La Arqueología Virtual muestra las zonas de ocio de la antigua ciudad romana de Carnuntum (Austria)

Tabernas, cantinas y tiendas de recuerdos donde comprar, por ejemplo, la figura de un gladiador. Un equipo austríaco de arqueólogos han descubierto una “zona de ocio” cerca de un coliseo que permite conocer mejor la importancia de los espectáculos en el antiguo Imperio Romano.

El descubrimiento ha tenido lugar en la antigua ciudad romana de Carnuntum, a unos 40 kilómetros al este de Viena, gracias a las investigaciones del Instituto Ludwig-Boltzmann de Prospección Arqueológica y Arqueología Virtual .... El responsable del estudio, Wolfgang Neubauer, ha señalado a la prensa que se conocía la existencia de estas zonas de ocio en la antigua Roma, pero que hasta ahora no se habían documentado con tal detalle.



“De esta forma nunca se han encontrado porque aunque se conservan los anfiteatros de muchas antiguas ciudades romanas, las áreas cercanas se han edificado”, explicó. Se han utilizado técnicas “no invasivas” como el georradar o el magnetómetro, que permiten recrear con un margen de error de escasos centímetros una imagen en tres dimensiones de las ruinas encontradas en el subsuelo, explica a Efe el español Juan Torrejón, uno de los investigadores del LBI ArchPro. En Carnuntum, capital de la región romana de Panonia, vivieron hasta 50.000 personas antes de que la ciudad fue destruida en el siglo IV por un terremoto.


El coliseo de Carnuntum es el cuarto más grande del mundo, según Torrejón, y tenía una capacidad para más de 13.000 personas, que llegaban incluso desde regiones alejadas para presenciar las batallas de gladiadores. Allí también se halló en 2011 una escuela de gladiadores que ha permitido conocer algunos detalles de la vida de esos guerreros, que en su época eran figuras muy populares. Ese coliseo, según los últimos descubrimientos, no era el único que hubo en la ciudad, ya que con esta tecnología se ha encontrado un segundo anfiteatro mucho más antiguo, que puede datar del siglo II.


“Antes de construir una muralla u otro tipo de infraestructura que a priori pueden parecer más importantes, se construyó un anfiteatro para entretener a la gente”, relata Torrejón. Esta construcción estaba además situada en un enclave estratégico, en un cruce de caminos, por lo que era muy accesible para aquellos que quisieran acudir al coliseo. El elevado nivel de precisión del georradar permite reconocer la estructura de los edificios del complejo y, por tanto, esclarecer la función que desempeñaban en la sociedad.



De esta forma se ha podido descubrir a escasa distancia del anfiteatro principal un área urbana desconocida y que estaba destinada completamente al ocio. La multitud que iba al coliseo acortaba la espera en las tabernas, cantinas, tiendas de recuerdos y otras de comida (termopolio), con capacidad para miles de personas. Además, gracias a la señal térmica que devuelven algunas de las infraestructuras ha sido posible encontrar lugares como un gran horno, donde se cocía pan con el que alimentar a los asistentes al espectáculo, cuenta Torrejón.


Ilustración facilitada por el Instituto Ludwig-Boltzmann de Prospección Arqueológica y Arqueología Virtual de Viena que ha hallado cerca del coliseo romano de Carnuntum otro anfiteatro, tiendas de recuerdos y una panadería, entre otros, construidos para satisfacer las necesidades de los asistentes a las batallas de gladiadores. EFE

El entretenimiento de las masas, resumido en el lema “pan y circo”, fue tan importante en Roma como en Carnuntum, una ciudad situada en los confines del Imperio Romano, concluyen los investigadores. Los curiosos que se acerquen a la zona no podrán explorar a simple vista estos nuevos descubrimientos, ya que el instituto arqueológico no tiene previsto hacer excavaciones, sino “protegerla para generaciones futuras”, afirma el experto español. “Excavar un yacimiento lo primero que implica es su destrucción. Nunca más vamos a poder excavarlo o verlo como está a día de hoy”, añade.


Por eso, lo más importante es proteger lo que hasta el momento se ha descubierto y esperar a que existan otros métodos que permitan entender mucho mejor los restos arqueológicos sin dañarlos. De hecho, hace años era impensable que existieran herramientas arqueológicas avanzadas como las que se han utilizado para este proyecto, recuerda Torrejón. Los investigadores han ofrecido imágenes y un vídeo que recrean de forma virtual sus descubrimientos y permite hacerse una idea de la vida y el ocio hace 1.700 años.


“La realidad virtual y la realidad aumentada nos ofrece una herramienta que hasta ahora no existía y que desde luego nos permite poder transmitir toda esta información de forma muy sencilla, muy simple y muy entendible al público”, afirma Torrejón. Así, las visitas virtuales pueden ser un gran atractivo para los turistas que quieran acercarse al yacimiento y descubrir cómo vivían sus antepasados hace cerca de 2.000 años, concluye el experto.

Fuente: Esther Martín | EFE, Viena | LA VANGUARDIA, 2 de abril de 2017

El Museo de la Alhambra exhibe una colección de capiteles nazaríes ‘Labrados a maravilla’

En la sala IV, hasta el 17 de septiembre, la muestra está compuesta por media docena de piezas y el acceso es gratuito

‘Labrados a maravilla. Capiteles nazaríes para estructuras octogonales y hexadecagonales’ es el título de la exposición temporal que, desde hoy, puede visitarse en el Museo de la Alhambra. En la sala IV, hasta el próximo 17 de septiembre, se pueden contemplar media docena de estas piezas procedentes de la propia colección de la Alhambra, Fundación Rodríguez-Acosta, Museo Arqueológico de Granada e Instituto Valencia de Don Juan de Madrid.

Esta mañana, el director del Patronato de la Alhambra y Generalife, Reynaldo Fernández, ha realizado una visita a la muestra acompañado por la conservadora del Museo, Purificación Marinetto, y el comisario de la exposición, Javier Moya, quien ha explicado que Labrados a maravilla pretende “rescatar del olvido un capítulo fragmentario de la tradición constructiva nazarí; un capítulo brillante, sin duda, dada la calidad de los materiales y la variedad y singularidad de las decoraciones, que las vincula en algún caso a edificaciones oficiales del emir de Granada”.

Por su parte, Fernández Manzano ha animado a todos los ciudadanos a que “disfruten” de esta exposición, cuyo acceso es gratuito, y además “descubran la colección permanente que conserva el Museo de la Alhambra”.

La muestra, que tiene como soporte científico el catálogo bilingüe (español/inglés) de los objetos expuestos, ha permitido, según comenta Javier Moya, reunir e identificar este grupo de capiteles, dispersos en museos y colecciones, para “confirmar, ampliar y matizar” las observaciones apuntadas por el pintor, historiador y arqueólogo Manuel Gómez-Moreno (Granada, 1834-1918) hace ya casi siglo y medio: “Ninguna certeza puede aducirse respecto del edificio o edificios a los que pertenecieron estas piezas, pero hay indicios de que fueran los mismos que desde el siglo XV mencionaba el romance castellano:

¿Qué castillos son aquellos?

¡Altos son y relucían!

-El Alhambra eran, señor,

Y la otra la Mezquita;

Los otros los Alixares,

Labrados a maravilla.”

Fuente: Granada Digital

La Cova Negra de Valencia

Durante estas últimas semanas se han publicado trabajos muy interesantes, que no podía dejar de comentar en este blog. Pero es momento de seguir escribiendo sobre los yacimientos con restos neandertales de la península Ibérica. Entre ellos, y con todos los honores, está el que rellena una gran parte de la Cova Negra de Xátiva (Valencia).

La Cova Negra se localiza entre la Serra de Creu y la cordillera de Solana. En la actualidad se alza a unos 150 metros sobre el nivel del mar y cuenta con la proximidad de las aguas del río Albaida. Un paraje extraordinario para la vida de nuestros ancestros. La cueva apenas tiene unos 20 metros de profundidad y parte de su visera se ha desprendido durante los últimos 50.000 años. Sin duda fue el abrigo perfecto en el que acampar y protegerse de los vientos del norte.

La primera excavación del yacimiento de la Cova Negra fue dirigida por Gonzalo Viñes entre 1928 y 1933. En esos años, el hallazgo de un parietal humano, junto con restos de diferentes especies de mamíferos marcó para siempre la importancia del lugar, que ha pasado por diferentes episodios de investigación. La fauna recuperada por Viñes incluía restos de elefantes (Palaeloxodon antiquus), al menos dos especies de rinoceronte (Dicerorhinis kirchbergensis y D. hemitoechuus), caballo (Equus caballus), así como restos de bóvidos, cérvidos, carnívoros (Panthera spelea y P. pardus), osos (Ursus arctos), zorros, linces, varias especies de aves, roedores, etc. He citado algunas especies, que son características del Pleistoceno Superior. Simplemente por ese motivo podemos inferir que la cueva fue visitada por los llamados neandertales clásicos.

Tras un largo período de inactividad, el yacimiento de la Cova Negra fue nuevamente excavado entre 1950 y 1957 bajo la dirección de Francisco Jordá. En este período se encontró un incisivo superior permanente humano, que daba todavía más valor al yacimiento. Pero tuvieron que pasar algunos años hasta que las excavaciones fueron abiertas de una vez más, esta vez bajo la dirección del catedrático de Prehistoria de la Universidad de Valencia, Valentín Villaverde. Desde entonces, las excavaciones han sido muy fructíferas, contando con los métodos y técnicas actuales de excavación. Durante este período, el número de restos humanos se ha incrementado, hasta completar un mínimo de siete individuos: dos adultos, un adolescente y cuatro infantiles, representados sobre todo por dientes y restos craneales.


VALENTIN VILLAVERDE BONILLA CATEDRATICO DE PREHISTORIA DE LA UNIVERSITAT DE VALENCIA. FOTO MIGUEL LORENZO.

Este yacimiento me trae muy buenos recuerdos, por la invitación que recibimos de Valentín Villaverde quienes componíamos en los años 1980s el primer equipo de paleoantropología del proyecto Atapuerca: Juan Luis Arsuaga, Ana Gracia, Ignacio Martínez, Antonio Rosas y quién escribe estas líneas. Se estaba reabriendo el yacimiento y parecía razonable realizar un estudio de los fósiles humanos. En 1973 la profesora Marie Antoinette de Lumley había publicado un extensa monografía, que incluía la mayor parte de los fósiles humanos del sur de Francia y de la costa mediterránea española. En esa monografía el parietal de Cova Negra había sido clasificado como “anteneandertal”, un nombre que sugería de manera informal una datación mucho más antigua del yacimiento de la Cova Negra. Valentín Villaverde no estaba de acuerdo con esa clasificación, a juzgar por las características de la industria lítica y de las especies de mamíferos recuperadas en el yacimiento. Valentín Villaverde estaba comenzando una nueva etapa en Cova Negra y quería hacerlo con ideas claras y con una nueva valoración del registro recuperado en épocas anteriores. Aquel viaje a Valencia y el estudio que realizamos de los fósiles humanos permanece imborrable en nuestra memoria.

El estudio de los fósiles nos llevó a la conclusión de que habían pertenecido a la población neandertal y que parecían ser mucho más recientes de lo que se podía inferir del estudio de la profesora de Lumley. Todos los estudios y dataciones recientes han llegado a esta misma conclusión. Fue un buen trabajo en equipo, que culminó con la presentación de una ponencia en nuestro primer congreso internacional, celebrado en Turín en 1987. En aquellos años no era habitual que los españoles participáramos en congresos internacionales. Claro que las condiciones de nuestro viaje a Italia, tras un periplo de casi 20 horas en una vieja furgoneta, y nuestras comidas a base de bocadillos en un parque de Turín merecerían un capítulo aparte. Salir fuera de nuestro país no era sencillo, no solo por cuestiones económicas, sino porque todos los ámbitos científicos habían sufrido una ralentización durante varias décadas. Pertenecíamos a lo que llamamos, la “periferia de la Ciencia”, un calificativo que lamentablemente nos resistimos a perder.

Por José María Bermúdez de Castro

El Imperio Romano apenas se asentó en Canarias

Excavaciones en el Islote de Lobos (Fuerteventura)

Los fondos de Canarias están llenos de tesoros arqueológicos. Los expertos calculan que hay más de un centenar de barcos hundidos, la mayoría posteriores a la Conquista. Pero también hay restos romanos. No son muchos, pero algunos arqueólogos se agarran a esos hallazgos para sustentar sus tesis sobre la presencia romana en Canarias.

La comunidad científica canaria está pendiente de la publicación de las conclusiones a las que ha llegado la catedrática de Prehistoria de la Universidad de La Laguna (ULL), Carmina del Arco (izquierda), en el yacimiento del islote de Lobos (Fuerteventura), porque su trabajo podría arrojar nuevos planteamientos sobre la relación que hubo entre los romanos y los indígenas canarios. Hasta ahora, las únicas huellas de los romanos en Canarias que se han hallado en el fondo del mar son menos de veinte ánforas que «lo único» que vienen a evidenciar es «un contacto esporádico» entre navegantes romanos e indígenas canarios, asegura el profesor de Historia Antigua de la ULL, José Delgado.

«En ningún caso se puede hablar de convivencia ni relación comercial, política o cultural», dice taxativo este experto en mundo clásico, que se refiere a los hallazgos arqueológicos anfóricos como «evidentemente romanos» pero «escasos y muy localizados» lo que, a su juicio, «descarta un proceso de contacto habitual», máxime cuando «la huella romana es muy ingente, algo que no sucede en Canarias».

Delgado llama la atención sobre los modelos de colonización romana en el norte de África, qué objetos aparecen allí y por qué no los hay en Canarias. «Hay que contextualizar y eso no se ha hecho», dice, al tiempo que apunta hacia los «discursos interesados», «no sometidos a método», a la «recreación que hicieron los intelectuales del siglo XVIII y XIX de un pasado de las Islas vinculado a la antigüedad grecorromana». Sostiene Delgado que esa interpretación histórica convenía a los poderes coloniales para justificar los derechos de conquista «y se sigue percibiendo en propuestas recientes» que, según apunta, «pretenden integrar a fenicios, cartagineses o romanos en los procesos de desarrollo histórico de las poblaciones indígenas canarias».

En esas propuestas están, sobre todo, los trabajos de los arqueólogos Alfredo Mederos y Gabriel Escribano, de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y de la ULL. También los de Carmina del Arco.

Delgado sigue sosteniendo que si se atiende al contexto histórico y a las fuentes, tanto textuales como arqueológicas, «no hay vestigio cultural fenicio, púnico o romanos salvo las ánforas halladas de manera marginal, lo que impide relacionarlas con un tráfico comercial u otras prácticas económicas; sí son testigos de navegación ocasionales».

El catedrático de Arqueología de la ULL, Antonio Tejera Gaspar (izquierda) y la profesora Carmen Chávez sostienen tras un minucioso estudio que de «las 16 ánforas halladas en el mar desde los años 60, solo nueve serían romanas, y de ellas, alguna bastante dudosa».

Fuente: canarias7.com | 1 de abril de 2017

Descubren un tesoro del Imperio Romano bajo tierras holandesas

Estatua de Júpiter. Foto: SerVaas Neijens.

Excavaciones para la construcción de un parque empresarial en Tiel, Holanda, han puesto al descubierto inusuales y misteriosos restos del Imperio Romano como piezas de bronce, una estatua de piedra de Júpiter y una lápida con la inscripción "DEAE" (la diosa), explicó hoy a Efe el arqueólogo holandés Henk van der Velde (abajo).


"Se trata de uno de los asentamiento más ricos de la expansión romana. Esta excavación ha demostrado el gran valor que aportó el Imperio romano a Holanda mientras trataba de dominar territorios", detalló el arqueólogo, que participa en el estudio de las piezas, cuyo valor se sigue calculando.

Entre los objetos más sorprendentes, destaca Van der Velde, hay dos estatuas de piedra, un material que no se podía encontrar en la región holandesa de esa época, lo que significa que lo transportaron desde otro lugar. Una de las estatuas es una representación de 45 centímetros del dios Júpiter, el máximo exponente de la mitología romana.

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También fue localizada una lápida con la inscripción de "DEAE" (la diosa) sobre la moldura, un lujo que solo unos pocos con recursos podían permitirse sobre su tumba.

Entre el barro, además, se escondían una jarra de barro, tazas y una copa de bronce decorada al milímetro y con "curiosos detalles", que se utilizaba para guardar aceite. Junto a ella, había un anillo grande "probablemente de un hombre", según el arqueólogo, y que muestra un centauro blanco, mitad hombre mitad animal, sobre fondo negro.



"El descubrimiento de estas piezas, muchas hechas de un material de gran valor durante la época, o incluso inexistente en este territorio, es todo un misterio que podrá arrojar luz sobre un carácter desconocido de los romanos", indicó.

Asimismo, el arqueólogo destacó el descubrimiento de unos 2.500 pequeños objetos de bronce, en su mayoría pertenecientes a los romanos, y cuyo significado y valor económico siguen estudiando los especialistas.

La excavación se llevó a cabo en Tiel, ciudad localizada en Betuwe, en la mitad sur de Holanda, una región rica en restos que datan incluso de la Edad de Piedra y la Edad del Hierro y que representó la frontera norte del Imperio Romano (27 a.C. - 476 d.C.).

Recipiente de vidrio romano. Foto: SerVaas Neijens.

La zona fue habitada por los agricultores bátavos que cultivaron las tierras fértiles a orillas del delta del Rin y que residían en casas simples hechas de madera y arcilla, pero con la llegada de los romanos sus objetos y técnicas se convirtieron en parte de la vida cotidiana bátava.
"Esa zona se convirtió más tarde en un área militarizada y de fortalezas romanas. Los restos de unos y otros muestran una mezcla de culturas, así como su integración en lo que hoy es Holanda", agregó el arqueólogo.

Este descubrimiento, dice, puede significar dos cosas: "Que la zona fue una residencia lujosa donde vivió un distinguido bátavo que quiso crear un trozo de Roma rodeándose de este tipo de lujosos y atípicos objetos, o que estamos ante los restos de un antiguo templo".


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Van der Velde lamenta que muchos tesoros arqueológicos fueran destruidos por la construcción de carreteras y advirtió de que eso podrá también ocurrir en este suelo, que equivale a unos 36 campos de fútbol y representa la investigación arqueológica más grande de las últimas décadas. Las excavaciones comenzaron en noviembre de 2016 y se prolongarán hasta octubre de 2017; mientras, las piezas localizadas se expondrán el próximo 8 de abril en una jornada de puertas abiertas en la misma ciudad.


"La cultura romana es una de las más globalizadas de la historia. Muchos de estos objetos son parte de la mitología romana y acabaron de alguna manera en este territorio, lejos del centro y capital del Imperio", concluye este especialista holandés.

Por otro lado, otros tres arqueólogos holandeses encontraron unas 90 monedas de plata del periodo 1524-1571 en un campo en Westwoud, en el norte del país, en su mayoría con la cara del monarca español Felipe II, que reinó en los Países Bajos. Ese periodo de ocupación se caracterizó por las tensiones religiosas, la resistencia de los mendigos, los saqueos, los incendios provocados y la tributación española.

"En esas circunstancias, es bastante comprensible que un agricultor pobre de Westwoud decidiese un día poner su capital en una olla y enterrarlo para tiempos más seguros", analizó por su parte el arqueólogo Michiel Bartels, que posee un tercio de este tesoro de sello español. EFE

Fuentes: lavanguardia.com | National Geographic | detielenaar.nl | 1 de abril de 2017

Exposición "Tesoros de la Hispanic Society of America. Visiones del Mundo Hispánico" en el Museo del Prado

Retrato de niña. Diego Velázquez. Óleo sobre lienzo. ca. 1638-44. Nueva York, The Hispanic Society of America.

Exposición organizada por el Museo del Prado y la Hispanic Society of America con el patrocinio en exclusiva de la Fundación BBVA.

A partir del 4 de abril el Museo del Prado, con el patrocinio en exclusiva de la Fundación BBVA, ofrece al público la excepcional oportunidad de disfrutar de más de doscientas obras pertenecientes a Hispanic Society, institución con sede en Nueva York creada para la divulgación y estudio de la cultura española en los Estados Unidos de América.

La Hispanic Society posee la más importante colección de arte hispano fuera de nuestro país, con más de 18.000 piezas que abarcan del Paleolítico al siglo XX, y una biblioteca extraordinaria con más de 250.000 manuscritos y 35.000 libros raros, entre los que se incluyen 250 incunables. Ninguna otra institución en el mundo, incluyendo España, permite por sí sola un recorrido tan completo por nuestra historia, arte y cultura.

La Duquesa de Alba. Goya . Óleo sobre lienzo. 1796-1797 Nueva York, The Hispanic Society of America.

Piezas arqueológicas, escultura romana, cerámicas, vidrios, muebles, tejidos, metalistería, arte islámico y medieval, obras del Siglo de Oro, arte colonial y del siglo XIX latinoamericano y pintura hispana de los siglos XIX y XX se muestran en un recorrido cronológico y temático donde la pintura española, con obras tan relevantes como La Duquesa de Alba de Goya o Gaspar de Guzmán, Conde-Duque de Olivares de Velázquez, entabla un fascinante diálogo con las colecciones del Prado.

Píxide . Jalaf. Marfil y plata dorada, cincelada y nielada, Madīnat-al-Zahrā’, h. 966 d.C Nueva York, The Hispanic Society of America

Madrid, 31 de marzo de 2017.- Hasta el 10 de septiembre, el Museo del Prado acoge, en las salas A, B y C del edificio Jerónimos, los tesoros del Museo y Biblioteca de la Hispanic Society, una institución centenaria, ubicada en la parte alta de Manhattan, en Nueva York, que abrió sus puertas en 1904 por el empeño personal de Archer Milton Huntington (1870-1955). Este coleccionista e hispanista americano quiso crear una institución que, a través de una biblioteca y unas colecciones de arte elegidas de manera erudita y sistemática, fomentara la apreciación rigurosa de la cultura española y profundizara en el estudio de la literatura y el arte de España, Portugal y América Latina.

Torso de Diana cazadora. Romano. Mármol, Periodo Antonino, 138-150 d.C. Nueva York, The Hispanic Society of America. 

“Tesoros de la Hispanic Society of America. Visiones del mundo hispánico” propone, a través de más de doscientas obras que incluyen pinturas, dibujos y esculturas, piezas arqueológicas y de artes decorativas, además de textiles y mobiliario y manuscritos y documentos de su biblioteca, un fascinante recorrido cronológico y temático por lo más representativo de sus vastas colecciones.

Imagen en sala de la exposición “Tesoros de la Hispanic Society of America. Visiones del mundo hispánico”. Foto © Museo Nacional del Prado

Con la presentación de esta muestra, que ocupa todas las salas de exposiciones temporales de su ampliación, el Museo del Prado –como ya hiciera con “El Hermitage en el Prado” en 2012- brinda a sus visitantes el privilegio de disfrutar de un museo dentro de otro. En este caso, la reforma de la sede de la Hispanic Society permite traer a España lo mejor de sus extraordinarias colecciones de arte español y arqueología, así como significativas piezas de arte islámico, colonial y del siglo XIX latinoamericano que, junto a documentos y libros manuscritos, ilustran el espíritu de su fundador.

Miguel Falomir, director del Museo Nacional del Prado; Mitchell A. Codding, director de la Hispanic Society of America y comisario de la muestra; y Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA. Foto © Museo Nacional del Prado

Muchas de las obras que se presentan no se habían hecho públicas hasta ahora o permanecían inéditas, como los relicarios de santa Marta y santa María Magdalena de Juan de Juni, o el grupo de madera policromada, vidrio y metal titulado las Postrimerías del Hombre, atribuido al ecuatoriano Manuel Chili, Caspicara; y otras, se han recuperado recientemente como el extraordinario Mapa de Tequaltiche, que se creía perdido. Sin embargo, y por encima del valor individual de cada obra, la contemplación de este conjunto excepcional contextualiza la magnitud de una riquísima historia de más de tres milenios de cultura hispánica en la Península Ibérica, América y Filipinas, la calidad de una colección que ningún otro museo fuera de España puede igualar, y la pasión de un coleccionista que puso todos sus recursos y conocimientos al servicio de la idea de crear un museo español en América.