Resuelven el misterio de un fragmento de vidrio romano hallado en Gran Bretaña

El arqueólogo Peter Moore muestra un fragmento de una botella de pescado romana, único de su tipo descubierto en Gran Bretaña. Fotografía: National Trust / Rod Kirkpatrick / F Stop Press

Finalmente, los científicos han resuelto el misterio de un fragmento de vidrio coloreado que fue encontrado en una villa romana en el Reino Unido. Tras ser una intriga durante un par de años, resultó que el fragmento era parte de una botella de forma inusual, probablemente hecha por artesanos de Crimea. Según informó The Guardian, contenía un incienso exótico. Ese fragmento coincidió en la forma con un artefacto que se almacena en uno de los museos del país. La única botella similar fue encontrada en un entierro romano en Crimea.

Reconstrucción de la villa Chedworth en Gran Bretaña. Tony Kerins / National Trust

La villa romana más grande de Gran Bretaña

La Villa Chedworth, donde ese fragmento fue encontrado, se ubica en el sudoeste de la isla. Es una de las villas romanas más grandes de Gran Bretaña y fue construida en varias etapas durante los siglos II-IV d.C. En una primera fase, aquí se construyeron dos edificios residenciales y baños. Luego se reconstruyeron, se expandieron y se decoraron repetidamente con mosaicos.
Cerca de la villa los arqueólogos hallaron un pequeño templo y junto a él había un estanque artificial en el cual crecían lirios de agua. Los investigadores sugieren que la propiedad pertenecía a una persona rica y educada, posiblemente un representante de la administración local. La villa existió hasta principios del siglo V, el final de la dominación romana en la isla. Se considera que fue destruida en el siglo V.

El fragmento comparado con la representación artística de cómo sería la botella de pescado. Fotografía: National Trust / Rod Kirkpatrick / F Stop Press

Un fragmento de vidrio misterioso

El territorio de la villa Chedworth pertenece al Nacional Trust de Gran Bretaña, y los arqueólogos han realizado excavaciones aquí desde la década de 1920. En 2017 encontraron un fragmento de vidrio coloreado con una pintura atípica. No se asemejaba a ninguno de los artefactos de vidrio que se habían encontrado antes en la villa, y a juzgar por la forma parecía un pedazo de una botella oval con un cono en su extremo.

Para averiguar el origen del fragmento, los arqueólogos pidieron la asistencia de la especialista en vidrio romana Jennifer Price (izquierda), de la Universidad de Durham.

Ella, a su vez, consultó con expertos de otros países, y descubrió que ese trozo de vidrio se parecía mucho en su forma y color a una botella almacenada en el Museo del Vidrio de la ciudad de Corning al este del país. Anteriormente, un artefacto similar fue encontrado en un entierro del siglo II d.C. ubicado en la ciudad de Quersoneso, en Crimea. Ese asentamiento fue fundado por los antiguos griegos y a fines del siglo I a.C. cayó bajo el dominio de Roma. Su investigación ha sido publicada en la última edición del boletín especializado Glass News.

Nancy Grace, la arqueóloga del National Trust que dirigió el trabajo de investigación, dijo: "Aunque el hallazgo había desconcertado a mucha gente, han estado encantados con la investigación, la cual ha sido un viaje largo y difícil".

Y añadió: "Descubrir que es el único fragmento de vidrio de su tipo hallado hasta ahora en Gran Bretaña se suma a nuestro conocimiento sobre la importancia de la Villa romana de Chedworth. La fabulosa y exótica botella de pescado subraya que los ocupantes de la villa estaban en contacto con las regiones más lejanas del Imperio Romano y querían mostrar esa influencia. Es asombroso que un pequeño fragmento nos haya dicho tanto”.

Fuentes: nma1.org | theguardian.com | 23 de julio de 2019

Cambios en herramientas microlíticas muestran adaptaciones a los cambios climáticos durante el Mesolítico

Reconstrucción de un campamento mesolítico con un cazador en primer plano listo para disparar una flecha montada con un microlito. Crédito: Ulco Glimmerveen

El desarrollo de nuevos proyectiles de caza por parte de cazadores-recolectores europeos durante el Mesolítico puede haber estado vinculado a la territorialidad en un clima rápidamente cambiante, según un estudio publicado en PLOS ONE por Philippe Crombé, de la Universidad de Gante, Bélgica.

Como consecuencia del calentamiento climático a una tasa de 1,5 a 2° centígrados por siglo, los cazadores-recolectores de Europa durante el periodo Mesolítico (hace aproximadamente entre 11.000-6.000 años) experimentaron cambios ambientales significativos muy similares a los que nos enfrentamos hoy en día: incremento del nivel del mar, aumento de la sequía, migraciones de plantas y animales e incendios forestales. El profesor Crombé ha examinado un conjunto de microlitos (pequeñas puntas de flecha y otras herramientas de piedra utilizadas en la caza) para comprobar cómo su diseño y uso por parte de los cazadores-recolectores mesolíticos cambió en relación a los cambios climáticos y ambientales.

Sobre la base de investigaciones arqueológicas realizadas en las últimas dos décadas, el profesor Crombé (izquierda) empleó un modelo bayesiano a fin de revelar las potenciales correlaciones entre 228 dataciones de radiocarbono específicas de yacimientos mesolíticos a lo largo de la cuenca sur del Mar del Norte y los diferentes tipos y formas de los microlitos (triángulos, en forma de media luna, o de hoja y muérdago, trapecios, etc.) hallados en tales yacimientos.

El nuevo modelo mostró que la variación en las formas de los microlitos es mucho más compleja de lo que se creía anteriormente, con una coexistencia frecuente entre estas formas analizadas. El profesor Crombé plantea la hipótesis en este estudio de que estas diferentes formas de microlitos fueron principalmente desarrolladas no solo atendiendo a su función, sino también como un medio de diferenciación entre los distintos grupos que vivieron a lo largo de la cuenca del Mar del Norte (investigaciones anteriores han sugerido que había dos culturas diferentes y geográficamente distintas en esta región). A medida que aumentaron los niveles del mar y los antiguos ocupantes de la cuenca del Mar del Norte se vieron obligados a ocupar nuevas áreas, el aumento de la competencia por los recursos y el estrés consiguiente habrían incrementado la territorialidad de los grupos sociales y el uso de símbolos de pertenencia a los mismos.

Modelos paleogeográficos del Mar del Norte hace entre 11.000 y 8000 años

Los desarrollos de las herramientas en forma microlíticas parecen estar vinculados a eventos climáticos cortos (de 1 a 2 siglos), pero abruptos (los cuales, a su vez, habrían estado ligados a cambios demográficos crecientes): se introdujeron herramientas microlíticas en forma de triángulo después de un evento de enfriamiento abrupto en el Mesolítico temprano asociado con la erosión e incendios forestales; un evento climático similar, 1.000 años después, coincidió con la aparición de microcuchillas con respaldo y microlitos retocados de manera invasiva. Una novedosa punta de flecha con forma de trapecio reemplazó a los microlitos más antiguos al producirse un tercer evento de enfriamiento y sequía otros 1.000 años después.

Ejemplos de microlitos

Aunque se necesita más investigación al respecto, Crombé sugiere que un enfoque holístico puede ayudar a determinar si estos cambios climáticos y ambientales también afectaron a otros aspectos del comportamiento humano en tiempos mesolíticos.

El profesor Crombé, concluye: "En respuesta al rápido calentamiento climático, hace unos 11.500 años, los cazadores-recolectores a lo largo del Mar del Norte meridional (noroeste de Europa) se enfrentaron cambios ambientales similares a los que nos encontramos en la actualidad. Al estudiar el equipamiento de caza, este documento investiga cómo estos cazadores-recolectores dieron respuesta a estos cambios".

Fuente: phys.org | 17 de julio de 2019

Hallan una decena de tumbas en el yacimiento romano de Villaricos de Mula (Murcia)

Uno de los cadáveres encontrados en el yacimiento romano de Villaricos, en Mula / JL PIÑERO.

Desde el pasado 8 de julio, una veintena de alumnos de la Universidad de Murcia, y alguno foráneo, realizaron excavaciones en la villa romana de Villaricos, situada a cuatro kilómetros de la ciudad de Mula. Un yacimiento arqueológico del cual fue incoado expediente para que sea declarado como Bien de Interés Cultural, y en el que se viene trabajando desde hace 30 años.

El catedrático y profesor, Rafael González (izquierda), destacó el hallazgo de 11 tumbas nuevas, con los(izquierda), cadáveres de 8 mayores y 3 de niños, que pertenecen a los siglos VI y VII. Algunos de ellos aparecían con placas de cinturones.

También se encontraron muros y una habitación con paredes y suelos bien enlucidos. González dijo que «tenemos una importante zona de producción pero, hasta el día de hoy, no sabemos a qué estaba destinada; por lo que hay que esperar al resultado de los análisis de residuos, que se realizarán en la Universidad de Barcelona. Creemos que en un par de meses sabremos los resultados y por tanto que se podría elaborar en ese habitáculo».

Las excavaciones corrieron a cargo de alumnos que estudian Arqueología y Antropología, dirigidos y coordinados por los profesores Rafael González Fernández y Francisco Fernández Matallana, ambos de la Universidad de Murcia, y por José Antonio Zapata Parra, arqueólogo municipal. Recibieron ayuda de la fundación CajaMurcia, del Ayuntamiento de Mula, y la Universidad de Murcia.
La campaña de este año sirvió también para la formación de alumnos de Arqueología, pues se organizó un curso de introducción en colaboración con el Cepoat (Centro de Estudios del Próximo Oriente y la Antigüedad Tardía).

Rafael González, también informó que para el mes de septiembre u octubre, volverán a trabajar en el lugar gracias a una subvención de 30 mil euros concedida por la Consejería de Cultura, que no aportaba desde el inicio de la crisis. «Pasarán un georadar para ver las estructuras del suelo, realizaremos análisis que den resultados de algunas estructuras que no sabemos para que servían», dijo el profesor.

Foto: Uno de los cadáveres hallados.

Hallazgos en años anteriores

Las excavaciones realizadas en los últimos años en el yacimiento romano de Los Villaricos, de Mula, pusieron al descubierto una gran almazara de producción de aceite, la más grande documentada en la Hispania romana, y una zona de producción de vino, además de la casa donde vivían los señores de la villa que incluyen unas termas y diversas estancias.

Ya el pasado año, al término de la excavación, el profesor González informó que fue descubierto un espacio de cubetas que podía servir para la producción de queso o como zona de tintado de prendas de vestir ya que se recuperaron objetos diversos que llevan a pensar en alguna de estas labores. Explicó que las vasijas de cerámica encontradas, con aberturas, les supuso que se trataba de una zona de producción de queso, y que las conchas de ostras halladas podrían ser utensilios para el tinte de tejidos, por lo que también existe la posibilidad que fuera algún tipo de espacio para tintado o lavandería.

Fotografía aérea y planta del 'torcularium' sur (almazara).

110 mil euros para cubrir la tercera parte del yacimiento

La Dirección General de Bienes Culturales aprobó el pasado mes de diciembre de 2018, una subvención destinada al proyecto de restauración, consolidación y cubrición del yacimiento arqueológico de Los Villaricos, en su tercera fase.

El proyecto de restauración, consolidación y cubrición del yacimiento muleño asciende a más de 110.000 euros. De esta cantidad, la Comunidad aportará un total de 79.793 euros, y el Ayuntamiento destinará los 31.185 euros restantes para poder llevar a cabo el proyecto. Según informó el alcalde, Juan Jesús Moreno, la obra de instalación del techado se encuentra en el trámite para la licitación, que espera que se realice a finales de mes.

El principal objetivo de esta actuación, según señalaron desde el Ayuntamiento, es cubrir el yacimiento «para que esté bien conservado. Ya hay parte de este emblemático espacio que se cubrió hace casi diez años. La idea es tapar la zona residencial de la villa. Concretamente, el impluvium, el triclinium-basílica y el resto de habitaciones de la domus», aseguró el Consistorio.

Incoado el expediente para declarar Villaricos BIC

El Ayuntamiento de Mula acordó, en la Junta de Gobierno Local, solicitar la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) para la villa romana de Los Villaricos de Mula. Así, el Consistorio remitió a la Dirección General de Bienes Culturales la memoria para la declaración, que fue redactada por el arqueólogo municipal, José Antonio Zapata. Actualmente, el yacimiento arqueológico se encuentra protegido con grado A, que es el máximo establecido en la Carta Arqueológica Municipal.
La Consejería de Turismo y Cultura incoó el procedimiento para declarar Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de Zona Arqueológica, el yacimiento de Los Villaricos de Mula, una villa romana que tuvo su desarrollo entre los siglos I y V d. C.

Importante producto turístico

La villa romana es uno de los productos turísticos y culturales más importantes del municipio, constituyendo uno de los mejores ejemplos de establecimiento rural romano de la región. Se conserva la parte residencial, con una zona termal y espacios domésticos en torno a un patio central, y el área de explotación agrícola y de trabajo, con una prensa para producir vino y una almazara destinada a la obtención, elaboración y almacenaje de aceite. También se documentaron numerosos enterramientos.

La villa se encuentra incluida dentro de la Red de Cooperación de Villas Romanas de Hispania, entidad compuesta por las diez mejores villas de la Península Ibérica, siendo la única villa de la Comunidad que forma parte de esta Red por su estado de conservación y por la singularidad de sus restos.

La clasificación de BIC daría acceso a ayudas a nivel regional y estatal, que tendrían como fin evitar el deterioro de la villa, así como mejorar su conservación y proceder a su restauración y musealización. Desde el Ayuntamiento de Mula esperan que resuelvan lo antes posible el expediente y declaren Bien de Interés Cultural del yacimiento de Villaricos.

Fuente: laverdad.es | 19 de julio de 2019

El poblado minero-metalúrgico romano del Cerro de los Almadenes (Segovia) quiere mostrar los hallazgos de una década

Los arqueólogos trabajando en el yacimiento y, a la derecha, uno de los restos encontrados. / ÓSCAR COSTA.

En el Cerro de los Almadenes, en Otero de Herreros, Segovia, «se encuentra sin duda el centro de producción de cobre de la época romana y tardoantigua más importante del centro de España», afirma Mariano Ayarzagüena, codirector de la excavación.

En este yacimiento se empezó a explotar el cobre hacia el año 2500 antes de Cristo. No obstante, el momento de máximo esplendor sería el comprendido entre el siglo I antes de cristo y el siglo I después de Cristo. De esa época han quedado muchas monedas, cerámicas de lujo y, sobre todo, estructuras.
Este es el décimo año en el que la Sociedad Española de Historia de la Arqueología trabaja en esta zona y «con esto se cierra un primer ciclo de proyecto, estamos ya preparando el segundo, en el que, por supuesto, también seguiremos excavando, pero ha llegado el momento de hablar de la difusión, de la protección de todo este patrimonio», explica Ayarzagüena (izquierda).
En la actualidad, se continúa con la excavación de las baterías de hornos que ya descubrieron hace cuatro años. Ya están excavadas dos y hay indicios de una tercera. La estructura se repite en todas: entre dos hornos siempre hay un muro, así hasta llegar a los cuatro hornos en la última batería.

Además, se ha descubierto un quinto horno, sin excavar de momento. «Está de reserva por si algún día hubiese que contrastar alguna cosa», añade Santiago Valiente (derecha), codirector de la excavación. El tamaño de estos hornos es relativamente pequeño pero se sabe, a través de un estudio de las escorias que han realizado los arqueólogos, que conseguían alcanzar una temperatura de 1.400 grados. «Este dato indica que tenían un conocimiento técnico impresionante, ya que incluso en el siglo XVI no era tan fácil encontrar hornos que llegasen a estas temperaturas», destaca Ayarzagüeña.

Cerca de estas baterías de hornos se encuentra el primer lavadero de cobre encontrado en España. A su lado, se piensa que está el machacador de mineral, la zona de tostado para llegar al último paso, que sería la reducción o fundición, que se haría en los hornos. «Todo el proceso del tratado del mineral lo tenemos en muy pocos metros, por eso una parte del próximo proyecto será descubrir otro lavadero y ver cómo es para poder explicar cómo funcionaban los hornos visigodos», señala Valiente.

Foto: Horno metalúrgico del sector II

El problema es que los visigodos «eran extremadamente pulcros», se asentaban directamente en la roca madre, es decir, todo lo que se encontraban anterior a ellos lo limpiaban y lo arrasaban. Cuando ya habían fundido todo volvían a levantar el horno y barrían, por eso es tan difícil encontrar restos. Pero gracias a las nuevas técnicas utilizadas se ha podido determinar que eran de la época visigoda. Para ello se utilizaron las técnicas de termoluminiscencia y paleomagnetismo, llevada a cabo por la Universidad Complutense. Las dataciones señalaron hacia la misma época.

Bocaminas

En campañas anteriores ya se descubrió que esta zona no era exclusivamente un espacio minero, ya que en la parte superior del cerro se encontraron vestigios de asentamientos de población. Se cree que pudo haber un asentamiento durante los siglos II y III antes de cristo. En esta zona se pueden encontrar muros de hasta 1,20 metros de grosor, lo que indica que no eran edificios de una única planta. Además, desde esta zona se puede visualizar Segovia, con lo que el control territorial que tenían era total.

Casa fortificada

Asimismo, en esta parte se encuentra otro muro muy grueso que podría corresponder a una casa fortificada o 'castellum'. Los arqueólogos encontraron una moneda de la época de la fundación de Caesaraugusta (Zaragoza), en el año 14 antes de Cristo. Todo apunta a que desde esta zona el administrador llevaba el control de las minas para que no se robara el mineral. «Se piensa que pudo residir aquí hasta que empieza a desarrollarse una ciudad nueva como es Segovia, con un Acueducto tan imponente, con lo que se trasladaría allí para controlar otras minas», comenta Pilar San Clemente (izquierda), codirectora de la excavación.

El yacimiento de Otero de Herreros es el sitio ideal para ver cómo funcionaba la minería de la época romana durante todo su proceso. «Por eso habría que poner las minas en valor y cubrir la zona para proteger el yacimiento». En esta excavación trabajan una veintena de personas a lo largo de la semana, procedentes de universidades de Madrid, León, Valladolid y Andalucía. El yacimiento recibe financiación por parte de la Dirección General de Patrimonio y de empresas privadas, pero la aportación más importante corresponde al Ayuntamiento de Otero de Herreros.

Las piezas que se van encontrando se depositan en el Museo Arqueológico de Segovia, pero Pilar San Clemente señala que «nos gustaría que la propia explotación fuese un museo. Llevamos diez años aquí y tenemos muchas cosas que poder enseñar». Para los arqueólogos que trabajan en el Cerro de los Almadenes, la parte de puesta en valor y la de investigación tendrían que ir unidas.

Fuente: elnortedecastilla.es | 21 de julio de 2019

La última campaña de investigación de Orce (Granada) arroja "utensilios del homínido más antiguo de Europa"

Excavaciones arqueológicas en Orce. UGR

La última campaña de excavaciones acometida en los yacimientos de Barranco León, Venta Micena y Fuente Nueva 3 del enclave arqueológico y paleontológico de Orce (Granada), que acaba este mismo martes, ha supuesto el hallazgo de "utensilios del homínido más antiguo de Europa", según un comunicado de la Universidad de Granada.

El delegado territorial de la consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía en Granada, Antonio Granados, acompañado por el alcalde de Orce, José Ramón Martínez, y el director del equipo de investigación del proyecto de excavación de Orce que lidera la Universidad de Granada, Juan Manuel Jiménez Arenas, han visitado esta tarde los trabajos de excavación que se llevan a cabo en el yacimiento de Fuente Nueva III para conocer in situ los últimos hallazgos que ha arrojado la campaña que se cierra este martes tras haber arrancado a comienzos de mes.

Antonio Granados ha señalado que durante tres semanas un equipo interdisciplinar e internacional coordinado por la Universidad de Ganada (UGR) ha estado trabajando para generar el máximo de información posible a partir del rico patrimonio que las tierras de Orce atesora, el cual conserva los restos de homínido más antiguos de Europa. "De ahí el compromiso de la Junta de Andalucía en poner en valor los yacimientos e incluso la comarca", ha comentado.

Foto: Juan Manuel Jiménez Arenas, director de la excavaciones en Orce.

Por su parte, Jiménez Arenas ha destacado que los yacimientos de la zona arqueológica 'Cuenca de Orce' no dejan de reportar sorpresas, confirmando que "estamos ante los sitios más importantes para comprender el primer poblamiento humano de Europa occidental". Asimismo, ha apuntado como novedades más significativas de esta campaña de excavación la rica y variada industria lítica objeto de la investigación, con elementos que "son significativamente avanzados para la cronología" abordada en la investigación, que se remonta a unos 1,4 millones de años atrás.
"Los yacimientos de Barranco León y Fuente Nueva 3 han proporcionado, solo en este año, alrededor de 50 piezas que son fundamentales para entender el modo de vida de nuestros antepasados más remotos. Lascas afiladas para procesar cadáveres y percutores para extraer las lascas antedichas, elementos de mayor peso y contundencia para fracturar huesos y extraer la médula ósea", ha detallado.

Foto: Industria lítica hallada en el yacimiento Fuente Nueva III en una campaña anterior

El director del proyecto ha incidido en que también han sido encontrados huesos con marcas de corte y evidencias de fracturación humana que confirman que los útiles fabricados fueron usados in situ. Asimismo, ha señalado que desde el punto de vista paleontológico y patrimonial, se ha trabajado en las defensas del gran mamut, el Titán del Pleistoceno a cuyo alrededor se han documentado una decena de piezas líticas.

Jiménez Arenas ha explicado igualmente que en el yacimiento de Venta Micena se ha seguido trabajando en la gran acumulación de fósiles del sector noreste y, sobre todo, en la caracterización del clima y hábitat de este momento tan importante, puesto que se trata de los albores de la llegada de los humanos a este rincón de la geografía. "Los resultados preliminares indican condiciones de mayor aridez, lo que posiblemente se convirtió en un factor limitante para la presencia humana. Igualmente, se ha recuperado un hueso con evidentes marcas de mordeduras de carnívoros", ha precisado.

Foto: Investigadores en la excavación / R. G.

Se ha restaurado un asta casi completa del gran ciervo del Pleistoceno Inferior, el Praemegaceros verticornis. El investigador de la UGR ha precisado además que en Fuente Nueva III se ha podido documentar una serie de molares pertenecientes a ejemplares de diferentes edades que ayudarán a los especialistas a entender cómo se desarrollaban estos colosales animales.

Junto a ellos, un diente de hipopótamo juvenil, apenas erupcionado, que no presenta ningún desgaste y muestra todos sus caracteres morfológicos. "Sobre todo los dientes están proporcionando una información muy valiosa para reconstruir el clima de los momentos en que los humanos habitaron por primera vez el continente europeo", ha precisado.

Foto: Restos paleontológicos de Mammuthus meridionalis, Museo de Prehistoria de Orce.

El delegado Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta en Granada, Antonio Granados, ha garantizado el compromiso del Gobierno andaluz para «poner en valor los yacimientos e incluso la comarca».

La idea, ha dicho, es que el Ayuntamiento de Orce, la Universidad de Granada y la Junta vayan de la mano y los hallazgos redunden en una revitalización de la zona norte de la provincia.
Ha adelantado que la Junta pretende trabajar en un plazo corto, quizá de un año, para sumar a la visión científica e investigadora otra también museística que refleje las singularidades de Orce.


Foto: Otra imagen de la excavaciones que se realizan en Orce

Fuente: lavanguardia.com| 22 de julio de 2019

Descubren los restos de una villa romana que exportaba vino por todo el Imperio en Badalona (Barcelona)

Una intervención arqueológica en el solar de una antigua fábrica de Badalona ha permitido documentar la existencia de una antigua villa romana de más de 2.600 metros cuadrados - EFE

Los preparativos para la construcción de una promoción de edificios en un solar de Badalona (Barcelona) ha sacado a la luz los restos arqueológicos de una villa romana, ubicada en los suburbios de la antigua Baetulo (Badalona), dedicada a la producción y exportación de vino por todo el Imperio Romano.

Se trata de un yacimiento de más de 2.600 metros cuadrados localizado en el terreno que ocupaba la antigua fábrica textil La Estrella, en el que hay proyectadas 369 viviendas y una nueva escuela y cuyas obras podrían empezar en 2021 en función de cómo avancen los trabajos arqueológicos.
Tal como ha explicado durante la visita la arqueóloga del Museo de Badalona, Clara Forn (izquierda), el descubrimiento muestra un «espacio productivo» parecido a lo que actualmente sería una masía y en la que «los amos no vivían directamente, sino que la controlaban, aunque pudieran tener una o dos habitaciones».

El conjunto lo forman los espacios donde se encontraban las prensas de vino, diferentes tipos de depósitos, además de los silos donde se almacenaban granos y donde se maceraba el vino.
«También hemos encontrado otro espacio cercano a la villa que sería un almacén y un reservado para dolia -contenedores cerámicos para fermentar el vino- donde se haría la maceración, los trabajos de reparación e incluso donde podrían dormir los trabajadores de esta explotación agraria», ha continuado Forn.


Según la arqueóloga, uno de los aspectos más destacados del yacimiento es una inscripción de piedra con el nombre «Porcius» que han relacionado con Marcus Porcius, un gran productor local ligado a la ciudad romana de 'Baetulo' que se dedicaba a comerciar por todo el Imperio entre finales del siglo I a.C. e inicios del I d.C.

Tal como ha detallado el director de la intervención arqueológica, Iñaki Moreno (derecha), este empresario romano mandaba marcar con su nombre ánforas que han sido encontradas por el litoral francés, en Roma e incluso en Londres, lo que pone de relieve tanto la importancia de su figura como la posibilidad de que Baetulo fuera el lugar desde donde operaba.
Por ese motivo, ha explicado, «los restos de los fundamentos de esta villa muestran el momento en el que ésta se enriquece, se monumentaliza y se convierte en potencia económica gracias a la exportación de vino».


Foto: candil con forma de reciario

«Pieza única»

Otra de las piezas clave de la excavación y que también pasará a formar parte del acervo del museo de la ciudad es un candil con forma de reciario -gladiador romano-, una «pieza única» que se contrastará ahora con las pocas encontradas en Roma para que expertos internacionales evalúen su significado.

«También ha salido mucho material que nos ha dado información tanto de la época romana como de otras que no teníamos prácticamente conocimiento, como la moderna y la medieval», ha señalado Forn.

Las obras comenzaron el pasado octubre impulsadas por la Generalitat y por al Ayuntamiento como paso previo a la urbanización después de que en 2012 se hiciera una primera excavación con la que constataron la posibilidad de encontrar restos arqueológicos, hipótesis que estudian desde 2008.


La previsión es que los trabajos terminen a finales de agosto, cuando los expertos valorarán qué puede conservarse o trasladarse a un espacio protegido para que pueda construirse la promoción de pisos proyectada, ya que, a diferencia del centro de Badalona, este solar no está protegido.

«Ahora el Museo de Badalona y el Departamento de Cultura de la Generalitat han de determinar qué es preciso hacer con lo que se ha encontrado, si taparlo o si se tiene que trasladar», ha indicado el secretario general de Territorio y Sostenibilidad, Ferran Falcó.

Por su parte, el alcalde de Badalona, Álex Pastor, ha destacado «la magnitud de la explotación agrícola» encontrada y ha aseverado que «parece que la Baetulo romana sigue dando nuevos frutos y quizá estaba prácticamente a la altura de Barcino», la antigua ciudad romana de Barcelona.

Fuente: abc.es | lavanguardia.com | 23 de julio de 2019

Núcleos de tierra desentrañan los misterios de la antigua civilización de la isla de Malta

Los templos de Ġgantija, en Malta, se encuentran entre los primeros edificios independientes conocidos


Los misterios de una antigua civilización que sobrevivió durante más de un milenio en el archipiélago maltés, y luego se derrumbó en dos generaciones, están siendo descifrados por arqueólogos que analizan el polen enterrado profundamente, así como el ADN de antiguos cráneos y huesos, técnicas se están expandiendo en la actualidad en entornos donde antes se creía que no era posible utilizar.
La cultura de los Templos Megalíticos de Malta, en el Mediterráneo, comenzó hace casi 6.000 años y, en su apogeo, probablemente contaba con varios miles de personas, esto es, con una densidad poblacional mucho mayor que en la Europa continental en ese momento. La gente de la isla construyó enclaves sagrados elaborados, como el famoso complejo de los Templos de Ggantija, donde sus edificios constituyen las primeras construcciones independientes conocidas.
Sin embargo, después de 1.500 años, su derrumbe fue efectivo.

La profesora Caroline Malone (izquierda), especialista en prehistoria en la Queen's University Belfast, en Irlanda del Norte, ha querido comprender cómo la frágil ecología de la isla mantuvo a la gente durante tanto tiempo, a pesar de las sequías, las tormentas violentas y la erosión del suelo, y por qué finalmente fracasó.
Ella dirige un proyecto ambicioso, Fragsus, el cual se basa en la utilización de múltiples herramientas arqueológicas tendentes a encontrar algunas respuestas. En este sentido, los científicos han perforado núcleos terrestres de entre 8 y 30 metros de profundidad, a fin de datar los sedimentos mediante carbono 14 y comprender a qué periodo de tiempo pertenecen.

Así mismo, han recopilado el polen a intervalos de 2 cm y y analizado sus firmas químicas impresas por el ambiente circundante con el fin de comprender qué nutrientes absorbían del suelo las plantas parentales. "Además, los moluscos incrustados en el suelo nos revelan detalles del paisaje, ya que los caracoles son muy particulares sobre el lugar dónde viven y no se suelen mover muy lejos", dijo la profesora Malone.

Mientras tanto, otros especialistas evalúan el desgaste de decenas de miles de huesos humanos de un enterramiento para comprender el estilo de vida de los isleños. El equipo ha abierto nuevos caminos al analizar el ADN de los restos óseos, añade la profesora Malone. Generalmente se había pensado que la calidez de cualquier clima al sur de los Alpes destruiría ese ADN antiguo, pero ha resultado que los cráneos enterrados a una profundidad relativamente fría de cinco metros todavía albergaban ADN en la zona detrás del oído.

Foto: El sitio del templo de Santa Verna bajo excavación. La imagen muestra al equipo reabriendo la trinchera de Ashby que atravesaba el pasaje principal del templo.

Erosión

Por lo que han descubierto, el equipo piensa que estas personas entendieron la importancia de la gestión del suelo para evitar la inanición. Cien años después de su llegada al pequeño archipiélago maltés de 316 kilómetros cuadrados habían derribado la mayoría de los árboles y expuesto el suelo a una erosión drástica.

Para sobrevivir, criaron animales lecheros en lugar de priorizar la carne, matando el ganado recién nacido antes de que tuvieran la oportunidad de pastar. Mezclaron el estiércol del ganado con la tierra del suelo e incluso pudieron haber realizado viajes agotadores transportando suelo lavado hacia los valles que se encuentran cuesta arriba con el fin de refrescar los campos de las tierras altas. Las evidencias de esto se encuentran en surcos extraños y paralelos en el suelo que pueden ser huellas de carretas, así como en señales de los esqueletos, en los que los tejidos blandos a veces se encuentran desgastados por completo debido a una actividad dura y repetitiva.

"Curiosamente, casi no comían pescado", comenta la profesora Malone.

Foto: Escaneo láser 3D de los silos de la Edad de Bronce excavados en Nuffara. El silo de la izquierda contenía material de la Edad de Bronce, púnico, romano y medieval (cortesía de John Meneely).

Para lograr ese esfuerzo colaborativo tan complejo, algo poderoso tuvo que haber unido a la comunidad: los templos. Hasta ahora, se pensaba que la Cultura de los Templos se centraba en la adoración de una diosa madre, pero la profesora Malone cree que estaba más orientada hacia una cultura hogareña, basada en el ritual y el banquete, donde la comida, en lugar de una deidad, era más venerada. En los complejos edificados resulta evidente que las gentes exhibían su ganado y la cosecha agrícola en bancos y altares especiales, al tiempo que almacenaban sus alimentos y realizaban fiestas.

"No hay pruebas esqueléticas de muertes violentas ni tampoco de fortificaciones", dice la profesora Malone. "En su lugar, la sociedad parece haber sobrevivido mediante la cooperación y el intercambio".


Foto: Pared / rampa colapsada frente al Templo de Ggantija (fondo), bajo excavación.

Deficiencias

A pesar de la fortaleza y el éxito de tal sociedad, a medida que pasaron los siglos la erosión del suelo y las condiciones climáticas empeoraron, como así lo demuestran los diferentes tipos de polen hallados en el subsuelo, la disminución del número de restos arbóreos y los huesos humanos deteriorados por deficiencias en la dieta.

En los siglos finales de la Cultura de los Templos, entre el 2600 a.C. y el 2400 a.C., la mitad de los fallecidos eran niños.

"Otros factores probablemente contribuyeron a su declive", agrega la profesora Malone. "Los cráneos adultos de ese tiempo son muy variados, su ADN indica la llegada de inmigrantes procedentes de las estepas euroasiáticas y el África subsahariana, lo que posiblemente causó presión en la población, así como nuevas enfermedades".
El golpe decisivo puede haber sido una catástrofe desconocida ocurrida alrededor de 2.350 a.C., un período durante el cual, según el análisis de los anillos de los árboles, toda la región sufrió un evento climático catastrófico, posiblemente una nube de polvo causada por una erupción volcánica.

El ADN paleoambiental registrado en núcleos de sedimentos terrestres proporciona una perspectiva a largo plazo sobre cómo las Islas Canarias resistieron el cambio climático. Crédito: Lea de Nascimento

Laboratorios

Las islas del archipiélago maltés pueden ser usadas como laboratorios para comprender el cambio en el mundo, señala el profesor Malone.

Sin embargo, las peculiaridades geográficas de las mismas también pueden presentar problemas al hacer redundantes las técnicas de investigación convencionales. En las Islas Canarias, en España, por ejemplo, el polen antiguo no está bien conservado en el terreno local. Además, muchas plantas importantes de las islas, como sus emblemáticos árboles de laurel, producen polen nulo o escaso, y las condiciones ambientales también han erosionado otras piezas de evidencia, como los macrofósiles.

La Dra. Lea de Nascimento (izquierda), especialista en ecología en la Universidad de La Laguna, Tenerife, dijo: "Nos falta una buena preservación de todos los elementos convencionales".

Ella busca reconstruir la historia de la vegetación en las Islas Canarias, en particular, cómo era antes de que los humanos llegaran hace más de 2.000 años. Para hacerlo, está utilizando la nueva técnica paleoecológica llamada análisis del ADN paleoambiental.

El ADN paleoambiental queda fijado en el suelo o el agua mediante microorganismos, especies de plantas y animales, y los científicos lo analizan cada vez más para descubrir lo qué está pasando en el entorno actual. Es una herramienta paleoecológica relativamente nueva, que hasta ahora se ha utilizado en lugares mas fríos y secos debido a la vulnerabilidad del polen al calor y la humedad. Sin embargo, la Dra. de Nascimento está tratando de investigar el polen de las Islas Canarias en muestras de núcleos de tierra que abarcan varios miles de años.

A través del proyecto ISLANDPALECO, ella ha pasado dos años en un laboratorio de Nueva Zelanda aprendiendo de expertos cómo buscar ADN paleoambiental en núcleos de sedimentos. Después de un año de contratiempos, ha logrado encontrar ADN de 100 años de antigüedad en una variedad mucho más rica que la que se puede encontrar en el registro del polen, si bien todavía espera poder recuperar ADN paleoambiental.

"Si usted tiene una perspectiva de largo plazo, podrá conocer la resiliencia de los ecosistemas", dijo. "Ello nos ayudará a comprender cómo reaccionará un ecosistema si seguimos presionándolo en el futuro, o cómo responderá al cambio climático".
"Saber más sobre los ecosistemas pasados también ayudará a los conservacionistas actuales a restaurar los paisajes agotados por los humanos y los animales que se trajeron", agrega. "El problema es que puede suponer invertir mucho dinero restaurar un ecosistema que nunca estuvo ahí".



Fuente: phys.org | 11 de julio de 2019