Un simposio sobre el Reino de Asturias y Europa reúne a expertos de seis paises

Otilia Requejo y Vidal de La Madrid, junto al cartel oficial del Simposio. LUISMA MURIAS

La imagen de un incipiente Reino de Asturias aislado del mundo -el aislamiento como factor de supervivencia- será debatida y muy probablemente superada en el Simposio Internacional "El Reino de Asturias y Europa: Siglos VIII y IX. Contexto histórico de su origen y desarrollo".

Especialistas llegados del Instituto Max Planck alemán, de las Universidades de París y Padua, de la Universida de Nova de Lisboa y la Universidad de Roma-La Sapienza, la Escuela Superior Diplomática del Vaticano y el University College Cork, de Irlanda, compartirán conocimientos con expertos de las universidades de Oviedo, País Vasco, Jaén, Alcalá de Henares y la Universidad Eclesiástica San Dámaso, del arzobispado de Madrid.

El simposio se celebrará del 2 al 5 de octubre en Oviedo (hotel de La Reconquista). La directora general de Patrimonio, Otilia Requejo, hizo hincapié en el mecenazgo de seis empresas asturianas que hace posible que "podamos tener en el simposio una docena de ponentes del máximo nivel científico".

Más conocimiento

Con ella en la rueda de prensa de presentación del congreso, el historiador de la Universidad de Oviedo, Vidal de La Madrid. La Universidad organiza, junto al Principado y el Arzobispado de Oviedo, que tiene en Juan José Tuñón su principal representante. Coordinando los trabajos está César García de Castro Valdés, del Museo Arqueológico de Asturias.

"Queremos enriquecer el conocimiento sobre el Reino de Asturias, hacer una contextualización rigurosa y profundizar en sus relaciones con la Europa de los siglos VIII y IX, una etapa de reconstrucción", explicó Vidal de La Madrid. La inscripción será gratuita y los alumnos de la Universidad de Oviedo lograrán un crédito por su participación.

La increíble historia del cráneo de Harbin

Cráneo de Harbin. © Zhang Yaodong

Cuando pueda leerse este post estaré llegando a Pekín, para seguir estudiando fósiles recuperados de algún yacimiento de este enorme país. Justo poco antes de hacer la maleta me ha llegado información sobre la increíble historia de un hallazgo inesperado ocurrido precisamente en China.
Según las noticias que llegan de allí, el cráneo que ilustra este post fue descubierto en 1933 por dos personas desconocidas entre los sedimentos del río Songhua, en la provincia de Hebei. Esta se localiza en el este de China, rodeando la provincia en la que se encuentra Pekín; es decir, estamos hablando de una latitud similar a la de Barcelona.

Uno de los descubridores del cráneo era el abuelo de un agricultor. Este agricultor, cuya identidad tampoco se ha revelado, debió de ser un hombre avispado, a quién no pasó inadvertido el aspecto tan extraño del cráneo. Ante la amenaza de la invasión japonesa de China, que se consumó en 1937, el agricultor escondió el cráneo en un pozo, donde permaneció oculto durante años. Fue su gran secreto, que terminó por revelar a su hijo y a su nieto poco antes de fallecer.
Aunque la idea de sus descendientes fue entregar el cráneo a las autoridades, no supieron cómo hacerlo. Seguro que no resultaba sencillo explicar el origen de un cráneo humano. Tal vez tuvieron miedo. Así que el fósil debió de quedar a buen recaudo en el hogar de aquellas personas. Imagino que pronto conoceremos mejor la historia de todos estos años y de cómo en 2017 fue por fin entregado al investigador Ji Qiang, del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología de la Academia de Ciencias de China, a donde llegaré quizá en pocas horas. Casualidades de la vida.

También según la información que ha llegado desde esta institución, pronto se constituirá un equipo para explorar y excavar en el lugar donde apareció el misterioso ejemplar. A simple vista, el cráneo es comparable al de Petralona, encontrado en una cueva de Grecia y cuya antigüedad también se desconoce. El cráneo de Harbin también tiene rasgos que recuerdan a los de la Sima de los Huesos de la sierra de Atapuerca y a otros cráneos africanos del Pleistoceno Medio, como el de Bodo y el de Kabwe. Particularmente, los caracteres faciales tienen mucho en común con los neandertales.

Sin conocer la antigüedad o un mínimo contexto (fauna, herramientas, etc..) es imposible aseverar nada con garantías científicas. Hay que limitarse a especular, aunque contemos con una realidad tangible. El cráneo es real y se encuentra delante de nuestros ojos. Habrá que esperar con paciencia. Sin embargo, también se pueden adelantar predicciones, sabiendo que existe un cuerpo de datos muy sólido sobre la evolución humana en el Pleistoceno Medio.

Es muy posible que este cráneo esté relacionado con un proceso evolutivo, que muchos pensamos ocurrió en el suroeste de Asia, hace posiblemente un millón de años. Este proceso habría consistido en la separación de una población humana relacionada con Homo erectus. Este proceso de “cladogénesis” sería el origen de varias especies humanas, entre las que habría que contar a Homo antecessor, Homo heidelbergensis, Homo neanderthalensis, Homo sapiens y quizá a los propios denisovanos, de los que solo se conoce su ADN.

Las poblaciones de este nuevo clado habrían sustituido poco a poco a las poblaciones de Homo erectus en distintas parte de África y Eurasia. En China persistieron los llamados Homo erectus clásicos, como los encontrados en los yacimientos de Zhoukoudian (desparecidos durante la guerra entre China y Japón), Hexian y Yiyuan, entre otros. Los humanos incluidos en la especie Homo heidelbergensis pudieron tener la capacidad para expandirse hacia África, Europa y Asia. Aunque el nombre de esta especie está en continuo debate, no cabe duda de que existieron en Europa y África unos humanos muy parecidos al encontrado en 1933 en los sedimentos del río Harbin. Se ha especulado mucho sobre la posibilidad de que Homo heidelbergensis hubiera llegado al este de Asia. Pues bien, aquí podemos tener una evidencia a tener en consideración.

Seguiremos pues esta historia con gran interés, porque puede interesar a la propia historia evolutiva de Europa.

Fuente: quo.es | 26 de septiembre de 2018

¿Somos los ‘Homo sapiens’ los únicos humanos que hemos habitado la Tierra?

Varios cráneos de neandertales y, al final de la hilera, un cráneo de sapiens. / Comunicación CSIC.

Por Antonio Rosas (CSIC), investigador del CSIC en el Museo Nacional de Ciencias Naturales y autor de los libros de divulgación Los neandertales, Los primeros homininos y La evolución del género ‘Homo’ (CSIC-Catarata). El texto del post ha sido extraído de este último libro.

Hoy en día la situación es algo más compleja y la respuesta a la pregunta ¿qué significa ser humano? ya no resulta tan inmediata. El avance de la ciencia ha puesto de nuevo en entredicho conceptos que teníamos casi por absolutos. En la actualidad sabemos que hace apenas 100.000 años coexistieron en el planeta Tierra al menos cinco linajes (especies) humanos, cada uno con un acervo cultural propio.

Durante algún tiempo, los humanos anatómicamente modernos (nosotros: Homo sapiens) habitábamos el África subsahariana; los neandertales (Homo neanderthalensis), centrados en Europa, poblaban el extremo occidental de Eurasia; los pequeños Homo floresiensis, cuyo cuerpo conserva reminiscencias muy arcaicas, vivían en la Isla de las Flores (Indonesia); las últimas poblaciones de Homo erectus perduraban en la Isla de Java y quizá también en el continente asiático; y un nuevo linaje humano –los llamados ‘denisovanos’ –, descubierto recientemente en las cuevas de Denisova (Siberia) e identificado a partir de su ADN fósil, habitó extensas áreas de Asia. En resumen, nada menos que cinco linajes humanos coexistiendo, cuya simple enumeración detrae un buen pedazo de arrogancia a nuestro ego de ‘especie elegida’.

Esquema de la filogenia de las cinco especies humanas. / Antonio Rosas

¿Cómo impacta sobre la noción de humanidad el hecho de haber existido diferentes especies humanas? En buena medida, creo que carecemos de los conceptos formales que nos permitan pensar con solidez en este asunto. Nos enfrentamos colectivamente al reto de articular un nuevo discurso antropológico basado en el conocimiento empírico y serio de la paleontología humana.

Pero, además, la definición de lo humano encuentra nuevas dificultades. Actualmente existe un interesante debate en torno al origen del género Homo y quienes fueron sus representantes. Así, mientras algunos especialistas consideran que la primera especie humana fue H. habilis, –de la que se han encontrado evidencias de hasta 2,8 millones de años–, para otros, entre los que me encuentro, dicha especie debería ser excluida del género, cuyo origen sería mucho más reciente.
En paralelo, la producción de herramientas ha sido, desde que así fuera propuesto por Darwin, uno de los rasgos más sintomáticos y esenciales de lo humano. Sin embargo, hoy conocemos herramientas, así como las marcas de su uso dejadas sobre los restos de animales, encontradas en yacimientos con antigüedades que rondan los 3,3 millones de años y que se remontan a tiempos muy anteriores al origen de Homo. Obviamente fueron otras criaturas las artífices de estos utensilios, que asociamos con alguna especie de Australopithecus. Por toscos que puedan ser esos utensilios son, de facto, herramientas concebidas y elaboradas por homininos no humanos.

Por lo común, la noción clásica de humanidad –conjunto de todos los seres humanos actuales y la manifestación de sus capacidades– encierra el carácter de ‘ser única’. De forma implícita, se admite que humanidad solo hay una. Visto desde el presente, por muy dispares que pudieran parecer los grupos raciales o sus etnias, hoy reconocemos en todos ellos una comunidad de rasgos y cualidades que los agrupan bajo una misma entidad que llamamos Homo sapiens. Frente a concepciones racistas, admitimos que todos los seres humanos tenemos un mismo estatus evolutivo y jurídico.
Sin embargo, acabamos de nombrar cinco linajes humanos diferentes. ¿Debemos acaso hablar de cinco humanidades diferentes? Ante la pregunta de qué es el ser humano, la ciencia nos pone hoy frente a una cuestión previa: ¿de qué ser humano hablamos? ¿Hablamos de los humanos anatómicamente modernos: Homo sapiens? ¿Nos referimos a Homo floresiensis? ¿O acaso hablamos de los neandertales? Nuestra humanidad sapiens podría ser solo un subconjunto de lo potencialmente humano.


Fuente: 20minutos.es | 27 de septiembre de 2018

Hallan evidencias de que la élite maya residió en Teotihuacán

Avenida de los Muertos y Pirámide del So, en Teotihuacán, México. (Reuters)

Un grupo de arqueólogos descubrió restos de un mural y diversos materiales en la Plaza de las Columnas, que indican que la élite de la cultura maya residió en la ciudad prehispánica de Teotihuacán, en el noreste de Ciudad de México.

Los materiales, que incluyen fragmentos de cerámica maya, una rica ofrenda de consagración y un depósito compuesto por miles de restos óseos humanos de individuos sacrificados, fueron hallados en esa zona, entre las pirámides del Sol y la Luna, al oeste de la Calzada de los Muertos.


El Instituto Nacional de Antropología (INAH) destacó que con esos hallazgos se confirma la relación entre las dos culturas (mexica y maya) que geográficamente se encontraban separadas por 1.300 kilómetros.

“Textos epigráficos localizados en urbes como Tikal, en el Petén guatemalteco, refieren el contacto que ambas culturas sostuvieron hacia el Siglo IV de nuestra era”.

Ciudad de los Dioses

“Sin embargo, poca evidencia de la misma se había encontrado en la gran metrópoli del Altiplano mexicano, hasta hoy, donde nuevos hallazgos apuntan a la residencia de la élite maya en La Ciudad de los Dioses”.

El equipo de arqueólogos dirigido por los doctores Saburo Sugiyama, Verónica Ortega Cabrera, Nawa Sugiyama y William Fash partió de la hipótesis de su importancia para la organización política de Teotihuacán, en la medida que ahí se desarrollaban actividades para su control.
El Proyecto Plaza de las Columnas empezó hace cuatro años con la idea de explorar el cuarto complejo arquitectónico más grande de la metrópoli prehispánica, luego de los conjuntos de las pirámides del Sol y de la Luna, así como La Ciudadela.

“A través de la excavación de pozos, además del trazo de un túnel, se pudo determinar que las estructuras de la Plaza de las Columnas sirvieron para actividades administrativas, ceremoniales y probablemente como residencia de la élite no sólo teotihuacana, sino maya, al menos hacia 350 años después de Cristo, cuando ambas dominaban el panorama durante el periodo Clásico en Mesoamérica”, indicó el INAH.

Una pieza arqueológica maya encontrada en la “Plaza de las columnas” (AFP)

Revelador hallazgo

Uno de los más reveladores hallazgos se dio en 2016, cuando se rescataron más de 500 fragmentos de pintura mural en la parte septentrional del montículo Norte, muchos de los cuales destacan por poseer estilo maya.

El arqueólogo Saburo Sugiyama, quien ha trabajado los últimos 38 años en Teotihuacán, planteó que el descubrimiento previo en la Pirámide de la Luna de individuos sacrificados acompañados de pendientes de piedra verde de estilo maya apuntaba a la relación de ambas culturas.


“Pero los restos de pintura mural de la Plaza de las Columnas nos permite afirmar la presencia de las élites mayas en Teotihuacán, y que ésta no fue periódica y con fines rituales, sino permanente”, agregó.

“Es probable que los artistas que hicieron estos murales y los funcionarios mayas de más alto rango político habitaran en un edificio al norte de dicho montículo”.
Aunque los fragmentos de mural no han sido reconstruidos todavía se puede identificar una amplia gama de colores (blanco, rojo, ocre, verde, entre otros), incluidas pequeñas figurillas humanas similares a las que se observan en los murales del barrio teotihuacano de Tetitla.

El sur maya

No obstante, por la presencia de glifos mayas, el estilo fluido, dominio de la línea y su naturalismo "son obra de un artista o artistas que conocían a la perfección la iconografía de las Tierras Bajas del Sur maya”.
“Por la ubicación de esos hallazgos, en la zona central de la antigua ciudad de Teotihuacán, creemos que eran parte de un edificio donde el Estado coordinaba interacciones con las élites mayas, o donde los mayas intervenían en asuntos rituales o administrativos”, expresó el investigador de la Universidad Estatal de Arizona.

Una de las piezas halladas en Teotihuacán que confirmarían que ahí se asentó la élite maya Notimex)

El Proyecto Plaza de las Columnas intenta despejar misterios sobre el origen del urbanismo de Teotihuacán, la formación y transformación de una ciudad que mantuvo diversos tipos de relación multiétnica.

Fuente: yucatan.com.mx | 23 de septiembre de 2018

El Museo de Prehistoria de Valencia acoge la muestra "Caps tallats. Símbols de poder" ("Cabezas cortadas. Símbolos de poder")

Los valencianos y valencianas podrán disfrutar de primera mano de la exposición “Caps tallats. Símbols de poder” ("Cabezas cortadas. Símbolos de poder), un espacio donde reflexionar sobre el ejercicio de la violencia desde la antigüedad hasta la actualidad.

Así ha presentado Xavier Rius, diputado de Cultura, esta muestra creada y producida por el Museu Arqueològic de Catalunya, que permanecerá en el Museu de Prehistòria de València desde hoy a las 20 horas hasta el mes de marzo del próximo año.

De este modo, el museo valenciano da la bienvenida a todo un conjunto de objetos arqueológicos y etnográficos, iconografía, material audiovisual y recursos interactivos que representarán la violencia gradual desde la coerción hasta la brutalidad extrema, “un elemento recurrente a lo largo de la historia”, indica la organización.


En este sentido, el protagonismo corresponderá a las cabezas enclavadas del poblado del Puig Castellar, las cuales podrían haber sido clavadas en las murallas. Encontradas en una excavación de 1904, los investigadores se plantean que las cabezas cortadas atravesadas por clavos son un fenómeno de la Edad de Hierro y, en concreto, de la cultura ibérica, especialmente en los siglos III y II a.C. Además, se han encontrado restos de mínimo una treintena de iberos decapitados en los yacimientos de Ullastret, que también sirven de ejemplo sobre rituales e identidades iberas en la exposición.


“La escenificación de esta violencia a través de, por ejemplo, cabezas cortadas, desprende una fuerte carga simbólica que está presente en nuestro imaginario colectivo y traspasa fronteras entre el pasado y el presente”, explica la organización. En este caso, destaca la primera reconstrucción científica del rostro de un guerrero ibero de finales del s.III o principios del s. II a.C. gracias a un minucioso uso de técnicas de laboratorio de última generación.


El Museu de Prehistòria de València ofrecerá esta exposición temporal con piezas del Museu d’Arqueologia de Catalunya, del Museo de América de Madrid, del Museo Nacional de Antropología, del Museu Etnològic i de Cultures del Món de Barcelona y del Museu de Prehistòria de València, entre otras.


Fuentes: valenciaextra.com | dival.es| 26 de septiembre de 2018

Las increíbles pinturas murales de la Tumba del Fundador, hallada en Jordania

Pintura al fresco que representa la fundación del sitio de Capitolias con la ayuda de Dioniso, que aparece en el centro de la escena. En el muro de entrada de la tumba aparecen representadas escenas nilóticas y marinas y, en el techo, el zodiaco y los planetas alrededor de una cuádriga que ocupa el medallón central. Foto: CNRS News.

En noviembre de 2016, unas obras viales frente a la entrada de un colegio en Beit Ras (la antigua Capitolias), en la gobernación de Irbid y al norte de Jordania, sacaron a la luz un hipogeo o tumba subterránea del periodo romano decorada con unos frescos deslumbrantes de gran colorido que contienen información única sobre los ritos funerarios y sobre la vida agrícola y social de aquella época.

La pintura al fresco muestra la vida agrícola y social de la época. Foto: Jordan Tourism Board.

Casi dos años después, se conocen nuevos detalles sobre la tumba, que formó parte de la necrópolis de la antigua Capitolias, una ciudad de la Decápolis (un grupo de diez ciudades helenizadas, situadas en los confines orientales del Imperio romano y conocidas gracias a Plinio el Viejo), fundada a finales del siglo I d.C.

"La nueva tumba de Capitolias, excavada en la ladera de una colina, es un descubrimiento espectacular por la profusión de su decoración y por sus inscripciones. En este hipogeo de 52 m2, compuesto por dos cámaras funerarias y con un único sarcófago de basalto en su interior, los muros interiores y el techo de la cámara funeraria principal están cubiertos de pinturas", explica en un comunicado Julien Aliquot (izquierda), del Laboratorio HISOMA (Histoire et Sources des Mondes Antiques), quien ha investigado el hipogeo en 2017 y en 2018.

Otras tumbas romanas pintadas han sido descubiertas en las ciudades de la Decápolis, pero esta de Capitolias es única por tres motivos: por la abundancia de representaciones, aproximadamente unas 260 figuras que componen una narrativa en las paredes y el techo de la cámara funeraria; por las más de 60 inscripciones pintadas en negro que, cuando describen las actividades constructivas del sitio, tienen la particularidad de estar escritas en arameo, la lengua local, pero con letras griegas, es decir, la combinación de las dos lenguas principales del Oriente Próximo romano, "un fenómeno muy raro" según el comunicado; y, por último, porque el programa iconográfico representaría el mito fundaciónal de la ciudad de Capitolias a finales del siglo I d.C.


Escena en la que aparecen dos canteros trabajando. Foto: CNRS News.

"Aunque la divinidad principal de Capitolias no era otra que Júpiter, del Capitolio de Roma, la nueva ciudad era del tipo griego, como las ciudades vecinas de la Decápolis. Por tanto, la persona que ordenó la decoración de la tumba antes de ser enterrada es muy probable que fuera aquella que aparece representada oficiando en la escena del sacrificio fundacional. Podemos presentarlo como el fundador de la ciudad y a su hipogeo lo podemos llamar la Tumba del Fundador", señala el comunicado.

Sarcófago de basalto con dos cabezas de león talladas en la roca. Foto: Jordan Tourism Board.

"Con todo mi pesar ahora mismo no podemos ser más específicos, pues nuestro equipo forma parte de un consorcio internacional que presentará, con todo detalle, los resultados de los estudios en curso en la próxima conferencia sobre arqueología jordana, que se celebrará en Florencia en enero de 2019", comenta Aliquot a National Geographic España.

Pintura al fresco que muestra a una mujer desnuda junto a una figura alada. Foto: Jordan Tourism Board.

Fuente: nationalgeograhic.com.es | Fotos| 24 de septiembre de 2018

Las máscaras neolíticas de Göbekli Tepe (Turquía)

Máscara del Neolítico Pre-Cerámico B de Er Ram en la colección del Fondo de Exploración de Palestina. Modelado por Hugh Fiske. Utilizado bajo la licencia de Creative Commons. The Er-Rum Mask by MicroPasts on Sketchfab

Hoy en día las personas usan máscaras para esconder su identidad, pero también para hacerse pasar por otro ser real o imaginario. Todas las culturas neolíticas del Cercano Oriente hicieron máscaras. ¿Por qué? ¿Cuáles fueron los rituales e ideas que había detrás de las mismas?
En el corpus de máscaras de piedra del Neolítico, las que proceden de las colinas y el desierto de Judea se encuentran entre las más conocidas. Con un peso de hasta 2 kilogramos, estas máscaras impactan en el observador moderno con sus rasgos faciales casi expresionistas: cada una es individual, como si representara seres humanos específicos. Algunas tienen orificios alrededor del borde, probablemente para permitir que se adhieran a algo o para ser llevar puestas (derecha).

Las más antiguas de estas máscaras del sur del Levante pertenecen al Neolítico Pre-Cerámico B, es decir, son de mediados del IX y VIII milenio a. C. Dado que los ejemplos excavados en la cueva de Nahal Hemar, en Israel, durante la década de 1980, se encontraron en un entorno de "culto", se asumió el uso ritual de estas máscaras. Los ejemplos del sur del Levante son especiales e importantes, pero ya no son únicos. Dentro del rico repertorio de la escultura de los sitios neolíticos contemporáneos en otras partes del Cercano Oriente, hay un corpus creciente de artefactos que podrían interpretarse como máscaras o representaciones de máscaras.

En Jerf el Ahmar, un enclave transicional del Neolítico Pre-Cerámico A al Neolítico Pre-Cerámico B, en el norte de Siria, que data del X milenio a.C., y caracterizado por edificios redondos y rectangulares con cimientos de piedra caliza, se hallaron dos pequeñas cabezas pétreas que muestran una notable cavidad cóncava detrás de las mismas. Están hechas de guijarros, con solo 4 cm de alto, y muestran ojos, nariz y boca. En Nevalı Çori, en el sudeste de Turquía, se conoce otra máscara de piedra en miniatura de tamaño similar.

Máscara en miniatura de Nevalı Çori (Dibujo: K. Schmidt, cortesía de H. Hauptmann).

Los ojos, la nariz y la boca, se representan de nuevo, y la parte posterior es cóncava. Dado el contexto de su hallazgo, se le puede suponer una datación situada a mediados del Neolítico Pre-Cerámico B. Además, este enclave de Nevalı Çori se ha hecho conocido por ser el primer lugar donde se descubrió un elemento característico e importante de la arquitectura del Neolítico Pre-Cerámico de la región: son los pilares en forma de T, aparentemente antropomórficos. Éstos se vinculan a otro yacimiento cercano que también ha producido una serie de máscaras comparables: Göbekli Tepe.

Fotografía aérea de Göbekli Tepe mostrando las áreas de excavación (Foto: E. Kücük, DAI).

Una de ellas es una máscara humana más grande que el tamaño natural y completa. Tiene 42 cm de altura, está hecha de piedra caliza, y se encontró durante los trabajos de limpieza llevados a cabo antes del inicio de las excavaciones realizadas en 1995.

La representación de la cara es minimalista, casi abstracta. Tiene los ojos muy tenues, sin boca, y la frente y la nariz están talladas de forma geométrica, casi como una 'T'. Esta forma de retratar el rostro humano es característica de la escultura antropomórfica tridimensional de Göbekli Tepe y, por lo tanto, es un claro indicador de que aquí se representa un rostro humano. Debido a su altura parece demasiado grande para ser usada, pero podría haber sido fijada a una pared o en otro tipo de soporte.

Máscara de tamaño natural de Göbekli Tepe (Foto: K. Schmidt, DAI).

El segundo ejemplo es otra pequeña máscara de 5,7 cm de altura, también hecha de piedra caliza, que se encontró en las capas superiores del relleno del Recinto D en 2001. Con una parte trasera cóncava, al igual que el espécimen hallado en Nevalı Çori, sigue el mismo principio minimalista que la gran máscara de Göbekli Tepe. De nuevo, está claro que se representa un rostro humano, pero las características individuales no están presentes. Los ojos ni siquiera son sugeridos, y la boca está ausente.

Máscara en miniatura de Göbekli Tepe (Foto: K. Schmidt, Dibujo: Ç. Köksal-Schmidt, DAI).


Colección de cabezas de piedra caliza naturalistas de tamaño natural halladas en Göbekli Tepe (Fotos: N. Becker, DAI).

La tercera máscara encontrada tiene una altura: 4.7 cm, y es de un tipo diferente. No solo está hecha de pedernal, sino que también es mucho más expresiva debido a las marcas curvas grabadas en su frente, no muy diferente de la máscara de Jerf el Ahmar mencionada anteriormente. Esto puede indicar una especie de tocado, pero el ajuste bastante bajo de las líneas también podría insinuar un tatuaje o una escarificación. La parte de atrás no fue acabada. Esta máscara fue encontrada en 2010, en un nivel estratigráfico alto, durante las excavaciones realizadas en el Recinto H, próximo al Pilar 51 (central).

Máscara en miniatura de Göbekli Tepe, hecha de una corteza de pedernal (Foto: N. Becker, DAI).

Una cuarta máscara, de 4,5 cm de altura, también se halló grabada en pedernal. Su forma sigue de nuevo la representación reducida de la cara de los dos primeros ejemplos, con ojos más pronunciados. Fue encontrada en 2008 junto al pilar central oriental del Recinto C.

Máscara en miniatura de Göbekli Tepe, grabada en un núcleo de sílex (Foto: K. Schmidt, DAI).

Mientras que la primera máscara fue hallada en la superficie y solo puede datarse de modo amplio en el Neolítico Pre-Cerámico, la segunda máscara descubierta en el relleno del Recinto D indica una datación en el Neolítico Pre-Cerámico A, al igual que la máscara del Recinto C, encontrada en posición cercana a uno de los pilares centrales. El recinto C ha sido dañado y perturbado en la prehistoria por un gran pozo dirigido hacia los pilares centrales, pero la máscara parece provenir de una capa de suelo intacta. La tercera máscara salió a la luz al lado de un pilar central del Recinto H. El círculo de piedras también fue dañado y perturbado en la prehistoria.

Tres de las máscaras descubiertas en Göbekli Tepe tienen estilos similares al ejemplo de Nevalı Çori, con caras no individualizadas. Sin embargo, en Göbekli Tepe la boca no está representada, mientras que la máscara de Nevalı Çori casi da la impresión de que la cara está gritando. Junto con los hallazgos de otros sitios, existe un gran repertorio de máscaras en diferentes estilos. Todos los tipos, con y sin boca, más individualizados o abstractos, también están bien atestiguados en el gran repertorio de esculturas de piedra caliza encontradas en Göbekli Tepe.
Selección de cabezas de piedra caliza halladas en Göbekli Tepe (Fotos: N. Becker, D. Johannes, K. Schmidt, DAI).

Su tratamiento, tras los episodios de relleno deliberado de zonas del enclave y dejadas en desuso, puede arrojar algo de luz sobre el uso de estas máscaras durante el Neolítico Pre-Cerámico.
Los ritos funerarios en Göbekli Tepe parecen haberse aplicado al sistema jerárquico de representaciones antropomórficas. Los pilares centrales de los recintos son abstractos y claramente antropomórficos. Los pilares circundantes también son estilizados, pero más pequeños, y contienen una decoración zoomorfa. Están orientados hacia los pilares centrales y evocan la asociación de una reunión.

Pilar 43 en el Recinto D, cuya rica decoración indica claramente el carácter aparentemente narrativo de muchos de los relieves (Foto: K. Schmidt, DAI).

La escultura naturalista-antropomórfica, que puede representar en parte a personas enmascaradas, es más pequeña e intencionalmente fragmentada. Las máscaras de piedra están fuertemente relacionadas con esta categoría a través del tratamiento de su forma y deposición.
Durante el relleno de los recintos, una selección de fragmentos, en su mayoría cabezas (¿enmascaradas?), así como máscaras completas, se colocaron dentro de los mismos, y con mayor frecuencia cerca de los pilares centrales.

Recinto interior D: uno de los pilares centrales del recinto (P18) frente al sedimento de relleno original, que ilustra la poderosa capa que forma el montículo (Foto: K. Schmidt, DAI).

Si asumimos que las máscaras de piedra son representaciones en miniatura -o sobredimensionadas- de máscaras orgánicas reales usadas por los humanos, ellas podrían atestiguar que la actividad ritual en Göbekli Tepe y otros enclaves incluían ceremonias con máscaras, donde los individuos representaban partes de una mitología compleja. Cuando los recintos se dejaron de usar, máscaras y miniaturas fueron enterradas en ellos, congelando así los rituales en el tiempo y el espacio.

Durante el Neolítico temprano en el Cercano Oriente las máscaras y el enmascaramiento desempeñaron un papel significativo en los rituales que recreaban relatos mitológicos estrechamente relacionados con la muerte, los cuales tenían lugar en sitios con edificios especiales y rica iconografía. Esta importancia aparentemente justificaba la fabricación complicada y lenta de esta parafernalia de máscaras pequeñas o de tamaño real. Y un pequeño número de las mismas es todo lo que queda de lo que probablemente fue una extendida tradición en el Neolítico primitivo de ceremonias o rituales con máscaras.

Plano esquemático del área de excavación principal de Göbekli Tepe (más el Recinto E) (Plan: K. Schmidt y J. Notroff, DAI).

Oliver Dietrich, Jens Notroff y Laura Dietrich, son asistentes de investigación en las excavaciones realizadas por el Instituto Arqueológico Alemán (DAI) en el Proyecto Göbekli Tepe, las cuales son llevadas a cabo, además, en estrecha cooperación con el Museo Şanlıurfa Haleplibahçe. La investigación arqueobiológica es conducida por el Instituto de Paleoanatomía, Investigación de la Domesticación e Historia de la Medicina Veterinaria de la Universidad Ludwig-Maximilians, en Munich. El proyecto está financiado por la DAI y la Fundación de Investigación Germana (DFG). Para obtener más información sobre su investigación en el sitio, ver el blog "The Tepe Telegrams".

Fuente: asor.org | 24 de septiembre de 2018