Hallan en Kazajstán 850 artefactos de oro pertenecientes a la Era Escita-Saka

Infocenter of the East Kazakhstan region, Tleubek Shayakhmet

Una expedición arqueológica de la Universidad Nacional de Kazajstán, que ha estado realizando excavaciones en el valle de Eleke Sazy, en el este de Kazajstán, desde 2016, ha descubierto un rico tesoro que consiste en antiguas joyas de oro, informa el Centro de Información del Museo de Kazajstán.

Durante la temporada arqueológica de 2020, los arqueólogos excavaron varios túmulos funerarios. A pesar de que muchos habían sido saqueados en el pasado, se encontró una gran cantidad de arneses de oro en uno de los túmulos funerarios.

"El tesoro no se encontró en el montículo en sí, sino junto a él", dice el jefe de la expedición arqueológica, Abdis Tashkenovich. "Esto indica que la tumba del jefe fue un lugar de culto durante mucho tiempo después de su muerte. La gente vino a este lugar sagrado y dejó obsequios a los Aruakhs, los espíritus de sus antepasados".

El tesoro contiene oro y elementos dorados de un arnés de caballo en forma de ciervos, alces y grifos, colgantes, cadenas delgadas y apliques de hoja gruesa de oro. Algunos de los fragmentos tienen inserciones de cornalina, y otros están hechos con la técnica de granulación, mediante la cual la superficie se cubre con esférulas o gránulos.

“El tesoro pertenece al estilo animal posterior de la era Escita-Saka y se remonta aproximadamente a los siglos V-IV a. C. El objeto central es una criatura mitológica parecida a un felino con grandes orejas redondas, decorada con cuatro campanas, y es de un tipo nunca antes visto", dice Toleubaev.

Las 850 piezas fueron diseñadas y ejecutadas ingeniosamente por los maestros metalúrgicos. De hecho, los arqueólogos también han encontrado evidencia de una antigua forja de herrero a unos 50 metros de distancia del montículo.

Fuente: archaeologynewsnetwork.blogspot.com | 9 de septiembre de 2020

El Museo Arqueología de Cataluña muestra en "Primer Arte" a los artistas de la Prehistoria

El Museo de Arqueología de Cataluña expone, hasta el próximo 22 de noviembre, "El Primer Arte. Artistas de la prehistoria", con un total de 250 objetos, muchos de ellos expuestos por primera vez en Barcelona, sobre las primeras manifestaciones artísticas en Europa.
El centro informa que se trata de un "patrimonio excepcional", especialmente, del arte rupestre levantino, en una exposición posible gracias a la colaboración de una veintena de museos e instituciones españolas y francesas.

A la vez, es una muestra, comisariada por Inés Domingo y Antoni Palomo, en la que se da visibilidad y se reivindica el papel de las mujeres en los orígenes de la creación artística.



La exposición, que ocupa más de 800 m2, propone "un viaje al pasado de más de 50.000 años, en búsqueda de los orígenes del arte", a través de las piezas, pero también de recursos audiovisuales y de realidad virtual en 3D, con escenas animadas de la prehistoria, reproducciones de procesos tecnológicos o la visita inmersiva de cuevas y abrigos.

Organizada como clausura del 20 aniversario de la declaración del arte rupestre en la fachada mediterránea peninsular como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO, destacan los fragmentos originales de pinturas rupestres levantinas como las de la Cueva de los Moros, en el barranco turolense de Calapatá, y las del célebre "Arquero de Valltorta", de la Comunidad Valenciana.


Arquero de Vallorta.

Por otra parte, hay objetos paleolíticos procedentes de la región francocantábrica como la espátula con forma de pez de la Cueva del Pendo, así como las piezas más antiguas de arte paleolítico encontradas en Cataluña y hasta ahora nunca expuestas, procedentes de los yacimientos del Hort de la Boquera, en Margalef de Montsant (Tarragona) y de Vimbodí, de 14.000 años de antigüedad.


Espátula en forma de pez de la cueva de El Pendo.

Asimismo, hay una colección de calcos de pinturas rupestres reunidas por el museo desde principios del siglo XX.

Calco de arte rupestre del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

El Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) destaca las dos piezas que descubrieron del yacimiento del Molí del Salt en Vimbodí i Poblet (Tarragona), una con grabados de animales y la otra con la representación de un campamento con siete cabañas.


Foto: Una de las cabaña grabadas en piedra. MANUEL VAQUERO

El instituto pone de relieve que el Molí del Salt, cuya primera campaña de excavación data de 1999, ha proporcionado la colección de arte mueble paleolítico más representativa de Cataluña, con diecinueve piezas, que han sido objeto de estudio a nivel internacional.

Las campañas las ha dirigido el investigador del IPHES Manuel Vaquero, actualmente junto a la arqueóloga Susana Alonso. EFE

Fuente: lavanguardia.com | 7 de septiembre de 2020

Las «casas de los muertos» del túmulo funerario de Maeshowe, construido alrededor del 2800 a.C., en las Islas Orcadas, fueron diseñadas al revés para facilitar la llegada a la otra vida

El túmulo funerario de Maeshowe - WIKIPEDIA

Maeshowe es un túmulo neolítico construido alrededor del 2800 a. C. en las Islas Orcadas en Escocia. Consiste en un gran montículo de más de siete metros de altura por 35 de diámetro que encierra un complejo de pasajes y cámaras.

Forma parte del conocido Corazón del Neolítico, es Patrimonio de la Humanidad y su interior ha fascinado a los arqueólogos. Considerado una auténtica proeza de la ingeniería de la época, cuenta en su interior con un pasadizo de casi once metros que conduce a una tumba central que se ilumina en el solsticio de invierno.


El solsticio de invierno es el mejor momento para ver Maeshowe.

Ahora, una nueva investigación publicada en Archaeological Review de Cambridge y llevada a cabo por Jay van der Reijden (izquierda), de la Universidad de las Highlands, ha revelado un descubrimiento en esta excepcional cámara funeraria de 5.000 años de antigüedad.
Reijden ha estudiado la geometría, la forma y el diseño de las cámaras funerarias laterales de esta estructura neolítica. Conocidas como casas de los muertos debido a su diseño, similar al de las casas domésticas.

Esta investigadora ha revelado que se erigieron «al revés» que la principal, invirtiendo el diseño arquitectónico como si estuvierandentro del inframundo y fueron creadas como conductos para que las almas o espíritus de los muertos viajaran a la otra vida.

De acuerdo con esta especialista, los habitantes de las Orcadas en el Neolítico percibían el Más Allá como una proyección invertida del aquí y ahora: tal como veían cuando miraban sus propios reflejos en el agua.


Interior de Maeshowe.

«Estoy encantada de que mi investigación, estudiando el orden por el que se han colocado las piedras durante la construcción, haya sido capaz de revelar resultados novedosos y que, por lo tanto, sea capaz de hacer una verdadera contribución al campo de la arqueología», ha afirmado Reijden en un comunicado.

Nick Card (izquierda), director de excavaciones de Ness of Brodgar, ha señalado sobre la investigación: «El icónico Maeshowe continúa revelando sus secretos a través de un estudio cuidadoso y considerado».
«Este estudio ofrece nuevas formas de abordar y comprender la construcción y el uso no solo de este monumento, sino que tiene implicaciones más amplias para la investigación de los monumentos construidos en piedra del Neolítico y la sociedad que los construyó», ha continuado este especialista.

Fuente: abc.es | 9 de septiembre de 2020

El CENIEH publica un nuevo estudio sobre la regulación del tamaño de los molares en homínidos

El Grupo de Antropología Dental del CENIEH ha testado el modelo de cascada inhibitoria para explicar la relación de tamaño así como las diferencias de forma entre las distintas clases de dientes, en la muestra de molares de los individuos identificados en el yacimiento de la Sima de los Huesos de la sierra de Atapuerca.

La relación de tamaño de los molares es una de las características peculiares de las diferentes especies de homínidos y se han propuesto diferentes teorías para explicar esa relación de tamaño, así como las diferencias de forma entre las distintas clases de dientes (incisivos, caninos, premolares y molares). La última teoría, denominada modelo de cascada inhibitoria ha surgido de la experimentación en embriones de ratones, y en 2016 se aplicó de manera teórica a los homínidos fósiles, con resultados satisfactorios.

En apariencia, todos los homínidos cumplen el modelo de cascada inhibitoria. En un artículo del Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la evolución Humana (CENIEH), publicado recientemente en la revista Journal of Anatomy, se ha testado este modelo en la muestra de molares de los individuos identificados en el yacimiento de la Sima de los Huesos, situado en la sierra de Atapuerca (Burgos).

Los resultados coinciden de manera extraordinaria con el modelo generado en ratones, por lo que se confirma una vez más su utilidad. “No obstante, nuestras conclusiones han notado una anomalía del modelo, cuando se aplica a las especies más antiguas del género Homo”, puntualiza José María Bermúdez de Castro (izquierda), coordinador del Programa de Paleobiología del CENIEH y autor principal de este trabajo.

Serie creciente y decreciente

En los géneros Ardipithecus, Australopithecus y Paranthropus, así como en Homo habilis, la serie molar es creciente y cumple perfectamente los presupuestos del modelo de cascada inhibitoria. Lo mismo sucede con Homo sapiens, pero con la diferencia de que la serie molar es decreciente, siendo el primer molar más grande que el segundo y este más grande que el tercero (muela del juicio).

La aplicación del modelo de cascada inhibitoria asumía que el cambio de la serie creciente a la decreciente habría sucedido hace poco menos de dos millones de años, quizá coincidiendo con la transición entre los géneros Australopithecus y Homo. “Sin embargo, en nuestro trabajo notamos que ese cambio pudo tardar al menos un millón de años en producirse”, señala Bermúdez de Castro.

Los homininos de la Sima de los Huesos, con unos 430.000 años de antigüedad, representan un buen ejemplo de esa transición, mientras que la mayoría de especímenes de Homo ergaster, Homo erectus, Homo antecessor y Homo heidelbergensis, entre otras especies, no cumplen el modelo de cascada inhibitoria. “Nuestra idea es seguir con las investigaciones para averiguar qué mecanismos genéticos están detrás de esta anomalía en el modelo”, declara Bermúdez de Castro.

Fuente: cenieh.es | 9 de septiembre de 2020

Hallan un diente de leche de hace unos 48.000 años que perteneció a uno de los últimos neandertales del norte de Italia

El diente de leche pertenecía a una niña o niño neandertal de 11 o 12 años.

Un diente de leche encontrado en el Riparo del Broion, en las colinas de Berici, en Véneto, atestigua la presencia de uno de los últimos neandertales en Italia. El pequeño diente, un canino, pertenecía a una niña o niño neandertal de 11 o 12 años que vivió hace unos 48.000 años. Se trata, por tanto, del resto neandertal más reciente hallado en el norte de Italia.

El descubrimiento, cuyos resultados se publican en el Journal of Human Evolution, fue dirigido por un grupo de investigadores de la Universidad de Bolonia y la Universidad de Ferrara.

Este trabajo es el resultado de la sinergia de diferentes disciplinas y especializaciones”, dice Matteo Romandini (izquierda), investigador de la Universidad de Bolonia y primer autor del estudio. “La arqueología de campo prehistórica y de alta definición tecnológica nos ha permitido encontrar el diente. A continuación hemos aplicado aproximaciones virtuales al análisis morfológico, genético, tafonómico y radiométrico. De este modo, hemos podido atribuir que este resto dental pertenece a un neandertal tardío".
Los análisis genéticos realizados revelaron que, por parte de la madre, el niño dueño del diente estaba estrechamente relacionado con otros neandertales que vivían en Bélgica. Este es un hecho que hace del yacimiento de Riparo del Broion uno de los lugares clave para comprender la progresiva desaparición de los neandertales a escala europea.



“Este pequeño diente es fundamental”, dice Stefano Benazzi (izquierda), profesor de la Universidad de Bolonia y que ha coordinado el estudio. “También porque hoy sabemos que, cuando el niño o niña neandertal que vivía en Véneto lo perdió, a mil kilómetros de distancia, en Bulgaria, ya existían comunidades de 'Homo sapiens'”.

El análisis dental se realizó con métodos virtuales y altamente innovadores. "Las técnicas de análisis que aplicamos al hallazgo nos permitieron confirmar que el diente es un canino de leche superior derecho que pertenecía a una niña o niño neandertal de 11 o 12 años que vivió hace entre 48.000 y 45.000 años”, explican Gregorio Oxilia (izquierda) y Eugenio Bortolini (derecha), investigadores de la Universidad de Bolonia y co-primeros autores del estudio. “Una datación que convierte a este pequeño diente de leche en el resto neandertal más reciente del norte de Italia y en uno de los últimos de toda la Península”.


El posicionamiento del Riparo del Broion, en el lado noreste de las colinas de Berici (Foto: Aurelie Leone).

Actualmente se está realizando el estudio de los demás hallazgos recuperados en Riparo del Broion junto con el diente, pero los datos ya muestran un uso continuado del lugar y signos de caza y sacrificio de grandes presas. “La producción en este enclave de herramientas líticas, especialmente de sílex, muestra una gran capacidad de adaptación y explotación sistemática y especializada de las materias primas disponibles”, confirma Marco Peresani (izquierda), profesor de la Universidad de Ferrara, el cual ha colaborado ​​en en el estudio.

El proyecto de investigación en Riparo del Broion nació dentro del proyecto ERC SUCCESS, dirigido por Stefano Benazzi y dedicado al estudio de los cambios bioculturales ocurridos en Italia durante la fase de transición entre el Homo sapiens y el Homo neanderthalensis, con el objetivo de comprender en qué momento nuestra especie llegó al sur de Europa, así como los procesos que favorecieron su éxito adaptativo y las causas que llevaron a la extinción de los neandertales. El trabajo también se ha llevado a cabo gracias a la colaboración de los Departamentos de Evolución Humana y Genética del Instituto Max Planck (Alemania), de la Unidad Aceleradora de Radiocarbono de Oxford (Reino Unido), del Laboratorio DANTE de la Universidad Sapienza y Bioarqueología y del Servicio del Museo de Civilizaciones de Roma.

La búsqueda de hallazgos en el yacimiento de Riparo del Broion continúan (Foto: Aurelie Leone)

Las investigaciones realizadas en Riparo del Broion -iniciados en 1998 y todavía en curso- se llevan a cabo bajo la dirección científica de Matteo Romandini y Marco Peresani gracias a la subvención del Ministerio de Patrimonio y Actividades Culturales y el apoyo de la Región de Véneto, Ayuntamiento de Longare (VI), Fundación Leakey, Fundación CariVerona, Instituto Italiano de Prehistoria y Protohistoria, y el proyecto ERC SUCCESS.

Fuente: magazine.unibo.it | 4 de septiembre de 2020

Los romanos abandonaron Hispania durante un importante cambio climático

Teatro romano de Mérida.

«Desde una perspectiva planetaria, los romanos eran afortunados», escribe Kyle Harper (izquierda) en el El fatal destino de Roma (Crítica). «El imperio alcanzó su máxima extensión y prosperidad —entre el 200 a.C. y el 150 d.C.— al abrigo de un período del Holoceno tardío conocido como Óptimo Climático Romano (OCR)».

Según el historiador, dicho OCR fue fundamentalmente una fase de clima cálido, húmedo y estable en una buena parte del corazón del imperio: el Mar Mediterráneo. «Este benévolo clima permitió levantar un imperio agrícola, que a su vez sustentó un determinado régimen político y económico y un círculo virtuoso de imperio y prosperidad», según Harper.

Pero desde el siglo II d.C., la suerte de los romanos empezó a declinar. Entre el 150 y el 450 d.C. se produjo una drástica secuencia de cambios climáticos que culminaron con la Pequeña Edad de Hielo tardía, seguida por un espasmo de actividad volcánica, entre los años 530 y 540, y una caída profunda del flujo de energía solar. Por si fuera poco, en los años 165 d.C., 249 d.C. y 541 d.C. Roma sufrió tres episodios pandémicos, quizás de viruela, de una plaga desconocida y de peste, respectivamente.

Hasta ahora se han propuesto cientos de explicaciones sobre la caída de Roma, pero, ¿qué papel tuvo el clima? En los últimos años, cada vez más investigadores han estudiado sedimentos de lagos y mares y núcleos de hielo, con la finalidad de obtener un registro geoquímico del clima que existió durante la historia de Roma. Esta misma semana, un grupo de investigadores ha presentado unas conclusiones que muestran que existe otro modo de estudiar el clima del pasado, esto es, a través de estalactitas de yeso. Su trabajo, realizado con muestras recogidas de las cuevas de Sorbas, en Almería, también indica claramente que, en el mismo periodo en que Roma abandonó Hispania, en el siglo V d.C., la península ibérica atravesó una época de descenso de precipitaciones.
«Hemos podido estudiar el clima durante el periodo en que los romanos ocuparon la península ibérica y vincularlo con el momento en que la abandonaron», ha explicado a ABC Fernando Gázquez (izquierda), profesor de Geodinámica Externa de la Universidad de Almería y coautor del estudio, fruto de una colaboración internacional. «Además, ésta es la primera vez que se ha empleado una estalactita de yeso para estudiar el clima del pasado».
En 2018 Fernando Gázquez fue uno de los autores de un trabajo que situó la existencia de una importante sequía durante el período en que se produjo el colapso de la civilización maya. Lo hicieron por medio de los testigos más frecuentes para estudiar las precipitaciones del pasado: los sedimentos de yeso depositados bajo las aguas de los lagos durante siglos.

Varias estalactitas de yeso de las cuevas de Sorbas, en Almería. La estructura del yeso encierra agua filtrada desde el techo de la cueva hace siglos o incluso milenios - Cortesía de Fernando Gázquez.

Una estalactita con mil años de historia

El problema es que no en todas la zonas de la Tierra suele haber lagos, por lo que la información sobre el clima pasado de zonas más áridas tiende a escasear. Sin embargo, gracias a una técnica puesta a punto en la Universidad de Cambridge, Reino Unido, y desarrollada durante 15 años, los autores han podido recurrir a otro recurso: un estalactita de yeso que creció durante siglos en el interior de la cuevas de Sorbas, en Almería.

«Estudiamos una estalactita que empezó a crecer en el siglo VIII a.C. y que dejó de crecer en el VIII d.C.», ha explicado Gázquez. ¿Cómo lo hizo? Gota a gota, muy lentamente, el terreno llevó el agua hasta el subsuelo y alimentó una estalactita, de 63 centímetros de largo, que encierra en su interior importante información sobre las precipitaciones del pasado, como si se tratara de una auténtica cápsula del tiempo.

La estalactita analizada en este estudio medía 63 centímetros y encerraba la historia de 1.000 años de precipitaciones - Cortesía de Fernando Gázquez

Para poder reconstruir las precipitaciones del pasado con esta estalactita, en primer lugar un grupo de investigadores de la Universidad de Quebec (Canadá) dató la estalactita, midiendo la presencia de isótopos de torio y de uranio. Una vez establecida la antigüedad del mineral, el equipo de Gázquez evaluó la proporción de tres isótopos de oxígeno (el 16, el 17 y el 18). La premisa es que cuanta más evaporación se produce, y hay menos lluvias, el agua que forma parte de la estructura cristalina del yeso está más enriquecida de isótopos pesados. (Recordemos que los isótopos son átomos de un mismo elemento químico con diferente masa atómica).

De esta forma, que requiere una tecnología más compleja que la empleada en sedimentos de lagos, «se han analizado los isótopos estables de las moléculas de agua atrapadas en el yeso», según ha comentado Fernando Gázquez. «Las diferencias mínimas en el peso de las mismas han dado la información acerca de la humedad que había en la cueva y en su entorno y cómo ha ido cambiando ésta con el tiempo».

El cambio climático que sufrió Roma

El coautor ha considerado que gracias a estos análisis «el estudio ha revelado que los romanos ocuparon la península ibérica coincidiendo con un cambio climático que llevó a que lloviera mucho más en esta región durante varios siglos». Según ha dicho, «ésto coincidió con el máximo desarrollo del Imperio porque probablemente las condiciones eran más favorables para culivar cereales, vid y olivo».

Sin embargo, esta situación ventajosa llegó a su fin: «Entre el I y V d.C. el clima se hizo cada vez más seco, hasta el punto de que coincidiendo con el máximo de aridez y, por ello, con una baja productividad agrícola, los romanos abandonaron la Península».


No obstante, y según ha reconocido este investigador, el estudio no implica que el cambio climático fuera la razón principal por la que los romanos se fueron de la península ibérica, pero sí que «sugiere que el clima pudo tener un papel fundamental».

A continuación, los investigadores seguirán estudiando las estalacticas de las cuevas de Sorbas en busca de «cápsulas del tiempo» que tengan atrapados otros períodos históricos. Además de eso, Gázquez ha comentado que esta técnica podrá emplearse en otras áreas del mundo donde existen cuevas con estalacticas de yeso, como Estados Unidos, México, Italia o Australia.

Las enseñanzas de la caída de Roma

En conclusión, tanto los sedimentos de los lagos como las estalactitas muestran que, a lo largo de la vida del Imperio Romano, el clima no fue un telón de fondo estable, sino que fluctuó como consecuencia de cambios en la actividad solar y de las erupciones volcánicas.

Al igual que Roma, nuestra civilización hace frente hoy en día al reto de los cambios del clima, encabezados por el calentamiento global, y las pandemias. Por eso, quizás conviene recordar una cita que Kyle Harper escribe en el El fatal destino de Roma: «La historia ha sido y sigue siendo una atestada plataforma para los asuntos humanos, tan inestable como la cubierta de un barco en una borrasca violenta».

Fuente: abc.es | 10 de septiembre de 2020