Descubren los restos de un Carro de paseo perteneciente a un posible sucesor de Tutankamón


Escena pintada en una caja de la tumba de Tutankamón en la que se muestra al faraón en un carro persiguiendo a los nubios. Kenneth Garrett / National Geographic / Getty Images

Vía: Nature | Jo Marchant | 23 de noviembre de 2011 (Traducción: G.C.C.)

Arreos de cuero muy bien conservados de un antiguo carro egipcio han sido redescubiertos en un almacén del Museo Egipcio de El Cairo. Los investigadores han dicho que el hallazgo, que incluye arneses intactos, guantes y una caja de arco, es único, y les ayudará a reconstruir la forma en cómo los carros fueron hechos y usados.

Uno de los dos guantes usados ​​en los antebrazos de los conductores que muestra las marcas de las correas de fijación del mismo. André J. Veldmeijer / SCA / Museo Egipcio de Autoridades

Los antiguos egipcios usaban carros -generalmente con uno o dos conductores y tirado por dos caballos- para la caza y la guerra, así como en las procesiones. Los mismos se muestran con frecuencia en el antiguo arte egipcio y varios ejemplos de sus marcos de madera han sobrevívido, entre ellos seis carros desmantelados encontrados en la tumba del rey Tutankamón, que datan alrededor de 3.300 años atrás.

Pero los investigadores sabían poco acerca de los arreos y arneses de cuero utilizados con tales carros, dado que el cuero se descompone rápidamente si algo de humedad está presente. Casi ningún trozo de cuero de los carros de la tumba de Tutankamon ha sobrevivído, aunque algunos fragmentos se conocen de carros encontrados en otras tumbas, tales como la de Yuya y Thuya, los bisabuelos de Tutankamón.


Parte baja del estuche de un arco con el fondo claramente deteriorado. André J. Veldmeijer/SCA/Egyptian Museum Authorities.



Parte inferior de un carcaj. Un carcaj se adjuntaba al carro a cada lado. André J. Veldmeijer / SCA / Museo Egipcio de Autoridades

Tesoro accidental

En 2008, André Veldmeijer (foto a la izquierda), del Instituto Holandés-Flamenco en El Cairo, y que es un especialista en el estudio de cueros antiguos, vio una fotografía en blanco y negro de algunos arreos intactos de un carro en un libro de 1950 sobre tecnología antigua.

Dichos arreos de cuero estaban etiquetados como existentes en el Museo Egipcio de El Cairo, pero cuando Veldmeijer preguntó al comisario del mismo, Ibrahim El Gawad, éste dijo que no sabía nada acerca de ellos. Pero, unos meses más tarde, el propio El Gawad encontró tales adornos por accidente, yaciendo olvidados en una serie de cajones en una habitación trasera del museo.

Veldmejier dijo que El Gawad lo llamó para que viniera al museo y le mostró cada uno de los objetos de cuero. "Es un hermoso hallazgo", declaró. "Lo que había en la fotografía no era ni la mitad de lo que estaba en el museo. Fue asombroso".

Los objetos de cuero están completos en un 90-95%, según Veldmeijer, e incluyen la cubierta de cuero que cubría el carro de madera, así como arneses, guantes, el estuche de un arco y el carcaj. Desgastadas marcas y detalles de las costuras son todavía visibles, y el intrincado diseño de rojo, verde y blanco -el único ejemplo conocido de este tipo-, está aún brillante después de más de tres milenios.


Parte del arnés de los caballos, decorado en verde y blanco. André J. Veldmeijer / SCA / Museo Egipcio de Autoridades

Carro de paseo

Veldmeijer está trabajando ahora con Salima Ikram (foto a la izquierda), una egiptóloga de la Universidad Americana en El Cairo, para conservar, catalogar y estudiar, los adornos y objetos de cuero como parte del "Proyecto Carro" del Museo Egipcio. Este incluye el intento de abrir las frágiles piezas -puesto que habían sido dobladas para adaptarse a los cajones del museo- y protegerlas con material de ambalar libre de ácido. Ellos informarán de sus primeros resultados en una conferencia que se celebrará en El Cairo el próximo año.


Cuero que cubría la caja de madera del carro y asegurado con clavos. Esta pieza mide alrededor de 1 por 1,5 metros. André J. Veldmeijer / SCA / Museo Egipcio de Autoridades

"Los adornos y objetos de cuero deben ayudarnos a entender más sobre la construcción y el uso de los carros, lo que a su vez será importante para nuestro conocimiento de la guerra y el modo de presentarse las élites en el antiguo Egipto", dice Susana Harris (foto a la izquierda), una experta en textiles antiguos y pieles de animales en el Colegio Universitario de Londres. Ella agrega que los resultados también pueden tener implicaciones para el estudio de los carros de otras sociedades en las que no hay ejemplos que hayan sobrevivído. "Por ejemplo, hay carros en las pinturas murales y en la iconografía de los tiempos minoicos de Creta, así como en los tiempos micénicos de Grecia continental, pero no se han conservado carros con restos de cueros en tales lugares", dice ella.

El proyecto del Museo Egipcio se encuentra en sus primeras etapas, pero los investigadores ya están obteniendo nuevos conocimientos sobre cómo se utilizaban los carros. Por ejemplo, Ikram ha identificado una correa de cuero que ella piensa actuaba como un cinturón de seguridad. "Había que colocarlo alrededor de la cadera del conductor para estabilizarlo y evitar que se cayera", aduce al respecto.


Resto de una correa ancha decorada que probablemente se colocaba en torno a las caderas del conductor para mantenerlo equilibrado constante en el carro.


Detalle decorativo del acabado de los cordones que ayudaban a asegurar la cubierta de piel de la estructura de madera del carro. André J. Veldmeijer / SCA / Museo Egipcio de Autoridades

Veldmeijer también espera identificar el tipo de cuero utilizado, así como estudiar los métodos de costura y procesamiento de la piel, su corte y ensamblado.

Un misterio aún por resolver es dónde iban los adornos del carro originalmente. Los registros del museo declaran que fueron comprados a un distribuidor de antigüedades griegas llamado Georges Tano en 1932, pero no se sabe dónde se encontraron. Tales piezas de cuero han sobrevivido en buen estado y presumiblemente fueron descubiertas en una tumba, y el estilo sugiere que corresponden a un tiempo cercano al de Tutankamón.

El Gawad cree que pertenecieron al padre de Tutankamón, el rebelde faraón Akenatón, pero Veldmeijer cree que dantan un poco más tarde, posiblemente a alguno de los sucesores de Tutankamón.

Los caballos prehistóricos de las sabanas de Teruel

Rosa M. Tristán | Madrid
El paisaje de sabana salpicado de lagos, con pinos, robles y avellanos de Teruel era, hace unos ocho millones de años, el ecosistema perfecto para los caballos prehistóricos, cuyos restos fosilizados proliferan en la provincia. Las recientes excavaciones llevadas a cabo por un equipo de Dinópolis han sacado a la luz tres especies diferentes de estos mamíferos herbívoros que convivieron en la zona hace ocho millones de años.

La excavación, dirigida por la paleontóloga María Dolores Pesquero, de la Fundación Dinópolis, tuvo lugar en Puente Minero, no lejos de la capital turolense. Allí encontraron restos del 'Hipparion laromae', una especie de equino que ya fue descubierta en el año 2006, cuando su descripción científica se publicó en la revista 'Journal of Paleontology'.

También han hallado restos, aunque en menor número, de la especie 'Hipparion matthewi', que se movió por toda esta región e incluso Valencia, dado que se ha documentado su presencia en la provincia vecina, en concreto en la Venta del Moro (Valencia). La tercera, y de la que hay menos huesos, es la 'Hipparion longipes', que tenían unos huesos de sus extremidades, llamados metápodos, más grandes que las de sus coetáneos.

Originarios de Eurasia

Un estudio comparativo realizado con fósiles de esta especie encontradas en los yacimientos y Akkasdagi (Turquía) y Pavlodar (Kazajstán) ha permitido descubrir que estos ancestros de los equinos actuales proceden de esta lejana región del continente euroasiático, al igual que el 'H. matthewi'. "Ambos son inmigrantes de localidades euroasiáticas.

El 'Hipparion longipes' tuvo poca relevancia y el 'matthewi', que es más pequeño, acabó por evolucionar en la cuenca de Teruel hacia otras morfologías que aún tenían menor altura, pero que se hicieron muy abundantes en el Mioceno Superior, como demuestra la cantidad de fósiles que se han encontrado", explica Pesquero.

El artículo en donde se explican los hallazgos han sido publicados en la revista 'Paleontology'. Luis Alcalá, director científico de la Fundación Dinópolis y coautor del trabajo, explica que en aquel periodo turolense "estos pequeños caballos eran como las cebras africanas de la sabana, iban en manada y sus depredadores eran también grandes carnívoros, como los tigres dientes de sable, el equivalente de los leones".

De cara al futuro, el objetivo en este yacimiento es encontrar restos de esos depredadores. Los pequeños caballos, que también convivían con otros más grandes, acabaron por desaparecer.

Vía: http://www.elmundo.es/

Herodes pudo no haber terminado el Muro de las Lamentaciones

Han aparecido varias monedas acuñadas por el procurador romano de Judea, Valerius Gratus, en el año 17/18 a.C.

Fechado en torno al año 37 a.C, el Muro de las Lamentaciones es el lugar más representativo y sagrado del judaísmo. Durante siglos, las creencias han apuntado a la figura del rey Herodes como creador. Pero esa creencia podría verse trastocada por un reciente hallazgo. Un equipo de arqueólogos israelíes asegura haber encontrado varias monedas antiguas acuñadas 20 años después de la muerte del rey -en el año 4 a.C.-.
Este hallazgo podría demostrar que la estructura fue terminada por sus sucesores. Los arqueólogos han descubierto monedas en el interior de una pila de rituales judíos, lo que desafía la suposición de que todas las paredes del Segundo Templo Judío fueron construídas por Herodes.

«La construcción de los muros del Monte del Templo y el de Arco de Robinson fue un gran proyecto que duró décadas y no se completó durante la vida de Herodes», según informa la Autoridad Israelí de Antigüedades (AAI) en declaraciones a «Reuters».

Esas monedas de bronce fueron acuñadas por el procurador romano de Judea, Valerius Gratus, en el año 17/18 a.C. y encontrada durante las excavaciones realizadas bajo el Muro de las Lamentaciones en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Pese a todo, el organismo ha reconocido que tenían constancia de un relato perteneciente al historiador judío Flavio Josefo, quien aseguraba que el muro fue terminado por su bisnieto.

Arqueólogos desvelan los Misterios de Stonehenge


Stonehenge en Amesbury, Gran Bretaña. Foto: EPA/ROY KILCULLEN.

Vía: The Independet | David Claves | 26 de noviembre de 2011 (Traducción: G.C.C.)
Nuevos y extraordinarios descubrimientos están arrojando nueva luz sobre por qué el más famoso lugar de la antigua Gran Bretaña, Stonehenge, fue construido y cuándo.

La investigación actual sugiere ahora que Stonehenge podía ya haber sido un importante enclave sagrado por lo menos 500 años antes de que la primera prieda del círculo fuera construida, y que la sacralidad de su ubicación puede haber determinado el diseño de los aspectos claves del paisaje sagrado circundante.

Es más, la nueva investigación -que se está llevando a cabo por arqueólogos de la Universidad de Birmingham, Bradford y Viena- aumenta enormemente la evidencia que vincula a Stonehenge con las creencias religiosas solares prehistóricas. Aumenta la probabilidad de que el sitio estuviera original y principalmente asociado con el culto al sol.

Las investigaciones también han permitido a los arqueólogos reconstruir supuestamente el recorrido completo de una posible procesión religiosa, u otro evento ritual, que se sospecha pudo haber tenido lugar cada año al norte de Stonehenge.

Esa supuesta "procesión" prehistórica religiosa (o, más concretamente, la evidencia que sugiere su ruta) tiene implicaciones para comprender la función religiosa de Stonehenge, e indica que la importancia del lugar que ahora ocupa Stonehenge surgió antes de lo que ya había sido supuesto.



A la izquierda, el arqueólogo Eamonn Baldwin, de la Universidad de Birmingham. En el centro, el arqueólogo geofísico, Dr. Chris Gaffney, de la Universidad de Bradford, y a la derecha, el profesor Wolfgang Neubauer, director del Instituto Ludwig Boltzmann para la Prospección Arqueológica y Arqueología Virtual de Viena. Foto: Artdaily / Rafael G. Satter , Associated Escritor Prensa
La nueva evidencia crucial arqueológica fue descubierta durante los trabajos llevados a cabo en torno a Stonehenge, en los cuales los arqueólogos han 'radiografiado' el suelo utilizando un radar de análisis del terreno y otras técnicas de investigación geofísicas. A medida que el equipo arqueológico de Birmingham y Viena estaban utilizando estos sistemas de alta tecnología para cartografiar el interior de un gran recinto prehistórico (el llamado "Cursus") cerca de Stonehenge, descubrieron dos grandes pozos, uno hacia el extremo este del recinto, y el otro más cerca de su extremo occidental.

Cuando modelaron en su sistema informático las relaciones entre estos pozos del "Cursus" recién descubiertos y Stonehenge, se dieron cuenta de que, mirando desde el llamado "Talón de piedra" de Stonehenge, los pozos estaban alineados con la salida y puesta del sol en el día más largo de la año, en el solsticio de verano. Las posibilidades de que las dos alineaciones fueran una coincidencia son extremadamente bajas.



Los arqueólogos comenzaron entonces a especular sobre qué tipo de actividad ritual o ceremonial podría haber sido llevada a cabo entre los dos pozos. En muchas áreas del mundo, las antiguas ceremonias religiosas, y otras, a veces inplicaban procesiones ceremoniales alrededor de los perímetros de los monumentos. Por lo tanto, los arqueólogos pensaron que era posible que los celebrantes prehistóricos podrían haber deambulado entre los dos pozos para procesionar alrededor del perímetro del "Cursus".

Inicialmente esto era una pura especulación, pero luego se dieron cuenta de que había potencialmente una forma de intentar poner a prueba la idea. En el día del solsticio de verano hay de hecho tres alineaciones principales, no sólo la salida y puesta del sol, sino también al mediodía (el punto más alto que el sol alcanza en su ciclo anual). Al mediodía la alineación clave debe estar hacia el sur.

Una manera de probar la teoria de la 'procesión' (o por lo menos su ruta) consistía para los arqueólogos en demostrar que, en el punto medio de esa ruta, había de hecho una relación especial con Stonehenge (al igual que en los dos pozos había una relación entre el inicio y el punto final de la ruta). El "momento eureka" se produjo cuando los cálculos del ordenador revelaron que el punto medio (el punto del mediodía) de la ruta se alineaba directamente con el centro de Stonehenge, el cual estaba precisamente hacia el sur.



Foto: Interpretación posible a la luz de la información del post: la chincheta amarilla señala la ubicación (aproximadamente) de uno de los hoyos encontrados, en concreto el de la zona este del "Cursus". La línea morada indica la alineación del hoyo con el círculo megalítico de Stonhenge en el solsticio de verano (otra línea morada saldría hacia la izquierda, con similar inclinación, desde el círculo de Stonehenge hacia la zona oeste del "Cursus", donde se halla el otro hoyo o fosa). La línea verde vertical señala la alineación del punto medio del "Cursus" con el círculo de Stonehenge al mediodía del solsticio de verano.
Esta toma de conciencia de que el sol se cierne sobre el sitio de Stonehenge en su punto más alto del año parece haber sido de gran importancia para los hombres prehistóricos. En sí mismo tiene un potencial significado, ya que sugiere que la asociación del lugar con la veneración del sol era tal vez incluso mayor de lo que se creía.

Pero el descubrimiento de las fosas o pozos del "Cursus", el descubrimiento de las alineaciones solares, y la supuesta 'procesión' de la ruta, revelan también algo más, algo que podría posiblemente cambiar la cronología aceptada del paisaje de Stonehenge.

Durante décadas, la arqueología moderna ha sostenido que Stonehenge llegó relativamente tarde a la zona, y que el otro gran monumento en el paisaje -el "Cursus"- lo precedió en 500 años.ç

Sin embargo, la implicación de las nuevas evidencias es que, en cierto sentido, la historia pudo haber sido al revés, es decir, que el sitio de Stonehenge estaba consagrado antes de que el "Cursus" fuera construido, dice el arqueólogo de Birmingham, el Dr. Henry Chapman (foto a la izquierda), quien ha estado modelando las alineaciones computarizadas en las reconstrucciones del paisaje de Stonehenge.


El argumento para esto es simple, pero convincente. Porque la alineación 'sur' del mediodía en el punto medio de la ruta de 'procesión' no podría ocurrir si el propio "Cursus" tenía diferentes dimensiones. El diseño que ese monumento ostenta ha sido concebido específicamente para lograr la alineación del punto medio con el centro de Stonehenge.

Es más, si esto es así, la posición del "Talón de piedra" de Stonehenge tenía que haber sido de importancia ritual antes de que las fosas del Cursus fueron excavadas (debido a que sus alineaciones son percibidas especialmente desde el "Talón de Piedra").

Esos dos hechos, tomados en conjunto, implican, por lo tanto, que el lugar que más tarde ocuparon las piedras de Stonehenge era ya sagrado antes de que se iniciara la construcción del "Cursus". A menos que la alineación del mediodía sea una pura coincidencia (lo que es poco probable), ello implicaría que el estado sagrado del sitio de Stonehenge es, por lo menos, 500 años más antiguo de lo que se pensaba anteriormente, un hecho que plantea una intrigante posibilidad.

Hace 45 años los arqueólogos encontraron un enclave ritual Mesolítico, datado en el 8000 a.C., en lo que hoy es parque de estacionamiento de coches de Stonehenge. La diferencia de cinco mil años entre este enclave sagrado Mesolítico y Stonehenge mismo significaba que la mayoría de los arqueólogos creían que la continuidad "sagrada" del espacio entre los dos enclaves era intrínsecamente improbable. Pero, con los nuevos descubrimientos, el intervalo de tiempo se ha reducido potencialmente. De hecho, no se sabe por cuánto tiempo el sitio de Stonehenge estuvo consagrado antes de la construcción del "Cursus". Por lo tanto, las tradiciones a muy largo plazo de la sacralidad geográfica, en relación a los monumentos antiguos mejor conocidos en Gran Bretaña y el mundo, pueden tener que ser consideradas ahora.

La supervisión del área de Stonehenge por la Universidad de Birmingham -la más grande de su tipo jamás realizada en cualquier parte del mundo- tomará otros dos años más para completarse, dice el profesor Vince Gaffney (foto a la izquierda) director del proyecto.

Virtualmente cada metro cuadrado de una zona de cinco millas cuadradas alrededor del más famoso monumento prehistórico del mundo será examinado geofísicamente a una profundidad de hasta dos metros, dice.

Es esperable que decenas, posiblemente cientos, de espacios desconocidos se descubran como resultado de la operación.

Los descubrimientos en curso en el sagrado paisaje prehistórico de Stonehenge -realizados por los arqueólogos de Birmingham y colegas del Instituto Ludwig Boltzmann de la Universidad de Viena- se espera que transformen la comprensión de los investigadores sobre los orígenes del famoso monumento, su historia y significado.

Una estalagmita permite datar el Arte Parietal de La Garma en 30.000 años



La estalagmita analizada es la que cruza sobre el trazo del lomo de la cabra situada la parte superior.
Nuevos sistemas de datación doblan la antigüedad de algunas pinturas de esta cavidad, que hasta ahora se las fechaba en el periodo de las de Altamira
Teodoro San José / El Diario Montañés

Los artistas rupestres que mostraron su inspiración sobre las paredes de la cueva de La Garma (Omoño, Ribamontán al Mar) frecuentaron aquella cavidad muchos miles de años antes de lo que venía señalándose en los libros de Historia. Se aceptaba que las pinturas eran coetáneas a las de Altamira, realizadas algo así como hace unos 15.000 años, pero las últimas investigaciones científicas han doblado la antigüedad. Ahora se tiene la certeza de que algunas imágenes de La Garma datan de hace entre 25.000 y 30.000 años. Y si se sabe es gracias a una minúscula estalagmita. O también estalactita, pues no crece en el suelo o en el techo, sino que surge sobre la pared.

Resulta curioso, pero ha sido lo que en términos científicos se conoce como una concreción calcárea la que ha permitido retroceder el reloj y el calendario para situar en el tiempo a los autores de aquellas pinturas. Los investigadores se percataron de que en el lienzo de una de las paredes de La Garma, donde aparecen un uro y dos cabras, un depósito de cal atravesaba uno de los trazos, lo que les permitió analizar la referida estalagmita mediante el empleo de técnicas de datación. Manejaron la termoluminiscencia (basado en calor y luz a base de haces de iones) y, especialmente, la técnica denominada de series de uranio, un complejo método que compara las cantidades de uranio y torio presentes en la muestra.

Y lo aplicaron a la estalagmita y a la roca que sirve de lienzo. No a la pintura. «Se analizó lo que estaba por encima y por debajo del trazo», explica Pablo Arias, catedrático de Prehistoria y uno de los directores de las excavaciones en aquella cavidad. «Un método indirecto», dice, «y aunque el del Carbono 14 hubiera sido más preciso, no se puede emplear para su datación dado que las pinturas que utilizaron aquellos artistas no tiene elementos orgánicos». Se trata de mezcla de óxido de hierro disuelto en agua y, en algún caso, calcita. Pero ningún resto biológico.
La Garma tiene inventariadas más de medio millar de pinturas y grabados paleolíticos, sobre todo de animales, desde bisontes o caballos a uros o toros salvajes y ciervos, aunque también aparece el hombre, manos y signos primitivos. Pertenecen a distintos autores y periodos, si bien el reloj cronológico de los investigadores se había parado al fijar una antigüedad estimada de unos 15.000 años, la misma que para los artistas que pintaron Altamira.

«Había cierto despiste en cuanto a su datación, pero el Magdaleniense era el límite aceptado para las pinturas de La Garma», indica Arias. «Ahora la medición geofísica es más precisa y se demuestra que pertenecen al estilo Gravetiense». Vamos, que se realizaron unos 150 siglos antes. Más o menos.

De modo que aquellos artistas rupestres que dieron rienda suelta a sus creencias o a sus inquietudes artísticas y pintaron aquel conjunto con un uro y dos cabras sobre un panel de roca dentro de La Garma lo hicieron hace unos 30.000 años.

«Esa datación y esos grabados, su expresión gráfica, dicen más del pensamiento individual y de la complejidad social y de pensamiento de las comunidades de entonces», a la que hasta ahora se la consideraba más primitiva. «Ayuda a dar otra imagen de cómo pensaban y se organizaban en esas sociedades», sostiene Arias.

Una Misión en busca de vida en Marte

La NASA ha lanzado su fantástico rover «Curiosity», que inicia un viaje sin retorno de 570 millones de kilómetros

Marte puede parecer un lugar inhóspito para la vida. Su superficie es en extremo hostil, prácticamente desprotegida de las radiaciones solares por una atmósfera demasiado delgada; su suelo es un infierno de productos químicos y el agua líquida, esencial para la existencia de cualquier criatura, hierve o se congela rápidamente. Sin embargo, este paisaje desolador pudo ser mucho más amable en el pasado, quizá tanto como para albergar vida e incluso para que algún tipo de organismo haya logrado sobrevivir hasta hoy.
Esclarecer este punto será el objetivo de la Mars Science Laboratory (MSL), la nueva misión de la NASA a Marte que se ha lanzado hoy desde Cabo Cañaveral (Florida), a bordo de un cohete Atlas V, después de un aplazamiento de 24 horas para sustituir una batería. La nave, que contiene el sofisticado rover «Curiosity», el mayor vehículo que jamás haya pisado el planeta rojo, realizará un asombroso viaje sin retorno de 570 millones de kilómetros y casi nueve meses hasta llegar a Marte en agosto de 2012.
El «Curiosity» es la auténtica joya de la misión. Potente y robusto, del tamaño de un utilitario y 900 kilos de peso, posee una tecnología muy superior a la de sus predecesores, el «Spirit» y el «Opportunity» —que llegaron a Marte en 2004 en busca de agua—, y un sistema «antitrampas» de arena que mejora la suspensión de sus seis ruedas capaces de recorrer los terrenos más abruptos y avanzar a 90 metros/hora. Lleva a bordo equipos españoles: una antena y una estación meteorológica aportada por el Centro de Astrobiología, que proporcionarán datos vitales. La compleja estación pesa poco más de un kilo y consume en un día la energía de una bombilla de 20 vatios en una hora. Su mayor dificultad serán las «oscilaciones de temperatura diarias de cien grados, lo que puede provocar un estrés mecánico y térmico muy fuerte y romper los materiales», explica José Moreno, director técnico de Crisa, fabricante del ingenio.
El destino del laboratorio con ruedas será el cráter Gale, una depresión escogida cuidadosamente por un centenar de científicos entre decenas de lugares posibles por su prometedor potencial biológico. Los investigadores creen que este cráter pudo haber estado cubierto de agua en el pasado. El rover buscará indicios de carbono, un componente esencial para todas las formas de vida que conocemos, con la esperanza de encontrar trazas biológicas del pasado o de algún microorganismo que pueda subsistir. Para ello, desplegará un arsenal de diez instrumentos científicos, como cámaras de alta definición, un láser para llegar al interior de las rocas o un brazo articulado de dos metros para recoger fragmentos y después analizarlos en el rover. «Es la máquina que cualquier científico especialista hubiera soñado», dicen los responsables del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA que participan en el proyecto.

Un aterrizaje delicado

Debido a las especiales características del rover, que es demasiado pesado, se utilizará por primera vez una original técnica de aterrizaje. Un módulo auxiliar de descenso con un cohete descolgará suavemente el vehículo sujeto con correas. Deberá ser muy certero, ya que la zona prevista para el descenso apenas mide 20 kilómetros de largo por 15 de ancho.
La misión durará un año marciano, casi dos años terrestres, pero todo está validado para funcionar tres veces más, así que es posible, como sus viejos compañeros, que el «Curiosity» envíe datos desde Marte durante mucho más tiempo del previsto.

Vía: www.abc.es