El último cambio climático interglacial empujó a los neandertales al canibalismo

Marcas en el cráneo de un adolescente neandertal, víctima del canibalismo, encontrado en Francia en Baume Moula-Guercy. Crédito: DESCLAUX ET AL
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Un nuevo estudio sugiere que un período rápido de calentamiento del clima, hace más de 120.000 años, llevó a neandertales del sur de Francia a comer a seis de sus congéneres.

El estudio, realizado por los investigadores franceses Alban Defleur (izquierda) y Emmanuel Desclaux (derecha), y publicado en el Journal of Archaeological Science, presenta un panorama sombrío de la vida de los neandertales que vivieron durante el último período interglacial.

En la década de 1990, los restos de seis neandertales, dos adultos, dos adolescentes y dos niños, fueron encontrados en una pequeña cueva en Baume Moula-Guercy, en el valle del Ródano, en el sur de Francia.

Los huesos tienen muchas características de canibalismo: marcas de cortes hechas por herramientas de piedra, desmembramiento completo de los individuos y huesos de los dedos que parecen haber sido roídos por dientes neandertales en lugar de otros carnívoros.

Los restos de otros yacimientos en Croacia, España y Bélgica, también muestran evidencias de canibalismo. Pero en cada caso, ha habido una falta de evidencias para responder a la pregunta de por qué los neandertales se involucraron en esta práctica. ¿Fue por alimento o por un ritual cultural?

"El canibalismo siempre es algo polémico, dado que lo encontramos bastante repugnante", dice la arqueóloga Michelle Langley (izquierda), de la Universidad de Griffith, en Australia, la cual no participó en el estudio.

No obstante, el enclave de Baume Moula-Guercy parece ofrecer algunas pistas. En el mismo, los restos neandertales se encuentran dentro de una capa de 40 centímetros de espesor en el suelo de la cueva que se corresponde con el último período interglacial. Durante ese tiempo, que duró de 128.000 a 114.000 años atrás, las temperaturas fueron uno o dos grados centígrados más altas de lo que son hoy en día, y varios grados más altos que los períodos anteriores y posteriores.

Escudriñando en los restos de los animales enterrados en las capas del suelo de la cueva, Defleur y Desclaux han reconstruido detalles de los animales que habitaron la región antes, durante y después, del último período interglacial. Lo que encontraron fueron evidencias de que un rápido cambio del clima alteró drásticamente el medio ambiente del valle del Ródano.

Antes y después de tal calentamiento, se encuentran restos de renos y mamuts lanudos acompañados de ratones y lemmini. Durante el período más cálido en el que vivieron los neandertales, la zona careció de grandes mamíferos, y en su lugar estuvo habitada por roedores, tortugas y serpientes que migraron desde el Mediterráneo.

"El cambio climático desde el período glacial Riss hasta el último interglacial fue muy abrupto", dice Desclaux. "No estamos hablando en términos de escala geológica, sino más bien a una escala humana", agrega. "Posiblemente, en unas pocas generaciones, el paisaje cambió totalmente"..
Los pastizales abiertos dieron paso a bosques templados y los neandertales, acostumbrados a cazar grandes presas, como el bisonte y el mamut, tuvieron, aparentemente, que luchar contra este rápido cambio del clima y sus consecuencias.

El análisis del esmalte dental de los restos neandertales de Baume Moula-Guercy reveló líneas de estrés típicas de periodos caracterizados por enfermedades o desnutrición.
Es probable, dice Desclaux, que algunos congéneres fueran canibalizados durante un corto período de tiempo, motivados por la desesperación de sobrevivir.


Los neandertales no habrían hecho una buena comida como parte de una dieta regular, puesto que ellos no eran tan ricos en calorías como otros animales, tal como los ciervos. En aquellos tiempos solo había unos pocos cientos de homininos habitando Europa occidental, por lo que cazarlos habría sido imposible.

"Por primera vez, hay evidencia adecuada que muestra que se encontraban en tiempos desesperados, y que estaban haciendo lo que tenían que hacer para sobrevivir", dice Langley. "No hicieron nada diferente a lo que los humanos modernos habrían hecho en la misma situación".
Los episodios modernos de canibalismo ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial, o también, tras el accidente del vuelo 571 de la Fuerza Aérea de Uruguay en 1972, están bien documentados.
"En esta nueva evidencia de canibalismo ocurrida en el valle del Ródano, aunque no se puede descartar, parece que no produjo debido a fines culturales o rituales", concluye Desclaux.

Fuentes: cosmosmagazine.com | 29 de marzo de 2019

Descubren el origen del mayor tesoro de monedas celtas de la historia

Torques de oro de la colección ‘Le Câtillon II’ / Jersey Heritage

El mayor tesoro de monedas celtas jamás hallado fue escondido en un agujero en el campo en la actual isla de Jersey (Reino Unido) cuando ya había comenzado la invasión romana de la Galia. A esta conclusión han llegado los arqueólogos de la fundación Jersey Heritage al estudiar la colección de casi 70.000 monedas y algunas joyas hallada en esta dependencia de la corona británica en el canal de la Mancha.
Dos buscadores detectaron y desenterraron estos 750 kilogramos de oro y plata en el año 2012. Desde entonces se ha llevado a cabo un detallado examen de cada pieza, un mapeo láser y trabajos de restauración.

Arqueólogos desenterrando el tesoro de monedas celta en 2012.

El tesoro lleva el nombre del municipio insular donde lo encontraron, Grouville, pero es referido en los medios también como Le Câtillon II, puesto que la colección anterior más valiosa que se remonta a la misma época céltica se llamaba Le Câtillon (1957).
Los expertos han estimado el valor del nuevo hallazgo en 13 millones de dólares y por ahora solo han difundido los primeros datos del estudio, recoge Daily Mail. La gran novedad es que ahora creen que puede tratarse de dos colecciones diferentes procedentes de dos grupos tribales distintos.


El tesoro Le Câtillon II (en la foto) incluye 70.000 monedas de oro y plata.


“Una contenía monedas acuñadas en torno al año 80 a.C., con todas las joyas de oro”, indicó en declaraciones al periódico el buscador de tesoros Richard Miles, autor material del hallazgo junto a Reg Mead. “Todas estas monedas pueden identificarse con tribus de Bretaña”, apunta.
Entretanto, la segunda colección pudo ser reunida por tribus de lo que hoy es la Baja Normandía. Allí se aprecia la falta o poca consistencia de los metales preciosos, no hay ninguna joya. Las monedas normalmente son de plata de peor calidad y están fabricadas en fechas posteriores.


La imagen muestra la segunda variante de las monedas descubiertas junto con pequeña bola de oro grabada.

Sin embargo, los dos escondites acabaron probablemente siendo uno solo: los celtas trasladaron ambas colecciones a la citada isla debido a que las legiones romanas, encabezadas por Julio César, avanzaban a través de la actual Francia. La versión inicial atribuía todas las piezas desenterradas a los coriosolites, una de las tribus de Bretaña o de los pueblos marítimos mencionados en el libro de Julio César ‘Comentarios a la Guerra de las Galias’.


Primer plano de una de las monedas de oro descubiertas.


“Creemos que nuestro tesoro de monedas fue llevado a la isla en torno al momento de la invasión romana, posiblemente para custodiarlo lejos de los ejércitos romanos”, explicó Miles. El buscador de tesoros sugirió que ambas colecciones pudieron estar guardadas en la isla de Jersey durante algún tiempo después del ataque romano y “por algún motivo fueron enterradas juntas en un hoyo”.
Miles no aludió a ningún motivo en concreto, pero destacó que no había ningún dinero latino en el tesoro. Su ausencia es indicativo de que ambas colecciones habían sido retiradas del territorio galo antes de que se introdujera en la circulación la divisa romana.


Fuente: lajornadanet.com | 27 de marzo de 2019

Encuentran una ciudad desconocida de 4.000 años de antigüedad en la frontera del Imperio Acadio

Uno de los edificios públicos de Kunara durante las excavaciones. Data de finales del tercer milenio, alrededor del año 2200 a.C.

Los arqueólogos de la misión francesa que trabajan desde 2012 en el yacimiento de Kunara, en el Kurdistán iraquí, han sacado a la luz los restos de una ciudad, hasta ahora desconocida, de unos 4.000 años de antigüedad que prosperó en las fronteras del primer imperio mesopotámico, el acadio.
Situada en las estribaciones de los montes Zagros sobre dos pequeñas colinas a orillas del río Tanjaro, y a unos 5 kilómetros de Solimania, la capital del Kurdistán iraquí, la ciudad de Kunara aporta evidencias sobre un pueblo hasta ahora poco conocido, probablemente el centro de un reino que permaneció en la periferia de la influencia mesopotámica.

En el centro de la imagen, situación aproximada de Kunara en Google Maps



Foto: Mission archéologique française du Peramagron

Según Aline Tenu (izquierda), que dirige la misión arqueológica, "Se han descubierto grandes cimientos de piedra, de decenas de metros de extensión, tanto en la parte superior como inferior del yacimiento. Aparentemente datan de finales del tercer milenio, alrededor de 2200 a.C. En otras palabras, las estructuras monumentales fueron erigidas hace más de 4.000 años".

También aparecieron evidencias de actividad ganadera, irrigación y agricultura, lo que sugiere una ciudad próspera habitada por gentes de la montaña en la frontera occidental del Imperio Acadio. Entre los hallazgos hay numerosas tablillas de arcilla de unos 10 centímetros cuadrados, con escritura cuneiforme.

Según los arqueólogos, los habitantes de Kunara pueden estar relacionados con la estela de Naram-Sin que se exhibe en el Museo del Louvre y muestra a este gobernante triunfando sobre un pueblo de las montañas, los Lullubi, que los mesopotámicos representaban como bárbaros. Aline Tenu cree que "es posible que esta ciudad fuera una de las capitales de los Lullubi".


Primera de las tablillas descubiertas / foto Mission archéologique française du Peramagron

De confirmarse la teoría cambiaría por completo la concepción de éstos como un pueblo aislado, ya que las excavaciones revelaron evidencias de herramientas fruto del comercio con regiones distantes, como Anatolia y el Cáucaso. Y que estaban en contacto con otras zonas donde se había empezado a desarrollar la Edad del Bronce queda ilustrado por la presencia de una serie de moldes para cuchillas metálicas.

Los hallazgos incluyen además varios fragmentos de cerámica, algunos decorados con motivos zoomorfos, huesos de osos y leones (quizá procedentes de cacerías), y restos de dos caballos, una montura excepcional en el tercer milenio. Restos de cabras, ovejas, vacas y cerdos sugieren la existencia de un sistema de cría ganadero. Y la presencia de una red de irrigación al sur de la ciudad evidencia el cultivo de cereales, especialmente malta y cebada.

Fragmento de cerámica decorada / foto Mission archéologique française du Peramagron

Toda esta actividad quedó registrada por los escribas de Kunara en las tablillas de arcilla. Parece que tenían un buen conocimiento de la escritura acadia y sumeria. De hecho las primeras tablillas analizadas, encontradas en un edificio de la ciudad baja, registran un gran número de entradas y salidas de harina. También mencionan títulos como Ensi (rey o gobernador) y Sukkal (alto dignatario), lo que sugiere una administración basada en el modelo mesopotámico.
Otro grupo de tablillas encontrado en una zona diferente proporciona información sobre almacenes de cereales, algunos con capacidades de más de 2.000 litros. Son volúmenes importantes que confirman la actividad agrícola, con una característica sorprendente: la unidad en que se citan las medidas no es el Gur imperial acadio, sino el Gur de Subartu, hasta ahora desconocida. Para los arqueólogos, el uso de una unidad de medida original "resuena como un acto de independencia".


Mapa de Kunara / foto Mission archéologique française du Peramagron

En las tablillas aparecen también nombres como Khabaya o Ninarshuna que son desconocidos para los asiriólogos. Aunque están escritos en cuneiforme, estos nombres no suenan mesopotámicos, lo que hace pensar que Kunara tenía su propio idioma. Lo único que ninguna tablilla menciona es el nombre original de la ciudad, según Aline Tenu, que aparentemente fue devastada por un incendio hace 4.000 años y ya nunca se recuperó.

Fuente: labrujulaverde.com | 28 de marzo de 2019

Otras fuentes: etc.ancient.eu | Une riche cité découverte aux portes de la Mésopotamie | Ministère de la Culture.

Dos ofrendas halladas en la vieja Tenochtitlan acercan a los arqueólogos a los restos de los antiguos gobernantes mexicas

Concluyen la excavación de la Ofrenda 174, una de las más ricas registradas por el Proyecto Templo Mayor. Foto Mirsa Islas, Cortesía Proyecto Templo Mayor INAH

A casi 500 años de la caída del imperio azteca, los arqueólogos podrían estar cerca de las tumbas de algunos de sus gobernantes. Nunca hasta ahora se han encontrado los restos de ningún tlatoani. Hace 60 años, un grupo de académicos aseguró que una osamenta hallada en el Estado de Guerrero había pertenecido a Cuauhtémoc, último rey de los aztecas. Una falsa alarma. Ahora, sin embargo, la pista podría ser buena.
El director del proyecto Templo Mayor, Leonardo López Luján (izquierda), ha informado del hallazgo de varias ofrendas junto al vetusto santuario azteca, centro espiritual del reino. En una han encontrado el esqueleto de un jaguar vestido de guerrero, con un disco de madera tallada en la espalda, emblema de Huitzilopochtli, dios de la guerra azteca, guardián de uno de los dos santuarios construidos en lo alto del templo, que llegó a medir más de 40 metros.
Junto al jaguar han encontrado un atlatl, una especie de ballesta azteca que podía disparar lanzas a gran velocidad. Además, han hallado corales, estrellas de mar, conchas marinas y los restos de una espátula rosada, un ave parecida a los flamencos.



Ofrenda 174, una de las más ricas registradas por el Proyecto Templo Mayor en agosto de 2018. En la imagen restos de un jaguar y distintas ofrendas. Foto: Cuartoscuro/Archivo.


En el fondo de la caja de piedra, yacía el espadarte de un pez sierra de 1 metro de longitud. Para los mexicas, representaba al monstruo terrestre cipactli. Foto Melitón Tapia INAH.

Los arqueólogos han rescatado además el esqueleto de un niño, vestido igualmente a imagen de Huitzilopochtli, enterrado junto a varios cuchillos de pedernal, decorados con perlas y piedras preciosas. Tanto el jaguar como el niño fueron sacrificados, presuntamente por cardiectomía, esto es sacándoles el corazón, en clara ofrenda al dios de la guerra.

Cuentas de piedra verde alrededor del esqueleto del niño. Foto: Mirsa Islas / Cortesía Proyecto Templo Mayor, INAH.

De las decenas de ofrendas encontradas en los trabajos de excavación en el Templo Mayor durante décadas, algunas son sin duda espectaculares. Mención especial para la 174, rescatada en 2017. Los arqueólogos encontraron entonces el esqueleto de un cachorro de..., elemento relativamente extraño en el Templo Mayor. En 205 ofrendas descubiertas junto al santuario en más de 40 años, los arqueólogos han hallado poco más de 600 gramos de este metal.
Pese a lo anterior, las dos ofrendas nuevas son sin duda las más espectaculares. Tanto por su contenido como por lo que sugieren. Su ubicación hace pensar a los especialistas en los reyes mexica. Desde hace años, Eduardo Matos Moctezuma (derecha), pionero en las investigaciones del Teplo Mayor, especula con que los restos de Ahuitzotl, predecesor de Moctezuma, el tlatoani que recibió a los españoles en 1519, estarían enterrados allí.

Matos fue el primer director del proyecto de excavaciones del Templo Mayor, que empezó casi por casualidad. Fue en febrero de 1978, cuando trabajadores de la compañía de la luz toparon con un enorme pedrusco en el subsuelo del centro de Ciudad de México (izquierda). Avisados, los arqueólogos llegaron al rescate, percatándose de que no se trataba de una roca cualquiera. Era la Coyolxauhqui, la hermana de Huitzilopochtli. El hallazgo de la piedra inauguró una de las excavaciones más longevas que existen en México.

Respecto a las tumbas de los gobernantes, López Luján, que descubrió hace unos años un pasadizo oculto bajo una enorme losa a los pies del Templo Mayor, también ha señalado la teoría de los gobernantes. Desde hace varios años, el arqueólogo dice que las cenizas de varios reyes podrían estar en dos cuartos que hay al final de este túnel. Aunque siempre ha dicho que los tlatoanis allí enterrados podrían ser anteriores a Ahuitzotl: Moctezuma I, Axayácatl o Tizoc.

Sería desde luego un gran hallazgo. El propio Matos compara la existencia de las tumbas de los reyes aztecas con las de Tutankamón, en Egipto, el mausoleo de la dinastía Qin, en China, la tumba 7, en la vieja ciudad mixteca de Monte Albán, en Oaxaca, o la tumba del rey maya Pakal, de Palenque. "Creemos que encontraremos objetos de enorme valor en la medida en que sigamos profundizando", ha afirmado López Luján en declaraciones a la agencia Reuters.

De acuerdo con los dichos de los cronistas del siglo XVI, los restos de varios gobernantes, cremados al morir, fueron depositados a los pies del Templo Mayor, junto a ofrendas de enorme valor, como las encontradas ahora. A decir de López Luján, apenas han procesado una décima parte de las nuevas ofrendas, por lo que las expectativas son altísimas.

Podría ocurrir que la conmemoración del quinto centenario de la conquista, comentada en voz baja a este lado del Atlántico, coincidiera con el hallazgo de las cenizas de uno o varios tlatoanis. ¿Qué efecto tendría? Parece difícil de prever. Con toda la ironía del mundo, el historiador Alejandro Rosas (derecha) ha asegurado: "Es curioso porque, ¿cómo conmemorar lo que hicieron los españoles sin que haya algo indígena que conmemorar? Así pasó en 1947. Hallaron los restos de Cortés que fueron autentificados y, curiosamente, poco después encontraron los de Cuauhtémoc que, finalmente, no eran tales".

Fuentes: elpais.com |inah.gob.mx | sinembargo.mx| 26 de marzo de 2019

Descubren por primera vez grabados paleolíticos en la cueva de La Viesca (Ribadesella, Asturias)

Zona y grabados de la cueva de La Viesca.

La cueva riosellana de La Viesca (del Tenis), enclavada en el Macizo de Ardines (Ribadesella, Asturias), ha permanecido en el olvido durante décadas, considerada como un yacimiento «arrasado» por los desmanes constructivos del siglo XX.

«Parece que en los años treinta el gobierno de la República quiso hacer un depósito de agua en la cueva, aunque no se llegó a poner en funcionamiento». Lo cuenta Alberto Martínez-Villa, investigador que junto a Marelia Gil ha escudriñado con ojo científico cada rincón de una cavidad que llegó a ser utilizada como cancha de tenis «por los críos de Ardines». De ahí que su nombre popular aluda precisamente a ese deporte, que contaba en el interior de la gruta con zonas hormigonadas favorables para su práctica.

«No sé por qué se hizo ahí el depósito porque no hay manantiales, pero la obra afectó mucho a parte de los yacimientos de la cueva, aunque no a todos», explica Martínez-Villa. Esa es precisamente la novedad de sus exploraciones, que les han llevado a descubrir por primera vez grabados profundos exteriores en una pared erosionada por el agua de la zona, que conecta la entrada con la sala principal. El hallazgo, abunda, es tan novedoso como fortuito. «Los grabados no se habían visto antes porque la cueva se creía arrasada, el año pasado fuimos a verla y dimos con ellos», explica el prehistoriador y arqueólogo, que investiga desde 2017 más cuevas del Macizo de Ardines junto a Marelia Gil.

Zona donde se hallan los grabados de la cueva de La Viesca.

El conjunto de arte parietal ahora desvelado fruto de esos trabajos consiste en «seis líneas verticales profundas, con trazos en V que van formando óvalos». «Lanzamos la hipótesis de que, por paralelismo con otros casos del valle del río Nalón, el Cares o La Cuevona, pueden ser formas vulvares, algo bastante típico de los primeros momentos del arte paleolítico», indica. Sobre la datación del grabado, Martínez-Villa se apoya en los trabajos del profesor Fortea, que situó esos fenómenos artísticos «en torno a los 25.000 o 30.000 años». «Es un puro paralelismo con otros yacimientos donde hay referencias cronológicas», dice.

El hallazgo ha llevado a Martínez-Villa y a Gil a revisar la historia de las primeras investigaciones tanto en la cueva del Tenis como en La Cuevona, lo que les ha conducido a la figura de Hernández Pacheco. «Empezó a venir a Asturias en torno a 1912 y estuvo tres temporadas trabajando en la zona de Ribadesella», explica Martínez-Villa. No obstante, continúa, «de sus investigaciones no se llegaron a hacer publicaciones».


Vista del frente del Macizo de Ardines de Ribadesella. En el centro se sitúan las cuevas de La Cuevona y La Viesca.

No ha ocurrido lo mismo en su caso, pues el trabajo que recoge las exploraciones arqueológicas desarrolladas en el Macizo de Ardines acaba de ser publicado en la revista especializada 'Cuadernos de Arte Prehistórico'.

La intención de los dos expertos pasa ahora por continuar con la labor científica este año, alternando la cueva de La Lloseta con Les Pedroses. «La investigación nunca para y cuanto más miras, más terminas encontrando», destaca Martínez-Villa, que indica que actualmente se enfrentan a la fase de documentación relativa a La Lloseta para proceder a continuación a una revisión más profunda sobre el terreno. Todo ello en coordinación con el resto de equipos que trabajan en el Macizo de Ardines.
En el caso concreto de Martínez-Villa y Gil, el proyecto se enmarca en la tesis doctoral desarrollada al amparo del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED. Cuentan además con la colaboración de la Universidad de Oviedo y un pequeño apoyo económico de la Fundación Caja Rural, detallan.

Fuente: elcomercio.es | 23 de marzo de 2019

"La provincia de Huesca es la cuna del arte esquemático". Presentan las pinturas rupestres halladas en Monte Perdido

Pintura prehistórica encontrada en Monte Perdido, Huesca, en la que se representa una figura antropomorfa portando un arco.

Las IV Jornadas de Arqueología de Sobrarbe: Prehistoria y Arqueología del Territorio, darán a conocer este fin de semana las nuevas pinturas rupestres halladas en el municipio de Fanlo, que "son las más altas de la Península Ibérica y probablemente las más altas de toda Europa".
Así lo aseguraron el viernes en rueda de prensa los arqueólogos coordinadores de este proyecto, Ignacio Clemente (Consejo Superior de investigaciones Científicas), Javier Rey (Gobierno de Aragón) y Ermengol Gassiot (Universidad Autónoma de Barcelona), junto al presidente de la comarca de Sobrarbe, Enrique Campo.

De izquierda a derecha: Ermengol Gassiot, Javier Rey, Enrique Campo e Ignacio Clemente.

Los hallazgos se han descubierto en la cueva Lucía y en la "mallata" de Puértolas. "El estilo de las pinturas es esquemático, ya que la provincia de Huesca es la cuna de este arte", contó a los medios Javier Rey.

"Este tipo de representaciones son propias del Neolítico y tratan de transmitir una idea o una imagen de forma abstracta", aseguró el arqueólogo.
Estas manifestaciones artísticas se realizaron hace unos 7.000 años y se encuentran a 2.200 metros de altitud, al pie de Monte Perdido y cerca del refugio de Góriz.

Pintura prehistórica encontrada en Monte Perdido, Huesca, en la que se representa a un cuadrúpedo.

Entre otras representaciones, las pinturas muestran a un antropomorfo masculino (humano) con un arco en la mano y a un cuadrúpedo (animal).
Los hallazgos han puesto encima de la mesa que "ya había domesticación de animales hace 7.000 años en el Valle de Góriz, así como prácticas de caza", comentó el experto.
En relación con los nuevos descubrimientos, su compañero Ermengol Gassiot explicó que el proyecto Arqueología del Pastoralismo arrancó en el año 2015 con la intención de buscar comunidades pastorales antiguas vinculadas al Pirineo.

Pintura antropomorfa hallada en Monte Perdido, Huesca.

"Estos trabajos han permitido sacar a la luz un patrimonio que existía, pero que era totalmente desconocido. Los hallazgos más antiguos pueden tener entre 7.500 y 8.000 años como mínimo, y en el valle de Góriz se han localizado más de 40 sitios arqueológicos", destacó el investigador, quien añadió que estos yacimientos corresponden a la antigüedad, la prehistoria, el medievo, la época moderna y contemporánea. Entre ellos "sorprenden los elementos megalíticos, algunos de los cuales están situados a 2.300 metros de altura", agregó.

Fotograma de una de las estructuras megalíticas halladas en Monte Perdido, Huesca.

Dentro de las novedades que ha encontrado este grupo de arqueólogos destaca el descubrimiento del cultivo de cereal de trigo fechado hace más de 7.300 años, lo que le convierte en uno de los más antiguos. "Esto nos ha llevado a cambiar la perspectiva, ya que la zona no fue solamente pastoril, sino agrícola", matizó Gassiot.

Además, en las jornadas de este fin de semana también se presentarán "hallazgos funerarios", que según adelantó "son muy importantes por sus características".
Por su parte, Ignacio Clemente señaló que otros de los temas del evento serán la pesca, la fauna o unos esqueletos de bebés que se han encontrado en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

Ver vídeo en este enlace

"SORPRESAS INÉDITAS" EN EL SOBRARBE

Organizadas por la Comarca de Sobrarbe /Geoparque Mundial Unesco Sobrarbe-Pirineos y el Grupo de Arqueología de Alta Montaña, las jornadas continuarán hoy y mañana en Boltaña.

"El Sobrarbe es muy extenso y alberga sorpresas inéditas con relación a nuestro patrimonio, aunque gran parte del territorio todavía está sin prospectar y estamos convencidos de que los trabajos que se realicen seguirán arrojando extraordinarios resultados que los investigadores van a compartir con el público", dijo Enrique Campo, quien valoró la labor de los arqueólogos.

Fuentes: diariodelaltoaragon.es | radiohuesca.es | 23 de marzo de 2019