Arqueólogos descubren un centenar de puntas de lanzas de 12.000 años de antigüedad en Perú

Cada tapa de botella indica una piedra que tiene signos de haber sido trabajada.

Arqueólogos peruanos hallaron más de cien puntas de lanzas de piedra de unos 12.000 años de antigüedad en el sector de Pampa Lechuza en el desierto de Ica, al sur de Lima, informó el viernes la prensa.

"Las puntas paiján (como las que se hallaron en Pampa Lechuza) provienen del período que va entre el 10.000 a.C. al 7.000 a.C. y se encuentran en la costa, desde Piura hasta Ica", dijo al diario El Comercio Jalh Dulanto (izquierda), líder del grupo de siete arqueólogos de la Universidad Católica del Perú que hizo el hallazgo.

"Fueron herramientas hechas por bandas nómadas. Ellas tenían el modo de vida que tuvieron los humanos hasta que se inventó la agricultura", explicó Dulanto.
Algunas puntas tienen 12 centímetros de longitud y otras son "miniaturas" de apenas un centímetro. "Las miniaturas no son funcionales para cazar; no sabemos si eran rituales, simbólicas o si las hacían para entretenerse", indicó el investigador.


En ese lugar con costa en el Océano Pacífico se desarrollaron las primeras civilizaciones de la región, como lo demuestran los más de 15.000 restos halladospor arqueólogos.

Aunque los expertos aún no han sometido las puntas de lanzas a métodos de fechado como el carbono 14, la comparación con restos similares les permite validar su antigüedad.
Según el jefe de Patrimonio Arqueológico Inmueble de Ica, Rubén García, el hallazgo de Pampa Lechuza es "importante" porque se trata de la evidencia más antigua conocida sobre los habitantes de esta región sureña.

Fuente: losandes.com.ar | 9 de marzo de 2018

Medusa luce nueva cabeza en la Villa Romana de Río Verde (Marbella, Málaga)

Las responsables de la restauración explican el proceso de su trabajo. :: Charo Márquez

Sobre la pobre Medusa debe pesar una maldición que impide que su cabeza permanezca donde debe estar. Perseo ya se encargo de pasear la testa por medio mundo mitológico, y la nuestra, la de la Villa Romana de Río Verde, no se sabe por dónde andará después de que fuera expoliada en enero de 2016. Eso sí, el Taller Menia Restauración y Patrimonio se han encargado de recuperar el mosaico de la Gorgona y tras un trabajo «de chinos» de varios meses ha conseguido que Medusa luzca de nuevo su cabeza como el original.

La directora del proyecto de restauración, Cristina Moreno, aseguró ayer que «el resultado final ha sido satisfactorio porque el mosaico es bastante fiel al original y, respetando los criterios de restauración internacional, se ha quedado en un bajo tono que permite reconocer la zona intervenida y no caer en un falso histórico». El visitante puede reconocer perfectamente qué zonas son las restauradas y cuales las originales, porque presentan, a conciencia, distintas tonalidades. Además se ha instalado un panel informativo en el que se detallan las zonas recuperadas.

Restauración del mosaido de la Medusa de Río Verde Marbella. EUROPA PRESS

Tras el chapucero robo que afectó al rostro de Medusa, a uno de los patos de la escena, al espacio entre ambos y a una esquina del mosaico, se recuperaron 2.119 teselas, algunas muy deterioradas, y se reprodujeron 1.400.

El pato era fácil de recuperar porque el mosaico presenta otros tres ánades sobre los que tomar referencias, aunque cada uno es distinto. Pero la cabeza de Medusa era única. Unas fotografías realizadas por Daniel Moreno, colaborador de la delegación municipal de Cultura, fueron básicas para su restauración. «Le debemos la vida a estas fotos que a escala natural nos han permitido hacer un calco minucioso de cada una de las teselas que integraban el mosaico original y nos ha facilitado muchísimo el trabajo», reconocía la responsable de la restauración.

Detalle de la cabeza de Medusa que fue expoliada.

Algunas de las piezas originales recuperadas estaban unidas en bloque y no debían separarse. El concienzudo estudio del equipo técnico permitió localizarlas y encajarlas como un puzzle. En todo este trabajo se han empleado materiales lo más parecidos a los utilizados por los artistas romanos que crearon esta pieza única del siglo II d.C.

No hay mal que por bien no venga y de un robo o un acto vandálico pueden sacarse algunas cosas positivas. Por ejemplo, revalorizar un patrimonio histórico a veces ignorado. Ahí queda el aumento de las visitas a la villa romana desde que se conoció el expolio del mosaico. Quizás han pasado más visitantes a ver el espacio hueco de la Gorgona, que a la Medusa original. Entre enero y febrero de este año se han superado las mil visitas.


El responsable municipal de Patrimonio Histórico, Juan Carlos García, afirmó ayer que «el acto vandálico sirvió para concienciar sobre la necesidad que hay de buscar un futuro al patrimonio histórico y arqueológico de la ciudad, un bien débil que hay que cuidar». Es decir, se ha entendido que hay que mejorar las medidas de protección de nuestra riqueza patrimonial.

Y en tercer lugar, este trabajo de restauración permite divulgar algunos aspectos sorprendentes de este mosaico, desconocidos para el público en general. Entre ellos que algunas teselas que adorna la cabeza de Medusa eran vidrios o piedras únicas, a modo de joyas; o que cada elemento del mosaico sigue una lógica matemática en el número y distribución de sus piezas, exacta al elemento que tiene en su lado opuesto «como si se reflejara en un espejo», revela la restauradora.
Las visitas guiadas de las Jornadas de Patrimonio Histórico comenzaron ayer con la presentación de esta restauración en la que Medusa vuelve a poder mirar a los ojos a los visitantes, y los dejará de piedra al conocer los secretos que esconde su nueva cabeza.

Fuente: diariosur.es | 10 de marzo de 2018

¿El sexo de los fósiles?

En esta fecha, 8 de marzo de 2018, se celebra el Día Internacional de la Mujeres, coincidiendo con un suceso terrible acontecido hace ahora 110 años en Estados Unidos. Esta fecha me ha recordado un debate, lanzado en las redes sociales a raíz de la visita realizada por una mujer al Museo de la Evolución Humana de Burgos. Ese debate generó una pregunta dirigida al equipo que excava e investiga en los yacimientos de la sierra de Atapuerca, porque somos responsables de cuanto se ha construido en esta ciudad en relación con los yacimientos. La pregunta se había planteado durante esa visita, pero la respuesta no fue convincente y probablemente hubo algún malentendido.

La pregunta era muy sencilla y lógica: ¿cómo se sabe si un determinado resto fósil perteneció a un hombre o a una mujer? Puedo imaginar que la respuesta hubiera necesitado una explicación mucho más detallada. Así que me gustaría aprovechar un espacio algo mayor que el de un sencillo tweet para responder a la cuestión. La respuesta podría resumirse de manera muy simple: es imposible saber si un resto fósil perteneció a un varón o a una mujer, salvo que tengas una gran cantidad de ADN nuclear, en el que se pueda determinar si posee la pareja de cromosomas XX o la pareja XY. Por supuesto, conseguir esto es poco menos que imposible, salvo que estemos obteniendo el ADN de un resto muy reciente o se trate de un individuo momificado. Recuerdo bien el estudio que se realizó en 1979 de una momia encontrada en la Basílica de la Asunción de Nuestra Señora de Colmenar Viejo (Madrid). Quién escribe estas líneas estaba comenzando su andadura por estos tortuosos y a la vez maravillosos caminos de la ciencia. Asistí con enorme curiosidad al estudio de la momia, que realizaron varios expertos, y a la que cariñosamente bautizaron como “Don Cosme”. Es evidente que aquel individuo era masculino, según demostraban sus atributos todavía bien conservados. Don Cosme reposa de nuevo en la Basílica de Colmenar Viejo, pero bien enterrado en un ataúd perfectamente sellado, que los funcionarios del ayuntamiento de Colmenar Viejo recogieron en la Universidad Complutense con gran solemnidad.

Volviendo al ADN, el material genómico nuclear más antiguo conocido hasta la fecha se obtuvo precisamente de los restos encontrados en el yacimiento de la Sima de los Huesos de la sierra de Atapuerca. Pero la cantidad obtenida solo permite realizar estimaciones filogenéticas de aquellos humanos, que vivieron hace unos 400.000 años. No es poca cosa, pero insuficiente para determinar el sexo de los individuos que han proporcionado ese ADN.

De todos modos, los expertos en evolución humana intentamos al menos realizar pronósticos sobre el sexo de los restos fósiles. En la inmensa mayoría de los yacimientos, la estimación del sexo es sencillamente imposible. Algunos/as investigadores/as se atreven a realizar estimaciones, que no tienen ninguna trascendencia. En ocasiones, se ponen nombres propios a determinados fósiles, como la famosa Lucy (Australopithecus afarensis), asumiendo que se conoce el sexo del fósil. Es solo una cuestión lúdica y simpática, como mucho con algún interés mediático. Cuando la colección de fósiles es muy numerosa (caso del yacimiento de la Sima de los Huesos), el estudio de diferentes partes anatómicas revela diferencias de forma y tamaño, que recuerdan en buena medida a las diferencias de forma y tamaño de los huesos o de los dientes de las poblaciones actuales. En este caso la estimación del sexo tiene una base algo más sólida, pero nunca pasa de ser una conclusión probabilística. En ciertos casos, la estimación puede ayudar a entender cómo pudo depositarse un cadáver en determinados lugares, para transformarse con el tiempo en un conjunto de restos fosilizados. Como ejemplo, recuerdo la mandíbula de un individuo neandertal encontrado en el yacimiento de una cueva de Burgos (Valdegoba). Esta mandíbula (lo poco que quedó del cadáver) pudo pertenecer a una mujer, por el hecho de haberse encontrado junto a ella la mayoría de los dientes de leche de un feto a término o de un recién nacido.

Una vez respondida la pregunta, creo que el debate en las redes sociales pasó a un nivel más complejo: ¿cómo se conoce entonces el rol de los machos y de las hembras durante épocas remotas, como el Plioceno o el Pleistoceno? La pregunta es muy interesante, aunque no necesariamente se desprende de la anterior. Es otra cuestión muy diferente. Salvo por el hecho biológico de la maternidad y una lactancia prolongada, no veo razones para pensar que una mujer de aquellos tiempos no pudiera cazar animales, como cualquier hombre. La supervivencia de los grupos estaría determinada por la complementariedad de los dos sexos y de un apoyo mutuo. No se pueden utilizar de manera estricta los modelos que se conocen hoy en día en los pueblos de cazadores y recolectores que aún persisten en el planeta, aunque sea lo mejor que tenemos a nuestra disposición.
Por supuesto, si algún hombre corriente de la actualidad pudiera viajar al pasado, no le recomendaría enfrentarse en lucha abierta a una mujer del Pleistoceno. No duraría vivo ni un par de minutos. Pero el Pleistoceno ya quedó atrás y ahora la mayoría vivimos en sociedades complejas y mayoritariamente patriarcales, en las que a las mujeres no les queda más remedio que realizar reivindicaciones. Me parece lamentable que sea así, y que muchas sociedades estén perdiendo una parte importante o incluso la mitad del talento de la especie. Es el bien que debería ser más preciado en los tiempos que corren.

Fuente: quo.es | 8 de marzo de 2018

La construcción de Stonehenge puede haber sido una forma de unir a las personas para socializar

Vista aérea de Stonehenge.

Se piensa que en el poblado de Durrington Walls, situado a tres kilómetros de Stonehenge residían los constructores del monumento megalítico, así como sus primeros visitantes. Muy cerca, se ha descubierto un enclave donde se celebraban banquetes ceremoniales durante el Neolítico.
Los científicos han analizado parte de los 38.000 huesos de cerdos y ganado vacuno que se han encontrado allí y han concluido que los animales eran trasladados hasta este lugar desde el noroeste de Escocia, a kilómetros de distancia.

De acuerdo con los especialistas, este hecho indica que en el 2500 a.C. Stonehenge era conocido en toda Bretaña como lugar de peregrinaje y celebración.

«Atraer a un gran número de personas de diferentes procedencias para que participaran en la construcción del monumento era una herramienta muy poderosa para demostrar la fuerza de la comunidad a los foráneos», explica Susan Greaney (izquierda), historiadora de English Heritage (organismo público del Reino Unido que protege y promueve su patrimonio histórico).

«Ser capaz de acoger y atender a toda esa gente que había viajado desde tan lejos, quizás como una especie de peregrinación, con banquetes ceremoniales, podría ser la mayor expresión de poder y de posición de la comunidad», continúa esta especialista.
Todo ello les ha llevado a elaborar una nueva teoría en la que la construcción de Stonehenge era tan importante como «la función que iba a desempeñar una vez terminado», de acuerdo con Greaney.

Esta teoría ha cobrado fuerza gracias a una fotografía que retrata un rito de acarreo de piedras en la isla indonesia de Nias, en 1915. La instantánea muestra a personas vestidas ceremoniosamente cargando enormes monolitos.

Una ardua tarea que después era festejada con deleite con banquetes y bailes asociados (derecha).
«En cuanto abandonas las preconcepciones modernas que dan por hecho que las personas del Neolítico habrían buscado la forma más eficiente de construir Stonehenge -como porqué las piedras procedían de tan lejos-, dejan de tener tanta importancia».
"Ser capaz de dar la bienvenida y recompensar con fiestas ceremoniales a las personas que habían viajado desde lejos, tal vez como una especie de peregrinación, podría haber sido una expresión más del poder y la posición de la comunidad", explica Greaney.

Para comprobar su teoría, English Heritage va a llevar a cabo una «experiencia arqueológica», en la que varios voluntarios van a mover y construir un círculo de piedras similar en tamaño y forma al monumento megalítico en un intento por comprender más acerca del proceso de su construcción y promover la historia del lugar Los visitantes utilizarán rodillos de madera y cuerdas para construir una réplica del monumento, y los expertos estudiarán cómo se habría utilizado la cooperación grupal.

Fuentes: abc.es | alphr.com | 9 de marzo de 2018
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¿Qué comieron los trabajadores neolíticos después de un duro día en Stonehenge? Cerdo dulce y queso rico


Los antepasados ​​de la Edad de Piedra de los británicos poseían talentos inesperados, según han descubierto los científicos. Además de su destreza en la construcción de grandes monolitos como Stonehenge, también fueron expertos en organizar fiestas de primer nivel.

El cerdo endulzado y asado consumido con una variedad de ricos productos lácteos, incluyendo queso y mantequilla, parece haber sido un lugar común en las fiestas, según una exposición de English Heritage, Feeding Stonehenge, que se inaugurará esta semana en el centro de visitantes del círculo de piedras.

"Han pasado más de 4.500 años desde que se construyó la parte principal de Stonehenge", dijo la arqueóloga Susan Greaney. "Pero gracias a la sofisticación de las técnicas que ahora tenemos para datar e identificar sustancias químicas, podemos deducir, a partir de los fragmentos de alimentos que quedan en las vasijas y de los huesos de animales depositados en el suelo, qué comidas se estaban consumiendo allí".

Stonehenge fue construido en varias etapas. Sin embargo, el período más importante se produjo alrededor de 2.500 a.C., cuando se erigieron los grandes bloques sarsen que forman el anillo principal, dijo Greaney. "Análisis recientes sugieren que esta construcción se completó en un período de unos 50 años", agregó.

Los científicos también han datado la ocupación de la aldea neolítica de Durrington Walls, que se encuentra a unos 3 km al noreste de Stonehenge, en un período de 50 años, lo que también ocurrió hace alrededor de 2.500 a.C.

"A partir de esto, hemos llegado a la conclusión de que Durrington Walls era el lugar donde vivían los constructores de Stonehenge y donde hacían celebraciones relacionadas con el gran edificio que estaban construyendo", dijo Greaney.

La cuestión es: ¿qué sostuvo a estos trabajadores durante la titánica tarea que habían emprendido? ¿Qué alimentos consumieron? "Cuando cavamos en Durrington Walls encontramos fosas y basureros llenos de pedazos de cerámica y huesos de animales que quedaban de las fiestas", dice un investigador de Stonehenge, el profesor Oliver Craig (izquierda), de la Universidad de York. "Estos restos han proporcionado una inmensa cantidad de información".

A partir de los fragmentos de cerámicas hallados, los científicos pudieron identificar las grasas, las ceras y los aceites de los alimentos cocinados en estos recipientes. Estas grasas, que se filtraron en la cerámica y se recolectaron en sus poros, ahora se pueden analizar mediante una técnica conocida como análisis de lípidos.

"Encontramos que las vasijas u ollas más grandes contenían principalmente carne de cerdo", relata Craig. "Sin embargo, las ollas más pequeñas, que se encontraron en diferentes partes del enclave de Durrington Walls, contenían productos lácteos. Creemos que estos alimentos a base de leche tenían un significado especial. Pueden haber estado asociados con la pureza o la fertilidad, por ejemplo, y se consumieron en un área especial".

Sin embargo, la presencia de productos lácteos plantea un rompecabezas. La evidencia genética indica que los británicos en este momento eran intolerantes a la lactosa. Beber leche les habría producido molestias gástricas. Aún así, los productos lácteos parecen haber tenido un uso generalizado.

Esto ha llevado a Craig y otros científicos a argumentar que la leche de vaca no se habría consumido directamente, sino que se habría convertido en queso y yogur, lo que no habría desencadenado reacciones de intolerancia a la lactosa. En otras palabras, las personas que se reunían para estos festivales habrían estado comiendo platos ricos en proteínas de mantequilla y queso y otros productos lácteos procesados.

En cuanto a la carne que se consumió, de lejos el animal más popular fue el cerdo. "Hay fragmentos de esqueletos de cerdos, datados en este período, en todas partes", subraya Greaney. "Y cuando miras los dientes de estos animales, es notorio que hay fuertes signos de caries, lo que sugiere que estaban siendo engordados con dietas bastante dulces, posiblemente con miel. Por tanto, el cerdo endulzado con miel bien podría haber estado en el menú en estas fiestas".

Todas las señales apuntan al hecho de que las edificaciones de Stonehenge y Durrington estaban asociadas con algunas celebraciones muy fastuosas. Por ejemplo, en la mayoría de otros sitios arqueológicos, donde los huesos de animales se han dejado después de ser comidos, muy poco se deja sin consumir. Esto no fue el caso en Durrington Walls, donde chuletas a medio comer se dejaron descartadas en muchos lugares. "Esta pudo haber sido la primera cultura despreocupada del país", dice Greaney.

Este punto fue respaldado por Craig. "La gente estaba matando animales, encerrándolos y comiéndoselos a gran escala", dijo. "Debió haber sido todo un espectáculo".

Sin embargo, esta alta ingesta proteica de carne y quesos probablemente no era típica de las comidas promedio de la Edad de Piedra, agregó. "Creo que la gente en esos días también habría estado comiendo verduras y frutas, pero no aquí. Carne de cerdo, ternera y queso, eso fue un festín especial, y eso es lo que se consumió en Stonehenge".

Ahora bien, la identidad de cualquier bebida que se consumió sigue siendo un misterio. "La gente siempre me pregunta: ¿nuestros antepasados ​​consumían vino, cerveza u otro tipo de bebida alcohólica?", recuerda Craig. "La respuesta es que no lo sabemos. Bien podrían haberlo sido, pero todavía no tenemos las técnicas o la evidencia para decir qué podría ser esa bebida. Eso queda para futuras investigaciones".

Fuente: theguradian.com | 15 de octubre de 2017

Facebook vuelve a censurar la Historia

Después de la polémica censura por parte de Facebook de una venus paleolítica por pornográfica, hace unos días, la página de Facebook de Historia y Arqueología, fue víctima de la censura por parte de esta Red Social por haber compartido dos fotografías a través de Instagram de la Segunda Guerra Mundial sin ningún motivo aparente, por lo que provocó el banneo de las funciones de la Red Española de Historia y Arqueología así como de sus colaboradores.

Somos conscientes de que el periodo de la Segunda Guerra Mundial puede tener contenido que hiera la sensibilidad de algunos espectadores pero no es motivo de censura sino de educación, porque “un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”.

En Historia y Arqueología condenamos la censura a la Historia y en general a todo lo que supone la libertad de expresión y de opinión.

En Historia y Arqueología creemos que en ningún momento, hemos incumplido las políticas de Facebook y vamos a publicar las fotografías a continuación para que opinéis al respecto si son motivos de censura o no.

Fotografías censuradas por Facebook de Historia y Arqueología:

FOTO 1:


FOTO 2:

En esta imagen, ampliarla y leed la descripción. Veréis que la foto hace referencia A LA DERROTA DE LOS NAZIS!

Muchas gracias por vuestro apoyo y comprensión, porque en Historia y Arqueología, seguiremos adelante contra la censura a la Historia.

Un estudio remonta al 1377 antes de Cristo la antigüedad de la necrópolis loreña de Setefilla (Sevilla)

Imagen de las pruebas radiocarbónicas. CEDIDA

Un estudio radiocarbónico acometido sobre 27 de las tumbas de la necrópolis de Setefilla, ubicada en Lora del Río (Sevilla) y atribuida principalmente al periodo antiguo de la Edad del Hierro, remonta la antigüedad de uno de los enterramientos al intervalo comprendido entre los años 1377 y 1004 antes de Cristo, extremo que junto con los resultados correspondientes a otras dos tumbas amplía claramente "la cronología actualmente aceptada" para el conjunto de esta necrópolis.


Este informe, elaborado por los arqueólogos Dirk Brandherm y Michal Krueger, de las universidades de Belfast (Irlanda del Norte) y Poznan (Polonia), aborda el yacimiento de Setefilla, localizado en Lora del Río y donde descansan los vestigios de una población fundada en la etapa media de la Edad del Bronce y una "extensa necrópolis ubicada a unos 900 metros" del poblado, cuya ocupación principal se adscribe al periodo antiguo de la Edad del Hierro.


Localización (A) del poblado tartésico en las estribaciones de Sierra Morena.

La necrópolis, según este estudio recogido por Europa Press, "consta de unos 14 túmulos conocidos y varias tumbas aisladas fuera del ámbito de los túmulos", toda vez que "este enclave constituye uno de los yacimientos emblemáticos de la llamada cultura tartésica". "La cantidad de datos que han aportado las excavaciones realizadas en la necrópolis, junto con el detallado estudio tipológico y cuantitativo de los materiales, convierten a este yacimiento en un sitio clave para abarcar un amplio abanico de cuestiones" relacionadas con el proceso 'orientalizante' del Suroeste de la Península Ibérica", recoge el informe.


Al respecto, abundan Dirk Brandherm y Michal Krueger que "desde los inicios de los trabajos, resultaba problemático establecer la cronología de las tumbas" de la necrópolis, con lo que este estudio ha consistido en la aplicación de pruebas radiocarbónicas en dos de los túmulos, uno de ellos con 66 tumbas y una cámara funeraria "vacía" cuando fue descubierta y otro de menores dimensiones y 33 tumbas.
Parte del bastión del recinto defensivo del poblado tartésico.

DISCUSIÓN SOBRE LA CRONOLOGÍA

En ese sentido, los autores de este informe recuerdan que hasta hace unos 30 años, "se pensaba que la cronología de estos dos túmulos oscilaba entre los siglos VII y VI antes de Cristo, aunque en la actualidad se percibe la necrópolis de Setefilla como una fundación del Bronce Final o incluso anterior, pues sus enterramientos contienen vestigios de tal periodo, pero no artefactos de tradición fenicia, ni otros objetos típicos de la Edad del Hierro, como por ejemplo cuchillos afalcatados".
En este contexto, el informe precisa la "enorme dificultad encontrada a la hora de concretar la situación cronológica del túmulo B", el de menor tamaño y menor número de tumbas, aunque se le considera "posterior" al túmulo A, marcado por su cámara funeraria y sus 66 tumbas.

Así las cosas, las pruebas radiocarbónicas aplicadas sobre los restos humanos de 27 de las tumbas de los citados dos túmulos profundizan en la cronología de los mismos. Y aunque "la gran mayoría de las nuevas determinaciones radiocarbónicas para las tumbas de Setefilla responde a las expectativas convencionales para contextos atribuibles a la transición entre el Bronce Final y el Hierro Antiguo y al período orientalizante del Sudoeste peninsular, lo cierto es que las tres determinaciones de las tumbas A5, A47 y B18 señalan fechas bastante anteriores al siglo VIII, la cronología actualmente aceptada para el inicio de la ocupación funeraria de los dos túmulos".


Edificio de sillares del siglo VI a.C. sobre otro tartésico del siglo VII a.C.

FECHAS CONCRETAS

Más en concreto, las determinaciones radiocarbónicas reflejan que una de estas tumbas del túmulo A, marcado por su cámara funeraria y sus 66 enterramientos, correspondería al intervalo comprendido entre los años 1217 y 1023 antes de Cristo, mientras otra de las tumbas se remontaría al periodo comprendido entre los años 1377 y 1004 antes de Cristo.

En el caso del túmulo B, el de menores dimensiones, las pruebas atribuyen a una de sus tumbas una antigüedad de entre los años 1116 y 916 antes de Cristo. "Según los nuevos datos, incluso parece plenamente posible que la ocupación orientalizante del círculo funerario B preceda la del círculo funerario A", abunda además el estudio.

Así las cosas, los autores de este estudio concluyen que "las nuevas determinaciones radiocarbónicas demuestran que la cronología absoluta de los túmulos A y B de Setefilla amplían de modo considerable los límites que solían proponer los modelos cronológicos tradicionales para esta necrópolis, toda vez que el inicio de la ocupación orientalizante de la necrópolis de base del túmulo B no parece más reciente que la del túmulo A, e incluso puede ser más antigua".

Fuente: 20minutos.es | 8 de marzo de 2018