Arqueólogos españoles desvelan los secretos de la antigua ciudad de Tiro

Edificio monumental de la acrópolis de la Antigua Ciudad de Tiro. Crédito: Fundación Palarq

Esta importante metrópoli de grandes dimensiones y destacadas construcciones, dio lugar a un imperio colonial que entre los siglos IX y VI a.C. fundó las ciudades de Cartago, Cádiz, Malka, Ibiza, Palermo, Cagliari y Lixus (Larache).

En 1984 Tiro fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por sus restos arqueológicos, y es que, por esta costa oriental del Mediterráneo pasaron diversas civilizaciones que utilizaron la ciudad como cantera para levantar construcciones posteriores (principalmente romanas).

Los veinte años de guerra civil que asolaron al Líbano han dificultado a los arqueólogos de todo el mundo recuperar el patrimonio histórico del país. Entre ellos, desde 1997, un equipo de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona, dirigidos por la doctora María Eugenia Aubet (izquierda), realizan excavaciones en un proyecto iniciado a petición del Ministerio de Cultura libanés.

Hasta 2010, la actividad arqueológica se centró en la necrópolis fenicia de Tiro, parcialmente afectada por la guerra.
Se trata del cementerio fenicio más grande del Mediterráneo del que se han recuperado más de cuatrocientas tumbas de los siglos X-VI a.C., es decir, de la época de apogeo del antiguo reino de Tiro.
Esta etapa fue financiada desde España por el Ministerio de Cultura y el ya desaparecido Ministerio de Ciencia y Tecnología.

Con el tiempo, y gracias al firme compromiso del equipo de arqueólogos con las autoridades libanesas se ha ido ampliando el proyecto arqueológico, abriendo, entre otros, un nuevo sector de excavación en el centro de la antigua ciudad, en lo que probablemente constituyó la acrópolis de dicha localidad.

Esta actuación, financiada por las fundaciones Palarq y Thyssen, descubrió parte de una puerta monumental de la época fenicia que daba acceso al centro de la ciudad desde la zona portuaria.


Arqueólogos líbaneses trabajan en unos esqueletos humanos que fueron encontrados en 2009 en una zona de excavación en Tiro (Líbano). EFE/Archivo.

Necrópolis de Al Bass, un cementerio urbano

En la necrópolis fenicia de Al Bass todas las tumbas son de incineración, el rito funerario que sustituye al de inhumación tradicional en gran parte del Mediterráneo y Europa por esas fechas. Las tumbas incluyen urnas con los restos óseos, amuletos y un ajuar de jarros y cuencos para los ritos de libación (vino, aceite, hidromiel) en honor del difunto y de alimento para el viaje al más allá.



Necrópolis fenicia de Tiro/ Fundación Palarq.

La extensión del cementerio (se estima en unos dos kilómetros) demuestra que fue el principal lugar de enterramiento de la población de Tiro durante la Edad del Hierro.
Se trata de un recinto bien delimitado, con gran densidad de sepulturas que se superponen a lo largo de varios siglos, lo que suponen la principal novedad del hallazgo.

Y es que, hasta entonces, en el Mediterráneo oriental los cementerios de la Edad del Bronce habían estado formados por grupos o agrupaciones familiares de sepulturas fuera de las ciudades.

Sin embargo, Al Bass forma una sola unidad funeraria, donde coexisten tumbas individuales, agrupaciones y panteones familiares en un mismo lugar o fosa durante varias generaciones.
Todo indica que se da especial importancia a las relaciones de parentesco y a la idea de cementerio único para toda la ciudadanía, lo que resulta la principal novedad. Por primera vez en Oriente cabe hablar de “cementerio urbano”.

Acrópolis de Tiro

La misión arqueológica también ha trabajado en la acrópolis de la Antigua Ciudad insular de Tiro.

Hasta el momento las excavaciones han permitido identificar un edificio monumental hecho de grandes losas de piedra, en el que se advierten las huellas de antiguos goznes pertenecientes a una puerta también monumental, posiblemente de los siglos VIII-VII a.C. y que, fue derruido tras la conquista de las tropas babilónicas de Nabuconodosor poco después del año 700 a.C.
Por su situación cabe pensar que se trata de una de las puertas de la ciudad alta, que en los relieves asirios de la época figuran a intervalos regulares en las murallas en lo alto de la ciudadela dominando el puerto meridional.

Además, muy cerca de este sector de excavación las excavaciones han sacado a la luz un barrio de casas y almacenes del Bronce Final (ca. 1500-1200 a. C) donde se han hallado gran cantidad de materiales de importación (vasijas chipriotas, micénicas y egipcias) que muestran la importancia de las relaciones comerciales internacionales que mantuvo la ciudad de Tiro por esas fechas. EFEfuturo

Fuente:efefuturo.com | 1 de abril de 2018

Cerámica de 4.000 años de antigüedad destierra la idea de que las tribus del norte de China eran nómadas

Vasija de la Edad Neolítica, descubierto durante otras excavaciones en la provincia de Henan y pertenece a la cultura de Yangshao.

Un equipo de arqueólogos ha descubierto más de 500 piezas de no menos de 4.000 años de antigüedad durante las excavaciones en la provincia de Heilongjiang, en el noreste de China, informó Xinhua.

Las excavaciones se llevaron a cabo en el territorio de las antiguas ruinas de Honghe ubicadas a lo largo del río Nenjiang, en la ciudad de Qiqihar. Se cree que el antiguo asentamiento se fundó en el Neolítico. Fue descubierto después de que los arqueólogos locales encontraran dos tumbas en el área con reliquias de barro desenterradas entre 2004 y 2009.

La excavación de las ruinas de Honghe comenzó en 2013. Según el subdirector del Instituto del Patrimonio Cultural de la provincia de Zhang Wei, su descubrimiento permitió refutar la hipótesis de que las tribus homínidas que vivían en el noroeste de China no contaban con grandes sitios permanentes.

Entre los objetos encontrados había cerámica, así como productos de piedra y hueso, entre los que había objetos cortantes. Además, se hallaron trincheras en forma de anillo, que probablemente se utilizaron con fines defensivos, lo que indica una vida relativamente activa y la presencia de conflictos entre tribus en ese período.

El año pasado, un equipo de arqueólogos desenterró tumbas que albergaban cadáveres de personas de hace 5.000 años con alturas y fortalezas que destacan entre el habitante chino promedio.

María Cervantes
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
Fuente: nmas1.org | 2 de abril de 2018

Una investigación arroja nueva luz sobre la migración humana prehistórica en Europa

Doble entierro en Kargadur, ubicado en el condado de Istria, Croacia. Los restos esqueléticos se encuentran entre los 225 restos óseos analizados en un estudio sobre dos grandes migraciones en el sureste de Europa durante la prehistoria. Los resultados se han establecido en un documento titulado "Historia genómica de Europa sudoriental", publicado en la revista Nature. Crédito: Darko Komšo.

Dos investigadores de la Universidad de Wyoming han contribuido con un nuevo estudio -en el que se analizado ADN de antiguos restos esqueléticos de personas del sureste de Europa- a determinar los patrones de migración en Europa durante la prehistoria.

Ivor Jankovic (izquierda), profesor asociado, e Ivor Karavanic (derecha), profesor adjunto, ambos en el Departamento de Antropología de la Universidad de Wyoming, han llevado a cabo un nuevo estudio que se titula "Historia genómica del sudeste de Europa", y que se ha publicado en la revista Nature.

"El estudio confirma que la región del sudeste de Europa fue un gran nexo y una zona de contacto genético entre Oriente y Occidente durante la prehistoria", dice Jankovic, quien trabaja a tiempo completo como director adjunto del Instituto de Investigación Antropológica de Zagreb, Croacia. "Dos importantes migraciones que pasaron por el sudeste de Europa fueron confirmadas por medio de estudios arqueogenéticos".

La primera migración fue al comienzo del período Neolítico, 6.000 años a.C., cuando los primeros agricultores se extendieron desde Anatolia hacia Europa.

La segunda migración se produjo durante los inicios de la Edad del Bronce (3.000-2.500 a.C.), cuando la llamada "población esteparia”, procedente de la estepa euroasiática, reemplazó a gran parte de la población anterior del norte de Europa.

Los primeros agricultores del norte y el oeste de Europa pasaron por el sudeste de Europa con una mezcla genética limitada proveniente de los cazadores-recolectores, algo que ocurre cuando dos o más poblaciones previamente aisladas comienzan a hibridar entre ellas. Sin embargo, algunos grupos se mantuvieron mezclados ampliamente, pero sin el sesgo masculino de los cazadores-recolectores que prevaleció más tarde en el norte y el oeste, según se establece en el estudio. El sudeste de Europa siguió siendo un nexo entre Oriente y Occidente, con un contacto genético intermitente con la gente de la estepa hasta 2.000 años antes de las migraciones que reemplazaron a gran parte de la población del norte de Europa.

"En algunos lugares, los cazadores-recolectores y los agricultores entrantes parecen haberse mezclado muy rápidamente", dice Iain Mathieson (izquierda), un genetista de la Universidad de Pensilvania y que es el primer autor del artículo. "Pero, en su mayoría, los dos grupos permanecieron aislados, al menos durante los primeros cientos de años. Los cazadores-recolectores, que habían estado viviendo en Europa durante miles de años, debieron haber sido un gran 'shock' cuando aparecieran estas nuevas personas, los agricultores, con un estilo de vida y apariencia completamente diferentes".
Karavanic, profesor también en el Departamento de Arqueología de la Universidad de Zagreb, fue el director de las excavaciones arqueológicas del sitio Paleolítico / Neolítico de la cueva de Zemunica (Croacia), en la cual varios restos humanos fueron desenterrados y utilizados en el estudio. Los descubrimientos proporcionaron la información necesaria sobre el origen y antecedentes del objetivo de la investigación.

Jankovic, junto con Mario Novak (izquierda), investigador asociado en el Instituto de Investigación Antropológica de Zagreb, participaron en el estudio bioarqueológico de las muestras de restos humanos empleados en el estudio.

La intervención de Jankovic y Karavanic en este estudio comenzó a través de Novak, quien visitó la Universidad de Wyoming el año pasado para presentar una charla. Jankovic y James Ahern (derecha), ex jefe del Departamento de Antropología y ahora rector asociado de la misma Universidad, colaboraron con Novak en varias publicaciones anteriores.

Antes de la llegada de la agricultura al sureste de Europa, hubo interacciones entre grupos de cazadores-recolectores divergentes, las cuales continuaron después de que llegara la agricultura. Después de la primera aparición de las prácticas agrícolas, a mediados del VII milenio a.C., la agricultura se extendió hacia el oeste a través de una ruta mediterránea y hacia el noroeste a través de la ruta del Danubio. La agricultura se estableció tanto en Iberia (Portugal y España) como en Europa central hacia el año 6.600 a.C.

Los estudios de ADN antiguo han demostrado que la propagación de la agricultura en Europa estuvo acompañada por un movimiento masivo de personas estrechamente relacionadas con los agricultores del noroeste de Anatolia. Pero, casi todo el ADN antiguo de los primeros agricultores europeos proviene del centro y oeste de Europa, y solo los restos de tres agricultores mostraron que provenía del sureste de Europa, dice el estudio.

Para comprender la dinámica de este proceso de migración, Jankovic, Karovanic, Novak, y muchos otros investigadores, contribuyeron al análisis de los datos de ADN antiguo proveniente del genoma de 225 restos esqueléticos de individuos que vivieron en el sureste de Europa y las regiones circundantes entre hace 12.000 y 500 años a.C. Estas áreas incluían la península de los Balcanes, la cuenca de los Cárpatos, norte de la estepa póntica y regiones circundantes.

"Los resultados revelan la relación entre las migraciones, la mezcla y la subsistencia en Europa, y muestran que, incluso entre los primeros agricultores europeos, las personas difieren en sus ancestros, lo que refleja un mosaico dinámico de mestizaje entre cazadores y agricultores", dice Ron Pinhasi (izquierda), codirector del estudio y antropólogo en la Universidad de Viena, Austria.

Si bien la investigación ha aclarado la historia genómica del sudeste de Europa desde el Mesolítico hasta la Edad del Bronce, los procesos que relacionaron a estas poblaciones con las gentes que viven hoy en día siguen siendo en gran medida desconocidos, se detalla en el estudio. Una dirección importante para futuras investigaciones será tomar muestras de poblaciones de la Edad de Bronce, la Edad de Hierro y los períodos romanos y medievales, y compararlas con las poblaciones actuales, a fin de comprender cómo ocurrieron estas transiciones poblacionales, según se afirma en el estudio.

Fuente: University of Wyoming | 21 de febrero de 2018

La acumulación de restos humanos en la Sima de los Huesos de Atapuerca podría ser natural, no ritual

Excavaciones en la Sima de los Huesos, Atapuerca.

La acumulación de restos fósiles en los yacimientos Dinaledi (Sudáfrica) y la Sima de los Huesos (Atapuerca) hicieron pensar a los paleontólogos que el hombre practicaba ritos funerarios desde hace unos 500.000 años. Ahora, un estudio sugiere que esa acumulación de huesos podría deberse a causas naturales.
Pese a estar tan lejos geográficamente, ambos yacimientos son parecidos: los dos tienen una cámara en sendas cuevas que durante milenios ha conservado miles de fósiles de una cronología similar.
La cámara Dinaledi, de la cueva Rising Star de Sudáfrica, contiene más de 1.500 fósiles humanos -excavados en solo un metro cuadrado- de una quincena de individuos de la misma especie, el Homo Naledi, un homínido muy primitivo que vivió hace entre 230.000 y 330.000 años en la zona.

En el yacimiento de Atapuerca, la Sima de los Huesos alberga también miles de fósiles de Homo heidelbergensis, un homínido que agrupaba a sus muertos, lo que los paleontólogos del yacimiento burgalés han calificado siempre de comportamiento ritual y simbólico.


Determinar cuándo comenzó el hombre a cobrar consciencia de su mortalidad y a preocuparse de los muertos es uno de los temas más controvertidos de la paleontología, ya que los rituales funerarios son una de las características que más definen al hombre.

Ahora, un estudio publicado hoy en PNAS, sostiene que la acumulación de huesos en la Sima y en Dinaledi podría deberse a causas naturales y no a la intervención del hombre.
El trabajo es una colaboración entre varios centros de investigación de Florencia (Italia), Birmingham (Reino Unido), Sudáfrica, Carolina del Norte (EEUU), y España.

"Hasta hace poco, se creía que esta característica exclusivamente humana comenzó con los neandertales, pero recientes estudios han atribuido las acumulaciones de cadáveres de Dinaledi y Atapuerca a comportamientos funerarios, por lo que la evidencia más antigua de conciencia de la muerte podría tener 500.000 años", explica a Efe Manuel Domínguez-Rodrigo (izquierda), investigador del Instituto de Evolución en África de la Universidad de Alcalá de Henares y coautor del estudio.

Para comprobarlo, los investigadores han llevado a cabo una revisión de las dos cámaras y los han comparado con los restos de otros yacimientos mucho más recientes, de menos de 100.000 años (e incluso actuales), "cuando no hay dudas de que esos comportamientos son funerarios", precisa.

El estudio analiza las acumulaciones antrópicas (intencionadas) de 16 yacimientos, entre ellos los de Fontbrégoua (Francia), el Portalón (Atapuerca), Krapina (Croacia), Skhul (Haifa), y Misgrot (Sudáfrica), con restos de humanos y primates de diversos periodos.
Para ello han usado herramientas de inteligencia artificial, en concreto, algoritmos de máquina de aprendizaje, que aprenden a clasificar información cuantitativa.


"Estas herramientas han visto que ni la cámara de Dinaledi ni la de la Sima de los Huesos se parecen a las acumulaciones humanas en los que no hay ningún tipo de alteración. Lo más parecido a ellas es la cueva Misgrot, donde la acumulación de fósiles es estrictamente natural, y la cantidad de restos de primates es similar a la de la Sima y Dinaledi", afirma Domínguez-Rodrigo.
Para el autor, el estudio demuestra que "hay procesos naturales que pueden generar las mismas acumulaciones que se ven en estas cuevas, por lo que no se puede estar tan seguro de que las cámaras de Dinaledi y la Sima contengan acumulaciones de origen humano, ni hablar de comportamientos funerarios más antiguos de 100.000 años".

Para Juan Luis Arsuaga, codirector de Atapuerca, "el artículo es muy claro en sus conclusiones" y no se puede estar "más de acuerdo".

Tras revisar las prácticas mortuorias del Paleolítico, el estudio especifica que aunque la acumulación de cuerpos sea intencionada, hay dudas de que tenga un significado ritual, es decir "que no se considera que la evidencia de ritual funerario sea inequívoca", interpreta Arsuaga.

"Lo que viene a decir el trabajo es que hay una acumulación antrópica pero que no se parece a los ritos modernos, y con esa consideración el equipo de Atapuerca no puede estar más de acuerdo", entiende el paleontólogo.

Y es que, "los miembros de Atapuerca nunca hemos dicho que la Sima de los Huesos sea un enterramiento como el de los neandertales, por ejemplo, que son fosas excavadas con cuerpos depositados, sino que en la Sima hay una acumulación de cadáveres que no es utilitaria (no se ha hecho con fines prácticos) pero que es intencionada. Pero no es un enterramiento como tal", concluye Arsuaga.

En cualquier caso, advierte el paleontólogo, "es un tema apasionante que seguirá dando mucho que hablar y donde la Sima de los Huesos estará siempre en el centro del debate". EFE.

Fuente: lavanguardía.com | 2 de abril de 2018

Hallan más de 500 piezas de unos 4.000 años de antigüedad en el noreste de China

El descubrimiento apunta a que en aquellos tiempos los niveles de productividad eran relativamente altos

Arqueólogos chinos han descubierto más de 500 piezas que tienen unos 4.000 años de antigüedad en ruinas de la provincia de Heilongjiang, al noreste de China, informa la agencia Xinhua.

Se trata de lozas de barro, herramientas de corte, contenedores, así como objetos hechos de piedra y hueso.

Estos objetos fueron excavados en ruinas esparcidas a lo largo del río Nenjiang en la ciudad de Qiqihar, ha explicado Zhang Wei, subdirector del instituto provincial de patrimonio cultural. Según Zhang, la excavación de estas ruinas neolíticas, que comenzó en el 2013, ha refutado la suposición anterior de que las tribus homínidas en la región nororiental de China no tenían residencias permanentes a gran escala.

También se encontraron trincheras anulares, similares a fosos, y se cree que estos se usaron para fines de defensa lo que apunta a que en aquel tiempo hubo niveles relativamente altos de productividad, existía el instituto de privatización y que había conflictos entre las diferentes tribus, según el científico.

Vía| Xihuanet
Imagen| Menahem Kahana / Reuters