La mayor cueva de España, Ojo Guareña (Burgos), esconde un enigma que dura 12.000 años

Figuras humanas y animales en la Sala de las Pinturas de la cueva de Ojo Guareña (Burgos).MIGUEL ÁNGEL MARTÍN-MERINO.

La mayor cueva de España esconde un enigma que lleva décadas sin resolver. Los expertos llevan años debatiendo si las pinturas prehistóricas que cubren dos de las innumerables cámaras de la cueva de Ojo Guareña, en Burgos, fueron hechas de una sola vez o si son fruto de visitas sucesivas en diferentes épocas. Ahora, un equipo de científicos ha vuelto a datar las pinturas y el carbón que dejaban las antorchas con las que los humanos se iluminaban en este entorno totalmente oscuro. Los resultados hablan de un caso único: las pinturas de la cueva burgalesa fueron hechas hace 13.000 años y desde entonces fueron visitadas y respetadas por grupos humanos de diferentes épocas de la prehistoria, separadas por hiatos de cientos o miles de años por razones totalmente desconocidas.

La última visita sucedió en plena Edad Media y aquí sí que los visitantes añadieron una nueva pintura que los arqueólogos interpretan como un símbolo de alerta o como un conjuro. Es una cruz puesta justo en la cámara que precede a la gran Sala de las Pinturas. En esta visita, realizada en el siglo XI, cuando Burgos era un enclave cristiano, parece que los visitantes no se aventuraron en la cámara de las pinturas, quizás por temor a lo que había en ella.

“Este es el caso conocido de una cueva con arte rupestre que se ha visitado posteriormente durante un periodo más largo de tiempo, unos 12.000 años”, resalta Marcos García-Díez (izquierda), prehistoriador de la Universidad Complutense de Madrid y coautor del nuevo estudio.

El análisis comenzó en febrero de 2017, cuando el equipo se adentró en una de las 14 cuevas que forman el laberinto de cavidades y niveles conectados de Ojo Guareña, con una extensión total de 110 kilómetros, la mayor cueva de España según el grupo de espeleología Edelweiss.

Para alcanzar las pinturas hay que bajar una rampa que comienza a la entrada durante unos cinco minutos y después meterse por un estrecho paso a la derecha que lleva a la primera cámara, una imponente sala de más de 15 metros de alto. Aquí, tras un segundo pasaje estrecho, se llega a la Sala de las Pinturas —a unos 300 metros de la boca— donde se encuentra la gran pared de roca decorada con cabras, ciervos, caballos, uros y mamuts, entre los que se distinguen varias figuras humanas de tamaño desproporcionado.

Repartidos por ambas salas hay triángulos. Unos están vacíos y otros rellenos de sólido color negro. Esta figura se ha asociado a la vulva femenina pero también podría ser un símbolo para identificar algún otro animal o entidad. Justo en el pasaje entre las dos cámaras hay una tosca cruz con brazos de unos 30 centímetros hecha con trazos dudosos exacerbados por el material usado: un trozo de carbón sobre lienzo de piedra rugosa.

Triángulos y figuras antropomorfas en la Sala de las Pinturas. MIGUEL ÁNGEL MARTÍN-MERINO

Los investigadores han datado por carbono una de las pinturas principales, el carbón de uno de los brazos de la cruz, y varias muestras de carbón halladas en el suelo o en repisas junto a las pinturas. Los resultados, publicados en Archeological and Anthropological Sciences, muestran que las pinturas originales se hicieron de una sola vez hace unos 13.000 años. En esta época los humanos eran aún nómadas cazadores y recolectores entre los que aún no existían religiones, pero sí pensamiento religioso o ritual.

Los diferentes trozos de carbón evidencian cuatro visitas humanas posteriores a esta cueva. Los primeros eran humanos del Neolítico, gente ya sedentaria dedicada a la agricultura y la ganadería que entró en la cueva con antorchas hace unos 5.400 años. Probablemente admiraron las pinturas preguntándose quién las había hecho y qué significaban, lo mismo que hacen ahora los arqueólogos pasados cinco milenios.

Unos 2.000 años después las pinturas recibieron una segunda visita, en este caso de gente de la Edad del Bronce, con sociedades más complejas, más guerreras y sustentadas en un conocimiento de algunos metales con los que fabricar armas. La penúltima visita se produce hace 3.100 años, unos cinco siglos después de la anterior, cuando la Edad del Bronce toca a su fin. La última evidencia de presencia humana detectada por los científicos la han probado al datar la cruz, que se dibujó junto a las pinturas paleolíticas en el año 1096, en plena Edad Media.

La cruz situada antes de la Sala de las Pinturas.AIOM/MAMM / MIGUEL ÁNGEL MARTÍN-MERINO

“En aquella época esta era una zona totalmente cristiana”, explica García-Díez. “En otras entradas de la cueva se han hallado ermitas cristianas de la época y hay cruces parecidas en esta y otras cuevas. Lo que pensamos es que esta gente quiso cristianizar el lugar porque interpretaban que las pinturas paleolíticas eran paganas. Marcan el lugar con la cruz y no se adentran más allá, pues no hemos hallado carbones de esta etapa en la Sala de las Pinturas”, explica el arqueólogo.

“En el lapso de 12.000 años varios grupos llegan a las cuevas y respetan las pinturas. Es algo habitual que sucede también en otros lugares con arte rupestre. Hasta es posible que en cada época los visitantes le diesen a los símbolos significados diferentes, pues las imágenes permiten contar diferentes historias acordes con cada época”, resalta.

Esquema general de las pinturas de Ojo Guareña (Burgos)

Es imposible saber qué sucedió en esta cueva en las diferentes visitas, pero los autores del estudio creen que la presencia humana repetida no era casual. “En algunos de los casos hemos encontrado indicios de hogueras justo debajo de las pinturas, lo que significa que estuvieron ardiendo durante horas”, explica García-Díez.

En algún momento no precisado aún el suelo original de la gran sala se derrumbó, de forma que las pinturas quedaron “colgadas” a varios metros de altura. Para alcanzar algunos puntos habrían sido necesarias escaleras o andamios hechos con ramas, según el estudio. En las partes bajas de las paredes se han hallado marcas de pies, manos y rodillas dejadas por la gente que intentaba trepar hasta la entrada de la Sala de las Pinturas. “No tiene sentido venir hasta aquí solo por admirar las pinturas, debía haber algún simbolismo en este lugar, al igual que lo hay en los templos modernos”, aventura García-Díez.

“Es un trabajo muy bien realizado que le da una fecha definitiva a las pinturas, cuyo origen y periodo ha sido muy debatido hasta ahora”, explica Valentín Villaverde (izquierda), prehistoriador de la Universidad de Valencia.

El experto explica que ya se conocían ejemplos similares de arte rupestre que son revisitados miles de años después por otros grupos que añaden pinturas de su cosecha. Es lo que sucedió en Altamira o El Castillo, que abarcan miles de años.

“En la cueva segoviana de La Griega hay pinturas del Neolítico que después son descubiertas por los romanos, y estos dejan sus propias inscripciones. En Castellón podemos ver junto a pinturas del Neolítico, una imagen de un hombre con un casco de metal, una añadidura hecha sin duda en otra época posterior”, explica. En lo que destaca Ojo Guareña es en el número de visitas durante un periodo de tiempo, que abarca buena parte de la Prehistoria y de la Historia, 12 milenios en total.

Un investigador analiza las pinturas rupestres de la cueva de Ojo Guareña (Burgos)MIGUEL ÁNGEL MARTÍN MERINO

¿Por qué los humanos de diferentes épocas se adentraron en esta cueva y recorrieron sus accidentadas galerías durante cientos de metros hasta dar con las pinturas?

“No es nada extraño”, opina Villaverde. “Puede haber pasado mucho tiempo, pero nuestra mente sigue siendo la misma y a los humanos, o al menos a algunos, las cuevas nos sobrecogen a la vez que nos atraen. Cuando entras en ellas cambia totalmente la sensación del tiempo y del espacio”, explica. Lo que está claro, añade, es que nunca sabremos por qué dibujaron esa cruz.

Fuente: elpais.com | 30 de septiembre de 2020

Encuentran un oso de las cavernas perfectamente conservado de hace entre unos 40.000 y 25.000 años

El deshielo del Ártico continúa revelando restos perfectamente conservados de animales de hace miles de años, cuyos cadáveres quedaron congelados en el permafrost, la capa de suelo permanentemente congelada que mantiene la temperatura baja en esta región del planeta.

En esta ocasión, el derretimiento provocó la aparición de un cachorro de oso de las cavernas (Ursus spelaeus) en la provincia de Bolshoy Lyakhovsky, en el extremo norte de Rusia.

El hallazgo fue realizado por pastores de renos, que avisaron a las autoridades de lo que parecía un animal congelado con pelaje, dientes y hasta la nariz en un alto grado de conservación.

Aunque aún es necesario un análisis de radiocarbono para medir con precisión la antigüedad de los restos, se trata de un descubrimiento único en su tipo, toda vez que hasta ahora, los únicos restos conocidos de este oso extinto se conformaban de huesos y cráneos dispersos.

“Se trata del primer descubrimiento de este tipo: un oso entero con tejidos blandos. Está perfectamente conservado, con todos sus órganos internos, incluso su nariz. De esta especie solo teníamos cráneos y huesos, hasta ahora”, explicó la científica Lena Grigorieva a The Siberian Times, quien se encargará del equipo de la Universidad Federal del Nordeste que llevará a cabo los análisis de este ejemplar.

El oso de las cavernas vivió hace 50.000 años en los bosques de Europa y su nombre se debe a que la inmensa mayoría de los hallazgos fósiles de esta especie se han encontrado al interior de grandes sistemas de cuevas, una características que los hace distintos a la mayoría de osos actuales, que sólo utilizan los refugios cavernosos para hibernar.

Con una altura de 1,35 metros de cruz y un peso que podía alcanzar los 800 kilos, se trata de uno de los osos más grandes jamás conocidos y de proporciones similares a los osos polares de Kodiak (Alaska). Parado sobre sus dos patas traseras, el oso de las cavernas medía hasta tres metros de altura.

Gracias a su imponente musculatura, este animal prehistórico podía correr rápidamente y, a pesar de su fiereza, su dieta estaba compuesta en un 90 % de raíces, frutos, tallos y bayas del bosque.

Aunque se desconoce la causa de su extinción hace aproximadamente 15.000 años, es probable que el Homo sapiens influyera en su desaparición debido a que ambos competían por usar como refugio las cuevas amplias en las inmediaciones de los bosques y zonas montañosas.

El descubrimiento del oso de las cavernas se suma a distintos hallazgos de gran importancia paleontológica recientes, como un cachorro de lobo perfectamente conservado de hace 18.000 años y el esqueleto de un mamut completo en Siberia en el último año.

Fuente: muyinteresante.com.mx | 16 de septiembre de 2020

Hallan un diente de leche de hace 250.000 años y un molar de 170.000 años, así como restos óseos, en la cueva de Denísova (Siberia)

Dos dientes, uno de leche (arriba a la izquierda) y un molar (abajo a la izquierda), así como dos restos óseos (arriba y abajo a la derecha) han sido encontrados en la cueva de Denísova (Siberia). Imagen: Instituto de Arqueología y Etnografía de Novosibirsk

Este pasado verano ha traído una rica cosecha de descubrimientos antropológicos a los arqueólogos que trabajan en la mundialmente famosa cueva de Denísova, en el sur de Siberia.

El equipo del Instituto de Arqueología y Etnografía de Novosibirsk ha trabajado en la capa 22, la más baja y más antigua, situada en la Galería Sur de la cueva, la cual engloba tienen una datación de hace unos 300.000 años.

En la misma se han encontrado dos dientes, uno de leche descubierto en la zona inferior de dicha capa y que tiene una antigüedad de aproximadamente 250.000 años, y un molar rescatado en la zona superior con una datación aproximada de entre 190.000 y 170.000 años.

"Ambos dientes pertenecían a los denisovanos, un grupo extinto de humanos antiguos que vivieron en Asia durante el Paleolítico Inferior y Medio", dijo el jefe de la expedición en la cueva de Denísova, Mikhail Shunkov (izquierda)."Tales hallazgos sobresalientes confirman la teoría de que los denisovanos emigraron desde el Próximo Oriente hace unos 300.000 años", agrega.

Igualmente, durante el verano pudieron sacar a la luz dos fragmentos de huesos en las capas 14 y 13, lo que significa que tienen entre 130.000 y 120.000 años. En este caso, dado que en estas capas se encontraron anteriormente restos neandertales, es necesario llevar a cabo varios análisis y estudios para determinar si tales fragmentos óseos pertenecen a neandertales o denisovanos.

La cueva de Denisova se encuentra en el límite de la región de Altai, en el sur de Siberia occidental. Los lugareños llaman a este enclave ayu tash, que significa la 'roca del oso'.

Imagen: Instituto de Arqueología y Etnografía de Novosibirsk, Vera Salnitskaya / The Siberian Times

La cueva, de fama mundial, llamó la atención de científicos soviéticos por primera vez en la década de 1970, cuando encontraron restos paleo-arqueológicos que llevaron a más investigaciones. La misma es relativamente pequeña con una superficie de unos 270 m2. Tiene tres galerías: una acogedora Cámara Central con un techo alto abovedado y un agujero que deja pasar la luz natural, la Galería Sur y la Galería Este.

Imagen: Instituto de Arqueología y Etnografía de Novosibirsk, Vera Salnitskaya / The Siberian Times

La cueva está muy bien ubicada sobre el río Anuy, lo cual debió haber proporcionado a los tres homínidos que la habitaron, neandertales, denisovanos y Homo sapiens, unas impresionantes vistas durante los últimos 120.000 años.

Ahora el sitio es un campo de investigación permanente y un orgullo del Instituto de Arqueología y Etnografía de Novosibirsk.

Fuente: siberiantimes.com | 1 de octubre de 2020

Proyecto arqueológico La Jaima (Cuba)

Tachos de ingenio

El 27 de diciembre del 2019, miembros de la Unión de Historiadores en Mayabeque (UNHIC), presentan un proyecto de trabajo, que tendría  como objetivo principal la realización de un estudio histórico-arqueológico en la finca la Jaima, municipio de Quivicán. En la zona donde cayó en combate el 30 de julio de 1896 el general del Ejercito  Libertador Juan Bruno Zayas y en el cual según el imaginario campesino, al siguiente día del combate un grupo de pobladores del lugar, recogieron los cadáveres de los mambises y lo enterraron en una cueva para que no fueran profanados por el enemigo, como ocurrió con los cuerpos del general Zayas, coronel Teodoro Perpiñán y el capitán José de Jesús Planas. Para la realización de esta investigación se creó un equipo multidisciplinario compuesto por: historiadores, espeleólogos, arqueólogos, maestros y combatientes, quienes diseñaron tres líneas fundamentales de trabajo:

Primero: se determino consultar las fuentes documentales existentes, utilizando como material imprescindible el libro de Abelardo H. Padrón Valdés, Juan Bruno Zayas el general más joven. Publicado por la Casa Editorial Abril en el año 2013, además de las versiones militares de las fuerzas cubanas y españolas. También se analizaron las fuentes orales, en muchos de los casos procedentes del folklor campesino quienes aportaron interesantes informaciones al respecto.

Segundo:, se procedió a realizar un levantamiento topográfico en las fincas la Caridad, Jaime y Rivas, donde se desarrollo la acción final del combate. Con el objetivo de efectuar la recogida controlada de los materiales de superficie, para ser registrado en un plano o croquis.

Tercero: acometer un sistemático trabajo de campo consistente en exploraciones y prospecciones arqueológicas, búsqueda controlada en superficie de evidencias materiales en contexto asociado, aplicando para ello un sistema de registro y observación. El material obtenido en los trabajos de campo formara parte de las colecciones del museo municipal de Quivicán.

Al cierre del primer trimestre (enero-febrero-marzo) se efectuaron seis expediciones a la zona, logrando entrevistar a los campesinos: Amada Cruz  Sánchez, Porfirio Cruz Yánez, los hermanos Chávez y Alexis Lavialle Periche, quienes dieron importantes testimonios en sentido general. En esta oportunidad se localizaron dos pequeñas cuevas, gracias a la información de estos campesinos, cercanas al monumento del general Zayas en la finca La Jaima. Ambas espeluncas son de origen freática-fluvial, con una morfología predominantemente horizontal, funciona como drenaje natural del terreno en épocas de lluvias. En ninguna de las dos cuevas aparecieron evidencias arqueológicas. Posteriormente se exploro un tercera cueva conocida como: “Gaitán o Gabino”, esta espelunca de origen freático está constituida por una pequeña dolina de paredes muy bajas y espacios hipogeos, que han sido obstruido con piedras por los cazadores de jutias.

En el primer salón colectamos evidencias arqueológicas coloniales identificadas como:

a- 1 fragmento de trébede de hierro fundido en Carrón, Reino Unido.

b- 3 fragmentos de jarras de aceite (=botijas), proceden de España.

c- 1 fondo plano de un recipiente de cerámica.

d- varios fragmentos de sunchos metálicos para barriles.

e- 1 cuello y tres fondos de botellas de vidrio de color verde para cerveza La Tropical, proceden de Cuba.

f- 1 fondo de botella de vidrio de color ámbar para agua de Mondariz o vino, posee la inscripción Gijón, procede de España.

g- 1 fragmento de damajuana de vidrio transparente, producida en Europa.

También se colectaron restos óseos de especies utilizadas como alimentos, dígase gallina (Gallus gallus) y vaca (Bos taurus). Asimismo aparecieron dos fémures de jutía conga (Capromys pilorides) y jutía carabalí (Mysateles prehensilis), los cuales consideramos que tengan que ver con la intervención humana, pues están mineralizados. En uno de los salones más amplios y profundos de la cueva observamos diferentes evidencias arqueológicas entre las que se destaca un fragmento de loza con diseño de bandas, producida en Holanda o Bélgica en la segunda mitad del siglo XIX (Roger Arrazcaeta, consulta personal, 2020). En un punto alto del salón descubrimos una gruesa y baja estalagmita que exhibía una cruz tallada profundamente sobre su superficie, la cual solo puede verse si se avanza desde la entrada. Según Octelio Jesús Oramas, en la parte más baja del salón hubo un lago freático habitado por peces ciegos (Lucifuga sp.). La fauna de la cueva es escasa, solo se vieron dos o tres murciélagos. Según testimonio de campesinos en tres ocasiones esta cavidad subterránea fue habitada por familias pobres de la zona, en los siglos XIX y XX.

En estas expediciones se visualizaron 6 tachos de ingenio elaborados en hierro fundido, siglo XIX. Tres en la finca la Caridad, 2 en la finca Jaime y 1 a un costado del potrero Rivas. Fundidos en la factoría de Carrón, en el Reino Unido¹. También se pudieron observar en la finca Jaime o Jaima numerosas piezas de metal pertenecieron a la maquinaria de una antigua fábrica o tren de almidón que estuvo trabajando hasta principio del siglo XX. En la actualidad se conserva la vieja casona (construcción típica de la segunda mitad del siglo XIX), con sus muros, puertas y piso original.

Monumento dedicado a la caida del genral Juan Bruno Zayas

Recientemente fue hallada la entrada principal del cuartón Rivas, por donde ingresaron las fuerzas del general Zayas y la columna españolas el 30 de julio de 1896. Aun conserva las cercas de piedra paralelos a la entrada, a menos de 100 metros a la derecha está la cerca que limita el potrero, mientras que a la izquierda a unos 80 metros se encuentra el pozo del cuartón. Este portillo esta a un costado del viejo callejón que va a San Pedro y Arraigan.

Ladrillo que porta la inscripción Cityside Glasgow

Por último se visitó la casa del antiguo ingenio “Mi Rosa”, lugar donde estuvo el general en jefe Máximo Gómez, el 11 de enero de 1896 y el general Juan Bruno Zayas el 28 de julio del mismo año. Esta edificación típica del siglo XIX se encuentra en estado deplorable, aun se conserva las paredes y parte del piso original, posteriormente fuimos al cementerio del ingenio a una corta distancia de la vivienda, el lugar destruido por buscadores de fortuna, conserva fragmentos de gruesos muros en todo el perímetro y restos de los cimientos de la capilla del campo santo. En el área se aprecia dispersos por el suelo fragmentos de ladrillos de al menos dos tipologías, uno de ello es un fragmentos de ladrillo refractario, producido en el Reino Unido, que porta la inscripción Cityside Glasgow, correspondiente a la Cityside Brick, Pipe and Fireclay Works, Greenhill, asentada en Glasgow, Escocia. Este ladrillo se produjo entre 1878 y 1883 coincidiendo con la fecha de funcionamiento del ingenio “Mi Rosa”.

En apenas tres meses de trabajo se han podido realizar más de 10 entrevistas a campesinos residentes en los alrededores de la finca La Jaima, han sido reportados la existencia de 6 tachos perteneciente a ingenios de fabricar azúcar enmarcados entre los siglos XVIII y XIX. Se logro concluir el levantamiento topográfico de la zona, se localizaron y exploraron 3 cuevas, además de efectuar una revisión y comparación de obras historiográficas y versiones referida a este hecho, las cuales revelan que el lugar donde hoy se encuentra el monumento al general Juan Bruno Zayas no fue el sitio original donde cayó. Siendo definido en el potrero Rivas a unos 20 metros aproximadamente del portillo que da acceso al cuartón. Además el general Zayas en ningún momento estuvo en la vieja casona de la finca Jaime. Quienes sí estuvieron en ella fueron el coronel Teodoro Perpiñán y el teniente coronel Cristóbal Pérez, a su regreso del ingenio Mi Rosa en la noche del 29 de julio de 1896, por orientación del general Zayas.

En estas seis expediciones participaron:

Oscar Sánchez Arencibia: Jefe de la Sección de Arqueología de la UNHIC en Mayabeque

Nivaldo Pérez Martínez: Vicepresidente de la UNHIC provincial de Mayabeque e historiador del municipio Quivicán.

Ashley Gerónimo Viera: Secretario de Actividad Científica de la UNHIC provincial de Mayabeque

Osvaldo Jiménez Vázquez: Zooarqueologo del Gabinete de Arqueología de la oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

Yakeline Caram Suarez: Especialista en Museología

Elizabeth González Caram: Estudiante de Arqueología

Miguel Ángel Cruz: Fotógrafo Profesional

Idania Cervera Rodríguez: Profesora de Historia del Centro Mixto Nelson Acosta

Maite Rodríguez Tojeiro: Miembro del grupo espeleológico Aguas Claras.

Nobel Felipe Hernández: Presidente de la Sección de Base de la ACRC en el Asentamiento Poblacional Pablo Noriega.

Autor: Lic. Oscar Sánchez Arencibia

Recuperan en la Boella (Tarragona) herramientas y restos esqueléticos de animales de hace un millón de años

Restos esqueléticos prehistóricos recuperadao en el Barranco de la Boella (Tarragona). IPHES

La decimotercera campaña de excavaciones que el Instituto Catalán de Paleocología Humana y Evolución Social (IPHES) ha dirigido al Barranco de la Boella -en el término municipal de La Canonja- ha permitido recuperar restos esqueléticos de animales y herramientas de piedra prehistóricas contemporáneas a las primeras ocupaciones humanas de Eurasia, entre hace un millón y 800.000 años.

Iniciados el pasado 7 de septiembre, los trabajos finalizarán este miércoles. Los arqueólogos valoran especialmente la investigación en este espacio para poder explicar las primeras ocupaciones humanas en el continente europeo, un periodo con evidencias prehistóricas muy escasas.

Pico hecho con esquisto encontrado junto a los restos de mamut. IPHES

Este año, las tareas se han centrado en explorar la superficie de los niveles arqueológicos más recientes de la unidad estratigráfica II fechada en el Pleistoceno Inferior final -entre un millón y 800.000 años-. Estas superficies con restos arqueológicos del Paleolítico Inferior fueron moldeadas por río Francolí y sus afluentes. Las especies animales identificadas son «numerosas» e ilustran «paleoambientes con abundante agua dulce, como se observa en las zonas interiores de humedales y albuferas típicas de la costa mediterránea».

Se han documentado animales corredores de espacios abiertos -rinocerontes, caballos, cèrvidos- y otros que necesitan gran cantidad de agua como los hipopótamos y mamuts. Este año también se han encontrado partes dentarias de carnívoros -jaguares- y restos fecales de carroñeros -hienas-. Las industrias de piedra tallada están hechas con sílex «de mucha calidad y esquistos».

Foto:Intervención en extensión en la cala 2 del Barranc de la Boella. ARIADNA TIMONEDA/IPHES.

Los expertos destacan, además de la singularidad y antigüedad de los hallazgos, su buena conservación. Uno de los aspectos más relevante del conjunto de herramientas de piedra del Barranco de la Boella es la presencia de picos y hendidores, una especie de hachas de mano que son consideradas las más antiguas de Europa.

Los trabajos se desarrollan con el apoyo del Ayuntamiento de La Canonja, la Diputación de Tarragona y la AGAUR (Agencia de Gestión de Ayudas Universitarias e Investigación). Además, desde el Proyecto de Especialización y Competitividad Territorial (PECT) Turístico en familia se impulsa la acción 'Mamut' con el apoyo del Ayuntamiento de la Canonja y liderado por la Diputación de Tarragona. Financiado al 50% por los fondos europeos de desarrollo regional FEDER, se trata de un proyecto que pretende crear y promocionar productos de tipo vivencial y educativo entorno el turismo familiar.

Fuente: tarragonadigital.com | 28 de septiembre de 2020

El Museo Arqueológico Nacional acoge la exposición temporal "El majlis: diálogo entre culturas"

El Museo Arqueológico Nacional (MAN) abrió al público hoy la exposición temporal El majlis: diálogo entre culturas, un proyecto original del Museo del Jeque Faisal Bin Qassim Al Thani (Museo FBQ, Doha, Qatar). Las piezas seleccionadas proceden de cuatro continentes para mostrar el intercambio cultural entre diferentes civilizaciones a lo largo de la historia: coranes chinos, lámparas de mezquita hechas en Viena, alfombras persas con la Virgen María entre textos rusos, y objetos místicos que desde África, cruzando el mundo árabe, llegaron a la India.

La muestra, que permanecerá abierta hasta el 17 de enero, narra las historias que se podrían oír en un majlis, un espacio social de gran importancia para la cultura islámica, presente en todos los hogares árabes, inscrito desde 2015 en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO.

La exposición, organizada por el Museo FBQ en colaboración con los museos de Qatar, la oficina de la UNESCO en Doha y el Comité Nacional de Qatar para la Educación, la Cultura y la Ciencia y bajo el patronazgo de su Alteza Real el Emir de Qatar, Tamim bin Hamad al-Thani, llega a Madrid después de un recorrido europeo iniciado en septiembre de 2018.

Hasta ahora ha visitado El Palacio del Gran Maestre de La Valeta (Malta); el Palacio de Fontenoy, sede de la UNESCO en París; el Instituto del Mundo Árabe en París, o el Weltmuseum de Viena.

El Majlis, corazón de la muestra

El centro de la muestra, tanto física como conceptualmente, lo ocupa el majlis, un espacio de hospitalidad y diálogo presente en cualquier casa del Golfo Pérsico. Aunque significa literalmente “lugar para sentarse”, es mucho más que eso para la sociedad árabe e islámica, donde cumple un papel determinante al ser concebido como el centro de encuentros sociales, espacio político para el debate y foro para la enseñanza y el análisis.

Las obras que componen la exposición testimonian cientos de años de diálogo intercultural. Más que en el valor de estas piezas para la historia del arte, su importancia radica en lo que cuentan: relatos sobre civilizaciones que se relacionan entre sí y sobre la voluntad de establecer diálogos culturales. A través de ellas se muestran episodios de varias religiones, se plasman concepciones del mundo y del universo, se ilustran temas del poder y la política e historias de amor, guerra y paz.

La exposición contará con mediadores culturales para atender las consultas del público, además de visitas guiadas gratuitas y un conjunto de actividades destinadas a dar a conocer el concepto del majlis.

Fuentes: estrelladigital.es | madridiario.es | 28 de septiembre de 2020