Descubren otra vía vasca por la que el 'Homo sapiens' entró a la península ibérica

Nuevos indicios descubiertos a raíz de la reinterpretación de distintos útiles del yacimiento guipuzcoano de Usategi sugieren la existencia de una hasta ahora desconocida vía de entrada a la península ibérica, a través de Euskadi, por la que, entre 25.000 y 20.000 años atrás, el Homo sapiens habría penetrado en nuestro territorio.

Los responsables de este hallazgo, el catedrático de Prehistoria de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) Álvaro Arrizabalaga y el profesor Aitor Calvo (izquierda), de la Universidad de Erlangen-Núremberg, advierten no obstante de que la nueva vía descubierta habría tenido una "significación menor" que la del corredor de Txingudi, en la actual frontera entre los estados español y francés, que fue el más utilizado por estas poblaciones para internarse en el norte peninsular, una vez superado el río Bidasoa.

Arrizabalaga explica, que lo más habitual era que estas "bandas de cazadores recolectores" siguieran una ruta paralela a la costa hasta llegar al río más occidental de Guipúzcoa, el Deba, que luego utilizarían como "principal corredor norte-sur" para acceder al valle del Ebro.

Por el contrario, quienes emplearon la nueva ruta ahora descubierta habrían actuado movidos por un propósito muy diferente ya que, según el experto de la UPV/EHU, lo que querían era conseguir el sílex de gran calidad de la sierra de Urbasa, al que accedían desde el sur del actual estado francés, como se deduce de la revisión de los útiles hallados en Usategi (Ataun) en los años 70 por el antropólogo José Miguel de Barandiarán.

Cueva en Usategui. Guipúzcoa.

Se trata, aclara Arrizabalaga, de un yacimiento ubicado en el interior y "relativamente pequeño", una cueva en la que se localizaron unas pocas piezas de sílex y una azagaya isturitziense de hueso "muy poco corriente" (Magdaleniense medio), de las que sólo se conocen cuatro a este lado de los Pirineos, pero que son más habituales al norte, en la actual Francia, la mayoría de ellas halladas en el yacimiento de Isturitz (que les da nombre), pero también en puntos de Aquitania y el Périgord.

Se da la circunstancia de que una parte del sílex de Usategi también era procedente del norte de los Pirineos, mientras que la otra era de la sierra de Urbasa.

Todos estos datos han llevado ahora a los investigadores a conjeturar que "Usategi, fue un alto de caza". Un lugar que, "de manera muy esporádica", en dos o tres ocasiones, fue ocupado "por muy pocos días" por un grupo reducido de personas que hacía expediciones en busca de sílex en partidas, que también podían ser cinegéticas o de exploración del territorio peninsular, a través de una "ruta secundaria" que atravesaría lo que hoy en día es el puerto de montaña de Belate, en Navarra.

Foto: Útiles de sílex del yacimiento de Usategi. EFE/Universidad del País Vasco/Aitor Calvo.

Una hipótesis que plantea en paralelo una curiosa derivada, ya que Usategi es, junto a Altxerri, uno de los dos únicos yacimientos paleolíticos del valle guipuzcoano del río Oria, un punto donde, a diferencia de todos los valles vecinos, existe una llamativa escasez de vestigios arqueológicos conocido por los expertos como el "vacío del Oria".

Al quedar ahora "desvinculado" por esta nueva tesis de "la vía de poblamiento general" que se llevó a cabo a través de Txingudi, el vacío del Oria se queda ahora "más vacío que nunca", describe Arrizabalaga, quien considera que "realmente estamos un poco más huérfanos" de restos paleolíticos en este valle. Una circunstancia que además "hace más misteriosa una incógnita" para la que "faltan explicaciones".

Fuentes: noticiasnavarra.com | efe.com | 14 de noviembre de 2021

Descubierto en Armenia el acueducto más oriental del Imperio Romano

La excavación muestra un pilar del acueducto inacabado - Proyecto Artaxata

Una anomalía detectada magnéticamente durante las excavaciones en la ciudad real helenística de Artashat-Artaxata, en la Antigua Armenia, condujo a arqueólogos de la Universidad de Münster (Alemania) y de la Academia Nacional de Ciencias de la República de Armenia al descubrimiento del acueducto arqueado más oriental del Imperio Romano.

«Los cimientos monumentales son evidencia de un acueducto inacabado que fue construido por el ejército romano entre 114 y 117 d.C.», explica el profesor Achim Lichtenberger (izquierda), del Instituto de Arqueología Clásica y Arqueología Cristiana de la Universidad de Münster. Según explica este autor del estudio que acaba de ser publicado en la revista Archäologischer Anzeiger', «en ese momento, Artaxata estaba destinada a convertirse en la capital de una provincia romana en Armenia».


Bajo el poder de Trajano, emperador de Roma desde el año 98 al 117 d.C., se intentó incorporar la provincia de Armenia al Imperio Romano. Fue el momento en el mismo alcanzó su mayor extensión, aunque solo fuera por un corto espacio de tiempo.
Foto: Resultados de la prospección magnética realizada en Artaxata en 2018 y posición de pilares excavados y pilares sospechosos.

La prueba de un fracaso

«La construcción planeada y parcialmente terminada del acueducto en Artaxata muestra cuánto esfuerzo se hizo, en muy poco tiempo, para integrar la infraestructura de la capital de la provincia en el Imperio», afirma Torben Schreiber (derecha), del Instituto de Arqueología Clásica y Arqueología Cristiana de la Universidad de Münster y coautor del estudio. «El acueducto quedó inacabado porque después de la muerte de Trajano, en el año 117 d.C., y su sucesor Adriano renunció a la provincia de Armenia antes de que se completara el acueducto».

El hallazgo es, a juicio de los arqueólogos, una prueba del fracaso del imperialismo romano en Armenia.

Vista del yacimiento de Artaxata / foto Jona Lendering en Wikimedia Commons

En su campaña de excavación, el equipo utilizó una combinación multidisciplinaria de métodos de los campos de la arqueología, la geofísica, la geoquímica y la arqueoinformática. Por primera vez se examinó geomagnéticamente el área de la metrópoli helenística de Artaxata, en la llanura de Ararat. En esta etapa de su trabajo, en la que los expertos registraron cualquier anomalía, detectaron que la imagen geomagnética mostraba una llamativa línea de puntos, que analizaron posteriormente con sondeos. Los resultados fueron documentados en tres dimensiones. Las perforaciones adicionales proporcionaron evidencia de más pilares sin terminar o destruidos del acueducto.

«Usamos imágenes de satélite e imágenes infrarrojas de un dron para visualizar el curso de los pilares del acueducto», explica el doctor Mkrtich Zardaryan (izquierda), del Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia Nacional de Ciencias de la República de Armenia.

«Reconstruimos el recorrido planificado del acueducto mediante un análisis de ruta asistido por ordenador, entre las posibles fuentes del agua y su destino».

Un análisis científico del mortero de cal utilizado demostró que se trataba de una mezcla típica romana. Además, un análisis de muestras de suelo fechó la construcción del acueducto entre el 60 y el 460 d.C. En opinión de los investigadores, estos datos señalan al reinado del emperador Trajano como la fecha más probable en que se construyó.

Un equipo de científicos alemanes y armenios, encabezados por Achim Lichtenberger (Universidad de Münster), Mkrtich Zardaryan (Academia de Ciencias de Armenia) y Torben Schreiber (Universidad de Münster), lleva desde 2018 investigando la metrópoli helenística de Artaxata en la llanura de Ararat, en Armenia. Su objetivo es estudiar tanto una ciudad real helenística recién establecida como la impronta cultural multifacética entre Asia Central, Irán y la región del Mediterráneo.

Fuente: abc.es | 17 de noviembre de 2021

El Argar: una sociedad única en la península ibérica explicada por un estudio genético

Yacimiento argárico de La Bastida en Murcia. Es uno de los asentamientos más grandes y mejor excavados de la cultura de El Argar (2.200 a 1.550 a. C.). © ASOME-UAB

Hace 4500 años, en torno al año 2500 antes de nuestra era, el Calcolítico iniciaba la transición hacia la Edad del Bronce. Fue un momento de grandes cambios sociales, demográficos y políticos en Eurasia, pero también en la península ibérica, donde surgió El Argar, una de las primeras sociedades complejas de Europa.

Desarrollada en el sureste peninsular, en el área que hoy ocupan Murcia, Alicante y este de Andalucía, entre el 2200 y el 1500 a.C., El Argar fue una ‘sociedad estado’ de Europa, socialmente compleja y muy jerarquizada (como las dinastías de Egipto o Babilonia), y una cultura única en Europa donde las poblaciones aún se regían por una incipiente organización social y los enterramientos eran colectivos, fuera del poblado y en conjuntos megalíticos.

La sociedad de El Argar, sin embargo, construía sus asentamientos en las cimas de las colinas, lugares defensivos que contaban con estructuras para almacenar alimentos y agua, palacios para la élite, y enterramientos individuales (o por parejas) dentro del recinto, además de cerámica, armas y objetos de oro, plata y bronce completamente diferenciados.

Investigadores de Alemania y Barcelona

Para analizar este periodo de transición desde el punto de vista genético, un equipo investigadores liderados por Vanessa Villalba-Mouco, del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia de la Humanidad (Jena), de Alemania, y del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) de Barcelona, ha estudiado el genoma de 136 individuos ibéricos que vivieron entre el 3000 y el 1500 a.C. El estudio también ha utilizado genomas anteriormente publicados de la península ibérica, por lo que, en total, incluye datos de casi 300 individuos prehistóricos que vivieron la transición de la Edad del Cobre a la del Bronce. Los resultados han sido publicados ahora en la revista Science Advances.

El análisis reveló que los individuos de la Edad del Cobre (Calcolítico) aún conservaban el linaje ibérico, mientras que los de la Edad del Bronce, en el 2200 a.C., ya tenían el componente genético centroeuropeo que a día de hoy todavía predomina en nuestros genomas.

Entierro colectivo de la Edad del Cobre del Camino del Molino (Caravaca de la Cruz, Murcia), donde fueron enterrados un total de alrededor de 1.300 individuos entre el 2.900 y el 2.300 a. C. La imagen muestra la última capa de entierro, fechada entre el 2500 y el 2300 a.C., de la que se han analizado seis individuos. © Universidad de Murcia. Fotografía Francisco Ramos.

Los datos genómicos revelan algunos de los procesos subyacentes a este cambio genético. Si bien la mayor parte del genoma muestra que los individuos de la Edad del Bronce son una mezcla de ascendencia calcolítica ibérica local y una parte más pequeña de ascendencia entrante del continente europeo, los linajes del cromosoma Y heredados paternamente muestran un recambio completo, vinculado al movimiento de poblaciones de origen estepario, lo que también es visible en otras partes de Europa.

"Podemos concluir que el movimiento poblacional que surgió en las zonas esteparias del este de Europa hacia el 3000 a.C., necesitó más de cuatro siglos para llegar hasta la península ibérica y otros 200 años para cruzarla desde el norte hasta las actuales Murcia y Alicante", explica Roberto Risch (derecha), investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona y coautor del estudio.

El estudio también reveló que junto a la huella genética centroeuropea, los individuos de El Argar tenían una tercera componente genética del mediterráneo que “no está en el resto de la península ibérica”, explica por su parte Villalba-Mouco.

"Uno de los individuos analizados del yacimiento de Zapatería, en Lorca (Murcia), es claramente no local, con ascendencia norteafricana, mediterránea central y centroeuropea, es decir, un hombre cuya ancestralidad es distinta a la del resto de la población, lo que demuestra que la sociedad de El Argar incorporaba individuos de estas regiones, tal vez motivados por relaciones comerciales", detalla la investigadora. De hecho, el estudio muestra que los hombres y mujeres de El Argar mantuvieron contacto con el Mediterráneo hasta que desaparecieron, hacia el 1500 a.C.

Individuos masculino (izquierda) y femenino (derecha) del entierro 38 del poblado de La Almoloya (Pliego, Murcia). Este es uno de los entierros más ricos encontrados en un asentamiento de El Argar (2.200 a 1.550 a. C.). © ASOME-UAB.

Hombres asentados y mujeres móviles

Pero para Carles Lalueza-Fox (izquierda), paleogenetista del IBE y coautor de la investigación, quizá lo más interesante del estudio está en las relaciones de parentesco de la sociedad de El Argar, que estaba altamente jerarquizada.

"El estudio revela que los hombres estaban emparentados entre sí y las mujeres, en general, no lo estaban, es decir, que las mujeres eran móviles entre familias y clanes y los hombres permanecían en el grupo en el que habían nacido", aclara.

"Lo que muestra esta señal es que la sociedad de El Argar, al menos genéticamente, se establece de manera patrilineal, y que la familia paterna es la que permanece en el asentamiento, pero no podemos ver cómo se transfiere el poder, solo los genes", apunta Villalba-Mouco.

Ajuar funerario hallado en el yacimiento La Almoloya (Pliego, Murcia) en el que se encuentra objetos como una diadema. / UAB.

Implicaciones sociales

Por último, el estudio también abunda en la posible causa de la desaparición de El Argar, un aspecto que para Villalba-Mouco "probablemente no se deba a una sola causa, sino a la confluencia de varios motivos sociales y ambientales como pandemias o sequías".

“Si el cambio genético fue provocado por grupos migratorios del norte y centro de Iberia o por deterioros climáticos que afectaron el Mediterráneo oriental alrededor del 2200 a. C. es la pregunta del millón de dólares”, advierte el profesor Risch. “Sería una tontería pensar que todo puede explicarse mediante un modelo simple de un factor. Si bien la coincidencia temporal es sorprendente, es probable que hayan influido muchos factores".

Uno de estos factores podrían ser las pandemias, como una forma temprana de la peste, que se ha atestiguado en otras regiones de Europa en ese momento. Ahora bien, aunque no se encuentra directamente entre los individuos evaluados en el sur de Iberia, podría ser una causa o un impulsor del movimiento o desaparición de otros grupos en la región.

Aunque, tal y como recuerda Lalueza-Fox, "estas sociedades tan jerarquizadas solían ser altamente inestables" y podían caer rápidamente por intrigas de poder, por las desigualdades que generaban o por su gran dependencia a la agricultura, que podía convertir una mala cosecha en una hambruna, entre otros factores.

El registro arqueológico de la cultura de El Argar muestra una clara ruptura con las tradiciones calcolíticas anteriores. Los ritos funerarios, por ejemplo, cambiaron de entierros comunales a simples y dobles dentro de los complejos de edificios. Los entierros de élite también indican la formación de fuertes jerarquías sociales.

Fuentes: elconfidencial.com | ibe.upf-csic.es | Instituto Max Planck | 18 de noviembre de 2021

Autoridades palestinas dan a conocer un enorme mosaico en el Palacio Hisham, en el desierto de Jericó

Uno de los paneles de mosaico más grandes del mundo se ha presentado luego de un proyecto de restauración de varios años en el Palacio de Hisham, en la ciudad de Jericó, en Cisjordania, el 28 de octubre de 2021.

Las autoridades palestinas han dado a conocer uno de los mosaicos de piso más grandes del mundo, en la ciudad ocupada de Jericó, en Cisjordania, después de años de restauración.

Parecido a una fina alfombra, el vasto mosaico cubre 836 metros cuadrados en el Palacio Hisham, un castillo del desierto islámico omeya que data del siglo VIII.

Las imágenes, vistas en decenas de paneles, incluyen un león atacando a un ciervo para simbolizar la guerra y dos gacelas que simbolizan la paz, así como delicados diseños florales y geométricos.

Los funcionarios palestinos dicen que el mosaico en forma de alfombra que cubre unos 836 metros cuadrados contiene más de cinco millones de piezas de piedra.

El Palacio Hisham había permanecido olvidado durante siglos hasta que fue redescubierto en el siglo XIX y explorado en la década de 1930. Fue entonces cuando el mosaico se destapó bajo el polvo.

Pero aún permaneció descuidado hasta hace cinco años, cuando el sitio se cerró a los visitantes y se lanzó un esfuerzo de restauración financiado por Japón con 12 millones de dólares.

"Este mosaico contiene más de cinco millones de piezas de piedra de Palestina que tienen un color natural y distintivo", dijo a la AFP Saleh Tawafsha, subsecretario del Ministerio de Turismo y Antigüedades de Palestina, durante la ceremonia de inauguración.

Dijo que esperaba que la restauración atrajera turistas a Jericó, que se encuentra en la Cisjordania ocupada por Israel.

El Palacio Hisham cerca del Mar Muerto cubre aproximadamente 60 hectáreas y comprende baños y una finca agrícola. La dinastía omeya duró del 660 al 750 d.C.

Fuentes: phys.org | timesofisrael.com | 28 de octubre de 2021

Textiles desenterrados en Çatalhöyük (Turquía) dan pistas sobre la historia de la confección de tejidos

Este trozo de tela es de la Edad de Piedra. Durante 60 años, los académicos han debatido si está hecho de lana o de lino. Entonces, ¿de qué está hecho realmente? La respuesta te sorprenderá. Crédito: Antoinette Rast-Eicher, Universidad de Berna.

Las ciudades de la Edad de Piedra suenan como un oxímoron. Pero hasta 10.000 personas vivían en Çatalhöyük, en Turquía, hace unos 9.000-8.000 años. Esto la convierte en el asentamiento más grande conocido de lo que los arqueólogos llaman los períodos Neolítico y Calcolítico.

"Çatalhöyük es uno de los sitios arqueológicos más famosos", dice Lise Bender Jørgensen. Ella es arqueóloga y profesora emérita del Departamento de Estudios Históricos y Clásicos de NTNU (Noruega), y ha ayudado a confirmar con qué material la gente en esta ciudad antigua tejía su ropa.

Bender Jørgensen es especialista en textiles arqueológicos, por lo que no sorprende que haya estado involucrada en este trabajo.

En discusión durante casi 60 años

Los expertos han estado discutiendo desde 1962 qué tipo de ropa usaba la gente en Çatalhöyük, cuando encontraron las primeras piezas de tela en el yacimiento.

Algunos especialistas creían que las personas confeccionaban su ropa con lana. Otros pensaron que los hacían de lino. Entonces, ¿quién tiene razón? Después de casi 60 años, ahora sabemos la respuesta.

"Ninguno de los dos", dicen Bender Jørgensen y sus colegas. Y, recientemente, han presentado sus hallazgos en Antiquity, la revista que sobre arqueología publica la Universidad de Cambrigde, en el Reino Unido.

El profesor Ian Hodder muestra a Antoinette Rast-Eicher el lugar de la excavación. Crédito: Lise Bender Jørgensen, NTNU.

Çatalhöyük es una superestrella

Puede que no hayas oído hablar de Çatalhöyük, pero la ciudad es considerada una superestrella en los círculos arqueológicos.

"Cuando Çatalhöyük fue excavada desde finales de la década de 1950 en adelante, se la consideraba una de las ciudades más antiguas de la historia. Aunque los nuevos descubrimientos demuestran que tal circunstancia ya no es cierta, el lugar todavía tiene un alto factor de celebridad", dice Jørgensen.

El ya fallecido y famoso arqueólogo James Mellaart dirigió las primeras excavaciones. Posteriormente, las autoridades turcas lo expulsaron del país, ya que supuestamente estaba involucrado en la venta de artefactos arqueológicos en el mercado negro.

Sin embargo, Çatalhöyük es una ciudad genuina. La gente ya vivía aquí hace más de 9.000 años y se han identificado hasta 18 capas de asentamientos. La gente lo consideraba su hogar hasta hace unos 7.950 años.

Tejidos desenterrados de la Edad de Piedra

Uno de los arqueólogos más importantes del mundo, el profesor Ian Hodder (izquierda), de la Universidad de Stanford, realizó nuevas excavaciones entre 1993 y 2017, las cuales produjeron grandes cantidades de datos nuevos y nos han proporcionado una comprensión completamente nueva del yacimiento.

Los hallazgos realizados por Hodder y sus colegas desenterraron varios trozos de tela que luego resultaron tener entre 8.700 y 8.500 años.

"Cuando las excavaciones de Hodder comenzaron a sacar a la luz restos textiles me invitaron a examinarlos con mi colega suiza Antoinette Rast-Eicher (derecha)", dice Bender Jørgensen.

Rast-Eicher, afiliada a la Universidad de Berna, es especialista en identificar fibras textiles. Tiene experiencia con algunos de los textiles europeos más antiguos que se han encontrado en los lagos alpinos. Las dos investigadoras han colaborado en varios proyectos en los últimos años, incluso bajo los auspicios de NTNU.

En agosto de 2017, viajaron juntas a Çatalhöyük y examinaron con microscopio electrónico de barrido los tejidos que habían encontrado los arqueólogos del grupo de Hodder. También colaboraron con la becaria postdoctoral y arqueobotánica Sabine Karg, de la Universidad Libre de Berlín. Este grupo de especialistas ha encontrado respuestas claras sobre el el tipo de tejido hallado en la antigua ciudad.

Fibras de hierba utilizadas en la costura de cestería enrollada encontrada en Çatalhöyük. Crédito: Antoinette Rast-Eicher.

Un material antiguo descuidado

"En el pasado, los investigadores descuidaron en gran medida la posibilidad de que las fibras de la tela pudieran ser cualquier cosa que no fuera lana o lino, pero últimamente otro material ha recibido más atención", dice Bender Jørgensen.

La gente de Çatalhöyük utilizó una amplia variedad de exactamente este material: fibras líber de roble. "Las fibras líber se han utilizado durante miles de años para fabricar cuerdas y cordones, pero también hilados y telas", dice Bender Jørgensen.

Una muestra de fibra de una canasta resultó estar hecha de hierba, pero varios de los restos textiles están claramente hechos con fibras líber de roble. Ellos están también entre los tejidos más antiguos del mundo conservados.

La fibra líber se encuentra entre la corteza y la madera de árboles como el sauce, el roble o el tilo. Los habitantes de Catalhöyük usaban la corteza de los robles que encontraban en las inmediaciones para confeccionar sus ropas. También utilizaron madera de roble como material de construcción en sus hogares, y la gente, sin duda, cosechaba las fibras líber cuando se talaban dichos árboles.

Así es como se ve la fibra líber. Crédito: Vladimir Lobachev, Wikimedia Commons.

No se cultivó lino

Las conclusiones de los expertos también se alinean con otro punto llamativo: no se han encontrado grandes cantidades de semillas de lino en la región, por lo que la gente de Çatalhöyük no parece haberlo cultivado.

Bender Jørgensen señala que muchas personas a menudo pasan por alto la fibra líber como un material primitivo. "El lino tiende a dominar la discusión sobre los tipos de fibras de tela que empleaba la gente", dice.

Resulta que la población de esta zona no importaba el lino de otra parte, como muchos investigadores habían pensado anteriormente, sino que utilizaban los recursos a los que tenían acceso en abundancia.

Fuentes: phys.org | haaretz.com | 9 de noviembre de 2021

Afirman haber descubierto un templo solar perdido de 4.500 años de antigüedad en Egipto

Los expertos creen que cuando analiza la arquitectura recién descubierta, las evidencias apuntan a que en el sitio estaba uno de los raros templos solares.

Un grupo de arqueólogos descubrió en Egipto pruebas de un antiguo templo solar. Este templo es poco común y el primero en ser descubierto en los últimos 50 años.

Estos templos se construían para los faraones mientras estaban vivos para otorgar a los gobernantes el estatus de dioses, en contraste con las pirámides que les aseguraban ser dioses también en la otra vida. Se cree que sólo se construyeron seis y, según informó el Daily Mail, hasta ahora sólo se habían encontrado dos, pero ahora los arqueólogos que excavan bajo los restos de uno de los templos solares conocidos en Abu Gorab, al norte de la localidad arqueológica egipcia de Abusir, han encontrado pruebas de un tercero.

Al excavar bajo los restos del templo solar construido por Nyuserre Ini, un faraón que gobernó entre 24 y 35 años a finales del siglo XXV a.C., durante la llamada V Dinastía, se descubrió una base más antigua. Estaba hecha de ladrillos de barro, lo que sugiere que ya existía otro edificio. “Sabíamos que había algo debajo del templo de piedra de Nyuserra”, afirmó Massimiliano Nuzzolo (izquierda), profesor asistente de Egiptología en la Academia de Ciencias de Varsovia,al diario The Telegraph.

Agregó que “el hecho de que haya una entrada tan grande apuntaría a un nuevo edificio. Entonces, ¿por qué no otro templo solar, uno de los templos solares desaparecidos?”.

Además, contó que cuando se retiraron más escombros, los arqueólogos vieron una base de dos pies de un pilar de piedra caliza blanca. Más adelante se descubrió una colección de jarras de cerveza llenas de barro en los cimientos, lo que los investigadores dicen que es una prueba de que el sitio era un templo, ya que se considera que fue una ofrenda ritual en los lugares más sagrados.

“Ahora tengo muchas pruebas de que lo que estamos excavando aquí es uno de los templos solares perdidos”, explicó Nuzzolo.

En los cimientos se descubrió una colección de jarras de cerveza llenas de barro que, según los investigadores, es prueba de que el sitio era un templo.

Los académicos creen, según lo publicado por el diario británico, que cuando se combina con la arquitectura recién descubierta, la evidencia apunta a que el sitio es uno de los raros templos solares que fueron construidos por un pequeño número de faraones, pero se cree que es probable que el creador del sitio recién descubierto sea un gobernante de la V Dinastía.

Aquellos templos fueron construidos para el poderoso dios del sol Ra y cada uno tenía un gran patio con un pilar que se alineaba con el eje este-oeste del sol. Al igual que las pirámides, tenían una entrada y una salida y se construyeron en la orilla oeste del río Nilo.

Excavar debajo de los restos del templo del sol (en la foto) se reveló una base más antigua.

LA V DINASTÍA DE EGIPTO

Los faraones de la V Dinastía gobernaron durante unos 150 años, desde principios del siglo 25 a. C. hasta mediados del siglo 24 a. C.

La sucesión de los faraones durante este período no es segura, ya que existe evidencia contradictoria sobre quién gobernó durante ciertos períodos, pero la dinastía es conocida por una serie de logros, incluidos los templos del sol.

Impresiones de un artista del templo del sol perdido. Fueron construidos para el poderoso dios del sol Ra y cada uno tenía un gran patio con un pilar que se alineaba con el eje este-oeste del sol.

Se cree que todos los faraones de la V Dinastía construyeron uno, con la excepción de los dos últimos gobernantes. Los Textos de las Pirámides, también aparecieron hacia el final de la dinastía bajo el farón Unis.

El número de altos funcionarios también aumentó durante este período, puesto que los cargos ya no estaban restringidos a los miembros de la familia real.

Los faraones de la V Dinastía fueron Userkaf, Sahura, Neferirkara, Shepseskara, Neferefra, Nyuserra, Menkauhor, Dyedkara Isesi y Unis (Onnos).

Un antiguo emblema egipcio del poderoso dios del sol Ra, a quien los faraones construyeron los templos.

Fuentes: infobae.com | dailymail.co.uk | 14 de noviembre de 2021

Una investigación interdisciplinaria muestra que la difusión de las lenguas transurasiáticas se debió a la agricultura

La ascendencia genética proveniente de la zona de Amur está marcada en rojo, la del río Amarillo en verde y la ascendencia de Jomon en azul. Las flechas rojas muestran las migraciones hacia el este de los productores de mijo en el Neolítico, llevando las lenguas coreana y tungúsica a las regiones indicadas. Las flechas verdes marcan la integración de la agricultura del arroz en el Neolítico tardío y la Edad del Bronce, trayendo trayendo las lenguas japónicas sobre Corea a Japón.

El origen y la dispersión temprana de las lenguas transurasiáticas, que incluyen, entre otras, el japonés, el coreano, el tungúsico, el mongólico y el turco, se encuentran entre los temas más controvertidos de la prehistoria asiática. Aunque muchos de los puntos en común entre estos idiomas se deben a los préstamos, estudios recientes han demostrado un núcleo fiable de evidencia que respalda la clasificación de Transeurasia como un grupo genealógico, o un grupo de idiomas que surgieron de un antepasado común. Sin embargo, aceptar la relación ancestral de estos idiomas y culturas, plantea preguntas sobre cuándo y dónde vivieron los primeros hablantes, cómo las culturas descendientes se mantuvieron e interactuaron entre sí, y las rutas de su dispersión a lo largo de los milenios.

Un nuevo artículo publicado en la revista Nature por un equipo internacional que incluye a investigadores de Asia, Europa, Nueva Zelanda, Rusia y los Estados Unidos, proporciona apoyo interdisciplinario para la "hipótesis agrícola de la dispersión lingüística", rastreando las lenguas transurasiáticas hasta los primeros agricultores, moviéndose a través del noreste de Asia a partir del Neolítico temprano. Mediante la utilización de genomas recién secuenciados, el empleo de una extensa base de datos arqueológica y el estudio de un nuevo conjunto de datos sobre conceptos de vocabularios de 98 idiomas, el equipo de investigación los puso en relación con la profundidad en el tiempo, la ubicación y las rutas de dispersión de las comunidades ancestrales de habla transeurasiática.

Excavaciones en el sitio de Nagabaka, isla Miyako, Japón. © Mark Hudson

Las evidencias de fuentes lingüísticas, arqueológicas y genéticas, indica que los orígenes de las lenguas transeurasiáticas se remontan al comienzo del cultivo del mijo y al acervo genético temprano de la zona de Amur en la región del río Liao Occidental. Durante el Neolítico tardío, los productores de mijo con genes relacionados en la zona de Amur se extendieron a regiones contiguas en el noreste de Asia. En los milenios que siguieron, los hablantes de las ramas hijas de Proto-Transeurasia se mezclaron con las poblaciones del Río Amarillo, Eurasia occidental y la cultura Jomon, agregando la agricultura del arroz, los cultivos de Eurasia occidental y formas de vida pastoralistas al paquete de lenguas transeurasiáticas.

"Tomada por sí sola, una sola disciplina no puede resolver de manera concluyente las grandes preguntas que rodean la dispersión del lenguaje, pero tomadas en conjunto, las tres disciplinas aumentan la credibilidad y validez de este escenario", dice Martine Robbeets (izquierda), autora principal del estudio y líder de investigación del grupo de Arqueolingüística en el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana. "Al alinear la evidencia ofrecida por las tres disciplinas, obtuvimos una comprensión más equilibrada y rica de la migración Transeurasiática que la que cada una de las tres disciplinas podría proporcionarnos individualmente".

Las evidencias lingüisticas utilizadas para llevar a cabo el trabajo provino de un nuevo conjunto de datos de más de 3.000 conjuntos afines que representan más de 250 conceptos en casi 100 idiomas transeurasiáticos. A partir de ello, los investigadores pudieron construir un árbol filogenético que muestra las raíces de la familia Proto-Transeurasia, las cuales se remontan a 9.181 años antes del presente a los agricultores de mijo que vivían al oeste del río Liao (China). Un pequeño núcleo de palabras heredadas relacionadas con el cultivo de la tierra, el mijo y la agricultura del mismo, así como otros signos derivados de un estilo de vida sedentario, respaldan aún más la "hipótesis de la agricultura".

Los resultados arqueológicos del equipo también destacan la zona oeste de la cuenca del río Liao, donde las comunidades comenzaron a cultivar mijo de escoba hace aproximadamente 9.000 años. El análisis bayesiano de una base de datos arqueológica de 255 enclaves del periodo Neolítico y de la Edad del Bronce, incluidos 269 cereales fechados directamente por carbono-14, mostró un grupo de culturas neolíticas relacionadas con la zona oeste de la cuenca del río Liao, de la que se separan dos ramas de culturas de cultivo del mijo: una rama coreana de Chulmun, y una rama de culturas que abarca los enclaves de Amur y Primorye en el este de Rusia, y Liadong en el este de China.

El análisis emparejó además los sitios del área oeste del río Liao con los enclaves de Mumun en Corea y los de Yayoi en Japón, y mostró la agregación del arroz y el trigo al paquete agrícola en Liadong y Shangdong en China y su posterior transmisión a la península de Corea en la Edad del Bronce Temprano, y desde allí a Japón hace unos 3.000 años.

Distribución de las lenguas transurasiáticas en el pasado y en el presente.

El nuevo estudio también informa sobre la primera colección de genomas antiguos de Corea, las islas Ryukyu y los primeros productores de cereales en Japón. Al combinar sus resultados con genomas publicados anteriormente del este de Asia, el equipo identificó un componente genético común llamado "ascendencia similar a Amur" entre todos los hablantes de lenguas transurasiáticas. También pudieron confirmar que el período Yayoi de la Edad de Bronce en Japón contempló una migración masiva desde el continente (península de Corea) al mismo tiempo que la llegada de la agricultura.

En conjunto, los resultados del estudio muestran que, aunque enmascarados por milenios de interacción cultural extensa, las lenguas transurasiáticas comparten un ancestro común y que la propagación temprana de hablantes transurasiáticos fue impulsada por la agricultura.

"Aceptar que las raíces del idioma de uno, y hasta cierto punto de la cultura de uno, se encuentran más allá de las fronteras nacionales actuales puede requerir una especie de reorientación de la identidad, y esto no siempre es un paso fácil de dar para la gente", dice Robbeets. "Pero la ciencia de la historia de la humanidad nos muestra que la historia de todos los idiomas, culturas y pueblos es una historia de amplia interacción y mezcla".

El estudio actual muestra cómo la triangulación de métodos lingüísticos, arqueológicos y genéticos puede aumentar la credibilidad y validez de una hipótesis, pero los autores reconocen rápidamente la necesidad de llevar a cabo más investigaciones. Más ADN antiguo, más investigación etimológica y más investigación arqueobotánica profundizarán aún más en nuestra comprensión de las migraciones humanas en el noreste de Asia durante el Neolítico y desenredarán la influencia de los movimientos de población posteriores, de los cuales muchos fueron de naturaleza pastoril.

"Hubo mucho más en la creación de la familia de las lenguas transeurasiáticas, como un todo, que simplemente un solo impulso primario de migración neolítica", dice Mark Hudson (izquierda), arqueólogo del Grupo de Investigación Arqueolingüística. "Todavía hay mucho que aprender todavía".

Fuente: Instituto Max Planck Leipzig | 10 de noviembre de 2021