Descubren yacimientos arqueológicos rituales de bimbapes en El Hierro

El investigador en Arqueología, Etnografía, y Museografía, Sixto Sánchez Perera (izquierda), celebra el reciente hallazgo de un nuevo yacimiento localizado por un vecino en el Valle de El Golfo situado en El Hierro, que “potencia a nivel arqueológico la evidencia de la participación de los aborígenes de esta isla en ceremonias rituales que podrían estar asociadas a bendecir los espacios habitacionales”.

El hallazgo refrenda los descubrimientos realizados por el Equipo de Arqueocanaria con el que Sánchez trabajó en 2010, cuando encontraron por primera vez para la prehistoria de El Hierro, en una excavación en las Laderas de Afotasa, sitas en el municipio de Valverde, una prueba material consistente en “un agujero asociado a unos canalillos labrados en una roca, así como otras acanaladuras –de mayor tamaño- en rocas desprendidas de la cornisa de un gran solapón, presumiblemente, en relación con los hallazgos citados, que verificarían las costumbres rituales de los bimbapes o aborígenes herreños que aparecen en fuentes escritas antiguas”, según explica a OKDIARIO.



Sixto Sánchez señala la importancia de estos hallazgos realizados con Arqueocanaria en El Hierro, “descubrimientos que se vieron interrumpidos cuando acabaron las partidas presupuestarias y la crisis económica sacudió al Archipiélago canario”, pero subraya que “es necesario una investigación más pormenorizada, una planimetría más exhaustiva, sin decartar más canalillos de carácter ritual similares en tierras herreñas”.

Este investigador recuerda la Inspección Insular de Patrimonio Histórico del Cabildo Insular de El Hierro, al recibir la notificación en 2018 del vecino Alfonso Quintero apuntandoa un posible “almogaren”, vestigio que carece de vocablo herreño específico para designarlo, al ser propio de Gran Canaria en relación a templos o lugares ceremoniales aborígenes. Este último hallazgo casual de Quintero de restos arqueológicos de origen bimbape reabre el interés por la investigación.

“Este descubrimiento pone en evidencia que los 'bimbapes', término reivindicado para nombrar a los aborígenes herreños para diferenciarlos de los “bimbaches” vinculados a los aborígenes de Tenerife, denominados 'guanches', podrían realizar ofrendas o ceremonias para bendecir las viviendas como un rito fundacional de asentamiento utilizando estos orificios, cazoletas, o canales por los que vertían leche de cabra, e incluso se situaban en lugares con una especial visibilidad paisajística o en sitios más ocultos según los hallazgos encontrados”, matiza Sánchez e indica que “agradece a Quintero esta nueva prueba arqueológica, que da luz a las investigaciones que realizamos en 2010, pues podría llevar a encontrar o situar algún almogaren, tal como ha sucedido en Gran Canaria”.

Un vecino y el hallazgo aborigen

En marzo de 2018, Alfonso Quintero León da parte de un vestigio arqueológico en La Frontera que podría relacionarse con un almogaren y se persona en el lugar una Inspección Insular de Patrimonio Histórico del Cabildo Insular de El Hierro a solicitud de este vecino herreño. Sixto Sánchez asegura que está en contacto con el consejero insular de Cultura, Pedro García Zamora, por la importancia de estos descubrimientos, y "solicita todo el apoyo a las instituciones para proseguir con las excavaciones”.

Quintero hacía alusión a la palabra almogarenera utilizada por los aborígenes de la antigua Tamoran -Gran Canaria- para referirse a un recinto, lugar de reunión o santuario donde se realizaban rituales de rogativa en los que intervenía el vertido de líquidos como la leche. Posteriormente, el arqueológo Sánchez se desplazó al lugar donde se encontraba el primero de los hallazgos, todos ellos localizados en las medianías del Valle de El Golfo en La Frontera.

En esta inspección se encontraron con una composición del terreno que presentaba un afloramiento de toba volcánica de color rojizo y de proporciones considerables, ubicado en un lugar provisto de una amplia visibilidad del entorno. “En su superficie se distinguían una serie de orificios y canales que parecen coincidir con las características que definen el término genérico utilizado para determinar lo que se consideraba un almogaren, es decir, un lugar con presencia de hoyos de diferentes tamaños excavados en el suelo, que pueden o no comunicarse entre sí por medio de acanaladuras realizadas para tal fin, y cuya funcionalidad está relacionada con la celebración de rituales”, analiza Sánchez basándose en que a este tipo de evidencias arqueológicas, en la actualidad, se les denomina cazoletas, canales y canalillos.

Un segundo hallazgo también coincide con la presencia de una gran roca en la que predomina el material de toba rojiza que alterna con el basalto de color grisáceo, donde solo pudieron apreciar que “sobre la zona de la toba destacaba una acanaladura que serpentea en dirección descendente, alternando en su recorrido con el escalonamiento natural que proporcionan los salientes de roca basáltica, hasta finalizar en una pequeña oquedad excavada en la toba”.



Finalmente, a relativa distancia de esta evidencia se localizó un tercer vestigio, consistente en una roca de basalto que se encuentra aislada al borde del letime o terminación de un terreno que linda con un precipicio, desde el que se obtiene una amplia panorámica del Valle de El Golfo. Sixto Sánchez recalca en su estudio que “la cara superior de esta roca presenta dos orificios: una concavidad de forma de tendencia oval y otra rectangular, que parece conectar con la anterior a través de una pequeña acanaladura”.



Habría que destacar el hecho de su proximidad a un camino tradicional de acceso al Valle y de que en la toponimia el lugar figura bajo la denominación de “Piedra el Rey”.

La presencia de rocas singulares, denominadas “Piedras Santas”, es una realidad que en El Hierro ha perdurado hasta nuestros días. Son piedras que, por lo general, se localizan asociadas a caminos desempeñando una función de referencia simbólica, como es el caso de la “Piedra del Regidor”, “Piedra de Binto” o las “Dos Hermanas”, que jalonan parte del Camino de La Virgen en su recorrido desde La Dehesa a Valverde.

Excavaciones de Arqueocanaria

Durante la excavación arqueológica del yacimiento habitacional de las Laderas de Afotasa en la localidad de Valverde realizada por el equipo de Arqueocanaria con la participación de Sixto Sánchez en 2010 se localizaron tres agujeros; el primero relacionado a unos canalillos labrados en una roca y otras acanaladuras en rocas desprendidas de la cornisa, y los otros dos agujeros realizados en el sustrato original del terreno, sepultados bajo la acumulación de sedimentos arqueológicos resultantes de la ocupación humana del lugar.

“Estos tres agujeros, situados en contextos diferentes dentro del mismo yacimiento, y a una relativa distancia entre sí, presentaban unas características similares en cuanto a forma y dimensiones: los tres son cilíndricos, con diámetro de apertura de entre 10 y 15 centímetros y profundidad de 20-25 centímetros; datos con una cierta coincidencia que nos situaría ante un posible origen común en relación con el momento de la ocupación del territorio y su destino como lugar de asentamiento habitacional bimbape”, relata el arqueólogo.

La localización de estos tres agujeros se asocia, el primero de ellos, a un lugar de tránsito o vereda que discurre por la zona alta del yacimiento, en la cima de la ladera, desde donde se tiene una amplia visión del territorio circundante. El segundo, se relaciona con un espacio dedicado al vertido de desechos de alimentos, objetos manufacturados como restos de industria lítica, fragmentos cerámicos… Objetos todos ellos que mostraban cierta selección y disposición en lo que sería el primer depósito de vertidos en relación directa con el nivel donde se localiza el agujero referido. El último de estos agujeros, unido a un pequeño canalillo, está asociado a un recinto acondicionado para la práctica de fuegos domésticos de transformación y consumo de alimentos.

Sánchez relaciona estos indicios de posibles rituales y ofrendas con lo que se ha venido a interpretar como actos de fundación que legitiman la funcionalidad de un espacio, que ya fueron detectados en varios yacimientos sepulcrales de la isla, como es el caso de la Necrópolis de Montaña La Lajura (1998) y Letime de la Playa del Pozo (1999), ambos en el municipio de El Pinar. También sostiene que “este tipo de prácticas también se vienen documentando en espacios domésticos como podría ser el del yacimiento de reciente descubrimiento por Quintero”.

“En el caso de que nuestras suposiciones sobre el carácter ritual de estos agujeros fuesen ciertas, estaríamos ante lo que en otros contextos arqueológicos insulares se conoce como cazoletas, canales y canalillos; evidencias que se interpretan como yacimientos de carácter cultual, que supondría encontrarnos ante una práctica cultural desconocida hasta el momento para la prehistoria de El Hierro”, avanza el investigador que seguía la pista de otras evidencias de similares características en la isla a través de referencias orales que “citaban la presencia de posibles restos en un entorno no muy alejado del yacimiento de Afotasa, sin conocer su localización exacta, hasta que llegaron estos nuevos datos”.

Estudios similares desde 1947

Un ejemplo de roca con características similares y asociada a la prehistoria de El Hierro lo encontramos denominado por el jefe de estudios arqueológicos, J. Álvarez Delgado, en 1947, Betilo antropomorfo del Alto de Malpaso. Se trata de una piedra que representa, de manera muy tosca, el aspecto de una cara humana. Una piedra que por su forma, tamaño y calidad se interpreta como seleccionada y llevada al lugar a propósito con una finalidad religiosa o cultual, aunque “lamentablemente este vestigio parece haber desaparecido”, apunta Sánchez, que destaca otra similitud en la Estela de la Laguna Grande de Garajonay, en La Gomera. “Este elemento consiste en un bloque de basalto que presenta múltiples orificios en varias de sus caras, que plantean dudas sobre su manera de ejecución y cronología, poniendo en entredicho su filiación aborigen”.



“Con posterioridad, nuestro informante, Alfonso Quintero, comunicó a la Inspección de Patrimonio Histórico otro hallazgo casual de un nuevo yacimiento localizado también en el Valle de El Golfo, que presenta las mismas características de los anteriores vestigios, un afloramiento rocoso se distingue la presencia de al menos una decena de orificios excavados y comunicados entre sí por medio de acanaladuras”, recuerda el investigador que afirma “nos encontramos ante un nuevo vestigio que enriquece el repertorio de yacimientos de carácter cultual, desconocido hasta ahora en El Hierro y que probablemente, seguirán apareciendo en el futuro, para lo que seguiré contando con mis colaboradores José Espinel y Cirilo Leal”.

Fuente: okdiario.com | 31 de enero de 2019

Logran determinar el sexo de restos humanos incinerados hace siglos

Fragmentos de hueso cremados de la necrópolis de Narde di Frattesina, en Italia. Los huesos de la izquierda probablemente pertenecen a un varón, mientras que los huesos de la derecha son probablemente de una mujer. Crédito: Claudio Cavazzuti, 2018.

Un grupo de científicos en una universidad del Reino Unido logró determinar el sexo de restos humanos incinerados en Italia entre los siglos XII y VI antes de Cristo, a través de un examen de los rasgos de sus fragmentos óseos.

El estudio, publicado hoy en la revista especializada PLoS One, supone un avance porque, hasta ahora, había sido difícil para los arqueólogos utilizar el método de la medición del esqueleto para identificar el género de los restos que habían sido incinerados, dada la consiguiente degradación del hueso.
El equipo de investigadores, liderado por Claudio Cavazzuti (izquierda), de la universidad británica de Durham, concluyó que, pese a estar deformados, los restos retienen rasgos físicos que ayudan al diagnóstico del sexo.

Los arqueólogos midieron un conjunto de 24 rasgos óseos de 124 cuerpos incinerados durante las Edades del Bronce y de Hierro y preservados en seis necrópolis italianas.
Los restos analizados estaban acompañados en todos los casos por bienes o materiales que daban pistas sobre el sexo de los individuos, como armas en el caso de los hombres y ruecas en el de las mujeres.

Ilustración esquemática de 11 mediciones utilizadas en el estudio.

Asumiendo que el sexo de los cuerpos incinerados era probablemente el que podía deducirse de los bienes encontrados en sus tumbas, el equipo trató de confirmar independientemente ese dato mediante la medición de los fragmentos óseos incinerados. Las mediciones más tenidas en cuenta son de el radio, la rótula, la mandíbula, el astrágalo, el fémur, el primer metatarsiano, el hueso lunado y el húmero.

De los veinticuatro rasgos óseos examinados por cada cuerpo, ocho predecían el sexo con una precisión del 80 % o más, un resultado similar al que suele obtenerse al tratar de determinar el género de los restos humanos de la misma época que no han sido incinerados.

"Este es un nuevo método para apoyar la determinación de género en el caso de restos humanos incinerados en la antigüedad. Fácil, replicable y confiable", dijo Cavazzuti en la presentación del estudio.

Aunque los autores del estudio dudan de que el método pueda usarse en el caso de restos incinerados más recientemente, el hallazgo puede ser de ayuda para facilitar un trabajo, el de la identificación de sexos, que es crucial para quienes investigan tendencias demográficas y culturales en civilizaciones antiguas. EFE

Fuente:lavanguardia.com | 31 de enero de 2019

Australopithecus prometheus: el regreso

Parte del pie de Little Foot (Stw 573) en el yacimiento de Sterkfontein (Sudáfrica). Fotografía de Patrick Landmann/Science Photo Library.

En 1948, Raymond Dart propuso de manera informal la especie Australopithecus prometheus para incluir varios restos de homininos encontrados en los yacimientos de Makapansgat y Sterkfontein, en Sudáfrica. El nombre no tuvo mucho eco en la comunidad científica y Dart nunca definió de manera formal esta especie. Cuando esto sucede, los nombres de las especies suelen quedar en el olvido como meras anécdotas de la historia de la ciencia.

Pero en ocasiones, estos nombres vuelven a ser utilizados por científicos de manera formal. Fue el caso de la especie Homo heildebergensis, sobre la que he escrito varias veces en este mismo blog. Ahora es el turno de Australopithecus prometheus, que quiere volver a la escena de la mano del paleoantropólogo Ronald Clarke, de la Universidad de Witwatersrand de Johannesburgo (Sudáfrica). En 1994, este investigador estuvo revolviendo entre huesos fosilizados medio olvidados en algún viejo armario de su Departamento. Clarke descubrió varios restos de pie que le parecieron de algún miembro de nuestra genealogía. Este hallazgo no resulta extraño en una Universidad que conserva los restos de docenas de excavaciones realizadas durante años en yacimientos localizados a 50 kilómetros de la ciudad, en la región denominada “la Cuna de la Humanidad” y catalogada por la UNESCO como patrimonio de la humanidad desde 1999. En la actualidad, la mayoría de las excavaciones cuentan con especialistas a los que no se les escapa nada. Pero en la década de 1930-1960 se hacía lo que se podía con pocos recursos y personal poco especializado.

Clarke catalogó los restos como Stw 573, puesto que habían sido hallados en el yacimiento de la cueva de Sterkfontein. Por su pequeño tamaño, fueron cariñosamente apodados como “Little foot” (en contraposición a la vieja leyenda de Big Foot). Así quedó la cosa, hasta que en 1997 Clarke encontró en los cajones un fragmento de tibia humano, que podía encajar con los fósiles de Stw 573. Con este nuevo hallazgo de laboratorio, Clarke decidió enviar a dos de sus colaboradores para investigar en la cueva. El resultado no pudo ser más impresionante, porque poco a poco se fue encontrando el que podría ser el esqueleto más completo de un ejemplar de Australopithecus.

El Profesor Ronald Clarke obteniendo el cráneo de Little Foot en el yacimiento de la cueva de Sterktontein.

Clarke y sus técnicos localizaron los restos del cráneo y del resto de esqueleto (ver post de 28 de abril de 2015 en este mismo blog). La extracción de los fósiles ha sido muy complicada, porque los mismos están cubiertos por una capa de carbonato cristalizado, formado por la disolución de la roca caliza de la cueva. Los expertos han realizado un trabajo delicado para extraer el esqueleto, que requiere mucha habilidad y una paciencia extrema. Aunque la datación de los yacimientos en cueva siempre es compleja, se pudo averiguar que el fósil de Little Foot tiene unos 3,67 millones de años de antigüedad. Esta cifra es mayor que la estimada para Australopithecus africanus y coincide con la de los Australopithecus más antiguos del este de África (Australopithecus afarensis). Para ser precisos, la antigüedad de Little Foot es casi medio millón de años anterior a la de Lucy.
Ronald Clarke ha decidido enviar sus primeras impresiones a la revista BioRxiv, que está accesible on-line para cualquier persona interesada. Promete trabajos detallados de todas las partes anatómicas de Little Foot, que se publicarán en un número monográfico de una revista especializada. Esperaremos con interés esos estudios detallados.

Little Foot pudo pertenecer a una hembra, de acuerdo con sus descubridores, que medía unos 130 centímetros de estatura. Por supuesto, caminaba perfectamente erguida, porque su pelvis era como la nuestra. Además, sus piernas eran más largas que sus brazos; es decir, las proporciones corporales eran muy similares a las de Homo sapiens y no como las de otros Australopithecus, de piernas cortas y brazos largos. ¿Es posible que Little Foot vuelva a poner de moda el estudio de los Australopithecus? Estoy convencido de que así será, porque su estudio abrirá muchos interrogantes y cuestionará varias hipótesis. Es más, el nombre elegido por Ronald Clarke para Little Foot, Australopithecus prometheus, ya ha despertado recelos entre sus colegas. ¿Por qué resucitar viejos fantasmas del pasado? ¿Por qué no buscar un nombre nuevo, como sugiere el paleoantropólogo Lee Berger? Ronald Clarke tendrá sus razones. Por el momento, daremos la bienvenida a un nuevo miembro de la familia humana, que se cubría de polvo olvidado en los cajones de una universidad de Sudáfrica.

Fuente: quo.es | 31 de enero de 2019

Saquean la necrópolis romana descubierta en El Torbiscal

Arqueólogos en la necrópolis romana de Utrera, Sevilla.


Si bien el proyecto promovido por el Ministerio de Fomento para remodelar la intersección de la carretera N-IV con la carretera autonómica A-471 en las inmediaciones del poblado de El Torbiscal, en Utrera (Sevilla), ha supuesto el descubrimiento de una importante necrópolis romana con un total de 63 inhumaciones, 14 de estos enterramientos habrían sido objeto de un "saqueo" hace pocos días.

Javier Mena, técnico de Cultura del Ayuntamiento de Utrera y además historiador municipal, ha explicado que el hallazgo se encuadra en las catas arqueológicas de carácter preventivo asociadas a las citadas obras, bajo la dirección del arqueólogo Pablo Ramírez y la supervisión de los especialistas de la Consejería de Cultura y su delegación territorial en la provincia de Sevilla.
Según Javier Mena, estas catas arqueológicas han supuesto el descubrimiento de una necrópolis romana, como se avanzaba hace unos días. En concreto, se trataría de 63 enterramientos divididos en "dos sectores" y cuya cronología arrancaría en el siglo I de la era común, es decir después de Cristo, para prolongarse hasta el siglo IV.

El técnico de Cultura del Ayuntamiento de Utrera ha precisado que se trata en todos los casos de simples enterramientos de lo que se presume eran "campesinos" de las fincas agrarias que funcionaban en esta zona del bajo Guadalquivir durante el periodo del Imperio y la época tardorromana, dado que estas personas fueron inhumadas "con un ajuar muy pobre".

Los arqueólogos, según ha detallado, apenas han encontrado "unos ungüentarios, dos pendientes y una pulsera", toda vez que los enterramientos han sido ya "sellados" para su preservación en el mismo enclave donde han sido localizados, después de que los especialistas hayan extraído diversos elementos y piezas para su estudio científico.

Pero antes del sellado de las inhumaciones, según ha avisado, 14 de las tumbas habrían sido objeto de un acto de "saqueo" perpetrado por unos individuos que incluso habrían "amenazado con un palo y agredido" al guardia que custodiaba el yacimiento arqueológico, unos hechos que Javier Mena ha lamentado especialmente.

"Es un hecho muy grave", ha insistido el técnico de Cultura del Ayuntamiento de Utrera, exponiendo que dicho "saqueo" habría sido perpetrado el pasado fin de semana y que a día de hoy, los enterramientos están ya totalmente "sellados".

Fuente: elcorreoweb.es | 31 de enero de 2019

Las obras en El Torbiscal descubren una necrópolis romana con más de treinta enterramientos en Utrera (Sevilla)

Los cuerpos que se han encontrado en la necrópolis romana ubicada en El Torbiscal datan del siglo I d.C - ABC.

Las obras que se están llevando a cabo en el cruce de la carretera Nacional IV con la A-471 –a la altura del poblado de El Torbiscal (Sevilla)- han deparado una importante noticia para los amantes de la historia, ya que han dejado al descubierto una necrópolis de origen romano con más de treinta enterramientos, conservada en unas magníficas condiciones.

En los últimos días el trabajo de los arqueólogos ha sido frenético en toda la zona, ya que con el objetivo de evitar los temidos saqueos que suelen sufrir estos hallazgos, los cuerpos ya han sido retirados y han pasado a la custodia de los diferentes organismos competentes en la materia de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, donde van a ser sometidos a un exhaustivo análisis.
«Los primeros análisis realizados inducen a pensar que los cuerpos encontrados en esta importante necrópolis corresponden al siglo I d.C», ha indicado Javier Mena, técnico de Cultura del Ayuntamiento de Utrera. «Los cuerpos estaban enterrados casi en la superficie, y al haber aparecido en una ubicación muy cercana a la carretera, el paso de los años apenas ha tenido efectos sobre ellos, se han conservado muy bien, ya que no han sido tierras utilizadas para el laboreo», precisaba Mena.


El área donde han aparecido estos restos ya estaba protegida por la carta arqueológica de Utrera, que la señala como una zona de especial interés y que cuenta con una apasionante historia desde hace muchos siglos. Aunque en la actualidad se trate de un enclave deshabitado, se ha tratado históricamente de un lugar con una tierra especialmente rica, donde se cultivaban los géneros de la famosa triada mediterránea, compuesta por pan, aceite y vino, que eran trasportados mediante rutas terrestres, como la Vía Augusta, o el propio río Guadalquivir en la marisma, para ser embarcados en los puertos gaditanos con destino a Roma.

«Es un lugar que tiene un pasado romano incuestionable, donde se ubicaban numerosas 'villae' –nuestros actuales cortijos- donde vivían agricultores que cultivaban la tierra de las explotaciones agrícolas que se encontraban en la zona», comenta el historiador palaciego Julio Mayo.

Enclave estratégico

El actual enclave El Torbiscal se halla entre los términos jurisdiccionales de tres municipios romanos, a la sazón Siarum y Salpensa –que se encontraban en el actual término municipal de Utrera- y Cumbaria, identificada en la actual Las Cabezas de San Juan y que ya fueron reseñados por el historiador romano Plinio. A todo ello hay que unir la cercanía del lugar en el que han aparecido los restos con el puente romano de Las Alcantarillas, que cuenta con una inscripción que lo vincula a Roma y que pudo levantarse en el siglo I a.C. Un puente que servía para salvar el arroyo Salado, que proveía de recursos hídricos a toda la zona y que formaba parte de la Vía Augusta en el tramo que unía Híspalis (Sevilla) con Gades (Cádiz).

«El principal valor de toda la zona en la época romana era principalmente su riqueza agropecuaria, y el poblado de El Torbiscal se encuentra en un enclave estratégico, donde se cultivaban recursos naturales para ser desplazados mediante la ruta terrestre hacia los puertos gaditanos, desde donde ya se enviaban hacia cualquier lugar de los territorios que dominaba Roma», explica Julio Mayo.

El hallazgo de esta importante necrópolis romana vuelve a poner de manifiesto la riqueza arqueológica por la que destaca el término municipal de Utrera, donde en las últimas décadas numerosos especialistas han reflejado la posible existencia de una importante antigua ciudad romana en el subsuelo junto al pantano Torre del Águila de El Palmar de Troya (Siarum) y se han encontrado restos tan destacados como la «Tabula Siarensis» (derecha), un documento epigráfico que contiene un decreto del Senado Romano en honor al hijo adoptivo del emperador Tiberio.

En el año 2009, muy cerca de la Fuente de los Ocho Caños, en la vereda denominada como «Puerta Verde de Utrera», también aparecieron los restos arqueológicos de una antigua villa romana, ese tipo de construcciones de las que son herederas los actuales cortijos y haciendas que pueden localizarse con facilidad en el término municipal de la localidad.

Fuentes: abc.es | elcorreoweb.es | 29 de enero de 2019

¿Quién cruzó el Estrecho de Gibraltar por primera vez?

Un análisis genético aporta la primera evidencia científica de que los africanos prehistóricos pudieron cruzar el Estrecho de Gibraltar hasta llegar a España 1.300 años antes de lo que se pensaba.

«Nos hemos encontrado con que el Estrecho de Gibraltar no era una barrera para el contacto humano, la migración o el flujo genético entre África y España», ha afirmado a la revista New Scientits Gloria Maria González Fortes (izquierda), de la Universidad italiana de Ferrara.
Anteriores investigaciones de este campo mostraban que los genes africanos migraron hasta España y Portugal durante la conquista musulmana de la Península, a principios del siglo VIII.
«Hemos hallado que puede ser mucho antes de esa fecha», ha puntualizado esta investigadora que, junto a su equipo, ha analizado el ADN de restos humanos datados de hace entre 3.000 y 4.500 años y encontrados en la Península Ibérica, desde el sur de España hasta el norte de Portugal.

Han comparado su ADN mitocondrial (se hereda a través de los genes maternos y no se combina con el paterno, por lo que puede ser rastreado durante generaciones) con restos arqueológicos de África del Sur.

Los resultados del análisis han arrojado similitudes entre los restos procedentes de la Península y los de África, con mayor cantidad de marcadores genéticos africanos en los españoles.

Estas conclusiones encajan con el registro arqueológico, que muestra similitudes entre las herramientas y la decoración cerámica hechas por los pueblos del norte de África y los que poblaron Andalucía.

“Hace 4000 años, la gente ya estaba construyendo barcos y navegando, así que ¿por qué no habrían de cruzar el Estrecho de Gibraltar? Puedes ver la costa de África desde la costa de España. El mar allí es muy peligroso, por lo que la gente era escéptica sobre cruzarlo, pero es probable que este fuera el camino que tomaron", dice González Fortes. Ella dice que sus datos muestran que esta migración ocurrió hace al menos 4000 años, pero puede haber ocurrido incluso antes.

Fuente: abc.es | 31 de enero de 2019

Dinamarca busca a sus antepasados visigodos en Vicálvaro (Madrid)

Los arqueólogos de Argea, examinan dos de los cuerpos encontrados - ABC

Tras un largo periodo de luchas en Europa, a finales del siglo V, unos 300.000 visigodos envainaron la espada para alzar el arado y adentrarse en una Hispania en la que apenas habitaban un millón de humildes campesinos hispano-romanos. Llegaron hasta aquí llamados por el propio Imperio romano, que quería frenar el avance devastador del resto de tribus bárbaras y que ellos, tras expulsarlos, repoblasen los terrenos yermos. Entre otros asentamientos, los visigodos convirtieron en su próspero hogar el solar en el que ahora las excavadoras trazan un vial que conectará el desarrollo de Los Ahijones con el resto de Vicálvaro. Siguiendo su rastro, también han aterrizado aquí los investigadores de la Universidad de Copenhague, que buscan a sus antepasados en la necrópolis que fue hallada en este páramo en 2010.

Cuando se quiso iniciar la construcción de esta carretera, las piquetas se toparon con el que es el enterramiento más antiguo y más grande encontrado hasta la fecha en la Comunidad de Madrid. Si la sorpresa fue mayúscula para los investigadores españoles, más aún lo fue para los arqueólogos escandinavos, cuyo afán por reconstruir el periplo del pueblo godo por el mundo les trajo hasta esta parcela para extraer el ADN de los restos de los 894 individuos que fueron exhumados.

Las oquedades de las tumbas, una vez exhumados todos los restos - ABC


«El Museo de Historia Natural de Dinamarca y el Centro de Geogenética de la Universidad de Copenhague han logrado obtener la secuencia genética de los godos que proceden de Dinamarca y Suecia, y pretenden ver en qué cantidad hay ese genoma en la población que vivía en Vicálvaro», explica a ABC el arqueólogo Jorge Vega (izquierda), que dirigió la excavación junto a Roberto Menduiña.


«Este estudio, aún en proceso, permitirá determinar la huella genética de la población enterrada», añade Vega, cuyo equipo de arqueólogos independiente, Argea, colabora en este proyecto internacional. Los resultados se conocerán, si todo va según lo previsto, a lo largo de este 2019. Una veintena de este equipo de expertos extrajo durante dos años todos los cuerpos y objetos que se encontraban en un área de 9.067 metros cuadrados. En total, se documentaron y excavaron 824 tumbas, algunas de ellas con dos individuos enterrados. No obstante, dado el grado de deterioro de muchos de ellos, sólo se pudo realizar un análisis antropológico en el 30 por ciento de los cuerpos.

«Los demás estaban tan deshechos que no nos permitían estudiarlos, eran sólo la impronta. Están excavados en un terreno compuesto por yesos, y este material drena muy mal, el agua se acumula en su base y los cuerpos se diluyeron en una especie de sopa en la que no hay masa ósea que luego se pueda estudiar», arguye el experto.

Trabajos arqueológicos en una tumba de la necrópolis visigoda de Vicálvaro, en julio de 2011.

Saqueos

La necrópolis ha sido objeto de diferentes saqueos desde la antigüedad. Pese a que las piezas documentadas son muchas, es evidente que el ajuar de la mayoría de los individuos fue robado. Sin embargo, en algunos enterramientos sí que se han logrado recuperar objetos de adorno personal compuestos por hebillas de cinturón, pendientes de tipo aro, collares de cuentas de pasta vítrea, anillos de sección circular y rectangular, cuchillos y pinzas.

Una hebilla de cinturón hallada en una de las tumbas - ABC

También se rescató un pequeño conjunto de jarras y botellas con una o dos asas. «Las piezas más antiguas son de finales del siglo V, que parece coincidir con la llegada a Hispania de los visigodos, y los últimos son de principios del siglo VIII, que coincide con la llegada de los musulmanes», concluye Vega, que añade que, después, la población se trasladó a 500 metros y se islamizó. La aldea se mantuvo en pie hasta el inicio del siglo X, momento en que se abandonan la mayor parte de los asentamientos rurales en Madrid y se trasladan a vivir a las ciudades, que ya están fortificadas.

Falsa alarma

Una vez finalizada la excavación, en 2012, la Dirección General de Patrimonio autorizó las obras promovidas por la Junta de Compensación sobre los terrenos que ocupaba la necrópolis. No obstante, la crisis económica y los litigios que frenaron los desarrollos del Sureste paralizaron las obras y las oquedades quedaron a la vista hasta hace apenas unos días. «Una vez extraídos todos los restos arqueológicos quedan solo los hoyos de las estructuras, sin ningún valor arquitectónico y, al estar excavados en el terreno natural, no pueden conservarse», aclaran desde la Consejería de Cultura, ante la alarma vecinal.

El viaje de los Godos hasta Hispania
El viaje de los Godos hasta Hispania - ABC

El resultado de aquellos dos años de trabajo de campo se ha prolongado en otros seis más de investigación para traducir a hechos todos los indicios que arrojan las mediciones de los huesos, tendones y dientes. Todos los restos, tras su análisis e inventario, han sido depositados en el Museo Arqueológico Regional, donde está previsto realizar una exposición que relate todo lo que aquel yacimiento cuenta a través de sus cuerpos y sus ofrendas funerarias.

Exposición y parque arqueológico

«De la excavación también nos llevamos sedimentos para ver si en el futuro se podía hacer algún tipo de analítica con ellos, porque en algunos enterramientos hemos visto que podía haber cálculos renales en algunos individuos», cuenta Vega, que deja la puerta abierta a continuar esas investigaciones. Esa ingente cantidad de material -unas 500 cajas que se encuentran ahora en el depósito del Museo- ha arrojado una información certera sobre cómo era la vida entonces.
Otro de los objetivos de la Consejería es, precisamente, divulgar toda su historia a través de un parque arqueológico que se instalará en las inmediaciones del yacimiento, para que los vecinos tengan conocimiento de quiénes y cómo eran los vicalvareños hace más de 1.200 años.

Fuente: abc.es | 1 de febrero de 2019