Hubo una mayor interacción entre inmigrantes neolíticos y cazadores-recolectores en Europa occidental

Mapas que muestran el componente genético heredado de las poblaciones de cazadores-recolectores europeos (azul) y neolíticos de Anatolia (naranja) a lo largo de segmentos de tiempo. La expansión del componente anatolio llevado por los migrantes neolíticos y las diferencias en las proporciones observadas regional y cronológicamente ilustran la diversidad de procesos durante la expansión neolítica en Europa. Crédito: Maïté Rivollat.

El estilo de vida neolítico, incluida la agricultura, la domesticación de animales y el desarrollo de nuevas tecnologías, surgió en el Próximo Oriente hace unos 12.000 años y contribuyó profundamente a la forma de vida moderna. El Neolítico se extendió rápidamente por Europa, principalmente a lo largo del valle del Danubio y la costa mediterr..., llegando a la costa atlántica alrededor de 5.000-4.500 a. C.

Los datos arqueogenéticos existentes sobre los agricultores europeos prehistóricos indican que la expansión de la agricultura fue correlativa a la de los primeros agricultores anatolios, los cuales se mezclaron poco, si es que lo hicieron, con los grupos de cazadores-recolectores europeos. Sin embargo, hasta ahora, no se disponían de datos arqueogenéticos para el territorio de Francia al respecto.
"Francia es el lugar donde se superponen las dos corrientes de la expansión neolítica, por lo que comprender cómo interactuaron estos grupos completaría una gran pieza del rompecabezas", dice Wolfgang Haak (izquierda), autor principal del estudio. "Los datos que estamos recopilando sugieren un escenario más complejo que en otras partes de Europa, con una mayor interacción entre los primeros agricultores y los cazadores-recolectores".

Estas interacciones parecen variar mucho de una región a otra, lo que demuestra un mosaico cultural diverso en el Neolítico temprano de Europa Occidental. Para documentar las interacciones biológicas durante este período de transición, los investigadores del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana se unieron con colegas del laboratorio PACEA, en Burdeos, el laboratorio CEPAM, en Niza, el RGMZ, en Maguncia (Alemania) y otros socios internacionales. El estudio, publicado en Science Advances, aporta nuevos datos sobre el genoma de 101 individuos prehistóricos de 12 enclaves arqueológicos en la actual Francia y Alemania que datan del 7.000-3.000 a. C.

Altos niveles de ascendencia de cazadores-recolectores entre los primeros agricultores del territorio de Francia

Los nuevos resultados obtenidos mostraron evidencias de un mayor nivel de mezcla, o la combinación de información genética de poblaciones genéticamente distantes, entre los primeros agricultores migrantes y los cazadores-recolectores locales ubicados en la actual Francia. La mezcla genética en este territorio no tiene precedentes en el resto de Europa para las primeras etapas de expansión del fenómeno neolítico. La contribución genética de los cazadores-recolectores es particularmente alta en el sur de Francia, aproximadamente un 31% en promedio, en comparación con el 3% en Europa Central o el 13% en la península ibérica.
Entierro de una mujer procedente de Pendimoun (5480-5360 a. C.), la cual ostenta aproximadamente un 55% del componente genético cazador-recolector. Crédito: Henri Duday.

Curiosamente, la contribución genética de los cazadores-recolectores locales en una mujer procedente de Pendimoun, en Provenza, y que data entre los años 5.480-5.360 a.C., es tan alta como el 55%. El equipo pudo demostrar que la mezcla en esta mujer ocurrió recientemente, unas cuatro generaciones antes, poco después de que los primeros agricultores neolíticos se establecieran en esa parte de la costa francesa. "Estos hallazgos sugieren contactos continuos entre ambos grupos durante al menos un siglo", dice Maïté Rivollat (izquierda), investigadora postdoctoral en el proyecto INTERACT y autor principal del estudio.
Evidencia genética de las dos rutas de la expansión neolítica.

Al aprovechar la subestructura genética observada en los cazadores-recolectores europeos, el equipo pudo volver sobre la dinámica de mezcla acontecida en varias regiones europeas. Los agricultores neolíticos en Europa central llevan un componente genético muy pequeño de los cazadores-recolectores, el cual ya había sido mezclado y traído desde el sudeste de Europa. Esto explica la rápida expansión de los grupos neolíticos con una cantidad insignificante de interacción con los cazadores-recolectores locales. Por otro lado, los agricultores neolíticos al oeste del río Rin (en Francia, España, Gran Bretaña) portan un componente genético heredado de grupos mesolíticos locales, lo que implica un proceso de mezcla local tardía.

Los nuevos datos destacan la complejidad y la variabilidad regional de las interacciones biológicas y culturales entre las comunidades de agricultores y cazadores-recolectores durante la expansión neolítica. "Este estudio muestra que podemos agregar muchos más detalles con un muestreo enfocado a desentrañar la dinámica regional de las interacciones entre agricultores y recolectores", concluye Rivollat. "Con el incremento de datos genéticos, obtenemos la resolución necesaria para investigar procesos biológicos del pasado y comprender sus relaciones con los fenómenos culturales observados".

Fuente: Instituto Max Planck | 29 de mayo de 2020

Cómo una tumba de hace 6.000 años destapó la organización política de Europa Central

Dos arqueólogos trabajando el túmulo funerario de Hofheim-Kapellenberg (Antiquity)

Esta historia empieza en el siglo XIX. Hace 140 años, en la colina de Hofheim-Kapellenberg, cerca de Frankfurt, aparecieron dos cabezas de hacha neolíticas que se vincularon a la cultura Michelsberg, que fue muy importante hace alrededor de 6.000 años en Europa Central. Más de un siglo después, los arqueólogos identificaron un túmulo funerario “inusualmente grande” en la misma zona, del que probablemente salieron las hachas. Y no solo eso.

Los estudios realizados en el sitio han revelado detalles que permiten a los investigadores concluir que la aparición de élites de alto rango en Bretaña y la cuenca de París durante el V milenio antes de Cristo pudo extenderse hasta Europa Central, según detallan en un estudio publicado en la revista Antiquity.

La cultura Michelsberg, precisamente, se extendió desde la parte norte de la cuenca de París hasta el valle del Rin. Y las hachas también responderían a ese trasvase. Una es de jade de los Alpes occidentales, situados a cientos de kilómetros de distancia. Este material es habitual del Golfo de Morbihan, en Bretaña, y también de la cuenca de París, aunque en menor medida. La segunda es de anfibolita y es típica de Italia y los bosques de Jura (Francia).
Hacha de jade alpino (Antiquity)

El recinto de Hofheim-Kapellenberg es uno de los mejor conservados del Neolítico. Incluye un sistema de muralla completo, que todavía es visible hoy. Las excavaciones anteriores también revelaron que existía un pueblo de unos 900 habitantes que estuvo activo en la cima de la colina entre el 3750 y 3650 antes de Cristo.
Hacha de anfibolita (Antiquity)

El túmulo funerario, sin embargo, no se descubrió hasta 2013. El monumento tiene 90 metros de ancho y, aunque todavía no se ha fechado con exactitud, los expertos sugieren que fue construido entre el 4500 y 3750 a.C. y es, por lo tanto, anterior a la aldea.
El sitio de Kapellenberg, además, es el único circular conocido de la temprana cultura de Michelsberg en el oeste de Europa Central. Las otras sepulturas similares construidas con rocas solo se conocen en la región de Carnac, también en Bretaña y famosa por sus megalitos. Allí, los llamados carnacéens géants datan de un periodo entre el 4680 y el 4240 antes de Cristo.

Vista en sección de la colina que alberga el túmulo funerario de la cultura Michelsberg (Antiquity)

“Las conexiones de larga distancia entre las regiones de Europa Central y Occidental ya están documentadas para el Neolítico Medio anterior. Esto se demuestra por evidencias de entierros de alto estatus y por los patrones de distribución de las cabezas de hacha de jade, lo que sugiere que había redes de intercambio asociados con las élites”, señalan los arqueólogos. La producción y el intercambio de sal a largas distancias también pudo ser parte de estas rutas comerciales.

Las nuevas evidencias ilustrarían, según los investigadores, que estas sociedades de la Edad de Piedra estaban mucho más organizadas jerárquicamente de lo que se pensaba anteriormente. "En lugar de ser una comunidad igualitaria, parece haber tenido una élite capaz de acumular la riqueza necesaria para obtener estos objetos de lujo y ser enterrada con ello”, señalan.

Lo que aún desconocen los investigadores es si la expansión de esta estructura social se debió a las conquistas o la migración de un grupo jerárquico, las interacciones culturales con dicha sociedad o simplemente la coincidencia.

Fuente:lavanguardia.com | 27 de mayo de 2020

Nuevas dataciones obtenidas mediante C-14 cuestionan la cronología de la antigua Grecia

Caja de cerámica con imitaciones en miniatura de graneros del periodo Geométrico temprano II de Atenas. Su datación se ve afectada debido a las nuevas fechas C-14. © Stefanos Gimatzidis / ÖAW.

Ya en la antigüedad Homero fue visto como un modelo. Sus epopeyas, La Iliada y La Odisea siguen siendo apreciadas incluso después de 2700 años, ¿o son 2800 años? La datación precisa de sus poemas épicos ha sido hasta ahora tan controvertida como la cuestión de si el poeta realmente existió. Sin embargo, el problema de la datación puede verse, en los momentos actuales, solucionado. La razón: el logro de una precisión inigualable de la cronología merced a la obtención de nuevas dataciones mediante C-14, las cuales ponen en tela de juicio el sistema de periodificación griego previamente aceptado.

Un proyecto de investigación internacional bajo la dirección de Stefanos Gimatzidis (izquierda), del Instituto Arqueológico de Austria, englobado en la Academia de Ciencias de Austria (ÖAW), ha llegado a esta conclusión: los hallazgos arqueológicos de la Grecia antigua requieren una revisión radical de su cronología. De acuerdo con los resultados, los eventos históricos importantes, así como el origen de numerosas innovaciones en filosofía, literatura y organización política, deberán datarse entre 50 y 150 años más antiguos. El estudio al respecto ha sido publicado en la revista PLOS ONE.

Evidencias del enclave arqueológico de Sindos

En colaboración con Bernhard Weninger (derecha), del Instituto de Prehistoria e Historia Antigua de la Universidad de Colonia, se ha revaluado por primera vez el diagrama del tiempo histórico griego mediante métodos científicos modernos, a saber, con la obtención fechas precisas de radiocarbono. Para alcanzar este fin, se han empleado muestras que proceden de contextos bien datados en el enclave arqueológico de Sindos, en el norte del Egeo.

Este lugar es de interés arqueológico por varias razones, entre ellas la presencia de numerosos recipientes de cerámica importados de una variedad de regiones de Grecia, lo que permite realizar una comparación y una correlación de los sistemas cronológicos regionales. Gracias a la extensa estratigrafía continua, y al método arqueológico para determinar la antigüedad de los depósitos, ahora es posible llevar a cabo un modelo estadístico fiable de las fechas obtenidas mediante el análisis del radiocarbono.

Vista aérea del asentamiento de Sindos, en el norte de Grecia, y que comprende un montículo artificial cada vez más alto. Las dos estructuras cónicas a la izquierda son modernas (foto tomada en 2001) Crédito: Stefanos Gimatzidis y Bernhard Weninger, 2020.

"Con frecuencia, la aplicación del método de datación del C-14 sufría la dificultad de que la alta precisión de las mediciones logradas no se podían utilizar en absoluto en la práctica arqueológica", explica el arqueólogo de ÖAW, Stefanos Gimatzidis.

El rango de fluctuación estadística de las dataciones radiocarbónicas es el resultado, inicialmente inevitable, de las fluctuaciones reales del C-14 en la concentración atmosférica: "Por lo tanto, en arqueología regularmente se tienen a mano muchas mediciones precisas de C-14, todas las cuales, después de corregir las fluctuaciones de concentración del C-14 en la atmósfera, desafortunadamente solo proporcionan una larga lista de dataciones posibles con una variación en sus límites de entre 100 y 300 años".


Comparación de cronologías absolutas y relativas: Sindos (izquierda) versus histórico (derecha). Crédito: Stefanos Gimatzidis y Bernhard Weninger, 2020.

Doble golpe de suerte
El estudio actual se beneficia de una situación completamente inusual, de un doble golpe de suerte: por un lado, la curva de calibración del C-14 en la evaluación de las dataciones de Sindos ofrece desde el principio una precisión cronológica inusualmente alta, la cual, en el segundo lugar, puede reforzarse aún más mediante la extracción selectiva de muestras de huesos de animales bien datadas de un perfil inusualmente largo con niveles de asentamiento correspondientes a la Edad del Hierro temprana.


Foto: ánfora del periodo Geométrico temprano procedente de Atenas. © Stefanos Gimatzidis / ÖAW

"En consecuencia, las ventajas del método en este caso se complementan entre sí en beneficio de una datación precisa que hasta ahora no se había logrado", explica el investigador de ÖAW. Con la ayuda de la combinación de las dataciones de radiocarbono y de la cerámica, los errores cronológicos pueden ahora reducirse significativamente.
"A menudo, las ciencias naturales y las humanidades se han visto como opuestas. En nuestro trabajo las mismas se complementan entre sí", dice convencido Gimatzidis. Para él, una cosa es cierta: los nuevos hallazgos provocan no solo una redefinición de los eventos o hallazgos individuales, sino que sugieren una nueva lectura de la historia antigua.

Ahora se puede concebir la difusión del alfabeto o el simposio en Grecia e Italia como un proceso más largo que comenzó en el siglo IX a. C.
"En el mismo período de tiempo también podría fecharse la concepción de las epopeyas homéricas, tal como apuntan algunos versos en un recipiente para beber procedente de Pithecoussai, en Ischia, así como el comienzo de la colonización griega, la cual, junto con la expansión fenicia, aumentó la globalización en el Mediterráneo", afirma el arqueólogo.

Fuentes: archaeologynewsnetwork.blogspot.com | oeaw.ac.at | 27 de mayo de 2020

Un gen neandertal haría más fértiles a una de cada tres europeas

Recreación de una familia neandertal. Getty Images

Algunos individuos humanos son más fértiles que otros, y averiguar el porqué es un reto para la biomedicina. Sin embargo, acaba de publicarse un estudio que ofrece una pista sobre por qué algunas mujeres serían especialmente fértiles: todo se debe a un gen heredado de un antepasado neandertal.

Los Homo sapiens y los Homo neanderthalensis convivieron y tuvieron descendencia. Esta hibridación, aunque puntual, dio lugar a una rama de descendientes que conservaron genes de los neandertales. Estos genes pervivirían todavía hoy, en mujeres europeas que son más fértiles que la media. Esta es la conclusión de un estudio publicado en Molecular Biology and Evolution por investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Alemania y el Instituto Karolinska en Suecia.

Según los resultados de los investigadores, una de cada tres mujeres en Europa heredó el receptor de progesterona de los neandertales, una variante genética asociada con una mayor fertilidad, menos hemorragias durante el embarazo temprano y menos abortos espontáneos.
La progesterona es una hormona que juega un papel importante en el ciclo menstrual y en el embarazo. Según Hugo Zeberg (izquierda), investigador del Departamento de Neurociencia del Instituto Karolinska y el Instituto Max Planck para Antropología evolutiva: "El receptor de progesterona es un ejemplo de cómo las variantes genéticas favorables que se introdujeron en los humanos modernos al mezclarse con neandertales pueden tener efectos en las personas que viven hoy en día".
Los análisis de los datos de biobancos de más de 450.000 participantes, entre ellos 244.000 mujeres, muestran que casi una de cada tres mujeres en Europa ha heredado el receptor de progesterona de H. neandertalensis. El 29 % de las mujeres europeas lleva una copia del receptor de progesterona neandertal y el 3 % de ellas tiene hasta dos copias.

Mujeres más fértiles

Como explica Hugo Zeberg: "La proporción de mujeres que heredaron este gen es aproximadamente diez veces mayor que para la mayoría de las variantes del gen neandertal. Estos hallazgos sugieren que la variante neandertal del receptor tiene un efecto favorable sobre la fertilidad".

El estudio muestra que las mujeres que portan la variante neandertal del receptor de progesterona tienden a tener menos hemorragias durante el embarazo temprano, menos abortos espontáneos y dan a luz a más niños. Los análisis moleculares revelaron que estas mujeres producen más receptores de progesterona en sus células, lo que puede conducir a una mayor sensibilidad a la progesterona y protección contra abortos espontáneos y hemorragias tempranas.

Nuestra parte neandertal

Si bien los neandertales parecían poseer esta ventaja fértil, no prosperaron. Las causas de su extinción están todavía bajo debate, pero se barajan la endogamia, el déficit nutricional o la competencia con los sapiens.

Este es un hallazgo fascinante que nos recuerda que seguimos ligados a una rama de homínidos con la que nos emparentamos en algún momento del pasado. Ambas especies, sapiens y neandertales, convivieron durante, al menos, 10 000 años en el continente europeo.
Los neandertales han sido descritos comúnmente como seres casi bestiales, muy alejados de nuestra especie. Sin embargo, las investigaciones paleontológicas muestran que poseían características sociales muy complejas y llevaron a cabo grandes avances técnicos, en cuanto a útiles y herramientas.

Fuente: muyinteresante.es | 27 de mayo de 2020

Una investigación, con participación de la ULE, desvela el flujo migratorio de África a la península ibérica hace 4.000 años

Trabajo arqueológico en una cueva en 1991, en ella se ve la mandíbula humana cuya analítica se integra en la investigación.

Un equipo multidisciplinar en el que han participado biólogos, arqueólogos e historiadores ha logrado evidenciar el flujo de genes de África a Iberia hace 4.000 años. En este grupo de trabajo ha participado Carlos Fernández Rodríguez, investigador y profesor del Departamento de Historia de la ULE, y los resultados de la investigación han sido publicados en la prestigiosa revista científica 'Proceedings of the Royal Sociey B: Biological Sciences'.

Al estar en la franja occidental de Europa, Iberia tenía una prehistoria peculiar y un patrón complejo de neolitización. Pocos estudios, todos basados ​​en poblaciones modernas, revelaban la presencia de ADN de probable origen africano en esta región, generalmente concluyendo que fue el resultado del flujo de genes reciente, y con más probabilidad durante el período islámico.

«Aquí, proporcionamos evidencia de un flujo de genes mucho más antiguo mediante la secuenciación de genomas completos de cuatro restos humanos del norte de Portugal y el sur de España datados alrededor de 4000 años BP (desde el Neolítico Medio hasta la Edad del Bronce)», detalla Carlos Fernández Rodríguez (izquierda), quien explica cómo los análisis genéticos desarrollados en «restos antropológicos recuperados en diferentes yacimientos peninsulares han permitido reconocer la presencia de un mitogenoma subsahariano, cuyo origen se establece muy posiblemente en el África occidental o centro occidental; estos resultados adelantan de manera notable el posible origen de la presencia de ADN de origen africano en las actuales poblaciones ibéricas, que se había relacionado de manera tentativa con el periodo islámico de época medieval».

Para el desarrollo de este estudio fueron analizados restos de 17 individuos antiguos de diferentes zonas geográficas: cuatro de Andalucía, tres del norte de Portugal y 10 de Galicia. En las dos primeras zonas indicadas, los restos antropológicos procedían de un único yacimiento (Cueva del Ángel en Córdoba y Lorga de Dine en Vinhais); las muestras del noroeste se recuperaron en cuatro lugares distintos (cuevas de Eirós, Valdavara, Pala da Vella y Rebolal).

La presencia de una secuencia mitocondrial de origen subsahariano en una de las muestras del sur peninsular, ausente en otras europeas de cronología prehistórica, permite proponer un proceso de flujo genético relacionado con llegada poblacional a través del Mediterráneo con anterioridad a hace 3600 años (Edad del Bronce), fecha absoluta que ha deparado la datación radiocarbónica de esta muestra.

«Este resultado, junto al obtenido en otros individuos de cronologías también prehistóricas, refleja la existencia de al menos un flujo genético desde África a sur de Iberia, con una repercusión nula o mínima en la franja atlántica noroccidental».


Enclaves arqueológicos incluidos en el estudio. Los sitios de los que secuenciamos genomas nucleares completos están indicados por círculos; Se informa la edad de C14 (años calibrados antes del presente), la cobertura promedio del genoma y el haplogrupo de ADNmt.

Carlos Fernández Rodríguez asegura que a través de los trabajos y las investigaciones realizadas es fácil precisar que la datación se retrotrae al Neolítico medio (V-IV milenio a.C.) «aunque no hay que descartar que haya podido producirse con anterioridad, en relación con los grupos de cazadores-recolectores previos (mesolíticos), pero para ello es necesario contar con muestras del sur peninsular de las que ahora no se dispone».

En cualquier caso, se ha podido comprobar la existencia de uno o varios episodios de contactos en momentos prehistóricos entre poblaciones ibéricas y otra cuyas características permiten definirla como subsahariana, «posiblemente llegada a través del Estrecho de Gibraltar, de los que quedó evidencia, quizás limitada pero no despreciable, a nivel poblacional, contribuyendo al patrimonio genético ibérico».

Para el desarrollo de este trabajo ha sido fundamental una colaboración interdisciplinar. Además de biólogos moleculares especialistas en ADN, la necesidad de contar con muestras de restos antropológicos de yacimientos prehistóricos ha requerido de la participación de prehistoriadores, quienes han facilitado estos materiales y han definido su contexto de procedencia. «Este tipo de relación entre investigadores de diferentes ramas de conocimiento se hace imprescindible a la hora de tratar de explicar determinados aspectos de nuestro presente que tienen sus raíces en el pasado, sea este más o menos lejano»», concluye Carlos Fernández Rodríguez.

Fuente: leonoticias.com | 29 de mayo de 2020