Una pelvis de hace 10 millones de años cuestiona cuándo y cómo nos pusimos de pie

Resto de una pelvis de Rudapithecus - Carol Ward

El estudio de un fósil de un raro y antiquísimo ancestro humano puede cambiar sustancialmente lo que sabemos sobre la evolución. Se trata de una pelvis de Rudapithecus hungaricus, un extraño homínido parecido a un mono que vivió en el centro de Europa hace 10 millones de años. Desenterrado en 2016 de una antigua mina cerca de la aldea de Rudabanya, en el norte de Hungría, el hueso sugiere que la capacidad humana de moverse sobre dos piernas podría tener orígenes ancestrales más profundos de lo que se pensaba.

Las investigaciones sobre Rudapithecus parecen indicar que era pariente de los simios y humanos africanos modernos, una sorpresa dada su ubicación en Europa. «Rudapithecus era bastante parecido a un mono y probablemente se movía entre las ramas como lo hacen los simios ahora, sosteniendo su cuerpo en posición vertical y trepando con los brazos», dice Carol Ward (izquierda), profesora en la Facultad de Medicina de la Universidad de Missouri y autora principal del estudio, que aparece publicado en Journal of Human Evolution. «Sin embargo, habría diferido de los grandes simios modernos al tener una espalda baja más flexible, lo que significaría que cuando caía al suelo, podría haber tenido la capacidad de pararse más como los humanos», explica. Es decir, caía al suelo de pie, no a cuatro patas.

Pelvis fósil de Rudapithecus -en el centro- en comparación con la de un macaco -a la izquierda- y un orangután a la derecha. Foto: University of Missouri.

Transición más directa

Los simios africanos modernos tienen una pelvis larga y una espalda baja y corta porque son animales muy grandes, una de las razones por las que normalmente caminan a cuatro patas cuando están en el suelo. Los humanos tienen espaldas inferiores más largas y flexibles, lo que les permite pararse erguidos y caminar eficientemente sobre dos piernas, una característica distintiva de la evolución humana.

Ward cree que si los humanos evolucionaron de una estructura corporal similar a la de un simio africano, se habrían requerido cambios sustanciales para alargar la espalda baja y acortar la pelvis. Si los humanos evolucionaron de un antepasado más parecido a Rudapithecus, esta transición habría sido mucho más directa.

Como el fósil no estaba 100% completo, durante su estudio el equipo utilizó nuevas técnicas de modelado 3D para completar digitalmente su forma y luego comparó sus modelos con animales modernos. «Pudimos determinar que Rudapithecus habría tenido un torso más flexible que los simios africanos de hoy porque era mucho más pequeño, solo del tamaño de un perro mediano», afirma Ward. «Esto es significativo porque nuestro hallazgo respalda la idea sugerida por otras evidencias de que los antepasados humanos podrían no haberse construido como los simios africanos modernos».


Los investigadores creen que Rudapithecus era bastante parecido a un mono, pero cuando caía se quedaba de pie como un humano - John Siddick.

Cambio radical

«Este fósil sugiere un cambio radical de paradigma para comprender los orígenes de los homínidos. Caminar erguido es el sello distintivo de nuestro linaje, y tradicionalmente nos hemos hecho la pregunta '¿por qué nos pusimos de pie?' para encontrar explicaciones sobre cómo y por qué se originó nuestro linaje. Sin embargo, esta nueva evidencia sugiere que hemos estado haciendo la pregunta equivocada todo el tiempo, y en su lugar deberíamos preguntarnos '¿por qué nuestros antepasados nunca se pusieron a cuatro patas?», explica la investigadora.
«Y si vamos a obtener las respuestas correctas sobre cómo y por qué evolucionamos, necesitamos hacer las preguntas correctas. Y este fósil de Rudapithecus pelvis nos muestra cuál es la pregunta correcta», añade.

Ward cree que el próximo paso será llevar a cabo un análisis 3D de otras partes del cuerpo fosilizado de Rudapithecus para obtener una imagen más completa de cómo se movía, dando una idea más clara de los ancestros de los simios y humanos africanos.

abc.es | nationalgeographic.com.es | 19 de septiembre de 2019

Descubren varias piezas de 60.000 años de antigüedad en la Cueva del Pendo (Cantabria)

Excavaciones Científicas Que Se Están Realizando En La Cueva Del Pendo AYUNTAMIENTO DE CAMARGO


El equipo del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) de la Universidad de Cantabria está llevando a cabo a lo largo de esta semana la cuarta campaña de sus investigaciones en la Cueva del Pendo, en Camargo, Cantabria, y ya han hallado varias pieza con 60.000 años de antigüedad.

Se trata de puntas de flecha, además de otras herramientas como arpones para la pesca y huesos decorados con figuras de animales, junto a restos de huesos de diversas especies que dan idea de la dieta que siguieron, dientes de varias especies animales que habitaron la zona como colmillos de hienas, etc, según ha informado en un comunicado el Ayuntamiento de Camargo.
Las numerosas piezas que se están recogiendo en esta campaña científica, en la que colabora el Ayuntamiento de Camargo, se estudiarán a lo largo de los próximos meses en los laboratorios de la Universidad de Cantabria, de tal forma que se pueda seguir analizando las formas de vida del Homo sapiens durante el Paleolítico superior, y la del Homo neanderthalensis durante en el Paleolítico medio.

Estas campañas de investigación en la cueva camarguesa, incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde julio de 2008, tienen como objetivo seguir encontrando pistas que permitan analizar de manera cronológica la evolución de nuestra especie desde sus orígenes hasta alcanzar el pensamiento simbólico y abstracto.

Foto: Uno de los investigadores junto a útiles y herramientas de diversas épocas. / ALBERTO AJA

El primer teniente de alcalde, Héctor Lavín, el concejal de Patrimonio Cultural, José Salmón, el concejal de Turismo, Eugenio Gómez, y la concejala de Juntas Vecinales, Marián Vía, han visitado el desarrollo de estos trabajos que están siendo dirigidos por los investigadores Edgard Camarós y Marián Cueto, y que este año están centrados tanto en la zona donde realizó sus excavaciones Julio Martínez Santaolalla como en el área que hace décadas investigó Jesús Carballo.

Lavín ha destacado el "excelente trabajo que se está llevando a cabo para potenciar el valor científico que tiene El Pendo a la hora de erigirse como lugar clave para comprender la evolución de nuestra especie" dado que en ella se contabilizan "cientos de miles de restos dejados por las cientos de miles de personas que pudieron pasar por allí a lo largo de tantos periodos gracias al uso que tuvo la cueva durante miles de años" como lugar de reunión en el que se compartió conocimiento, mientras que Salmón ha recordado que la cavidad "constituye nuestro principal activo a la hora de poner en valor el patrimonio cultural de Camargo".

Gómez, por su parte, ha subrayado que desde el Ayuntamiento de Camargo se están llevando a cabo desde hace cinco años "importantes acciones encaminadas a promocionar la Cueva del Pendo y a potenciar su importancia arqueológica y turística tanto dentro como fuera del municipio" a través de iniciativas como talleres divulgativos para niños y adolescentes, cursos como los que se han llevado a cabo en verano a través de la UC, acciones de promoción en ferias turísticas y en citas culturales y deportivas, etc., mientras que Vía ha destacado el "orgullo" que supone para Camargo el contar con esta cavidad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2008 y Patrimonio Rupestre Europeo por el Consejo de Europa 'Caminos de Arte Rupestre Prehistórico' en 2017. También en 2017 Camargo se sumó al convenio suscrito entre el Gobierno de Cantabria y el Consejo Departamental de La Dordoña (Francia) destinado a potenciar la colaboración en torno al patrimonio prehistórico de ambas regiones, para favorecer que la Cueva del Pendo sea conocida más allá de nuestras fronteras.


CARACTERÍSTICAS DE LA CUEVA

Se trata de una cueva que cuenta con muchos yacimientos dentro de una misma cavidad, lo que supone una importante diferencia con respecto a otras cuevas, ya que fue un área ocupada intensamente desde hace 85.000 años hasta la Edad del Bronce.
La Cueva cuenta además por el Friso de las Pinturas descubierto en 1997 cuyas imágenes destacan, entre otros aspectos, por ser más antiguas que las de Altamira y por el empleo en su confección de la perspectiva.

Esta cavidad se encuentra a sólo unos minutos de una de las principales vías de llegada de turistas a la comunidad autónoma como es el Aeropuerto de Parayas, así como cerca de los principales nudos de comunicación por carretera, ferrocarril, y barco. Además, la zona en la que se ubica está declarada como Área Natural de Especial Interés, que permite también asegurar la conservación de este entorno por su interés botánico, faunístico, ecológico, paisajístico y geológico. Por ello, en las inmediaciones de la cavidad se cuenta con una senda turística pedestre habilitada por el Ayuntamiento de Camargo, que permite conocer en profundidad la riqueza arqueológica y paisajística del lugar. Esta ruta cuenta además con paneles informativos en los que se ofrece información sobre la forma de vida de quienes habitaron la zona en la prehistoria, y en la que se pueden contemplar los dibujos de tres ciervas descubiertas en la cueva mediante análisis multiespectrales de la luz que permiten detectar pigmentos que son invisibles al ojo humano.

Fuente: 20minutos.es | 19 de septiembre de 2019

Marcos García Díez: "El arte paleolítico sirvió como elemento de cohesión, agrupación y creación de identidad"

Marcos García Díez, profesor de Prehistoria de la Universidad Complutense

El profesor de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, Marcos García, ofrece esta tarde una conferencia, a las 20.30 horas, que bajo el título "El arte paleolítico: los orígenes del arte, los símbolos y las creencias", repasará la historia de las representaciones empleadas por nuestros antepasados para expresarse.

–Esta tarde ofrece una conferencia en La Alhóndiga. ¿Sobre qué va a versar?
–En la conferencia nos vamos a preguntar sobre el arte paleolítico desde el punto de vista simbólico. Formas, en mi opinión, que tuvimos la necesidad de inventarnos hace al menos unos 400.000 o 500.000 años. También realizaremos un repaso a las diferentes interpretaciones que se ha dado al arte paleolítico, tanto a la hora de construir un lenguaje, como a la hora de transmitir ideas o conceptos. Hablaremos de cuándo surgen los lenguajes gráficos, las formas en que transmiten información, ideas y conceptos y también nos preguntaremos cuándo esas formas realmente suponen un elemento que sirvió como componente de cohesión, de agrupación e identidad.

–¿Qué era lo que intentaban transmitir estos hombres primitivos a través de estas pinturas y grafías?
–Una de las cosas más relevantes es sin duda la idea de grupo. Nosotros hoy en día nos relacionamos socialmente con referentes como las banderas o los himnos. A una escala menor, a través de elementos como la ropa que llevamos. Y son estos elementos los que nos permiten rastrear cómo nos organizamos en la sociedad a diferentes niveles. Creo que el arte de nuestros antepasados va en ese sentido. Entonces, ¿para qué podría servir? Entre otros aspectos, para marcar los territorios, no en el sentido de propiedad, sino en cuanto a uso temporal de una superficie. Porque estas poblaciones eran grupos nómadas que iban marcando los territorios en los que estaban.

–¿Fueron evolucionando este tipo de manifestaciones a lo largo del tiempo?
–Hubo una evolución en cuanto al tipo de forma que se construía. A veces se trataba de signos. Otras veces eran animales o una combinación de los dos. El arte te permite ver cómo los territorios en determinados momentos han tenido una ocupación geográfica particular. Y eso no aclara más que el juego de las alianzas, de las redes sociales que existían en su día. Unas redes, que han ido cambiando a lo largo de la historia. Porque si el arte expresa algo, es el reflejo de esa diversidad, de esa multiculturalidad y de esa flexibilidad que tenemos las personas sobre los territorios.

–¿La aparición del arte supuso de alguna forma un punto de inflexión en la Historia de la Humanidad?
–Generalmente siempre tendemos a ver los cambios como saltos. Es uno de los errores que cometemos. Este arte, o lenguaje gráfico, realmente empieza a aparecer hace 500.000 años, de una forma sencilla, a través de líneas o líneas paralelas. Esas representaciones se van extendiendo, lo que indica que se produjo un proceso de socialización del arte y de la capacidad de transmitir ideas a partir de imágenes, no solo a través de su forma verbal. No se produjo un cambio o una ruptura, sino que a pesar de que la capacidad para realizarlo existía, probablemente tuvo que haber una necesidad social para que explotase, algo que se produjo hace unos 40.000 años. Fue un proceso progresivo de socialización de esta capacidad, de estas herramientas que están vinculadas a un ámbito cognitivo.

–¿Nos queda aún mucho por saber de nuestros antepasados?
–Partimos con una limitación, y es que jugamos con pocas evidencias. Tampoco tenemos ningún testimonio de cómo vivían. Por eso, a la hora de interpretarlo, usamos un razonamiento lógico. Nos basamos en lo que vemos y conocemos de grupos primitivos actuales. Y usamos, entre las diferentes teorías que podemos deducir por la etnografía, la que más se ajusta a los datos que tenemos. Aunque si algo nos muestra la etnografía es que, frente a un mismo significante puede haber varios significados. Es lo que hace que surjan los debates científicos.

Fuente: laopiniondezamora.es| 17 de septiembre de 2019

El norte de Francia ya estaba habitado hace más de 650.000 años

La primera evidencia de ocupación humana en el norte de Francia ha sido retrasada en 150.000 años, gracias a los hallazgos de un equipo de científicos del CNRS y el Musée National d'Histoire Naturelle en el sitio emblemático de Moulin Quignon, en el departamento del Somme. El sitio, ahora ubicado en los jardines de una urbanización en Abbeville, fue redescubierto en 2017, después de caer en el olvido durante más de 150 años.

Ubicación de Abbeville-Moulin Quignon y de algunos núcleos y lascas (puntos azules), yacimientos achelenses (puntos rojos) y de hallazgos fósiles tipo 'Homo heidelbergensis' (Mauer) en Europa. Capa de hielo MIS 12 según la línea de costa de Cromerian (en verde). Las flechas indican posibles rutas de comunicación durante los períodos interglacial (rojo) y glacial (azul).

Más de 260 objetos de sílex, incluidos 5 bifaces o hachas de mano, que datan entre 670.000 y 650.000 años atrás, han sido descubiertos en arenas y gravas depositadas por el río Somme a unos 30 metros sobre el valle actual.

Esto también hace que Moulin Quignon sea el enclave más antiguo del noroeste de Europa donde se han encontrado bifaces. El descubrimiento confirma la posición central del Valle de Somme en los debates actuales sobre los asentamientos más antiguos de Europa y su ocupación por el Homo heidelbergensis.

De hecho, en el sur de Europa, los yacimientos italianos y españoles arrojan rastros de ocupaciones tempranas entre 1,4 y 1,2 millones de años, a pesar de las revisiones críticas, y ocupaciones achelenses de hace más de 600.000 años. La primera evidencia de la cultura achelense en el centro de Francia data alrededor de hace 700.000 años y no se conocen bifaces achelenses en Inglaterra antes de 500.000 años.

Fotografías de tres de los bifaces descubiertos durante la excavación arqueológica en Moulin Quignon. (a) Bifaz con recubrimientos negros de óxidos de Fe-Mn típicos de artefactos líticos descubiertos en la parte inferior de la secuencia de Moulin Quignon. (b) Bifaz de la unidad Grs-j. (c, d) vista facial y lateral de un bifaz de la unidad Grs-j con base gruesa.


Ahora se sabe que las tradiciones caracterizadas por una elaborada tecnología bifacial se produjeron en el noroeste de Europa en el mismo periodo temporal (hace entre 700.000 y 600.000 años) que en el sur de Europa.

El redescubrimiento y la datación absoluta del sitio Moulin Quignon también contribuyen a nuestro conocimiento del origen de la cultura achelense y el momento de su dispersión en Europa. Nuestros resultados confirman la antigüedad de la primera tecnología bifacial tanto en el norte como en el sur de Europa. También indican que los homínidos asociados con la tecnología achelense, con toda probabilidad Homo heidelbergensis, pudieron expandirse a las latitudes del norte tan pronto como hace 670–650.000 años, que es mucho antes de lo previsto anteriormente, y no solo durante los períodos interglaciales.

El estudio fue publicado en la revista Scientific Reports.

Fuente: phys.org | 17 de septiembre de 2019

Descubren una lauda sepulcral visigoda en Oreto (Ciudad Real)

Los últimos trabajos arqueológicos realizados en el yacimiento arqueológico de Oreto, ubicado en la localidad de Granátula de Calatrava (Ciudad Real), han permitido extraer una lauda sepulcral sobre mosaico de un diácono del Obispado visigodo de Oretum llamado Aurelius Vincentius.

El Gobierno de Castilla-La Mancha ha puesto en valor estos trabajos, porque la recuperación de esta lauda sepulcral visigoda constituye uno de los mejores exponentes de la epigrafía funeraria sobre mosaico en España y en Europa. Los trabajos de investigación en este yacimiento han recibido este año una subvención de 13.855 euros de la Junta de Comunidades, lo que supone un 74 por ciento de la financiación del proyecto.

Tras el estudio de su estado de conservación realizado en 2018, el equipo de dirección del yacimiento arqueológico -conformado por el profesor de la Universidad de Alicante, Antonio Manuel Poveda, y el arqueólogo José Luis Fuentes- decidió optar por la extracción para su restauración y musealización posterior, dadas las dificultades de conservación y carencias de seguridad que tenía el bien en el yacimiento.


Entre los días 9 al 13 de septiembre, un equipo de restauradores, dirigidos por Cristina Peña, y de arqueólogos, dirigido por José Luis Fuentes, han procedido a la extracción de los elementos integrantes de la lauda, lo que permitirá la excavación de la sepultura de la dignidad eclesiástica.

En este yacimiento se vienen desarrollando diversas investigaciones que tienen como objetivo fundamental ampliar la base de conocimiento de la extensión del conjunto arqueológico de Oretum, mediante la realización de sondeos geofísicos por georradar en el 'Oppidum de Orissia', el Cerro de los Obispos y en el yacimiento de 'Oretum-Urit'. También se están desarrollando estudios de la arquitectura ornamental paleocristiana y visigoda del Obispado Visigodo de Oretum, así como de un conjunto de tumbas de la extensa necrópolis y pertenecientes a la fase visigoda del yacimiento.

Fuente: latribunadeciudadreal.es | 14 de septiembre de 2019

La Colección Visigoda del MNAR de Mérida reabre al público tras las obras en Santa Clara

La Colección Visigoda del Museo Nacional de Arte Romano (MNAR) de Mérida, la "más importante" de la península ibérica sobre cultura visigoda, se reabre al público tras finalizar las obras de reparación llevadas a cabo en la iglesia de Santa Clara de la capital extremeña, sede de la colección.

En concreto, la sala se cerró el pasado 22 de marzo para evitar "posibles desprendimientos de materiales", tras la aparición de "fisuras" en la cúpula de la iglesia.

Así pues, una vez realizados los estudios previos, el Ministerio de Cultura y Deporte inició las obras el 15 de julio para asegurar la estructura de la cúpula y del muro medianero del coro, tal y como informa en una nota de prensa el MNAR, añadiendo que la inversión total ha ascendido a 17.413 euros.

Cabe recordar que la iglesia del Convento de Santa Clara fue la primera sede del Museo Arqueológico de Mérida desde su creación en 1838. Tras el traslado al nuevo edificio de la colección romana en 1986, la Iglesia ha alojado la exposición permanente de la colección visigoda.

Asimismo, el edificio fue construido entre 1625 y 1675, con un esquema clásico de planta de cruz latina y nave única, con cúpula sobre el crucero.

Fuente: regiondigital.com | 11 de septiembre de 2019

La producción de alquitrán de abedul no prueba la complejidad del comportamiento de los neandertales

Configuración experimental para la producción de alquitrán de abedul. Los investigadores quemaron corteza de abedul cerca de superficies planas que los neandertales habrían utilizado. Crédito: Universidad de Tubinga, Bendición de Matías

Los neandertales y otros humanos primitivos produjeron un pegamento alquitranado a partir de la corteza de abedul. Esto ha sido considerado durante mucho tiempo como prueba de un alto nivel de desarrollo cognitivo y cultural. Los investigadores han creído siempre que el alquitrán de abedul, utilizado por los neandertales para fabricar herramientas, solo podía crearse a través de un proceso complejo en el que la corteza tenía que calentarse en ausencia de aire.

Sin embargo, un equipo internacional dirigido por investigadores de la Universidad de Tübingen y que incluye profesores del Departamento de Antropología de la Universidad de Nueva York y la Facultad de Ingeniería Tandon de la Universidad de Nueva York descubrió que hay una manera muy simple de hacer este pegamento útil.

El estudio fue publicado el 19 de agosto en Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS).

"Nuestro artículo cuestiona las creencias comunes de que la presencia de alquitrán de abedul en los conjuntos arqueológicos neandertales significa que tenían habilidades cognitivas sofisticadas al respecto", dijo el coautor Radu Iovita (izquierda) un paleoantropólogo y arqueólogo paleolítico del Departamento de Antropología de la Universidad de Nueva York y miembro de la facultad de Departamento de Prehistoria Temprana y Ecología Cuaternaria de la Universidad de Tubinga.

Investigadores anteriores habían experimentado con fosas, estructuras de arcilla, montículos de cenizas y recipientes de metal y cerámica como medios para calentar la corteza en ausencia de oxígeno. En cambio, este equipo de investigación experimentó con materiales ordinarios disponibles en la Edad de Piedra.

Recogieron corteza de abedul recién cortada o corteza muerta en el bosque y la quemaron cerca de piedras planas de río. Después de tres horas, el proceso produjo una cantidad utilizable de un material adhesivo negro. El alquitrán podría ser fácilmente raspado de la superficie de las piedras. Sus características moleculares eran similares a las muestras arqueológicas de los sitios neandertales y, lo que es más importante, formó un pegamento más fuerte que el alquitrán producido en procesos libres de oxígeno más complejos.

Después de quemar la corteza de abedul en piedra, la piedra se cubre con alquitrán. Crédito: Universidad de Tubinga, Claudio Tennie

El equipo utilizó el adhesivo obtenido para hacer una herramienta de raspar madera y recurrió a un robot que utilizaba tecnología de control de fuerza desarrollada por Ludovic Righetti y Johannes Pfleging.

Righetti es profesor asociado en los departamentos de Ingeniería Eléctrica e Informática y de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial de NYU Tandon, e investigador principal en el Instituto Max-Planck para Sistemas Inteligentes en Tubinga. Pfleging es profesor visitante de antropología en la Universidad de Nueva York y estudiante de doctorado en robótica en el Instituto Federal de Tecnología (ETH) en Zürich, Suiza.

Su brazo robótico arrastró la herramienta con una precisión que los humanos no pueden emular con más de 170 golpes. El enfoque también permitió a los investigadores medir los efectos con precisión: la herramienta no mostró debilitamiento del adhesivo.

Un robot que utilizó tecnología de control de fuerza desarrollado por Ludovic Righetti y Johannes Pfleging probó el adhesivo raspando un bloque de madera 170 veces. Crédito: NYU Tandon, Johannes Pfleging

En otra prueba, los investigadores usaron el adhesivo para pegar un raspador de piedra a un mango de madera, como lo habrían hecho los neandertales. Iovita pudo raspar la dura membrana externa del hueso del muslo de una pantorrilla animal.

Los investigadores dicen que este método de hacer alquitrán de abedul es tan simple que los primeros humanos podrían haberlo descubierto fácilmente por accidente en el curso de sus actividades cotidianas. Por lo tanto, la producción y el uso de alquitrán de abedul no pueden servir como un indicador de comportamiento moderno o complejo.

Los investigadores utilizaron el alquitrán de abedul para unir el pedernal a un palo de madera, tal como lo habrían hecho los neandertales. El palo de madera se transformó en una especie de broca para que el brazo robótico de control de fuerza pudiera probar con precisión la adhesión. Crédito: NYU Tandon, Johannes Pfleging

"La extracción de alquitrán de abedul no prueba, por tanto, la complejidad del comportamiento de los neandertales", escribe Iovita.

Fuente: phys.org | 20 de agosto de 2019