Los misteriosos cráneos de ciervo de los pobladores mesolíticos de Star Carr (Inglaterra)

Cráneo de ciervo con dos agujeros. Foto: Josh Murfitt / Museum of Archaeology and Anthropology, Cambridge University

Hace 11.500 años, Gran Bretaña aún no era una isla. En el final de la época glaciar, el hielo aún mantenía ese territorio unido al continente europeo. Pero, en pleno Mesolítico, las temperaturas iban rápidamente en aumento y los grupos humanos recién llegados se tenían que adaptar con velocidad construyendo sus casas en la orilla del lago Flixton, ocho kilómetros tierra adentro de lo que hoy en día es la costa de North Yorkshire.

Foto: Yacimiento de Star Carr

Los expertos aún no han podido determinar cuántas personas hubo en ese campamento ni cuánto tiempo se quedaron. Lo que si tienen claro es que continuaron volviendo al mismo lugar, conocido como Star Carr, durante los siguientes 200 a 300 años. Entre los objetos que dejaron, hay unos que sorprenden a todo el mundo: unos inusuales tocados hechos con cráneo de ciervo.


Star Carr tenía una sala de estar principal que estaba ubicada en un terreno seco alejado del lago. En este punto es donde los arqueólogos han descubierto miles de pedazos de pedernal (más del 90% de todos los descubiertos en Gran Bretaña), señal de que ahí se fabricaban herramientas de piedra. Más cerca del borde de Flixton construyeron plataformas de madera, utilizadas como pasarelas o embarcaderos.

Esos grupos humanos cazaron grandes animales como ciervos y alces en el bosque cercano y los barcos dieron acceso al lago y sus dos islas. El Museo de Arqueología y Antropología (MAA) de la Universidad de Cambridge va a exhibir, por primera vez, los 33 máscaras de cráneo de venado rojo y sus astas, un objeto que únicamente se ha encontrado en Gran Bretaña y en Alemania.

Exposición en el Museo de Arqueología y Antropología. Foto: Josh Murfitt / Museum of Archaeology and Anthropology, Cambridge University

La exposición A Survival Story - Prehistoric Life at Star Carr explica la vida en Gran Bretaña del Mesolítico después del final de la última Era de Hielo. Junto a las hachas y otras armas para la caza, se exhibe una canoa de madera, utilizada para transportar personas alrededor del lago (secado hace tiempo, aunque algunas áreas todavía están inundadas), así como objetos para hacer fuego.
Cuentas y colgantes de pizarra y ámbar muestran la predilección por los adornos, al igual que los objetos utilizados para confeccionar telas con pieles de animales. “Star Carr es único. Sólo unas pocas herramientas de piedra sobreviven normalmente durante tanto tiempo; pero el suelo anegado allí ha conservado huesos, astas y objetos de madera además de joyas exóticas, misteriosos tocados... y los restos de la casa más antigua de Gran Bretaña”, explica Jody Joy (izquierda), conservador de la exposición.


Hachas de mano mesolíticas - Star Carr, Yorkshire, Crédito: Josh Murfitt / MAA

”Todo esto se utilizó un tiempo antes de la agricultura, antes de la alfarería, antes de la metalurgia. Pero las personas (cazadores recolectores nómadas) que se establecieron allí regresaron al mismo lugar durante cientos de años”, añade. Los objetos que más llaman la atención de Star Carr son, sin embargo, los tocados.

Solo tres objetos similares se han descubierto en otros lugares, todos en Alemania. Alguien eliminó partes de las astas y perforó agujeros en los cráneos, pero los arqueólogos no saben por qué. “Es posible que hubieran estado cazando usando disfraces o quizás fueron utilizados en ceremonias o bailes. Nunca podemos estar seguros, pero esta es la razón por la cual Star Carr nos continúa intrigando“, señala Joy.

Descubierto por primera vez en 1947 por un arqueólogo aficionado, el trabajo arqueológico en Star Carr continúa siendo intenso. El problema del asentamiento es que los artefactos encontrados más recientemente muestran signos de deterioro, ya que el cambio de uso de la tierra alrededor del sitio hace que la turba, donde muchos artefactos se han conservado naturalmente durante milenios, se seque.

Remo hallado en Star Carr. Foto: Josh Murfitt / Museum of Archaeology and Anthropology, Cambridge University


”Como son tan viejos, los objetos de Star Carr son muy frágiles y deben ser cuidadosamente monitoreados y almacenados. Como resultado, pocos artefactos están normalmente en exhibición. Esta es una rara oportunidad de ver tantos de estos objetos uno al lado del otro, contando la historia de este sitio extraordinario”, concluye Jody Joy en un comunicado.

Herramientas de piedra mesolíticas en la exhibición de Star Carr, Museo de Arqueología y Antropología, Universidad de Cambridge Josh Murfitt / MAA

Fuentes: lavanguardia.com | National Geographic| haaretz.com | 26 de junio de 2018

La cantante India Martínez descubre, mientras corría, el busto de una diosa egipcia del siglo II

El descubrimiento, hecho por ella y su pareja, fue en la zona de Dos Hermanas. Los dos entregaron el busto al Museo Arqueológico sevillano, donde se datará y se estudiará.

La cantante India Martínez encontró el pasado domingo, mientras hacía deporte en la zona de Dos Hermanas, lo que todos los indicios apuntan a que se trata de un busto de una diosa egipcia del siglo II, cuyas fotografías envió a una amiga arqueóloga que le confirmó que podía tener importancia histórica. En conversación con este periódico, India Martínez explica que, de no haberlo cogido, "se lo habrían llevado las excavadoras o lo habrián tirado como escombro".


La propia cantante ha difundido el hallazgo a través de sus redes sociales oficiales, indicando que fue encontrado en una zona poco transitada por un cambio en el itinerario que usa habitualmente por unas obras, cuando el grupo con el que iba vio "algo que parecía unos cascotes, pero que nos llamó la atención”. Una vez quitada la arena de alrededor se dieron cuenta de que se trataba de un busto de mármol bien conservado, del que se mantiene toda la figura desde el cuello, en un material de bastante calidad.

Tras encontrarlo, se pusieron en contacto con una arqueóloga que, mediante fotografías, les confirmó que el hallazgo podía tener cierto valor histórico y entregaron el busto al Museo Arqueológico sevillano, donde se datará y se estudiará, con una primera impresión que cita que se podría tratar de una personalidad de la época, ya que era un busto al que acompañaba originalmente un cuerpo, algo reservado sólo para la gente de importancia en la época.

El busto, analizado

Los arqueólogos de la Delegación Territorial de la Consejería de Cultura están analizando el busto descubierto de manera fortuita al objeto de esclarecer su origen y antigüedad. La pieza, en cualquier caso, está siendo analizada por arqueólogos de la Delegación Territorial de la Consejería de Cultura y también por un experto de la Universidad de Sevilla, a fin de aclarar su procedencia y antigüedad aproximada y dilucidar si tiene o no valor histórico.

¿Quién es ella?

La cantante española de pop y flamenco India Martínez (Córdoba), comenzó su carrera musical a los 11 años bautizada como “la Niña del Puerto”. Debutó en televisión en el programa ‘Veo, veo’ y ha sido nominada dos veces a los premios Grammys . Martínez es una de las artistas más reconocidas del panorama musical español y una de las cantantes más queridas por el público hispanohablante. Ha ganado tres premios Dial y guarda en su casa el Goya a la mejor canción por ‘El Niño’ en 2015, además de un par de discos de oro.

Fuente: E.E./Agencias | El Español, 26 de junio de 2018

Ven la luz los recipientes que guardaban las vísceras de un difunto faraónico

Vasos canopos hallados en la orilla occidental de Luxor. MINISTERIO DE ANTIGÜEDADES DE EGIPTO

Una colección de vasos canopos, donde los antiguos egipcios guardaban las vísceras de los difuntos, ha emergido en una tumba en la orilla occidental de Luxor, la antigua Tebas. Enterrado durante milenios, el hallazgo arroja nueva luz sobre la castigada sección sur de una de las necrópolis de la que fuera capital de los faraones.

El descubrimiento estaba depositado en un nicho de 60 centímetros que había sido horadado en el suelo cerca del muro sur de la sala de columnas de la sepultura de Karabasken (TT391), alcalde de Tebas y cuarto sacerdote de Amon que habitó la actual Luxor durante la dinastía XXV, en el tercer periodo intermedio, alrededor del 700 a.C.

Las jarras, fabricadas en alabastro, debieron contener las vísceras del finado que -siguiendo la tradición faraónica- tuvieron que ser lavadas y embalsamadas. Un fragmento del difunto del que no queda rastro. El agua ha hecho desaparecer sus restos y ha causado estragos en los recipientes.


Uno de ellos ha sobrevivido roto en pedazos y desde su hallazgo se halla sometido a una cura de urgencia por un equipo del ministerio de Antigüedades egipcio. La veterana egiptóloga Elena Pischikova, directora del proyecto de conservación de Asasif sur, indica que los vasos guardan aún la inscripción "Señora de la casa Amenirdis", tallada durante la dinastía XXVI.

Los vasos -que miden entre 35,5 y 39,4 centímetros de altura- mantienen en su interior una gran cantidad de resina. Las tapas fueron modeladas por el talento de al menos tres orfebres diferentes y presentan formas humanas, de babuino, chacal y halcón.

Esta preciada colección añade nuevas pesquisas a un enterramiento que el equipo egipcio-estadounidense que lidera Pischikova ha auscultado durante años. En 2016 la misión localizó la cámara funeraria y el monumental sarcófago de granito rojo de Karabasken. "El propietario de la tumba fue alcalde de Tebas y cuarto sacerdote de Amon, probablemente durante el reinado del faraón kushito Sabaco", relata a EL MUNDO la egiptóloga.

Cámara funeraria y el sarcófago de Karabasken.

"Aunque no hay inscripciones en el sarcófago, la arquitectura de la estancia de culto, la rampa y la cámara funeraria sugieren que el sarcófago fue parte de un enterramiento original excavado para Karabasken", agrega Pischikova, defensora de la hipótesis de que el regidor supervisó la construcción de edificios reales en el imponente templo de Karnak.

"Un sarcófago de granito rojo como el hallado era tradicionalmente parte de un enterramiento real. Podría haber sido un regalo real, lo que nos indica los importantes servicios que prestó a su majestad el rey", subraya la investigadora acerca de un enterramiento descubierto inicialmente en 1820 por John Gardner Wilkinson, Robert Hay y James Burton que, olvidado bajo montañas de escombros, todavía mantiene zonas de sombra.

La expedición de Pischikova, que excava desde el pasado mayo bajo un sol de justicia y proseguirá hasta septiembre, se centra en tres tumbas dañadas del cementerio de Asasif que sufrieron hasta seis inundaciones y cuyas zonas más próximas al exterior llegaron a ser usadas como establos por la población local. A lo largo de 12 años de trabajo, el proyecto ha rescatado miles de fragmentos de la decoración que una vez cubrió las estancias y ha restaurado algunas de las áreas. "Cada semana en la necrópolis se producen nuevos hallazgos y logros", admite la arqueóloga.

El cráneo de un homínido de cuatro millones de años muestra similitudes con el de los humanos modernos

La Dra. Amelie Beaudet, de la Universidad de Witwatersrand, mostrando el cráneo de un 'Australopithecus' hallado en la caverna Jacovec, en Sterkfontein, Sudáfrica.

Un cráneo fósil de cuatro millones de años de antigüedad, que en 1995 fue descrito como la evidencia más antigua de la evolución humana en Sudáfrica, muestra similitudes con el nuestro cuando se escanea a través de sistemas de imágenes de alta resolución.

El cráneo StW 578, del extinto género Australopithecus, se encontró en los depósitos inferiores de la Caverna Jacovec, en las cuevas de Sterkfontein, a unos 40 km al noroeste de Johannesburgo, Sudáfrica. La Dra. Amelie Beaudet, de la Escuela de Geografía, Arqueología y Estudios Ambientales, de la Universidad de Witwatersrand, y sus colegas del equipo de Sterkfontein, escanearon en 2016 el cráneo en el Instituto de Estudios Evolutivos con sede en la Universidad de Witwatersrand, y aplicaron técnicas avanzadas de imágenes en "paleontología virtual" para explorar más a fondo la anatomía del mismo. La investigación fue financiada por el Centro de Excelencia en Palaeociencias, la Fundación Claude Leon y el Instituto Francés de Sudáfrica, y ha sido publicada en el Journal of Human Evolution.

"El cráneo de Jacovec representa una oportunidad única para aprender más sobre la biología y diversidad de nuestros antepasados ​​y sus parientes cercanos, y, en última instancia, sobre su evolución", dice Beaudet. "Desafortunadamente, el cráneo está muy fragmentado y no se podía decir mucho sobre la identidad ni sobre la anatomía de este espécimen de Jacovec".
A través de una exploración de alta resolución, los investigadores pudieron examinar de forma cuantitativa y no invasiva delicados detalles de la anatomía interna del espécimen y proporcionar información, previamente desconocida, sobre el género Australopithecus.

Imagen original (izquierda) y representación virtual del cráneo de Jacovec (centro) con dos secciones que revelan la estructura interna (derecha). Crédito: Amelie Beaudet

"Nuestro estudio reveló que el cráneo del espécimen de Jacovec y de los especímenes de Ausralopithecus de Sterkfontein, en general, era grueso y esencialmente compuesto de hueso esponjoso", dice Beaudet. "Esta gran porción de hueso esponjoso, que también se encuentra en nuestro propio cráneo, puede indicar que el flujo sanguíneo en el cerebro del Australopithecus puede haber sido comparable al nuestro, y que la caja cerebral tuvo un importante papel en la protección del cerebro en su evolución".

Al comparar este cráneo con el de otro grupo extinto de nuestro árbol genealógico, el Paranthropus (derecha), que vivió en Sudáfrica junto con los primeros humanos hace menos de dos millones de años, el resultado reveló un aspecto intrigante e inesperado de la anatomía craneal en este género.
"También encontramos que el cráneo del 'Paranthropus' era relativamente delgado y esencialmente compuesto de hueso compacto. Este aspecto es de particular interés, ya que puede sugerir una biología diferente", dice Beaudet.

Situados en la cuna de la humanidad, y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, los sitios paleontológicos de Sudáfrica han desempeñado un papel fundamental en la exploración de nuestros orígenes. En particular, el enclave de cuevas de Sterkfontein ha sido una de las localidades fósiles más prolíficas de África, con más de 800 restos que representan a 3 géneros de homínidos recuperados desde 1936, incluidos el primer Australopithecus adulto, la icónica "Sra. Ples" (izquierda) y "Little Foot" (derecha), el esqueleto más completo de un homínido temprano que se ha encontrado.

"El cráneo de Jacovec ejemplifica la relevancia de los especímenes de fósiles Sterkfontein para nuestra comprensión de la evolución humana", dice Beaudet. "Las nuevas técnicas de imagen abren perspectivas únicas para volver a visitar el conjunto de fósiles de Sudáfrica".

Fuente: Universidad de Witwatersrand | 25 de junio de 2018

Esta imagen que llevas viendo toda tu vida sobre la evolución humana tiene poco que ver con la realidad

Es posible que junto a las míticas doble hélice del ADN y esa instantánea asombrosa de la Tierra llamada Blue Marble (canica azul), la imagen que representa la evolución humana en seis pasos sea una de las “postales” científicas más repetidas. Sin embargo, eso no quiere decir que sea exacta a la realidad. De hecho, no es real.

Posiblemente todo el mundo reconozca al tipo desnudo de la derecha, el Homo Sapiens, un humano anatómicamente moderno. El hombre que parece estar acechándolo es conocido como Cromañón, un tipo de aspecto más bien tosco.

Detrás de él está el Neandertal, pisando sus talones esta el Ramapithecus, después el Oreopithecus, y finalmente, un pequeño simio primitivo parecido al mono conocido como Dryopithecus.
Ahora bien, ¿de dónde partió la idea de esta evolución de la ilustración? Todo indica que salió del siglo XIX, pero esas imágenes en realidad aparecieron en 1965 en un volumen publicado de Time llamado “Early Man”. En su defensa, el libro no quería decir exactamente que evolucionamos directamente de ese pequeño homúnculo peludo.

En cambio, la obra escrita por el antropólogo F. Clark Howell, ofrecía un matiz distinto de la evolución para su tiempo, e incluso advirtió de no interpretar la ilustración de forma literal como el progreso de una especie directamente a la otra.

Imagen: Libro de Howell (Wikimedia Commons)

Sin embargo, el libro se vendió muy bien y la ilustración se hizo muy popular. Así que pese a que la imagen original incluía a 15 primates distintos a lo largo de una fila y se llamaba “Camino al Homo Sapiens”, la versión abreviada se convirtió en la conocida “Marcha del Progreso”.

Así que ahí lo tienen. De este modo, nació uno de los memes científicos más perjudiciales. ¿Por qué? En primer lugar, solo vemos machos en la imagen. Los humanos, al igual que los animales, se reproducen sexualmente, lo que significa que venimos con dos géneros distintos que hacen nuestra existencia posible.

Imagen: Otra versión del meme (Wikimedia Commons)

Ese es el primer gran error: enseñar la historia de nuestra evolución con un solo sexo es, desde un punto de vista científico, absurdo. Además, ni siquiera estamos directamente relacionados con ninguno de ellos.

Howell remarcó que el Oreopithecus fue un actor secundario en la historia. Vivió unos millones de años en el sur de Europa, pero se extinguió bastante rápido. No sólo eso, el estudio más reciente sugiere que ni siquiera fue bípedo.

Imagen: Wikimedia Commons

Después esta el Cromañón. Un espécimen ya no está considerado como parte de la evolución. Tampoco venimos del Neandertal, como se sugiere. El hombre moderno y el Neandertal coexistieron hasta hace 40.000 años. Nosotros somos contemporáneos, con un ancestro en común.

Lo cierto es que el principal problema de la ilustración es que la evolución no es un proceso lineal. No transforma a una especie en otra y ésta en otra. Es más bien de genética, los organismos están en constante adaptación, y aquéllos con las adaptaciones que mejor se adecúan a su medio acaban reproduciéndose más y esparciendo sus genes.

De esta forma, hay muchos más especímenes con los que compartimos ancestros que fueron igual de triunfadores, como los chimpancés y orangutanes, ya que siguen existiendo y evolucionando igual que nosotros. En cualquier caso, si tuviéramos que expresarlo visualmente, la historia humana se parecería más a un árbol muy complejo que a esos seis pasos sencillos de la evolución humana.

Fuente: gizmodo.com | 26 de junio de 2018