Terminan de restaurar el excepcional vaso decorado hallado en el poblado ibérico del Cabeçó de Mariola (Alicante)

En los últimos meses está efectuándose el análisis detallado de los hallazgos y evidencias de las excavaciones realizadas entre 2013 y 2019 en el poblado ibérico del Cabeçó de Mariola (Alfafara y Bocairent) en Alicante. Estas actuaciones han sido llevadas a cabo por parte del Instituto de Arqueología-INAPH de la Universidad de Alicante y el Museo Arqueológico Camilo Visedo de Alcoy.

Entre estos objetos arqueológicos destacan algunas piezas excepcionales como una gran jarra pintada con figuras humanas que componen una composición de alto valor artístico y documental. Las paredes del vaso se diferencian en dos caras a partir de las asas y muestran cada una de ellas un séquito de mujeres que están realizando una ofrenda al sonido de la música.

Se trata de una pieza parecida al “Vas dels Guerrers” del yacimiento de La Serreta (Alicante) que se expone en las vitrinas del museo, pero con una escena muy diferente que muestra una actividad ritual. Estas obras artísticas de los íberos son muy esporádicas, hay que remontarse a 1956 cuando fue descubierto el ‘Vas’ de la Serreta.

Imagen del “Vas dels Guerrers" o "Vaso de los Guerreros"

La jarra fue encontrada en el interior de una casa del poblado que había sido destruida por un potente incendio que hizo que todas las piezas aparecieran muy fragmentadas y deterioradas por los efectos del fuego. Esto ha hecho que esta excepcional jarra decorada haya perdido una parte de la decoración y esté fragmentada en centenares de trozos. Ahora se ha concluido la restauración arqueológica de la pieza por parte de la técnica Eva Mendiola con una subvención de la Consellería de Educación, Cultura y Deporte. También se ha desarrollado el registro fotogramétrico para elaborar una réplica digital que permitirá reconstruir virtualmente la escena, investigación a cargo de Patrimonio Digital de la UA. Todo esto, mientras finaliza el análisis del vaso con la lectura de los detalles, los paralelos y el significado ritual.

La investigación comporta el estudio detallado de un barrio del poblado con casi unos veinte departamentos y la evaluación de miles de piezas cerámicas que componían las vasijas domésticas que empleaban los habitantes cuando el poblado fue atacado y destruidoa inicios del siglo I a.n.e. por los romanos.

Según el concejal de Cultura, Raül Llopis, «al concluir el estudio, la pieza formará parte de una monografía que en la actualidad se prepara por parte de Josep Maria Segura i Ignasi Grau. Prevemos que las piezas destacadas, como la ahora presentada, sean expuestas en el Museo Arqueológico. Esta investigación ofrecerá una imagen detallada de las formas de vida de los últimos íberos que habitaron estas comarcas justo antes del dominio romano. Quiero dar la enhorabuena a todo el equipo que ha trabajado en esta investigación por la gran labor que han realizado».

Fuente: elperiodic.com | 14 de diciembre de 2020

Localizan el foso defensivo del yacimiento fenicio Cabezo Pequeño del Estaño (Alicante)

Fotografía del foso recién descubierto

Arqueólogos de la Universidad de Alicante (UA) y del Museo Arqueológico de Guardamar del Segura (Alicante) han localizado durante una excavación el foso defensivo del yacimiento fenicio Cabezo Pequeño del Estaño (solo hay otro en Cádiz). La ubicación, intacta y de grandes dimensiones, refuerza el carácter defensivo de la ciudadela, otorgándole una mayor condición inexpugnable y capacidad de resistencia ante ataques.

«Una vez más, como sucede con la espectacular muralla de este yacimiento, los paralelos más cercanos conocidos se encuentran en el próximo Oriente, en ciudades fenicias como Tell Dor o Beirut», según la UA.

El hallazgo confirma así el «papel fundamental» que jugó el emplazamiento como punta de lanza de la política colonial fenicia entre los siglos IX y VIII a.C, según ha indicado un comunicado de la institución académica. Mientras que el foso cuenta con una profundidad de cerca de tres metros y una anchura de más de ocho metros en la parte superior.

La incertidumbre y hostilidad que estos pobladores experimentaron a su llegada a la costa ibérica les llevó a erigir una fortificación de envergadura suficiente como para cumplir con sus intereses en la desembocadura del río Segura: explotar los recursos, principalmente metalúrgicos.

Junto con el existente en el Castillo de Doña Blanca, en Cádiz, es el único de estas características conservado en todo el Mediterráneo occidental en esa cronología, según la UA.

La nueva campaña de excavación arqueológica, que se está desarrollando estos días en el yacimiento, se enmarca dentro del Plan General de Investigación de la Conselleria d’Educació, Cultura i Esport de la Generalitat Valenciana, promovido desde el Ayuntamiento de Guardamar del Segura y el INAPH de la Universidad de Alicante.

Uno de sus directores, el arqueólogo del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH) de la UA, Fernando Prados (izquierda) ha calificado con los adjetivos de «enorme e intacto» el «excepcional» hallazgo del foso del yacimiento amurallado fenicio.

Los trabajos están dirigidos por Prados; Antonio García, antiguo director del Museo Arqueológico de Guardamar del Segura; José Gambín, arquitecto del mismo municipio y la doctora Helena Jiménez, profesora de Historia Antigua de la Universidad de Murcia.

El equipo de trabajo se completa con la participación de investigadores en formación y técnicos procedentes de la universidad alicantina. Asimismo, el equipo de trabajo ha expuesto que «la excavación de la fortificación está permitiendo obtener una visión íntegra del conjunto defensivo, desdibujado hasta ahora por la acumulación sedimentaria y los efectos nocivos de la erosión y la cantera que destruyó tres cuartas partes del poblado en los años 90 (siglo XX)».

La fotografía aérea conservada previa a esta destrucción revelaba la potencial existencia de un foso defensivo que recorrían el cerro en paralelo a las líneas de muralla y que ahora ha salido a la luz con las excavaciones llevadas a cabo.

Fuentes: noticiasde.esabc.es | 9 de diciembre de 2020

Hallan en Kibyra (Turquía) dos espléndidas esculturas de los dioses Serapis y Asclepio

Izquierda: busto de Serapis. Derecha: estatua de Asclepio.

Un busto de Serapis y una estatua de Asclepio han sido el último hallazgo relevante que los arqueólogos ha realizado durante unas excavaciones en la ciudad de Kibyra, en el suroeste de Anatolia, en el distrito Gölhisar de Burdur. Según el diario Hurriyet Daily News, ambas obras escultóricas datan del período romano.

Popularmente conocida como la "ciudad de los guerreros heroicos y los caballos rápidos", la antigua ciudad de Kibyra llegó a la lista indicativa del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2016.

Serapis

El busto de Serapis, cuyas partes fragmentadas fueron encontradas el año pasado en un complejo de baños romanos, ha sido restaurado. El dios, de origen egipcio, está vestido con un quitón, un tipo de túnica habitual en la antigua Grecia, e himatión, un manto rectangular de lana. Ha sido a menudo representado como el dios del cielo y/o el dios de la luz.

Después de Alejandro Magno, Serapis se convirtió en uno de los más grandes dioses de la dinastía Ptolemaica, cruzando las fronteras de Egipto y adorado en todo el mundo antiguo, continuando su adoración en Anatolia durante muchos años. Se le identificó con Zeus, Asclepio, Dioniso, Hades y Poseidón, los principales dioses de la mitología griega. La adoración de este dios continuó en Anatolia durante muchos años.

Asclepio

La efigie de Asclepio —conocido entre los romanos como Esculapio—, de aproximadamente 38 centímetros de altura, fue descubierta en el territorio de un templo del culto imperial. La estatua se encontraba bajo una capa de restos calcinados y estaba rota en siete partes, no obstante todos sus fragmentos se han encontrado y puede ser completamente restaurada.

Este estatua, que se remonta al período imperial romano, será integrada y exhibida en su forma original después de los trabajos de conservación.

El busto de Serapis, que representa al dios de la medicina, aparece como a un hombre con pelo largo rizado y una gran barba. Tiene un bastón envuelto de serpientes —símbolo asociado con esta deidad y conocido como vara de Asclepio— y un huevo. Esto último suscita interés entre los científicos, ya que los hallazgos de huevos asociados con Asclepio son muy raros.

Se espera que, tras su restauración, ambas efigies se exhiban en el museo de Burdur (Turquía).

Fuentes: rt.actualidad.com | hurriyetdailynews.com | 30 de noviembre de 2020

Isaac Newton creía que las pirámides de Egipto eran la clave del Apocalipsis

Las notas se quemaron en un pequeño incendio provocado por el perro de Newton Sotheby's)

Ley de la gravedad, mecánica clásica, la naturaleza de la luz y la óptica, el desarrollo del cálculo infinitesimal… La obra de Isaac Newton es considerada como la cúspide de la revolución científica. Sus trabajos ayudaron a dejar atrás la oscura Edad Media y avanzar hacia una nueva etapa donde la razón se iba imponiendo a la fe.

Newton, sin embargo, también tenía un lado ‘oculto’, un perfil atraído por la alquimia y ramas oscuras de la teología. “Newton no fue el primero de la era de la razón, fue el último de los magos”, decía John Maynard Keynes. Intereses que quedan patentes en unas notas inéditas del matemático que la casa de subastas Sotheby's pondrá a la venta este martes y que revelan su obsesión con las profecías bíblicas, las pirámides egipcias y el apocalipsis.

Isaac Newton escribió estas notas alrededor de 1680 (Sotheby's).

Notas inéditas

Las notas, escritas alrededor del año 1680, están parcialmente quemadas por culpa, según la leyenda, de un pequeño incendio provocado por Diamond, el perro del científico, que saltó sobre la mesa donde estaban los papeles y tiró una vela. A pesar de los pequeños desperfectos, se puede leer el estudio que hizo Isaac Newton de antiguas unidades de medida.

Parte del texto se refiere a las dimensiones de la Gran Pirámide de Guiza, la más antigua de las siete maravillas de mundo. El intelectual británico hace uso de lo que John Greaves explica en su obra Pyramidographia (1646), el primer libro dedicado a las pirámides.

Newton se sorprendió porque las dimensiones de las entradas, túneles y cámaras fueron planeadas en codos reales (Cubiti Regii). Son 38 líneas escritas en latín con extensas revisiones y correcciones que también incluyen detalles sobre medidas utilizadas en Roma, Turquía, Persia y otros lugares.

Esta parte -en la que se hace referencia al pie parisino, el pie de Renania, el pie veneciano o el pie ático- se complementa con otros versos que mezclan inglés, latín, griego y hebreo sobre antiguas medidas relacionadas con Hércules y Moisés, otras extraídas de Herodoto e incluso el codo sagrado de los hebreos. En esa hoja hay restos de sellos de cera roja.

Los textos están escritos en latín e inglés, aunque también se usa el griego y el hebreo (Sotheby's).

Pirámides

Es en ese punto cuando Newton apunta notas sobre la analogía de las profecías bíblicas, especialmente las de Daniel y Juan. Las tres hojas que se van a subastar han sido conservadas y estabilizadas por expertos tras haber sufrido daños por fuego con pérdida de papel y texto en los bordes

El matemático inglés creía que las pirámides de Guiza no eran solo las mayores maravillas arquitectónicas que habían sobrevivido desde la antigüedad, sino que también eran una llave que podía revelar secretos profundos. Isaac Newton entendía que estudiar la Gran Pirámide podía ayudarlo a comprender las profecías bíblicas y conocer el momento del Apocalipsis.

“También es probable que haya esperado que pudiera proporcionarle la prueba de su Teoría de la gravedad”, explican los expertos de Sotheby’s. La creencia de que los egipcios tenían acceso a un conocimiento profundo que se perdió con el tiempo era una de las teorías centrales de la alquimia.

“Estas notas revelan que Newton buscaba una estructura subyacente en la pirámide: la unidad de medida utilizada por sus constructores. Comparó una amplia gama de medidas, incluidas las dimensiones externas, la longitud de los túneles o galerías, la altura de las cámaras y el tamaño de los ladrillos individuales. Su objetivo era demostrar que todos se habían calculado a partir de una unidad de medida común: el codo real”, señalan.

Codo egipcio: meh. Siglo XIV a. C. Museo del Louvre.

Unidad de medida

Newton había estado lidiando con la teoría de la gravedad desde mediados de la década de 1660, pero para demostrar sus cálculos a escala planetaria necesitaba una medida precisa de la circunferencia de la Tierra. Por eso creía probable que los humanos antiguos hubieran podido medir el planeta usando técnicas que el hombre moderno había olvidado.

Las cifras dadas por Eratóstenes en el siglo III a.C. no se ajustaban a las proposiciones de Isaac Newton para la atracción gravitacional, por lo que recurrió a una figura anterior dada por Tales y Anaximandro en el siglo VI antes de Cristo: que la circunferencia de la Tierra era de 400.000 "estadios". “Suponiendo que los griegos tomaron sus medidas de los egipcios, debería ser posible cuantificar el estadio desde el codo y la tierra desde el estadio”, concluyen los expertos.

Newton abandonó finalmente esta línea de invstigación antes de publicar sus famosos Principia (Philosophiæ naturalis principia mathematica), pero es probable que al hacer estas notas esperara que la pirámide le diera la medida de la Tierra y probara la teoría de la gravedad.

El interés por la alquimia de Isaac Newton pasó desapercibido durante siglos hasta que, en 1936, el conde de Portsmouth vendió una serie de artículos y se descubrieron esos trabajos. Ningún objeto fue de mayor importancia para el matemático que el Templo de Salomón, descrito en detalle por Ezequiel y el escenario del Apocalipsis. Creía que un conocimiento exacto de la arquitectura y las dimensiones del edificio le permitirían interpretar correctamente los significados profundos y ocultos de la Biblia.

Fuente:lavanguardia.com | 7 de diciembre de 2020

Hallan en el Foro de Trajano de Roma bustos de Dionisio y el emperador Augusto

Los bustos hallados de Dionisio y Augusto. Foto: EFE/EPA/ANGELO CARCONI

El subsuelo de Roma sigue desvelando restos de su pasado y este pasado viernes se presentaron los últimos hallazgos en el Foro de Trajano, entre los que hay un friso y dos bustos atribuidos al emperador Augusto de joven y otro del dios del vino, Dioniso.

Este nuevo y "excepcional" hallazgo arqueológico fue localizado bajo el primer tramo de la Via Alessandrina, adyacente a la avenida de los Foros Imperiales, construida en la dictadura de Benito Mussolini en 1932 sobre los restos de la antigua Roma.

Vista del Foro de Trajano

De este modo los Foros de Trajano, el primer emperador hispano (gobernó entre el 98 y el 117 d.C), se han ampliado nuevamente, demostrando que "la ciudad es una caja inagotable de tesoros", según celebró su alcaldesa, Virginia Raggi, en su presentación telemática.

Las excavaciones en la Vía Alessandrina, costeadas por Azerbaiyán con una inversión de un millón de euros, han permitido encontrar estas obras escultóricas que atestiguan el glorioso pasado de una ciudad que hace dos milenios era "caput mundi", cabeza del mundo.

Entre los vestigios hay una cabeza de la edad imperial identificada con Dionisio (Baco, en la cultura romana), deidad de la fertilidad, el frenesí y el vino, y otra atribuida al primer emperador, Augusto, en edad juvenil, según indicaron desde la Superintendencia cultural.

Además se han encontrado sesenta fragmentos de un friso en el que están representados los pueblos vencidos por Roma hasta ese momento y las grandes gestas de sus legiones.

Un friso que hace dos mil años decoraba los paneles marmóreos y conmemorativos de la Basílica Ulpia o quizá los pórticos de la plaza del Foro de Trajano. Y que fue esculpido para celebrar la "Pax Romana", el largo periodo de estabilidad iniciado en tiempos de Augusto tras la guerra civil que sepultó la República, en torno al 30 a.C.

Los restos serán expuestos permanentemente en el Museo de los Foros Imperiales en los Mercados de Trajano, a dos pasos de la céntrica plaza Venecia, en el barrio romano de Monti.

Fuente: eluniversal.com.mx | 11 de diciembre de 2020

Según un nuevo estudio, los humanos antiguos pudieron haber hibernado para sobrevivir a los duros inviernos glaciales

Vivir en la oscuridad, o incluso hibernar, podría haber provocado en los humanos antiguos lesiones óseas derivadas de la ausencia de vitamina D. Gorodenkoff / Getty Images

Algunos de los humanos antiguos que vivieron en Europa hace medio millón de años podrían haber desarrollado una estrategia de supervivencia para lidiar con los duros y gélidos inviernos: hibernar. Al menos, esa es la afirmación de dos investigadores. Otros expertos cuestionan tal evidencia, pero una investigación llevada a cabo, y publicada en L'antrhopologie, sugiere que una condición similar al estado de hibernación podría haber sido posible en los humanos.

La Sima de los Huesos se encuentra en el norte de España, en Atapuerca, Burgos, y es uno de los yacimientos más importantes del mundo para estudiar la evolución humana. Las excavaciones en el área han descubierto más de 7.500 fósiles pertenecientes a los esqueletos de al menos 29 humanos antiguos, categorizados -en un principio- como pertenecientes a la especie Homo heidelbergensis. Después de estudiar sus huesos y fragmentos de ADN con gran detalle, se descubrió que estos antiguos humanos eran antepasados ​​de los neandertales (pre-neandertales).

La especie Homo heidelbergensis habitó Europa hace aproximadamente entre 800.000 a 400.000 años, y debe su nombre al hallazgo de una mandíbula inferior, inusualmente robusta, que fue descubierta en 1907 en el pueblo de Mauer, cerca de Heidelberg (Alemania).

Deficiencia de vitamina D

El paleoantropólogo Antonis Bartsiokas (izquierda), de la Universidad Demócrito de Tracia, en Grecia, cree que estudios anteriores han pasado por alto un punto importante, a saber, que los restos óseos de la Sima de los Huesos muestran evidencias de una serie de enfermedades asociadas con la deficiencia de vitamina D, entre ellas la osteodistrofia renal y el raquitismo, las cuales Bartsiokas diagnosticó basándose en los depósitos óseos anteriores, inusualmente gruesos, de las cuencas de los ojos, así como en la presencia de huesos de las piernas muy arqueados. En consecuencia, los individuos de la Sima de los Huesos ostentan unas patologías que indican que pasaban muchos meses en ambientes oscuros (cuevas), privados de la luz solar suficente como para producir la necesaria vitamina D a sus cuerpos.

“Al principio estaba confundido, pues hasta el momento se ha reportado la existencia de raquitismo y deficiencia de vitamina D en otras poblaciones históricas, especialmente en aquellas que viven en centros urbanos densamente poblados, donde el acceso a la luz solar es más difícil. Pero tales condiciones nunca se han registrado en personas tan antiguas", dice Bartsiokas.

Uno de los restos de la Sima de los Huesos utilizados en el estudio.

A medida que investigó el problema con más de detalle, se dio cuenta de que la misma serie de patolgías ocurre a menudo en animales que hibernan en cuevas, incluidos los murciélagos, según informa New Scientist.

Él y su colega Juan Luis Arsuaga (izquierda), de la Universidad Complutense de Madrid, que el análisis óseo de los homínidos de la Sima de los Huesos indica que parece que hibernaban en cuevas. Bartsiokas cree que esta es la única explicación que posibilita dar cuenta de la gran ausencia de vitamina D que se observa en dichos restos óseos.

"Esta explicación puede parecer una locura, pero también es lo suficientemente original como para ser verdad", dice Bartsiokas, y señala que algunos de nuestros primos lejanos primates, como el ratón lémur gris (Microcebus murinus), hibernan durante días.

Una de las Edades de Hielo más duras

Un estudio de 2019 sugiere que los homínidos de la Sima de los Huesos vivieron hace entre 455.000 y 440.000 años, lo que significa que padecieron una de las Edades de Hielo más severas en un millón de años. Bartsiokas sostiene que tales condiciones climáticas podrían haber actuado como una presión selectiva extrema, la cual alentó a los homínidos a adaptarse al proceso de hibernación en un período muy corto de unos 50.000 años.

Se cree que ningún otro homínido habría hibernado, dado que la mayoría de los mismos vivieron en regiones más cálidas, donde no sería necesario hacerlo. Bartsiokas afirma que los humanos antiguos que sobrevivieron a inviernos fríos, incluidos los neandertales, tenían adaptaciones anatómicas para hacer frente al clima polar, proporcionándoles una estructura facial distintiva. De igual modo, también hay que considerar que habrían tenido un buen acceso a la carne animal rica en grasas, lo que permite, por ejemplo, que las poblaciones árticas actuales no desarrollen deficiencias en vitamina D durante los sombríos meses de invierno.

Juan Luis Arsuaga y sus colegas, excavando en la Sima de los Huesos. JAVIER TRUEBA/MSF

Críticas de otros expertos

Sin embargo, la bioarqueóloga Megan Brickley (izquierda), de la Universidad McMaster, en Canadá, no está convencida de los argumentos presentados. Ella se ocupa de enfermedades metabólicas óseas y de las deficiencias de vitamina D, y la impresión que tiene es que los restos óseos de la Sima de los Huesos no muestran una clara evidencia de raquitismo.

Brickley cree que es posible que los humanos de Atapuerca hayan tenido alguna otra forma de enfermedad ósea metabólica durante su vida, pero no cree que haya evidencias que sugieran que sean causa de una hibernación.

Para Fred Spoor (derecha), del Museo de Historia Natural de Londres, la idea de que los individuos de la Sima de los Huesos pudieran invernar no la ve, en principio, impensable.

Fuentes: newscientist.com | index.hr | technologiemedia.net | 9 de diciembre de 2020

Logran descifrar el sistema de escritura elamita lineal y demostrar que es paralelo al protocuneiforme de Mesopotamia y a los jeroglíficos de Egipto

Izquierda: escritura elamita lineal "Inscripción B" encontrada en una piedra grabada hallada en Susa, Irán, atribuida al soberano Puzur-Shushinak (2150-2100 a.C), Museo del Louvre. Derecha: "Inscripción K" en elamita lineal en un jarrón de plata Gunagi de 1900/1880 a.C.-Irán.

El anuncio, muy inusual, debe haber deleitado los ánimos del abate Jean-Jacques Barthélém y, de Sylvestre de Sacy o de Jean-François Champollion.

El arqueólogo francés François Desset (izquierda), del Laboratorio Archéorient en Lyon, anunció el pasado 27 de noviembre que había logrado descifrar inscripciones que tienen 4.400 años de antigüedad. Todas ellas fueron elaboradas en elamita lineal, una escritura utilizada en Elam (imperio elamita) los cuales habitaron en lo que hoy es Irán.

Diversos académicos, que se reunieron online para conocer este descubrimiento del Departamento de Bienes Culturales de la Università degli Studi di Padova, en Padua (Italia), estaban entusiasmados. Durante más de un siglo, este sistema de escritura, utilizado en la meseta iraní en el antiguo reino de Elam, entre el final de III milenio y el comienzo del II milenio a.C., había escapado a su desciframiento, como es el caso igualmente del denominado lineal A cretense o la escritura del valle del Indo.

Entre muestras de admiración y felicitación de compañeros, el profesor Desset, recién llegado de la Universidad de Teherán, donde imparte clases desde 2014, explicó en inglés que: “Esta escritura había sido descubierta por primera vez en la antigua ciudad de Susa (Irán) en 1901, y durante 120 años no hemos sido capaces de leer sus textos de hace 4.400 años por no haber encontrado la llave que lo permitiera”. Pero este año lo ha logrado, gracias a la oportunidad que le ha ofrecido la cuarentena por coronavirus que ha debido guardar en su apartamento de Teherán y a la colaboración de otros tres colegas, Kambiz Tabibzadeh, Matthieu Kervran y Gian-Pietro Basello.

Área de escritura elamita lineal en el IV-III milenio a.C.

"Sistemas de escritura contemporáneos"

Los ejemplos más antiguos de escritura conocidos hasta la fecha provienen de Mesopotamia (actual Irak) y se remontan a la Edad del Bronce, alrededor del 3300 a.C.: son tablillas protocuneiformes. ¡Pero el desciframiento del elamita lineal pone en duda esta supremacía. "Hemos descubierto que, en efecto, alrededor del 2300 a.C., existía un sistema de escritura paralelo en Irán, y que su versión más antigua, llamada escritura protoelamita (3300 - 2900 a. C.), se remonta a tiempos tan lejanos como los primeros textos cuneiformes mesopotámicos", afirma Desset.

"También puedo decir ahora que la escritura no apareció primero en Mesopotamia y luego en Irán: estos dos sistemas, el protocuneiforme mesopotámico y el protoelamita iraní, eran de hecho contemporáneos. No había una escritura madre de la cual la protoelamita sería hija, sino que había dos escrituras hermanas. Por otra parte, en Irán tampoco existían dos sistemas de escritura independientes, como han venido pensando los especialistas, con el protoelamita por un lado y el elamita lineal por el otro, sino una misma escritura que ha estado sometida a su evolución histórica y ha sido transcrita con variaciones en dos períodos distintos".

Todo ello cambia por completo la perspectiva sobre la aparición del sistema de escritura en el Próximo Oriente, ya que ahora es más exacto decir que Irán había desarrollado su propio sistema de escritura "al mismo tiempo" que en Mesopotamia, y que la meseta iraní ya no debe ser ignorada en las reconstrucciones históricas que tratan sobre los orígenes de la escritura...

Inscripción elamita lineal en la parte superior de este jarrón de plata de Marvdasht (Irán), fechado en el III milenio a.C. © François Desset.

Es esta forma más reciente de escritura iraní (el elamita lineal) la que ha podido ser descifrada. En la actualidad esta la constituyen cuarenta inscripciones provenientes del sur de Irán, en la antigua ciudad de Susa, vía Fars (con la región de Kam Firouz y la llanura de Marvdasht, justo al lado del famoso enclave aqueménida de Persépolis), y del el sureste iraní con Shahdad y el famoso sitio de Konar Sandal / Jiroft.

A diferencia del cuneiforme mesopotámico, que es un sistema de escritura mixto que combina fonogramas (signos que transcriben un sonido) y logogramas (signos que transcriben una cosa, una idea, una palabra), el elamita lineal presenta una característica única del mundo del III milenio a.C., al ser una escritura puramente fonética (con signos que señalan sílabas, consonantes y vocales). Utilizada desde alrededor del 3300 al 1900 a.C., la escritura iraní ha evolucionado considerablemente entre sus textos más antiguos (las tablillas protoelamitas) y los más recientes (los textos del elamita lineal), con un notable proceso de "desnatado". De los 300 signos iniciales que permiten anotar nombres propios en las tablillas proto-elamitas (la gran mayoría de las cuales se conserva actualmente en el Museo del Louvre), sólo de 80 a 100 permanecerán posteriormente en el elamita lineal en su versión más reciente. Aproximadamente un centenar de signos fueron utilizados continuamente durante unos 1400 años y generalmente escritos de derecha a izquierda y de arriba a abajo.

"Para trabajar sobre ellos, hemos dividido los cuarenta textos que teníamos disponibles en 8 'corpus', en función de su procedencia y de su época, dado que el elamita linal fue usado desde el 2300 al 1900 a.C. bajo el reinado de varios gobernantes y dinastías y en diferentes regiones”, continúa el arqueólogo. "La mayoría de los textos son inscripciones reales bastante repetitivas, dedicadas a dioses antiguos, tal como 'Yo soy [el nombre], el gran rey de [nombre], el hijo de [nombre del padre], hice este objeto para [nombre de dios o de una persona]'".

Cono de terracota con inscripciones elamitas lineales que datan del 2500 al 2300 a. C. © François Desset

El 'clic' de los "jarrones de Gunagi"

Para François Desset, el 'clic' del descifrado se produjo en 2017 durante el análisis de un corpus de 8 textos escritos en jarrones de plata calificados como "jarrones Gunagi", datados alrededor de 2000-1900 a.C., y procedentes de tumbas en la región de Kam-Firouz (actualmente en una colección privada en Londres). Como estos vasos presentaban secuencias de signos muy repetitivas, de hecho estandarizadas, el arqueólogo pudo identificar los signos utilizados para anotar los nombres de dos gobernantes, Shilhaha y Ebarti II (ambos reinaron alrededor de 1950 a.C.) y la deidad principal adorada entonces en el suroeste de Irán, Napirisha.

Este primer paso del desciframiento, publicado en 2018, culminó este año con el desciframiento completo, que será publicado en una revista científica en 2021. Así, por ejemplo, en un magnífico jarrón de plata descubierto en la región de Marvdasht, en la década de 1960, y actualmente conservado en el Museo Nacional de Teherán (Irán), ahora podemos leer: "Para la dama de Marapsha [topónimo], Shumar-asu [su nombre], hice este vaso de plata. En el templo que será famoso por mi nombre, Humshat, lo puse como una ofrenda para ti con benevolencia". Es el resultado de años de arduo trabajo. "He trabajado en estos sistemas de escritura desde el año 2006, explica el investigador de Sciences et Avenir. No me desperté una mañana diciéndome que había descifrado la escritura elamita lineal, sino que me ha llevado más de 10 años hacerlo, y nunca estuve seguro de que llegaría a la meta".

Tableta de arcilla con texto elamita lineal. Museo del Louvre. Sb 9382.

La escritura elamita lineal señala a un lengua en particular, el elamita. Se trata de un aislamiento lingüístico que no puede asociarse en la actualidad a ninguna otra familia lingüística conocida, tal como le sucede, por ejemplo, al euskera. "Hasta lograr su desciframiento, todo lo concerniente a las poblaciones que ocupaban la meseta iraní provenía de escritos mesopotámicos. Estos nuevos descubrimientos nos permitirán, finalmente, acceder al propio punto de vista de los hombres y mujeres que ocupaban el territorio que designaron como Hatamti, mientras que el término Elam, por el que los hemos conocido hasta ahora, en realidad corresponde sólo a un concepto geográfico externo formulado por sus vecinos mesopotámicos”.

Este avance en el desciframiento tiene importantes implicaciones en tres áreas, continuó François Desset: "Sobre la historia iraní; sobre el desarrollo de la escritura en Irán en particular y sobre el Próximo Oriente en general, con consideraciones sobre la continuidad entre los sistemas de escritura protoelamita y elamita lineal; y sobre el propio lenguaje hatamtita (elamita), ahora mejor documentado en su forma más antigua y también accesible por primera vez mediante un sistema de escritura distinto del cuneiforme mesopotámico".

Para Massimo Vidale (izquierda), el protohistoriador italiano organizador de la conferencia de Padua, (y que Sciences et Avenir acaba de publicar con el título "Hatra, la ciudad del Dios-Sol" (Irak), en su revista de diciembre de 2020) "Francia, con este nuevo desciframiento, mantiene su primacía en el "craqueo" de viejos sistemas de escritura perdidos".

En cuanto a François Desset, ya se ha embarcado en descifrar el estado más antiguo de la escritura iraní, las tablillas protoelamitas, para las que considera haber abierto ahora "un camino".

Sobre el desciframiento de escrituras antiguas

No debemos confundir el lenguaje (sonidos hablados) y la escritura (signos visuales). Por tanto, se puede utilizar el mismo sistema de escritura para anotar diferentes lenguas. Por ejemplo, el alfabeto latino permite actualmente transcribir el francés, el inglés, el italiano y el turco. Del mismo modo, la escritura cuneiforme de los mesopotámicos permitió transcribir varios idiomas como el acadio (idioma semítico), el persa antiguo (idioma indoeuropeo) o incluso el elamita y el sumerio (aislamientos lingüísticos).

Por el contrario, una lengua también puede ser transcrita por diferentes sistemas de escritura como el persa (una lengua indoeuropea), que actualmente también se escribe con el alfabeto árabe en Irán (y a veces el alfabeto latino, con el sorprendente fenómeno del fingilish), o con el alfabeto cirílico en Tayikistán, mientras que se ha observado en el pasado un sistema cuneiforme en el período aqueménida (ca. 520-330 a. C., para la antigua Persia) o el alfabeto arameo en el período sasánida (siglos III a VII d.C. para la Persia de la Edad Media). En el caso de la lengua elamita, hasta ahora se conocía únicamente a través de la escritura cuneiforme. Con el desciframiento de la escritura elamita lineal realizada por el profesor François Desset, ahora tenemos acceso a este lenguaje a través de un sistema de escritura probablemente desarrollado específicamente para ello, y, por lo tanto, refleja mejor que la escritura cuneiforme las sutilezas fonológicas de este lenguaje.

Fuente: sciencesetavenir.fr | 7 de diciembre de 2020