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Encuentran un oso de las cavernas perfectamente conservado de hace entre unos 40.000 y 25.000 años

El deshielo del Ártico continúa revelando restos perfectamente conservados de animales de hace miles de años, cuyos cadáveres quedaron congelados en el permafrost, la capa de suelo permanentemente congelada que mantiene la temperatura baja en esta región del planeta.

En esta ocasión, el derretimiento provocó la aparición de un cachorro de oso de las cavernas (Ursus spelaeus) en la provincia de Bolshoy Lyakhovsky, en el extremo norte de Rusia.

El hallazgo fue realizado por pastores de renos, que avisaron a las autoridades de lo que parecía un animal congelado con pelaje, dientes y hasta la nariz en un alto grado de conservación.

Aunque aún es necesario un análisis de radiocarbono para medir con precisión la antigüedad de los restos, se trata de un descubrimiento único en su tipo, toda vez que hasta ahora, los únicos restos conocidos de este oso extinto se conformaban de huesos y cráneos dispersos.

“Se trata del primer descubrimiento de este tipo: un oso entero con tejidos blandos. Está perfectamente conservado, con todos sus órganos internos, incluso su nariz. De esta especie solo teníamos cráneos y huesos, hasta ahora”, explicó la científica Lena Grigorieva a The Siberian Times, quien se encargará del equipo de la Universidad Federal del Nordeste que llevará a cabo los análisis de este ejemplar.

El oso de las cavernas vivió hace 50.000 años en los bosques de Europa y su nombre se debe a que la inmensa mayoría de los hallazgos fósiles de esta especie se han encontrado al interior de grandes sistemas de cuevas, una características que los hace distintos a la mayoría de osos actuales, que sólo utilizan los refugios cavernosos para hibernar.

Con una altura de 1,35 metros de cruz y un peso que podía alcanzar los 800 kilos, se trata de uno de los osos más grandes jamás conocidos y de proporciones similares a los osos polares de Kodiak (Alaska). Parado sobre sus dos patas traseras, el oso de las cavernas medía hasta tres metros de altura.

Gracias a su imponente musculatura, este animal prehistórico podía correr rápidamente y, a pesar de su fiereza, su dieta estaba compuesta en un 90 % de raíces, frutos, tallos y bayas del bosque.

Aunque se desconoce la causa de su extinción hace aproximadamente 15.000 años, es probable que el Homo sapiens influyera en su desaparición debido a que ambos competían por usar como refugio las cuevas amplias en las inmediaciones de los bosques y zonas montañosas.

El descubrimiento del oso de las cavernas se suma a distintos hallazgos de gran importancia paleontológica recientes, como un cachorro de lobo perfectamente conservado de hace 18.000 años y el esqueleto de un mamut completo en Siberia en el último año.

Fuente: muyinteresante.com.mx | 16 de septiembre de 2020

Recuperan en la Boella (Tarragona) herramientas y restos esqueléticos de animales de hace un millón de años

Restos esqueléticos prehistóricos recuperadao en el Barranco de la Boella (Tarragona). IPHES

La decimotercera campaña de excavaciones que el Instituto Catalán de Paleocología Humana y Evolución Social (IPHES) ha dirigido al Barranco de la Boella -en el término municipal de La Canonja- ha permitido recuperar restos esqueléticos de animales y herramientas de piedra prehistóricas contemporáneas a las primeras ocupaciones humanas de Eurasia, entre hace un millón y 800.000 años.

Iniciados el pasado 7 de septiembre, los trabajos finalizarán este miércoles. Los arqueólogos valoran especialmente la investigación en este espacio para poder explicar las primeras ocupaciones humanas en el continente europeo, un periodo con evidencias prehistóricas muy escasas.

Pico hecho con esquisto encontrado junto a los restos de mamut. IPHES

Este año, las tareas se han centrado en explorar la superficie de los niveles arqueológicos más recientes de la unidad estratigráfica II fechada en el Pleistoceno Inferior final -entre un millón y 800.000 años-. Estas superficies con restos arqueológicos del Paleolítico Inferior fueron moldeadas por río Francolí y sus afluentes. Las especies animales identificadas son «numerosas» e ilustran «paleoambientes con abundante agua dulce, como se observa en las zonas interiores de humedales y albuferas típicas de la costa mediterránea».

Se han documentado animales corredores de espacios abiertos -rinocerontes, caballos, cèrvidos- y otros que necesitan gran cantidad de agua como los hipopótamos y mamuts. Este año también se han encontrado partes dentarias de carnívoros -jaguares- y restos fecales de carroñeros -hienas-. Las industrias de piedra tallada están hechas con sílex «de mucha calidad y esquistos».

Foto:Intervención en extensión en la cala 2 del Barranc de la Boella. ARIADNA TIMONEDA/IPHES.

Los expertos destacan, además de la singularidad y antigüedad de los hallazgos, su buena conservación. Uno de los aspectos más relevante del conjunto de herramientas de piedra del Barranco de la Boella es la presencia de picos y hendidores, una especie de hachas de mano que son consideradas las más antiguas de Europa.

Los trabajos se desarrollan con el apoyo del Ayuntamiento de La Canonja, la Diputación de Tarragona y la AGAUR (Agencia de Gestión de Ayudas Universitarias e Investigación). Además, desde el Proyecto de Especialización y Competitividad Territorial (PECT) Turístico en familia se impulsa la acción 'Mamut' con el apoyo del Ayuntamiento de la Canonja y liderado por la Diputación de Tarragona. Financiado al 50% por los fondos europeos de desarrollo regional FEDER, se trata de un proyecto que pretende crear y promocionar productos de tipo vivencial y educativo entorno el turismo familiar.

Fuente: tarragonadigital.com | 28 de septiembre de 2020

Los cazadores europeos de la Edad de Hielo comían carne de lobo y de grandes depredadores, dicen arqueólogos de Polonia

Marcas de corte en restos óseos de zorros, lobos y glotones. Journal of Anthropological Archaeology .

Mientras realizaban excavaciones en las aldeas de Pavlov y Dolní Věstonice, cerca de Brno, en la República Checa, arqueólogos de este país habían descubierto anteriormente miles de artefactos de sílex, numerosas herramientas y decoraciones hechas de materiales como huesos de reno, dientes de zorros árticos y colmillos de mamut, así como decenas de miles de otros fragmentos de huesos de animales diseminados entre restos de chozas.

El Dr. Piotr Wojtal (izquierda), del Instituto de Sistemática y Evolución de los Animales de la Academia de Ciencias de Polonia, en Cracovia, que ha estado reexaminando los restos, dijo: "Hasta ahora, los científicos estaban convencidos de que los lobos y otros depredadores eran un objetivo de caza, principalmente por sus pieles, y no como fuente de carne. Sin embargo, durante el examen de sus huesos, hemos encontrado en docenas de especímenes rastros de corte claramente visibles".

"Los cazadores paleolíticos dejaron algunas marcas al quitar las pieles a los lobos, pero también hay otras que se pueden asociar con dividir la carne en porciones más pequeñas".

"Los huesos de herbívoros generalmente dominan dentro de los asentamientos humanos a partir de este período, porque probablemente fueron consumidos con mayor entusiasmo. Pero parece comprensible que, en el caso de cazar un lobo, descartar su carne fuera estimado como una pérdida considerable, especialmente durante los períodos de menor disponibilidad de alimentos. Por lo tanto, parece que se usaron todas las partes del cuerpo de los depredadores".


a - Serie de colgantes de incisivos superiores e inferiores y premolares de 'Canis lupus' (Pavlov I SE); b - Colgantes hechos de incisivos superiores de 'Ursus spelaeus' (Pavlov I SE); c - Colgantes de 'Ursus arctos' hechos de incisivos superiores (Cracovia Spadzista); d - Mandíbula adornada por una serie de muescas en la parte lingual de un cuerpo mandibular de un 'Gulo gulo' (Pavlov I SE); e - Esculturilla de león cavernario hecha de marfil (Pavlov I SE); f - Cabeza de león cavernario hecha de arcilla cocida (cerámica) (Dolní Věstonice I), e, f - foto de M. Frouz.

En Pavlov, además de restos de animales depredadores pequeños y medianos, los investigadores también encontraron huesos y dientes de depredadores más grandes de la estepa del mamut pleistocénico: el león cavernario y el oso pardo.

Wojtal dijo: “Aunque los restos de leones y osos no son muy numerosos, también tienen rastros que confirman que los cazadores de esa época usaban los cadáveres de carnívoros muertos. Como en el caso de los lobos, glotones y zorros, los rastros de los cortes en los huesos de los leones y los osos también indican la eliminación de las pieles y la división de la carcasa", señala el investigador.

"Por lo tanto, la carne de estos grandes depredadores también la comían los cazadores paleolíticos".

Los últimos resultados de la investigación sobre restos de depredadores de los yacimientos Gravetienses de Europa Central han sido publicado en el Journal of Anthropological Archaeology .

Fuente: scienceinpoland.pap.pl | 21 de mayo de 2020

Un estudio sobre la diversidad genética revela nuestra compleja historia evolutiva

Huellas de manos hechas por humanos antiguos en América del Sur. Crédito de la imagen: Matt Midgley.

El análisis de diversidad genética humana más completo hasta la fecha descubre gran cantidad de variaciones aún no descritas y proporciona nuevas claves sobre la complejidad del proceso por el que nuestros antepasados se diversificaron y mezclaron en todo el mundo.

Un equipo internacional de expertos ha secuenciado 929 genomas humanos, lo que constituye la representación más detallada, hasta la fecha, de la diversidad genética de las poblaciones del planeta.
El estudio, que publica este jueves Science, descubre gran cantidad de variaciones genéticas no descritas y proporciona nuevos conocimientos sobre nuestro pasado evolutivo, destacando la complejidad del proceso a través del cual nuestros antepasados se diversificaron, migraron y se mezclaron en todo el mundo.

Esta es la primera vez que se aplica la última tecnología de secuenciación de alta calidad a un conjunto tan grande y diverso de seres humanos: 929 genomas de 54 poblaciones geográfica, lingüística y culturalmente diversas de todo el mundo, según un comunicado del Institute Wellcome Trust Sanger (Reino Unido).

Uno de los autores del estudio Anders Bergström, del Instituto Francis Crick, explicó que "el detalle logrado nos permite mirar más profundamente en la historia humana, particularmente dentro de África, donde actualmente se sabe menos sobre la escala de tiempo de la evolución humana”.

La opinión consensuada de la historia dice que los antepasados de los humanos actuales se diferenciaron de los antepasados de los extintos grupos de neandertales y denisovanos hace entre 500.000 y 700.000 años, antes de la aparición de los humanos "modernos" en África.
Fue, entonces, cuando algunos humanos se expandieron fuera de África y poco después se mezclaron con grupos arcaicos euroasiáticos. Después, las poblaciones crecieron rápidamente, con extensas migraciones y mezclas, ya que muchos grupos pasaron de cazadores-recolectores a productores de alimentos.

El equipo descubrió que "los antepasados de las poblaciones actuales se diversificaron a través de un proceso gradual y complejo, principalmente durante los últimos 250.000 años, con grandes cantidades de flujo genético entre estos primeros linajes”. Pero además, vieron evidencias de que “pequeñas partes de los ancestros humanos se remontan a grupos que se diversificaron mucho", señaló Bergström.

Ilustración esquemática de las cantidades aproximadas de cuatro clases diferentes de variación genética encontradas en diferentes regiones geográficas. Los orígenes de las poblaciones incluidas en el estudio están indicados por puntos.

La investigación también proporciona evidencias de que la ascendencia neandertal de los humanos modernos puede explicarse por un solo "evento de mezcla" importante.
Este muy probablemente involucró a varios individuos neandertales que entraron en contacto con los humanos modernos poco después de que estos últimos se hubieran expandido fuera de África, agrega la nota.

En cambio, en personas de Oceanía y Asia oriental se identificaron varios conjuntos diferentes de segmentos de ADN heredados de los denisovanos, lo que sugiere al menos dos acontecimientos de mezcla distintos.

"Aunque este recurso es solo el comienzo de muchas vías de investigación, ya podemos vislumbrar varias perspectivas tentadoras de la historia humana”, considera Chris Tyler-Smith (izquierda), recientemente jubilado del Instituto Wellcome Trust Sanger.

Y opina que “será especialmente importante para comprender mejor la evolución humana en África, así como para facilitar la investigación médica para toda la diversidad de los ancestros humanos". El equipo encontró además millones de variaciones de ADN hasta ahora desconocidas que son exclusivas de una región geográfica continental o principal.
Aunque la mayoría de ellas eran raras, incluían variaciones comunes en ciertas poblaciones africanas y oceánicas que no habían sido identificadas por estudios anteriores, las cuales pueden influir en la susceptibilidad de las diferentes poblaciones a las enfermedades.

Hasta ahora, los estudios de genética médica se han realizado predominantemente en poblaciones de ascendencia europea, lo que significa que se desconocen las consecuencias médicas que estas variantes podrían tener, indica la nota. EFE.

Fuentes: lavanguardia.com | express.co.uk| 19 de marzo de 2020

Los genomas humanos globales revelan una rica diversidad genética conformada por una compleja historia evolutiva

Un nuevo estudio ha proporcionado el análisis más completo de la diversidad genética humana hasta la fecha, después de la secuenciación de 929 genomas humanos llevada a cabo por científicos del Instituto Wellcome Sanger, la Universidad de Cambridge y sus colaboradores. El estudio revela una gran cantidad de variaciones genéticas no descritas anteriormente y proporciona nuevos conocimientos sobre nuestro pasado evolutivo, destacando la complejidad del proceso a través del cual nuestros antepasados ​​se diversificaron, migraron y se mezclaron en todo el mundo.
El estudio, publicado en Science, es la representación más detallada de la diversidad genética de las poblaciones mundiales hasta la fecha. Está disponible gratuitamente para todos los investigadores para estudiar la diversidad genética humana, incluidos los estudios de susceptibilidad genética a las enfermedades en diferentes partes del mundo.

La visión consensuada de la historia humana nos dice que los antepasados ​​de los humanos actuales se separaron de los neandertales y denisovanos hace unos 700.000-500.000 años, antes de la aparición de los humanos 'modernos' en África en los últimos cientos de miles de años.
Hace unos 70.000-50.000 años, algunos humanos se expandieron fuera de África y poco después se mezclaron con grupos arcaicos de Eurasia. Después de eso, las poblaciones crecieron rápidamente, con una gran migración y mezcla, ya que muchos grupos hicieron la transición de cazadores-recolectores a productores de alimentos en los últimos 10.000 años.
Este estudio es el primero en aplicar la última tecnología de secuenciación de alta calidad a un conjunto tan grande y diverso de humanos, cubriendo 929 genomas de 54 poblaciones geográficas, lingüísticas y culturalmente diversas de todo el mundo. La secuenciación y el análisis de estos genomas, que forman parte del panel del Proyecto de Diversidad del Genoma Humano (HGDP): CEPH, proporciona ahora detalles sin precedentes de nuestra historia genética.

Estructura de la variación genética en las poblaciones humanas de todo el mundo. Se muestra una ilustración esquemática de las cantidades aproximadas de cuatro clases diferentes de variación genética encontradas en diferentes regiones geográficas. Los orígenes de las poblaciones incluidas en el estudio están indicados por puntos.

El equipo de investigación encontró millones de variaciones de ADN previamente desconocidas que son exclusivas de una región geográfica continental o principal. Aunque la mayoría de las mismas eran raras, incluían variaciones comunes en ciertas poblaciones africanas y oceánicas que no habían sido identificadas en estudios previos.

Tales variaciones pueden influir en la susceptibilidad de las diferentes poblaciones a las enfermedades. Sin embargo, los estudios de genética médica se han realizado hasta ahora predominantemente en poblaciones de ascendencia europea, lo que significa que no se conocen las implicaciones médicas que semejantes variaciones podrían tener. La identificación de las mismas representa un primer paso para expandir completamente el estudio de la genómica a poblaciones subrepresentadas.

No se encontró ninguna variación de ADN en el 100 por 100 de los genomas en alguna región geográfica importante, si bien ello está ausente en todas las demás regiones. Este hallazgo subraya que la mayoría de la variación genética común se encuentra en todo el mundo.


El Dr. Anders Bergström (izquierda), del Instituto Francis Crick y un ex alumno del Instituto Wellcome Sanger, dijo: "El detalle que ofrece este estudio nos permite profundizar en la historia humana, particularmente en África, donde actualmente se sabe menos sobre la escala de tiempo de la evolución humana. Encontramos que los ancestros de las poblaciones actuales se diversificaron a través de un proceso gradual y complejo principalmente durante los últimos 250.000 años, con grandes cantidades de flujo de genes entre estos linajes tempranos. Pero también vemos evidencias de que pequeñas partes de esos ancestros humanos se remontan a grupos que se diversificaron todavía mucho antes".

Hélène Blanché (derecha), directora del Centro de Recursos Biológicos del Centre d'Etude du Polymorphisme Humain (CEPH) en París, Francia, dijo: "El recurso del Proyecto de Diversidad del Genoma Humano ha facilitado muchos descubrimientos nuevos sobre la historia humana en las últimas dos décadas. Es emocionante ver que con la última tecnología de secuenciación genómica, estos genomas continuarán ayudándonos a comprender nuestra especie y cómo hemos evolucionado".

El estudio también proporciona evidencias de que la ascendencia neandertal de los humanos modernos puede explicarse por un solo evento de mezcla importante, que probablemente involucre a varios individuos neandertales que entraron en contacto con humanos modernos poco después de que éstos se hubieran expandido fuera de África. En contraste, se identificaron varios conjuntos diferentes de segmentos de ADN heredados de los denisovans en personas de Oceanía y Asia Oriental, lo que sugiere al menos dos eventos de mezcla distintos.

El descubrimiento de pequeñas cantidades de ADN de neandertal en personas de África occidental, que probablemente reflejen un reflujo genético posterior en África desde Eurasia, destaca aún más cómo la historia genética humana se caracteriza por múltiples capas de complejidad. Hasta hace poco, se pensaba que solo las personas fuera del África subsahariana tenían ADN neandertal.

El Dr. Chris Tyler-Smith (izquierda), recientemente retirado del Instituto Wellcome Sanger, dijo: "Aunque este estudio es solo el comienzo de muchas vías de investigación, ya podemos vislumbrar varias ideas tentadoras sobre la historia humana. Será particularmente importante para una mejor comprensión de la evolución humana en África, al tiempo que facilitará la investigación médica de la diversidad total de los ancestros humanos".

Fuentes: Trust Sanger Institute | phys.org | 19 de marzo de 2020

Las poblaciones humanas de ascendencia africana tienen mayor diversidad genética que las de ascendencia europea

Un estudio a gran escala del ADN revela cuán entrelazados están los linajes humanos antiguos
Las antiguas poblaciones humanas en África probablemente se mezclaron mucho más de lo que pensábamos anteriormente. Esa es solo una de las revelaciones sobre nuestra historia genética que ha sido descubierta al secuenciar los genomas de personas de poblaciones previamente subrepresentadas en estudios genéticos humanos.

"Identificamos muchas variaciones genéticas que no se habían encontrado antes", dice Anders Bergstrom, del Wellcome Sanger Institute, en Cambridge, Reino Unido.
Bergstrom y sus colegas secuenciaron los genomas de 929 personas de 54 poblaciones diferentes en todo el mundo, incluso en Europa, Medio Oriente, África, América, Asia Central y del Sur, Asia Oriental y Oceanía. Descubrieron cientos de miles de nuevas variantes genéticas que eran comunes en muchas de las poblaciones que estudiaron, pero que previamente se habían perdido, debido a la falta de secuencias de ADN de personas de ascendencia no europea en los conjuntos de datos existentes.

Malla de ramas

Entre los nuevos descubrimientos que hicieron Bergstrom y sus colegas se encontró el hallazgo de que probablemente había mucha más mezcla entre las diferentes poblaciones humanas antiguas de África que lo sugerido por estudios anteriores. En lugar de un árbol genealógico divergente, encontraron evidencias de mucho más flujo de genes entre diferentes poblaciones. "Es más como una especie de malla entrelazada de ramas", dice Bergstrom.

"Esto sugiere cómo los antiguos humanos emigraron de África. En lugar de una población que se separa en dos y nunca se vuelve a ver, la gente probablemente continuó moviéndose entre grupos de una manera mucho más compleja", agrega.

El equipo también encontró evidencias más detalladas de que nuestros ancestros humanos antiguos se aparearon con otros homínidos. Ya sabíamos que nuestros antepasados ​​se aparearon con grupos humanos arcaicos, incluidos los neandertales y los denisovanos, pero hasta ahora no estaba claro con qué frecuencia había ocurrido esto y si se aparearon con algunos grupos más que con otros.
Bergstrom y su equipo pudieron demostrar que las personas de muchas poblaciones diferentes en todo el mundo tienen hoy los mismos segmentos de ADN neandertal en sus genomas, pero los segmentos de ADN denisovano difieren entre las personas de diferentes poblaciones. Ello sugiere que nuestros antepasados ​​probablemente se aparearon con un solo grupo de neandertales, pero en cambio lo hicieron con múltiples denisovanos después de emigrar de África.

Muchos estadounidenses primitivos

El análisis de los nuevos datos, en los que se incluyeron secuencias completas del genoma de personas con ascendencia nativa americana, también insinúa que pudo haber habido muchos más humanos primitivos en las Américas hace unos 15.000 años de lo que se pensaba anteriormente.
Bergstrom dice que todos estos descubrimientos demuestran el enorme valor de secuenciar el ADN de poblaciones subrepresentadas en todo el mundo. "Esto no es el final de la historia", dice. "Necesitamos secuenciar más".

"Nuestros estudios e infraestructura genética actuales son muy eurocéntricos", dice Alicia Martin (izquierda), del Broad Institute en Massachusetts. "Para garantizar una traducción equitativa de las tecnologías genéticas y comprender mejor la historia humana y la antropología, necesitamos que la diversidad humana esté representada en nuestros estudios".

Estos hallazgos también destacan que hay muchas más variaciones genéticas humanas no catalogadas en diversas poblaciones, incluidas muchas variantes genéticas que pueden estar asociadas con enfermedades, dice Alicia Martin.

Fuente: newscientist.com | 19 de marzo de 2020

El esmalte de los homínidos de Atapuerca crecía más rápido que el de los humanos modernos

El Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) acaba de publicar en la revista Scientific Reports un artículo liderado por el paleoantropólogo Mario Modesto-Mata, que por primera vez aborda el conteo de los dos tipos de líneas de crecimiento que se observan en el esmalte de los dientes de los homínidos del Pleistoceno Inferior y Pleistoceno Medio de Europa. En particular, esta investigación se ha centrado en las especies reconocidas en los yacimientos de la sierra de Atapuerca. Los resultados indican que el crecimiento del esmalte de estos homininos podría ser hasta un 25% más rápido que en Homo sapiens.


En este trabajo, en el que también han participado la Universidad de Nueva York y el University College London, entre otras instituciones, se estudia en detalle la formación del esmalte de los homínidos de Atapuerca, tanto de los yacimientos de la Sima del Elefante (1,2 millones de años), como de Gran Dolina-TD6 (Homo antecessor: 850.000 años) y de la Sima de los Huesos, (430.000 años), así como una colección relativamente amplia de dientes de Homo sapiens.
Como explica Modesto-Mata (izquierda), “los dientes crecen como las cebollas, los troncos de los árboles, las estalactitas, el pelo…, es decir, a capas y con intervalos regulares de formación, y es precisamente esa forma de crecer lo que nos permite identificar las diferentes líneas de crecimiento del esmalte”.

Existen dos tipos de líneas de crecimiento en el esmalte que permanecen inalteradas durante toda la vida: las estrías cortas y las estrías largas. Las estrías cortas, técnicamente denominadas estrías transversales, se forman cada día (crecimiento circadiano) mediante la deposición de proteínas específicas por parte de los ameloblastos, que son las células encargadas de formar esmalte. Cuando las proteínas cristalizan se puede observar una distancia de unas pocas micras entre cada dos estrías transversales. Aproximadamente, cada 7-8 días cesa la labor de los ameloblastos durante un corto espacio de tiempo.

Ese breve parón da lugar a la formación de las estrías largas, unas estrías visibles con microscopios de pocos aumentos que describió Anders Retzius ya en el siglo XIX. Entre cada dos estrías de Retzius se contabilizan unas 7 u 8 estrías transversales, lo que permite saber con mucha precisión el tiempo de formación del esmalte de los dientes. Ese número, que se denomina periodicidad, es constante en todos los dientes de un mismo individuo, y parece ser diferente en cada especie de homínidos.


Las líneas de Atapuerca

Los datos observados en esta investigación sugieren que la periodicidad era menor en especies ancestrales, como las que vivieron en la sierra de Atapuerca. Es decir, el esmalte de los dientes de los humanos recuperados en los yacimientos de la Sima del Elefante, Gran Dolina y Sima de los Huesos se formaba con mayor rapidez que en las poblaciones humanas actuales. “Las estimaciones realizadas en este trabajo indican que las coronas de los dientes de especies como Homo antecessor se formaban hasta un 25% más rápido que las de los humanos recientes”, señala Modesto-Mata.

Uno de los principales problemas al que se han enfrentado los autores ha sido el hecho de trabajar con dientes gastados por efecto de la masticación de los alimentos. Una parte de las estrías de crecimiento desaparecen al mismo tiempo que el esmalte se va gastando por el uso. “Para solventar este problema desarrollamos una técnica estadística basada en regresiones polinomiales que nos permite estimar el porcentaje de esmalte perdido, y así poder compensar las líneas de crecimiento desaparecidas” explica Modesto-Mata.

Los datos obtenidos en esta investigación, sumados a otros estudios en curso sobre el desarrollo dental relativo y el crecimiento de las raíces, podrían sentar las primeras evidencias sólidas para demostrar un avance en la madurez esquelética de las especies obtenidas en los yacimientos de la sierra de Atapuerca. “Si es así, estos humanos llegaban a la edad adulta varios años antes que nosotros”, concluye Modesto-Mata.

Un fémur de 30 millones de años arroja luz sobre la evolución de los primates

Fémur de Aegyptopithecus zeuxis de la formación Jebel Quatrans (Egipto) excavado en 2009./ ICP

En 2009 se extrajo de una excavación en la formación Jebel Quatrans (Egipto) el fémur de un primate extinto, Aegyptopithecus zeuxis. Se estima que pesaba entre seis y siete kilos y es considerado como un ancestro común de hominoideos (simios antropomorfos) y cercopitécidos (monos del Viejo Mundo).

Durante años, se ha analizado y generado hipótesis sobre la separación de estos dos grupos, pero se tiene poca información sobre cómo fue su evolución durante el periodo del Oligoceno (hace entre 33,9 y 23 millones de años) debido a la escasez de registros fósiles.

Ahora, un equipo internacional de investigadores, liderados por Sergio Almécija (izquierda), investigador del Museo Americano de Historia Natural (AMNH) y asociado al Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), ha analizado la zona proximal del fémur de Aegyptopithecus y ha podido extraer datos sobre sus capacidades locomotoras. La clave está en la cadera, la región donde el fémur se articula con el coxal y permite el movimiento de las extremidades posteriores.

“Aegyptopithecus es una especie muy interesante de estudiar porque sabemos que vivió en una época muy cercana al momento en que se produjo la separación entre los cercopitécidos y los hominoideos”, comenta Almécija.

El estudio morfométrico del fémur del primate fósil ha revelado que la estructura de la cadera de los cercopitécidos –representados por especies como los babuinos o los macacos– y los hominoideos divergió evolutivamente en direcciones opuestas a partir de una forma primitiva del Oligoceno.

Ubicación del sitio en la localidad Quarry M durante la excavación de 2009 y diferentes vistas del fémur de un Aegyptopithecus zeuxis (DPC 24466). (foto: Mark Mathison).

Diferencias en sus limitaciones de movimiento

Según los resultados, publicados en la revista Nature Communications, mientras que los cercopitécidos tienen un movimiento más limitado y son básicamente cuadrúpedos, los hominoideos exhiben una mayor libertad de movimientos que les ha permitido adaptar formas de desplazamiento muy diversas que van desde el bipedismo humano a trepar a los árboles o a la braquiación (desplazarse balanceándose con los brazos por las ramas de los árboles), como los gibones.

“Lo que vemos es que, a partir de la forma primitiva de cadera de Aegyptopithecus, los ancestros de especies actuales como los babuinos tiraron por un lado, mientras que los de gorilas, chimpancés o humanos evolucionaron de una forma totalmente opuesta”, explica el investigador. “Además, parece ser que las similitudes en esta región anatómica entre orangutanes, gorilas y chimpancés evolucionó de forma independiente”, añade.

En cambio, la anatomía primitiva de Aegyptopithecus no se observa en ninguna especie actual. “Por la información que hemos recopilado sobre este ancestro, creemos que este se desplazaba de forma cautelosa a cuatro patas por encima de las ramas de los árboles y que probablemente tenía cierta capacidad de saltar y escalar”, concluye Almécija.

El fémur estudiado está extremadamente bien conservado y, para su análisis, los investigadores generaron un modelo 3D para compararlo con el de diferentes especies de primates actuales y fósiles, entre los que se incluye de Hispanopithecus laietanus, un hominoideo del Mioceno popularmente conocido como ‘Jordi’ excavado en 1990 en el yacimiento de Can Llobateres (Sabadell, Barcelona).

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Un chimpancé juega con un babuino en Gombe Stream Research Center (Tanzania)./ © Kristin J Mosher

Fuente: agenciasinc.es | 8 de noviembre de 2019

El simio que vivía en los árboles pero era capaz de caminar como los humanos

Recreación de un 'Danuvius guggenmosi'. Velizar Simeonovski Nature

El bipedismo es uno de los rasgos que define a la especie humana. Caminar erguido fue una ventaja evolutiva clave que separó a los antecesores de los Homo sapiens del resto de simios. Sin embargo, cómo y cuándo comenzaron a desplazarse nuestros antepasados sobre dos piernas sigue siendo, en gran medida, un misterio.

No hay acuerdo entre los científicos sobre si los primeros miembros del género Homo evolucionaron a partir de un antecesor común terrestre, que se movía al mismo tiempo sobre pies y nudillos (como los gorilas) o de un animal que pasaba su vida en los árboles.
El descubrimiento de una nueva especie de primate ancestral, que vivió en Baviera hace 11,6 millones de años, podría ayudar a despejar muchas de estas incógnitas. Bautizado como Danuvius guggenmosi, este pequeño animal de unos 30 kilogramos se movía de una manera diferente a todas las variedades actuales, pero presenta rasgos comunes a muchas de ellas.

Los autores creen que su anatomía podría servir para explicar el tipo de locomoción a partir del cual evolucionó el bipedismo de los homínidos. "Estos fósiles revelan una locomoción diferente a cualquier criatura viva" explica Madelaine Böhme (izquierda), investigadora de la Universidad de Tubinga y autora principal del hallazgo, cuyos detalles se publican este miércoles en Nature. "Vivía en los árboles, pero también se desplazaba en el suelo, muy probablemente de manera bípeda".
Los investigadores creen que Danuvius se movía "escalando con las extremidades extendidas". Esta posición combina adaptaciones útiles tanto para la vida en el suelo como en los árboles, ya que se habría podido colgar de las ramas con sus brazos pero, a diferencia de otros monos arborícolas, también podía mantener las extremidades posteriores rectas.

Mientras que las especies actuales, como gibones u orangutanes, privilegian los brazos para desplazarse, Danuvius podría utilizar además las piernas para caminar. Una hipótesis que apoya también la forma de la planta del pie, en la que sólo el pulgar es prensil. "Le habría permitido caminar por el suelo, aunque fueran cortas distancias", afirma Böhme.

Los 21 huesos del esqueleto parcial más completo de un 'Danuvius' masculino. Crédito: Christoph Jäckle.

ÚLTIMO ANTEPASADO COMÚN

Los científicos creen que el bipedismo pudo surgir hace entre 7 y 5 millones de años, en la recta final del Mioceno. El estudio anatómico de los fósiles de algunos de nuestros parientes más antiguos -directos o indirectos- apunta a que ya eran al menos parcialmente bípedos. Entre ellos se hallan el Sahelanthropus (que vivió hace 7 millones de años), el Orrorin (hace 6), el Ardipithecus (5) o el Australopithecus (4 millones).

Pero, para entender cómo se llegó a ese punto crucial de la evolución, es fundamental conocer el tipo de locomoción se usaba en la etapa anterior. "Nuestro último antecesor común con los grandes simios no se parecía a un chimpancé, ni a ningún gran simio viviente", dice Böhme, "pero es posible que se pareciera a 'Danuvius'".

La suma de sus rasgos convierte a esta nueva especie en candidata a ser el último pariente compartido por homínidos y otros primates antes de que el bipedismo apareciera en los primeros. "Las formas de locomoción existentes en los primates de hoy, tanto humanos como grandes simios, se pueden relacionar con la escalada con extremidades extendidas", señala Böhme. "Lo que me parece, en cierto sentido, elegante".


Fósiles de 'Danuvius guggenmosi'.Christoph Jäckle

NUEVO PARADIGMA

Los dientes del Danuvius guggenmosi lo identifican como perteneciente a un grupo de simios extinto, los Dryopithecus, que vivieron desde en la segunda mitad del Mioceno en Europa y que se consideran como posibles antecesores de los actuales simios africanos. Muchas de sus características se encuentran hoy en chimpancés y gorilas. Además, durante ciertos períodos del Mioceno, se sabe que muchos simios antropomorfos se desplazaban entre Europa, Asia y África cuando el clima cambiaba.
Sin embargo, las extremidades inferiores relacionan a Danubius con los miembros del género Homo, antecesores de los sapiens. La forma de las articulaciones del fémur y la tibia sugieren el uso de posturas verticales para la cadera y rodilla, que difieren de las de los grandes primates africanos cuando, ocasionalmente, se yerguen sobre sus patas. Los autores concluyen que el nuevo primate explica la transición que permitió a los simios caminar sobre sus piernas antes de poder vivir en el suelo.

"El paradigma actual sobre cómo, cuándo y dónde evolucionó el bipedismo está revelándose erróneo", opina la investigadora. "Falta una nueva teoría sobre la evolución del bipedismo, que se adapte a los nuevos hallazgos. Pero estamos trabajando en ella".


Fuente: elmundo.es | phys.org | 6 de noviembre de 2019

Así es la monstruosa cabeza de un lobo gigante de hace 40.000 años hallado en Yakutia (Siberia)

La cabeza del lobo del Pleistoceno mide 40 cm de largo, por lo que la mitad de la longitud del cuerpo de un lobo moderno varía de 66 a 86 cm. Foto: Albert Protopopov

El verano pasado, un hombre que paseaba cerca del río Tirekhtyakh, en la República de Sajá-Yakutia (un territorio que limita al norte con el océano Ártico) se encontró con algo sorprendente: la cabeza perfectamente conservada de un lobo gigante, de unos 40 centímetros de largo, datada hace unos 40.000 años, durante el Pleistonceno.

No es la primera vez que el deshielo del permafrost (la capa de suelo permanentemente congelado que se halla en regiones glaciares como la tundra siberiana) depara descubrimientos de este tipo, como mamuts lanudos, gusanos prehistóricos o el reciente hallazgo de un potro con sangre líquida en las venas de hace 42.000 años. Pero la cabeza de lobo descubierta en 2018 tiene una característica muy particular: al parecer, conserva intacto su cerebro.

Un hombre local, llamado Pavel Efimov, lo encontró en el verano de 2018 en la orilla del río Tirekhtyakh, afluente de Indigirka.

El estudio preliminar de la cabeza ha sido llevado a cabo por un equipo japonés y un grupo de expertos de la Academia de Ciencias de la República de Sajá. Posteriormente su ADN será analizado en el Museo de Historia Natural de Suecis, en Estocolmo. El hallazgo se ha dado a conocer en el contexto de una exposición científica titulada The Mammoth (el mamut), organizada en Tokio sobre criaturas congeladas de la Edad de Hielo.


Una cabeza separada del cuerpo

Albert Protopopov, de la Academia de Ciencias de la República de Sajá, ha afirmado que se trata de un descubrimiento único puesto que a pesar de que es bastante común descubrir restos de lobos congelados en el permafrost –recientemente se descubrieron varios cachorros– es la primera vez que se encuentran los restos de un lobo con la cabeza tan grande y con todos sus tejidos preservados (pelaje, colmillos, piel y cerebro). De este modo, se podrá comparar su ADN con el de los lobos modernos para comprender la evolución de la especie y también para reconstruir su apariencia.


Lo que ya han revelado los primeros estudios es que se trata de un lobo adulto, que murió cuando tenía entre dos y cuatro años. Pero lo que resulta una incógnita es porqué sólo ha aparecido la cabeza y cómo fue separada del resto del cuerpo.


Otro de los proyectos de investigación que se están desarrollando es el análisis de un cachorro de león de las cavernas, que se cree que es una hembra que pudo morir al poco de nacer. El animal, apodado Spartak, mide unos 40 centímetros de largo y pesa 800 gramos. Su magnífico estado de conservación ofrece asimismo una oportunidad única para estudiar y conocer mejor esta especie que pobló Europa durante la Edad de Hielo.

El cachorro de león cueva llamado Spartak, hallado en 2017, mide unos 40 cm de largo y pesa unos 800 gramos. Fotos: Los tiempos de Siberia, YSIA

Fuentes: nationalgeographic.com |siberoantimes.com | 13 de junio de 2019

La paleontología molecular da un paso de gigante

Recreación del rinoceronte del Pleistoceno Stephanorhinus etruscus. Fuente: ANANCUS

Hace un par de décadas empezamos a conocer resultados revolucionarios sobre la posibilidad de obtener ADN de restos fósiles. Así comenzó una carrera por obtener restos del genoma de fósiles humanos que llegaban hasta los 50.000 años de antigüedad. Los métodos de extracción y obtención de material genético mejoraron y pronto tuvimos noticias de datos muy fiables de la extracción de ADN mitocondrial y nuclear en ciertos fósiles de la especie Homo neanderthalensis. La paleogenética se empeñó entonces en reconstruir el genoma de los neandertales. Se decía hace unos años que el límite de resistencia del material genético no superaba los 100.000 años. Las previsiones se equivocaron. En 2013 y 2014 se dio a conocer la identificación de ADN mitocondrial y nuclear obtenido de los fósiles humanos de la Sima de los Huesos de la sierra de Atapuerca. Así que la conservación dependía de las condiciones del yacimiento y no tanto del tiempo transcurrido. Los yacimientos de zonas tropicales eran demasiado calurosas y húmedas como para conservar el ADN durante mucho tiempo, mientras que el frío o ciertas condiciones de los yacimientos de zonas templadas podían preservar el material genético durante varios cientos de miles de años. Se conoció también el ADN de los denisovanos y pronto supimos que habíamos hibridado con los neandertales, dejando descendencia fértil.

Mientras, en la soledad de sus laboratorios otros científicos se enfrentaban a nuevos retos ¿Qué podían decirnos los fósiles sobre las proteínas? El ADN contiene el código que permite fabricar proteínas, por lo que la identificación de estas moléculas también podría darnos información sobre las relaciones filogenéticas entre las poblaciones/especies cuyos fósiles estudiamos. La obtención de colágeno en fósiles del Jurásico y del Cretácico ofreció un rayo de esperanza. Pero estos resultados simplemente nos informaron sobre la posibilidad de que las proteínas se conservaran durante millones de años, que no era poco. Las inferencias filogenéticas no llegaron muy lejos. Pero la protéomica ya estaba dando sus primeros pasos.

En un estudio recién publicado en la revista bioRxiv, liderado por Enrico Capellini (izquierda, Centre for GeoGenetics, Universidad de Copenhagen, Dinamarca) se ofrecen por primera vez datos sobre proteínas recuperadas de dientes de mamíferos. BioRxiv no está incluida en el ranking de las revistas científicas llamadas “de impacto”, que computan para evaluar a los científicos. La revista (y los científicos que publican en ella) quiere dar a conocer resultados importantes, que potencialmente pueden cambiar el paradigma actual, preservando la autoría del método. Mi impresión es que Enrico Capellini ha querido mostrarnos su método y que en trabajos posteriores ofrecerá resultados impactantes. De momento, Capellini nos ha contado como han obtenido proteínas del esmalte de dientes fósiles, como la amelogenina, la enamelina, la amelotina y la ameloblastina, así como enzimas específicas segregadas durante la formación del esmalte, como la metalloproteinasa.

Los dientes que han servido de referencia pertenecen nada menos que al yacimiento de Dmanisi (República de Georgia), donde se encuentran los restos humanos más antiguos de Eurasia, con una antigüedad bien demostrada de entre 1,85 y 1,76 millones de años. Los dientes son de la especie de rinoceronte encontrada en Dmanisi, posiblemente perteneciente a la especie ya extinguida Stephanorhinus etruscus. Y la identificación de las proteínas mencionadas ha permitido por primera vez llevar a cabo estimaciones sobre las relaciones filogenéticas de la especie de rinoceronte encontrado en Dmanisi. Quizá, el dato sobre los rinocerontes es lo que menos nos importa a quienes nos dedicamos al estudio de la evolución humana. Pero lo que tenemos por seguro es que la paleontología molecular esté dando un nuevo paso de gigante.

Fuente: quo.es | 22 de noviembre de 2018

El lunes 26 de noviembre se entrega el I Premio Nacional de Arqueología y Paleontología

Trabajo minucioso de excavación de los restos fósiles de los caballos. Autor: Proyecto “Construyendo Tartesos”.

El equipo ganador desvelará aspectos de futuro acerca del proyecto y de los restos descubiertos que datan de hace 2.500 años en el yacimiento de Turuñuelo

En muchas ocasiones una investigación científica puede tener mucho de detectivesca, de experto en medicina o de técnicas forenses, entre muchas otras disciplinas, pues desentrañar lo que hay detrás de un fósil, interpretar toda la información que contiene, la mayoría de veces no es nada fácil. Es lo que le ocurre al equipo ganador del I Premio Nacional de Arqueología y Paleontología Fundación Palarq, con el proyecto “Construyendo Tartesos” ante los restos fósiles de 53 caballos, 4 vacas, 3 cerdos y 1 perro de unos 2.500 años de antigüedad hallados en el yacimiento de Turuñuelo (Guareña, Badajoz).

Durante el acto de entrega del galardón, a cargo del Director General de Bellas Artes, D. Román Fernández-Baca, que tendrá lugar el lunes 26 de noviembre, a las 18.30 h, en el Museo Nacional de Arqueología (MAN), en Madrid, se darán algunas pistas sobre las hipótesis que barajan los investigadores y como procederán. ¿Te lo perderás?

El Dr. Sebastián Celestino Pérez, arqueólogo e investigador científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y director del Instituto de Arqueología (CSIC-Junta de Extremadura), como investigador principal del Proyecto “Construyendo Tartesos” y codirector del mismo junto con la Dra. Esther Rodríguez González, contratada Postdoctoral Juan de la Cierva, también en el CSIC, asegura que el equipo, una treintena de personas de centros de España y también del extranjero, ha acogido el Premio con una gran ilusión, “porque es un reconocimiento al esfuerzo de todos. Además, el dinero (80.000 euros) nos permitirá llevar a cabo algunas acciones que de momento no podíamos realizar”.

Entre estos proyectos de futuro, el Prof. Celestino Pérez avanza que una parte del Premio se dedicará a las analíticas de los restos fósiles mencionados, que suponen el primer gran sacrificio de animales documentado en el Mediterráneo. “Es evidente que están depositados en el Turuñuelo siguiendo un ritual, pues están colocados de manera teatralizada, pero ignoramos las causas de su muerte. No sabemos si fue por enfermedad, una peste quizás, o bien como consecuencia de algún cambio climático, por poner un ejemplo”. Los análisis, que son muy costosos y a veces se ejecutan fuera de España, permitirán averiguar, por ejemplo, si fueron envenenados o cómo fueron sacrificados.

Esta será una de las aplicaciones del Premio, pero también permitirá organizar nuevas campañas de excavación. El Dr. Celestino Pérez, asegura que lo más asombroso es que desde que el equipo ha sido proclamado ganador, “hay otros grupos de investigación que se ofrecen para participar en el proyecto ya sea trabajando en el mismo o aportando recursos científicos”.

Y añade: “En Extremadura se ha recibido el premio con una enorme satisfacción, sobre todo por parte de los agentes que han ayudado a su investigación desde el principio, especialmente la Diputación de Badajoz, que lleva dos años subvencionando las excavaciones, o la Secretaría General de Ciencia de la Junta de Extremadura que con su apoyo nos ha permitido realizar las primeras analíticas o ha conseguido que se apruebe recientemente la cobertura del yacimiento para facilitar nuestro trabajo”.

Otro aspecto muy importante es que el Premio supone un empujón para optar a otras ayudas nacionales y europeas. “Y entre quienes investigan sobre el caballo en nuestra península, hay un gran entusiasmo, porque ahora podremos saber más sobre el origen y evolución de este animal”, apunta el mismo Profesor.

La asistencia a la entrega del premio es libre, pero el aforo es limitado y es necesario confirmación previa por teléfono al 93 240 29 87 o a través del mail premio@fundacionpalarq.com

Fuente: Fundación Palarq | 21 de noviembre de 2018

Ledumahadi: el nuevo dinosaurio gigante del Jurásico encontrado en Sudáfrica

Reconstrucción artística de Ledumahadi mafube. Crédito: Viktor Radermacher

Se llama ‘trueno gigante al amanecer’ en el idioma sesotho. Ledumahadi mafube, la nueva especie de sauropodomorfo gigante sudafricano, es un pariente del brontosaurio de hace 200 millones de años. El fósil cuenta una historia fascinante no solo de su vida, sino también de la geografía de su lugar de residencia y la evolución de los saurópodos.

En la provincia de Free State de Sudáfrica han hallado un nuevo espécimen de dinosaurio denominado Ledumahadi mafube. Se trata de un pariente cercano del afamado brontosaurio, que caminó a cuatro patas, anticipando el estilo de locomoción perfeccionado por este.

Su nombre proviene de uno de los 11 idiomas oficiales de Sudáfrica, el sesotho. Significa ‘trueno gigante al amanecer’.

Este dinosaurio, que se alimentaba de plantas, se remonta mucho más atrás que sus parientes en el pasado prehistórico del primer Jurásico.

“Nos muestra que incluso hace 200 millones de años, estos animales ya se habían convertido en los vertebrados más grandes que alguna vez caminaron sobre la Tierra”, dice Jonah Choiniere de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo, Sudáfrica, institución que lidera la investigación, publicada en la revista Current Biology.

Choiniere explica que vio por primera vez el espécimen después de que su estudiante y primer autor del trabajo, Blair McPhee, le mostrase los huesos en 2012, poco después de que Choiniere se mudara a Sudáfrica.

“¡Blair me dijo lo importante que creía que era y hasta me mostró que algunos de sus huesos sobresalían aún de las rocas en el campo!”, recuerda. Juntos, ellos y un equipo de científicos comenzaron a excavar el esqueleto durante un período de años.

Ledumahadi era el doble de grande que un gran elefante africano

Era obvio que Ledumahadi era bastante grande. Los investigadores estiman que era el animal terrestre de mayor tamaño que existía en la Tierra cuando vivía. El espécimen descubierto representaba un adulto de unos 14 años de edad. Lo más probable es que pesara alrededor de 12 toneladas y que tuviera una altura de 4 metros desde la cadera.

“Su nombre refleja el gran tamaño del animal, así como el hecho de que su linaje apareció en los orígenes de los dinosaurios saurópodos. Honra la herencia reciente y antigua del sur de África”, apunta Choiniere.

“Lo primero que me llamó la atención de este animal es la increíble robustez de los huesos de las extremidades”, dice McPhee. “Era de un tamaño similar al de los gigantescos dinosaurios saurópodos, pero mientras que las extremidades de esos animales son bastante esbeltos, los de Ledumahadi son increíblemente gruesos. Para mí, esto indicaba que el camino hacia el gigantismo en los sauropodomorfos no era nada sencillo, y que la forma en que estos animales resolvieron problemas habituales de la vida, como comer y moverse, fue mucho más dinámica dentro del grupo de lo que se pensaba anteriormente”, añade.

La evolución cuadrúpeda de los dinosaurios

Conocer la biología de estos animales extintos es extremadamente difícil. Para determinar si caminó a dos patas como sus antepasados o cuatro, los investigadores tuvieron que desarrollar un método que usa las medidas de los animales actuales. El método consistió en calcular el grosor de las extremidades de Ledumahadi para inferir su peso y la cantidad de extremidades que ese peso tenía que haber soportado.

El equipo también demostró que muchos parientes anteriores a los saurópodos se ponían a cuatro patas y que esta postura corporal evolucionó más de una vez. Además, apareció antes de lo que los científicos pensaban.

“Muchos dinosaurios gigantes caminaron sobre cuatro patas pero tuvieron ancestros que lo hacían sobre dos. Los científicos quieren saber más sobre ese cambio evolutivo, pero sorprendentemente, a nadie se le ocurrió un método simple para contar cómo caminaba cada dinosaurio, hasta ahora”, asegura Roger Benson, de la Universidad de Oxford (Reino Unido).

Al analizar el tejido óseo del fósil, Jennifer Botha-Brink, del Museo Nacional Sudafricano en Bloemfontein estableció la edad del animal: “Podemos observar a través de su microestructura ósea fosilizada que el animal creció rápidamente hasta la edad adulta. Los anillos de crecimiento depositados anualmente en la periferia muestran que la tasa de crecimiento había disminuido sustancialmente en el momento de su muerte”. Esto indica que el animal había llegado a la época adulta.

Una Especie En Época De Transición

Con el estudio de los tejidos óseos se demostró también que Ledumahadi representa una etapa de transición entre estos dos grupos principales de dinosaurios.

“La evolución de los saurópodos no es tan sencilla como pensábamos. De hecho, parece que los sauropodomorfos evolucionaron posturas de cuatro patas al menos dos veces antes de que pudieran caminar con las extremidades erectas, lo que indudablemente los ayudó a ser tan exitosos en un sentido evolutivo”, declara Choiniere.

En términos más generales, los resultados muestran que millones de años antes de que el tiranosaurio o el velociraptor aparecieran en el hemisferio norte, “había un próspero ecosistema de dinosaurios aquí en Sudáfrica, en el fondo del mundo, con gigantes de 12 toneladas como Ledumahadi, diminutos carnívoros como el Megapnosaurus, los primeros mamíferos, algunas de las primeras tortugas y muchos otros”, concluye.

Vía Sinc

Nace el primer premio nacional de Arqueología y Paleontología

Cuando tenía 19 años, Antonio Gallardo Ballart comenzó a sentir un genuino interés por el estudio del pasado gracias a unos talleres impartidos en el Museo Arqueológico de Cataluña (MAC). A pesar del paso del tiempo, y de sus obligaciones dentro del mundo empresarial, jamás perdió el gusto por disciplinas como la arqueología y, sobre todo, la paleontología. Tanto que, después de jubilarse, decidió poner en marcha la primera entidad privada destinada a apoyar las excavaciones de instituciones españolas públicas en el extranjero: la Fundación Palarq.

Ahora, más de dos años después del nacimiento de este entidad, Gallardo ha decidido impulsar el primer premio nacional de Arqueología y Paleontología de España, que será entregado el día 26 del próximo mes de noviembre en una ceremonia en el Museo Arqueológico Nacional (MAN).

«Hay que poner en conocimiento y dar valor a todos los estupendos proyectos que llevan a cabo los arqueólogos y paleontólogos españoles», dice a ABC el presidente de la Fundación Palarq, Antonio Gallardo (izquierda), sobre este premio.

La iniciativa, pionera en España, ha sido aplaudida con fervor entre los científicos españoles, que ven en este premio un justo y necesario reconocimiento a sus desvelos. «Me parece una fantástica iniciativa. Hay muchísima gente en España que se lo merece. Aquí hay una cantidad de gente enorme que realiza un trabajo estupendo y merece que este sea reconocido», afirmó en una entrevista con este diario hace poco más de un mes Juan Luis Arsuaga, paleontólogo y director científico del Museo de la Evolución Humana de Burgos.

El nacimiento de este premio también ha sido celebrado desde los distintos proyectos que la Fundación Palarq apoya económicamente. «La creación de este reconocimiento es una iniciativa maravillosa. Independientemente del vencedor, nos pone a los demás en el mapa. Es una grandísima noticia para todos los que nos dedicamos a la arqueología y la paleontología», dice a ABC la directora de la excavación del Museo Arqueológico Nacional en Heracleópolis Magna (Egipto), Carmen Pérez Die.

Necesidad

La Fundación Palarq se convirtió en febrero de 2016 en la primera entidad privada enfocada en exclusiva a dar solución a los problemas de financiación que sufren las distintas misiones arqueológicas nacionales en el extranjero. «Morimos de éxito», apunta a este diario la directora de esta fundación, Carolina Bähr (derecha). Y es que no son pocos los proyectos que, año tras año, solicitan apoyo a esta institución. Un órgano que en su primera convocatoria, en 2016, dio sustento económico a 22 proyectos paleontológicos y arqueológicos, un número que creció el año pasado hasta los 33 y que promete incrementarse todavía más en el futuro.

A la hora de otorgar ayudas, Palarq se ha centrado en dar sustento únicamente a las misiones españolas realizadas fuera de los límites de Europa. Como explica Bähr, «la fundación entiende que este tipo de proyectos son los que necesitan más apoyo». De este modo, la institución ha colaborado en el desarrollo de excavaciones nacionales en todo el mundo. Desde Eritrea, donde lleva ya dos años apoyando las investigaciones de la Fundación Atapuerca, hasta Tanzania, país en el que colabora con la Universidad Autónoma de Barcelona, pasando por Heracleópolis Magna, en Egipto.

La situación económica de las misiones españolas se ha agravado durante este 2018. La falta de aprobación de los Presupuestos del Estado, que todavía se están negociando, ha provocado el retraso en la convocatoria de las ayudas y subvenciones para financiar proyectos arqueológicos en el exterior. Para salvar esta situación, en el caso de Heracleópolis Magna se optó por realizar una campaña de mecenazgo en internet que resultó un éxito. «Las instituciones públicas no dan mucha financiación. Necesitamos fondos para aprovechar bien el tiempo», explicaba a ABC la egiptóloga Carmen Pérez Díe hace un mes.

La egiptóloga Carmen Pérez Die, directora de la excavación del MAN en Heracleópolis Magna (Egipto) - ABC

Un galardón dotado con 80.000 euros

El premio nacional de Arqueología y Paleontología tiene por finalidad reconocer la enorme labor que realizan los equipos científicos españoles, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Está dotado con 80.000 euros, los cuales se deben destinar integramente al desarrollo del proyecto vencedor. Cualquier equipo de investigación perteneciente a una institución pública española puede optar al premio, independientemente de la localización geográfica donde realice su labor. El jurado está conformado por especialistas de reconocido prestigio, como el paleontólogo Yves Coopens o el arqueólogo Andrew Selkirk.

Fuente: abc.es | 14 de septiembre de 2018

Una 'máquina del tiempo' revela los restos del último león de las cavernas en Cantabria

El equipo de investigación retratado junto a los restos del gran felino. LUIS C. TEIRA
Hace unos 16.000 años, en lo que hoy es la pedanía de Omoño, en tierras de Cantabria, un gran felino cazaba caballos, ciervos, bisontes y quizás Homo sapiens paleolíticos. Era un superdepredador, con un tamaño hasta un 10% superior a un león de nuestros días, y un peso que podía sobrepasar los 360 kilos. Se le conoce como león de las cavernas (Panthera spelaea), pero no porque viviera en ellas (parece que prefería las praderas y bosques de coníferas), sino porque muchos de sus restos se han hallado en cuevas, quizás traídos hasta allí por hienas o bien porque dichos leones quedasen atrapados en las espeluncas cuando intentaban cazar osos cavernarios en hibernación.

La osamenta completa de uno de estos grandes leones, caso único en Europa, fue descubierta el pasado mes de julio por miembros del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria en una galería de difícil acceso de la cueva de La Garma. Marian Cueto, arqueozoóloga del equipo dirigido por Pablo Arias y Roberto Ontañón, se encarga del estudio técnico de los restos del león, remarcando la gran importancia paleontológica del hallazgo, el último documentado del sur de Europa.

Según Cueto, enfermo o herido, el animal se habría recostado en la oscuridad, muriendo sin que nadie desde entonces manipulase sus restos. A la espera de lo que nos digan éstos, desconocemos las dimensiones del felino, ni si era macho o hembra. Sin embargo, sí conocemos su aspecto gracias tanto a las pinturas y tallas en marfil halladas en cuevas como las de Chauvet y Combareilles, como al hallazgo, en 2015, de dos pequeñas crías de Panthera spelaea conservadas a la perfección en el permafrost de las riberas del río Uyandina, en la república siberiana de Yakutia (derecha).
Con un cráneo parecido al del tigre, orejas redondeadas, grandes colmillos y pelaje similar al de los leones actuales -comparte relación genética-, aunque sin su melena, este gran depredador era aún más voluminoso que otros grandes felinos de su tiempo como el más ligero tigre dientes de sable y el leopardo europeo.

«No me hubiera gustado encontrarme con él», dice la arqueozoóloga Marian Cueto (izquierda) aludiendo al intimidante y poderoso aspecto del félido, del que han aparecido otros restos parciales en la gruta cántabra. Dicho hallazgo, habido en otra sección de la galería inferior de La Garma, data de 2016 y Cueto le concede, aún si cabe, una mayor importancia arqueológica. «Allí encontramos nueve de las 10 falanges distales de las garras delanteras de un león -señala la arqueozoóloga-. Dichas garras se conservaron enteras de una manera intencional, dado que por su morfología es muy difícil que se conserven de una sola pieza. Los huesos de las falanges presentaban marcas de corte en la intersección con los tendones, lo que denota buen conocimiento de la anatomía de este animal, mientras que en el entorno no se hallaron otros restos del esqueleto. Ello indica que quienes dejaron los restos lo hicieron de forma consciente».

Según los investigadores, el hallazgo de dichas garras en un lugar de la cueva en donde se ven a simple vista los basamentos en piedra de dos cabañas circulares junto a pinturas y herramientas líticas, señala la evidencia del desollamiento de leones de las cavernas por hombres del Paleolítico. La piel del felino, junto a sus garras delanteras, se usaría entonces como alfombra en un espacio ritual de interacción entre homíninos y carnívoros, similar al que todavía en nuestros días realizan cazadores-recolectores como los Masais africanos. Extinguido hace unos 14.000 años, parece que su caza excesiva por el ser humano fue, entre otras, una de las causas de la desaparición del león de las cavernas.

Ubicada en una colina de 186 metros de altura en la que pueden hallarse 11 sitios arqueológicos que denotan presencia human..., lo que realmente hace excepcional a este entorno es la existencia de la galería inferior de dicha cueva (a la que se accede por una espeluznante bajada-abismo de 20 metros), sellada por un derrumbe hace unos 16.000 años.

El león de las cavernas era un superdepredador de más de 360 kg.

Pablo Arias, catedrático de Prehistoria en la Universidad de Cantabria e investigador del proyecto de La Garma (izquierda), en el que colaboran 52 científicos de 25 instituciones radicadas en ocho países, incluyendo algunas tan prestigiosas como Oxford y la Sociedad Max Plank, define a la cueva como una especie de «máquina del tiempo», no en vano en la misma se han encontrado, intactos, restos de hogueras y basura prehistórica, utensilios tan llamativos como un espléndida espátula tallada en la costilla de un bóvido, basamentos de habitaciones y un imponente conjunto de arte rupestre que refleja cabras, uros, bisontes, caballos, ciervos, megáceros y un panel de manos en negativo. En total unos 800 m2 de un riquísimo depósito paleolítico único en el mundo. Un depósito al que se puede acceder sin excavar, si bien, y dada la abundancia de restos depositados en el mismo, se ha desarrollado una metodología específica de trabajo a fin de documentar los suelos, que están siendo analizados in situ.

«Todo quedó, como en una burbuja, tal y como lo dejaron los cazadores que habitaban esta cueva hace unos 14.000 años», señala Arias, quien precisa que «también en el exterior de la gruta se han registrado depósitos arqueológicos con una edad de 400.000 años, uno de los indicios más antiguos de la presencia humana en Cantabria».


Una imagen de las excavaciones en La Garma, en el municipio de Ribamontán al Monte / Javier Cotera

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en julio de 2008, los primeros grupos humanos habitaron el interior de La Garma hace unos 80.000 años, si bien el colofón a su historia tiene un tinte sepulcral datado en la Edad Media, en los últimos años del reino visigótico. De entonces, de entre los siglos VII y VIII, datan los restos de cinco jóvenes varones depositados en el suelo de la cueva, con sus cráneos concienzudamente machacados tras la descomposición de los cadáveres. El arqueólogo J.A. Hierro ha planteado una sugerente hipótesis para explicar esta práctica. Los individuos habrían muerto a causa de alguna epidemia de enfermedades infecciosas, siendo enterrados en un lugar recóndito de la gruta para evitar la extensión de la plaga. Luego, alguien volvió para machacar sus cráneos, a fin de impedir que estos individuos estigmatizados y peligrosos volvieran al mundo de los vivos.

El zapatero de Beyoncé

Stuart Weitzman (Massachussets, 1941) viajó a Cantabria en 2014 para visitar Altamira. Enamorado de España, rico, este industrial zapatero, competidor de Louboutin -calza a Beyoncé, Angelina Jolie y Lady Gaga-, no pudo cumplir su sueño pero, a cambio, en 2016, le ofrecieron visitar La Garma. El descenso no fue fácil. Con cuerdas bajó 20 metros por cinco horas. Contemplando pinturas de hace 30.000 años, decidió que debía hacer algo para dar a conocer este tesoro, creando la Weitzman Foundation a la que ha dotado con 300.000 euros.

Foto: Stuart Weitzman, con su asistente personal, Barbara Kreger, posan en la cueva delante de unas pinturas. / AP

Fuente: elmundo.es | 6 de octubre de 2017