El lunes se inaugurará el Parque Arqueológico del Tolmo de Minateda, en Hellín (Albacete)

Basílica de El Tolmo de Minateda CULTURA C-LM

El Parque Arqueológico de El Tolmo de Minateda, en Hellín (Albacete), quedará inaugurado el próximo lunes, día 4 de marzo, según han confirmado a Europa Press fuentes cercanas al yacimiento.

Al acto de inauguración del parque está previsto que acuda el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, entre otras autoridades, según las mismas fuentes. El Tolmo de Minateda se unirá así a la Red de Parques Arqueológicos de Castilla-La Mancha junto a la ciudad romana de Segóbriga en Saelices, Cuenca; la villa romana de Carranque, en la provincia de Toledo; el óppidum ibero-medieval de Alarcos, en Ciudad Real; y la ciudad visigoda de Recópolis, en Zorita de los Canes, provincia de Guadalajara.


Los días y horas de apertura de El Tolmo serán similares a los del resto de yacimientos de estas características que existen en el conjunto de Castilla-La Mancha -estando abiertos totalmente al público viernes, sábado y domingo- así como el sistema de funcionamiento.

La empresa Tragsa se ha hecho cargo de la gestión de este parque arqueológico, en virtud de un acuerdo de colaboración firmado con el Gobierno regional -similar al de los parques de Guadalajara, Ciudad Real y Toledo; el de Cuenca lo gestiona la Diputación- realizando actuaciones de acondicionamiento y recuperación de espacios para la apertura al público.

El Tolmo de Minateda obtuvo su declaración en abril de 2012, pero el anterior Gobierno no llegó a abrirlo, de tal manera que se han tenido que acometer labores de rehabilitación del Centro de Interpretación; tareas de instalación de suministro, generadores y mantenimiento de electricidad, así como la revisión del sistema de agua y riego. También se han acometido actuaciones en los caminos del yacimiento arqueológico y los accesos al mismo, tales como desbroces, limpieza y cartelería.


ÍBEROS

El Tolmo de Minateda constituye el conjunto arqueológico más importante de la provincia de Albacete, siendo el lugar elegido por diferentes grupos humanos para llevar a cabo sus asentamientos. La ocupación más antigua que se ha constatado pertenece a la Edad de Bronce y se trataba de una fosa común para los muertos. Está enclavado en el término municipal de Hellín, sobre un cerro amesetado de 500 metros de altura, con laderas abruptas que limitan el acceso a un camino natural, 'El Reguerón', que lo hace fácilmente defendible.
El Tolmo fue un importante centro en época Ibero-Romana, convertido en municipio romano en época de Augusto, seguramente con el nombre de Ilunum, que tras un paréntesis resurgió como centro urbano en plena época visigoda. De esta fase, los trabajos han exhumado espectaculares restos funerarios, defensivos y epigráficos, como una monumental inscripción conmemorativa de la puerta amurallada.


En la actualidad, se identifica el Tolmo de Minateda con la nueva sede episcopal de Eio (creada por la monarquía visigoda a principios del siglo VII para integrar los territorios dependientes del obispado de Ilici, que todavía permanecía en manos bizantinas) y con Madinat Iyyuh, una de las ciudades mencionadas en el Pacto de Teodomiro del año 713, destruida tras la fundación de Murcia como nueva capital de la Cora de Tudmir.

El asentamiento visigodo perduró en época islámica hasta al menos el siglo IX. En los sectores excavados se suceden las estructuras públicas, domésticas e incluso funerarias hasta su abandono definitivo, que parece haberse producido con anterioridad al Califato.


La estructura urbana y los testimonios materiales del proceso de islamización (siglos VIII y IX), hacen de este asentamiento un caso único de análisis histórico. El Parque Arqueológico de El Tolmo tendrá su propia página web, www.tolmodeminateda.es, con la información básica necesaria para preparar una visita, así como presencia en las redes sociales Facebook, Twitter e Instagram.

Fuente: 20minutos.es | 27 de febrero de 2019

Glúteos

Comparación de una pelvis de chimpancé (a la izquierda) y una pelvis humana. Nótese el cambio de forma del íleon y de toda la pelvis en general.

No resulta sencillo saber cuándo y por qué los humanos comenzamos a caminar erguidos sobre las piernas. Los pocos datos de los que dispone el registro fósil sugieren la posibilidad de que este primer gran paso evolutivo de la humanidad sucedió cuando todavía vivíamos en el interior de las húmedas selvas de África. En estas condiciones, la materia orgánica se recicla con enorme rapidez y es muy complicado que los restos de los seres vivos puedan llegar a fosilizar y conservarse para su estudio. Sea como sea, las evidencias seguras más antiguas conocidas tienen 4,4 millones de años y corresponden a la especie Ardipithecus ramidus (Ardi)

Para asegurar que una determinada especie fue bípeda es necesario contar con varias regiones esqueléticas. Pero la más importante es sin duda la pelvis. No hay un conjunto de huesos (íleon, isquion y pubis) con más fiabilidad para afirmar con rotundidad que una especie determinada caminó o no sobre sus dos piernas. Entre los restos de Ardi, una hembra de Ardipithecus ramidus, se conserva una pelvis en condiciones muy aceptables.

Cuando se compara una pelvis de chimpancé, un primate cuadrúpedo, con la pelvis de nuestra especie notamos enseguida una diferencia muy llamativa. El íleon de la pelvis de un chimpancé es alto, estrecho y aplanado, como el de cualquier otra especie que utilice las cuatro extremidades para desplazarse. Mientras, nuestro íleon es bajo, ancho y curvado. En la parte posterior del íleon se insertan tres músculos: glúteo mayor, glúteo menor y glúteo menor. Los tres forman una gran masa muscular, cuyo nombre vulgar es conocido de varias maneras. Su papel es fundamental en la locomoción.

Dibujo realizado por Mauricio Antón

En los chimpancés, los tres glúteos unen sus fuerzas en la parte trasera del íleon para impulsar a los individuos cuando se mueven a mayor o menor velocidad. Aunque no están adaptados a la carrera como las gacelas o las cebras, el impulso de sus glúteos es aceptable para conseguir una velocidad respetable. En Homo sapiens, los tres músculos siguen siendo los mismos. Pero hay una diferencia importante. Nuestro íleon es más bajo y forma un arco junto con el isquion y el pubis. Los glúteos mediano y menor no tienen más remedio que cambiar de posición, siguiendo el arco del íleon. El glúteo mayor sigue estando en la parte posterior de este hueso y nos impulsa al caminar o correr. En cambio, los glúteos mediano y menor se sitúan en una posición lateral, de manera que su papel en la locomoción bípeda cambia de manera radical. Ya no son músculos aductores sino abductores. Me explico. Cuando avanzamos, una pierna permanece apoyada en el suelo, mientras que la otra se extiende hacia delante. Cuando corremos muy deprisa, estos cambios de apoyo y extensión suceden de manera muy rápida. Pero siempre un pie tocará el suelo, aunque sea por unas décimas de segundo, mientras que el otro está extendido y en el aire, separado del centro de gravedad del cuerpo. En esa situación, solo apoyados levemente por un pie, tenderíamos a caernos sin remedio. Pero es entonces cuando los glúteos mediano y menor actúan con eficacia. Se tensan y equilibran la posición del cuerpo. Su papel aductor, de impulso, ha cambiado a un papel abductor para evitar que nos caigamos.
Cuando un chimpancé se yergue sobre las extremidades inferiores por algún motivo, aguanta muy poco tiempo en esa posición. No tiene músculos que eviten su caída cuando trata de caminar erguido.

Lo mismo le sucede a una persona muy mayor, cuando sus músculos pierden tono con la edad. El glúteo mayor apenas le ayuda a caminar y pierde movilidad. Los glúteos mediano y menor no se tensan como cuando era joven. Es por ello que las personas de edad muy avanzada tienden a caerse. Necesitan el apoyo de un bastón, que cumple el mismo papel que los glúteos mediano y menor.
La única receta para retrasar ese problema es realizar ejercicio diario (caminar varios kilómetros, por ejemplo) y mantener el tono muscular de los glúteos. Así podemos retrasar lo inevitable si es que conseguimos llegar a vivir muchos años.

Fuente: quo.es | 26 de febrero de 2019

Halladas herramientas y restos de fauna de hace 200.000 años en Praileaitz (Guipúzcoa)

La director foral de Cultura, María José Telleria, Xabier Peñalver y el alcalde de Deba, Pedro Bengoetxea. /MORQUECHO.

La directora de Cultura de la Diputación de Guipúzcoa, María José Tellería, y el director de las excavaciones, Xabier Peñalver, acompañados del acalde de Deba, la localidad donde se encuentra la cueva, han presentado este lunes algunas muestras de los materiales hallados.

Entre ellos, figuran lascas talladas y restos de talla en diferentes materiales asociados al Paleolítico Inferior, lo que demuestra que en la cueva se llevaba a cabo el trabajo de fabricar esas herramientas "in situ", ha explicado Peñalver.

Asimismo se han encontrado 578 restos de fauna, entre los que destaca un fragmento del talón de un "proboscídeo" que podría corresponder a un "elefans anticus", "mucho más grande que los elefantes africanos actuales", o a un mamut, y dos colmillos y una pieza dental de un oso (ursus spelaeus), ha indicado.

El análisis practicado en el laboratorio de estratigrafía molecular de la Escuela Técnica de Ingenieros de Madrid, realizado en julio de 2018, sobre las piezas dentarias del oso han proporcionado una datación de 173.900 años de antigüedad.

"Por primera vez Praileaitz conduce a los momentos más antiguos de la prehistoria conocidos en Gipuzkoa", ha indicado Peñalver, que ha destacado la importancia de los hallazgos porque "constituyen diferentes elementos en un espacio estratificado que son fundamentales para conocer la vida de los seres humanos en fechas cercanas a 200.000 años de antigüedad".


Imagen de la cavidad donde se han efectuado los hallazgos.

En Guipúzcoa se han encontrado restos del Paleolítico Inferior dentro de un estrato, y no de forma aislada, en la cueva de Lezetxiki, en Arrasate, y ahora en Praileaitz.

En este sentido ha recordado que el yacimiento cántabro de Lagarma ha ofrecido materiales que sintonizan con los encontrado en la gruta de Deba, donde se habían encontrado pinturas y piezas de un colgante que corresponden al Paleolítico Superior, del tipo humano cromañón.

Peñalver ha señalado que estiman que existen seis metros de sedimento por debajo de la cota en la que se está excavando, por lo que "se podrían encontrar nuevos espacios", lo que "debería ser tenido en cuenta para proteger de forma total y efectiva este yacimiento", amenazado por la proximidad de una cantera.

Estos hallazgos permitirán a los investigadores "acercarse" a grupos "tal vez de preneandertales" en Guipúzcoa aunque, de momento, se puede asegurar que "una población del Paleolítico Inferior ocupó Praileaitz, talló herramientas para cazar, capturó especies y las consumió en la cueva".

A este respecto, ha puntualizado que es difícil de imaginar que pertrechados con las herramientas de las que disponían pudieran cazar "cuerpo a cuerpo" mamuts o elefantes antiguos de 6.000 kilos de peso y 4 o 5 metros de altura, por lo que probablemente practicaban la carroña con ejemplares muertos o anímales muy jóvenes más fáciles de capturar.

Además los estudios sobre la fauna y el polen podrán indicar si en ese periodo el clima en la actual cuenta baja del Deba era más o menos cálido dentro de la glaciación.

La directora de Cultura de la institución foral ha informado también de que está trabajando con el Ayuntamiento de Deba para que la vecina cueva de Ermitia sea visitable.

Fuentes: deia.eus | diariovasco.com | 25 de febrero de 2019

Ibiza es diferente, genéticamente

Yacimiento fenicio de Sa Caleta, en Ibiza.

"Ibiza es diferente". Eso es lo que pensaban los cientos de abanderados del movimiento 'hippie' que visitaron la isla pitiusa durante los años 60, fascinados por su clima y su naturaleza inexplorada. Lo que no imaginaban era que lo que hacía más única a la isla eran sus habitantes.

Ahora, un estudio dirigido por Francesc Calafell (izquierda), investigador principal del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) -un centro mixto de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)- revela que los genes de los nativos de Ibiza son realmente diferentes. Sí, la isla es única.

El trabajo, publicado en el European Journal of Human Genetics con la colaboración de investigadores de la Universidad Americana del Líbano y la Universidad de Otago, expone que los actuales ibicencos provienen de los invasores catalanes que repoblaron la isla a partir del siglo XIII.
El resultado parece estar en conflicto con la historia de la isla, la cual fue invadida y habitada por muchos pueblos previamente, desde los fenicios y cartagineses hasta los romanos y árabes. En un trabajo anterior, dirigido por Pierre Zalloua (derecha) con la colaboración de Francesc Calafell y Benjamí Costa, director del Museo Arqueológico de Ibiza, los investigadores ya habían observado que los pobladores originales, los fenicios, no parecían tener mucho en común con los actuales ibicencos, si bien no habían localizado la fuente de su herencia genética.

"La hambruna que siguió al ataque franco-otomano en 1536, junto con la epidemia de peste bubónica de 1652, supusieron una gran crisis demográfica para la isla; esto podría explicar la actual ausencia de rasgos genéticos antiguos en los isleños, así como su diferenciación, ya que la población actual desciende de un número reducido de supervivientes que sufrieron estas calamidades", comenta Simone Biagini (izquierda), estudiante de doctorado en el grupo de Francesc Calafell y primer autor del estudio.

Para descubrir el origen de los genes ibicencos, los científicos han determinado la información genética de 163 voluntarios de 3 regiones de España (Cataluña, Valencia e Islas Baleares) y han utilizado 69 muestras españolas publicadas anteriormente. Para evaluar la conexión con el genoma fenicio se han utilizado muestras de ADN antiguo de la necrópolis fenicia de Puig des Molins, en Ibiza, y 257 muestras de ADN moderno de Oriente Medio y el norte de África.
"Si bien era previsible que no hubiera un vínculo genético con los fenicios, la singularidad genética de los ibicencos actuales resulta muy sorprendente", dice Benjamí Costa (derecha), quien ha colaborado en el análisis genético de muestras fenicias antiguas.

La información sobre la población ibicenca aportada por el estudio de Calafell, también profesor de la UPF, podría arrojar luz sobre otros escenarios donde se ha dado una segregación geográfica similar. Sin embargo, no todas las islas mediterráneas presentan el mismo patrón: mientras que Ibiza y Cerdeña son poblaciones claramente diferenciadas, los pueblos de Mallorca, Menorca y Sicilia son mucho más similares a los habitantes del continente.

La investigación ha sido financiada por la Agencia Estatal de Investigación y el Fondo Europeo de Desarollo Regional (FEDER), la Agència de Gestió d’Ajuts Universitaris i de la Recerca (Generalitat de Catalunya) y la Unidad de Excelencia María de Maeztu.

Fuente: Universidad Pompeu Fabra | 21 de febrero de 2019

Ni jorobados ni contrahechos, los neandertales caminaban erguidos como nosotros

Reconstrucción anterior (izquierda) y nueva (derecha) de la columna vertebral de un neandertal de La Chapelle-aux-Saints (Francia), basada en un escaneo de superficie en 3D de la vértebra y la pelvis. (Imagen: Martin Häusler, UZH)

Durante mucho tiempo, los neandertales han sido considerados una especie bruta e inferior, unos depredadores más similares a las bestias que a la humanidad. Sin embargo, un buen número de descubrimientos ha demostrado que esas ideas son erróneas y que estos homínidos extintos que vivieron en Europa durante cientos de miles de años se nos parecían mucho más de lo que creíamos. El último hallazgo al respecto rompe con la representación de estos seres como contrahechos o gibosos.

Investigadores de la Universidad de Zúrich (Suiza) han demostrado que, bien al contrario, los neandertales se erguían como los humanos modernos, gracias a una reconstrucción virtual de la pelvis y la columna vertebral del esqueleto de un individuo muy bien conservado encontrado en Francia. Una postura erguida y equilibrada es una de las características definitorias del Homo sapiens. En contraste, las primeras reconstrucciones de neandertales hechas a principios del siglo XX los describían como seres que caminaban parcialmente de pie. Estas reconstrucciones se basaron en el esqueleto de un anciano de esa especie desenterrado en La Chapelle-aux-Saints, Francia (derecha).

Desde la década de 1950, los científicos han sabido que la imagen del neandertal como un hombre de las cavernas no es precisa. Sus similitudes con nosotros mismos, tanto en términos evolutivos como de comportamiento, también se conocen desde hace mucho tiempo, pero en los últimos años el péndulo ha girado en la dirección opuesta. «Enfocarse en las diferencias ha vuelto a estar de moda», dice Martin Haeusler (izquierda), especialista de la UZH en medicina evolutiva. Por ejemplo, estudios recientes han usado algunas vértebras aisladas para concluir que los neandertales aún no poseían una columna vertebral bien desarrollada en forma de doble S.

Sin embargo, la nueva reconstrucción virtual del esqueleto de La Chapelle-aux-Saints ha mostrado evidencias de lo contrario. Los investigadores pudieron demostrar que tanto el individuo en cuestión como los neandertales en general tenían una región lumbar y un cuello curvados, al igual que los humanos de hoy.

Al reconstruir la pelvis, los investigadores descubrieron que el sacro estaba colocado de la misma manera que en los humanos modernos. Esto los llevó a concluir que los neandertales poseían una región lumbar con una curvatura bien desarrollada. Al juntar las vértebras lumbares y cervicales individuales, pudieron discernir que la curvatura espinal era aún más pronunciada. Las marcas de desgaste prominentes en parte causadas por la curvatura de la columna vertebral se hicieron evidentes.
Imagen anterior (izquierda) y posterior (derecha) del sacro de un neandertal, el cual está colocado de la misma manera que en los humanos modernos, lo que sugiere una postura erecta igual.

Misma anatomía

Las marcas de desgaste en la articulación de la cadera del esqueleto de La Chapelle-aux-Saints también apuntaban a que los neandertales tenían una postura erguida similar a la de los humanos modernos. «La tensión en la articulación de la cadera y la posición de la pelvis no es diferente a la nuestra», dice Haeusler. Este hallazgo también está respaldado por el análisis de otros esqueletos neandertales con suficientes restos de vértebras y huesos pélvicos. «En general, casi no hay evidencia de que los neandertales tengan una anatomía fundamentalmente diferente», explica el investigador. «Ahora es el momento de reconocer las similitudes básicas entre los neandertales y los humanos modernos y de cambiar el enfoque hacia los sutiles cambios biológicos y de comportamiento que ocurrieron en los humanos en el Pleistoceno tardío», añade.
Estos conocimientos pueden ayudar a entender por qué esta otra especie humana inteligente desapareció de Europa misteriosamente hace 40.000 años, mientras nosotros progresamos hasta convertirnos en lo que somos ahora.

Fuente: abc.es | 26 de febrero de 2019


Reconstrucción de la columna vertebral del neandertal de la Chapelle-aux-Saints superpuesta sobre una radiografía de Homo sapiens (Martin Haeusler).

No, los neandertales no caminaban con la espalda curvada

La columna vertebral de los neandertales tenía la misma forma sinuosa que la de los Homo sapiens, con cuatro curvas en las regiones cervical, torácica, lumbar y sacra para facilitar una marcha bípeda ágil y eficiente. Así lo demuestra un nuevo análisis de los fósiles del neandertal hallado en 1908 en la cueva de la Chapelle-aux-Saints, en Francia. Curiosamente, este mismo espécimen fue el que alimentó durante la primera mitad del siglo XX la idea de que los neandertales caminaban con la espalda curvada, como criaturas infrahumanas.

La investigación, presentada ayer en la revista PNAS , confirma que los neandertales originarios de Eurasia y los Homo sapiens que venían de África eran muy similares. Otros hallazgos en la misma línea son el descubrimiento de que ambos linajes se aparearon y que tenían el mismo repertorio de conductas, incluidos el pensamiento simbólico, el cuidado de los enfermos y el culto a los muertos.
“Hay personas a las que les cuesta aceptar que la biología básica de los neandertales era igual que la nuestra. Es hora de superar la visión de los neandertales como menos humanos que nosotros”, declara por correo electrónico Erik Trinkaus (derecha), paleoantropólogo de la Universidad Washington en San Luis (EE.UU.) y coautor de la investigación, que está reconocido como uno de los máximos expertos mundiales en neandertales.

El trabajo se ha basado en los restos de un neandertal llamado “el Viejo”, encontrados en la cueva de la Chapelle-aux-Saints, unos 200 kilómetros al norte de Toulouse y preservados en el Museo del Hombre de París. Se trata de un espécimen que murió hacia los 60 años, que había perdido todas sus muelas y al que le costaba caminar porque sufría artrosis.

Tiene la pelvis mejor conservada del registro fósil para estudiar la locomoción de los neandertales, así como una veintena de vértebras. Los restos tienen una antigüedad de 60.000 años, por lo que son unos 20.000 años anteriores a la llegada de los Homo sapiens a Europa.

Foto: Así es como Marcellin Boule representó a los neandertales (izquierda) y a los humanos (izquierda) en 1911. La nueva evidencia sugiere que su postura era mucho mejor.

El primer análisis de estos fósiles, publicado en 1911, llegó a la conclusión de que tenía la espalda curvada como un simio, lo que “creó una imagen persistente de estos humanos como primitivos y no completamente erectos”, según escriben los investigadores en PNAS. En la segunda década del siglo XX, esta visión fue sustituida por otra en que se atribuía a los neandertales una columna vertebral recta, sin las curvas que facilitan la marcha bípeda en los Homo sapiens.

El nuevo análisis de la pelvis, del hueso sacro y de las vértebras lumbares del neandertal de la Chapelle-aux-Saints demuestra que tenía la misma lordosis (o curvatura hacia adentro) en la zona lumbar que los Homo sapiens actuales. Las vértebras torácicas y cervicales, por su parte, indican que tenía la misma lordosis en la zona cervical.
“Es un estudio que sitúa a los neandertales cerca de nosotros, los humanos modernos”, destaca Robert Sala (derecha), director del Institut de Paleoecologia Humana i Evolució Social (Iphes). “En los últimos años se han acumulado pruebas de una anatomía moderna y de un comportamiento complejo entre los neandertales. Los sesgos que había en los orígenes de la investigación por posiciones ideológicas y dogmáticas van cayendo”.

Según Trinkaus, “Los esfuerzos por describir a los neandertales como diferentes e inferiores deriva del deseo de vernos a nosotros como únicos y especiales, y de reforzar esta visión denigrando a los demás. Este mismo proceso mental es un elemento central del racismo”.

Ni tan solo el énfasis en el cerebro de los neandertales como más grande y menos esférico que el de los Homo sapiens es correcto, según el paleoantropólogo estadounidense. “No hay diferencias signficativas en el tamaño, tanto en términos absolutos como en relación al tamaño corporal”, declara a La Vanguardia.

En cuanto a la forma, que ha alimentado la idea de que los neandertales tenían un córtex prefrontal menos desarrollado, lo que podría llevar a pensar que tenían menos capacidad de planificación, Trinkaus recuerda que “Los cráneos de los neandertales eran más bajos y alargados, pero las diferencias de forma no nos dicen nada sobre la organización cerebral o sobre las capacidades”.

Fuente: lavanguardia.com | 26 de febrero de 2019

Lo (poco) que se sabe del íbero

Lámina de plomo escrita en íbero hallada en Tivissa (Tarragona). JAVIER VELAZA

Si Javier Velaza (izquierda), catedrático de Latín y decano de la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona, se hubiese encaramado en el 219 antes de Cristo a las murallas de Sagunto durante su cerco por parte de los cartagineses, podría haberse dirigido en correctísimo íbero a sus asediados habitantes. Estos —que habrían comprendido sus palabras— podrían haberle respondido lanzándole una flecha o, exaltados por su discurso, convertirlo en el guerrero que les llevase a la victoria. Velaza es uno de los pocos expertos en el mundo que es capaz de pronunciar el íbero (al igual que lo hace con el celtíbero o el tartésico), pero no entiende nada de lo que dice. O casi.

Ahora, una potente base de datos (hesperia.ucm.es) pone a disposición de los interesados todo lo que los lingüistas han desentrañado de los idiomas tartésico, celtíbero, íbero y protovasco (conocidos como lenguas paleohispánicas). Este traductor informático está a punto de ser acabado tras 20 años de trabajo (lo inició el recientemente fallecido Javier de Hoz), y permitirá acercarse a la interpretación de los más de 3.000 textos existentes. Incluye fotografías de las inscripciones y las coordenadas de su ubicación. También, a finales de febrero, el libro Paleohispania Languages and Epigraphies (Oxford University Press) abrirá estas investigaciones a los anglohablantes. El Ministerio de Economía y los especialistas de cuatro universidades (País Vasco, Complutense de Madrid, Barcelona y Zaragoza) lo han hecho posible.

A esta sorprendente situación se ha llegado —partiendo de los trabajos del historiador Manuel Gómez Moreno o del lingüista Jürgen Untermann— por el descubrimiento en 1992, durante el dragado del puerto de Huelva, de seis pequeños trozos de cerámica escritos en una lengua desconocida, además del hallazgo en Sagunto de una rudimentaria piedra Rosetta. No obstante, a los expertos no les gusta este término porque no saben si las palabras en latín e íbero se corresponden.

Arquitrabe de Sagunto, considerado la 'piedra Rosetta' del íbero. JAVIER VELAZA

De todas formas, lo que resulta seguro es que un elemento unía a los idiomas que se hablaban en la península ibérica entre los siglos VIII y II antes de Cristo: todos utilizaban sistemas de escritura emparentados, aunque entre ellos no se entendiesen. No se trataba propiamente de un alfabeto, sino un sistema que los especialistas denominan de semisilabarios. A grandes rasgos, sería una mezcla de alfabeto (con vocales y consonantes), además de un listado de sílabas oclusivas labiales, dentales y velares. Es decir, un hipotético escolar íbero al intentar memorizarlo —y si tuviese la misma secuencia que el latino, que no lo tenía— tendría que repetir algo así como: a, ba, be, bi, bo, bu, da, de, di, do, du...

Lápida funeraria íbera. JAVIER VELAZA

La historia de esta escritura arranca en el siglo VIII antes de Cristo en lo que hoy en día es Huelva. Después la tomaron en préstamo pueblos vecinos, como los que habitaban el Algarve, o los tartesios para grabar un centenar de estelas funerarias.
Casi tres siglos después, en la franja litoral que se extiende del Rosellón francés a Almería, se empezó a escribir un idioma completamente distinto: el íbero, pero curiosamente usaba también casi los mismos signos. Estos hechos despistan a los expertos, porque está contrastado que algunas palabras en íbero acababan en 'd', un sonido que no existe en el signatario (da, de, di, do...). Así que la conclusión es que copiaron el sistema de Huelva y lo adaptaron a sus necesidades: se inventaron la 'd' final, por ejemplo.

Se han hallado unas 2.300 inscripciones, entre ellas en 1923 el llamado Arquitrabe de Sagunto, un bloque paralelepípedo quebrado por su centro e incompleto. Tiene dos líneas, la primera en latín y la inferior en íbero.
En el centro peninsular se hablaba, a su vez, otro idioma: el celtíbero, cuya traducción está más avanzada al ser lengua indoeuropea y fácilmente comparable con otras más conocidas (como el celta, el galés, el germánico…). Se han descubierto más de 800 inscripciones. Este pueblo escribía sobre bronce y el texto más famoso de los que han sobrevivido se incluye en los llamados Bronces de Botorrita. Se trata de cuatro planchas, tres de ellas en celtíbero y una cuarta en latín que están relacionadas con un proceso judicial.

Bronce de Botorrita I

Igualmente, se han detectado otros dos idiomas más con el mismo alfabeto en la Península: la lengua lusitana, —con solo seis inscripciones sobre roca— y el protovasco, al que tal vez corresponden unos pocos textos escritos en una variante del signario ibérico. Casi todo se puede pronunciar, pero poco traducir. Velaza destaca, no obstante, los importantes avances que se han realizado en los últimos diez años. “La informática nos ayudará, aunque no es suficiente. Pero el futuro es apasionante”, concluye. De hecho, el catedrático ya lo pronuncia.

Fuente: elpais.com| 26 de febrero de 2019