El enterramiento en tumba o cueva implicaba grandes diferencias sociales en el Neolítico

Fosa megalítica (Chabola de la Hechicera) y en el fondo, la cordillera de Cantabria, donde se ubican las cuevas incluidas en el estudio / Teresa Fernández Crespo (UPV/EHU)

Un análisis isotópico de restos hallados en tumbas y cuevas megalíticas de España apunta a que existían grandes diferencias en la forma de vida de las personas enterradas en cuevas o fosas monumentales durante el Neolítico, según un estudio publicado en la revista PLOS ONE por Teresa Fernández Crespo (derecha y Rick Schulting izquierda), de las universidades del País Vasco y Oxford (Reino Unido).

Además, el trabajo ofrece nuevas perspectivas sobre la relación entre estos enterramientos y el estilo de vida, la dieta, la subsistencia y la aparición de la desigualdad socioeconómica en este periodo en Europa Occidental.

"Utilizando análisis de isótopos estables de carbono y nitrógeno de restos humanos y animales, nuestra investigación ha identificado distinciones significativas entre las personas enterradas en cuevas y tumbas megalíticas del Neolítico Tardío en el centro-norte de España", dice Fernández Crespo, autora principal del estudio. "Esto implica que, a pesar de vivir en estrecha proximidad, estas comunidades tenían vidas distintas que implicaban una división del paisaje", añade.
Investigaciones anteriores sobre las prácticas funerarias del Neolítico en Europa Occidental habían revelado variaciones en la ubicación y el tratamiento de los entierros, pero su significado era difícil de interpretar.

Para estudiar más a fondo las implicaciones de las diferentes prácticas de enterramiento dentro de una misma ubicación y período de tiempo, los autores analizaron las mediciones de isótopos de carbono y nitrógeno de colágeno óseo de 166 individuos. Lo llevaron a cabo en una serie de monumentos mortuorios y cuevas estrechamente contemporáneas del Neolítico Tardío (3.500 a 2.900 a.C.), situados de forma muy próxima en el centro-norte de España, como la Chabola de la Hechicera del País Vasco.

El análisis isotópico de estas fosas y cuevas megalíticas sugiere una dieta en su mayoría constituida por trigo y cebada, así como el consumo de una cantidad sustancial de proteínas de ganado vacuno y ovino. Además, el trabajo apunta diferencias muy significativas de isótopos de carbono entre personas enterradas en los dos tipos de yacimientos funerarios.

“Estas divergencias parecen estar correlacionadas con la elevación del terreno, temperatura y precipitación, lo que implica que el uso de la tierra se repartía a una escala sorprendentemente local”, señala el trabajo.

Mapa de la región de Rioja Alavesa donde se muestra la ubicación de los sitios de enterramento estudiados.

¿Diferentes clases sociales o distintos modos de vida?

Los autores proponen dos posibles explicaciones. La primera es que esta división de la tierra podría indicar diferentes clases socioeconómicas dentro de una misma comunidad. Las clases inferiores estarían enterradas en cuevas con acceso restringido a los recursos agrícolas. Los individuos de mayor rango en la comunidad serían enterrados en fosas monumentales cuya construcción implica una considerable inversión de mano de obra.

Alternativamente, también consideran la posibilidad de que esta división del paisaje pueda involucrar a diferentes poblaciones, con prácticas funerarias distintas y con economías de subsistencia que divergían en algún aspecto.

Futuras investigaciones sobre la dentina –tejido intermedio blando– y el esmalte irán enfocadas a identificar la edad en la que aparecieron las diferencias isotópicas y los diferentes patrones de movilidad y uso del paisaje en esta área.

Fuente: SINC | 27 de septiembre de 2017

Un nuevo estudio afirma que los humanos modernos surgieron hace más de 300.000 años

La Dra. Helena Malmström realizó el muestreo de huesos in situ, en un laboratorio móvil. Crédito: Universidad de Uppsala

Un análisis genómico de restos humanos antiguos de KwaZulu-Natal reveló que el sur de África tiene un papel importante que desempeñar en la escritura de la historia de la humanidad. Un equipo de investigación de la Universidad de Uppsala, Suecia, más las Universidades de Johannesburgo y el Witwatersrand, en Sudáfrica, ha presentado sus resultados en la revista Science.

El equipo de investigación secuenció los genomas de siete individuos que vivieron en África meridional hace 2300-300 años. Los tres individuos más antiguos, que datan de hace 2300-1800 años, estaban genéticamente relacionados con los descendientes de los grupos de Khoi-San del sur, y los cuatro individuos más recientes, que vivieron hace 500-300 años, estaban genéticamente relacionados con los grupos de habla bantú de Sudáfrica. "Tales circunstancias ilustran el reemplazo de población que ocurrió en el sur de África", dice la co-primer autor Carina Schlebusch (izquierda), genetista de poblaciones en la Universidad de Uppsala.


Los autores estiman que la divergencia entre los seres humanos modernos ocurrió hace entre 350.000 y 260.000 años, con base en los antiguos genomas de cazadores-recolectores de la Edad de Piedra. El tiempo de divergencia más profundo de 350.000 años atrás representa la comparación entre un antiguo cazador-recolector de la Edad de Piedra de Ballito Bay en la costa oriental de Sudáfrica y el pueblo Mandinga de África Occidental.

"Esto significa que los seres humanos modernos surgieron antes de lo que se pensaba", dice Mattias Jakobsson (derecha), genetista de poblaciones de la Universidad de Uppsala, quien encabezó el proyecto de investigación junto con la arqueóloga Marlize Lombard, de la Universidad de Johannesburgo.


El registro fósil del este de África, y en particular los fósiles de Omo y Herto, se han utilizado con frecuencia para establecer la aparición de seres humanos anatómicamente modernos hace unos 180.000 años. La estimación más profunda de la divergencia humana moderna hace 350.000-260.000 años coincide con los fósiles de Florisbad y Hoedjiespunt, contemporáneos del pequeño cerebro del Homo naledi (unos 500 cc) en el sur de África. "Ahora parece que por lo menos dos o tres especies de 'Homo' ocuparon el paisaje del África meridional durante este período de tiempo, que también representa las primeras fases de la Edad de Piedra Media", dice Marlize Lombard (izquierda). Será interesante ver en el futuro si encontramos alguna evidencia de interacción entre estos grupos.

"No encontramos ninguna evidencia de estructura profunda o mezcla arcaica entre los cazadores-recolectores de la Edad de Piedra de África del Sur. En cambio, hemos visto alguna evidencia de una estructura profunda en la población de África Occidental, pero que afecta sólo a una pequeña fracción de su genoma y es alrededor de la misma antigüedad que la más profunda divergencia entre todos los seres humanos", señala Mattias Jakobsson.

Varios esqueletos fueron encontrados y excavados en diferentes lugares en la provincia de Kwa-Zulu Natal, en Sudáfrica. Un sitio en particular es el de Ballito Bay, donde los investigadores obtuvieron ADN de dos individuos que vivieron hace 2.000 años

Los autores también hallaron que todas las poblaciones actuales de Khoi-San se mezclaron con pastores emigrantes de África oriental hace poco más de 1000 años. "No pudimos detectar esta mezcla extendida de África Oriental antes, ya que no teníamos un grupo San no mezclado como referencia. Ahora que tenemos acceso al ADN antiguo de personas que vivían en el territorio antes de la emigración de África Oriental, estamos capacitados para detectar los porcentajes de mezcla en todos los grupos San. Los porcentajes de mezcla en los Khoikhoi, históricamente identificados como pastores, son más altos de lo que se había estimado previamente", dice Carina Schlebusch.
De los individuos de la Edad de Hierro, tres llevan al menos un alelo nulo de Duffy que les protege contra la malaria, y dos tienen al menos una variante resistente a la enfermedad del sueño en el gen APOL1. Los individuos de la Edad de Piedra no ostentan estos alelos protectores.

"Esto nos dice que los agricultores de la Edad del Hierro llevaron estas variantes resistentes a enfermedades cuando emigraron al sur de África", dice Helena Malmström (derecha), co-primera autora de arqueología de la Universidad de Uppsala.

Marlize Lombard dijo que "Los depósitos arqueológicos que datan de la época de la división entre 350.000 y 260.000 años atrás, atestiguan que Sudáfrica estaba poblada por cazadores-recolectores que fabricaban herramientas en ese momento. Aunque los fósiles humanos son escasos, los de Florisbad y Hoedjiespunt son vistos como de transición hacia humanos modernos". Estos fósiles pueden, por tanto, ser ancestrales al muchacho de Ballito Bay y a otros cazadores-recolectores San que vivieron en el sur de África hace 2000 años.

Foto: El paleoantropólogo francés Jean-Jacques Hublin posa con una calavera del Homo Sapiens descubierta en Marruecos. AFP.

La transición de los humanos arcaicos a los humanos modernos podría no haber ocurrido en un solo lugar del continente africano, sino en varios, incluyendo el sur y el norte del mismo, como se informó recientemente. "Así, tanto la evidencia paleoantropológica como la genética apuntan cada vez más a orígenes multiregionales de los seres humanos anatómicamente modernos en África, es decir, el 'Homo sapiens' no se originó en un único lugar de África, sino que pudo haber evolucionado a partir de formas más antiguas en tal continente con flujo genético entre grupos de diferentes lugares", dice Carina Schlebusch.

"Es notable que ahora podamos secuenciar genomas enteros de restos humanos antiguos de zonas tropicales como la costa sureste de Sudáfrica", subraya Helena Malmström. Esto es prometedor para nuestras investigaciones en curso en África.

Modelo demográfico de la historia africana y las divergencias estimadas. Las líneas de color verticales representan la migración, con triángulos apuntando hacia abajo que representan la mezcla en otro grupo. Los cazadores-recolectores del sur de África se muestran con símbolos rojos, y los agricultores de la Edad del Hierro con símbolos verdes. Crédito: Universidad de Uppsala.

De forma acumulativa, estos hallazgos arrojan nueva luz sobre la profunda historia africana de nuestra especie y muestran que todavía hay mucho más que aprender acerca de nuestro proceso de convertirnos en humanos modernos, y que la interacción entre genética y arqueología tiene un papel cada vez más importante que desempeñar.

Por último, Todd Disotell (izquierda), un profesor de antropología de la Universidad de Nueva York, que no participó en el estudio, dice que no está convencido.

Señala que los cálculos se apoyaron en presunciones que pudieran hacer parecer que las separaciones acontecieron antes que lo que realmente ocurrieron. Disotell dice que prefiere estudios previos con ADN que sostienen que la separación más vieja ocurrió hace 200.000 años.

Fuentes: PHYS.ORG | wpxi.com | Mail Online | 28 de septiembre de 2017

Nuevas excavaciones confirman a El Pendo como asentamiento continuo de neandertales

Los investigadores, trabajando ayer en la cavidad, sostienen que se confirma El Pendo como un asentamiento continuo de neandertales. / ALBERTO AJA


Apenas nueve días de excavaciones en la cueva de El Pendo, durante este mes de septiembre, han bastado a los investigadores para confirmar una de sus principales hipótesis previas a la entrada en la gruta -situada en Escobedo- el año pasado, cuando el equipo dirigido por Edgard Camarós (abajo), arqueozoólogo del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social, presentó en sociedad su ambicioso proyecto científico para buscar en las entrañas de Camargo la explicación a la evolución de la especie humana y su desarrollo cognitivo.

Ahora, en el segundo año de campaña, los trabajos de campo han acreditado que la cavidad suponía un asentamiento permanente y continuado durante miles de años para los neandertales. Hasta la fecha se tenía constancia de la presencia estable del Homo sapiens, por lo que el descubrimiento permitirá a los académicos escrutar el desarrollo humano a lo largo de 80.000 años, aproximadamente.

Camarós señala los diferentes niveles de ceniza hallada en la roca. / ALBERTO AJA

Camarós, al que acompañan como codirectores Marián Cueto y Pablo Arias, del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de la Universidad de Cantabria, no oculta su emoción. «Solo en la cueva de Kebara, en Israel, estamos viendo niveles similares a los de aquí. Con una cantidad de fuego como hemos encontrado, y durante tanto tiempo continuado, en la península Ibérica no hay nada equiparable».

El responsable del proyecto explica el propósito de las labores llevadas a cabo sobre el terreno desde el pasado día 18, una actuación bajo el suelo que concluye hoy. «Hemos trabajado en la zona antigua, la de Santa Olalla, dejando abierta una superficie muy interesante para excavar en 2018. Es una zona de transición, del Paleolítico Medio al Superior, cuando se produce el cambio del neandertal al Homo sapiens. Estamos hablando de hace 50.000 o 60.000 años. También tenemos claro lo que hay en la otra área antigua, la de Carballo. Es la época Magdaleniense, hace 14.000 años, y el año que viene vamos a intervenir», explica Camarós. «Es el espacio donde salieron numerosas piezas de arte mueble. Ahí esperamos tener hallazgos porque el potencial de El Pendo es impresionante. Visto lo que hemos descubierto, aquí hay trabajo para varias generaciones de arqueólogos».

En esa 'enciclopedia' de la evolución humana que suponen los cerca de 25 metros de altura y más de 80 de profundidad de la cavidad camarguesa -dimensiones que en unos u otros momentos de la Historia permitieron una superficie habitable próxima a los 600 metros cuadrados- los científicos han encontrado un 'tomo' clave, el que recoge el salto que dio lugar a la transición entre la especie neandertal a la más sofisticada del Homo sapiens. Todo ello con el fuego como elemento nuclear para articular el proceso durante miles de años, pues, como abunda Camarós, «Las hogueras no solo servían para calentarse, sino igualmente para cocinar y socializar. Aprender a cocinar el alimento favoreció que la mandíbula no necesitara ser tan desarrollada y liberase espacio para un cerebro de mayor tamaño. También fue muy importante la socialización, pues donde hay contacto entre grupos y relaciones entre ellos hay saltos evolutivos. Es evidente que aquí ha habido una ocupación muy dilatada en el tiempo», apunta mientras señala con un puntero los diferentes estratos de cenizas que alberga la gruta.

Uno de los investigadores junto a útiles y herramientas de diversas épocas. / ALBERTO AJA

El año 2018, clave

Las tareas desarrolladas estos días no son sino el pórtico del trabajo que tendrá lugar en 2018, un año que supondrá «un antes y un después» en el proyecto, avanza su director. «Nuestra idea es trabajar en una horquilla muy amplia. Aquí tenemos la biblioteca del cerebro humano y lo que vamos a hacer es leer los diferentes tomos en varias zonas a la vez. Vamos a estudiar la roca a nivel microscópico en laboratorio. Ahora vamos a procesar el material para abrir en superficie el año que viene. Hasta ahora lo hemos hecho en vertical para entender la antigüedad. La próxima campaña es la que nos permitirá conocer cómo era la vida alrededor de los fuegos. Si había reuniones, se comía, se dormía... Muchos más detalles», dice Camarós.

Eso en el área de Santa-Olalla. En la de Carballo, con la vista puesta en el Magdaleniense, lo que se va a buscar es la respuesta a «por qué en El Pendo había esta riqueza de grupos y sus relaciones. Aquí podía haber siete u ocho grupos de forma simultánea». Cabe recordar que hace 50.000 años los humanos de esta zona de Cantabria eran cazadores y recolectores, unas comunidades conformadas por 35 o 40 individuos generalmente.

Por el camino siguen aflorando multitud de útiles de diverso acabado. Respecto a potenciales nuevas pinturas, no se descartan más hallazgos, sobre todo gracias al uso de las nuevas tecnologías.


Fuente: eldiariomontanes.es | 26 de septiembre de 2017

Confirmando la antigüedad de los primeros europeos

Figura. Mapa de Europa mostrando los yacimientos del Pleistoceno Inferior con evidencias razonables de presencia humana en Europa. Algunos de ellos necesitan ser contrastados tanto con datos fiables procedentes del ámbito de la geocronología como con hallazgos de fósiles humanos.

La geocronología es un ámbito de la ciencia absolutamente imprescindible en el estudio de la evolución humana. Sin un marco cronológico razonable es muy difícil poner cada cosa en su sitio. Durante todo el siglo XX, la ausencia de datos temporales en la mayoría de los yacimientos europeos ha sido uno de los problemas más acuciantes para dibujar un escenario evolutivo razonable en nuestro continente. Las investigaciones sobre la evolución humana de África han tenido mejor fortuna. En este continente abundan los estratos formados por sedimentos volcánicos, particularmente en toda la región del Gran Valle del Rift. En el último tercio del siglo XX, la inmensa mayoría de los yacimientos africanos quedaron bien situados en un marco cronológico muy creíble gracias al uso de isótopos del potasio o del argón.

La paleoantropología europea ha sufrido varios problemas importantes. En primer lugar, se han expoliado muchos yacimientos sin ningún tipo de control. Los yacimientos han sido muy accesibles a los aficionados y a los “buscadores de tesoros”. Y cuando los hallazgos han sido realizados por expertos ha faltado formación y equipos profesionales, capaces de obtener los datos con fiabilidad. En muchos casos ni siquiera se conoce el lugar preciso del hallazgo. Un caso paradigmático es la propia mandíbula de Mauer, el holotipo de la especie Homo heidelbergensis, datada de manera aproximada gracias a los restos fósiles de grandes mamíferos que aparecieron junto a la mandíbula. En 2010 se publicó la primera datación radiométrica del lugar aproximado del hallazgo de la mandíbula de Mauer en los arenales del río Neckar, que arrojó una cifra en torno a los 600.000 años.

Un yacimiento muy cuestionado desde su hallazgo en 1958 ha sido el que alberga la cueva de Le Vallonnet, en la costa Azul, situada prácticamente en la frontera entre Francia y Mónaco. En este yacimiento se identificaron restos de una fauna muy antigua del Pleistoceno Inferior, que incluía hienas, bisontes, ciervos y dos especies de cápridos. Los restos de estos animales pudieron depositarse en la cavidad hace un millón de años, de acuerdo a lo que se conocía sobre la fauna europea del Pleistoceno hacia la segunda mitad del siglo XX. Los huesos parecían haber sido golpeados de manera intencionada y mostraban marcas producidas con filos cortantes. Junto a los restos de animales aparecieron presuntas herramientas de piedra de manufactura similar a las fabricadas en África hace más de dos millones de años.

El yacimiento de Le Vallonnet pasó a ser un lugar cuestionado durante muchos años, junto a otros sitios de Europa. Es curioso, pero una de las supuestas herramientas del yacimiento de Le Vallonnetes prácticamente idéntica a un utensilio de cuarcita encontrado en 1991 en el nivel TD4 del yacimiento de Gran Dolina, en la sierra de Atapuerca. El nivel TD4 se había sumado a la lista de lugares sin crédito alguno. En aquellos años se tenía por cierto que los primeros europeos llegaron a nuestro continente hace unos 500.000 años, por lo que yacimientos como Le Vallonnet, TD4 y otros carecían de credibilidad. Los utensilios de piedra de consideraban “geofactos”; es decir, supuestas herramientas producidas por golpes fortuitos y no por la mano de los humanos. Además, las primeras dataciones realizadas en Le Vallonnet no eran demasiado convincentes. Los métodos que utilizan los isótopos del uranio y el ESR (acrónimo de electro spin resonance) se estaban perfeccionando y su límite de fiabilidad no superaba el medio millón de años. Así que los restos faunísticos (biocronología) era casi la única herramienta disponible para precisar la cronología de los yacimientos del Pleistoceno Inferior como Le Vallonnet.

El hallazgo primero de los fósiles humanos de Homo antecessor (850.000 años) y más tarde de la mandíbula ATE9-1 (derecha) en el yacimiento de la Sima del Elefante de la sierra de Atapuerca, datada de hace entre 1,1 y 1,2 millones de años, pusieron punto final al debate sobre la primera colonización de Europa. Otros yacimientos, como Le Vallonnet se reivindicaron y volvieron a ser centro de atención. Acaba de publicarse (Scientific Reports) una nueva serie de dataciones y un estudio del paleomagnetismo de los sedimentos de los niveles de Le Vallonnet, que confirman la antigüedad del yacimiento y la presencia humana en el sur de Europa hace 1,2 millones de años. La herramientas se localizan en el llamado Complejo III, cuya polaridad magnética “normal” puede corresponderse con el evento Cobb Mountain, que también se data en 1,2 millones de años.

En la actualidad nadie duda de que el suroeste de Europa fue colonizado hace entre 1,5 y 1,2 millones de años. La migración hacia el norte del continente pudo demorarse durante mucho tiempo, hasta que las poblaciones de homíninos pudieron adaptarse a condiciones climáticas más extremas. Se cita el yacimiento de Untermassfeld, en Alemania como el lugar más septentrional con herramientas de piedra. Su datación, en torno a un millón de años, necesita más evidencias. Le Vallonnet ha marcado el camino.

Descubren una antigua ciudad fundada por Alejandro Magno en Irak

Después de estar perdida durante más de 2.000 años, un grupo de investigadores del British Museum ha encontrado los restos de la antigua ciudad de Qalatga Darband junto al lago Dukan, en la región de Kurdistán (Irak). Esta ciudad, fundada por Alejandro Magno, fue un antiguo asentamiento fortificado por la que pasaba un activo tráfico de vino con el objetivo de calmar la sed del ejército de Alejandro Magno durante la guerra contra el rey persa Dario III.




Tal y como explica el arqueólogo John MacGinnis del Museo Británico a The Times, el grupo de arqueólogos ha encontrado en Irak, en lo que en aquél entonces era Mesopotamia, restos de un edificio cuadrado que pudo haber sido un fuerte y bloques de piedra califa que pudieron haber sido utilizados como bases para prensas de vino o aceite.

“Una ciudad bulliciosa”

El arqueólogo explica, a pesar de que reconoce que es temprano para sacar conclusiones, que Qalatga Darband fue una ciudad bulliciosa que se convirtió en un paso fundamental entre los actuales Irak e Irán. Bajo su punto de vista, este asentamiento, que habría sido fundado el 331 a.C., pudo contar con una importante industria vinícola.


De hecho, un gran número de soldados y comerciantes visitaban la aldea para beber vino y aprender más sobre los antiguos filósofos que acudían a los comercios de esta localidad. Se estima que el asentamiento llegó a estar compuesto por más de 3.000 personas.

Descubierto en plena guerra fría

Durante la excavación, el grupo de arqueólogos ha descubierto un gran número de tejas y estatuas en el asentamiento. De hecho, se cree que las figuras encontradas representan a los dioses griegos Perséfone y Adonis. Al mismo tiempo, el equipo también ha encontrado monedas en las que se muestra al rey Orodes II, que gobernó entre el 57 y el 37 a.C. Por lo tanto, el asentamiento se mantuvo durante varios siglos.



No se volvió a saber nada sobre esta localidad hasta que un satélite espía lo descubrió en plena guerra fría. Uno de los satélites, mientras sacaba fotos en la región de Kurdistán, en Irak, detectó diversas marcas en los cultivos visibles, lo que señalaba la existencia de un posible asentamiento.

Trabajarán sobre el terreno hasta 2020

Dado que los militares nunca llegaron a interesarse en las ruinas, los arqueólogos no pudieron trabajar con estas fotografías hasta 1996, cuando se desclasificaron oficialmente. Fue entonces cuando el equipo de arqueólogos del Museo Británico decidió investigar el terreno. No obstante, la guerra que asoló el país impidió realizar el trabajo, por lo que tuvo que esperar hasta el final de la misma para proceder con su trabajo.



Desde entonces, y hasta el año 2020, el grupo de investigadores trabaja sobre el terreno con el objetivo de desenterrar los secretos de esta ciudad perdida que esconde un gran número de secretos.

Fuente: David Justo | Cadena SER, 26 de septiembre de 2017

Se inaugura la exposición “La revolución neolítica. La Draga, el poblado de los prodigios” en el Museo de Arqueología de Cataluña

Se inaugura en el Museo de Arqueología de Cataluña esta exposición que recoge los resultados de casi 30 años de excavaciones en el poblado neolítico de La Draga en Banyoles, en las que participa el CSIC.

El próximo 28 de septiembre, se presenta en el Museo de Arqueología de Cataluña esta exposición, que muestran resultados de las excavaciones en el poblado neolítico de La Draga en Banyoles. Su descubrimiento se produjo el año 1990 y desde entonces se vienen llevando a cabo excavaciones bajo la coordinación del Museo Arqueológico de Banyoles.

La exposición muestra los resultados de estos casi 30 años de la investigación realizada en la Draga por un equipo multidisciplinar formado por científicos del Museo de Arqueología de Cataluña, la Universidad Autónoma de Barcelona, el CSIC y el Museo Arqueológico Comarcal de Banyoles.

Por parte del CSIC, científicos de la Institución Milá y Fontanals (IMF-CSIC) participan en la dirección de los trabajos de investigación que se llevan a cabo en La Draga. Además, el Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial (IIIA-CSIC) ha creado un modelo de realidad virtual aumentada centrado en el poblado neolítico, con el que se podrá interactuar durante la exposición. El modelo virtual se ha desarrollado en el marco de un proyecto Recercaixa financiado por la Obra Social "La Caixa" y la Asociación Catalana de Universidades Públicas (ACUP).

UN POBLADO NEOLÍTICO DE 7400 AÑOS

Hace unos 7400 años, se instaló una comunidad de al lado del lago de Banyoles, donde residieron durante casi 400 años, formando el que ahora es el poblado neolítico más importante en Cataluña.
La Draga es el único yacimiento arqueológico lacustre de la Península Ibérica y uno de los más antiguos e importantes del Mediterráneo occidental. Se encuentra en una zona con humedad permanente, actualmente cubierta de forma parcial por las aguas del lago, lo que ha propiciado una extraordinaria conservación de los restos orgánicos sobre materiales vegetales: desde los restos de las cabañas hasta los utensilios realizados en materiales vegetales, como arcos, hoces, mangos de cazuelas, cuerdas, recipientes de madera, palos cavadores, cucharones y cestas, entre otros.

El aforo de la exposición es limitado. Se recomienda inscripción en: macvisites.acdpc@gencat.cat

Fuente: dicat.csic.es | 21 de septiembre de 2017

Hallan los sellos más antiguos del mundo

Un equipo de arqueólogos ha desenterrado los que podrían ser los sellos más antiguos del mundo.
El descubrimiento ha tenido lugar en la antigua ciudad de Karkamis, en el sureste de Turquía, muy cerca de la frontera con Siria. En estos sellos, con 4.000 años de antigüedad, se observan figuras, inscripciones en lengua hitita y descripciones de la administración del imperio. Se cree que tenían una función comercial. En ellos se representa a funcionarios, algunos de los cuales podrían haber sido responsables de la seguridad fronteriza.

Karkamis fue uno de los principales centros urbanos del imperio Hitita, que se extendió por Anatolia y por el norte de Siria. Hoy se considera una de las ciudades antiguas más importantes del mundo y un auténtico paraíso para los arqueólogos.

Fuente: es.euronews.com | 26 de septiembre de 2017

El 40% de los hombres de la Península Ibérica descienden de un antepasado común que vivió hace unos 4.500 años

Mapa de la expansión de la variante cromosómica R1b-DF27. Realizado por la UPF.
Que los humanos venimos de un antepasado común es una evidencia de sobra conocida. El Adán cromosomal-Y original habría sido un hombre africano homólogo de la Eva mitocondrial que poseía el cromosoma Y del cual descienden todas las variantes que se encuentran en la población actual de Homo Sapiens.

El cromosoma Y tan sólo supone el 1% de todo el genoma masculino, pero es el responsable de que los hombres sean anatómicamente hombres, ya que es el encargado de evitar la formación de los ovarios en el feto y permitir el desarrollo de los testículos. Y solo se transmite de padres a hijos.
A partir del Adán cromosómico la evolución humana propició el desarrollo de distintas variantes del cromosoma Y. Una de ellas es la conocida como R1b-DF27, que se originó a partir de un individuo que vivió hace entre 4.000 y 4.500 años, según ha revelado un estudio de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y la Universidad del País Vasco (UPV/EHUS).

Los investigadores han analizado muestras de ADN de casi 3.000 hombres de la Península Ibérica y de Francia y han llegado a la conclusión que el R1b-DF27 está presente en el 40% de los varones ibéricos y solo en el 10% de los hombres que viven más allá de los Pirineos. Si nos centramos únicamente en el País Vasco, el porcentaje se eleva hasta el 70%.

“A pesar de su elevada frecuencia actual en el País Vasco, las medidas internas de diversidad y las estimaciones por antigüedad son más bajas en los vascos que en cualquier otra población, lo que descarta esta región como punto de origen de la variante”, explica Francesc Calafell (izquierda), jefe del grupo de investigación en Genómica de la Individualidad de la UPF.

Los científicos creen que lo más probable es que este antepasado común del 40 por ciento de los varones ibéricos apareciera en el noreste de la Península.
“La historia evolutiva de los cromosomas Y humanos parece haber ocurrido a ráfagas, con aumentos en la frecuencia de ciertas variantes a raíz de cambios culturales o innovaciones tecnológicas“, señala Calafell.

La hipótesis que barajan los expertos es que R1b-DF27 se originara en Iberia -”Esta región muestra las mayores estimaciones de diversidad y antigüedad”, dicen- coincidiendo con el movimiento de oriente a occidente que se produjo durante la transición entre el Neolítico y la Edad de Bronce, cuando los pueblos ibéricos no indoeuropeos se establecieron en la costa mediterránea y en el interior porque los pueblos celtas ocupaban el centro y el oeste de la Península Ibérica.

Mapas de contorno de las frecuencias de los alelos derivados de los SNPs analizados en este manuscrito.

El estudio de esta variante del cromosoma Y puede ayudar, explican los investigadores, a rastrear eventos migratorios en los que participaron hombres ibéricos. En las poblaciones de Latinoamérica, por ejemplo, se ha encontrado el R1b-DF27 en frecuencias del 40% en Colombia, del 36% en Puerto Rico, del 10% en México y del 8% en Perú.

Esta modificación cromosómica es notablemente inferior en las poblaciones con un componente indígena más fuerte, como México y Perú, lo que evidencia una menor mezcla de sus individuos con los colonizadores en el pasado. En Europa, esta variante del cromosoma Y permite seguir las huellas de la expansión medieval de la Corona de Aragón en el Mediterráneo durante los siglos XIV y XV y también la ocupación castellana de Flandes en el siglo XVI.

“Una variante cromosómica con frecuencias relativamente altas en poblaciones ibéricas y rara en otras regiones como la R1b-DF27 puede tener, además, aplicaciones en la genética forense porque su presencia en una muestra biológica recogida en la escena de un crimen puede ayudar a identificar el origen geográfico de quien la aportó”, aseguran desde la Universitat Pompeu Fabra.
Por último, el cromosoma Y se utiliza a menudo en los estudios relacionados con los apellidos, ya que estos últimos suelen transmitirse también a través de la línea masculina. Para ello, se analizan los subgrupos del cromosoma Y y, teniendo en cuenta su similitud entre hombres que comparten el mismo apellido, se establece un origen genealógico compartido.

Fuente: lavanguardia.com | 26 de septiembre de 2017

Un estudio a gran escala secuencia genomas para reconstruir la prehistoria de las poblaciones de África

Pese a que los Khoi-San del África meridional se separaron tempranamente de otros africanos, llevan el ADN de pastores del este de África.

El primer estudio a gran escala del antiguo ADN humano del África subsahariana abre nuevos puntos de vista a la identidad de las poblaciones prehistóricas de la región, cómo se movieron y se reemplazaron entre sí durante los últimos 8.000 años.

Los descubrimientos, publicados el pasado 21 de septiembre en la revista Cell por un equipo de investigación internacional dirigido por la Escuela de Medicina de Harvard, responden a varios misterios ddesde hace tiempo y revelan detalles sorprendentes sobre la ascendencia africana subsahariana, incluyendo adaptaciones genéticas en el estilo de vida de cazadores y recolectores, y los primeros indicios de la distribución de la población antes de que los agricultores y pastores pasaran por el continente hace unos 3.000 años.

"Los últimos miles de años fueron un período increíblemente rico y formativo, clave para entender cómo las poblaciones de África llegaron a donde están hoy en día", dijo el Dr. David Reich (derecha), profesor de genética en Harvard Medical School y miembro asociado del Broad Institute of MIT. "Los ancestros que existieron durante ese período de tiempo es un paisaje tan inexplorado que todo lo que hemos aprendido era nuevo".

El Dr. Reich comparte la autoría principal de este estudio con Ron Pinhasi, de la Universidad de Viena, y Johannes Krause, del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana y de la Universidad de Tübingen, en Alemania.

"El ADN antiguo es la única herramienta que tenemos para caracterizar la diversidad genómica del pasado. Nos enseña cosas que no sabemos sobre Historia desde la Arqueología y la Lingüística, y puede ayudarnos a entender mejor las poblaciones actuales", dijo Pontus Skoglund (izquierda), investigador postdoctoral en el laboratorio del Dr. Reich y primer autor del estudio. "Necesitamos asegurar que utilizamos el ADN antiguo para el beneficio de todas las poblaciones del mundo, quizá especialmente de África, la cual contiene la mayor diversidad genética humana del planeta, pero que no ha sido atendida por la comunidad genómica".

Mucho tiempo en llegar

Aunque la investigación del ADN antiguo ha revelado ideas sobre la historia de las poblaciones de muchas áreas del mundo, indagar en la ascendencia profunda de los grupos africanos no ha sido posible hasta hace poco, dado que el material genético se degrada rápidamente en climas húmedos y cálidos.

Los avances tecnológicos -incluyendo el descubrimiento realizado por Pinhasi y sus colegas de que el ADN persiste por más tiempo en los pequeños y densos huesos del oído- están ahora empezando a romper tal barrera climática. El año pasado, el Dr. Reich y sus colegas utilizaron las nuevas técnicas para generar los primeros datos del genoma de los primeros agricultores del Cercano Oriente que vivieron entre 8.000 y 12.000 años atrás.

En el nuevo estudio, Skoglund y su equipo, incluidos colegas de Sudáfrica, Malawi, Tanzania y Kenia, se obtuvo ADN de los restos de 15 antiguos africanos subsaharianos. Los individuos provenían de una variedad de regiones geográficas y tenían una antigüedad entre aproximadamente 500 a 8.500 años.

Los investigadores compararon estos antiguos genomas, junto con el único otro antiguo genoma conocido de la región -publicado previamente en 2015-, contra los de casi 600 individuos actuales de 59 poblaciones africanas y 300 personas de 142 grupos no africanos.

"Estamos removiendo las primeras capas de la transición agrícola al sur del Sahara", dijo Skoglund. "Ya podemos ver que había un paisaje completamente diferente de poblaciones hace apenas 2.000 o 3.000 años".


El Monte Hora, en Malawi, donde se obtuvo el ADN más antiguo del estudio, pertenciente a una mujer que vivió hace más de 8.000 años. Imagen: Jessica C. Thompson / Universidad de Emory

Lapso de tiempo genómico

Casi la mitad de las muestras que analizó el equipo provino de Malawi, proporcionando una serie de instantáneas genómicas de la misma localización a través de miles de años. Las series cronológicas revelaron la existencia de una antigua población de cazadores-recolectores que los investigadores no esperaban.

Cuando la agricultura se extendió por Europa y Asia Oriental, los agricultores y pastores se expandieron a nuevas áreas y se mezclaron con los cazadores-recolectores que vivían allí. Las poblaciones actuales heredaron así el ADN de ambos grupos.

El nuevo estudio encontró evidencias de movimientos y mezclas similares en otras partes de África, pero después de que los agricultores llegaran a Malawi, los cazadores-recolectores parecen haber desaparecido sin aportar ninguna ascendencia detectable en las personas que viven allí hoy en día.
"Parece que hubo un completo reemplazo de la población", dice el Dr. Reich. "No hemos visto pruebas claras de un evento como este en ningún otro lugar".

Las instantáneas de Malawi también ayudaron a identificar una población que se extendió desde el extremo sur de África hasta el ecuador, hace unos 1.400 años, antes de desaparecer. Ese misterioso grupo compartió ascendencia con el actual pueblo Khoi-San del sur de África, y dejó algunas muestras de ADN en la gente de un grupo de islas a cientos de kilómetros, en la costa de Tanzania.
"Es increíble ver en estas poblaciones ADN que ya no existe", señala el Dr. Reich. "Está claro que la recopilación de muestras de ADN adicionales nos enseñará mucho más".

"Los Khoi-San son gente tan genéticamente distintiva que fue una sorpresa encontrar un ancestro estrechamente relacionado tan lejos, al norte, hace sólo un par de miles de años", añade el Dr. Reich.

El nuevo estudio también encontró que los africanos occidentales pueden rastrear su linaje en un antepasado humano que pudo haberse separado de otras poblaciones africanas incluso antes que los Khoi-San.


Este gráfico muestra la diversidad de ADN antiguo de la población de África sobre la base de los datos genéticos disponibles por los científicos y cómo se propagó. Encontraron que una población del Cercano Oriente se extendió por África Oriental hace al menos 3.100 años. Al mismo tiempo, otra expansión impulsada por agricultores estaba teniendo lugar en África Occidental.

Enlaces perdidos

La investigación también arrojó luz sobre los orígenes de otro grupo único, el pueblo Hadza de África Oriental.

"Tienen una apariencia distinta, tanto por su lenguaje como por su genética, y algunos científicos especulan que, al igual que los Khoi-San, podrían representar un grupo que divergió tempranamente de otras poblaciones africanas", afirma el Dr. Reich. "Nuestro estudio, en cambio, muestra que están de alguna manera en medio de todo".

Los Hadza, según comparaciones genómicas, están hoy más estrechamente relacionados con los no africanos que con otros africanos. Los investigadores plantean la hipótesis de que los Hadza son descendientes directos del grupo que emigró fuera de África, y que, posiblemente, se extendió también dentro del continente africano después de hace unos 50.000 años.

Otro descubrimiento estaba en espera en el África oriental

Los científicos habían predicho la existencia de una población antigua basada en la observación de que la gente actual de África meridional comparte ascendencia con gente del Cercano Oriente. Los restos hallados en Tanzania de una niña de 3.000 años de antigüedad ha proporcionado la prueba que faltaba.

El Dr. Reich y sus colegas sospechan que dicha niña pertenecía a una población de pastores que contribuyó con una ascendencia significativa en la gente actual de Etiopía y Somalia hasta Sudáfrica. La población antigua era aproximadamente un tercio eurasiática, y los investigadores han sido capaces de localizar con mayor precisión esa ascendencia ancestral en la región de Levante.
"Con esa muestra en la mano, ahora podemos decir más cosas acerca de quiénes fueron esas personas", dice Skoglund.

Sin embargo, aunque el hallazgo aclara un misterio, levanta otro: la gente actual en el cuerno de África tiene adicionalmente ancestros del Cercano Oriente que no pueden ser explicados por el grupo al que pertenecía la niña.


Fotografía de la Fingira Rock, donde se localizaron restos óseos de tres individuos analizados en el estudio, el más antiguo tiene unos 6.100 años de antigüedad.

Seleccion natural

Por último, el estudio ha dado un primer paso en el uso de ADN antiguo para comprender la adaptación genética de las poblaciones africanas.

Se necesitaba "estrujar el agua de una piedra", dado que los investigadores han trabajado con pocas muestras antiguas, recuerda el Dr. Reich. Sin embargo, Skoglund fue capaz de identificar dos regiones del genoma que parecen haber sido sometidas a selección natural en el sur de África.
Un proceso adaptativo provocó el aumentó de protección contra la radiación ultravioleta, y que los investigadores proponen podría estar relacionado con la vida en el desierto de Kalahari. Otra variante ha sido encontrada en los genes relacionados con las papilas gustativas, la cual, según los investigadores, pudo ayudar a la gente a detectar los venenos de las plantas.

Los investigadores esperan que su estudio fomente más estudios sobre el diverso paisaje genético de las poblaciones humanas de África, tanto en el pasado como en el presente. El Dr. Reich también dijo que espera que el trabajo haga recordad que la historia africana no terminó hace 50.000 años, cuando grupos de humanos comenzaron a emigrar hacia el Cercano Oriente y más allá.

"La última Edad de Piedra en África es como un agujero negro en cuanto a la investigación se refiere. El ADN antiguo puede solucionar esa brecha", concluye el Dr. Reich.

Fuente: Harvard Medical School | 21 de septiembre de 2017

Sevilla recupera este otoño el tiempo de Adriano y Trajano

El tiempo de Adriano y Trajano fue una de las grandes épocas de la Historia. Un momento en el que el imperio romano se transforma incorporando la gran diversidad de las culturas mediterráneas. Un tiempo de integración, mestizaje e hibridación en el que Roma fue paradójicamente más Roma que nunca. Esa época estuvo protagonizada por dos personajes cuyo origen estaba en las provincias del imperio, concretamente en Itálica: Trajano y Adriano.


Este año se conmemoran los 1900 años de la muerte de Trajano y el ascenso al trono de Adriano. Y Sevilla, al ser la patria de los emperadores, se convertirá en lugar de referencia para la revisión científica de ambos. Un congreso internacional organizado por la Universidad de Sevilla y una exposición en el Museo Arqueológico impulsada por la Universidad Pablo de Olavide serán las destacadas citas de un otoño en el que también continúa en marcha el proyecto de la candidatura para declarar Itálica como patrimonio de la humanidad. Un reto promovido por la asociación civil Civisur y respaldada por diversas instituciones.

La exposición, que se inaugurará en octubre en el Museo Arqueológico, lleva el sugerente título de «Metamorfosis: El nacimiento de una nueva Roma», cuyo comisario es el profesor de Historia Antigua de la Pablo de Olavide, Juan Manuel Cortés Copete. Esta muestra contará con la exhibición de los cinco bustos de Adriano realizados en Hispania y que proceden de Sevilla, Mérida, Tarragona, Yecla y el Museo del Prado.

El otro plato fuerte será el ambicioso congreso internacional «De Trajano a Adriano. Roma matura, Roma mutans» que prepara la Universidad de Sevilla y que tendrá lugar entre el 26 y el 28 de octubre. Los responsables de este encuentro científico son Antonio F. Caballos Rufino, Salvador Ordóñez Agulla y José Carlos Saquete Chamizo.

La cita tiene como misión actualizar las últimas investigaciones sobre este brillante periodo del imperio romano que protagonizaron dos hijos de la Bética. «Con esta conmemoración quedará de manifiesto, una vez más, por su misma romanidad, la universalidad de Andalucía y su centralidad histórica en Europa», aclaran los organizadores.

Sevilla será el eje de un congreso que inaugurará en el Paraninfo el profesor Werner Eck, de la Universidad de Colonia, con la conferencia «Trajano y Adriano: ¿dos gobernantes contrapuestos» y que clausurará la profesora de la Universidad de Sevilla Pilar León-Castro con «Itálica: de la madurez trajanea a la mutación adrianea».
En el epílogo del encuentro se presentará el número especial que la revista «Andalucía en la Historia» ha dedicado a «La Bética: cuna de emperadores» y habrá una visita guiada al Museo Arqueológico y a Itálica.

1900 aniversario de la muerte de Trajano

No podía pasar desapercibida, al menos para el mundo académico, la conmemoración del 1900 aniversario de la muerte en Selinunte de Cilicia, el 8 de agosto del 117 d. C., del emperador Trajano —Imperator Caesar Nerva Traianus Augustus—, nacido en Itálica, y de la llegada al poder de Publius Aelius Hadrianus, nacido el 24 de enero del 76 en Roma, aunque de familia italicense.
Trajano llegó a ser el personaje más poderoso de su tiempo. Con él —el llamado Optimus Princeps— llegó el tiempo de las provincias. Mientras que con Adriano se llevó a cabo un proceso de racionalización en la gestión del Estado. Ambos son considerados los emperadores más romanos de entre todos los romanos.

Entre los especialistas que se reunirán en una Sevilla convertida en laboratorio de reflexión sobre la época dorada de Roma están profesores procedentes de universidades de Alemania, Francia e Italia como Patrick Le Roux, Matthäus Heil, Ségolene Demougin, Stephane Ne Benoist, Sabine Lefebvre, Gian Luca Gregori, Christian Witschel, Rudolf Haensch y Marietta Horster.

De universidades españolas participarán María del Pilar González-Conde Puente y Juan Manuel Abascal Palazón (Alicante), Francisco Marco Simón (Zaragoza), Santiago Montero Herrero (Madrid), Enrique Melchor Gil, Juan Francisco Rodríguez Neila y Antonio David Pérez Zurita (Córdoba) y Sergio García-Dils de la Vega, del Servicio de Arqueología del Ayuntamiento de Écija. Así como los profesores de la Hispalense Pilar Pavón Torrejón, José Carlos Saquete Chamizo, Aurelio Padilla Monge y Rosario S. de Castro-Camero, Anthony Álvarez Melero, Salvador Ordóñez Agulla y Antonio Caballos Rufino que hablará sobre Itálica como cuna de emperador y patria imperial.

Fuente: ABC.es | 24 de septiembre de 2017

Descubren un misterioso papiro que explica cómo se transportaron los bloques de piedra de la Gran Pirámide de Guiza

Papiro antiguo hallado en el puerto marítimo de Wadi Al-Jarf, que ha dado una nueva idea del papel que desempeñaron los barcos en la construcción de la pirámide de Guiza.

Durante siglos ha sido uno de los enigmas más grandes del mundo: cómo una sociedad de la Edad de Bronce con poca tecnología creó la Gran Pirámide de Guiza en Egipto, la más antigua y única superviviente de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.

Ahora los arqueólogos han descubierto una prueba fascinante que muestra cómo los egipcios transportaban bloques de piedra caliza y granito de 2 toneladas y media más de 800 kilómetros para construir la tumba del faraón Khufu en aproximadamente el año 2.600 antes de Cristo.
Con 150 metros de altura, es la más grande de todas las pirámides y fue, hasta la Edad Media, la estructura artificial más grande de la Tierra. Ahora el descubrimiento de un papiro antiguo, una barca ceremonial y un ingenioso sistema de obras hidráulicas han arrojado luz sobre la infraestructura creada por los constructores.


El material arqueológico detallado muestra que miles de trabajadores cualificados transportaron 170.000 toneladas de piedra caliza a lo largo del Nilo en botes de madera que se mantenían unidos por cuerdas, a través de un sistema de canales especialmente construido hasta un puerto interior situado a pocos metros de la base de la pirámide.
También se ha encontrado un pergamino de papiro antiguo en el puerto marítimo de Wadi Al-Jarf, que ha dado nuevas ideas sobre el papel que desempeñaron los barcos en la construcción de la pirámide.

Escrito por Merer, un supervisor a cargo de un equipo de 40 obreros de élite, es el único relato de primera mano sobre la construcción de la Gran Pirámide, y describe con detalle cómo las piedras fueron enviadas río abajo desde Tura hasta Giza.


En su diario, Merer también describe cómo su tripulación estuvo involucrada en la transformación del paisaje, abriendo diques gigantescos para desviar el agua del Nilo y conducirla hacia la pirámide a través de canales artificiales.

Aunque se sabe desde hace mucho tiempo que el granito de las cámaras internas de la pirámide se extrajo en Asuán, a más de 850 kilómetros al sur de Guiza, y las piedras calizas de Tura a 12 kilómetros de distancia, los arqueólogos no estaban de acuerdo en cómo fueron transportadas.
El arqueólogo Mark Lehner, experto en la materia, ha descubierto pruebas de una vía fluvial perdida bajo la polvorienta meseta de Giza. “Hemos delineado la cuenca central del canal, la cual creemos que fue la principal zona de entrega al pie de la meseta de Guiza", dijo.


Otro equipo de arqueólogos ha desenterrado un barco ceremonial diseñado para que Khufu comandara en el más allá, lo que da nuevas ideas sobre la construcción de embarcaciones en aquel momento.

Un equipo de especialistas restauró las tablas de madera antes de escanearlas con un láser 3D para determinar cómo se ensamblaron. Descubrieron que estaban cosidas con lazos de cuerda.

Fuente: columnacero.com | 24 de septiembre de 2017

Descubren el templo de Artemisa Amarysia en la isla de Eubea (Grecia)

Un equipo de arqueólogos griegos y suizos localizó en la isla griega de Eubea, tras diez años de excavaciones, los restos del templo de Artemisa Amarysia, el lugar de culto más importante de la antigüedad en esta isla.


Los arqueólogos hallaron varios edificios construidos entre los siglos VI y II a.C. y una fuente subterránea, así como una serie de inscripciones que hacen referencia a Artemisa Amarysia. "El hallazgo de las inscripciones es muy importante porque no deja ninguna duda de que el templo es el de Artemisa Amarysia", declaró Amalia Karapasjalidu, la arqueóloga griega que dirige las excavaciones en el yacimiento. Karapasjalidu explicó que el periodo de auge del templo se sitúa entre los siglos IV y II a.C., aunque hay indicaciones claras de que el lugar se utilizaba para el culto de Artemisa en periodos anteriores y posteriores a estos siglos. "Unos hallazgos datan incluso del periodo geométrico (siglos IX-VIII a.C.) y el material de construcción de la fuente fue reutilizado una segunda vez, lo que en la antigüedad ocurría con frecuencia", dijo Karapasjalidu.









La existencia de este templo es mencionada por primera vez en la obra del geógrafo Estrabón, del siglo I a.C. En el volumen X de su obra, Estrabón sitúa el templo a una distancia de siete estadios (un estadio equivalía aproximadamente a 185 metros), es decir, casi un kilómetro y medio, de la ciudad de Eretria. Seguir esa referencia resultó en que la búsqueda del templo se hizo durante décadas en lugares erróneos, hasta que el profesor de la universidad de Neuchtel, en Suiza, Denis Knoepfler, especialista en inscripciones, mostró, a finales de los años 70, que la verdadera distancia de Eretria al templo era de 60 estadios, es decir, unos 11 kilómetros. "En los años 90, iniciamos una excavación en un lugar cercano al templo, tras la detención de una banda que llevaba a cabo allí excavaciones arqueológicas ilegales, y hallamos centenares de pequeñas estatuas con uso ritual dedicadas a Artemisa. Entonces me convencí de que el templo estaba en los alrededores", explicó Karapasjalidu. La arqueóloga resaltó que su equipo halló al inicio de su excavación del yacimiento actual una importante galería del siglo IV a.C. "Estábamos convencidos de que se trataba del templo de Artemisa, pero no teníamos la prueba de las inscripciones que hemos hallado este año", concluyó Karapasjalidu.

Fuente: EFE | El Comercio, 22 de septiembre de 2017