Descubriendo Coimbra (Portugal)


Aquí donde estas piedras martilleadas
En forma de conjuro y de trampilla,
De estatuas y columnas disfrazadas,
La luz me prometieron, con el pan.
Aquí, donde el silencio más profundo
Bajo el paso del hombre se tornó:
Ni primero aquí hubo ni segundo,
Fue Dios llamado aquí y no habló.

@José Saramago

Coimbra sabe a libro, a estudiante, a luz, a vida... es una ciudad que te acoge sin mirar de donde vienes y quien eres. Es una ciudad universal y viva. Su río es un reflejo de plata donde se mira todas las noches la luna... Estuvimos aquí varios días con nuestros hijos en un viaje por varias ciudades de Portugal, para conocer este país vecino y hermano. La biblioteca no os la podéis perder... es algo inigualable y que no la podéis paladear en ningún otro sitio. Ya tenéis otro sitio que visitar.... Os invito a que os llevéis un buen libro de poemas y os sentéis en la ribera de su río Mondego o en cualquier plaza recoleta donde escuches la melodía de un fado, con una copa de vino del país... y tranquilamente podréis oír el rumor de sus hojas, el paso de sus gentes y la caricia de su brisa...
De momento os contaré algo de su historia y su entorno. Venir... os la enseño.

Coimbra es la tercera ciudad más grande de Portugal. Es una antigua ciudad universitaria, famosa por sus calles sinuosas y casas colgantes donde hoy más que nunca sigue sonando el viejo 'fado'.

Sé Velha (la Catedral Vieja) del siglo XII, el Museo Machado de Castro en el Palacio del Arzobispo, la Iglesia y Monasterio de la Cruz Santa, y la Universidad, una de las más antiguas de Europa, son algunas de las joyas con las que nos brinda Coimbra.

Coimbra está en el circuito de la Costa de Plata. En la ciudad se ubica una de las primeras universidades de Europa. La tradición universitaria es visible en los días de hoy no solamente en los monumentos, como la propia universidad que posee una riquísima biblioteca, como en las costumbres estudiantiles.

En varios días del año, los estudiantes conmemoran fechas puntuales. Se visten con ropas que vienen de la tradición y celebran con las costumbres de sus ancestros.

Las calles y callejuelas de Coimbra llevaban a castillos y a iglesias de siglos pasados. Pero sobre todo remiten a los tiempos históricos que fueron los que le dieron forma.
Al sur de Coimbra y sobre la carretera A1, una de las más importantes carreteras de Portugal, se encuentra Fátima. Muy visitada en este año del Jubileo, Fátima se hizo famosa por la aparición de la virgen a los tres pastores. La ciudad vive de esta revelación y los peregrinos acuden en gran número.

Coimbra, ciudad llena de encanto y ensoñación, de nostalgia y romanticismo, cuna de las ciencias y de las letras e inspiradora de muchos poetas. Ciudad dividida en dos, Coimbra ha conservado en su parte Alta su vertiente más intelectual coronada por su vieja universidad, mientras que en la Baja, a orillas del Mondego, se desarrolla un espíritu más comercial sin renunciar por ello a los placeres de esta ciudad.

Coimbra ha sido la primera capital de Portugal hasta el siglo XIII, y en la actualidad es su tercera provincia en importancia. Se la conoce como ciudad del Fado y de la Universidad, y ha sido inspiración de muchos poetas convirtiéndola en centro de las artes y de las letras. Siendo ciudad de tradición universitaria, en mayo sus estudiantes festejan el final del año académico con la Queima das Fitas: celebración en que queman las cintas del color de la facultad a la que pertenecen.

Muchos de los estudiantes conservan antiguas tradiciones y es común ver a alguno de ellos envueltos en togas negras con tantos tijeretazos como decepciones amorosas han tenido.

En el casco antiguo de Coimbra se distinguen la ciudad Alta, que es el barrio universitario, de la ciudad Baja, donde se encuentran los comercios.

Es una ciudad con aire melancólico, llena de romanticismo y de leyendas, levantada a orillas del río Mondego. Su más afamado monumento es sin duda su Vieja Universidad, fundada en 1290, que domina la ciudad Alta y que se distribuye alrededor del Patio das Escolas, que contiene además diversas aportaciones barrocas como una torre de reloj y una estatua de Joao III.

Enfrente de esta torre se encuentra la capilla revestida de azulejos y una espléndida biblioteca de estilo barroco. La Universidad es además un excelente mirador desde el que puede contemplarse toda la ciudad. Desde lo alto de este lugar se pueden divisar los conventos gemelos de Santa Clara: Santa Clara -a- Velha y Santa Clara -a- Nova. En el primero fue donde en un principio fue enterrada doña Inés, cuya tumba fue colocada al lado de la de la reina santa Isabel, fundadora del convento y patrona de Coimbra.

En Santa Clara -a- Nova se encuentra actualmente la tumba de Isabel, una de las joyas que hacen que valga la pena visitarlo junto al Claustro, no obstante, ahora junto a las celdas de las monjas se encuentra un cuartel del ejército portugués que hace manifiesto de su presencia en el museo militar, en el que se exponen fragmentos y bombas intactas recuperadas de la II Guerra Mundial.

Una parada obligatoria es el paseo por el parque temático Portugal dos Pequeninos, construido en la década de 1950 con maquetas en miniatura con los principales edificios del país. A poca distancia de este parque se encuentra La Quinta das Lágrimas, un palacete barroco convertido en hotel de lujo, con hermosos jardines donde brota una fuente, que según la tradición, mantiene vivo el recuerdo del lugar donde fue asesinada doña Inés de Castro, amada del monarca don Pedro y que llegó a reinar después de morir.

Otra maravilla de esta ciudad es su Jardín Botánico donde pueden apreciarse plantas procedentes de diversas partes del globo, y al lado de este paraje se pueden contemplar las impresionantes ruinas del Aqueducto de São Sebastião, construido en el siglo XVI.

Coimbra está enmarcada por dos catedrales: la Sé Velha ( Catedral Vieja), uno de los edificios románicos más importantes de Portugal, y la Sé Nova ( Catedral Nueva), una fundación religiosa de los jesuitas y que en 1772 sustituyó a la Sé Velha. Bajando desde la nueva catedral se encuentra el Museu Machado de Castro, que ocupa el antiguo Palacio Episcopal, y cuya belleza vale por sí sola la visita.

En el pie de la colina se está la Iglesia de Santa cruz, que ha sido remodelada infinidad de veces a lo largo del tiempo y se caracteriza por su exuberante fachada y la extraña doble puerta, pero lo que más llama la atención de este edificio es el Claustro del Silencio.

En los alrededores de Coimbra, pueden apreciarse otros lugares de interés, como por ejemplo Conimbriga, que se encuentra al sur y es el asentamiento romano más importante de Portugal; cerca se halla también la localidad de Buçaco, famosa por su Parque Natural creado en el siglo XVII por los monjes Carmelitas; y al oeste se halla Figueira da Foz, que se presenta como una de las ciudades más animadas de la costa occidental.

Para moverse por la ciudad, el casco antiguo de Coimbra se puede visitar a pie, y dada la complejidad e inaccesibilidad de casi todas sus calles situadas en la cuesta de la colina se ofrece como la única opción. Los autobuses 3 y 26 permiten hacer una visita turística por sus calles y visitar los principales puntos de interés. Los taxis son un modo de desplazarse económico, ya que casi siempre se trata de distancias cortas.

También consta de tres estaciones de ferrocarril: Coimbra A, Coimbra B y Coimbra Parque; la primera se halla en pleno centro, en Coimbra B paran los trenes expresos, y Coimbra Parque recibe los trenes con origen y destino Lousã. Buena parte de los alojamientos se encuentran cerca de la estación de Coimbra A, pero pueden encontrarse alternativas económicas a las pensiones y hoteles en el albergue de juventud y el cámping, aunque ambos están bastante apartados del centro urbano.

Coimbra es una ciudad en la que merece la pena detenerse para descubrir sus múltiples atractivos históricos que se levantaron a raíz de ser la primera capital del país, así como por tener la primera institución universitaria lusa, cuya andadura comenzó en 1290. Sobresale su barrio antiguo, de calles empedradas, que se encarama sobre una colina que acaricia el río Mondego. Una ciudad cuya piel la componen piedras viejas que se alimentan de la juventud y vitalidad de los miles de universitarios que, sorprendentemente, aún mantienen costumbres centenarias.

No por tener un cierto aire provinciano, Coimbra no deja de ser una ciudad importantísima en la historia de Portugal. Destacan los asentamientos de los romanos y el honor de ser la primera capital del país, título que ostentó entre los siglos XII y XVIII, pasando posteriormente la titularidad a Lisboa. Estas épocas doradas dejaron una profunda huella entre sus calles.

Coimbra es la tercera ciudad del país, tras Lisboa, la capital, y Oporto. A pesar de ser la tercera en discordia, su tamaño es considerablemente menor que sus predecesoras. Ordenada en un casco urbano manejable, habitado por menos de cien mil personas, para el viajero el entorno se puede saborear en un par de días.

El casco antiguo, henchido de palacios, capillas e iglesias, se distribuye en una colina en cuya cumbre están las dependencias universitarias históricas, una de las visitas inevitables de la ciudad. La Universidad marca el ritmo de las pétreas arterias de la ciudad, una institución que se fundó en Coimbra en 1290 y que ha convertido a esta urbe en un centro internacional de la sabiduría. Una academia de las letras y las ciencias que ha marcado el prestigio de la urbe, cuya fama universitaria se extendió por todo el viejo continente.

Al igual que sus dos hermanas mayores de Lisboa y Oporto, cuyas urbes las divide el Tajo y el Duero, su centro urbano está fraccionado por un torrente, el río Mondego, que, además, goza del privilegio de ser el de mayor caudal que nace y muere únicamente en territorio portugués. En un pequeño muelle se puede coger un barco que realiza recorridos turísticos de aproximadamente una hora. Una ruta que permite conocer otra perspectiva visual del entorno y que supone un agradable paseo fluvial por estas tranquilas aguas.

Como todas las ciudades, Coimbra tiene un perfil, una cara femenina. En este caso el de una elevada colina, que asciende con la inagotable rozadura de edificios y su parte más baja la humedece el Mondego. Dicho altozano lo corona una alargada torre barroca, en la que resalta un enorme reloj, cuyas campanadas horarias marcan el ritmo de la ciudad y de la llegada o salida de las aulas.

Uno de los lugares donde gozar de la mejor vista de esta silueta, que dibuja la zona histórica, es desde la parte baja de la ciudad, en el puente de Santa Clara. Desde su barandilla, se vislumbra el contorno de la colina transformada por las casas y edificios, un vetusto barrio que escalona vertiginosamente hasta la cumbre.

Subida al patio de la Universidad.Para alcanzar esta cima tienes dos posibilidades. La más recomendable, y casi obligatoria para el buen viajero, es subir a pie por las estrechas y empinadísimas callejuelas, ya que al paso irás descubriendo los recovecos y ángulos más antiguos de esta ciudad plagada de historia, así como los detalles de sus fachadas recubiertas de azulejos.

Otra opción es acceder a la cumbre de la ciudad en autobús urbano, algunos de ellos trolebuses, que como sabrás son curiosos autocares que se mueven con la energía eléctrica que les proporciona un cableado que discurre por el recorrido, similar a los tranvías pero sin raíles. Un transporte pintoresco y único en la península Ibérica, pionero del ecologismo y que evita la contaminación ambiental y acústica.

No te lo pienses y sube a pie, te lo recomendamos. Tu recorrido empezaría en la plaza de Largo de Portagem, junto a la zona comprendida entre el río, puente de Santa Clara y la oficina de Turismo. Puedes entrar en esta dependencia antes de empezar tu recorrido. A escasos metros hay que entrar en la calle comercial de Ferreira Borges, un lugar donde abundan las pastelerías y los cafés, y donde podrás degustar los famosos dulces de Santa Clara.

A la derecha de esta calle, pronto aparece el Arco de Almedina, un resto de la antigua muralla medieval, donde hay que torcer para subir a la zona vieja. Aquí, con las primeras empinadas escaleras, empieza la verdadera escalada a la cumbre de la cima. Poco después aparece una enderezadísima calle conocida como Quebra Costas, (rompe costillas en castellano), que fatigará tus piernas, pero merece la pena sortear esta cuesta de escaleras para llegar a las inmediaciones de los principales monumentos de la urbe. El nombre de “rompe costillas”, aunque exagerado, simboliza su desnivelado nivel, que seguro que te producirá algún que otro jadeo.

Paso a paso, se llega hasta la llamada Sé Velha, la Catedral Vieja, que recuerda algo al monumento del mismo nombre de Lisboa. Construida en el siglo XII, se caracteriza por un estilo románico que asemeja una fortaleza por sus almenas, ya que los portugueses amurallaban sus monumentos para protegerlos de los ataques árabes. La visita a este antiguo templo religioso impregna de historia contemplando túmulos, capillas o azulejos, pero no te olvides de entrar en su claustro de estilo gótico, previo pago de una pequeña cantidad, por aquello de contribuir a su mantenimiento.

Museo Machado y descenso a los pilares romanos.Una calle más arriba está el museo Machado de Castro, situado en una bella residencia episcopal, muy próxima a plaza donde se levanta la Sé Nova, una catedral de estilo barroco más moderna que la Sé Velha, que también reclama una visita.

Dentro del museo Machado se exponen diversos tesoros barrocos, flamencos o renacentistas, recibiendo al viajero con un gran carruaje antiguo en la antesala. Aunque no pienses entrar al museo, también puedes pasar al patio central al aire libre que precede a la entrada principal. Allí, desde un mirador, se goza de una buena perspectiva del enjambre de casas viejas que componen el barrio histórico, mientras un pasadizo semicubierto, que comunica edificios, adornado con pilares y arcos que llaman la atención por su valor arquitectónico.

En los sótanos de este museo se conserva de manera impecable un criptopórtico romano del siglo I. ¿Qué es un criptopórtico? Eran los graneros subterráneos y pilares del forum o plaza pública. Se descienden unos metros bajo tierra para admirar unos pasadizos de piedra que se conservan en impecable estado de conservación, y que se dice que son de las más impresionantes en su género de toda Europa.

Entre los apagados túneles de este criptopórtico, donde se respira un fresco ambiente como el de unas bodegas de vino, también se exponen entre los túneles piezas sueltas de la época romana, como esculturas o grabados en piedra.

¡Increíble pero cierto! Al contrario que en casi todos los museos del país, no se cobra por entrar en este lugar, que personalmente me pareció un monumento romano muy destacado y que destaca sobre todo por conservarse en impecable estado de conservación, por momentos parece recién construido.

Llegada al paraninfo de la sabiduría.Muy cerca de este museo, tras una corta cuesta, queda el Patio de la Universidad. Una plaza en la que se sitúan los monumentos históricos de esta institución y que es la visita inevitable en Coimbra, lugar de encuentro de los foráneos en el que se mezclan turistas de todo el mundo.

Antes de acceder a esta plaza, rodeada por la arquitectura histórica de la Universidad, se produce un brutal contraste, provocado por la discordante convivencia de estas piedras seculares con las modernas facultades levantadas en los años 40 del siglo XX, durante el Gobierno de Salazar. Este dictador Portugués no tuvo reparos en destruir parte de la zona vieja para levantar estos edificios. Una paradoja: Salazar estudió en derecho en Coimbra, el propio universitario destruyó parte de la invalorable zona vieja de la ciudad en la que pasó su mejor juventud.

La arquitectura de estas nuevas facultades se inspira en la estética del fascismo europeo del siglo XX, sobre todo por la gran cantidad de estatuas que aparecen por todos los rincones y en las escalinatas principales de los edificios, que guardan similitud con la estética nazi y las famosas olimpiadas de Berlín de 1936.

El acceso al conocido Patio de la Facultad se hace por una única puerta, la famosa Porta Férrea. Construida en 1633, y ornamentada en un estilo renacentista, tras su paso se accede a la gran plaza en la que abundan edificios monumentales: colegios históricos, capillas, museos o la facultad de derecho. Por fin, el viajero llega hasta la famosa torre de la Universidad, cuyas manecillas ha visto por todos los recovecos de Coimbra, y que se conoce popularmente como ”cabra”. Sus campanadas horarias marcan las entradas a las cercanas aulas. Diseñada en estilo barroco, es el emblema de la ciudad y supone el punto más alto del barrio antiguo.

Biblioteca del saber antiguo.Las dependencias universitarias, convertidas en un museo para viajeros y curiosos, se pueden visitar, pero pasando antes por el pago en taquilla. Quizá, un recorrido por todas las instalaciones puede llevar mucho tiempo, por lo que la mayoría de los visitantes optan por una visita más corta y, por tanto, más barata: la de la prestigiosa y artística Biblioteca Joanina.

Este guardián de la sabiduría escrita resguarda más de 300.000 libros antiguos, escritos en varios idiomas, incluido el castellano antiguo, cuyas centenarias hojas solamente las pueden consultar reconocidos investigadores.

Una vez en el interior de esta histórica biblioteca, que se construyó en 1724, podrás admirar una auténtica joya arquitectónica. Un conjunto monumental que supera el concepto de simple rinconera de libros, para convertirse en un artístico templo de la cultura. Ornamentada con tallas, frescos, pinturas y muebles antiguos, en sus tres amplios salones se apiñan de manera increíble esta abundancia de libros antiguos en robustas estanterías, fabricadas con maderas exóticas de las colonias portuguesas.

Si optas por no entrar en las viejas dependencias universitarias, también se pueden dejar pasar los minutos contemplando las antiguas fachadas arquitectónicas de estas monumentales construcciones en la gran plaza. En las escalinatas, se sientan los turistas para descansar de las cuestas, mientras contemplan con curiosidad a los estudiantes vestidos con sus capas tradicionales. Los universitarios venden postales a los visitantes para sufragar sus fiestas juveniles y el acto de licenciatura. En tu paseo por la ciudad no será difícil ver a grupos de estudiantes con estas capas, con motivo de alguna celebración o por el afán de mantener el clasicismo de esta institución.

Ambiente universitario de otros tiempos. Coimbra y los jóvenes estudiantes forman un binomio inseparable. Con todo ser una ciudad antigua e histórica, plagada de edificios vetustos y artísticos, los estudiantes impregnan un aire nuevo a estas viejas calles cansinas del tiempo.

Una de las costumbres arraigadas entre los estudiantes es la creación de las “Repúblicas”, que no dejan de ser unos locales de estudiantes, un centro común para reunirse en estos pisos privados o locales donde organizar fiestas, actividades políticas o culturales o, tan sencillo como fomentar la amistad entre estudiantes de una misma región portuguesa.

Aún siendo lugares reservados, algunos viajeros intentan entrar en estas “Repúblicas” para establecer lazos. Acceder a estos clubes no se puede programar como la entrada a un museo, el permiso para conocer estos locales dependerá de la buena disposición de ambas partes.

Otra costumbre que marca la tradición de la institución universitaria en Coimbra es la fiesta de la Queima das Fitas. Una ceremonia estudiantil colectiva, que se celebra en mayo, en la que los licenciados, que visten sus mejores galas, queman sus cintas de color. Cada carrera universitaria tiene asignada su propia tonalidad. El fuego purifica todos los atrancos de la carrera y supone un símbolo del fin de los estudios. Miles de estudiantes, familiares o simplemente curiosos turistas, se congregan en el día de su celebración.

De bajada de la Universidad, Coimbra también tiene su zona comercial en la que pasear y realizar compras. Un descanso para tomar café en sus pastelerías, mientras se paladean los dulces de Santa Clara u otras especialidades de la variada repostería portuguesa.

En tu ruta por la ciudad no descuides visitar la bella iglesia de Santa Cruz, situada en la plaza 8 de mayo, rodeada por cafeterías con terrazas llenas de estudiantes tertulianos. El templo se remonta al siglo XII y su fachada está rebozada con una llamativa portada renacentista del siglo XVI. En su interior reposan los restos de algunos reyes portugueses.

Publicado por José María Alfaro Roca
Fuente: http://rciudadesdelmundo.blogspot.com

Información sobre Coimbra (Portugal):

- Coimbra (información turística)

- Guía de Coimbra

- Artículo sobre Coimbra

Conocer Aveiro (Portugal)


Las primeras menciones que hacen referencia a la ciudad datan del siglo X, pero hasta el siglo XIII no es elevada a la categoría de villa. En aquella época, la población se agrupaba en torno a la iglesia principal consagrada a San Miguel Arcángel, aunque este edificio no existe actualmente.

La buena situación geográfica de Aveiro ha beneficiado su crecimiento. Las salinas,que abundan en aquella zona, la pesca y el comercio marítimo han constituido la base económica de la ciudad.

En 1759, Aveiro se convierte en ciudad y unos años después se convierte en sede de la diócesis que lleva el mismo nombre. En el siglo XIV, llegan a la ciudad nuevas mejoras debido a sus condiciones. Hecho que la impulsará a ocupar, actualmente, un lugar destacado en el contexto económico nacional.
A finales del siglo XVI, y principios del XVII, la inestabilidad de la vital comunicación entre la ría y el mar, llevó al cierre del canal, impidiendo el uso del puerto y creando condiciones de insalubridad, provocadas por el estancamiento de las aguas de la laguna, causas que provocaron una gran disminución del número de habitantes muchos de los cuales emigraron, creando pueblos sanatorios a lo largo de la costa y consecuentemente se creó la base de una crisis económica y social. Fue, sin embargo y curiosamente en esta fase de recesión cuando se construyó uno de los templos más notables, "La Iglesia de la Misericordia". Hoy en día estos pueblos sanatorios continúan existiendo, ahora como barrios del extrarradio aveirense, Gafanha de Nazaré, Gafanha da Enacarnaçao, etc.
La Ría de Aveiro es considerada por muchos como una de las más hermosas e importantes de Portugal. Se extiende, en su interior, en un sentido paralelo al mar, cercana a la costa del Océano Atlántico, en una longitud de 47 km. Tiene una anchura de 11 km, de este a oeste y llega desde Ovar hasta Mira en sentido Norte-Sur. La ría es el resultado de la retirada del océano Atlántico, lo cual ha generado franjas costeras que, desde el siglo XVI, formaron una laguna que es uno de los accidentes fluviales más importantes y bellos en toda la costa Atlántica.

La Ría se compone de cuatro grandes canales ramificados que rodean una serie de islas e islotes. En esta ría desaguan los ríos Vouga, Antuã y Boco, teniendo como única comunicación con el mar un canal entre Barra y S. Jacinto, permitiendo el acceso al puerto de Aveiro a embarcaciones de gran calado. La Ría es rica en peces y aves acuáticas, y ofrece un lugar perfecto para todos los deportes acuáticos.

Adjunto guías y mapa de Aveiro en nuestra Biblioteca Oficial:

- Guía de Aveiro

- Mapa de Aveiro

La terrorífica 'calle del perro', la zona de la Gran Vía por la que nadie quería pasar

Los Doce Trabajos del Hércules, obra de Enrique de Villena
Un enorme mastín custodiaba la casa del noble pensador Enrique de Villena, acusado de hereje y apresado por la Santa Inquisición en el siglo XV

La moderna y cosmopolita Gran Vía que hoy conocemos nació en 1910. Su pasado más lejano, en cambio, esconde los vestigios y supersticiones propios de la época en la que se sitúa este relato. Cerca de la plaza de Callao, en el siglo XV, una callejuela oscura y estrecha se elevó en la Villa de Madrid como uno de los lugares a evitar, conocida coloquialmente como «la calle del perro».
En la calle, siempre observada y analizada de soslayo, con una prudencia miedosa, un enorme mastín de color negro custodiaba la entrada a una casa, lúgubre y misteriosa, considerada por los vecinos como una ventana al infierno.
Era el hogar del defenestrado Enrique de Villena, hijo de Pedro de Aragón y Juana de Castilla y, otrora, Maestre de Calatrava. Villena, docto en letras, medicina y astrología, nunca alcanzó la posición que su linaje y sus conocimientos adivinaban. Fue repudiado en la corte y señalado como un hechicero, un «medium» atrapado entre dos mundos. La estimación demoníaca de su casa y del perro guardián, del que se decía que en sus ojos y fauces se hallaba el Mal, remitía, por un lado, a la atribución de que allí se practicaban ciencias ocultas y el animal aseguraba el acceso.
Por otro, a una leyenda que situaba a Enrique de Villena como discípulo del Diablo en una cueva de Salamanca, donde él y otros alumnos eran instruidos en lecciones de magia negra, adivinación y nigromancia. Ambas supersticiones, evidentemente, eran fruto de la ignorancia y del miedo calculado y administrado a la plebe, que permeabilizó la decisión de la Santa Inquisición de estigmatizar al autor como un hereje.
Objetivo de la Inquisición Villena, creador de numerosos escritos y estudios, fue perseguido y condenado por la Inquisición. Su valiosa obra, centrada en el análisis del Hombre, fue quemada junto al acopio de libros en árabe, griego o hebreo, entre otros, que había hecho a lo largo de su vida.
Prohibido por la Iglesia, su legado quedó arrasado mientras él, enfermo, fue internado en un penal. Fallecido en Madrid en 1434 por unas fuertes fiebres, hay constancia, a pesar del esmero de sus captores, de varios de sus trabajos. Destacan Los 12 trabajos de Hércules, donde trata todos los niveles sociales de la época, y el Tratado sobre la lepra y la peste.

Visto en: www.abc.es

La aterradora leyenda del Museo Reina Sofía de Madrid

Leyendas y rumores fantasmales cobraron un inusitado protagonismo cuando se iniciaron las obras de restauración y remodelación del edificio con el objetivo de albergar el actual museo. Se desenterraron huesos bajo el patio y se hallaron osarios pertenecientes a restos de niños.

Tras la inauguración del Museo Reina Sofía en 1986, los empleados de seguridad, de limpieza y personal administrativo comenzaron a ser testigos de diferentes experiencias de difícil explicación. Figuras errantes paseaban por las estancias o aparecían estáticas por el patio interior, por las noches, sin que nadie hubiese en su interior. Procesiones de tres monjas vestidas con el hábito de las hermanas de la Caridad, deambulan por los pasillos seguidas del tintineo de sus gruesos rosarios atados a la cintura y entonando una especie de cántico al unísono que desaparecen al llegar al final del pasillo tras las paredes.

Juan Rada que trabajó allí durante 19 años en el gabinete de prensa, contaba en Cuarto Milenio la experiencia vivida por un fotógrafo dentro del Museo Reina Sofia:” Un fotógrafo pidió estar solo en la sala para fotografiar el Guernica de Picasso. Con su trípode y cámara tomó varias fotografías desde varios ángulos y encuadres acompañado únicamente por un vigilante que le escoltaba. Cual fue su sorpresa al revelar el carrete y encontrarse con la imagen de una persona que delante del cuadro le miraba fijamente”.

Descubierto un monumento más antiguo que las Pirámides y Stonehenge en Israel

Un estudiante de doctorado de la Universidad Hebrea de Jerusalén, llamado Ido Wachtel, descubrió un monumento de piedra, en forma de media luna, que data de hace 5.000 años.

Según señalan piezas de cerámica excavadas en la estructura, las fechas de su creación comprenden el 3050 y 2650 antes de Cristo, lo que significa que se construyó antes que las pirámides de Egipto.
Puesto que la noticia fue publicada hace ya varios meses, hemos querido destacar este hallazgo por su importancia para la historia y la arqueología actual.

Enlace a la noticia en la Red Española de Historia y Arqueología: http://www.historiayarqueologia.com/profiles/blogs/existe-un-monumento-mas-antiguo-que-las-piramides-de-egipto-en-is

Semana Santa: destinos para hacer una escapada en España


Se va acercando la primavera y con ella también la esperada Semana Santa, para la mayoría unos días de descanso en los que poder descansar, pasear o aprovechar para organizar alguna escapada. Os proponemos algunos destinos españoles donde poder pasar el puente.

Sevilla

Es, por excelencia, una de las ciudades de España donde más y mejor se viven estas fechas. No solo por la alegría y  belleza de la ciudad que son constantes durante todo el año, si no  por el carácter tan devoto de los habitantes que llenan con tanto sentimiento y espiritualidad esta fiesta religiosa. Un sinfín de procesiones inunda todas sus calles y son muchísimos los extranjeros que viajan a esta ciudad solo y exclusivamente para vivir la experiencia. Todas las cofradías y hermandades se dan cita en estos días con sus costaleros, nazarenos y los famosos “pasos” de cada una, conmemorando la pasión y muerte de Jesucristo. La música tampoco falta, las saetas de fondo y la música de las bandas que acompañan la procesión llenan el ambiente de un absoluto silencio.  La noche del Viernes Santo se da cita la famosa Madrugá con la hermandad del Silencio, el Cristo del Gran Poder, la Macarena o la hermandad de los Gitanos.

Islas Canarias

Otro tipo de plan diferente para los que busquen playa y  relax. Visitar las islas en esta época del año nos asegura el buen tiempo y el poder disfrutar de unos días de descanso como si fuese verano. Cada isla tiene su encanto, Lanzarote por ejemplo goza de mucha tranquilidad y es perfecta para unos días de descanso con sus bonitos paisajes y playas. En Fuerteventura encontraréis las mejores playas de todo el archipiélago como la de Sotavento que merece la pena visitar. La Isla de Gran Canaria es una de las más visitadas, con playas como la de Maspalomas rodeada de desierto o la playa de Las Canteras, ideal para relajarse con un placentero baño en el mar. Ya que son muchas las personas en busca del buen tiempo en estas fechas es importante reservar con un poco de tiempo para encontrar buenas ofertas en billetes de avión y alojamiento.

Valencia

Visitar esta ciudad en Semana Santa es el plan perfecto no solo por la belleza que nos ofrece esta ciudad su mar y su gente, sino porque además en muchos de los pueblos marineros de los alrededores se celebran estas fechas como la Semana Santa Marinera. Más de 30 cofradías salen por las calles para conmemorar estos días. En cuanto al alojamiento, como en casi todas las ciudades principales en estos días, es conveniente reservarlo con antelación. Para llegar, dependerá de vuestras necesidades pero si solo vais a pasar un fin de semana una de las opciones más económicas y cómodas para desplazarse es el tren. En la web podéis ver las diferentes combinaciones de trenes desde Madrid a Valencia si viajáis desde la capital o desde cualquier otro punto de España pudiendo consultar además los horarios de cada tren.

Cáceres

Una oportunidad ideal para poder visitar Extremadura en estas fechas y envolvernos en la historia y tradiciones que nos ofrece. Desde el año 2011, la Semana Santa en esta tierra fue declarada de Interés Turístico Internacional. Con un total de 12 cofradías, destaca la Hermandad de Cristo Negro que sale en procesión por las calles más antiguas de Cáceres en un absoluto silencio y con el único ruido de una campana. Una ocasión perfecta para conocer las costumbres de estos pueblos y desconectar de la rutina diaria.

Nuevos fósiles revelan diversidad en la estructura ósea de los ancestros humanos, y no sólo en el rostro

Foto: Restos de un fémur y una pelvis de 1,9 millones de años de antigüedad.

Recientemente, una investigación publicada sobre la evolución humana había revelado que los primeros ancestros humanos ostentaban diferencias significativas en el rostro. Pero ahora,una investigación de la Universidad de Missouri-Columbia, y su equipo internacional de colaboradores, han hallado que estas primitivas especies humanas también diferían en otras partes de sus esqueletos y tenían formas corporales distintas.
El equipo de investigación encontró fósiles de una pelvis y un fémur, de 1,9 millones de años de antigüedad, pertenecientes a un temprano ancestro humano en Kenia, los cuales revelan una mayor diversidad en el árbol de la familia humana de lo que antes creían los científicos.
"Lo que estos nuevos fósiles nos están diciendo es que las primeras especies de nuestro género 'Homo', fueron más distintivas de lo que pensábamos. Ellos diferían no sólo en sus rostros y en las mandíbulas, sino también en el resto de sus cuerpos", dijo Carol Ward (izquierda), profesora de patología y ciencias anatómicas en la Escuela de Medicina de la Universidad de Missouri.
"La antigua representación de la evolución lineal del mono al ser humano, con pasos individuales en el medio, se está demostrando inexacta. Estamos encontrando que la evolución parece haber experimentando con diferentes rasgos físicos humanos en diferentes especies antes de acabar en el 'Homo sapiens'."

Tres especies primitivas, que pertenecen al género Homo se han identificado con anterioridad a los seres humanos modernos, u Homo sapiens. El Homo rudolfensis y el Homo habilis fueron las
primeras versiones, seguidas por el Homo erectus y luego el Homo sapiens. Debido a que los
fósiles más antiguos de Homo erectus que han sido hallados tienen sólo 1,8 millones de años de antigüedad, y ostentan una estructura ósea diferente que los nuevos fósiles encontrados, Ward y su equipo de investigación concluyen que éstos últimos son de Homo rudolfensis o de Homo habilis. Ward dice que estos fósiles muestran una diversidad en las estructuras físicas de los ancestros humanos que no ha sido vista anteriormente.
"Este nuevo espécimen tiene la articulación de la cadera como todas las demás especies de 'Homo', pero también tiene una pelvis y un fémur más delgados en comparación con el Homo erectus. Esto no significa necesariamente que los primeros ancestros humanos se movieran o vivieran de manera diferente, pero sí sugiere que eran una especie distinta, la cual podría haber sido identificada no sólo mirando su rostro y mandíbulas, sino también observando la forma de su cuerpo.
Nuestros nuevos fósiles, junto con otros ejemplares que se han obtenido durante las últimas semanas, nos dicen que la evolución de nuestro género se remonta a mucho antes de lo que pensábamos, y que muchas especies y tipos de primeros seres humanos coexistieron durante aproximadamente un millón de años, antes de que nuestros antepasados ​​se convirtieran en la única especie 'Homo'", dice Carol Ward.

Un pequeño trozo de fémur fósil fue descubierto por primera vez en 1980, en el sitio de Koobi Fora, en Kenia. UN proyecto de investigación de Meave Leakey (izquierda) regresó al lugar con su equipo en 2009 y descubrió los restos del mismo fémur y de la pelvis que le correspondía, demostrando que ambos fósiles pertenecían al mismo individuo de hace 1.900.000 años individuales.

Fuente: Universidad de Missouri | Nathan Hurst

Las enigmáticas Líneas de Nazca

(Paul Monzón).- En Perú, a 450 kilómetros al sur de Lima y cerca del Océano Pacífico, se encuentran plasmadas en el gigantesco desierto de Nazca los geoglifos, trazos y dibujos más enigmáticos que uno pueda imaginar: "Las Líneas de Nazca". ¿Quiénes hicieron estos dibujos?¿Es obra de extraterrestres?¿Por qué sólo pueden ser vistas desde el aire?

Lo que nadie ha podido explicar con exactitud es por qué estas misteriosas figuras, que datan de entre los 550 a 650 años d.C, sólo pueden ser vistas desde el aire. Y al ser así, ¿cómo pudieron verlas los antiguos peruanos?¿Tenían acaso algún sistema de vuelo para poder observarlas?

"VUELO AL PASADO"
Eran las 11:00 horas cuando por cortesía de la compañía aérea "LC Perú" nos dispusimos a sobrevolar a bordo de un Cessna las milenarias y misteriosas líneas que se extienden en un aérea de 520 km cuadrados y cuyas dimensiones de algunas figuras alcanzan incluso hasta los 275 metros de largo.
En 1939 el investigador el historiador estadounidense Paul Kosok las descubrió, casi por casualidad.
Kosok llegó a la conclusión, tras diversos estudios, de que las Líneas de Nazca constituían el "mapa astronómico más grande del mundo", cuya función era registrar los movimientos de los astros y constelaciones, como un calendario y como un sistema para conocer las diferentes épocas del año con el objeto de facilitar sus tareas de cosecha y siembra, y agradecer por ellas a los dioses.

Diversas tesis han surgido tras el descubrimiento de las Líneas. El escritor suizo Erik Von Daniken afirmaba que era obra de extraterrestres, y se basaba en ello por los dibujos que en forma de "pistas de aterrizaje" se encuentran en el desierto. Si bien es cierto que podrían parecer pistas de aterrizaje, esta tesis se viene abajo porque esos mismos dibujos se encuentran trazados en las laderas de los cerros lo cual lo hace inviable.
A medida que sobrevolábamos el desierto era obvio deducir que los dibujos se hicieron para ser vistos desde el cielo. Es imposible observarlos a ras del suelo, pues al caminar por el desierto nadie puede notar en qué lugar está dibujado tal o cual trazo.

Quizá fue por ello que cuando se construyó la carretera Panamericana Sur se cercenó sin querer la figura de un lagarto. En aquel entonces los operarios no pudieron divisar dicha figura en el desierto. Hoy en día, al lado de la figura del reptil se encuentra enclavado al lado de la carretera un Mirador, desde el cual se pueden divisar tres figuras.
Desde el cielo se pueden observar trazos y trazos que se pierden en el horizonte. Líneas que se entrecruzan, cual plano de arquitectos. La figura de la araña es gigantesca y tiene como peculiaridad que está hecha a base de un solo trazo. Lo mismo sucede con muchas de ellas.Los dibujos fueron hechos posibles a base de surcos de 20 cm. de profundidad en la tierra. Al ser roturada la costra rojiza que por oxidación cubre los arenales aflora tierra amarillenta, tonalidad que permite que los trazos de los geoglifos se distingan. Algunos pueden llegar a 500 metros de longitud.

La "Sacerdotisa del desierto"
Una de las teorías más válidas es de la matemática alemana María Reiche, (1903, Alemania - 1998, Perú) quien dedicó más de cuarenta años a estudiarlas y luchar para que el estado peruano las conservara y apoyara el trabajo de investigación emprendida por ella. Ella sostenía que era un calendario astronómico que describía fases de la Luna y localización de las constelaciones de las estrellas.
Sobrevolando las líneas viene a mi memoria una entrevista que hiciera a María Reiche a mediados de los años ochenta, ella defendía su tesis de que fueron los antiguos peruanos quienes hicieron estos dibujos, que no fue obra de extraterrestres ni nada por el estilo.
- "Yo no niego la posibilidad de que haya vida inteligente más allá de la Tierra, pero los dibujos los hicieron los antiguos peruanos" . Ella afirmaba que una de las figuras que parecía ser un "astronauta" era sólo la representación de un hombre con cabeza de lechuza.
- "María, tras más de cuarenta años recorriendo el desierto de Nazca, es de esperar que ya pueda desvelar el misterio que rodeas a estas figuras". Le pregunté mirándole a los ojos.
Ella se puso seria y como si de un consejo se tratara, me dijo en voz baja y contrita:
-"Si algún día se supiera el misterio de las Líneas, éstas ya no tendrían sentido". Acto seguido se fue agradeciendo la entrevista.

El cessna seguía surcando los cielos de las pampas de Nazca. Allá abajo se sucedían unas líneas a otras. La Ballena, el Colibrí, la araña, un perro, "pistas de aterrizaje", el "Astronauta", etc.
La avioneta se bamboleaba en el aire, cual avioncito de papel, a la par que la decena de pasajeros inmortalizaban con sus cámaras esas estampas que han sobrevivido al paso de los siglos.

María Reiche ya no está entre nosotros. Quizá se llevó consigo el secreto que esconde este inmenso y misterioso plano en el desierto, creación de los antiguos peruanos o de seres extraterrestres. Una cosa es cierta: sólo se pueden ver desde el cielo. Hoy pudimos ver las Líneas de Nazca, pero ¿y en el pasado?. ¡Vaya uno a saber!

Fuente: http://www.periodistadigital.com

El hombre pez de Liérganes

«Su proeza atravesando el océano del norte al sur de España, si no fue verdad mereció serlo», reza una placa ubicada junto a la orilla del río Miera en Liérganes (Cantabria) que recuerda la mítica historia de Francisco de la Vega Casar, más conocido como el hombre pez.

Su relato se remonta a mediados del siglo XVII, en la víspera del día de San Juan del año 1674. En Liérganes vivía un matrimonio formado por Francisco de la Vega y María de Casar con sus cuatro hijos, el segundo de los cuales se llamaba Francisco. «Era bastante listo, pero abandonaba todas sus ocupaciones para zambullirse en el río, en el cual pasaba horas y horas», relataba el alcalde de Liérganes a Carlos Vieyra de Arreu y éste recogió en 1884 en La Ilustración Española.

«Desesperada la madre, lo encontró un día al tiempo en que, dejando las ropas en la orilla, se disponía a darse uno de los baños que solía. Le llamó, le advirtió que le castigaría duramente si se metía en el agua; y viendo que nada conseguía, lo maldijo diciéndole: "Así te vuelvas pez"», continuaba el alcalde. En la web del Ayuntamiento de Liérganes nada señalan de esta advertencia y cuentan que se fue a nadar con unos amigos al Miera, «se desnudó, entró en el agua y se fue nadando río abajo, hasta perderse de vista». Era un excelente nadador y sus amigos no temieron por él hasta unas horas después. A ver que no regresaba acabaron dándole por muerto.

Cinco años después, en 1679, un ser acuático extraño con apariencia humana se apareció a unos pescadores en la bahía de Cádiz, pero desapareció cuando éstos se acercaron. Así sucedió varios días hasta que finalmente los pescadores le atraparon con las redes, tras arrojarle pedazos de pan. Cuando lo subieron a cubierta, «comprobaron con asombro que era un hombre joven, corpulento, de tez pálida y cabellos rojizo y ralo» cuyas únicas particularidades «eran una cinta de escamas que le descendía de la garganta hasta el estómago, otra que le cubría todo el espinazo, y unas uñas gastadas, como corroídas por el salitre», relatan en el Ayuntamiento de Liérganes.

Le hablaron en varias lenguas, pero nada respondió. El joven fue llevado al convento de San Francisco, donde al cabo de unos días pronunció una palabra: «Liérganes». Nadie entendía a qué se refería hasta que un cántabro comentó que en su tierra había un pueblo así llamado, algo que confirmó el entonces secretario de la Inquisición, Domingo de la Cantolla. Desde Liérganes les llegaron entonces noticias de la desaparición de Francisco de la Vega cinco años atrás.

El fraile Juan Rosende acompañó a De la Vega a Liérganes en 1680, donde su madre y sus hermanos lo reconocieron de inmediato. Durante dos años vivió con ellos tranquilo, aunque sin mostrar interés por nada y rehuyendo el trato humano. Gaspar Melchor de la Riba Agüero, caballero de Santiago y vecino de Gajano que decía haberle visto muchas veces, relataba cómo «andaba siempre descalzo y lo mismo le daba ir vestido que desnudo. No solicitaba la comida, pero si se la ponían delante o veía comer, comía y bebía mucho de una vez y después, en tres o cuatro días no volvía a comer» y solo decía «tabaco», «pan» y «vino».

«Cuando le vi por primera vez ya no tenía escamas, sólo mucha aspereza en el cutis y las uñas muy gastadas», añadía De la Riba, según recogió la revista «Alrededor del Mundo» del 12 de marzo de 1913. «Este caso fenomenal está tan bien probado que no se puede dudar de él: lo testifican personas de reconocida ilustración y virtud, que lo vieron unos, lo trataron otros, lo examinaron muchos; y entre éstos figuran tres caballeros de mucho honor, testigos de vista, que fueron D. Joseph de la Torre, ministro de la Real Audiencia de Oviedo; D. Pedro de la Torre, penitenciario de la catedral de la misma ciudad, y D. Diego de la Gándara Velarde», añadía esta publicación que señalaba que el hombre pez pasó en Liérganes «de nueve a diez años» y después desapareció definitivamente sin que se volviera a saber de él.

Benito Jerónimo Feijóo (1676-1764) realizó en su obra «Teatro crítico universal» un «Examen filosófico de un peregrino suceso de estos tiempos» sobre este caso «tan exorbitante del regular orden de las cosas, que no me atrevería a sacarle a la luz en este Teatro, y constituirme fiador de su verdad, a no hallarle testificado por casi todos los moradores de una Provincia, de los cuales muchos, que fueron testigos oculares, y dignos de toda fe, aún viven hoy».

La historia relatada por Feijóo contaba, sin embargo, con algunas diferencias. Francisco de la Vega y Casar había desaparecido en la víspera de San Juan de 1674 en la ría de Bilbao, donde había sido enviado a los quince años por su madre ya viuda para aprender el oficio de carpintero.

«Todo lo que viene referido es la verdad del hecho, según relación de sus hermanos, el Sacerdote Don Tomás, y Juan, que vive; y todo lo que separe de este hecho es falso, como lo es el decir que tenía escamas en el cuerpo, y que este prodigio procedió de una maldición que le echó su madre», añadía según la relación remitida por el marqués de Valbuena, Gaspar Melchor de la Riva Agüero. Don Pedro Dionisio de Rubalcaba, natural de Solares, «que también trató muy de intento a nuestro Nadante», informó de que cuando llegó a Santander tenía escamas, pero luego se le cayeron y que «también algunos equivocarían el cutis áspero de algunas partes de su cuerpo con piel escamosa», según el relato de Feijóo.

Éste aún añadía que tras su desaparición «dicen que poco después le vio en un puerto de Asturias un hombre de la vecindad de Liérganes, pero carece de fundamento».

«Nuevo Mundo» daba cuenta en 1919 de la historia del hombre-pez de Liérganes aportando notas de color, como que decían que fue visto en la costa de Dinamarca por un navío holandés y apareció en el Canal de la Mancha y en el Puerto de Santa María antes de ser apresado en la bahía de Cádiz. La versión más auténtica y documentada, añadía C.R. Salamero en la revista, es la que compuso en 1748 el cura de Liérganes, D. Fernando Antonio del Hoyo Venero, de la cual existe una copia en el Museo Británico. Y eso que en ella el cura narra entre otras hazañas la lucha del hombre pez con un monstruoso congrio.

Gregorio Marañón estudió estos relatos y estimó que Francisco de la Vega no desapareció nadando, sino que probablemente se embarcara en Vizcaya rumbo a Cádiz y que cuando lo encontraron estaría bañándose tal como acostumbraba. Para el doctor Marañón, sería un probable caso de cretinismo. Los cretinos resisten mejor debajo del agua y su piel escamada indicaría una ictiosis, como ya indicó José María Herrán Valdivieso en «El hombre-pez de Liérganes» (Santander, 1877).

«Verdad o leyenda», la «mayor hazaña» del hombre-pez, según la placa que Liérganes colocó junto a su estatua, «es haber traspasado los siglos en la memoria de los hombres».

Fuente: www.abc.es

Un rastro de herramientas líticas en Arabia revela uno de los caminos que tomaron los humanos modernos al salir de África

¿De dónde proviene nuestra especie, y ¿cómo hemos llegado a todas partes?
Los estudios genéticos han suministrado una respuesta convincente a la primera pregunta: nuestros antepasados ​​humanos modernos evolucionaron en África y luego se extendieron por toda Eurasia hace entre 60.000 y 50.000 años. Ahora, un par de arqueólogos estadounidenses afirman haber descubierto la ruta que aquellos primeros Homo sapiens tomaron en su camino para poblar el planeta.
Siguiendo el sinuoso rastro de herramientas de piedra que los humanos modernos dejaron atrás,
como migas de pan que marcan su recorrido, los investigadores proponen que nuestros antepasados ​​tomaron un camino tortuoso a través de Arabia, deteniéndose allí alrededor de unos 50.000 años, cuando era un oasis verde. Luego viajaron a Oriente Próximo, donde se encontraron por primera vez con los neandertales.

Similitudes estilísticas y de manufactura, dicen los arqueólogos, conectan los puntos entre las herramientas hechas por primera vez en el valle del Nilo en Egipto, a continuación, en la Península Arábiga, y, por último, en Israel. Estas herramientas se hicieron progresivamente más pequeñas y sofisticadas, de modo similar a la evolución de los teléfonos móviles de hoy en día.

"Los arqueólogos se han centrado siempre tanto en el 'fuera de África' como en el 'interior del Próximo Oriente', por lo que nos hemos perdido el capítulo entero de la expansión humana en Arabia", dice el arqueólogo Jeffrey Rose (izquierda), del Instituto Ronin con sede en Nueva Jersey y co-autor de un nuevo informe publicado este mes en Quartär.

El lugar de nacimiento de nuestra especie fue en África hace unos 200.000 años, de acuerdo con los fósiles de yacimientos como Omo y Herto Bouri, en Etiopía. Sin embargo, aunque estos fósiles tienen aspecto como los actuales, las poblaciones que representan no empezaron a actuar de modo plenamente moderno hasta más tarde.
Un kit de herramientas conocido como industria Emiran, que data de hace casi 50.000 años, define la transición entre el comportamiento humano arcaico y moderno, al menos en cuanto a la fabricación de herramientas se refiere. Pero desde el descubrimiento de las mismas -puntas, cuchillas y raspadores, encontrados en una cueva cerca del Mar de Galilea, en Israel en 1951- los arqueólogos andan desconcertados sobre el lugar donde comenzó esta forma más avanzada de fabricación de herramientas.

"La industria Emiran es la tecnología puente", dice Rose, que también es un explorador de Nacional Geographic. "Pero, ¿de dónde vinieron estos chicos?"
Fuera de ...¿Arabia?

Trabajando con su ex asesor de tesis, el arqueólogo Anthony Marks (derecha), de la Universidad Metodista del Sur, en Dallas, Rose estudió todas las herramientas de piedra que cayeron en sus manos procedentes de Arabia, el noreste de África y el Medio Oriente.
En su nuevo informe, la pareja inidica que la evolución de las herramientas de piedra en la región comenzó en el valle del Nilo de Egipto hace entre 150.000 y 130.000 años. Estos cazadores-recolectores nilóticos de Egipto hicieron herramientas nubias cincelando los bordes de un núcleo de piedra de forma sistemática, a fin de producir una única punta triangular, la cual podía ser atada a una lanza, por ejemplo.

Mientras que otros investigadores han propuesto que los fabricantes de herramientas nubio-egipcias se movieron rápidamente hacia el Próximo Oriente, donde inventaron las herramientas Emiran, Rose y Marks argumentan que primero fueron a Arabia y que sus descendientes son quienes más tarde desarrollaron la tecnología Emiran.

En su informe, los investigadores describen dos tipos diferentes de juegos de herramientas, las cuales aparecen como ramificaciones de la nubia-egipcia en Arabia y elaboradas hace entre 110.000 y 50.000 años: las industrias Nubia-Dhofar y la Mudayyan, en la Meseta del Nejd, en Omán.

A partir de las industrias Dhofar-Nubian y Mudayyan, las puntas de piedra se hacen más pequeñas y
alargadas en el tiempo, volviéndose cada vez más similares a las herramientas Emiran, tal vez porque los humanos modernos las utilizaban como puntas de proyectil para cazar pequeños animales de movimiento rápido, cuando el clima se hizo más seco y encontrar comida se hizo más difícil. Las personas que hicieron las herramientas Mudayyan, en Omán, muy probablemente cazaban animales de escaso tamaño como lagartijas y roedores, dice Rose.

Foto: Un núcleo de piedra de Nubia (abajo a la derecha) y una punta (abajo izquierda) se encajan juntas (arriba). Los primeros humanos modernos de alrededor de Egipto produjeron dichas puntas triangulares cincelando los bordes de un núcleo. Más tarde, los humanos modernos en el Próximo Oriente utilizaron una técnica más eficiente para hacer múltiples puntas de un solo núcleo.

En este escenario, Rose y Marks sugieren que los fabricantes de herramientas en Arabia fueron empujados hacia el norte, hacia el Próximo Oriente, cuando el clima cambió dramáticamente hace unos 75.000 años. En ese momento, Arabia estuvo afligida por una fuerte sequía, la cual resecó los lagos y arroyos subterráneos y convirtió los pastizales en dunas de arena.

Por el contrario, el clima comenzó a crecer más y más húmedo en el Próximo Oriente hace 60.000
años, trasladándose los animales y los cazadores al norte, de acuerdo con el escenario propuesto por Rose y Marks. Allí, los humanos modernos hicieron un gran avance: en lugar de producir sólo una herramienta procedente de una sola piedra, golpeando el núcleo en una sola dirección, de arriba a abajo, como lo hacían sus antepasados ​​nubios, aprendieron a obtener varias lascas alargadas de la parte superior e inferior de un solo núcleo, una característica reveladora de la industria Emiran y de las subsiguientes industrias del Paleolítico Superior.

Conexión neandertal
Pero, en un giro sorprendente, los investigadores también proponen que los humanos modernos que hicieron la industria Emiran fueron influenciados por gentes arcaicas, posiblemente los neandertales, quienes dejaron fósiles en Israel hace entre 70.000 y 50.000 años, así como herramientas primitivas de estilo Musteriense. Los científicos dicen que las herramientas Emiran se hacían de la misma manera sistemática que las herramientas nubio-egipcias, pero se parecen mucho a las herramientas musterienses locales.

El momento encaja con los estudios genéticos que sugieren que los humanos modernos se cruzaron con los neandertales cuando llegaron al Próximo Oriente. Un cráneo de un humano moderno (arriba), de hace 55.000 años, hallado en la cueva Manot, en Israel, y del que se informó el mes pasado, ha proporcionado nuevas pruebas de que los humanos modernos estaban allí al mismo tiempo que los neandertales.
No todo el mundo está de acuerdo en que la fabricación de herramientas Emiran de los cazadores-recolectores fue influenciada por sus vecinos neandertales. "La industria Emiran no tiene nada que ver con los neandertales", dice el arqueólogo de la Universidad de Harvard, Ofer Bar-Yosef (izquierda), quien propuso hace una década que la industria Emiran fue hecha por nubios-egipcios cuando se trasladaron directamente a Oriente Medio.

Independientemente de quién influyó en los fabricantes de herramientas Emiran, el largo y sinuoso camino que llevó a las herramientas modernas puede haber tomado un largo rodeo por Arabia.
"La región de Arabia no fue sólo la ruta hacia algún otro lugar, lo que a menudo se ha considerado en diversos escenarios de dispersión", dice el paleoantropólogo Chris Stringer (derecha), del Museo de Historia Natural de Londres.
"Fue en tiempos una ubicación importante por derecho propio para los primeros humanos modernos y quizás para los neandertales también".

Fuente: National Geographic | Ann Gibbons|

Iker Jiménez le salva la vida a una niña que se ahogaba en el Corte Inglés

Del probador salió una madre con un grito que jamás podré olvidar. ¡Mi hija se muere, mi hija se ahoga!».
Los clientes que el viernes 27 de febrero estaban haciendo compras en El Corte Inglés de Castellana vivieron un suceso tan espectacular como los que Iker Jiménez describe cada semana en la nave del misterio de Cuarto Milenio. El popular presentador de Cuatro y su mujer, Carmen Porter, fueron decisivos para salvarle la vida a una niña que, de no haber recibido el auxilio de la pareja, podría no haberlo contado.



La niña se había tragado un objeto y se estaba asfixiando sin que sus padres ni nadie alrededor supiera muy bien cómo reaccionar.

De hecho, cuando llegaron Iker y Carmen, la niña, muy pequeña, empezaba a estar cianótica. “Gracias a Dios que la cosa salió bien”, explica el presentador. “Fue una situación desesperada. No es ninguna heroicidad, puesto que no pusimos en riesgo nada... pero la verdad es que la gente estaba paralizada y Carmen y yo recordamos un tipo de maniobra de salvamento por asfixia que nos dijo el pediatra, y la pusimos en marcha”, relata. “Era una situación delicada pues la niña ya estaba azul y los padres, como es normal y me hubiera pasado a mí, estaban paralizados... Todo en un sitio muy pequeño”. El hecho de que los socorristas que lograron el milagro fueran dos personas tan conocidas como Iker y su mujer magnificó la repercusión del incidente. Con dependientes y clientes –cerca de 30 personas– alucinando en vivo y en directo.

Una actuación providencial si se tiene en cuenta que sólo ellos dos supieron reaccionar gracias a las técnicas que, tiempo atrás, Carmen le había pedido al pediatra de forma insistente que le enseñase. Por lo que pudiera pasar en una situación de urgencia. “Carmen y yo actuamos a la par. Y eso dio rapidez a la acción, cosa fundamental, más aun cuando llevaban varios minutos los padres con ella intentando extraerle algo de la boca”, explica. Fuera del probador, con la niña ya respirando, tres madres se le acercaron –dos con bebés– para preguntarle cómo lo había hecho y qué había que hacer en una situación así. “Ahí me di cuenta de que nadie sabía cómo actuar.

Mi mujer es la que en su día preguntó insistentemente al pediatra... De no haberlo hecho y comentado los dos, no habríamos sabido”. “Lo importante son dos cosas, que la niña está bien porque eliminó al séptimo u octavo golpe el material que le tapaba el paso del aire, y, por otro lado, que no nos enseñan en la escuela ni en ningún lado cosas como primeros auxilios. Yo creo que eso es para que lo reflexionemos”. Afortunadamente, todo quedó en un mal recuerdo en el que Iker y Carmen se convirtieron en héroes por accidente. La de misterios que depara la vida…