitivo a los territorios dominados por cántabros y astures.
Las llamadas Guerras Cántabras se produjeron entre los años 29 y 19 a.C. Los vestigios hallados en tierras de la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra son en su mayor parte algo más antiguos, pero también del siglo I a.C.

En Navarra han aparecido más campamentos que en la Comunidad Vasca. Dos de ellos, muy cerca de Pamplona: el de Gazolaz (municipio de Zizur) y el de Zarbeta (valle de Aranguren). Ambos se detectaron mediante fotografías aéreas, en el primer caso gracias a una fotografía de Ruiz de Alda, realizada en 1927. Luego se hizo allí una plantación pinos y se destruyeron los terraplenes de las tropas romanas, pero el yacimiento ofreció una interesante colección de clavos de sandalias.
El campamento de Allide, en Ibiricu, resulta posterior a los demás, del siglo I d.C., y cuidaba un camino. Los Cascajos (Sangüesa), tenía un emplazamiento fácil de defender. Y el campamento de Fitero-Cintruénigo estaría relacionado con las guerras sertorianas, de hacia el 80 a.C.

Fuente: diariovasco.com | 5 de marzo de 2018

Las plaquetas paleolíticas de la Cova del Comte de Pedreguer se expondrán en el MARQ de Alicante

Rueda de prensa para anunciar la exposición de las plaquetas en el MARQ de Alicante.

Las plaquetas paleolíticas que salieron a la luz después de varias campañas de excavación arqueológica en la Cueva del Conde de Pedreguer (Alicante) estarán en el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) a partir del mes de junio. “Estamos contentos porque Pedreguer formará parte de la importante exposición que acoge desde hace años el MARQ. Los hallazgos de la Cova del Comtee estarán en la primera sala, dedicada al arte rupestre”, ha señalado el alcalde de Pedreguer, Sergi Ferrús.

De entre los numerosos descubrimientos que han aparecido en las excavaciones en la cueva, destacan dos plaquetas. La primera de ellas, encontrada en la tercera campaña en octubre de 2015, es una piedra plana de 12 centímetros de longitud sobre la que está grabada la figura de un caballo (izquierda). Los expertos apuntan a que tiene entre 18.000 y 20.000 años de antigüedad, lo que la situaría como una de las representaciones de arte más antiguas del País Valenciano, tras las que se encontraron en el primer tercio del siglo pasado en la Cueva del Parpalló, en Gandia.

La segunda pieza, aparecida en la cuarta campaña, que tuvo lugar en octubre de 2016, tiene características similares pero dibuja siquiera la silueta de la cabeza de un caballo. En ella, el dibujo se puede ver con más claridad a simple vista, ya que el trazo está más definido. Se puede apreciar parte del frente, las orejas y la zona de la crin (abajo).


Hay también una tercera pieza de menor trascendencia con manchas de pintura, pero sin figuración. El encargado de la restauración de los tres ejemplares fue el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (Ivacor), que las limpió cuidadosamente sin hacer uso de productos químicos para evitar dañar los restos y la pintura.

En la primera línea de la investigación

“La importancia de esta cueva es que contiene sedimentación arqueológica que es susceptible de investigación. Pero, además, la presencia de plaquetas grabadas todavía le da una dimensión más”. Precisamente en las campañas realizadas se han localizado numerosos sedimentos: sílex, microfauna (como conchas de moluscos marinos, algunos con perforaciones para ser utilizados como elementos de adorno) y restos óseos de fauna. Entre los restos de animales salvajes que aparecieron destaca un diente de hiena.


Después de años de investigación se ha podido confirmar que la cueva tuvo una ocupación humana intensa. En las campañas se han sobrepasado los estratos más superficiales, que estaban removidos por el uso de la cavidad como corral durante siglos, y la penetración ha llegado a las puertas del lugar donde los expertos imaginan grandes descubrimientos. Así lo apuntan los restos que, en la zona removida y en las paredes, han ido apareciendo.

La Cova del Comte de Pedreguer es una de las pocas del País Valenciano en las que se ha encontrado arte paleolítico tanto parietal (de pared) como mueble (que puede ser transportado). Sólo seis cuevas valencianas reúnen estas características, y cuatro de ellas están en la Marina Alta. Son, además de la del Comte, la Cova Fosca de la Vall d’Ebo, la Cova Barranc de la Vall de Laguar y el Tossal de la Roca de la Vall d’Alcalà. Por lo tanto, se puede afirmar, según Boronat, que “la Cova del Comtee está en la primera línea de investigación de la prehistoria”.

Prueba de ello es que numerosos expertos nacionales e internacionales se han interesado por estos hallazgos. De hecho, Enrique Martínez, presidente de la Fundación CIRNE, reivindicó que “ya es hora de que se reconozca el arte de Pedreguer en el País Valenciano después de haber sido distinguido a nivel internacional”.

Un gran equipo

Pascual Costa ha reconocido el “gran trabajo” que ha hecho el equipo arqueológico durante más de cinco años. El equipo de CIRNE que dirige las excavaciones de la Cova del Comte está integrado por cinco arqueólogos: Josep Casabó, Juan de Dios Boronat, Joaquim Bolufer, Marco Aurelio Esquembre y Pascual Costa. Sin embargo, en el proyecto también participan el especialista en fauna Alfred Sanchis y la antropóloga Yolanda Carrión.


Precisamente Carrión, experta en estudiar los carbones, estará presente el próximo 23 de marzo en la charla que tendrá lugar en la Casa de la Cultura de Pedreguer. Explicará la última campaña y hablará específicamente de su ámbito y de los últimos avances realizados en la cueva. Hace unos meses se enviaron unas pruebas en una empresa de Miami que están pendientes de recibirse muy pronto.
Además de los expertos citados, han participado también en las capañas de excavación estudiantes del centro asociado de la UNED en Elche (José D. Navarro, José A. Cañadilla y Francisco J. Sáez), así como alumnos y voluntarios de la Universidad de Valencia (Ferran Lloret y Abel Balbastre).

Fuente: lamarinaplaza.com | 2 de marzo de 2018