El cáncer de mama más antiguo del mundo ha sido hallado en Egipto

Foto: El atropólogo Miguel C. Botella introduce los restos de la momia en el escáner. Patricia Mora.

En el sur de Egipto, a mil kilómetros de El Cairo río Nilo abajo, se encuentra la ciudad de Asuán. Allí, en el año 2.000 antes de nuestra era, "una mujer de entre 35 y 40 años se enfrentó a una situación de dolor insoportable provocada por una metástasis completa, desde los dedos de los pies hasta la cabeza. Tuvo que sufrir muchísimo", recrea Miguel Botella (izquierda), antropólogo forense y catedrático de la Universidad de Granada.

Se refiere al diagnóstico que ha realizado del cáncer de mama más antiguo documentado científicamente hasta el momento, de hace más de 4.000 años. El descubrimiento se incluye en el proyecto Qubbet el-Hawa, liderado por la Universidad de Jaén, que en breve empezará su décima campaña, en la necrópolis del mismo nombre, a la orilla del Nilo frente a la ciudad de Asuán.

Botella cuenta que se encontró el osario casi de casualidad, cuando, en enero de 2015, iba de camino a estudiar otra momia que había descubierto. "Vi entonces una vértebra enterrada en la arena", dice el investigador, que intuyó a partir del hueso que esa persona habría sufrido cáncer de mama. Pero no es fácil confirmar el diagnóstico médico a una momia egipcia. “Está terminantemente prohibido sacar ningún resto ni muestra del lugar”, explica el profesor Botella, que detalla que ha habido que esperar dos años hasta conseguir los permisos necesarios para el traslado de la momia al hospital de Asuán.

Allí, “con uno de los mejores TAC del mundo hemos realizado más de 3.000 cortes de un milímetro al cuerpo y, finalmente, hemos podido ratificar el diagnóstico: cáncer de mama”, declara Botella, que destaca saca dos conclusiones principales de su pionero diagnóstico: "Por un lado nos cuenta que el cáncer de mama existe desde siempre, está en todos los momentos de la humanidad; y, por otro que esta mujer tuvo gente con recursos que la acompañó, que dedicó su tiempo a alimentarla, a cuidarla y a asistirla”, dice el antropólogo respecto a su estudio. “Debió estar al menos tres años viva mientras la metástasis crecía”, añade.

Se estima que la enferma estaría en una situación de extrema fragilidad y que probablemente haría que las fracturas óseas se multiplicaran por momentos. La pregunta entonces es si existía algún método curativo o al menos paliativo. “No tenían nada para curar esa enfermedad pero sí sabían ya como utilizar el opio para paliar los dolores”, recuerda Botella, por lo que el opio y las atenciones de sus acompañantes serían quizás los únicos consuelos para esos tres años de fortísimos dolores.

Carcinoma en un hombre

Y junto a este primer cáncer de mama, en el mismo lugar, en la necrópolis de Qubbet el-Hawa, también aparece el segundo carcinoma científicamente diagnosticado. Un hombre de algo más de 40 años vivió sus últimos años, probablemente menos que la mujer con cáncer de mama, con un mieloma múltiple, “un cáncer de médula ósea que le provocó una metástasis también importante y, finalmente, una descalcificación casi completa”, cuenta Miguel Botella. La datación de este hombre es algo más reciente. Vivió alrededor del año 1.800 antes de nuestra era.

El proyecto Qubbet el-Hawa, liderado por el investigador jiennense Alejandro Jiménez Serrano (izquierda), puso los pies en el terreno en 2008. Desde entonces, cuenta Jiménez, han sacado a la luz más de 300 momias. Se trata de un lugar especialmente interesante por su ubicación, junto a la isla de Elefantina. Esta zona, en el Nilo, entre Asuán y Qubbet el Hawa, era el lugar donde arropados por la primera catarata del Nilo, los gobernadores de la isla y una importante guarnición militar vigilaban la estabilidad de una zona apetitosa para sus vecinos del sur, los nubios. Era la entrada a Egipto de marfil, oro, ébano y esclavos. Un entorno extremadamente próspero.

En estas excavaciones no es posible sacar restos del lugar ni hacer pruebas que contaminen la escena. ¿Cómo se datan entonces? ¿Cómo sabemos la edad de estos dos enfermos? Alejandro Jiménez lo explica: “La cerámica que acompaña a las momias es la que nos permite datarlas, en ocasiones con un margen de error que no va más allá de 10 o 15 años”, ilustra.
Una estatuilla de madera ha sido la clave también para conocer en qué momento vivieron otros dos jóvenes que también han sido diagnosticados por el profesor Botella gracias al TAC. “Un niño de algo más de 9 años y una niña adolescente, de 16 o 17 años que murieron por un proceso infeccioso agudo", matiza Botella.


Reconstrucción en 3-D del niño.


Reconstrucción en 3-D de la chica.

Vivieron en el 600 antes de nuestra era y también revela Jiménez que en este caso eran adinerados, pero no nobles, como los enfermos de cáncer. “Estaban acompañados de un ajuar rico pero se ve que no tenían recursos suficientes para su propias tumbas y aprovecharon un mausoleo que ya existía desde hacía siglos”, aclara el director del proyecto. "Su conservación, frente a los enfermos de cáncer, ha sido excelente. Los menores mantenían sus espectaculares sudarios de cuentas de fayenza –cerámica de aspecto exterior vítreo– de múltiples colores que hasta reproducen una máscara. Las momias de este período conservan de manera excelente sus estructuras corporales y se puede conocer de manera muy precisa el rostro” concluye el antropólogo.

Fuente: elpais.com | 8 de diciembre de 2017

Revisando la historia de la dispersión de los humanos modernos en Eurasia

Mapa de sitios y rutas migratorias que se han asociado con humanos modernos que se dispersaron por Asia durante el Pleistoceno tardío. © Bae et al. 2017. Sobre el origen de los humanos modernos: perspectivas asiáticas. Ciencia. Imagen de: Katerina Douka y Michelle O'Reilly

Una revisión de investigaciones recientes sobre las dispersiones de los primeros humanos modernos de África a Asia por investigadores del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana y la Universidad de Hawai'i en Manoa confirma que la visión tradicional de una única dispersión de humanos anatómicamente modernos fuera de África hace unos 60.000 años ya no se puede ver como una historia completa. El análisis, publicado en la revista Science, repasa la gran cantidad de nuevos descubrimientos que se han realizado en Asia durante la última década, los cuales fueron posibles gracias a los avances tecnológicos y a colaboraciones interdisciplinarias, y muestran que el Homo sapiens llegó a partes distantes del continente asiático, así como también cerca de Oceanía, mucho antes de lo que se pensaba. Además, la evidencia de que los humanos modernos se mezclaron con otros homínidos ya presentes en Asia, como los neandertales y los denisovanos, complica la historia evolutiva de nuestra especie.

Nuevo modelo: múltiples dispersiones de humanos modernos fuera de África, comenzaron hace 120.000 años

Los autores reunieron los hallazgos de múltiples estudios recientes para refinar la imagen de las dispersiones humanas fuera de África y hacia Asia. Mientras que los científicos alguna vez pensaron que los humanos dejaron África en una sola ola de migración hace unos 60.000 años, estudios recientes han identificado fósiles humanos modernos en lugares lejanos de Asia que son potencialmente mucho más antiguos. Por ejemplo, restos de Homo sapiens se han encontrado en múltiples sitios del sur y centro de China que datan de hace entre 70.000 y 120.000 años. Hallazgos adicionales indican que los humanos modernos llegaron al sudeste de Asia y Australia antes de hace 60.000 años.

Sin embargo, otros estudios recientes confirman que todas las poblaciones no africanas actuales se separaron de una sola población ancestral en África hace aproximadamente 60.000 años. Esto podría indicar que hubo dispersiones múltiples y más pequeñas de humanos fuera de África desde hace 120.000 años, seguidos de una gran dispersión hace 60.000 años. Si bien la dispersión reciente contribuyó con la mayor parte de la composición genética de los no africanos actuales, las dispersiones anteriores aún son evidentes.

"Las dispersiones iniciales fuera de África antes de hace 60,000 años eran probables por pequeños grupos de recolectores, y al menos algunas de estas dispersiones iniciales dejaron rastros genéticos de bajo nivel en las poblaciones humanas modernas. Más tarde, un evento importante "fuera de África" ​​probablemente ocurrió hace unos 60,000 años o más tarde", explica Michael Petraglia (izquierda), del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana.

Múltiples eventos de cruzamiento

Investigaciones genéticas recientes han resuelto la cuestión de si los humanos modernos se cruzaron o no con otros homínidos antiguos. Definitivamente lo hicieron. Los humanos modernos se mezclaron no solo con los neandertales, sino también con nuestros parientes recientemente descubiertos, los denisovanos, así como con una población no identificada actualmente de homínidos premodernos. Una estimación es que todos los no-africanos actuales tienen un 1-4% de herencia neandertal, mientras que otro grupo ha estimado que los melanesios modernos tienen un promedio del 5% del patrimonio denisovano. En total, ahora está claro que los humanos modernos, los neandertales, los denisovanos y quizás otros grupos de hominidos, probablemente se superpusieron en el tiempo y el espacio en Asia, y ciertamente tuvieron muchos ejemplos de interacción.

La creciente evidencia de interacciones sugiere que la difusión de la cultura material también es más complicada de lo que se pensaba anteriormente. "De hecho, lo que estamos viendo en el registro del comportamiento es que la propagación de los llamados comportamientos humanos modernos no se produjo en un simple proceso de transgresión temporal de oeste a este. Por el contrario, la variación ecológica debe considerarse en concierto con la variación de comportamiento entre las diferentes poblaciones de homínidos presentes en Asia durante el Pleistoceno tardío", explica Christopher Bae (derecha), de la Universidad de Hawai'i en Manoa.

A la luz de estos nuevos descubrimientos, nuestra comprensión de los movimientos humanos en todo el Viejo Mundo se ha vuelto mucho más compleja, y aún quedan muchas preguntas por hacer. Los autores abogan por el desarrollo de modelos más complicados de dispersión humana y por llevar a cabo nuevas investigaciones en muchas áreas de Asia donde hasta ahora no se ha realizado ninguna. Además, será importante revisar los materiales recopilados antes del desarrollo de los métodos analíticos modernos, para ver qué más se puede aprender de ellos.

"Afortunadamente ha habido un número cada vez mayor de programas de investigación multidisciplinarios promovidos en Asia en las últimas décadas. La información que se proporciona está ayudando a llenar los vacíos en los registros evolutivos", afirma Katerina Douka (izquierda), también del Instituto Max Planck.
"Es un momento emocionante para participar en proyectos de investigación interdisciplinares en toda Asia", agrega Bae.

Fuente: Max Planck Institute | 7 de diciembre de 2017

Eudald Carbonell: “Los homínidos ya se hacían las preguntas más importantes hace medio millón de años”

Eudald Carbonell y Rosa M. Tristán presentan un nuevo libro que resume cuatro décadas de investigación en el mayor yacimiento paleontológico del mundo: Atapuerca. “Un pastel relleno de pasado”, sostienen los autores en el volumen, que se titula Atapuerca: 40 años inmersos en el pasado (National Geographic Ciencia). Carbonell y Tristán logran desgranar los hallazgos y experiencias del trabajo de campo en un lenguaje que equilibra el rigor científico con la rapidez de la redacción periodística.

Foto: Eudald Carbonell y Rosa M. Tritán, autores del libro.

Con la rapidez mental que le caracteriza, el arqueólogo y doctor en Geología del Cuaternario Eudald Carbonell repasa las ideas clave de la publicación y subraya la importancia científica y personal de este yacimiento, que es Patrimonio Mundial desde 1997 y sintetiza toda la historia evolutiva de la Humanidad.

¿Como surge la iniciativa de escribir a cuatro manos?
Llegó un momento en el que pensamos que sería interesante trasladar gran parte de la información científica que se ha elaborado de Atapuerca a un lenguaje que se acercara al conjunto de la sociedad. Queremos que se entienda el valor del yacimiento, el trabajo que hemos realizado durante estos cuarenta años. Y, para hacerlo posible, ha sido muy valiosa la aportación de Rosa M. Tristán, quien se ha repartido conmigo la tarea de contar todo este bagaje acumulado.

Este 2018 se cumplirán cuatro décadas del inicio de los trabajos. Es un bueno momento para hacer balance de la repercusión de los hallazgos.
Sí. De hecho, el libro evidencia por qué Atapuerca es un paradigma y ha permitido descubrir la línea temporal de la evolución humana. Los descubrimientos que se han hecho durante estos 40 años en el yacimiento han cambiado la concepción de lo que sabíamos hasta el momento de los poblamientos en Europa y Asia. De ahí su importancia en el campo de la arqueología y la paleontología. A través de los restos que hemos encontrado, podemos trazar un mapa evolutivo de la historia de la Humanidad. Como si realizáramos una fotografía histórica de las diferentes especies de homínidos que nos han predecido, de los que sabemos mucho más de cómo vivían.

Imagen de archivo de restos humanos de hace 4.900 años del yacimiento de El Portalón, en Atapuerca (Javier Treuba / Madrid Scientific Films)

Un viaje al pasado en mayúsculas...
En efectivo. Durante este tiempo hemos datado evidencias de todas las especies de homínidos que han poblado Europa durante el último millón y medio de años, aproximadamente. Atapuerca es el único yacimiento con evidencias de un pasado tan remoto, lo que en esta publicación tratamos de explicar de manera relativamente sencilla. También contamos cómo se han organizado las excavaciones, cómo se trabaja en el día a día y cómo Atapuerca nos ha convertido en una potencia de primer nivel en este campo.

Imaginemos que viajamos en una máquina del tiempo hasta la Atapuerca de hace unos 500.000 años atrás. ¿Qué veríamos?
Veríamos muchísimas cosas interesantes sobre las costumbres y el modo de vida del Homo heidelbergensis, un homínido que tenía una esperanza de vida que no llegaba a los veinte años, pero del que hemos encontrado restos de individuos que vivieron más de cincuenta. En este viaje podríamos observar que estas poblaciones ya enterraban a sus cadáveres para evitar que los animales despojaran a los muertos, por ejemplo. O que tenían costumbres caníbales y la capacidad para narrar historias, por lo que evidencian sus huesos auditivos, que eran ya muy similares a los nuestros.

El cráneo 17 de Homo heidelbergensis hallado en la Sima de los Huesos de Atapuerca. (Javier Trueba / Madrid Scientific Films)

¿Observaríamos una sociedad ya organizada?
Una sociedad que tenía capacidad para cuidar de sus enfermos aunque no pudieran ya aportar alimentos a la tribu. Hemos encontrado restos de una niña que tuvo una craneoestenosis, es decir, una malformación congénita del cráneo, y sabemos que fue cuidada hasta que murió a los 14 o 15 años. Es decir, nos encontramos con grupos humanos que fomentan la conmiseración. Y también, lo que es muy relevante, hallamos evidencias de machos y hembras con una altura muy similar, lo que quiere decir que las relaciones eran bastante horizontales, sin dominación de un sexo respecto al otro, en una sociedad en la que seguramente podía predominar el concepto de amor.

Seguro que usted ya ha imaginado este viaje e incluso sabe qué les preguntaría a estos homínidos.
Me gustaría saber qué piensan sobre las grandes preguntes. Por ejemplo, le preguntaría a una mujer qué opina acerca de los hombres. Me interesaría saber si piensan en la muerte, en el futuro, en la educación de sus crías... Preguntas que yo mismo me hago a menudo con respecto a mi vida y en mi día a día con un hijo pequeño de siete años. De hecho, los homínidos ya se hacían todas las preguntas realmente importantes hace medio millón de años. Esto es lo más importante que Atapuerca aporta a la historia: descubrir que la conciencia y la complejidad de nuestra especie viene de antes del Homo sapiens.

El arqueólogo Eudald Carbonell, en la Cueva Fantasma de Atapuerca (Josep Corbella)

Es decir, que no somos tan superiores.
En absoluto. Las cosas importantes realmente para vivir ya existían hace medio millón de años: el lenguaje, la organización de los grupos humanos, el fuego, el arte, la escultura... El culto a la muerte y el afán de curar y cuidar nos definen desde hace mucho más que medio millón de años.

Usted estuvo desde el primer momento en las excavaciones de Atapuerca. ¿Cómo logró que le ficharan tan joven?
Conocí en persona a uno de los impulsores, Emiliano Aguirre, en 1976. Yo entonces estudiaba, tenía 23 años. Pero enseguida vi que el proyecto era importantísimo y pedí unirme a la excavación. Los trabajos no empezaron hasta 1978, así que esperé durante dos años que me confirmaran el inicio de los trabajos. Y al final me llegó la esperada carta.

Ha sido su gran proyecto profesional... y vital.
Me uní al proyecto en ese momento y desde el 1991 soy uno de los codirectorres de la excavación, junto con José María Bermúdez de Castro y Juan Luis Arsuaga. Y hoy día, sigo activo en el terreno un mes y medio al año, durante el verano, con las cerca de 300 personas que trabajan allí. De hecho, soy el vicepresidente de la Fundación Atapuerca y vivo en Burgos desde hace una década, al lado del yacimiento. Atapuerca ha dirigido mi vida.

Imagen de archivo de una de las excavaciones llevadas a cabo en el yacimiento de Atapuerca (GYI)

Excavar un yacimiento de esta magnitud es caro. ¿Cómo ha sorteado Atapuerca los problemas de financiación?
Evidentemente nos ha afectado la crisis económica, pero Atapuerca es un yacimiento muy robusto como para verse mermado seriamente. ¡Sus descubrimientos tienen afectación mundial!

¿Qué queda por descubrir en Atapuerca?
Prácticamente todo. Tan sólo se ha excavado una milésima parte de lo que hay y quedan como mínimo 2.000 años de trabajo, sin exagerar. A nosotros nos quedan cinco para proyectar, ya que nuestro objetivo era encontrar restos de todas las especies de homínidos. Y los hemos hallado, así que este capítulo quedará completamente cerrado muy pronto, en cuanto fechemos el Paleolítico superior. Pero el futuro lo dejamos para los colaboradores que vendrán, que tendrán el reto de reinventar el proyecto. Las grandes aspiraciones siempre necesitan nuevas ideas.

Si solo pudiera elegir una, ¿qué lección magistral se lleva de estos 40 años?
Que lo único que se puede hacer en la vida es seguir aprendiendo. Si no es así, la experiencia no sirve para nada. Siempre estamos a tiempo de saber más.

Fuente: lavanguardia.com| 7 de diciembre de 2017

Los neandertales del Abric Romaní (Barcelona) aplicaban complejas tácticas de cacería

Averiguar la edad que tenían los animales cuando murieron ha proporcionado información muy valiosa sobre el modo de obtención de los recursos animales (caza o carroña) y sobre las tácticas empleadas para su captura, las cuales pueden tener un importante significado social, ya que nos puede permitir inferir la cooperación entre individuos para hacerse con las presas, saber cómo se transportaron los cuerpos de los animales y si existía una posterior distribución de los alimentos entre los individuos que formaban un grupo de cazadores recolectores.

Los neandertales han sido descritos tradicionalmente como individuos salvajes, con pocas capacidades cognitivas y, por consiguiente, sin demasiadas habilidades para la caza de grandes animales. Si su dieta se basaba en la búsqueda de carroña abandonada por otros animales, el reparto no tendría cabida, porque no habría posibilidad de adquirir alimentos más allá de por uno mismo.
Sin embargo, en la actualidad el conocimiento de los neandertales ha cambiado completamente las hipótesis sostenidas hasta hace unos años. En esta línea hay que situar una nueva investigación sobre sus estrategias de subsistencia y, consecuentemente, su capacidad para la obtención de alimentos, que sería similar a la desarrollada por los Hombres Anatómicamente Modernos, es decir, los Homo sapiens.

El estudio, realizado por Juan Marín (Becario pre-doctoral en el Museo de Historia Naturalde París), junto con Antonio Rodríguez-Hidalgo (investigador Post-doctoral en la Universidad Complutense de Madrid) y Palmira Saladié (investigadora en el IPHES, Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) sobre restos descubiertos en el Abric Romaní (Capellades, Barcelona) así lo demuestran.

Juan Marín, becari pre-doctoral al Museu d’Història Natural de París, i Palmira Saladié, investigadora a l’IPHES, Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social), dos coautors de l'estudi - Antonio Rodríoguez-Hidalgo

Juan Marín ha analizado la edad de muerte de los caballos y los ciervos encontrados en ocho estratos arqueológicos del Abric Romaní, con una cronología que oscila entre los 43.200 y 54.500 años de antigüedad, según el método de datación que se aplique. Los resultados demuestran que los neandertales cazaban selectivamente los caballos de edad adulta. En cambio, la misma actividad en los ciervos era más variable y, por tanto, flexible.

El mismo investigador comenta que las diferencias en los perfiles de mortalidad identificados en este yacimiento avalan la práctica de diversas estrategias de caza: "Por un lado, se utilizaron estrategias de caza selectivas para los caballos en todos los niveles, en cambio los ciervos fueron producto de estrategias selectivas y no selectivas".

Por franjas de edad, los animales adultos siempre son los más fuertes y más saludables de una población. Además, en el caso del caballo (o de los uros, también presentes en el yacimiento, aunque en menor medida), su tamaño implica un riesgo sustancial para los cazadores, lo que en los depredadores no humanos se reduce a través de la cooperación, tal como se observa en la cacería protagonizada por leones, lobos, hienas y licaones. La obtención de los ciervos también se ha llevado a cabo en grupo, pero seguramente estos animales -a diferencia de los équidos- podían ser abatidos por una sola persona, especialmente los individuos jóvenes.

En la parte superior de la imagen, una mandíbula de caballo, y debajo, la de un ciervo; ambos fósiles han sido hallados en el Abric Romaní y han formado parte del estudio - Juan Marín

En la caza de adultos, parece que la táctica selectiva de emboscada puede haber sido la más utilizada. En cambio, los ciervos jóvenes se pueden capturar de varias maneras: por trampas, con proyectiles o por persecución, pero "no habría sido un desafío para los cazadores", según Marín.

Así que los neandertales del Abric Romaní desarrollaron estrategias específicas de caza basadas en dos características de su presa: el taxón y la edad del individuo que querían capturar; cada estrategia generó perfiles de mortalidad específica.

Esto se ha conocido gracias al estudio de un total de 486 piezas dentales de caballos y ciervos de ocho niveles arqueológicos diferentes que corresponden a una horquilla cronológica que abarca unos 10.000 años aproximadamente. Se ha estudiado la secuencia de erupción y reemplazo de los dientes (los momentos en que los dientes de leche de los animales son substituidos por los permanentes) y su desgaste mediante la medición de la altura de la corona y el observado en las superficies oclusales (de masticación). Gracias a esto se estableció su edad de muerte y se pudo comprobar las preferencias en la caza de los individuos en función de la especie a la que pertenecen.

Fuente: IPHES| 6 de diciembre de 2017

Muestran al mundo el esqueleto casi completo de 'Little Foot', un Australopithecus de 3,7 millones de años de antigüedad

La Universidad del Witwatersrand, en Johannesburgo, ha presentado, ayer miércoles, a Little Foot, el antepasado humano fosilizado más antiguo de Sudáfrica. Little Foot es el único fósil conocido de Australopithecus prácticamente completo, según la Wits University.

El profesor Ron Clarke, de la Wits University, descubrió en los años noventa cuatro pequeños huesos del pie, de ahí el apodo de Little Foot, en el conjunto de cuevas de Sterkfontein, cerca del poblado de Krugersdorp y al noroeste de Johannesburgo.

El profesor Ron Clarke ante los restos fosilizados de Little Foot, el homínido más antiguo del sur de África con 3,67 millones de años de antigüedad. Foto: Paul Myburgh.

Little Foot es, con diferencia, el esqueleto más completo que se ha descubierto de un antepasado nuestro de hace más de 1,5 millones de años. También es el homínido fosilizado más antiguo del sur de África, de 3,67 millones de años de antigüedad.


"Mis asistentes y yo hemos trabajado cuidadosamente limpiando los huesos en bloques de brecha [una roca sedimentaria detrítica] y reconstruyendo el esqueleto completo hasta hoy", afirma Clarke. En los 20 años transcurridos desde el descubrimiento, en julio de 1997, los investigadores han trabajado minuciosamente para excavar y preparar el fósil. Es la primera vez que se excava un esqueleto prácticamente completo, de un ancestro prehumano procedente de una cueva de Sudáfrica, en el lugar en el que quedó fosilizado.

Little Foot, es un miembro de la especie Australopithecus prometheus, la cual vivió casi al mismo tiempo que los Australopithecus afarensis, la especie cuyos restos fósiles más famosos son conocidos como Lucy, que proviene de Etiopía.

"Este descubrimiento es un motivo de orgullo para todos los africanos. África no sólo es el lugar en el que se acumula el antiguo patrimonio fósil para las personas de todo el mundo, sino que también es la fuente de todo lo que nos hace humanos, incluidas nuestras proezas tecnológicas, nuestras habilidades artísticas y nuestro intelecto supremo", expresa Robert Blumenschine (izquierda), científico jefe de The Palaeontological Scientific Trust (PAST), que ha financiado las excavaciones, la limpieza, reconstrucción, moldeado y análisis del esqueleto, que por primera vez puede ser contemplado por los medios nacionales e internacionales.
Los resultados de los estudios que se están llevando a cabo se publicarán "en una serie de artículos científicos de gran impacto, en revistas científicas internacionales y en un futuro cercano", según el comunicado de la Wits University.

Fuentes: National Geographic | Mail Online | 6 de diciembre de 2017

La alcaldesa quiere que el mosaico romano de Cantillana (Sevilla) se quede en el municipio

El mosaico romano y el pozo descubiertos tras una obra en el casco histórico de Cantillana - ABC

El Ayuntamiento de Cantillana (Sevilla) y la delegación territorial de la Consejería de Cultura van a «trabajar» para que el espectacular mosaico romano descubierto en la calle Sacristán José Díaz Hidalgo junto a un pozo también legado de la antigua Naeva romana, sea conservado en su enclave original y sea objeto de un proyecto «arquitectónico y arqueológico que permita su contemplación».

Así lo ha manifestado a Europa Press la alcaldesa de Cantillana, Ángeles García, después de que este mismo martes el delegado territorial de la Consejería de Cultura, José Manuel Girela, visitase el yacimiento acompañado de miembros de su equipo y de los representantes del Ayuntamiento.
La alcaldesa de Cantillana ha expuesto que el hallazgo surgió en el marco de las cautelas arqueológicas que acompañaban a una obra del Plan de Fomento del Empleo Agrario (Pfoea), destinada a actuar en la calle Sacristán José Díaz Hidalgo, en el casco histórico del municipio.

En ese sentido, ha remarcado que tratándose de una actuación próxima a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y de los restos de la antigua muralla musulmana, construida a partir de la primigenia fortificación romana, estaba claro que la obra debía contar «con un arqueólogo desde el minuto uno», tratándose en este caso de un profesional aportado por la Diputación provincial.

Conservación «in situ»

Fruto de estas cautelas arqueológicas, así, han aflorado un magnífico mosaico del siglo II en bastante buen estado de conservación, así como los restos de un pozo acompañado de ornamentación, vestigios ambos de la antigua Naeva romana.

El delegado territorial de la Consejería de Cultura y la diputada de Cohesión Territorial de la Diputación, Asunción Llamas, han podido comprobar el alcance del descubrimiento durante la visita cursada este martes al yacimiento, junto a la alcaldesa de Cantillana.


En ese sentido, la alcaldesa ha explicado que las actuaciones correspondientes al hallazgo han sido «independizadas» de la obra de mejora acometida en la calle Sacristán José Díaz Hidalgo, toda vez que la idea es que el Ayuntamiento y la Delegación territorial de la Consejería de Cultura «trabajen» juntos para que los vestigios sean conservados in situ, mediante un proyecto arquitectónico y arqueológico» que permita su contemplación en la vía pública.

La alcaldesa ha reconocido que se trata de un proyecto no exento de complejidades, pero ha manifestado su deseo de que los impresionantes vestigios históricos descubiertos en Cantillana «se queden» en el municipio. Igualmente, ha expuesto que continúan las investigaciones arqueológicas en torno al hallazgo.

Fuente: ABC.es | 5 de diciembre de 2017

El Proyecto Qubbet el-Hawa de la UJA constata diferentes métodos de momificación gracias a los TAC realizados a cuatro momias de la necrópolis arqueológica de Asuán

Los análisis se realizaron en la campaña desarrollada a principios de año, en colaboración con la Universidad de Asuán y la supervisión del Ministerio de Antigüedades egipcio

07/12/2017.- Durante la campaña 2017 de excavaciones en las tumbas de los gobernadores de Elefantina, en Qubbet el Hawa (Asuán, Egipto), el grupo que dirige la Universidad de Jaén, en colaboración con la Universidad de Asuán, y con la supervisión del Ministerio de Antigüedades, llevaron a cabo un estudio mediante Tomografía Axial Computerizada (TAC) a cuatro sujetos de especial interés científico.

Se trata de dos momias completas de Baja Época con sus vendajes intactos, que conservaban sus espectaculares sudarios de cuentas de fayenza de múltiples colores, y dos momias mucho más antiguas, de finales del III milenio a.C. y la segunda de comienzos del Reino Medio, en torno a 1950 a. C., con vendajes pero reducidas a osamentas.


Las imágenes se obtuvieron en el Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Universitario de Asuán, mediante un escáner de última generación capaz de realizar 124 cortes radiográficos de manera simultánea, con una precisión muy elevada.

El estudio de las momias comenzó en el mes de mayo, bajo la dirección de la Universidad de Asuán, representada por su Rector, Ahmed Ghallab, y por el Vicerrector de Estudios de Postgrado, Ayman Mahmoud Othman. Además, participaron en la verificación de los datos extraídos la Facultad de Antigüedades  de la Universidad de Asuán, representada por el doctor Ahmed Maamon. Este estudio se realizó en estrecha colaboración con la Universidad de Jaén, de forma eficaz y precisa. La avanzada metodología empleada no ha sido invasiva y ha permitido estudiar con detalle la totalidad de las momias, mucho mejor aún que con los métodos tradicionales que siempre conllevan una pérdida de la integridad del paquete funerario, con destrucción al menos parcial de los vendajes y de parte de la momia.


La reconstrucción mediante un software específico de la Universidad de Granada ha permitido conocer el rostro y los más pequeños detalles de las momias de Baja Época: una de un niño llamado Hor-udya, según los egiptólogos del equipo, que murió en torno a los nueve años, cuando la dentición definitiva no se había completado aún; la segunda de una joven llamada Dedusatet, que falleció alrededor de los veinticinco años. Los antropólogos físicos del equipo consideran que  los restos de esta mujer muestran que era poco robusta, de tipo negroide, y que en vida sufrió diversas carencias nutricionales, además de que tenía un desgaste muy acusado de los dientes. Además, consideran como más probable que ambas personas murieran a causa de un  proceso infeccioso agudo. No se aprecia en ninguna de las dos huellas de traumatismos o de otro tipo de enfermedad que dejara su impronta en el hueso o en los restos de partes blandas, músculos o piel.


El estudio de los restos más antiguos, que muestran la evidencia de un cáncer de mama en una mujer y de un mieloma múltiple en un hombre, ha permitido confirmar el diagnóstico con precisión y verificar que estas enfermedades, los dos casos más antiguos de los conocidos hasta ahora en el mundo, ya formaban parte del transcurrir de los humanos en ese momento.

Asimismo, se ha podido constatar que en las épocas que se han estudiado hubo diferentes métodos de momificación en esta necrópolis de la frontera sur del Egipto faraónico, y que sólo son las momias de Baja Época las que se corresponden con las descripciones que recogió el historiador griego Herodoto.

Resuelven el enigma de los artefactos de hierro de la Edad del Bronce que tienen un origen meteorítico

Foto: Daga de Tutankamón hecha con hierro procedente de un meteorito.

¿Aprendió el hombre a fundir el hierro antes de lo que se pensaba? El hallazgo de herramientas de hierro trabajadas en la Edad del Bronce ha desconcertado a los arqueólogos en los últimos años, suscitando el debate de si éstas eran hierros de origen terrestre o de meteoritos. Albert Jambon, del Museo Nacional de Historia Natural de Francia, ha analizado los objetos de hierro con hasta 5.000 años de antigüedad y concluye que todos tienen origen meteorítico.

Aunque los meteoritos ya han sido reconocidos como una fuente de este metal en algunos objetos, como la daga de Tutankamón, la comunidad científica no había podido determinar si eran todos los que tenían este origen.

Jambon ha analizado estos artefactos con un nuevo enfoque geoquímico que permite diferenciar su origen terrestre o extraterreste y no ha encontrado ninguna evidencia de una fundición precoz, anterior a la Edad del Hierro, según el artículo de Jambon publicado en el Journal of Archaeological Science.

La Edad de Hierro comenzó en Anatolia y el Cáucaso alrededor de 1200 a.C., pero casi 2.000 años antes, varias culturas fabricaron objetos con hierro, unos artículos extremadamente raros y siempre muy apreciados.

Imagen de las joyas de Gerzeh, las cuales fueron fabricadas a partir de restos de meteoritos - UCL Petrie Museum/Rob Eagle

Albert Jambon ha analizado las cuentas de Gerzeh (Egipto, -3200 a.C.); una daga de Alaca Höyük (Turquía, -2500 a.C.); un colgante de Umm el-Marra (Siria, -2300 a.C.); un hacha de Ugarit (Siria, -1400 a.C.) y varias otras de la civilización de la dinastía Shang (China, -1400 a.C.); y la daga, el brazalete y el reposacabezas de Tutankamón (Egipto, -1350 a.C). Mediante su propio análisis químico no destructivo de muestras, utilizando un espectrómetro portátil de fluorescencia de rayos X, el experto concluye que todos estos objetos están hechos con hierro meteórico.

Cuando se forman grandes cuerpos celestes como nuestro planeta, casi todo el níquel se desplaza hacia el núcleo de hierro fundido. Por lo tanto, es extremadamente raro encontrarlo en la superficie. Sin embargo, algunos meteoritos se crean cuando los cuerpos celestes se rompen. Si estos meteoritos son compuestos de material central, en su mayoría contienen hierro con altos niveles de níquel y cobalto.

Daga de hierro meteorítico con mango de oro hallada en el yacimiento arqueológico de Alaca Höyük, en Turquía

Esta característica permite identificar la fuente de hierro. El hierro meteórico también se encuentra en el estado metálico, listo para usar, lo que explica por qué se usó en todos los artefactos de hierro de la Edad del Bronce. Por el contrario, los compuestos de hierro en los minerales terrestres primero deben someterse al proceso de reducción, que elimina el oxígeno unido para producir el metal deseado.
Esta es la base de la fundición en hornos, un avance que marcó el comienzo de la Edad del Hierro. Con la fundición, las culturas de la Edad de Hierro utilizaron de forma generalizada los minerales de hierro terrestres, que eran mucho más abundantes y fáciles de conseguir.

Los hallazgos de Albert Jambon refutan ciertas teorías que proponen que las aleaciones de hierro cargadas de níquel se obtuvieron de los minerales terrestres.

Fuente: ABC.es | 5 de diciembre de 2017

Así era Bayas, la opulenta y turística ciudad romana que ahora yace bajo las aguas de la costa oeste de Italia

Recreación de un artista de lo que Bayas habría sido hace 2000 años, antes de que se perdiera bajo el mar.

La ciudad hundida de los Césares, perdida durante 1.700 años bajo las olas de la costa oeste de Italia, ha sido revelada con nuevas e impresionantes fotografías tomadas por buceadores a quienes se les permitió explorar la zona.

Bayas (Baiae) era como la actual ciudad de Las Vegas para los hombres ricos de la antigua Roma del siglo I, cubierta de extensas mansiones y sinónimo de lujo e iniquidad, según afirman los historiadores.



Pero a medida que pasaba el tiempo, gran parte de la misma se perdió bajo el mar debido a que la actividad volcánica hizo que la costa se retirara 400 metros hacia el interior, forzando a toda la ciudad a sumergirse en lo que ahora es el Golfo de Nápoles, en la actual Italia.
No obstante, la ciudad ha sido redescubierta 1.700 años después de desaparecer bajo las aguas. Los buceadores han podido explorar el lugar recientemente y tomar fotos de los tesoros que todavía se pueden encontrar en dicha ciudad submarina.


Antonio Busiello, que vive en Nápoles, fotografió el lugar y descubrió que las calles, las paredes, los mosaicos, e incluso las estatuas, habían sobrevivido a los estragos del tiempo. El hombre, de 45 años de edad, dijo: "Los hermosos mosaicos, las villas y los templos, que han resurgido o aún están bajo el agua muestran la opulencia y la riqueza de esta área".

"La ciudad fue considerada una de las más importantes durante siglos. Plinio el Joven solía vivir en ella, y desde la misma, al otro lado del golfo, fue testigo y relator de la erupción del Monte Vesubio que en el año 79 d.C. destruyó Pompeya y Herculano".

Añadió: "Bucear aquí es como sumergirse en la historia, contemplar las antiguas ruinas romanas bajo el agua es algo difícil de describir, una experiencia realmente bella".



En su apogeo, Bayas fue frecuentado por famosos romanos como Julio César, Nerón, Pompeyo el Grande, Mario y Adriano, el cual murió allí.

Entre los lugares de interés ahora visibles se encuentran las villas Pisoni y Protiro, donde se pueden ver intrincados mosaicos blancos y habitaciones residenciales. También está el ninfeo de Punta Epitaffio, donde los buceadores nadan entre las estatuas de Ulises y su timonel Bayo, por quien Bayas fue nombrada.

Tras un documental emitido a principios de este año, titulado 'Secretos hundidos de Roma', le siguió una serie de inmersiones lideradas por la arqueóloga subacuática, la Dra. Barbara Davidde, y en la que participaron historiadores y científicos de todo el mundo.



El equipo reveló grandes villas, estatuas invaluables e impresionantes mosaicos, así como spas climatizados, calles adoquinadas e incluso un ninfeo -una gruta de placer- en esta ciudad sumergida que se encuentra a 250 kilómetros al sur de Roma y 80 al norte de Pompeya.

Un hallazgo significativo fue una sección de tubería de agua de pocos centímetros de diámetro con la inscripción "L Pisonis". Esto identifica la ubicación exacta donde se desarrolló uno de los mayores escándalos en la historia de Roma.



Como explica el profesor de Clásicas de la Universidad de Oregón, Kevin Dicus (izquierda): "L Pisonis fue la marca de la familia Pisón". La villa a la que estaba unida fue casi seguro propiedad de Cayo Calpurnio Pisón (Gaius Calpurnius Piso), que era un amigo cercano del emperador Nerón.

"Los textos antiguos nos dicen que Pisón planeó asesinar al emperador en su villa de vacaciones en Bayas para poder convertirse en emperador, pero cambió de opinión en el último momento. Cuando Nerón se enteró del plan, ordenó a Pisón que se suicidara. Así que ahora sabemos dónde habría tenido lugar el intento de asesinato. Para los arqueólogos fue como encontrar el Santo Grial".




La villa de Pisón tenía su propio embarcadero y dos enormes complejos de baño, pero eso no era nada comparado con la opulencia de otra finca que el equipo descubrió.

Poco a poco se reveló, tras muchas inmersiones, una mansión tan lujosa que los arqueólogos creen que fue la Villa Imperial especialmente construida para el emperador Claudio.

Fuente: dailymail.co.uk | 4 de diciembre de 2017


Arqueólogos descubren un posible palacio o templo de los idumeos en Israel

Vista aérea de la gran estructura que está siendo excavada, posiblemente un templo o un palacio. Foto: Dane Christensen. National Geographic.

Arqueólogos israelíes han descubierto con la ayuda de un dron lo que parece ser un templo o un palacio de 2.200 años de antigüedad construido por los edomitas, un antiguo pueblo que, según la tradición bíblica, es descendiente de Esaú, hermano de Jacob, considerado el padre del pueblo judío.


De acuerdo con Haaretz, el hallazgo se realizó en la región de Laquis, en una zona de entrenamiento militar. Los directores de la excavación —Oren Gutfeld, Pablo Betzer y Michal Haber— explicaron que el descubrimiento es raro debido a que se han encontrado muy pocas estructuras asociadas con los edomitas.


Dos altares de incienso utilizados en los cultos, hallados en una de las habitaciones del recinto. Foto: Michal Haber, Israel Antiquities Authority

Dentro de la estructura se hallaron dos quemadores de incienso en forma de altar, lo que sugiere que se trataría de un templo. Asimismo, se encontraron objetos de cerámica delicada, como cuencos pintados, jarrones de cuello largo y lámparas de aceite, posiblemente utilizados en la adoración. Algunos de esos objetos habían sido importados de Grecia.

Vasijas utilizadas en los cultos, halladas en una de las habitaciones del recinto. Foto: Clara Amit, Israel Antiquities Authority

Otros hallazgos dentro de la estructura son numerosos espacios subterráneos, utilizados como canteras, 'mikves' (espacios para baños rituales) o habitaciones para las prensas de aceite o palomares. A parte de esas salas, se descubrieron túneles secretos, en los que se escondían los rebeldes durante las revoluciones judías contra los romanos, explica Haaretz.

Los restos de la estructura indican que fue desmantelada intencionadamente, posiblemente por los asmoneos.Foto: Dane Christensen.

Especialistas creen que la antigua estructura pudo haber sido destruida en una de las revueltas de la región, posiblemente durante la conquista de los Hasmoneos en el año 112 antes de Cristo. Entonces, los lugareños se vieron obligados a convertirse al judaísmo, recuerda el periódico.

Fuente: RT.com |National Geographic | 1 de diciembre de 2017