Arqueólogos hallan un misterioso laberinto neolítico de gran tamaño en Dinamarca

Esquema de la estructura superpuesta en el lugar del hallazgo / foto Danish Geodata Agency – Pernille Rohde Sloth

El descubrimiento se suma a otros recintos de la Edad de Piedra hallados recientemente en el país, cuya función continua siendo un misterio.

Se trata de una enorme estructura originalmente formada por postes de madera, de forma oval y que abarca una superficie de casi 18.000 metros cuadrados, situada en la localidad de Stevns, en la costa Este de la isla de Selandia.

Según la arqueóloga que dirige las excavaciones, Pernille Rohde Sloth, la experiencia de revelar las huellas de una construcción tan grande del Neolítico ha sido abrumadora. Tenemos muchas sugerencias de para que podría haber sido usado, pero simplemente no tenemos ni idea de su función original.

La estructura estaba formada por cinco hileras concéntricas de empalizadas, pero con la particularidad de que sus entradas no estaban alineadas unas con otras, lo cual lleva a los investigadores a pensar que pudo haber sido una especie de laberinto.

Es más, es posible que deliberadamente se construyera el laberinto para proteger algo oculto en el recinto. Sin embargo todavía no se ha hallado nada en su interior, salvo algunos pozos de diferentes tamaños que contienen herramientas de pedernal, residuos y fragmentos de cerámica.

Foto: Pernille Rohde Sloth

Se calcula que los postes que formaban los círculos del supuesto laberinto tenían unos dos metros de altura y no estaban colocados demasiado juntos, permitiendo atravesar los espacios intermedios. Ello podría ser indicativo de que la estructura era una especie de cercado, una vez más, sin pistas de lo que podía haber rodeado.

La zona no ha podido ser excavada completamente por los arqueólogos, ya que justo al lado se está construyendo un pabellón deportivo, bajo el cual pueden haber quedado enterrados más restos.

Con todo, no es la única estructura de este tipo que ha aparecido en Dinamarca. En los últimos años se han encontrado varias más en la propia isla de Selandia, Bornholm y en Falster, e incluso alguna en Suecia.

Fragmentos de cerámica neolítica encontrados en el yacimiento / foto Dan Nielsen, Museum South-east Denmark

Precisamente en la isla de Bornholm, lugar también del hallazgo del primer dinosaurio encontrado en Dinamarca, se descubrió en 1988 otra empalizada en cuyo centro había un trozo de pared decorada con símbolos solares, la primera vez en la historia que se hallaba algo parecido de la Edad de Piedra. Por ello no se descarta que en Stevns puedan aparecer restos similares, lo que permitiría enunciar la hipótesis de que se trata de un templo solar.

Los fragmentos de cerámica encontrados sugieren que la construcción podría datar del 2900-2800 a.C., la época de la Cultura del Vaso Campaniforme, siendo por tanto posteriores al hallazgo de Bornholm.

Vía: La Brújula Verde

Descubren la imagen más antigua conocida de Confucio en una tumba china

Excavaciones en el mausoleo / foto Xinhua

El descubrimiento se produjo en un mausoleo de la Dinastía Han Occidental en Nanchang, la tumba real mejor conservada de China.

El emperador Liu He gobernó apenas 27 días en el año 74 a.C. antes de ser depuesto del trono por la emperatriz viuda Shangguan y su ministro Huo Guang, alegando comportamiento licencioso y arrogante. Hasta 1.127 cargos por ofensas en menos de un mes de reinado fueron presentados en su contra para despojarle del trono. Entre ellos la violación del duelo por su predecesor y su propensión a celebrar fiestas día y noche.

Tras ser depuesto fue exiliado a su reino de origen, Changyi, donde se le concedieron tierras y familias que debían pagarle tributo. En el año 63 a.C. el emperador Xuan le nombró marqués del pequeño reino de Haihun, donde murió en 59 a.C. y se halló su mausoleo en 2011.

Su legado no es, por tanto, demasiado importante. Pero sí lo es el mencionado mausoleo funerario de su familia en Nanchang (la capital de la provincia de Jiangxi), una auténtica maravilla que se extiende 40.000 metros cuadrados y que ha deparado numerosos descubrimientos arqueológicos desde su hallazgo.

Contiene ocho tumbas y un enterramiento de carros de caballos, con la particularidad de ser uno de los pocos mausoleos imperiales que nunca ha sido saqueado.

Uno de los más recientes es un espejo de bronce bruñido en el que está representada la imagen más antigua conocida hasta ahora de Confucio.

El espejo con la imagen de Confucio / foto China Daily

La pieza, que tiene un metro de alto, está montada sobre una tabla de madera pintada que muestra la figura del filósofo, junto a dos de sus discípulos y un texto de unos 2.000 caracteres que relatan hechos de su vida. Una información sobre Confucio (que vivió entre el 551 y el 479 a.C.) que nunca había aparecido en hallazgos arqueológicos anteriores.

Los investigadores creen que el espejo pudo ser propiedad de Liu He, que era nieto del emperador Wu, quien estableció el confucianismo como la religión oficial de China, hecho que duraría hasta 1912. En cuanto al texto, habría sido escrito por los maestros confucianistas que le educaban.

Representación de Confucio / foto Dominio público en Wikimedia Commons

Que Liu He poseyese este objeto parece contradecir las tropelías cometidas por el depuesto emperador según el registro histórico, o por lo menos añade una nueva dimensión al relato de su vida.

Las excavaciones en la tumba comenzaron en 2011 y los restos de Liu He fueron extraídos en enero del año pasado para ser estudiados.

Entre los tesoros que ha deparado la excavación del mausoleo se encuentran 285 lingotes, 48 cascos de caballo, otros 25 de qilin (un animal mitológico), y 20 platos, todo ello de oro.

Vía: La Brújula Verde

Descubren un misterioso pariente de los neandertales en China

Reconstrucción virtual de los cráneos sobre el yacimiento donde fueron encontrados- Xiujie Wu

En diciembre de 2007, un grupo de arqueólogos terminaba su extenuante temporada de trabajo en un yacimiento cercano a la ciudad de Xuchang, en la provincia de Henan, en China, cuando entre los sedimentos aparecieron unas bellas herramientas de cuarzo. Encantados con el hallazgo, los científicos prolongaron sus labores dos días más para extraerlas, pero en la última mañana se llevaron una sorpresa que iba a compensarles con creces el esfuerzo. La pieza amarilla de una redonda calavera asomaba del suelo fangoso de la fosa, en la misma capa donde habían encontrado las herramientas. El equipo volvió otras seis temporadas y logró desenterrar 45 fósiles más que, como si de un puzle en tres dimensiones se tratara, encajaban en dos cráneos parciales de hace unos 100.000 años. No había caras ni mandíbulas, pero aún así apreciaron un parecido notable con los Neandertales.

Los autores principales del hallazgo, un grupo de la Academia China de las Ciencias en Pekín, explican este jueves en la revista Science los entresijos de esta historia emocionante que, como suele suceder con todo lo relativo a la evolución humana, plantea más preguntas que respuestas. Porque no es fácil adjudicarle un dueño a esos huesos. Según los investigadores, tienen tal mezcla de rasgos que podrían pertenecer a un nuevo tipo de humano o a una variante oriental de los Neandertales, la otra especie humana inteligente con la que nos cruzamos y que desapareció hace unos 40.000 años.

Pero hay otra posibilidad más, no menos fascinante, y es que nos encontremos ante un primo de los Neandertales, el también extinto Homínido de Denisova, cuyos únicos restos hasta la fecha, muy escasos, fueron desenterrados en 2010 en una cueva de Siberia, Rusia, a 4.000 kilómetros del yacimiento chino. Los propios autores no mencionan expresamente a los Denisovanos, pero un comentario que acompaña el artículo en Science recoge las opiniones de distintos antropólogos que creen que la explicación encaja como un guante.

De momento, los científicos se refieren a su descubrimiento como Homo arcaico. Uno de los cráneos tiene un enorme volumen cerebral de 1.800 centímetros cúbicos, en el extremo superior del baremo para los Neandertales o los seres humanos modernos, además de un hueco de tipo Neandertal en un hueso de la parte posterior. Y ambos cráneos tienen prominentes arcos superciliares (la zona situada por encima de las cejas) y huesos del oído que se parecen a los de los Neandertales pero que son distintos de nuestra propia especie.

Sin embargo, los cráneos también difieren de los Neandertales occidentales de Europa y el Medio Este. Las crestas de la frente son más delgadas y los huesos del cráneo menos robustos, similares a los humanos modernos tempranos y algunos otros fósiles asiáticos. «No son neandertales en el sentido completo», dice Erik Trinkaus (izquierda), un paleoantropólogo de la Universidad de Washington en St. Louis, Misuri (EE.UU.), que ha participado en la investigación. Tampoco son los fósiles de representantes tardíos de otros humanos arcaicos como el Homo erectus o el Homo heidelbergensis. Los cráneos están demasiado ligeramente construidos y su cerebro es demasiado grande.

Denisovanos

Para que el rompecabezas sea aún más complejo, los cráneos comparten rasgos con otros fósiles en el este de Asia que datan de hace 600.000 a 100.000 años. Para la paleoantropóloga Xiu-Jie Wu (derecha), coautora del estudio, «los fósiles pertenecen a una especie desconocida de humano arcaico que sobrevivió en el este de Asia hace 100.000 años». Por las similitudes con otros fósiles asiáticos, los cráneos pueden representar a miembros regionales de una población en Asia oriental que pasó rasgos locales a través de generaciones. Al mismo tiempo, las semejanzas con los Neandertales y humanos modernos sugieren que estos asiáticos arcaicos se mezclaron con ellos.

Para otros expertos, la descripción podría corresponder a los Denisovanos: vivieron hace entre 100.000 a 50.000 años, y su ADN muestra que después de cientos de miles de años de aislamiento, se mezclaron tanto con los Neandertales como con los primeros humanos modernos. «Estos fósiles chinos están en el lugar correcto en el momento correcto y con las características correctas», dice el paleoantropólogo Jean-Jacques Hublin (izquierda), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania.

«Sí, podrían ser Denisovanos», apunta a ABC María Martinón-Torres (derecha), profesora e investigadora en el University College de Londres y miembro del equipo de investigación de Atapuerca. «Vemos una población que no es 'sapiens', no es 'Homo erectus' y tampoco es Neandertal, pero tiene aspectos relacionados con estos», dice.

Pero el problema es que no se conoce nada del aspecto físico de los Denisovanos -en Siberia solo se recuperaron el fragmento de un meñique infantil y dos dientes- y su existencia se reduce prácticamente a una secuencia de ADN, por lo que es difícil adjudicarles nuevos fósiles.

La única manera de saber si los cráneos de China son de Denisovanos es por el ADN, pero los investigadores no fueron capaces de extraerlo. Si esto no se consigue, «o hallamos más fósiles en Siberia que pongan cara a los denisovanos y lo aclaren o estamos en el terreno de la especulación», señala Martinón-Torres. Aunque la identidad del Homo de Xuchang siga en la incertidumbre, «el descubrimiento es apasionante, China está reescribiendo la historia de la evolución humana», asegura la paleoantropóloga.

Fuente: ABC.es | 2 de marzo de 2017

Similitud de cráneos apoya la teoría de varias migraciones a Suramérica

Vista de Lapa do Santo, donde se hallaron cráneos que formaron parte de la investigación. Es una caverna que sirvió a unos de los primeros moradores de la región y de Sudamérica. Foto Artur Magalhaes.

Para contar bien la historia no se puede afirmar que los humanos poblaron América entrando desde Asia y se desparramaron hasta llegar a Sudamérica y listo. El cuento es un poco más complejo: no fue una sola oleada en la que hasta el sur del continente llegaron nuestros ancestros, fueron varias.
Eso sugiere un nuevo estudio publicado en Science Advances, que se basó en el análisis de cráneos hallados en el sureste de Brasil, en la región de Lagoa Santa.

Fueron varias oleadas las que, entrando desde Asia por el estrecho de Bering, conquistaron hasta el sur del continente. Dos al menos, según dijo Noreen von Cramon-Taubadel (izquierda), investigadora y profesora de Antropología en la Universidad de Buffalo, en Estados Unidos.
Complejidad
Sudamérica fue el último continente en ser poblado. La ocupación de América entró por Bering, siguiendo la costa del Pacífico hasta las regiones australes, un periplo que comenzó hace al menos 15 000 años, pues los datos de diferentes investigaciones todavía no concuerdan.

Los estudios sugieren que los cráneos de los sudamericanos son muy diversos, pero no está claro si las diferencias se deben a múltiples migraciones o a procesos locales de diversificación.

En el nuevo estudio Noreen y colegas estudiaron tres representaciones digitales de datos de cráneos de especímenes paleoamericanos de Lagoa Santa. “Los cráneos de Lagoa Santa son importantes porque sus formas difieren no solo de la morfología que tienen las personas modernas que viven en Sudamérica, sino también de la de los pueblos nativos de Norteamérica”.

En cambio, los cráneos llamados “paleoamericanos”, por pertenecer a la etapa inicial de la historia del continente, aparentan ser similares a los de las actuales comunidades aborígenes de Oceanía, lo que sugiere que comparten un ancestro común probablemente ubicado en el noreste de Asia.Conflicto.

Los datos a veces inconsistentes entre los análisis genéticos y morfológicos son uno de los temas que alimentan el debate sobre cómo entró el hombre a América y cómo se extendió por el continente.


Salida del sol en Lagoa Santa, Minas Gerais, Brasil.

Por eso se llevó a cabo la nueva investigación, que, de todas maneras, no soluciona el conflicto pero aporta más información.

“Cuando se miran datos contemporáneos de genómica, la sugerencia, en particular para Sudamérica, es una ola de migración y que todos los indígenas sudamericanos son descendientes de ella”, dijo la investigadora. Su estudio mostró otro camino.

Los análisis genéticos han revelado algunas diferencias entre las poblaciones sudamericanas del costado occidental y las del oriental, en particular con señales de ancestros de australomelanesia en poblaciones amazónicas.
Eso, dicen los autores en el estudio, “es consistente con nuestros hallazgos de craneos, lo que sugiere una historia del poblamiento de Sudamérica por capas, con al menos dos grandes fuentes de variaciones biológicas de Asia”.

Y prosiguen: “los más tempranos migrantes paleoamericanos eran distintos de los últimos, aunque el flujo estructurado de genes entre los descendientes de los paleoamericanos y las poblaciones más tardías pueden haber contribuido a su asimilación en el Holoceno tardío”.

Los investigadores se basaron en el estudio de cráneos sin considerar ninguna hipótesis sobre la dispersión de los americanos, estudiando solo la posible relación. La historia de todas maneras no termina. Hay muchos otros fósiles para ser estudiados que podrían ayudar a contarla tal como ocurrió. Y podría haber más descubrimientos. Vendrán más capítulos.

Fuentes: elcolombiano.com | EFE | Hominidés | 27 de febrero de 2017

El estudio de la Cueva de Cobiḥeru desvela cómo era la costa oriental asturiana hace 65.000 años


Un estudio realizado en la Cueva de Cobiḥeru por el Grupo de Geomorfología y Cuaternario (Grupo GeoQUO) de la Universidad de Oviedo, liderado por la profesora Montserrat Jiménez-Sánchez, establece aspectos clave de la costa oriental asturiana en un momento en el que se producía la llegada de los homínidos y la fauna fría glaciar procedente del Centro de Europa. Esta cueva se ubica en el Monumento Natural de la Playa de Cobiḥeru (Buelna, Llanes), declarado en 2001 por el Principado de Asturias por su interés cultural, patrimonial y turístico. El artículo ha sido publicado en la prestigiosa revista internacional Earth Surface Proceses and Landforms.

La investigación, encabezada por Daniel Ballesteros, Laura Rodríguez-Rodríguez y Saúl González-Lemos, abordó el estudio de la geomorfología de la Cueva de Cobiḥeru y el excepcional registro sedimentario de su interior. También se analizaron fósiles encontrados tanto en el Monumento Natural como en su entorno, y que fueron clasificados por el paleontólogo del equipo investigador, Diego Álvarez-Lao. La investigación incluyó también dataciones por el método de desintegración radioactiva Uranio-Torio realizadas en el Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera de Barcelona por el Científico Titular del CSIC, Santiago Giralt. El estudio además incluyó observaciones realizadas en superficie y un mapa geomorfológico confeccionado por Luna Adrados, de la empresa de turismo geológico GeoLAG.


Hace más de 350.000 años, las rasas o terrazas marinas situadas actualmente a 25-30 metros de altitud ya habían emergido del mar, y en ellas se habían desarrollado depresiones cerradas y cuevas. Por aquel entonces, debieron de formarse temporalmente bosques de hoja caduca en la rasa, tal y como demuestra el hallazgo de conchas fósiles del caracol de quimper en cuevas cercanas al Monumento Natural. Este caracol es propio de climas húmedos como los actuales, y se alimenta generalmente de las hojas caídas de los árboles. El hallazgo representa la evidencia más antigua de este caracol en la Cordillera Cantábrica que, junto a la Bretaña francesa, constituye la principal área de distribución actual de la especie.

Foto: Playa y cueva de Cobiheru (Buelna-Asturias)

Hace 145.000 años, la Cueva de Cobiḥeru se rellenó casi completamente por sedimentos de ríos y por espeleotemas, en un momento en que la línea de costa se situaba 2-5 km hacia el Norte. Esta situación debió de producirse a lo largo de toda la costa del Oriente de Asturias, incluyendo el entorno de la Cueva de El Pindal, donde este equipo de investigación planteó por primera vez que las rasas calizas estuvieron cubiertas por sedimentos en el pasado. Después de los 145.000 años, la Cueva de Cobiḥeru se vació para volverse a rellenar por los sedimentos de ríos hace 65.000 años. En ese momento, el nivel del mar estaba 50-100 m más bajo, y su orilla se encontraba entre 2 y 5 km al Norte de su posición actual, dejando espacio para el desarrollo de praderías y estepas.

Sobre los sedimentos que cubrían la rasa se desarrollaron praderías y estepas en las que vivía el antecesor del caballo doméstico actual, tal y como evidencia una muela de este caballo hallada el interior de la cueva. Después de los 65.000 años, los sedimentos que cubrían la rasa desaparecieron por completo. De las estepas y praderías que había entonces ya no queda vestigio, existiendo en su lugar un bosque húmedo y caducifolio.


Este proceso identificado por primera vez en Cobiḥeru permitió que las cuevas ubicadas en las rasas se abriesen al exterior, haciendo posible que hombre prehistórico las pudiese ocupar y realizar en su interior grabados y pinturas rupestres. Algunas de estas cuevas actuaron de trampas mortales para rinocerontes lanudos, renos y bisontes, como sucedió en las cuevas de Jou Puerta y La Rexidora, también estudiadas por este grupo investigador. Es la primera vez en la Costa Cantábrica que se estudia una cueva estrechamente relacionada con las variaciones del nivel del mar.

Esta investigación, que fue apoyada por la Dirección General de Recursos Naturales del Principado de Asturias, pone en valor el extraordinario interés científico del Monumento Natural de la Playa de Cobiḥeru para conocer cómo era la costa cantábrica en el pasado. Además, el estudio detalla por primera vez el patrimonio natural subterráneo de esta área protegida, reforzando enormemente su interés patrimonial y cultural.

Fuente: uniovi.es | 2 de marzo de 2017

La Fundación Atapuerca participa en el descubrimiento de una de las primeras evidencias culturales de humanos modernos fuera de África

Láminas, laminillas y piezas retocadas del nivel 4 de la cueva de Kaldar. Crédito: IPHES-B.Bazguir.

Se trata de herramientas de piedra, de hasta 54.000 años de antigüedad, encontradas en la cueva de Kaldar, en Irán

La reciente investigación y excavación arqueológica en la cueva de Kaldar está a cargo de un equipo mixto iraní y español, co-liderado por el arqueólogo iraní Behrouz Bazgir, investigador predoctoral de la Fundación Atapuerca, y por Andreu Ollé, miembro -como el anterior- del Equipo de Investigación de Atapuerca en el IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social). Esta investigación ha permitido identificar las primeras evidencias culturales fuera de África atribuidas a humanos anatómicamente modernos (HAM). Se trata de herramientas de piedra asociadas a restos de fauna en un nivel datado por Carbono 14 entre 36.000 y 54.000 años de antigüedad. Este hallazgo ha sido publicado recientemente en Scientific Reports, una de las diez revistas más importantes del mundo en ciencias multidisciplinarias.

Los resultados de la datación de este yacimiento sitúan a Irán entre los primeros lugares habitados por humanos modernos que, junto con los grupos de homínidos levantinos, consiguieron por primera vez llegar desde Asia occidental a Europa. La cueva de Kaldar refuerza así la posición de Irán en la arqueología paleolítica mundial.

La secuencia excavada recientemente en Kaldar contiene niveles más antiguos con industria musteriense, asociada generalmente a los neandertales. Esto proporciona evidencias de su sustitución por la industria baradostiana, similar a la auriñaciense, exclusiva de los humanos anatómicamente modernos, y supone una ocasión única de estudiar la transición del paleolítico medio al paleolítico superior en los montes del Zagros.

Eudald Carbonell y Benhoruz Bazgir (derecha) junto a la excavación de la Cueva de Kaldar. Crédito: IPHES

La cueva de Kaldar es uno de los ejemplos más antiguos de la existencia del hombre moderno en esta parte del mundo, y proporciona datos sobre cómo estas poblaciones sobrevivieron al clima y a las situaciones medioambientales paleoárticas, nuevas para ellos.

En el artículo han colaborado 19 autores internacionales, entre ellos investigadores de renombre internacional como Eudald Carbonell, profesor de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, investigador del IPHES, codirector de los yacimientos de la sierra de Atapuerca y director general de la Fundación Atapuerca; Jan van der Made del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid; Marcel Otte de la Université de Liège en Bélgica; y Thomas Higham de la University of Oxford en Reino Unido. Además han participado Faranak Bahrololomi y Moloudsadat Azimi, colaboradores del Instituto Iraní de Investigación del Patrimonio Cultural y Turismo (RICHT), en el marco de su acuerdo de colaboración con el IPHES.

Referencia bibliográfica
Bazgir, B., Ollé, A., Tumung, L., Becerra-Valdivia, L., Douka, K., Higham, T.F.G., Made, J.v.d., Picin, A., Saladié, P., López-García, J.M., Blain, H.-A., Allué, E., Fernández-García, M., Rey-Rodríguez, I., Arceredillo, D., Bahrololoumi, F., Azimi, M., Otte, M., Carbonell, E., 2017. Understanding the emergence of modern humans and the disappearance of Neanderthals: Insights from Kaldar Cave (Khorramabad Valley, Western Iran), Scientific Reports 7, 43460. doi: 10.1038/srep43460.