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Recrean en 3D el rostro de ‘Juanita’, la momia de una niña inca sacrificada a los dioses hace 500 años

La Doncella de Hielo de Ampato, de 14 años, reconstruida por el arqueólogo y escultor Oscar Nilsson. La víctima del sacrificio lleva una túnica confeccionada por tejedores tradicionales modernos, un atuendo similar al que lució en su último día en la cima de la montaña. FOTOGRAFÍA DE DAGMARA SOCHA.

Las condiciones insólitas del descubrimiento de Juanita la han convertido en toda una celebridad tanto en su país de origen como en el resto del mundo. Se trata de la momia mejor conservada de las Américas, cuyos restos fueron hallados en 1995 cerca del cráter del Volcán Ampato, al sur de Perú, junto con algunos objetos que indican cómo pudo alcanzar su fatal destino.

Ahora, 28 años después de su descubrimiento, se ha podido llevar a cabo una realista reconstrucción de su rostro que muestra el aspecto que habría tenido esta momia inca de aproximadamente 500 años de antigüedad.

"Al principio parecía un gran manojo de telas", recuerda el explorador de National Geographic, Johan Reinhard, de la momia hallada en el monte Ampato de Perú en 1995. El compañero de escalada de Reinhard, Miguel Zárate, aparece aquí en el momento del descubrimiento. FOTOGRAFÍA DE J. REINHARD.

UN HALLAZGO EXTRAORDINARIO

“Santuarios de Altura del Sur Andino” fue un largo proyecto de investigación liderado por la Universidad Católica de Santa María que se llevó a cabo entre las décadas de los 70 y los 90, aproximadamente. Estaba enfocado en la exploración de los volcanes de Perú, Chile y Argentina.

Durante su visita al volcán Ampato en 1995, el arqueólogo de montaña Johan Reinhard y el andinista Miguel Zárate hallaron a más de 6000 metros de altura unos restos humanos momificados que se encontraban en muy buen estado de conservación.

Tras un riguroso examen los expertos determinaron que los restos pertenecieron a una niña inca de entre 12 y 15 años de edad que habría sido sacrificada en un ritual aproximadamente 500 años atrás, a la cual denominaron Dama o Doncella de Ampato.

La figura momificada de Juanita vestía una túnica ceremonial y fue encontrada junto a su propio cordón umbilical y una serie de objetos, como cuencos y estatuillas de oro y cerámica, y conchas spondylus.

Una de las mayores expertas en momias de Perú, Sonia Guillén, fotografía a la Doncella de Hielo poco después de su descubrimiento en 1995 en la Universidad Católica de Arequipa, Perú. FOTOGRAFÍA DE STEPHEN ÁLVAREZ, NAT GEO IMAGE COLLECTION.

Sacrificios de niños incas en época prehispánica

Los sacrificios a los dioses eran un acto fundamental del Imperio Inca, época en la cual la niña encontrada en Ampato habría vivido durante sus breves años de existencia.

Se trataba de una ceremonia ancestral que tenía por objetivo recibir la bendición divina, consiguiendo así abundancia, buena fortuna, y mitigando condiciones climáticas adversas. El ritual es conocido como capacocha.

Así, la joven menor de edad pasaba de ser una ofrenda a ser considerada una figura sagrada, una intermediaria entre los incas y los dioses, en un ritual que requería mucho tiempo de preparación. La tradición dictaba que las ofrendas serían educadas en casas de acogida para después emprender su camino de ascenso al volcán junto a una comitiva religiosa, donde sería sacrificada a pocos metros de la cima.

El rostro de la Doncella de Hielo fue reconstruido por Nilsson utilizando una réplica impresa en 3D de su cráneo. El proceso duró 10 semanas. FOTOGRAFÍA DE OSCAR NILSSON.

La momia se conservó perfectamente durante 500 años antes de ser descubierta

Situada a más de 6000 metros por encima del nivel del mar, la cima del volcán Ampato, donde se encuentra su cráter, ha estado usualmente cubierta de nieve y hielo.

Aunque este volcán se encuentra inactivo desde hace mucho tiempo, en la década de los 90 otro volcán próximo, el Sabancaya, volvió a activarse y a expulsar ceniza volcánica que se elevó y transportó miles de kilómetros alrededor. Este fenómeno viajó hasta el Ampato y fundió una parte de su hielo, dejando al descubierto los restos de la momia Juanita, que se habían conservado congelados durante siglos.

Reconstrucción facial

Recientemente un equipo de científicos peruanos y polacos junto con el especialista en reconstrucción facial sueco Oscar Nilsson han utilizado tecnologías 3D, escáneres y tomografía computarizada para reconstruir el rostro de la Dama de Ampato y modelarlo en un busto de silicona que nos permite conocer el aspecto que la niña inca habría tenido.

Este proceso, que ha conllevado más de 400 horas de trabajo, se ha podido realizar gracias a previas mediciones del cráneo, estudios del ADN recuperado de sus restos y referencias de sus características etnológicas, que determinaron que la niña habría tenido la piel morena, los ojos oscuros y unos pómulos pronunciados.

Además, la tomografía computarizada ha permitido aproximarse más a la causa de su muerte: el cráneo presenta signos asociados un fuerte golpe en la parte posterior de la cabeza.

Foto: El descubridor de Juanita, Johan Reinhard, contempla la reproducción facial de la misma.

"Era una persona"

"Era una persona", afirma el reconstructor forense. "Debía saber que su vida acabaría en la cima de la montaña en un par de semanas. Sólo podemos esperar que ella misma creyera en el más allá".

Para Reinhard, ver por fin el rostro de la chica que bajó de la montaña a cuestas hace décadas cerró el círculo de la historia de la Doncella de Hielo. "La devuelve a la vida", dice. La reconstrucción se centra tanto en su cultura y su vida cotidiana como en su espectacular muerte.

Pero Nilsson nunca olvidó la forma en que murió la Doncella de Hielo, incluso cuando la resucitó con su reconstrucción. Más que nada, dice, quería captar la sensación de estar congelada, un guiño no sólo a su futuro gélido y momificado, sino a una chica que se tambaleaba al borde de la eternidad, aunque todavía muy viva.

"Sabía que debía sonreír, expresar orgullo", dice. "Orgullosa de haber sido elegida. Pero todavía muy, muy asustada".

Fuentes: tvyumuri.cu | nationalgeographic.es | 26 de octubre de 2023

¿Quiénes fueron los primeros humanos modernos que se asentaron en Europa?

Mapa actual de Europa con la ubicación del sitio Buran Kaya III y la cueva Emine-Bair-Khosar en la península de Crimea (el mapa fue diseñado por S. Puaud utilizando recursos de acceso abierto de la NASA en http://eoimages.gsfc.nasa.gov/images.

Antes de que los humanos modernos se establecieran permanentemente en Europa, otras poblaciones humanas, durante unos 60.000 años, abandonaron África para trasladarse a Europa sin establecerse a largo plazo. No en vano, hace unos 40.000 años, una importante crisis climática unida a una supererupción del volcán de los Campos Flégreos, cerca de la actual ciudad de Nápoles, precipitó el declive de las antiguas poblaciones europeas, evidenciado por la ausencia de artefactos asociados con los neandertales en las capas estratigráficas más recientes posteriores a este evento.

Para determinar quiénes fueron los primeros humanos modernos que se establecieron de modo permanente en Europa, un equipo dirigido por científicos del CNRS ha analizado los genomas de dos fragmentos de cráneo procedentes del yacimiento de Buran Kaya III, en Crimea (Ucrania), que datan entre 37.000 y 36.000 años atrás.

Fotografías de los fragmentos de cráneo tomadas con binoculares. A. Fragmento de cráneo BuKa3-A (36.840 – 35.680 cal BP), excavado usando máscara y guantes. B. Fragmento de cráneo BuKa3-B (36.840 – 35.680 cal BP), recuperado del río Borulcha mediante tamizado sin precauciones. C. BuKa3-C (37.415 - 36.245 cal BP) excavado usando máscara, guantes y un traje de cuerpo entero. Fotos © E.-M. Geigl.

Al compararlos con los datos de los bancos de ADN humano (el ADN del tercer fragmento que se había recuperado del sedimento mediante tamizado en el río Borulcha estaba mal conservado y no era susceptible de análisis) se puso de relieve la proximidad genética de estos individuos y de los europeos actuales, pero también de los antiguos, en particular los asociados a la cultura Gravetiense, conocida por la producción de estatuillas femeninas denominadas "Venus" (como la Venus de Dolní Věstonice, en Chequia, la Venus de Willendorf (derecha), en Austria, o la "Dama de Brassempouy”, en Francia), cuyo auge en Europa se sitúa hace entre hace 31.000 y 23.000 años. Es este un yacimiento clave para comprender la llegada y dispersión de los humanos anatómicos modernos (AMH) en Europa, así como sus posibles interacciones biológicas y/o culturales con los neandertales y la transición entre el Paleolítico medio y superior temprano.

Además, las fechas de estos genomas (entre 37.000 y 36.000 años atrás) son importantes porque corresponden al período que siguió a los principales cambios climáticos y la crisis del ecosistema causada por el período frío estadial Heinrich 4 y el período de erupción volcánica que coincidió con el recambio de la población humana en Europa.

Entre los hallazgos arqueológicos se hallaron restos de ocre, herramientas para golpear, cuchillos de pedernal y raspadores. (Foto: Instituto de Arqueología de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania/ Universidad Metropolitana de Tokio).

Las herramientas líticas encontradas en el yacimiento de Buran Kaya III también se parecen a algunos de los conjuntos gravetienses (aunque quienes las elaboraron vivieron entre 6.000 y 5.000 años antes) como buriles, raspadores de extremos y microlitos con respaldo en las capas que también preservaron los fragmentos del cráneo.

Se ha podido demostrar que el lugar de Buran Kaya III constituyó un campamento estacional y de carnicería. Posteriormente, el sitio fue abandonado durante unos 20.000 años. Además, las excavaciones llevadas a cabo también revelaron las capacidades artísticas de la población que habitaba esta zona, quienes produjeron adornos corporales como conchas de moluscos perforadas, dientes de zorro y ciervo, así como colgantes pulidos y una hoja grabada de marfil del colmillo de mamut.

Adornos corporales realizados en marfil de mamut. A. Colgantes recuperados de la capa 6-1, capa donde se había conservado uno de los fragmentos de cráneo analizados. B. Fragmentos reacondicionados de una hoja de marfil grabada interpretada como brazalete. Fotos © L. Crépin.

Por tanto, los individuos aquí estudiados contribuyeron genética y tecnológicamente a la población que dio origen a esta civilización. Publicado en Nature Ecology & Evolution el 23 de octubre, este trabajo documenta la primera llegada de los antepasados ​​de los europeos.

A: El equipo de excavación tomando medidas de precaución especiales para evitar la contaminación de los huesos con ADN propio de los arqueólogos: Masayoshy Yamada, Alexandr Yanevich, Pavlo Wasiliev. B: Muestreo de fragmentos de cráneo humano en Buran Kaya III con precauciones especiales (guantes, máscara y protección para todo el cuerpo) realizado por Laurent Crépin. Foto © A. Yanevich.

Fuentes: cners.fr. | ecoevocommunity.nature.com | 23 de octubre de 2023

Reconstruyen el cráneo de nuestro primer pariente, un gran simio de 12 millones de años hallado en Cataluña

De izquierda a derecha: cráneo de ‘Pierolapithecus catalaunicus’ tal como se recuperó del yacimiento, después del proceso de preparación y, por ultimo, el modelo virtual 3D. / PNAS.

El 4 de diciembre de 2002 aparecieron los primeros restos de un primate fósil en el Vertedero de Can Mata, en Els Hostalets de Pierola (Barcelona), a raíz de unas obras relacionadas con la ampliación de la instalación. En días y campañas posteriores de excavación se recuperaron hasta 83 restos de un individuo adulto que, después de meses de estudio, acabó permitiendo describir un nuevo género y especie: Pierolapithecus catalaunicus. La investigación fue publicada en 2004 en la revista Science y tuvo una gran repercusión internacional. El ejemplar se bautizó con el nombre popular de 'Pau'.

Desde entonces, los restos de Pau han dado lugar a muchas otras publicaciones que lo han consolidado como una especie clave para estudiar la evolución de los hominoideos, el grupo de simios que incluye a los seres humanos y nuestros parientes actuales más cercanos, los antropomorfos (gibones, orangutanes, gorilas y chimpancés).

Con el fin de recuperar el aspecto original de su cráneo antes del proceso de fosilización, un equipo de investigación del Museo Americano de Historia Natural (AMNH, el Brooklyn College y el Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) ha reconstruido el cráneo, bien conservado pero dañado, de esta especie de gran simio que vivió hace unos 12 millones de años.

El Pierolapithecus catalaunicus, puede ser crucial para comprender la evolución de los grandes simios y los humanos. Los investigadores describen sus recientes hallazgos en la revista PNAS.

El equipo ha realizado un escaneo de tomografía computarizada para obtener un modelo 3D que ha permitido corregir esta deformación virtualmente.

Pierolapithecus catalaunicus (réplica, Museo del Instituto de Paleontología Miquel Crusafont, en Sabadell).

Tronco erecto

Uno de los aspectos más destacados es su diseño corporal ortógrado (con el tronco erecto), una característica que precedió a las adaptaciones suspensoras de los homínidos. El Pierolapithecus catalaunicus podía trepar verticalmente por los troncos y probablemente desplazarse de forma cuadrúpeda por encima de las ramas, pero no se podría suspender de ellas tal y como hacen otros antropomorfos, como los orangutanes o los gibones.

“El objetivo de esta investigación no pretendía sólo saber cuál era la morfología real de la cara del 'Pierolapithecus' sino comprender mejor las afinidades de sus rasgos faciales y reconstruir la historia evolutiva de la cara de los homínidos utilizando aproximaciones morfométricas comparativas de última generación”, explica Sergio Almécija (izquierda), investigador del AMNH y asociado al ICP.

Los resultados apoyan la hipótesis de que Pierolapithecus catalaunicus es un homínido basal, tal y como se concluyó en la descripción original. “La forma de la cara es diferente a la de los orangutanes, gorilas y chimpancés actuales, pero pensamos que su tamaño y morfología corporal es bastante parecida al del último ancestro común de los grandes antropomorfos y los humanos”, comenta Almécija, que también es el autor senior que lidera el estudio.

El estudio apoya la posibilidad de que los hilobátidos, el grupo que incluye los gibones y los siamangs y que son de menor tamaño que los homínidos actuales, deriven secundariamente de un ancestro más grande.

Una vez corregida la deformación mediante métodos virtuales, el rostro del Pierolapithecus se muestra más alto, con las órbitas y la apertura nasal más verticalizadas.

“Más de 20 años después de su hallazgo, el 'Pierolapithecus' nos sigue proporcionando información relevante sobre nuestros orígenes y estoy seguro de que todavía nos reserva muchas sorpresas", comenta David M. Alba (derecha), director del ICP y que participó en la excavación del fósil. “Pero me ha costado un poco acostumbrarme a la nueva cara de Pau, es como si un amigo de toda la vida se hiciera una operación de estética”, bromea el investigador.

Un tesoro evolutivo en un vertedero

Pau era un macho adulto que vivió hace unos 12 millones de años (durante el Mioceno Medio), en lo que actualmente es el Vertedero de Can Mata y es una muestra más del extraordinario registro fósil de primates del Mioceno de la cuenca del Vallès-Penedès, que en el pasado ya ha proporcionado otros especímenes relevantes para estudiar la evolución de los hominoideos como Jordi (Hispanopithecus laietanus) o Lluc (Anoiapithecus brevirostris).

Antigua recreación del aspecto en vida de un ejemplar de Pierolapithecus catalaunicus. Por transparencia se observa el cráneo original : / Meike Köhler / © ICP.

Por lo que sabemos a partir del registro fósil, los hominoideos experimentaron una primera radiación evolutiva en África durante el Mioceno inferior (hace unos 16 millones de años), alcanzando un primer pico de diversidad hace unos 20 millones de años.

A partir de principios del Mioceno medio, algunos miembros de este grupo migraron hacia Eurasia, donde dieron lugar a una segunda radiación que alcanzó su máximo auge durante el Mioceno superior (hace unos 8 millones de años). Hacia finales del Mioceno, el linaje humano se originó en África y progresivamente se expandió por todo el globo terráqueo.

Los antropomorfos, en cambio, fueron quedando más restringidos a causa de cambios ambientales, hasta llegar a su distribución actual en el África tropical y el sudeste asiático.

Fuente: agenciasinc.es | 17 de octubre de 2023

Identifican las piezas más antiguas de ámbar báltico en la península ibérica

Esquirla de ámbar. / M. Murillo-Barroso

Un equipo de científicos de las universidades de Granada (UGR) y Cambridge ha identificado las piezas más antiguas de ámbar báltico de la península ibérica, demostrando que este material de lujo empleado en joyería y artesanía de todo el mundo ya se importaba hace más de 5.000 años.

La investigación, liderada por Mercedes Murillo-Barroso (izquierda), de la UGR —y en la que han colaborado Marcos Martinón-Torres y Araceli Martín Cólliga—, permite decir, "sin temor a equivocarnos, que la llegada del ámbar báltico a la península ibérica ocurrió al menos en el cuarto milenio antes de Cristo. Esto es, más de un milenio antes de lo que pensábamos, y que, probablemente, se integró en redes de intercambio más amplias vinculadas con el sur de Francia”, según apunta Murillo-Barroso.

El intercambio es uno de los muchos mecanismos mediante los cuales establecemos relaciones sociales y muchas veces los objetos que se intercambian no son necesariamente bienes de consumo necesarios para vivir, sino para usos decorativos, suntuosos o simbólicos.

En ocasiones, especialmente en condiciones adversas, pertenecer a redes de intercambio implica contar con apoyo mutuo, aunque estas redes también pueden generar desigualdades sociales y relaciones de dependencia, especialmente si no tiene acceso a ellas toda la comunidad o si los objetos intercambiados no resultan equivalentes.

Ubicación de Cova del Frare (estrella roja) y todos los sitios mencionados en el texto. 1. Cova del Frare, 2. Bòbila Madurell, 3. Can Gambús, 4. El Pendo, 5. Morín, 6. La Garma A, 7. Las Caldas, 8. La Velilla, 9. Trikuaizti I, 10. Los Lagos I, 11. Larrarte, 12. La Almoloya, 13. Cabana del Moro de Colomera, 14. Pedra Cabana, 15. El Bosc, 16. La Pera, 17. Cova de El Garrofet, 18. Muricecs, 19. Fossa del Gegant , 20. Villevenard, 21. Oyes, 22. Charavines, 23. Annecy, 24. Epone, 25. Flavacourt, 26. Méréaucourt, 27. Mériel, 28. Chouilly, 29. Ay Champagne, 30. Isturitz, 31. Thiré, 32. Narbona, 33. Xanton-Chassenon, 34. Montagnac-Montpezat, 35. Salses, 36. Saint-Pargoire, 37. Saint Maurice-de-Navacelles, 38. Châteaurenard, 39. Montpezat. También se indican depósitos de ámbar en Iberia.

Desde el Paleolítico superior

En la Prehistoria, el ámbar (una resina fósil) no constituía una materia prima necesaria para el desarrollo de la vida, pero sí era altamente valorada y formó parte de las extensas redes de intercambio que se establecieron.

El uso de los múltiples depósitos de ámbar en la península ibérica está constatado desde el Paleolítico superior y, gracias a las investigaciones realizadas durante años por los arqueólogos, sabemos que, a partir del IV Milenio a.C., el ámbar siciliano comenzó a llegar esta región occidental del Europa a través de las redes mediterráneas.

Sin embargo, hasta ahora se pensaba que el ámbar báltico no habría llegado a la Península antes del II Milenio a.C., momento a partir del cual se habría convertido en la materia prima principal, sustituyendo a otros ámbares como el peninsular o el siciliano.

Cuenta de ámbar báltico recuperada en un contexto Neolítico en la Cova del Frare (Cueva del Fraile, Matadepera, Barcelona). C. B. González editada por M. J. Vilar Welter.

En este artículo, publicado en la revista Nature, “presentamos el análisis estandarizado de espectroscopia de infrarrojos de una cuenta de ámbar de origen báltico hallada en el yacimiento de la Cova del Frare (Cueva del Fraile, Barcelona), explica la investigadora principal.

“El yacimiento, sin duda excepcional, documenta la transición entre el Neolítico medio de los 'Sepulcros de Fosa' y el Neolítico final de la cultura de Véraza (Cataluña y sur de Francia)”, señala Araceli Martín Cólliga (izquierda), directora de las excavaciones del yacimiento.

“Durante la Prehistoria, al no contar con documentos escritos, solo podemos estudiar la actividad humana mediante los restos arqueológicos. Para los estudios de transporte de materiales y su intercambio contamos con técnicas analíticas muy precisas, como es el caso de la espectroscopía infrarroja, que nos proporcionan una especie de huella dactilar de los depósitos y los objetos de ámbar”, indica Murillo-Barroso.

A partir de una gran cantidad de datos y este tipo de análisis, integrados con otros cuerpos de información arqueológica, el estudio confirma que en el noreste de la península ibérica, el ámbar báltico llegó ya durante el Neolítico. Según la científica, "esto debe entenderse en el marco de los intercambios de ese período de transición y cambio, ya fuera por agentes de una cultura de los 'Sepulcros de Fosa' en declive, ya fuera por los que marcarían nuevas corrientes culturales a fines del Neolítico, lideradas por los grupos de la cultura de Véraza en Cataluña y Sur de Francia, y no necesariamente como un contacto directo con el Norte de Europa”.

Fragmentos del yacimiento de ámbar del periodo cretácico inferior -hace 110 millones de años-, encontrado en el territorio de la Cueva del Soplao (Cantabria).

De hecho, el ámbar báltico no habría llegado a traspasar el Ebro, pues no se documenta, por ahora, en fechas tan tempranas en el sur peninsular, donde predomina el uso del ámbar siciliano como consecuencia de las redes de intercambio mediterráneas.

En el área del Báltico se encuentra quizá el mejor ámbar del mundo para su uso en joyería. Este fue muy codiciado en la Roma clásica y actualmente sostiene toda una industria, por ejemplo, en Polonia. Ahora sabemos que empezó a llegar a Iberia nada menos que desde el IV milenio a.C., y que, con posterioridad, sustituiría progresivamente al ámbar peninsular y al siciliano.

“Este hallazgo tiene sin duda importantes implicaciones para el conocimiento de las primeras redes de intercambio de materiales exóticos y de su implicación en las estructuras sociales”, según indica Marcos Martinón-Torres, profesor de la Universidad de Cambridge.

Fuente: agenciasinc.es | 10 de octubre de 2023

La gran hazaña de los neandertales: cazaban con lanzas de madera al fiero león de las cavernas

Recreación de un grupo de neandertales despiezando un león de las cavernas. Julio Lacerda ©NLD

Los neandertales cazaban leones de las cavernas y utilizaban la piel de este peligroso carnívoro, según ha demostrado por primera vez un nuevo estudio publicado en la revista Scientific Reports.

Las excavaciones realizadas en 2019 en Einhornhöhle (Cueva del Unicornio), en las montañas de Harz (Baja Sajonia, Alemania), descubrieron abundantes animales de la Edad del Hielo, entre los que se encontraban algunos huesos del extinto león de las cavernas (Panthera spelaea). Los huesos fueron descubiertos en una galería de cuevas a unos 30 metros de la entrada, ahora derrumbada, en una capa que data de hace más de 200.000 años.

El nuevo estudio describe cómo un equipo de investigación detectó entre los restos de otro león de las cavernas, de hace unos 190.000 años, un hueso del dedo del pie con una marca de corte. Esto llevó al equipo a determinar que los neandertales quitaban la piel del león con las garras adheridas, lo que indica que usaban la piel para sus propios fines. Según los investigadores, este hecho sugiere que se adoptó un enfoque cuidadoso durante el proceso de desollado para garantizar que las garras permanecieran preservadas dentro del pelaje.

Restos de leones cavernarios del área 1 de Einhornhöhle. (A). Phalanx III vista en primer plano × 30 y × 500 aumentos de las marcas de corte; (B). Falange III sin modificar; (C). Hueso sesamoideo. A la derecha, ilustraciones que muestran la posición de las marcas de corte (flechas blancas) y la posible ubicación de los elementos óseos dentro de la pata de un gran felino.

Los huesos descubiertos en una galería de la cavidad durante unas excavaciones en 2019 presentan marcas de corte consistentes con las generadas cuando se despelleja a un animal. Según los investigadores, este hecho sugiere que se adoptó un enfoque cuidadoso durante el proceso de desollado para garantizar que las garras permanecieran preservadas dentro del pelaje.

Pero los huesos encontrados en Einhornhöhle no proporcionaron ninguna evidencia directa de caza. Para contextualizar el hallazgo, el autor principal, Gabriele Russo (izquierda), de la Universidad de Tubinga, en Alemania, analizó los restos de un león cavernario encontrado por un adolescente de Siegsdorf, en Baviera. Una inspección más cercana del esqueleto por parte de Russo llevó a la detección de algún daño inusual en una costilla. En colaboración con la arqueóloga Dra. Annemieke Milks, de la Universidad de Reading, se identificó el daño como fruto de un impacto por arma.

Russo dijo: "La lesión en las costillas difiere claramente de las marcas de mordeduras de carnívoros y muestra el patrón de rotura típico de una lesión causada por un arma de caza".

La Dra. Milks (derecha) añade: "El león probablemente fue muerto con una lanza que le fue clavada en el lado izquierdo de su bajo abdomen, cuando ya estaba en el suelo".

Otro esqueleto de león de las cavernas, de unos 50.000 años de antigüedad, hallado en la región de Siegsford, al sur de Alemania, ha ayudado a los investigadores a demostrar por primera vez que los neandertales cazaban leones de las cavernas. Las marcas de corte también muestran que no solo mataron a este depredador, sino que también consumieron su carne.

Reconstrucción balística digital de la estocada de la lanza al león de Siegsdorf. (A) De pie, vista lateral; (B) De pie, vista posterior de la caja torácica; (C) Acostado sobre el lado derecho, vista ventral; (D) Acostado, vista posterior. Ilustración digital 3D creada con Autodesk Maya 2022.

Los neandertales despiezaron y consumieron la carne y las vísceras del félido en el mismo sitio y abandonaron la carcasa. Fue una exitosa jornada para su supervivencia, un pulso ganado a uno de los animales más peligrosos de Eurasia. Según los investigadores, se trata de la evidencia directa más antigua de la historia de humanos matando y despiezando un león.

Las pruebas directas de caza de grandes depredadores son extraordinariamente escasas en el registro arqueológico. En el yacimiento de Gran Dolina, en Atapuerca, se han identificado los restos de un león datado entre hace 350.000 y 250.000 años que representaría el ejemplo más antiguo de explotación y consumo de un carnívoro por los primeros homininos. Fueron probablemente encuentros fortuitos útiles para conseguir comida y pieles. Pero hasta ahora no se había documentado un caso de actividad cinegética tan evidente. "Nuestros análisis demuestran por primera vez que los neandertales fueron capaces de cazar activamente leones de las cavernas usando simples lanzas de madera", destaca Gabriele Russo.

Los restos del león de las cavernas de Siegsdorf, junto a una reproducción de una lanza de madera similar a las utilizadas por los neandertales. Volker Minkus © NLD

Depredador superior

El león de las cavernas tenía una altura de hombros de alrededor de 1,3 metros. Durante unos 200.000 años, el león de las cavernas fue el animal más peligroso de Eurasia, hasta que se extinguió al final de la Edad del Hielo. Los leones de las cavernas vivían en diversos entornos, desde las estepas hasta en las montañas, y como depredadores superiores cazaban grandes herbívoros como mamuts, bisontes y caballos, así como osos de las cavernas. La presencia regular de huesos de leones cavernarios en las cuevas de la Edad del Hielo es la responsable del nombre.

Hasta hoy, se pensaba que la relación a nivel cultural con este depredador superior estaba ausente antes de la época del Homo sapiens. Entre las primeras obras de arte parietal del Homo sapiens se encuentran las que se conocen en las cuevas del Jura, en Suabia, suroeste de Alemania. Allí, el león de las cavernas es un motivo destacado, ejemplificado por el famoso hombre león (derecha), hecho de marfil, y que data de hace unos 40.000 años.

Los leones de las cavernas también aparecen en paneles de arte rupestre en la Cueva de Chauvet, en el sureste de Francia, que tienen unos 34.000 años de antigüedad.

Los nuevos resultados demuestran que los leones de las cavernas también tenían un significado especial para los neandertales. Thomas Terberger (izquierda), portavoz del proyecto de investigación, dice: "El interés de los humanos por ganar respeto y poder a partir de un trofeo de caza de un león tiene sus raíces en el comportamiento neandertal, y hasta los tiempos modernos el león ha sido considerado un poderoso símbolo de los gobernantes".

El nuevo estudio contribuye al creciente panorama de similitudes de comportamiento entre los neandertales y los primeros Homo sapiens. Recientemente, un hueso de ciervo gigante grabado en Einhornhöhle (derecha) mostró la capacidad de los neandertales para producir símbolos y comunicarse a través de ellos. El papel de los leones de las cavernas encaja con las evidencias de comportamientos neandertales más complejos, e incluso podría haber sentado las bases para desarrollos culturales posteriores del Homo sapiens.

Fuentes: University of Reading | elespanol.com | 11 de octubre de 2023

El reexamen de una mandíbula infantil hallada en Etiopía revela la verdadera antigüedad del 'Homo erectus'

La mandíbula infantil de 'Homo erectus'. Misión arqueológica italoespañola de Melka Kunture.

Hace dos millones de años, el achaparrado y robusto Homo erectus, el primer ancestro humano que se extendió por el Viejo Mundo, desde África hasta el sureste asiático, abandonó la sabana y ascendió hasta las tierras altas de la actual Etiopía, donde desarrolló un nuevo tipo de tecnología para fabricar herramientas. Este nuevo capítulo de la evolución humana lo acaba de confirmar una mandíbula infantil (un niño o niña de 2 o 3 años que vivió hace 2 millones años) adscrita a esta especie hallada en el yacimiento de Garba IV, en el complejo arqueológico de Melka Kunture. El fósil, descubierto en 1981 y reanalizado en un nuevo estudio, es el que más evidencias presenta para señalar que el Homo erectus hizo su aparición en dicho momento.

Mapa de localización del yacimiento de Garba IV, en el área arqueológica de Melka Kunture (Etiopía) U. COMPLUTENSE.

La investigación de un equipo internacional de científicos liderado por Margherita Mussi (derecha), de la Sapienza Universidad de Roma, y en el que también han participado expertos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Universidad de Vigo, no solo desvela que esta mandíbula podría ser el fósil más antiguo de un Homo erectus. Además, se trata de la primera vez que restos humanos de esta especie aparecen junto a herramientas líticas elaboradas con tecnología olduvayense, la primera tecnología de la humanidad y que fue la empleada exclusivamente por el primer representante del género Homo, el Homo habilis.

Dicha mandíbula infantil ha sido analizada mediante tomografía computarizada de sincrotrón y morfometría geométrica 3D. Además, el equipo pudo datar con paleomagnetismo el nivel inmediatamente superior al que contenía la mandíbula. Coincidía con el evento de Olduvai, una inversión de los polos magnéticos que ocurrió a escala global hace entre 1,95 y 1,77 millones de años. Los restos debían de ser, por fuerza, anteriores: unos 2 millones del años.

Ilustración del infante Garba IV con su madre en el entorno de las tierras altas etíopes hace 2.000.000 de años. / Diego Rodriguez Robredo.

Los ejemplos de Homo erectus más antiguos conocidos hasta el momento habían sido hallados en la cueva sudafricana de Drimolen o en la región de Koobi Fora, en la orilla este del lago Turkana, en Kenia, con algo más de 1,8 millones de años. Fuera del continente africano, se encuentran los ejemplares del yacimiento de Dmanisi, en Georgia, de una antigüedad similar.

"El hallazgo es el único de los primeros fósiles de 'Homo erectus' cuya identificación taxonómica se basa en la dentición, que es la parte anatómica de los mamíferos que mejor permite identificar especies", apunta Joaquín Panera (derecha) profesor del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la UCM y uno de los autores del artículo que se ha publicado en la revista Science.

La mandíbula Garba IV. Sobresalen en la misma dos dientes de leche que no permitían precisar a qué especie pertenece. Son los dientes del interior de la mandíbula (que están por salir) lo que lo ha posibilitado mediante un análisis del sincrotrón de electrones de Grenoble (Francia).

En el yacimiento de Garba IV también se han hallado los útiles más antiguos elaborados con tecnología achelense, de hace unos 1,95 millones de años, lo que implica una antigüedad de 300.000 años más respecto a lo pensado hasta ahora, haciéndolo prácticamente coincidente con la aparición del Homo erectus en el escenario evolutivo. Según los investigadores, estos hallazgos son de gran trascendencia para la comprensión de la evolución, las migraciones y las capacidades adaptativas de los antepasados humanos.

"La tecnología achelense, que entre otros aspectos se caracterizaba por la elaboración de hachas de mano líticas, ha perdurado en el registro arqueológico a lo largo de 1,8 millones de años, y desde África se ha expandido hasta el sudeste asiático y parte de Europa, lo que la convierte en la tecnología más universal de la humanidad, en función de su duración y distribución geográfica", destaca Susana Rubio-Jara (izquierda), otra profesora de la UCM implicada en la investigación.

"El estudio de la tecnología lítica empleada por el 'Homo erectus' en el yacimiento de Garba IV se desarrolló a partir del análisis de los restos hallados en los diferentes niveles arqueológicos, los cuales han permitido comprender la evolución de las variaciones tecnológicas empleadas en la elaboración de herramientas líticas entre el Olduvaynse y el Achelense, una de las mayores cuestiones pendientes en el estudio de la evolución humana", concluye Rubio-Jara.

Arriba, herramientas líticas de obsidiana elaboradas con tecnología olduvayense; abajo herramientas líticas de basalto y obsidiana elaboradas con tecnología achelense. U. COMPLUTENSE

Altitud y contraste de temperaturas

Es imposible saber qué llevó al infante de 'Garba IV' a la muerte, pero su grupo de homínidos se adaptó a unas condiciones bastante más duras que las de la sabana en el altiplano de Etiopía, con un mayor contraste de temperaturas, mayor altitud y más radiación. "El clima a esa altura era más frío. Mientras en el valle del Rift las temperaturas pasaban de los 30º C por el día y no bajaban de los 10º o 15º C por la noche, en las montañas rondaban los 20º C de día y no subían de los 5º C de noche. Además, sufrían un déficit de oxígeno por la altitud", explica Méndez Quintas (izquierda), colíder del estudio e investigador de la Universidad de Vigo.

Para el científico, ese ámbito más hostil puede ayudar a entender como Homo erectus se convirtió en la primera especie humana que salió de África para expandirse con éxito. "La especie se desarrolló en su origen en condiciones muy parecidas a las que había en Eurasia. El cambio desde el altiplano etíope a territorios fuera de África no fue tan drástico", afirma. "En este sentido, podemos concebir esta región africana como un 'laboratorio' donde se gestó un nuevo taxón humano adaptado a las condiciones templadas euroasiáticas”.

En las montañas, estos individuos se alimentaban de frutas, brotes, algún tubérculo y mucha carne, aunque se desconoce si eran cazadores o carroñeros. Estaban rodeados de ñus y antílopes, pero no de elefantes, rinocerontes ni jirafas como en la sabana. Con la excepción de unos pocos ejemplares de hienas, leones y tigres dientes de sable, no competían con muchos grandes carnívoros, lo que les supuso una ventaja.

Fuentes: elespañol.com | abc.es | agenciasinc.es | 12 de octubre de 2023

Un nuevo estudio muestra signos de una creación temprana de identidades humanas modernas

investigadores de SapienCE han publicado un nuevo estudio que proporciona información vital sobre cómo y cuándo pudimos haber comenzado a desarrollar identidades humanas modernas. La imagen muestra trabajos de excavación en la cueva Blombos, Sudáfrica. Foto: UIB, SapienCE.

Los primeros antepasados ​​recolectaron conchas llamativas que cambiaron radicalmente la forma en que nos veíamos a nosotros mismos y a los demás. Un nuevo estudio confirma la escasa evidencia previa y respalda un escenario evolutivo de varios pasos para la culturalización del cuerpo humano.

El nuevo estudio, realizado por Francesco d'Errico, Karen Loise van Niekerk, Lila Geis y Christopher Stuart Henshilwood, de la Universidad de Bergen en Noruega y la Universidad de Witwatersrand (Wits) en Johannesburgo, Sudáfrica, se publica en el Journal de la Evolución Humana. Sus importantes hallazgos proporcionan información vital sobre cómo y cuándo pudimos haber comenzado a desarrollar identidades humanas modernas.

"El descubrimiento de llamativas conchas no modificadas con agujeros naturales de hace 100.000 a 73.000 años confirma la escasa evidencia previa de que se recolectaban conchas marinas, se llevaban al sitio y, en algunos casos, tal vez se usaban como adornos personales. Esto fue antes de una etapa en la que conchas pertenecientes a especies seleccionadas fueron sistemática e intencionadamente perforadas con técnicas adecuadas para crear cuentas compuestas", dice van Niekerk (izquierda).

Todas las conchas fueron encontradas en la cueva de Blombos, en la costa sur del Cabo de Sudáfrica. Se han encontrado también conchas similares en el norte de África, y en otros sitios de Sudáfrica y el Levante mediterráneo, lo que significa que el argumento está respaldado por evidencias de otros yacimientos, no solo en la cueva de Blombos.

Confirman escasa evidencia de trabajos tempranos con abalorios.

En otras palabras, las conchas sin perforar y las perforadas de modo natural proporcionan evidencias de que las conchas marinas fueron recolectadas y posiblemente utilizadas como adornos personales antes del desarrollo de técnicas más avanzadas para modificar las conchas para su uso en abalorios hace unos 70.000 años.

Conchas procedentes de la cueva de Blombos que muestran agujeros naturales, y que posiblemente fueron utilizadas como adornos personales por los primeros humanos modernos que vivieron hace 100.000 años. Foto: UIB, SapienCE

Van Niekerk dice que saben con certeza que estas conchas no son restos de especies de mariscos comestibles que podrían haber sido recolectadas y llevadas al sitio como alimento.

"Lo sabemos porque ya estaban muertas cuando las recogimos, lo que podemos ver por el estado de la mayoría de las conchas, ya que están desgastadas por el agua o tienen crecimientos en su interior, o tienen agujeros hechos por un depredador natural o por la abrasión de la acción de las olas".

Los investigadores midieron el tamaño de las conchas y los agujeros hechos en ellas, así como el desgaste en los bordes de los agujeros que se desarrollaron mientras los humanos llevaban las conchas atadas a cuerdas. También observaron de dónde procedían las conchas en el sitio para ver si podían incluirse en diferentes grupos de cuentas encontradas muy juntas que podrían haber pertenecido a piezas individuales de trabajo con cuentas. Estas técnicas proporcionan información sobre el uso potencial de estas conchas con fines simbólicos.

Imagen que muestra una colección de llamativas conchas halladas en la cueva de Blombos de 100.000 a 70.000 años. Foto: UIB, SapienCE.

Los primeros signos de una posible creación de identidad

Van Niekerk dice que identificaron 18 nuevas conchas de caracoles marinos de hace 100.000 a 70.000 años, que podrían haber sido utilizadas con fines simbólicos, y propusieron una progresión de varios pasos para la culturalización del cuerpo humano con raíces en el pasado profundo.

"Con este estudio mostramos específicamente que los humanos gradualmente complejizaron las prácticas de modificación de su apariencia y se transformaron ellos mismos en herramientas para la comunicación y el almacenamiento de información. También creemos que posiblemente podamos ver una creación de identidad que cambió de modo gradual, pero a la vez radicalmente, la forma en que nos miramos a nosotros mismos y a otros, así como la naturaleza de nuestras sociedades", afirma van Niekerk.

Fuente: Universidad de Bergen | 29 de septiembre de 2023

La violencia en Ojo Guareña (Burgos), moneda común en la Edad del Bronce

La arqueólogo Ana Isabel Ortega muestra una imagen con los restos de uno de los individuos encontrados en Cueva Palomera. - Foto: Alberto Rodrigo

Se ha escrito un crimen. Mejor dicho, dos crímenes. Dos asesinatos registrados hace 3.500 años, en plena Edad del Bronce, que hasta hace poco se consideró más bien pacífica. El análisis y estudio de los restos de dos individuos hallados en Cueva Palomera, una de las cavidades principales de Ojo Guareña (Burgos), que se encontraban ocultos en zonas angostas y de muy difícil acceso, contribuyen a desmontar la creencia de que la violencia no era moneda común en ese periodo de la Prehistoria.

Borja González Rabanal (izquierda), antropólogo y miembro del Grupo de Investigación Evo Adapta de la Universidad de Cantabria, ha diseccionado, en colaboración con el Cenieh, ambos casos con conclusiones que van en ese sentido. Una violencia a la que se debe sumar ensañamiento, como ha podido confirmar el análisis de los restos de ambos asesinados.

La revista Quaternary Science Advances lo ha publicado, tal y como contó este periódico el pasado 3 de septiembre. «Lo más interesante del estudio que hicimos de los dos individuos, aparte de que estaban en dos zonas muy inaccesibles de la cueva, en galerías de difícil acceso a las que era necesario trepar o incluso escalar para llegar a ellas, es que sus esqueletos presentaban evidencias óseas de huellas de violencia», explica Borja González.

A) Perfil de la Galería Principal y Sima Dolencias a nivel de los sitios arqueológicos. Los puntos rojos muestran la posición de los esqueletos sobre la galería principal. B) Localización de los enterramientos dentro de la cueva. Los puntos rojos indican el lugar donde se descubrieron los individuos humanos. C) Detalle de los esqueletos humanos antes de la excavación. Escalas: 10 cm.

«El primer de ellos, localizado en el llamado yacimiento 'Terraza del enterramiento', tenía dos traumatismos contusos en el cráneo, uno, en el frontal y otro en el parietal izquierdo que probablemente habrían sido realizados con una espada o incluso con un hacha, dos armas comúnmente encontradas en yacimientos de esta época tanto a nivel peninsular como europeo. Las huellas que vimos en los huesos eran el tipo de fractura, el ángulo y el perfil de las mismas. Todo ello nos denotaban que se habían producido en un momento 'perimortem', es decir, en los mismos instantes de la muerte del individuo, por lo que ese individuo murió tras recibir esos golpes». Esto es, fue asesinado.

Fracturas 'perimortem' del cráneo del primer individuo localizado. Las flechas blancas muestran delaminación cortical, ángulos oblicuos y bordes lisos. Escala: 1 cm. Los números 1 y 2 indican el punto de impacto.

El segundo individuo, que se hallaba casi un kilómetro hacia el interior de Cueva Palomera desde la entrada principal, en la Sima Dolencias, no conservaba el cráneo por culpa de una remoción de materiales en época antigua, posiblemente para extraer sedimentos de la cueva -práctica común para encalar las casas a comienzos del siglo XX-. «Pero lo más interesante de este individuo es que las lesiones de violencia que documentamos estaban focalizadas en la parte torácica izquierda del esqueleto: tenía diferentes traumatismos prácticamente en todas las costillas izquierdas, siendo algunas 'perimortem' pero otras 'postmortem'. Y también lo que nos hizo indicar que fue una muerte violenta es que tenía dos puñaladas, dos marcas de corte en la novena costilla, así como 19 marcas de corte más localizadas en la clavícula y en la primera costilla izquierdas. Estas denotaban mayor precisión: es posible que una vez ya inconsciente o incluso muerto el individuo, se le realizaran esta serie de incisiones a la altura de la zona de la arteria carótida izquierda. Puede ser ensañamiento o que quisieran desangrar rápido al individuo para luego hacer algún ritual con esa sangre, cosa que no se puede probar, o bien para que el cuerpo pesase menos y se pudiese transportar más fácilmente», explica el antropólogo.

Modificaciones antrópicas del segundo individuo hallado. A) Marcas de corte en la clavícula izquierda. B) Marcas de corte en la primera costilla izquierda. C) Fractura de la región torácica izquierda. D). Marcas de corte en la novena costilla izquierda.

Los asesinados eran dos varones adultos, de entre 30 y 40 años. «Sus huesos han revelado que realizaban altos niveles de actividad física, que hacían movimientos repetitivos de flexión de los brazos, que se desplazaban grandes distancias o al menos por terrenos abruptos, como revelan los marcadores músculo-esqueléticos que hemos encontrados en los huesos de las piernas».

«Su alimentación era la propia de la época: consumo de cereales como el trigo o la cebada, complementada por proteína animal de diferentes especies domésticas. Y ambos individuos encajan dentro de lo que se ve en otras partes de Europa y de la península ibérica en yacimientos con huellas de violencia: suelen ser hombres adultos los que aparecen asociados a este tipo de contexto, lo que está denotando también la figura del guerrero que tanto se ha discutido durante décadas», añade.

Si fueron miembros de un grupo o de un grupo rival, «lo cierto es que el deseo de ocultamiento de los cadáveres es manifiesto. Transportar dos cuerpos inertes implica ese deseo de ocultación». Además, cuando la arqueóloga burgalesa Ana Isabel Ortega hizo la excavación de ambos depósitos sepulcrales «no encontró ningún tipo de ajuar funerario, ni elementos de adorno, ni cerámicas, que suelen encontrarse en contextos funerarios de este tipo. Parece que hubo intencionalidad en esconder a los individuos».

La arqueólogo Ana Isabel Ortega muestra una imagen con los restos de uno de los individuos encontrados en Cueva Palomera. - Foto: Alberto Rodrigo

Más evidencias de violencia

Explica Borja González Rabanal que el análisis de ambos restos ha proporcionado prácticamente la misma datación. «Se pueden asociar ambos eventos como casi sincrónicos; si no son del mismo momento, son muy cercanos en el tiempo. Eso denota que pudo existir algún tipo de conflicto, o un aumento al menos de la conflictividad social en esos momentos y en esta zona del norte de Burgos. Además, tenemos documentado que en otros yacimientos del norte de la provincia de Burgos, la Rioja alavesa o incluso Navarra, desde el Neolítico final, y sobre todo desde el Calcolítico, también se han documentado evidencias de violencia. En la Edad del Bronce eran muy pocas las pruebas de ello hasta el momento, parecía que era una época de relativa estabilidad política; es la primera gran cultura europea con una gran red de intercambios comerciales a gran escala, desde el Báltico hasta el Cantábrico con conexiones con el Mediterráneo, que es donde estaban en ese momento las culturas micénica y minoica. Es una época de mucha movilidad tanto de personas como de mercancías. Hasta ahora había pocas evidencias de actos de violencia, pero poco a poco se están encontrando más».

Una imagen de la Cueva Palomera, en Ojo Guareña (Burgos). JCYL.

«Parece, entonces, que este periodo no fue tan pacífico como se pensaba, que también debió haber conflictos como en otras épocas prehistóricas. No es descabellado pensar que la conflictividad social en este periodo existió. Al menos en el entorno de Ojo Guareña así fue, ahí están los casos».

Pero hay más, avanza el arqueólogo de la Universidad de Cantabria: «Estamos estudiando ahora otros materiales de otras cuevas de Burgos y parece que pueden salir más evidencias en el futuro». Otro aspecto interesante es que «los estudios genéticos que se han venido realizando en los últimos años demuestran cómo en la transición del Calcolítico a la Edad del Bronce cuando se produce una migración proveniente de Europa hacia la península ibérica que trae consigo una nueva ascendencia genética relacionada con pobladores de las estepas centroeuropeas que paulatinamente, y a partir del Bronce, fueron desplazándose y sustituyendo las poblaciones de Europa occidental. Eso también ocurre aquí. Cuando una población es desplazada o absorbida por otra con un mayor desarrollo tecnológico y una mayor estructuración social, lo lógico es que surjan conflictos», concluye el arqueólogo.

Fuente: diariodebuergos.es | 8 de octubre de 2023