El Museo Arqueológico Regional de Madrid acogerá a partir del próximo 27 de octubre una muestra sobre la Menorca Talayótica con la que se pretende impulsar la candidatura a Patrimonio Mundial, ha indicado hoy la presidenta del Consell insular, Maite Salord.
La muestra "La arquitectura talayótica en la prehistoria de Menorca", que se podrá visitar hasta el 8 de noviembre, incluye gran número de ilustraciones y fotografías, así como maquetas de los elementos más representativos de la prehistoria de la isla y piezas arqueológicas procedentes del fondo del Museo de Menorca y el Museo Municipal de Ciutadella.
"La imagen juega un papel muy importante puesto que el objetivo principal es conectar con un público no especializado en la prehistoria de Menorca y despertar su curiosidad para que visiten los monumentos in situ", ha destacado el director insular de Patrimonio, Antoni Ferrer.
Salord ha asegurado en rueda de prensa, que la intención es que la muestra sea trasladada posteriormente a Barcelona, Valencia y Mallorca.
El conseller de Cultura y Educación, Miquel Àngel Maria, ha hecho hincapié en el reto que supone conseguir que la candidatura de la Menorca Talayótica tenga incidencia fuera de la isla.
"La proyección exterior es básica y no es una cuestión fácil", ha remarcado.
María ha resaltado que la organización de la muestra ha sido posible gracias a la implicación del Govern, que ha realizado una aportación de 40.000 euros, así como de Acción Cultural Española, dependiente del Ministerio de Educación y Cultura, que ha aportado 20.000 euros.
Por su parte, una de las comisarias de la exposición, Elena Sintes, ha destacado que la muestra tiene un carácter divulgativo "con contenidos básicos y atractivos" en la cual las fotografías y las ilustraciones son las protagonistas.
En este sentido, ha explicado que las imágenes muestran la arquitectura prehistórica, su función y su relación con el paisaje, mientras que las maquetas permiten dar a conocer los detalles morfológicos y constructivos de los monumentos.
Mary Beard visitando la Villa Romana de Veranes| ANGEL GONZALEZ
La historiadora británica Mary Beard, galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2016, ha definido hoy el yacimiento arqueológico de Veranes, en Gijón, como la residencia de las élites de la época Flavia del Imperio Romano, durante el primer siglo de nuestra era.
La catedrática de Clásicas en la Universidad de Cambridge, considerada por el jurado que le concedió el galardón como una de las figuras intelectuales europeas más influyentes de la actualidad, ha realizado esta tarde una visita a las ruinas reconstruidas de una villa romana que se mantuvo en actividad hasta entrada la Edad Media.
Beard ha destacado la importancia del yacimiento para el conocimiento de la vida en esa época y se ha manifestado sorprendida por las grandes dimensiones de lo que era "el comedor, porque quedan muy pocos de ese tamaño en todo el mundo".
Por la ubicación entre el grupo de construcciones y el tamaño, la científica ha considerado que se destinaba a los grandes acontecimientos, festejos y recepción de personalidades, lo que permite suponer la importancia del asentamiento en las relaciones con Roma.
Beard ha dicho que, a pesar de los estudios que se han realizado sobre la época, "poco se sabe" de cómo vivían las mujeres y los niños, en un momento en que el imperio había entrado en un proceso de decadencia.
La historiadora ha estado acompañada en la visita por la arqueólogaCarmen Fernandez Ochoa, que dirigió las excavaciones que pusieron al descubierto las ruinas de la villa romana de Veranes y de otros restos romanos como las termas y en el antiguo edificio de Tabacalera, en el barrio histórico gijonés de Cimadevilla.
La Villa de Veranes está emplazada en la cumbre del Torrexon de San Pedro, a 150 metros sobre el nivel del mar, en la Ruta de la Plata a su paso por Gijón, pero alejada a varios kilómetros de la ciudad, donde se han descubierto otros asentamientos romanos. Beardha dicho que la elección de ese lugar no fue casual, sino que obedeció a razones de salud y de alimentación, puesto que se han descubierto zonas de cultivo, como estratégicas para la defensa militar.
La historiadora ha pedido a los visitantes que le acompañaron en la visita que"sintieran el lugar", porque aunque parece actualmente "muy abierto, era muy cerrado, muy exclusivo" y representativo de lo que es el poder. "No es un castillo pero era un lugar en el que se sentían seguros", ha asegurado.
La gran historiadora pone como ejemplo la villa romana gijonesa para justificar la necesidad de seguir estudiando la Roma antigua y sus obras
A Mary Beard, que es capaz de filtrar sus muchas erudiciones mediante una campechanía sonriente y el aspecto de quien quiere seguir manteniéndose atenta y joven pese a la melena cana, la cátedra en Cambridge, los sillones en tres Academias (la estadounidense de las Artes y las Ciencias, la Británica y la Europea) y el flamante premio "Princesa de Asturias" de las Ciencias Sociales, lo que de verdad le gusta es hablar de la antigua Roma y que la interroguen por qué es aún importante -fundamental- leer a los clásicos y estudiar las vetustas piedras de una época que aún se transparenta en el presente.
"¿Por qué todavía los romanos?", se preguntó ayer en Veranes, en Gijón, donde visitó durante una hora larga, en compañía de ciento quince invitados, el yacimiento de la villa romana y su museo, abiertos al público desde 2007 después de una serie de campañas arqueológicas que dirigieron, en su última etapa, Carmen Fernández Ochoa y Fernando Gil Sendino. "La villa de Veranes es una respuesta a esa pregunta de por qué seguimos estudiando todavía a los romanos", respondió Mary Beard.
Es una de las preocupaciones de esta sabia comprometida con el humanismo, capaz de encontrar ángulos inéditos para volver a contar desde un renovado interés la historia de Roma. No la ocultó en Veranes. Tras recorrer las piedras rescatadas y el amplio espacio que ocupa la villa (una hectárea de extensión, aproximadamente), aseguró: "Aquí hay algo sustancioso". Poco antes había confesado una cierta envida por estos restos debido a que, según explicó, "en Gran Bretaña no hay nada si lo comparamos con la Hispania romana".
Y ha insistido en esa idea que recorre todo su trabajo y está en todos sus libros, incluido el último y muy elogiado "SPQR". Escribe en su epílogo: "Flaco servicio hacemos a los romanos tanto si los convertimos en héroes como si los demonizamos. Y flaco servicio nos hacemos a nosotros mismos si no nos los tomamos en serio, y si damos por terminada la larga conversación que mantenemos con ellos". Beard recorrió Veranes, en la parroquia de Cenero, a doce kilómetros de Gijón y cerca de la antigua carretera con Oviedo, durante una hora larga en la que habló, pero durante la que también escuchó las fundadas explicaciones de Carmen Fernández Ochoa. El empeño de la arqueóloga naviega ha sido clave en la recuperación de parte de los dominios del antiguo "dominus" de lo que debió ser un "fundus" importante, situado a media ladera y en las proximidades de la Ruta de la Plata. También acompañaron a la galardonada el presidente de la Junta General del Principado, Pedro Sanjurjo; la alcadesa de Gijón, Carmen Moriyón, y el secretario general de la Fundación Princesa de Asturias, Adolfo Menéndez.
Beard, a quien le puede el afán pedagógico, hizo parada en varios puntos del recorrido por la villa de Veranes para invitar a un ejercicio de imaginación. "Siempre que visito una edificación romana me pregunto cómo se entraba a ella; debemos pensar que aquí había un portón con un gran perro desagradable y un guardián al cargo", relató la historiadora, para quien el señor de Veranes era el representante de una clase pudiente,"aunque no la más rica". "En estos lugares debemos intentar sentir lo que sintieron los que habitaron en ellos", añadió.
En la villa romana gijonesa hay que hacer lo mismo que cuando pisamos Pompeya, sugirió. Primer consejo a los visitantes de Veranes: "Hay que pensar que, entonces, esta villa no era un lugar tan abierto como nos puede parecer hoy, que la privacidad era mucho mayor". Las actuales estructuras son restos de la trama urbana de las edificaciones (logia, cocina, el triclinio, los baños o termas, la exedra, la diatea o el oecus). Mary Beard se mostró sorprendida, por ejemplo, por el tamaño del triclinio: "Es un comedor enorme, de los que nos quedan pocos con este tamaño en lo que fue el Imperio romano". Y explicó: "Es una estancia construida para disfrutar de las visitas, pero también para impresionar; hay que ver este tipo de construcciones como el resultado de un juego de relaciones sociales".
Para Beard, en la villa romana de Veranes hay también una representación del poder. La zona que ocupa el triclinio se convirtió de hecho, en la Edad Media, en una iglesia dedicada a Santa María y San Pedro. Para los vecinos de la zona, el lugar fue siempre el Torrexón de San Pedro. "Lo que ocurrió en el siglo IV es que los ricos salen de las ciudades e invierten en este tipo de villas; no es aún un castillo, pero es un lugar en el que sentirse seguros", indicó. A juicio de la historiadora, Veranes era un lugar privado pero ofrecía una "imagen pública de poder".
Fuente: lne.es | Fotos | 19 de octubre de 2016
En el ágora en ruinas de la ciudad turca de Ermirna, entre las miles de inscripciones de entre 2.500 y 2.000 años de antigüedad que se han conservado en esta antigua plaza del mercado, los arqueólogos han descubierto un extraño crucigrama que aún no han logrado descifrar, el más antiguo del mundo.
«Parece un acróstico. Las mismas palabras se definen tanto de arriba a abajo como de izquierda a derecha en cinco columnas», explica el jefe de las excavaciones, Akin Ersoy (izquierda) en el «Hurriyet Daily News».
La pintura mural fue hallada en la pared de una basílica del ágora, frente a unos bancos, junto a figuras de barcos, pinturas de animales, nombres de gladiadores, declaraciones de amor u oraciones a los dioses del Olimpo. «Las vidas de los que estaban trabajando aquí se representan en estas pinturas», señala Ersoy.
«Encontramos una colección de grafitis muy rica que consta de más de 3.000 símbolos con letras y dibujos griegos», añade el jefe de la excavación, para quien esta colección es «comparable en tamaño con los restos de este tipo descubiertos durante las excavaciones de Pompeya».
El enigmático acróstico está escrito en griego, la lengua utilizada por los intelectuales de la época, y en él se lee la palabra «LOGOS» ("razonamiento", "habla" o "discurso") en la tercera línea, tanto vertical como horizontalmente.
Un posible código cristiano
Es difícil encontrar un sentido al rompecabezas, señala Ersoy, porque «también hay nombres sin sentido». Una de las hipótesis que se barajan es que este sistema de palabras cruzadas fue inventado por los primeros cristianos para comunicarse entre sí durante la opresión romana. El crucigrama serviría entonces para transmitir información codificada, hoy desconocida. Ersoy, sin embargo, duda de que la inscripción guarde un mensaje secreto porque fue escrito en un lugar muy a la vista. Cree más probable que fuera un pasatiempo con el que los vendedores de los puestos del mercado «se entretenían en sus ratos libres», según recoge el Daily Sabah.
Para el crucigramista y escritor catalán Márius Serra (derecha) este es un hallazgo «fascinante» y «espectacular» que «habrá que estudiar».
«Se me antoja cercano a la tradición del misterioso cuadrado mágico (SATOR AREPO TENET OPERA ROTAS, izquierda), una especie de contraseña o amuleto relacionado con los primeros años del cristianismo», apunta refiriéndose a la inscripción hallada en Pompeya o en las ruinas romanas de Cirencester (Reino Unido).
Como el cuadrado Sator, el hallado en Esmirna «también es 5x5 y también es acróstico» y «resulta muy interesante que LOGOS sea una de las palabras», destaca el experto.
Serra continúa explicando que «se le puede llamar crucigrama porque cruza letras», más que rompecabezas, «porque no hay que montar nada, solo admirarlo» y subraya que si se confirma que fue realizado hace más de 4.000 años «podría ser considerado como el más antiguo del mundo» ya que sería anterior al cuadrado mágico.
Foto: Una muestra del ajuar encontrado en una de las cistas de la necrópolis de la Edad del Bronce Medio.
La obras de la variante de la N-435 a su paso por Beas y Trigueros dejan además al descubierto una necrópolis de inhumación de época romana, una estela megalítica del tercer milenio antes de Cristo y una necrópolis tardoantigua de los siglos V-VI d.C, entre otros relevantes hallazgos.
Foto: Ajuar de enterramiento encontrado en la necrópolis datada entre los siglos V-VI d.C.
El subsuelo de la Campiña de Huelva esconde una gran riqueza arqueológica que ha vuelto a quedar patente durante las obras de la variante de la N-435 a su paso por Beas y Trigueros. Ya en el mes de mayo conocimos que los restos encontrados en el Cabezo del Moro, término municipal de Beas, evidenciaban la existencia en este enclave onubense de un asentamiento humano durante la época del Calcolítico, en el tercer milenio antes de Cristo. En esta línea, uno de los principales hallazgos fue una estela megalítica, que fue posteriormente trasladada al Museo Provincial de Huelva donde actualmente permanece expuesta en el jardín que da acceso al edificio museístico.
Fotos: Estela megalítica, de época calcolítica, tercer milenio antes de Cristo, siendo desmontada para su traslado al Museo Provincial de Huelva donde se encuentra actualmente.
Un equipo formado por los arqueólogos Esther Sordo, Ana Pajuelo y Miguel A. Vargas trabaja desde el mes de mayo de 2015 de la mano de un grupo de entre cuatro y ocho operarios –dependiendo en cada caso de la extensión y complejidad de la superficie objeto de estudio- analizando las entidades arqueológicas halladas una vez comenzadas las obras de construcción de la variante de la N-435 del punto kilométrico p.k 205,8 al 218, 8.
Foto: Equipo de arqueólogos implicados en los trabajos. De izquierda a derecha Esther Sordo, Ana Pajuelo y Miguel A. Vargas.
Para sorpresa de muchos, según explica a Huelva Buenas Noticias, Miguel A. Vargas, profesional de Geryon Gabinete de Arqueología S.L., entidad encargada de los trabajos arqueológicos que se están llevando a cabo en la zona, “lo hallado ha superado con creces las expectativas”.
Foto: Vista general de la Entidad arqueológica nº 2. Necrópolis tardoantigua, siglos V-VI d.C.
En cuanto al patrimonio arqueológico descubierto, Vargas destaca hasta cinco entidades arqueológicas excavadas. En este sentido pone el foco de atención en el hallazgo de un edificio agropecuario, que define como una “estructura habitacional destinada a la guarda de animales y aparejos de labranza, que formaría parte de un inmueble mayor de carácter residencial posiblemente del siglo XVII- XVIII“; una necrócopolis tardoantigua datada entre los siglos V-VI d.C., donde el arqueólogo señala el hallazgo de cuatro enterramientos, dos de ellos con ajuar funerario; una necrópolis de inhumación de época romana con hasta 17 enterramientos que datan de los siglos II-III d.C; una necrópolis de la Edad del Bronce Medio donde se han hallado cinco cistas o tumbas tipo caja; a lo que hay sumar la estela megalítica, del tercer mileno antes de Cristo, descubierto en el yacimiento arqueológico del Cabezo del Moro, en Beas.
Foto: Vista general de la necrópolis de cistas de la Edad del Bronce Medio.
Foto: Pulsera de plata hallada en la necrópolis de cistas de la Edad del Bronce Medio.
Foto: Hoja de puñal de bronce hallada en la necrópolis de cistas de la Edad del Bronce Medio.
Estos importantes hallazgos fueron dados a conocer este martes 18 de octubre en el municipio onubense de Beas, coincidiendo con el Día de Beas, en el marco de una charla-coloquio organizada por el Ayuntamiento beasino, que contó con la asistencia de los arqueólogos Esther Sordo, Ana Pajuelo y Miguel A. Vargas.
En declaraciones a este medio Vargas hacía hincapié en cómo lo descubierto ha superado las expectativas iniciales. “De los resultados de la prospección arqueológica superficial -que se hizo durante el verano de 2009 para cumplimentar el estudio de impacto ambiental- solo teníamos constancia de la existencia de cuatro yacimientos arqueológicos que se verían afectados por las obras de la variante: dos de época romana que constaban en el inventario de yacimientos arqueológicos de la Consejería de Cultura, a los que la traza afectaría tangencialmente, denominados Pozancón, en el término municipal de Trigueros, y Cabezo del Moro, en el de Beas, y dos nuevos de época moderna, siglos XVI-XVIII, que se detectaron durante la prospección denominados El Pacífico y Los Torcales, en el término municipal de Beas, a los que la traza les afectaría seccionándolos. Sin embargo, durante el desarrollo de los trabajos de control arqueológico de movimientos de tierras que comenzaron con la obra, en mayo de 2015 se detectaron un total de 18 entidades arqueológicas, que ya han sido excavadas sistemáticamente”, explica el arqueólogo.
Foto: Necrópolis de inhumación de época romana, siglos II-III d.C. Enterramiento I Cubierta de tegulae a la capuchina.
Foto: Ajuar del enterramiento hallado en la necrópolis de inhumación de época romana.
Foto: Ajuar de uno de los enterramientos encontrados en la necrópolis de inhumación de época romana.
Foto: Un momento del fin de la excavación de la Edificio Agropecuario de Época Moderna, siglos XVI-XVII.
Tres son las conclusiones que a juicio de Miguel A. Vargas obtienen a raíz de los hallazgos. “En primer lugar, se ha incrementado el conocimiento de la historia de Andalucía en general y de la de Huelva en particular, aclarando alguna de las incógnitas existentes sobre períodos prehistóricos mal conocidos en la campiña, tales como el calcolítico o la Edad del Bronce Medio, e incluso la época romana. La segunda conclusión es que en la Campiña onubense, debido a su particular configuración geológica -al ser un ámbito sedimentario en el que continuamente se están generando aportes terrígenos desde las sierras- la prospección arqueológica superficial solo detecta un mínimo porcentaje de los yacimientos arqueológicos existentes que, por lo que hemos podido determinar suponen un potencial enorme en este territorio tan óptimo para la agricultura, y por ser zona de tránsito de mercancías entre las zonas mineras y la costa, con lo cual desde la Edad del Cobre hasta prácticamente el siglo XX ha visto nacer y morir muchos núcleos habitados que actualmente permanecen ocultos a mas de 0,40 m. bajo tierra, esperando para ser descubiertos por la paleta del arqueólogo y contarnos, a través de sus restos materiales, las historias y vivencias de las sociedades que nos precedieron, que este y no otro es el objeto de estudio de la arqueología”.
Foto: Proceso de excavación de la entidad arqueológica nº 1. Edificio Agropecuario de Época Moderna, datado entre los siglos XVI-XVII.
“Asimismo -añade Vargas- la tercera y última conclusión es que, si queremos salvaguardar y conocer la información arqueológica que se oculta bajo la fértil tierra de la Campiña onubense, es necesario sensibilizar a la población desde la escuela, las asociaciones, los Ayuntamientos o las redes sociales, entre otros medios, para que cuando tengan noticias de que se ha producido algún hallazgo arqueológico casual como consecuencia de la utilización de maquinaria durante la ejecución de tareas agrícolas o de obras de construcción, lo comuniquen inmediatamente a los Ayuntamientos o a la Delegación de la Consejería de Cultura, pues solo de esta forma se podrán estudiar los restos materiales de las sociedades que nos precedieron en el tiempo y con ello seguir avanzando en el conocimiento de nuestra historia como comunidad y como especie”.
Universitarios del equipo arqueológico que excavó el pasado verano en la Peña del Hombre. BARREDO
Cazuelas, recipientes y objetos personales usados como adornos por los antiguos pobladores. Son algunos de los hallazgos arqueológicos que ha sacado a la luz la excavación que el pasado verano llevó a cabo la Junta de Castilla y León en el castro de la Peña del Hombre, en el entorno de Las Médulas, y que, a la espera de que concluyan las pruebas de carbono 14, confirmarían que el asentamiento es anterior a la conquista romana.
Los análisis de los hallazgos, que la Junta tiene previsto presentar en público antes de fin de año, se están llevando a cabo con total discrección y con un ojo puesto en la vigilancia del castro, para evitar que se produzca algún expolio, según han confirmado a este periódico fuentes próximas a la excavación.
Los expertos todavía están elaborando el informe sobre el material hallado, con fichas individuales para cada una de las piezas del inventario, pero no tienen dudas sobre su valor histórico. Estudian, además, la posibilidad de recomponer cazuelas y vasijas rotas con los distintos fragmentos que han salido a la luz. Los hallazgos están siendo sometido a las pruebas de carbono 14 para verificar su antigüedad, aunque todo apunta a que se trata de objetos perromanos, que pueden ayudar a comprender cómo era la vida cotidiana en las poblaciones anteriores a la llegada de Augusto, hace más de dos mil años.
Aunque la Junta de Castilla y León todavía no se ha pronunciado de forma oficial, la administración tiene muy en cuenta la necesidad de proteger el yacimiento. El campo de trabajo que tuvo lugar en la Peña del Hombre este verano sirvió para comprobar que, a pesar de que hasta ahora era un yacimiento semidesconocido en las inmediaciones de Paradela de Muces, alguien había cavado un agujero entre el pedregal en el que se había convertido la ruina, en busca de algún objeto que pudiera tener valor.
La zona de Paradela de Muces aún esconde más sorpresas. La Asociación Cultural Muces ya adelantó el mes pasado que en el área de la Peña de la Cruz, en la punta conocida como Carnicobos, existen nuevas acumulaciones de piedra que podrían tener su origen en una zona amurallada y en la vertiente sur una suerte de adarve y ya lo ha dado a conocer a los arqueólogos.
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