BERNARDO EL CARPIO



El Basilisco, número 4, septiembre-octubre 1978, página 42

Vicente J. González García

«Bernardo del Carpio y la batalla de Roncesvalles»

El Basilisco, número 4, septiembre-octubre 1978, páginas 42-52.

Mi intervención en esta efemérides del XII Centenario de la batalla o derrota franca que, (tras la victoria sobre los vascos hispanos y los navarros) tuvo lugar un 15 de agosto del año 778, a la parte de allá del Yugo Pirenaico («saltuque Pirinaei superatos») donde resultaron víctimas de la perfidia de los gascones Eginardo y Anselmo, no pretende ser la de un Beato de Liébana, que lucha en el campo religioso contra Elipando de Toledo o Félix de Urgel, ni, mucho menos, la de un guerrero español que vence y da muerte en el campo de batalla al paladín de la épica francesa, aunque la fe del uno y la valentía del otro son ciertamente necesarias al aparecer públicamente, ante la crítica universal, con el tema que presento. Sin embargo, yo que soy tan asturiano como ellos y que empecé, sin darme cuenta, unos estudios históricos altomedievales, creo que, después de muchos años y enormes sacrificios, tengo algo que decir y que ofrecer a los eruditos que, a mi juicio, se encuentran respecto a estas cuestiones en un callejón sin salida.
Sé muy bien que puedo estar equivocado en mi argumentación, y así lo proclamo abiertamente, pero también quiero advertir que, aunque en apariencia esté dando la sensación de ser un dogmático, no lo soy en realidad, pues no debe ser calificado como tal el que continuamente tuvo por norma de actuación, atendió los consejos de las personas doctas y desapasionadas (que, por ello, se encuentran bien capacitadas para orientar) y el que se encuentra siempre dispuesto para acatar los argumentos convincentes del contrario.

EL BASILISCO

http://www.fgbueno.es/bas/pdf/bas10404.pdf

AHORA JUGANDO AL ESCONDITE



Titulamos así en alusión a una entrada anterior de VoluntadJugando al Parchís con la historia. Aunque los [ir]responsables municipales y autonómicos estén, a lo mejor, jugando a las prendas. O al Monopoly.

Hace décadas que en nombre de la arqueología se perpetran fechorías en Gijón y en toda Asturias. En la actualidad, la FSA/PSOE está utilizando la arqueología (y hasta redefiniéndola, pues la etnografía no es exactamente la misma disciplina) para apuntalar su red caciquil en el occidente de Asturias, como ha saltado a la luz con el asalto al Museo Etnográfico de Grandas de Salime y el cese de su impulsor José Naveiras, Pepe el Ferreiro. Al frente de la institución asaltada –e inmediatamente deteriorada– han puesto a un foriato de sus filas, Francisco Cuesta Toribio. El intruso había dejado rastro en Gijón; rastro que sigue hoy La Nueva España.
Atentado contra el patrimonio arqueológico
Halladas en el búnker de la Campa Torres más de 20.000 piezas de las excavaciones

El ex director del yacimiento y actual responsable del Museo de Grandas atribuye a la gerencia del parque el mal estado del material encontrado
Oviedo, M.S. MARQUÉS
Aspecto que presentaba el depósito cuando fue encontrado.
Aspecto que presentaba el depósito cuando fue encontrado.
El grueso de los materiales procedentes de las excavaciones de la Campa Torres de Gijón, un conjunto de más de veinte mil piezas, entre las que se encuentran bronces, cerámicas y otros elementos exhumados de las construcciones castreñas, fue localizado hace unos meses en una especie de zulo clausurado en la zona del antiguo búnker del actual museo.
El paradero de una parte importante de la colección procedente de las excavaciones de la Campa era una de las incógnitas más comentadas del mundo de la arqueología asturiana, si bien nunca se cursó denuncia alguna que pudiera arrojar pistas sobre su localización.
Las excavaciones del yacimiento castreño de la Campa, dirigidas por el fallecido José Luis Maya y por Francisco Cuesta, actual director del Museo Etnográfico de Grandas de Salime, se iniciaron a mediados de los años ochenta para finalizar a finales de los noventa. En ese tiempo ambos firmaron diferentes artículos dando a conocer la tipología del yacimiento. En alguno de ellos se hace el estudio de piezas cuyo paradero se desconoce aún hoy, como es el caso de las ánforas.
José Luis Maya, izquierda, y Francisco Cuesta, en la Campa Torres.
José Luis Maya, izquierda, y Francisco Cuesta, en la Campa Torres.
Francisco Cuesta niega cualquier responsabilidad sobre lo sucedido, aludiendo a los más de diez años que lleva sin pisar la Campa Torres. «Hace mucho que no voy por allí, casi milenios, por tanto no sé qué se hizo con los materiales que depositamos en una especie de almacén. Estaban en perfecto estado y recogidos en bolsas y cajas», declaró a LA NUEVA ESPAÑA. A Cuesta no le sorprendió el hallazgo porque «sabía que estaban allí», lo que el arqueólogo dice desconocer es el estado en que se encontraron, responsabilidad que atribuye a la actual directora de Museos del Ayuntamiento de Gijón, Paloma García.
Los cientos de cajas con las piezas de la Campa se localizaron tras descubrir una puerta que se encontraba oculta tras un armario. Una vez abierta, la escena que ofrecía no era la propia de un depósito arqueológico, sino más bien cientos de cajas apiladas y revueltas que llenaban la totalidad del espacio. La humedad y el abandono hicieron el resto, pudriendo etiquetas y deshaciendo paquetes, con el consiguiente perjuicio para la clasificación y contextualización de los materiales.
Las cajas tal como se encontraron en el zulo hace pocos meses.
Las cajas tal como se encontraron en el zulo hace pocos meses.
Paloma García, que lleva la gestión del parque de la Campa Torres desde el año 2000, desconocía el paradero de las piezas. «Me ocupo del parque, pero los responsables de los materiales procedentes de una excavación son los arqueólogos que la dirigen, así lo recoge la ley de Patrimonio». «Ellos son los responsables hasta que hacen la entrega y en este caso ni el Ayuntamiento de Gijón ni la Consejería de Cultura tenían constancia de su entrega».
La responsable del parque afirma que los arqueólogos no dieron parte oficial del depósito a ninguna institución, como era su obligación. Paloma García asegura que el Ayuntamiento de Gijón es especialmente cuidadoso con las colecciones arqueológicas, de las que siempre se hace un inventario para después, en la mayoría de los casos, hacer un seguro a las piezas. Pone como ejemplo las procedentes de las excavaciones de la fábrica de salazones, de Veranes o Cimadevilla, yacimientos cuyas colecciones se custodian en las mejores condiciones, tras ser depositadas por los responsables de la excavación.
Las piezas ahora localizadas son de vital importancia para situar cronológicamente el yacimiento, aunque la falta de clasificación las descontextualiza e impide saber su localización estratigráfica. Las excavaciones de la Campa fueron paralizadas en 1996 por Cultura tras evaluar un informe técnico que revelaba graves incorrecciones en la forma de desarrollar el trabajo, denunciadas por la Junta de Excavaciones.
Lo de la desaparición de fondos museísticos tiene antecedentes. Sin necesidad de remontarnos al saqueo sistemático perpetrado por los socialistas entre 1934 y 1937, la etapa postfranquista da para mucho. Como aquel anunciado museo de la historieta (los cursis dicen cómic) cuyos fondos, algunos únicos, desaparecieron misteriosamente en la época en que el socialista Francisco Villaverde Suárez (el que confundía al masonazo del General Evaristo Fernández San Miguel con el Arcángel San Miguel) era concejal de Cultura (oh la la, la culture) del Ilustre Ayuntamiento de Gijón. (Luego fue diputado autonómico, y hace dos meses volvió a los titulares por sus, ejem, habilidades al volante inmediatamente sucesivas a sus habilidades en la barra del bar).
¿No habrá llegado el momento de jugar a policías y ladrones?

https://voluntad.wordpress.com/2010/04/21/ahora-jugando-al-escondite/

Trajano, el emperador español que recuperó la perversión sexual más execrable de los griegos

Arco de Trajano en Benevento, el emperador aparece representado a la derecha - ABC

Nacido cerca de la actual ciudad de Sevilla, Marco Ulpio Trajano estaba considerado el ejemplo de emperador óptimo, solo por detrás de César Augusto. Su enorme popularidad no se vio afectada ni siquiera por su atracción sexual por los niños
Frente a la sucesión interminable de emperadores incompetentes e incluso dementes, se hizo costumbre desear con la muerte de cada princeps la llegada de un sucesor que fuera «mejor» (melior) que Marco Ulpio Trajano, como sinónimo de un dirigente digno de admiración, «el Optimus Princeps». Según la costumbre popular solo el primero, César Augusto, había sido mejor que el español Trajano, nacido en la ciudad romana de Itálica (junto a la actual Sevilla), al que incluso se le perdonó su censurable inclinación sexual por niños y adolescentes. Trajano fue el último gran conquistador romano, y el primer emperador nacido en Hispania.
Hispania (nombre del que deriva la palabra moderna España, aunque entonces solo fuera una designación geográfica) fue pionera en muchas cuestiones dentro de la República Romana y después en el Imperio. «Tú, Francia, fuiste sujeta por Césare, antes de tres años, Hispania lo fue porCatones, Escipiones, Sertorios, Pompeyos y Césares no antes de 200», recordó el escritor Juan Pablo Mártir como síntesis del paso de Roma por la Península Ibérica, en el contexto de un enfrentamiento dialéctico con Francia en 1626. Hispania fue uno de los primeros territorios de ultramar en los que Roma puso sus ojos, pero uno de los que más tiempo tardó en someter completamente. Fue, además, el lugar de nacimiento del primer cónsul nacido fuera de Italia, el gaditano Lucio Cornelio Balbo –amigo personal del emperador Augusto–, y de tres emperadores. Salvo Claudio, que nació de forma casual en la provincia de la Galia, ningún emperador había alcanzado la cabeza de Roma habiendo nacido fuera de Italia hasta la llegada de Trajano.

El general más destacado, convertido en emperador

El primero de ellos, Marco Ulpio Trajano, nació y se educó en la ciudad Itálica. Su familia decía descender de alguno de los soldados originarios de Roma que formaron esta colonia española establecida por Escipión «El Africano» después de su victoria en Ilipa, en el 206 a.C. Recientemente varias investigaciones han apuntado, no en vano, que los antepasados de la familia eran nativos de Hispania, siendo Trajano el Viejo en realidad un Traius adoptado por la familia de los Ulpii. La cuestión no tiene mayor importancia: si la aristocracia local ocupaba magistraturas públicas tenía derecho a la ciudadanía romana plena, y, en caso de contar con las riquezas necesarias, accedía a una plaza en el Senado Romano. El padre de Trajano siguió una carrera senatorial bastante destacada e incluso fue cónsul y legatus Augustidurante una campaña en Siria. El joven Trajano, que recibió una educación típicamente romana y sobresalió en los ejercicios físicos desde muy joven,acompañó a su padre como tribuno senatorial de una de las legiones destinadas en Siria. Trajano mostró gran disposición por la vida militar y alargó su servició por más tiempo de lo que era habitual entre los senadores.
«A lo largo de diez campañas, conociste las costumbres de las naciones, la situación de los países, las ventajas de los lugares, te avezaste a soportar el diverso temperamento de las aguas y del cielo como las fuentes de la patria en el cielo patria. ¡Cuantas veces cambiaste los caballos, cambiaste las armas, ya fuera de uso!», recoge un relato de la época sobre la actividad militar de Trajano. Así, en el momento del asesinato del emperador Domiciano y el posterior ascenso de Nerva, el general romano ya era ampliamente respetado como uno de los hombres más dotados en lo militar de todo el Imperio romano. Frente a la presión pretoriana para que los asesinos de Domiciano fueran castigados, Nerva adoptó a Trajano en el 97 d.C, nombrándole su heredero, como concesión al pueblo y al ejército. La adopción de personas ajenas a la familia imperial era una constante en Roma, donde no era tan importante mantener la sangre como preservar el nombre de la familia. Un año después de la adopción, Nerva falleció y Trajano se convirtió en emperador.
Como intrépido militar, el emperador Trajano sondeó las posibilidades para iniciar con su reinado alguna campaña militar de renombre y puso sus ojos en Dacia, una área que corresponde aproximadamente con la actual Transilvania. Tras el agresivo reinado del líder local Decebalo, que había realizado importantes incursiones al otro lado del Danubio e infligido serias derrotas a los romanos, Domiciano solo pudo arrancar un tratado insatisfactorio, donde Roma pagaba una indemnización anual a este rey a cambio de no proseguir con los saqueos. En la concepción romana aquello era un agravio, dado que solo los tratados dictados con la derrota total del enemigo eran aceptables, pero el precario régimen de Domiciano se conformó por el momento con esta solución temporal. En tanto, Trajano no estaba dispuesto a tolerarlo y en el 101 d.C. desencadenó una invasión sobre Daciaque resultó un éxito. El hecho de que Trajano escribiera al final del conflicto unos «Comentarios», como hiciera Julio César en la guerra de la Galia, y de que los relieves en torno a la columna levantada para conmemorar el triunfo, la Columna Trajana, narren episodios de la campaña hacen que la invasión de Dacia sea especialmente conocida incluso hoy.
Trajano conquistó Dacia casi completamente en el año 106, enfrentándose en persona a los temidos guerreros dacios, que si no caían en la batalla se suicidaban por su dios Zalmoxis antes que rendirse. Los romanos tomaron la capital dacia, Sarmizegetusa, y la destruyeron. Decébalo se suicidó, y su cabeza cortada fue exhibida en Roma en los escalones que llevabanal Capitolio. Pese a que no era su intención inicial, el emperador español colonizó Dacia y la anexionó al imperio como una nueva provincia. Las campañas dacias de Trajano, además, beneficiaron las finanzas del Imperio a través de la adquisición de las importantes minas de oro de Dacia. Un año después, Trajano extendió todavía más las fronteras de Roma cuando el fallecimiento del rey Rabbel II Sóter sirvió en bandeja la anexión del reino nabateo, un territorio situado al Sur y al Este de Palestina.

Los vicios de un emperador «optimus»

Las victorias de Trajano, que pasó la mayor parte de su vida en el ejército, fueron celebradas con un amplio programa de construcciones, del que el complejo del Foro constituyó solo una ínfima parte. Nadie salvo Augusto gozó de un gobierno con la popularidad tan elevada como el hispano, al que incluso se le perdonó sus vicios: era propenso a sentir una desmesurada pasión por los niños y los adolescentes. El historiador de origen griego Dión Casioapunta en sus textos que Trajano bebía mucho y que tenía debilidad por los muchachos como hicieran los antiguos griegos: «Sé, por supuesto, que se dedicaba a los chicos y al vino, pero si él cometió o soportó algún acto abyecto o infame como resultado de esto, habría incurrido en censura; en cambio, bebió todo el vino que quiso, pero permanecía sobrio, y en relación con los chicos no hirió a nadie».
Rara vez esta perversión de su vida privada influyó en su buen gobierno, pero Dion cita al menos una ocasión en que ocurrió así, que, por aprecio al hermoso hijo de un dirigente, favoreció al rey de Edesa: «En esta ocasión, sin embargo, Abgaro, inducido en parte por la persuasión de su hijo Arbandes, que era hermoso y en plena y orgullosa juventud y por lo gozando del favor de Trajano, y en parte por miedo de la presencia de este último, lo encontró en el camino, se excusó con él y obtuvo el perdón, pues tenía un poderoso intercesor en el chico».
Sin alcanzar lo que los romanos consideraban una conducta excesiva o malintencionada, la vida privada de Trajano –que no llegó a tener hijos con su única esposa, Pompeya Plotina– nunca afectó a su fama de hombre sensato. Después de un período de relativa paz dentro del Imperio, lanzó una campaña final en 113 contra Partia, llegando hasta la ciudad de Susa en el 116, y alcanzando con ello la máxima expansión del Imperio romano en toda su historia. En un intento por emular las grandes conquistas de Alejandro Magno en Oriente, Trajano avanzó por las entrañas del continente sin cuidarse en asegurar plenamente sus conquistas recientes. En el año 116, estalló una rebelión entre la comunidad judía de Egipto y otras provincias que le obligó a volver sobre sus pasos. Durante el asedio a la ciudad de Hatra, en el desierto de Arabia, Trajano estuvo a punto de ser alcanzado por un proyectil que mató a uno de sus guardaespaldas mientras cabalgaba cerca de las murallas enemigas. Aunque el emperador se cuidaba de no llamar la atención con la vestimenta sobre su rango, su avanzada edad, 60 años, y su porte altivo denotaban al enemigo su importancia. Sin agua ni provisiones, los ejércitos romanos abandonaron el asedio y se retiraron a preparar nuevas operaciones. En la retirada, lo que no pudo la guerra lo deshizo la salud.
La muerte alcanzó a Trajano en medio de la campaña en Oriente, cuando se vio afectado por un ataque de apoplejía. Le sucedió como emperador su primo Adriano, otro español, cuyo acento provinciano fue motivo de burla entre los senadores, pero que también fue considerado un buen emperador. Amante de la cultura y tradición griega, una de sus contribuciones más curiosas fue la introducción de la barba en la sociedad romana, lo cual evidenciaba su filohelenismo ya lejanamente presente en Trajano. Con la excepción de Nerón –otro amante de la cultura helena–, todos sus antecesores se habían afeitado cuidadosamente, pero a raíz del mandato de Adriano se puso de moda en las siguientes generaciones la costumbre griega. Al igual que Trajano, Adriano también mostró inclinación sexual por menores, siendo recordado sobre todo por su enfermiza obsesión por Antínoo, un joven que conoció cuando éste tenía 13 años y al que ordenó divinizar tras su prematura muerte. En su caso, se estimó que su orientación sexual derivaba de su devoción por la cultura helena, donde la pedofilia y la homosexualidad habían formado parte en el pasado de la introducción de los jóvenes a la vida adulta en muchas ciudades-estado griegos.

ABC

Un basurero lleno de cerámica Ming en el centro de Acapulco



Nada les gusta más a los arqueólogos que los vertederos. No los basureros actuales, por supuesto, llenos de los contaminantes desechos de la sociedad industrial, sino los lugares en los que nuestros ancestros abandonaban objetos inservibles a su suerte. Antes de la edad del consumo en la que nosotros mismos nos consumimos, hubo siglos en los que los bienes ser reparaban, se reutilizaban, se vivía, se transportaban en azarosos viajes, tan inciertos como la vida misma. Y aunque hoy en día todos tenemos la falsa sensación de seguridad y de control sobre nuestro destino en el fondo sabemos que nada de eso soporta revisión.

Pero volvamos al basurero, lugar de tesoros para quienes buscan y rebuscan en nuestro pasado. Los arqueólogos mexicanos del INAH tuvieron muchísima suerte cuando se programaron unas obras de cableado y de instalación de tuberías en una calle contigua a la catedral de Acapulco. Nada más comenzar la obra aparecieron unos pequeños pedazos de vajillas preciosas, de porcelanas de gusto oriental. Como Acapulco era puerto de destino del Galeón de Manila, ese hallazgo podía significar muchísimo. Decidieron realizar un sondeo de un metro cuadrado y entonces… ¡bingo! Era un antiguo basurero y bajo los estratos de tierra fueron apareciendo decenas, cientos de objetos que nos hablan de la vida y la actividad en el Fuerte y el puerto de Acapulco.
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Reconstrucción de la cubierta del Galeón de Manila, estos días en el Museo Naval de Madrid

Allí llegó durante 250 años, atravesando el Pacífico, la Nao de China, el Galeón de Manila del que estos días el Museo Naval de Madrid muestra una espectacular exposición.
A solo un metro y medio bajo tierra han ido apareciendo los testimonios de la actividad de uno de los puertos mercantiles más importantes de la época moderna, el mismo que sentó la base para la primera ruta comercial global. Acapulco era una ciudad importante y cosmopolita, la más destacada del imperio español. Así lo revelan miles de fragmentos de porcelana china recién recuperados por el equipo del arqueólogoRoberto Junco, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
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La excavación junto a unas tuberías

Muchas de estas piezas podrían ser fragmentos de vajillas que no superaron el largo tornaviaje desde Manila y fueron desechadas en ese lugar cercano al puerto, junto al Fuerte san Diego, en lugar de nutrir los aparadores de las familias pudientes novohispanas o incluso, tal vez, seguir viaje hacia Sevillla o Cádiz. Pero Roberto Junco, de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH, ya tiene tiene certezas, según se informa en el boletín del INAH: los fragmentos de porcelana china hallados dentro de la excavación pertenecieron a los cargamentos que llegaron hacia fines del siglo XVI y las primeras décadas del XVII, cuando en Acapulco atracaron losprimeros galeones de Manila, en algunas ocasiones amenazados por piratas holandeses.
En los tiempos del galeón, desde finales del siglo XVI, la Feria de Acapulco se celebraba entre enero y febrero. A este evento festivo acudían mercaderes de México y otras zonas de Nueva España, con el fin de abastecerse de las especias, alimentos y mercancías que habían sido embarcados en Filipinas y llegado a México tras varios meses de peligroso viaje.
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Roberto Junco junto algunas de las piezas encontradas

Como refiere el citado boletín, Junco tiene mucha experiencia con este tipo de materiales (en Espejo de Navegantes pronto contaremos la nueva aventura de este arqueólogo enBaja California, también relacionada con el Galeón de Manila). El investigador detalla que todos esos tazones de arroz, tazas, platos y platones que terminaron en añicos fueron elaborados en tiempos de Wanli, decimotercer emperador de la dinastía Ming, quien mantuvo el dominio de China durante casi 50 años, de 1572 a 1620. Así que bajo el suelo de Acapulco ha sido hallado un verdadero rompecabezas de belleza y valor sin par. Un rompecabezas Ming, no hay otra ciudad del mundo, ni en China, que tenga algo igual.
La emoción del arqueólogo, cuando libera una pieza, ya documentada, del yacimiento para su estudio

La emoción del arqueólogo, cuando libera una pieza, ya documentada, del yacimiento para su estudio
Roberto Junco comenta que esos preciosos dibujos de pequeños pájaros silvestres, coleópteros, cisnes sobre espejos de agua, aves fénix y venados, hablan a las claras de una procedencia: Zhangzhou, la capital de la provincia de Fujian, en el centro-sur de China, y también de Jingdezhen, provincia de Jiangxi, conocida como la “Capital de la porcelana” por tener una tradición de más de mil setecientos años en la elaboración de las más finas cerámicas.
Por supuesto, no solo hay trozos Ming en un antiguo basurero. Eso lo hace más interesante para los historiadores. También se han hallado trozos de una cerámica más burda, que pertenecían a contenedores fabricados en el sureste asiático para transportar provisiones, como especias y líquidos, en los viajes marítimos; comúnmente llamados martabanes y que son, a la época, como las antiguas ánforas del mediterráneo o las tinajas de los galeones.
Piezas halladas junto al yacimiento

Piezas halladas junto al yacimiento

A los primeros sondeos junto a la catedral se han sumado este año nuevos puntos, y destacadamente los parapetos del Fuerte de San Diego, donde la excavación ha empezado apenas hace un par de semanas. Son Roberto Junco y Víctor Hugo Jasso, director del Museo Histórico de Acapulco “Fuerte de San Diego”, los que esperan que este recinto del INAH se convierta en sede de un proyecto de investigación cuyo objetivo principal es recuperar el pasado del puerto, un lugar que fue sumamente importante en elintercambio tanto de ideas como de mercancías, en los movimientos migratorios de personas y en la evolución y mestizaje de los modos de vida, venidos de los cuatro continentes hasta esta ciudad del Pacífico novohispano.
Pero hay mucho más. En los parapetos exteriores de dicha fortaleza se localizaron restos prehispánicos y sobre todo restos de ollas, platos, jarras, escudillas, cuencos, etcétera, que datan de la Colonia, principalmente de los siglos XVIII y XIX, que debieron ser utilizados por los soldados acuartelados en este bastión. Toda una colección de objetos para reconstruir la vida del acuartelamiento a lo largo de los siglos. El hallazgo es importante y las piezas recuperadas anuncian una larga catalogación, porque  también se recuperaron fragmentos de porcelana china de las dinastías Ming y Qing, su menor presencia hace suponer a los arqueólogos del INAH que esta cerámica debió ser de uso exclusivo de los mandos y administrativos de la fortaleza.
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El equipo de esta excavación, coordinado por el doctor Roberto Junco y el antropólogo físico Salvador Estrada Apátiga, ambos de la SAS, así como el doctor Rubén Manzanilla, de la Dirección de Salvamento Arqueológico, seguirá excavando el citado basurero colonial (están trabajando en una área de 7.30 por 6 metros) hasta conocer lo que esconde en la totalidad de su subsuelo.
Roberto Junco comenta que seguramente habrá eventuales inmersiones en la bahía para localizar contextos sumergidos, pero que hay otros objetivos como la redacción de un catálogo sobre la porcelana china en tierras americanas. Pero Junco no se olvida de ladivulgación y de hecho tiene proyectada la distribución de un cómic para que la comunidad acapulqueña se asome a su propio pasado de la mano de las aventuras de un niño llamado “Caleto”.
Roberto Junco, arqueólogo investigador del INAH acargo del proyecto

Roberto Junco, arqueólogo investigador del INAH acargo del proyecto
“Lo que el Proyecto de Arqueología Marítima del Puerto de Acapulco (PAMPA) quiere es reforzar ese carácter del puerto como un lugar que tuvo una importancia y un interés en el comercio mundial sin precedentes, además de una riqueza cultural única que es evidente en su población actual”, finalizó.

VIN MARIANI, PAPA LEÓN XIII Y COCAÍNA

Vin Mariani, la bebida compuesta de cocaína que adoraban el Papa León XIII, Thomas Edison y Verne

Se comercializaban hacia principios de siglo XX al menos 69 bebidas con cocaína, entre ellas la Coca-Cola, por considerar que este narcótico tenía efectos terapéuticos

La cocaína fue en sus orígenes una sustancia a la que se le atribuía una infinidad de propiedades terapéuticas. Cuando en 1860 fue aislada por el químico Albert Nieman de Göttingen, una corte interminable de farmacéuticos, curanderos y vendehumos se lanzó a proclamar los beneficios de la cocaína. Uno de ellos fue Angelo Mariani, que en 1863 creó una bebida que contenía, sobre todo, vino y extractos de hoja de coca. No podía imaginar su inventor que la Vin Mariani iba a causar furor entre algunos de los intelectuales, científicos y líderes más importantes de finales del siglo XIX.

Moneda con el retrato de Angelo Marian

El extravagante químico de Córcega Ange-François Mariani desarrolló esta bebida tónica, realizada con vino de Burdeos y extracto de hojas de coca (luego simplemente con cocaína), inspirado a su vez por el «elixir de coca Lorini». La mezcla que contenía la bebida producía un efecto estimulador del sistema nervioso central similar al de la cocaína sola, pero que además se veía potenciado por un tercer compuesto llamado etilencoca, producto de la reacción entre un metabolito de la cocaína y el etanol. Su creador sostenía que prevenía la malaria, la gripe y «otras enfermedades devastadoras», y que, gracias al alcohol, se neutralizaban los efectos más agresivos de la cocaína.

«Puede alargar la vida humana cien veces»
El Vin Mariani gozó de un éxito casi instantáneo desde que se puso a la venta, especialmente entre los intelectuales, que agracedían sus propiedades analgésicas, estimulantes y antidepresivas. Se tiene constancia de que fue consumido por personajes de la talla de Julio Verne, Conan Doyle, William McKinley, Émile Zola, Ulises S. Grant P., el zar Alejandro II, Louis Blériot, José Martí, Paul Verlaine, Sigmund Freud, Thomas Edison, los hermanos Lumière, la Reina Victoria y, lo que resulta más insólito, por el Papa León XIII.

Placa de bronce de Angelo Mariani en su laboratorio

El Pontífice recordado por ser uno de los más longevos, viviendo hasta los 93 años, se reveló uno de los principales valedores de una bebida que podía contener en cada vaso de 35 a 70 miligramos de cocaína, el equivalente a una «raya» actual. Además de prestar su imagen para la etiqueta y varios carteles promocionales, León XIII concedió una medalla de oro al inventor, en reconocimiento a la capacidad de esa bebida para «apoyar el ascético retiro de Su Santidad».

En este sentido, el presidente de EE.UU. Ulises S. Grant bebía –por recomendación del escritor Mark Twain– una cucharadita de vino de coca con leche cada mañana para mantener a raya el cáncer de garganta que padeció en sus últimos años de vida. Pues, según Julio Verne, esa bebida «puede alargar la vida humana cien veces».

La cocaína curaba, según un artículo del «New York Times», la fiebre del heno, el catarro, el dolor de muelas y los mareos

Mariani elaboró otros muchos elixires, pastillas e infusiones que empleaban la coca como ingrediente principal, como el té de coca y la Pasta de dientes a la coca. De hecho, cultivaba la planta en su propio huerto, instaló un «Santuario de Mama Coca» en París, coleccionaba artefactos incas relacionados con su consumo y amasó una fortuna a su costa. Y no era él único, ni mucho menos, que creía en las utilidades terapéuticas de la cocaína. Como explica José A. García-Rodríguez y Carmen López Sánchez en «Medios de comunicación, publicidad y adicciones», el 2 de septiembre de 1885 el «New York Times» se hizo eco de las propiedades supuestamente beneficiosas de la cocaína, que curaban, según el artículo, la fiebre del heno, el catarro, el dolor de muelas y los mareos.

El mundo se da cuenta de los peligros

Siguiendo la estela de la bebida de Mariani, se comercializaban hacia principios de siglo XX al menos 69 bebidas con cocaína, entre ellas la Coca-Cola. Un boticario de Georgia, J.S. Pemberton la distribuía para tratar los dolores de cabeza, la histeria, la melancolía y con fines tónicos. Su fórmula no dejaba lugar a la duda sobre la presencia de esta droga: hojas de coca, nueces africanas de cola y una pequeña cantidad de cocaína, todo ello en forma de jarabe carbónico azucarado.

Su nombre tampoco dejaba interrogante alguna sobre cuál era su fuente de inspiración. En 1885 se registró con el nombre de «French Wine of Coca Ideal Tonic» y se acotó su mercado a intelectuales y artistas, de la misma forma que había hecho Mariani con su vino.

Se cree que es el primer cupón de Coca-Cola, en 1888, para ayudar a promover la bebida

Pemberton vendió la patente a A. Grigs Candler, fundador de Coca Cola Company, que se vio obligado a suprimir la dosis de alcohol con la llegada de la Ley Seca al Estado de Georgia, añadiendo nuez de cola, esenciales de agrios y agua gasificada. En 1909, asimismo, tuvo que sustituir cocaína por cafeína debido a la corriente crítica contra este euforizante. Los testimonio de adictos y las familias perjudicadas empezaron a calar en la opinión pública y en los sectores más conservadores, que desecharon esta sustancia como propia de «negros adictos y de unas pocas mujeres» .

El Vin Mariani se prohibió en 1914, poco antes de la muerte de su inventor, cuando se iban conociendo con más detalle los graves efectos adictivos y perjudiciales de la cocaína. Sigmund Freud, que solía presentar la nariz roja y húmeda en otro tiempo, dejó de tomarla en 1896, a la edad de 40, al experimentar taquicardias y ver mermada su capacidad intelectual. Hasta pocos años antes se había dedicado a recetarla a diestro y siniestro para «convertir los días malos en buenos, y los buenos en mejores».

Fuente: ABC